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En busca de las primeras ediciones de Gracián

Jaime Moll


Universidad Complutense de Madrid



Las «Obras completas» de Baltasar Gracián, nacidas en 1663 [Moll, 2000], prolongaron su vigencia editora y lectora a lo largo del siglo XVIII y fueron la base inicial para las ediciones posteriores de obras sueltas. Hasta entrado el sigo XX no encontramos la búsqueda de las mejores ediciones antiguas, a ser posible las primeras, a partir de las cuales preparar las nuevas publicaciones de sus obras, búsqueda que para otros autores, se inicia ya en el siglo XVIII. La dificultad de encontrar algunos de los «libros enanos» en las bibliotecas habitualmente usadas por los investigadores, entorpece su localización lo que impide su utilización. Ello no significa que sólo sean bibliófilos los que conserven en sus colecciones dichas obras, pues en varios casos otros ejemplares permanecían guardados -y figuraban en sus catálogos- en bibliotecas públicas, que, podríamos decir, estaban al margen de las normalmente consultadas, de los grandes depósitos de libros antiguos españoles. Señalemos sólo un caso: en la Real Biblioteca Danesa se conserva una buena colección de ediciones antiguas de Gracián. En ella se encuentran dos ediciones que han salido a la luz y puestas en circulación gracias a ejemplares conservados por coleccionistas privados. Son las primeras ediciones de El Político (Huesca, 1640) y del Oráculo (Huesca, 1647).

Adolphe Coster -su primer biógrafo documentado- es el primero en acercarse a los textos originales de nuestro autor. En 1911, publica en Chartres El Héroe. Reimpresión de la edición de 1639 publicada con las variantes del códice inédito de Madrid y el retrato del autor. Su aparición permite a Foulché-Delbosc comunicarle la existencia en su colección de una edición distinta, aunque con los mismos datos tipográficos de la usada por Coster [1910], que este da a conocer en la Revue Hispanique, con el título : «Sur une contrefaçon de l'édition de El Héroe de 1639». Es el primer paso hacia el reconocimiento de la existencia de ediciones contrahechas de las obras de Gracián, que demuestra el éxito que gozaron coetáneamente. Hemos de señalar que todavía se desconoce la existencia del ejemplar de la edición de Huesca, 1637, como indica Coster.

Poco tiempo después, en 1913, la editorial Renacimiento inicia, en su Biblioteca Renacimiento. Obras maestras de la Literatura Universal, dirigida por Gregorio Martínez Sierra con la colaboración de Fernando Marco en la parte artística, la publicación de El Criticón, en edición transcrita y revisada por Julio Cejador. En el prólogo al primer tomo, Cejador no indica la edición en que basa la suya y los datos bibliográficos que incluye los toma de Latassa, como confiesa en la Nota que abre el tomo segundo, publicado en 1914. Más trascendente es la noticia que nos da: después de impreso el primer tomo, había logrado comprar «en Aragón un magnífico ejemplar de la primera edición de cada una de las tres partes de El Criticón, verdadero tesoro por lo raro; pero sobre todo, por ser la edición primera de esta obra sin par en todas las literaturas [...] Ya que al preparar el primer tomo de esta edición de El Criticón, que publica «Renacimiento», no podía disponer de las primeras ediciones, me he aprovechado, al menos, de las que hoy poseo para la publicación del segundo tomo, el cual puedo asegurar que es copia fiel de ellas: la segunda parte de la primera edición de Huesca, 1653; la tercera parte de la primera edición de Madrid, 1657, mudadas tan sólo la ortografía y puntuación». Las tres partes de El Criticón adquiridas por Cejador se encuentran actualmente en la Biblioteca Histórica «Marqués de Valdecilla» de la Universidad Complutense de Madrid, en el fondo de la Facultad de Filología, bajo la signatura Res. 850-52.

En Filadelfia, entre 1938 y 1940, publicó Miguel Romera-Navarro la edición crítica, con notas, de El Criticón, en tres tomos, basada en las primeras ediciones, aunque habría que analizar si realmente lo son las tres partes que usó, pues existen ediciones contrahechas, que hasta el presente no se han estudiado ni identificado.

Un paso importante se dio en 1944, al publicar la editorial M. Aguilar las Obras completas de Gracián. La introducción, recopilación y notas son de E. Correa Calderón, que por primera vez intentó dar una edición «lo más cuidada y fiel dentro de lo posible, que va dirigida más que a especializados, a una gran masa de lectores», utilizando las primeras ediciones conocidas en aquel momento, como especifica en la introducción, de las que da facsímil de sus portadas. No pudo localizar ejemplares de la primera edición de El Político ni del Oráculo manual.

En 1947, tres siglos después de su publicación, anunció la librería Dolphin Book en uno de sus catálogos la venta de un ejemplar de la edición de Huesca, Juan Nogués, 1647, del Oráculo manual. Fue adquirido por el bibliófilo argentino Jorge M. Furt, quien lo facilitó a Miguel Romera Navarro para su edición, publicada en Madrid, 1954, como Anejo LXII de la Revista de Filología Española. En 1958 se publicó en Buenos Aires un facsímil de esta edición de Huesca, 1647.

Eugenio Asensio [1958], en un artículo publicado en la Nueva Revista de Filología Hispánica, dio a conocer su adquisición de un ejemplar de la primera edición de El Político, Huesca 1640, que permitió a la Institución «Fernando el Católico» la edición, de un facsímil, con prólogo de Aurora Egido [1985; 2000], que substituyó al publicado en 1953 de la edición falsificada con fecha de 1646.

En 1960, publicó la editorial M. Aguilar una nueva edición de las Obras completas, preparada por Arturo del Hoyo, que se basa en las más antiguas ediciones conocidas, salvo para el Oráculo manual, y El Criticón, que sigue las ediciones de Miguel Romera-Navarro. Se incluye el Arte de ingenio, que figuraba en la edición anterior de la misma editorial. Aunque conoció, por el trabajo de Eugenio Asensio, la existencia de la primera edición de El Político cuando estaba avanzada la impresión del volumen, no la pudo ver.

Hemos expuesto los principales hitos del proceso de incorporación de las primeras ediciones de las obras de Gracián a las ediciones modernas. Queda todavía pendiente la localización de un ejemplar de la primera edición de El Héroe, de Huesca, 1637. A ello hay que añadir, como ya se viene realizando, la localización y estudio de las reediciones, principalmente coetáneas, y de las traducciones a las principales lenguas europeas, para ir profundizando la amplitud de la difusión de la obra de Gracián. Y no debemos olvidar, como ya hemos señalado, la necesidad, en muchos casos, de distinguir las ediciones con datos auténticos de las contrahechas y falsificadas [1996-7], que si bien éstas demuestran el interés editorial y la expectativa de éxito, su no diferenciación puede producir distorsiones textuales y en el aspecto de la sociología de la edición y de la lectura.





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