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Entre clérigos y diablos ó El encapuchado

Partida en tres jugadas

José Zorrilla




Dedicatoria

Al señor don Julián García, Prebendado de la Catedral de Burgos


Al volver á España después de veinte años de ausencia, venía sólo á despedirme de mi patria, creyéndome obligado á morir en tierra extraña, por razones que usted conoce y que nada importan á los demás; pero la Providencia ordenó las cosas de modo que hoy espero que me coja la muerte en tierra española y entre los míos, por lo cual doy á Dios infinitas gracias.

Mi primer afán al volver fué abrazar á usted; después visitar los lugares santificados para mí, por haber dejado mi madre en ellos sus huellas. Me detuve un año en esa provincia de Burgos, y entre los recuerdos desenterrados por mi en este tiempo de entre los monumentos y escombros burgaleses, estaba la tradición del prebendado Lope de Rojas.

Apremiado por un empresario de Barcelona y un actor de Madrid, he puesto en acción la leyenda de aquel novelesco personaje, y á usted le dedico esta primera producción de mi casi agotado ingenio, con lo cual vuelvo á entrar en elpalenque literario.

Se la dedico á usted como ofrenda de gratitud por los servicios que le debe mi casa y especialmente mi madre, y porque te tengo á usted como padre desde la muerte de los míos.

No se la he dedicado á la ciudad de Burgos, porque la dedico un poema del Cid, que estoy concluyendo, y porque siendo esta obra de tan poco valor, no puedo aspirar á ser más que una ofrenda de familia.

Como verá usted, es una de las más incorrectas é incompletas que han salido de mi pluma.

Es incorrecta, porque había perdido la costumbre de dialogar en veinticinco años que he vivido alejado de los teatros, y porque estando para concluir la temporada cómica, se han estudiado los dos primeros actos mientras acababa el tercero, y no he tenido tiempo de corregir.

Es incompleta, porque consideraciones de actualidad hacen que el tercer acto no sea, ni el verdadero desenlace de la tradición, ni el que yo tenía pensado para final de ella al darla la forma teatral; pero he preferido arriesgarme á perder el poco crédito literario que me queda, con un tercer acto malo, á rozarme con la política, por la cual he sentido siempre y siento hoy más que nunca una profundísima aversión.

Por esta misma causa se ha anunciado esta obra con dos diferentes títulos.

El que lleva, ENTRE CLÉRIGOS Y DIABLOS, PARTIDA EN TRES JUGADAS PUESTA EN ACCIÓN, es el que la convenía si el último acto ó jugada fuera el que debía ser; el de EL ENCAPUCHADO, LEYENDA EN TRES CAPÍTULOS PUESTA EN ACCIÓN, es el que más legítimamente la pertenece al ponerla en escena como comedia.

Pero el primero les place más ó los empresarios para llamar la atención, y yo le he restablecido á sus ruegos, porque no temo que nadie que tenga sentido común y haya leído mis poesías religiosas, pueda atribuirme la más mínima intención política de zaherir á una clase respetable de la sociedad.

De las calumnias vulgares o absurdas no me ocupo nunca; á más de que las reputaciones de nuestro siglo se basan en la calumnia y en el absurdo; si no, ni crecen ni se sostienen.

Esta obra mía no es más que un juguete, ni puede aspirar á más éxito que al de pasar sin ser desairada, ni la he escrito con otra pretensión que la de entretener dos horas al público. Es una tela de no mal ver, mas de trama débil que no puede resistir la inspección del lente de una crítica justa é imparcial; pero es de una estofa que no está tramada con los groseros hilos de esa jerga de aljofifar con que alfombra hoy los tablados de nuestros teatros la desvergüenza del género bufo y cancanesco importado de los lupanares de París.

Recíbala usted, pues, como recuerdo de la gratitud y de la amistad de

José Zorrilla

Barcelona, 19 de Marzo de 1870.



PERSONAJES
 

 
EL ENCAPUCHADO.
DOÑA ANA.
JUAN FERNÁNDEZ.
EL CAPITÁN.
MALUENDA.
MARIPOSA.
JUAN DE COLONIA.
[SIMÓN.]
RECOVECO.
 

La acción pasa en Burgos en el siglo XV, á principios del reinado de los Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel.

 




ArribaAbajoJugada I

 

Corredor del piso principal de una casa solariega del siglo XIV. Á la derecha un cancel que da sobre la escalera, á cuyo pie está la puerta de la calle, la cual se abre desde arriba con un cordón que no se ve. Á la izquierda, la puerta que da á los aposentos del prebendado MALUENDA y de JUAN FERNÁNDEZ. El fondo está formado por una fábrica maciza y un rompimiento, divididos por un grueso pilar ó torreoncillo estribero, en que apoya la parte maciza, que es la de la izquierda, y del cual arranca el arco del rompimiento de la derecha. En la parte maciza está la puerta de la habitación de DOÑA ANA. El rompimiento es simplemente un arco con balaustrada ó un ajimez practicable. En el pilar ó estribo que divide este rompimiento y fábrica maciza, hay un retablo ó nicho con un San Miguel con el diablo á los pies, y en la repisa del retablo arde una lámpara encajada, no colgada. Se supone que en el ángulo interior é invisible, formado por los aposentos de DOÑA ANA, que están en la parte maciza y la línea del rompimiento que continúa sosteniendo la escalera hasta la puerta de la calle, hay un huerto ó jardinillo, cuyo postigo está en la cerca que, continuando el frontis de la casa, es una de las paredes que forman la calle.

 

Escena I

 

RECOVECO, que aparece mirando por el arco que da al jardín, dando la espalda al público. Luego MARIPOSA. Al levantarse el telón, se oye repique de campanas, ruido de panderos, zambombas y tamboriles, algazara y gritos de: «¡Viva don Fernando! ¡Viva doña Isabel! ¡Muera la Beltraneja y afuera los portugueses!» Una VOZ canta.

 
VOZ
    Burgos es hoy un altar,
y están por santos en él,
debajo la Beltraneja,
y encima doña Isabel;
porque las dos para Burgos 5
son el diablo y San Miguel:
el diablo, la Beltraneja,
y el ángel, doña Isabel.
 

(Vivas, gritos, etc., durante los cuales RECOVECO, de pechos en la balaustrada, parece ocupado en oir y mirar lo que pasa afuera. Á sus pies tiene una linterna encendida. Las campanas cesan, los gritos se alejan, y dice RECOVECO poniéndose en escena:)

 
RECOVECO
Ya espera él. ¿Si es a maldita
no irá por fin á la iglesia? 10

 (Va de puntillas á mirar por el ojo de la cerradura del aposento de DOÑA ANA, fondo izquierda.) 

Tiene luz en la antecámara.
Allí está... Vaya, se apresta
para irse...; está acomodándose
el rebozo en la cabeza.
¡Toma la lámpara...: bueno! 15
Me desvío de la puerta,
y me hago el desentendido,
no vaya á entrar en sospecha.

 (Vuelve á colocarse en el antepecho del rompimiento, como cuando apareció.) 

MARIPOSA

 (Sale.) 

¿Qué hará aquí este redomado
de mi San Miguel tan cerca? 20
¡Hola! ¿Ahí estáis, Recoveco?
¿Qué hacéis aquí?
RECOVECO
Tengo cuenta
con la casa.
MARIPOSA
Qué, ¿estáis solo?
RECOVECO
Y solo, y en Nochebuena;
y en un tiempo tan revuelto 25
es prudente estar alerta.
MARIPOSA
Cumplís vuestra obligación.
RECOVECO
Debo al que paga obediencia.
MARIPOSA
¿Y os lo mandó el prebendado?
RECOVECO
Al irse para la iglesia 30
con doña Ana y maese Juan
¿No os dijo á vos que allá fuerais?
MARIPOSA
Y allá voy; mas las campanas;
acaban de hacer la seña.
RECOVECO
Es que cuando ellas acaban 35
es cuando el oficio empieza.
MARIPOSA
Aun tengo tiempo de dar
aquí una mano. ¡Qué idea

 (Desde aquí hasta el fin de la escena, MARIPOSA arregla su lámpara, recorta la echa con las tijeras que trae en la cintura, etc., sirviéndose para ello de un taburete, volviendo á encender la lámpara en la luz que trae.) 

la de ir á misa del gallo
con esta noche!
RECOVECO
Pudiera
40
suceder muy bien que no haya
más que vosotros en ella.
MARIPOSA
Pues ¿qué hay?
RECOVECO
Que se circunvala
el castillo con trincheras
mañana; para lo cual 45
esta misma noche llega
don Alonso de Aragón
con sus gentes, y se espera
que intenten algún arrojo
los del castillo.
MARIPOSA
¡Para ésas
50
deben ya de estar los pobres!
Puede que ya no se tengan
en pie de hambre.
RECOVECO
Por lo mismo,
para procurarse cena,
puede que el Encapuchado 55
salga á dar una carrera.
MARIPOSA
¿También vos creéis en tantos
milagros como le cuelgan
á ese pobre Encapuchado?
RECOVECO
¿Sabéis que anoche, en la puerta 60
del puente, con unos cuantos
encapuchados que lleva,
sorprendió á esos almogávares
de las corazas? ¡Y que ésa
es gente brava! ¿La habéis 65
visto?
MARIPOSA
No, por cierto.
RECOVECO
Vedla
cuando pase á dar la guardia.
es una milicia nueva
que usa nada más coraza,
sin brazales y sin grebas; 70
que lidia á pie y á caballo,
y que manda por la Reina
un capitán burgalés.
MARIPOSA
¡Bah! ¿Qué es lo que me interesan
á mí los de las corazas, 75
ni qué entiendo yo de grebas
ni de brazales?
RECOVECO
Es cierto.
Vos tirasteis por la iglesia,
y de la gente de tropa
no os curáis. Yo os hablé de ésta, 80
que es la mejor, porque vieseis
hasta dónde el valor llega
de ese audaz Encapuchado.
MARIPOSA
¿Cómo es posible que quepa
tanto brío en sólo un hombre? 85
RECOVECO
Los hay que valen por treinta;
y éste, con nueve que tiene
con él, para sus empresas,
parece que tiene nuevo
demonios que lo protejan. 90
¡Y hay quien lo cree...!
MARIPOSA
Lo que creo
que tiene, son dos muñecas
de hierro, y un corazón
como no hay hoy muchos.
RECOVECO
Muestras
me vais dando, Mariposa, 95
de ser algo Beltraneja.
MARIPOSA
Y vos, de tener buen miedo
al Encapuchado, pruebas.
RECOVECO
¡Fuera así, y no fuera extraño!
Ya no soy hombre de guerra, 100
y hoy al servicio de un clérigo
llevo una vida más quieta
y más santa.
MARIPOSA
En cuanto á santa,
que baje Dios y la vea.
Se os sale lo de soldado 105
por cima de la melena,
y mancháis la nueva vida
con las mañas de la vieja.
RECOVECO
¿Con cuáles? Por agradaros
las corregiré.
MARIPOSA
¡Una es ésa:
110
no podéis una palabra,
que un chicoleo no sea,
dirigir á las mujeres!
¿De dónde sois?
RECOVECO
De Azuqueca.
MARIPOSA
Y ¿dónde está eso?
RECOVECO
En la Alcarria.
115
MARIPOSA
Mucha miel parece que echan
en la papilla á los chicos
las nodrizas alcarreñas.
RECOVECO
¿Por qué?
MARIPOSA
Porque son muy dulces
las palabras que babea 120
vuestra boca, y están agrias
para vos las burgalesas.
RECOVECO
Las hay que en el dulce pican
como moscas de colmena.
MARIPOSA
Las que piquen, estarán 125
picadas; porque las buenas
no comen miel porque temen
que se las piquen las muelas.
RECOVECO
Las que hagan ascos al dulce
de las mieles alcarreñas, 130
tendrán hecho el paladar
á escaramujos y á gervas.
MARIPOSA
Con escaramujos y honra
en Burgos nos alimentan
los que, á quien se nos atreve, 135
agarran por las orejas.
RECOVECO
¿Son perros los burgaleses?
MARIPOSA
No; pero agarran por ellas
á los que buscan la caza.
RECOVECO
¿Para qué?
MARIPOSA
Pues para vérsela.
140
RECOVECO
Pues ¿no traen orejas ellos?
MARIPOSA
Sí, pero las traen cubiertas
con las capuchas de noche.
RECOVECO
¡Ay Dios!... ¡Cómo capuchean
las buenas mozas de Burgos! 145
MARIPOSA
Como aquí hace frío y nieva,
se encapuchan contra el viento
de hacia Aragón.
RECOVECO
¡Ay si llegan
á saber los del Infante
que tanto en capuchas piensan 150
las muchachas hoy en Burgos!
MARIPOSA
¡Ay de aquel por quien lo sepan!
Siempre habrá un encapuchado
que les arranque la lengua.
Guardad la vuestra.
RECOVECO
La mía
155
no tendrá nunca tal pena,
porque no dirá de vos
más que elogios y halagüeñas
galanterías.
MARIPOSA
Guardáoslas
para otra que guste de ellas. 160
RECOVECO
Si no son de vuestro gusto,
¿por qué os estáis aquí oyéndolas?
¿No me habéis vos dirigido
la palabra la primera?
¿No lleváis aquí perdida 165
de vuestra misa la media
hablando conmigo?
MARIPOSA
¡Cómo,
señor Recoveco, os ciega
la vanidad á los hombres!
¿No habéis visto en más de treinta 170
días que ha que estáis en casa,
que soy yo quien adereza
este nicho, cuya lámpara
mantener con luz perpetua
entra en mis obligaciones? 175
Y ¿no veis que de no haberla
despabilado antes de irme,
humearía la mecha,
y me riñeran los amos
cuando al volver lo advirtieran? 180
Y ¿no sabéis además
que, aunque obligación no fuera
mía, me la hubiera impuesto
yo misma por mi sincera
devoción á San Miguel? 185
RECOVECO
Y esa devoción extrema
á San Miguel me ha chocado.
MARIPOSA
¡Si me llamo Micaela!
RECOVECO
¿Por qué os llaman Mariposa?
MARIPOSA
Porque me gustó dar vueltas 190
desde niña ante las luces.
RECOVECO
Y ¿á quién encendéis ahí ésa...,
á San Miguel, ó á su diablo?
MARIPOSA
No faltará quien encienda
luz á los dos, por si aquél 195
se duerme y Luzbel se suelta;
mas la mía sólo alumbra
al Santo, porque en tinieblas
tiene aquí al diablo, teniéndole
bajo del pie la cabeza. 200
Pero á la cuestión volviendo,
porque la cuestión no era ésta,
y yo, aunque soy mariposa,
en mis vueltas y revueltas
no pierdo nunca mi luz... 205
RECOVECO
Volved; pero tened cuenta
con no quemaros. Decíais...
MARIPOSA
Decíaos que como entra
en mi obligación cuidar
de que esta luz sea perpetua 210
para que alumbre de noche
el corredor y escalera,
no por platicar con vos,
sino por ser mi faena,
me paré á hacerla; y ahora 215
que veis que la tengo hecha,
quiero advertirle antes de irme,
para que desde hoy lo sepa,
que yo soy de condición
de que, cuando hago una hacienda 220
con las manos, ayudármelas
necesito con la lengua.
Conque ya veis que si he entrado
en plática la primera,
no fué por hablar con vos, 225
porque si ahí no estuvierais,
yo con San Miguel ó el diablo
tenido que hablar hubiera.
Conque ahora que he concluido,
adiós, que os guarde para hembra 230
mejor que esta mariposa,
que en vuestra luz no se quema.
RECOVECO
Idos en paz, Mariposa;
mas no olvidéis, pues sois cuerda,
que las mariposas son 235
insectillos que no dejan
rastro; porque siendo. efímeras
hijas de una primavera,
ni hacen nido cual los pájaros,
ni miel como las abejas. 240
MARIPOSA
Quien os llamó Recoveco,
de ellos os vió el alma llena.
RECOVECO
Quien os llamó Mariposa,
bien os vió dar muchas vueltas.
MARIPOSA
¡Adiós! y guardad la casa. 245
RECOVECO
¡Adiós! y cerrad la puerta.
MARIPOSA
Adiós.

 (Aparte.) 

(¡Mal rayo, me parta
si tú eres lo que aparentas!)
RECOVECO
Adiós.

 (Aparte.) 

(¡Si tú juegas limpio...,
mala víbora me muerda!) 250
 

(Vase MARIPOSA por la escalera, puerta derecha; RECOVECO permanece inmóvil mirando al cancel por donde se va MARIPOSA, hasta que siente el golpe de la puerta de la casa, que se supone al pie de la escalera que empieza en el cancel.)

 


Escena II

 

RECOVECO. Después el CAPITÁN.

 
RECOVECO
    ¡Gracias á Dios que se fué!
¡Se me antoja que es al diablo
á quien ésta en el retablo
pone luz..., no sé por qué!,
Mas ya ha de estar impaciente. 255
Le hago la seña...

 (Pone la linterna sobre la balaustrada, con la luz hacia fuera, y mira y escucha por la escalera que se supone rematar en el cancel.) 

Ya sube.
Ahora cae como una nube
sobre mí; pero prudente,
más que valiente, ha de ser
el que espía.
CAPITÁN

 (Saliendo.) 

¡Por mi alma,
260
que lo tomasteis con calma!
RECOVECO
Capitán, á esa mujer
fué preciso despistar.
CAPITÁN
¿Por qué tanto se entretuvo?
RECOVECO
Tengo para mi que estuvo 265
avizorando el lugar.
¿Estabais vos bien oculto?
CAPITÁN
Como un gusano.
RECOVECO
Si el ruido
más mínimo habéis movido,
ha dado ella con el bulto. 270
CAPITÁN
¿Tan lista es?
RECOVECO
Nos da quince
y falta; y aun temo que al hopo
nos viene; tiene de topo
oídos, y ojos de lince;
y desconfía de mí. 275
CAPITÁN
Ganémosla por la mano.
RECOVECO
Tenéis el camino llano,
como habéis visto hasta aquí.
CAPITÁN
Pero has tardado...
RECOVECO
En el plazo
que pude fué; es menester 280
abreviar para no ser
cogidos en nuestro lazo.
CAPITÁN
Esta misma noche.
RECOVECO
Bien;
de las cerrajas los muelles
aceité bien; al correlles 285
no temáis que alarma den.
CAPITÁN
Pueden en tu cuarto entrar
seis corazas escogidos,
sin ser vistos ni sentidos.
RECOVECO
¿Les queréis hacer saltar 290
á mi cuarto desde el huerto?
CAPITÁN
Como yo he hecho; y desde él
que puedan á ese cancel
acudir; pero no acierto
cómo, tan fácil estando, 295
hasta ahora lo has detenido,
RECOVECO
Es que el pan que os doy cocido
tuve yo que ir amasando.
Para poder del postigo
del huerto falsear la llave, 300
trabajó lo que Dios sabe.
Luego el clérigo conmigo
no se descuida.
CAPITÁN
Pues hoy
verá con quién se las há.
Explícame como está 305
la casa y sus usos.
RECOVECO
Voy
de todo á daros razón.
CAPITÁN
Y yo me arreglaré.
RECOVECO
Aquí

 (Puerta fondo izquierda.) 

habita el clérigo; allí
tiene ella su habitación. 310
Maluenda, que es mayordomo
del cabildo, aquí recibe
á los colonos, y escribe,
de pergamino en un tomo,
sus pagos y documentos, 315
con ayuda de un copiante,
sobre esa mesa; y delante
de ella los da esos asientos.
Y nadie esa puerta pasa
más que Juan, á quien aloja, 320
y yo, cuando se lo antoja,
por faenas de la casa.
CAPITÁN
Y ¿dónde alojan á Juan?
RECOVECO
Lejos de aquí; en dos salones
del Norte, cuyos balcones 325
á la parte opuesta dan.
CAPITÁN
¿Comunicarse no puede
con Ana?
RECOVECO
No; el racionero
tiene el cuarto medianero
con ella, y á mí me cede 330
el chiribitil de abajo,
donde de noche me deja
cerrado, y cierra esa reja
además.
CAPITÁN
¡Pues ya es trabajo!
RECOVECO
Y miedo.
CAPITÁN
¿Miedo?
RECOVECO
Pretende
335
el vulgo, y va bien quizá,
que este caserón está
habitado por un duende
CAPITÁN
¿Sabes tú?...
RECOVECO
Me ha parecido
algunas noches sentir 340
con cautela ir y venir,
evitando meter ruido.
CAPITÁN
Pues ese duende á buscar
vengo yo; y creo saber
quién debe ese diablo ser 345
de esta casa familiar.
RECOVECO
¿Cómo?
CAPITÁN
Lo vas á saber;
y si con mi intento salgo,
yo te haré que seas algo.
RECOVECO
¿Rico?
CAPITÁN
Casi, casi.
RECOVECO
A ver.
350
CAPITÁN
Óyeme bien: esta casa
no es propiedad de Maluenda,
aunque por ser de su hacienda
finca vinculada pasa.
RECOVECO
Pues ¿de quién es?
CAPITÁN
De don Lope
355
de Rojas.
RECOVECO
¿Del prebendado
que está á muerte condenado?
CAPITÁN
Y allí donde se le tope,
bien se le puede á través
cruzar sin inconveniente;, 360
y Maluenda es su intendente,
y ella su querida es.
RECOVECO
¡Demonio! ¡Pues no son flojas
noticias!
CAPITÁN
Y he sospechado
que puede el Encapuchado 365
ser también Lope de Rojas.
RECOVECO
¡Bah!
CAPITÁN
Yo he notado estos días
que de esta casa en circuito,
es donde ha hecho ese maldito
sus recientes fechorías. 370
Mi plan es cogerle aquí,
y quitarle la querida
primero, y después la vida.
RECOVECO
¿Le heredáis acaso?
CAPITÁN
y no.
RECOVECO
No entiendo.
CAPITÁN
Oye bien.
375
Los Revueltas y los Rojas
homos siglos ha rivales,
y escriben nuestros anales
de las espadas las hojas.
En cuatro generaciones; 380
nos hemos aniquilado,
y solos hemos quedado
don Lope y yo; los pendones
sigo de doña Isabel,
porque él los de doña Juana; 385
y si faltamos mañana,
él me hereda á mí, y yo á él.
RECOVECO
Ahora me decís que sí;
mas habéis dicho sí y no.
CAPITÁN
Es que mi padre casó 390
dos veces; me tuvo á mí
de la primera mujer,
que murió pronto; y muy rica
la segunda...
RECOVECO
Eso complica
ya la cuestión.
CAPITÁN
Vas á ver:
395
su segunda esposa era
una Rojas; ¡peregrina
mujer! Huérfana y sobrina
del padre de Lope. Fuera
de poblado, en buen paraje, 400
dió mi padre, que cazaba,
con el de Lope, que andaba
con su familia de viaje.
La gente de Rojas era
poca, pero brava anduvo; 405
mi padre, que de ver hubo
una hembra tan de primera
entre su gente, la echó
mano, la sacó á la rastra,
la echó á grupas y escapó; 410
y paró en ser mi madrastra.
RECOVECO
¡Bravo golpe!
CAPITÁN
En la centuria
nuestra, así es como se vive;
pero se da y se recibe.
¡Cuál de los Rojas la furia 415
no sería al demandar
mi padre la herencia de ella!
Ya era madre, y fué su estrella;
se la tuvieron que dar.
Para ellos era una mancha 420
que hijos diera á los Revueltas
una Rojas; y tras vueltas
mil, tomaron la revancha.
Bajó mi padre al lugar
para ir en la procesión 425
de la Virgen de Muñón,
del castillo titular.
Iba con él su mujer,
su hijo de cuatro años, yo
de doce, y otros; salió 430
la procesión, y al volver,
los Rojas sobre ella dieron;
del chico se apoderaron,
á la madre arrebataron
y á mi padre malhirieron. 435
Ahora padres no tenemos
Lope ni yo; mas es llano
que él sabe qué es de mi hermano
conque á ver si le cogemos.
RECOVECO
Comprendo ahora el afán 440
con que le seguís la huella,
y el de apoderaros de ella,

 (Se ríe.) 

y el de hacer á maese Juan.
CAPITÁN
Si hay diablo en la casa, es él;
y si es el Encapuchado, 445
con su muerte habré vengado
á mi raza y á Isabel.
RECOVECO
El modo es lo que aun no entiendo;
hiladme mejor el copo.
CAPITÁN
Es preciso ser muy topo... 450
RECOVECO
Pues lo soy; conque id diciendo.
CAPITÁN
Como de esta casa el Rey
datos sospechosos supo,
en nombre del Rey la ocupo,
ejecutor de la ley. 455
Mi gente en tu cuarto dejo,
á ti cerca, y subo solo;
le vendo, ocultando el dolo,
honra y protección al viejo.
Con tus llaves en hora alta 460
les prendo á ellos, me apodero
de las mujeres, y espero
al del capuz.
RECOVECO
¿Y si falta?
CAPITÁN
Vendrá mañana ó pasado,
ú otro día; estando quieto 465
yo, y su prisión en secreto,
él caerá.
RECOVECO
¿Y si cae armado?
CAPITÁN
Somos dos: ¿le temerás?
RECOVECO
Ni á él ni al mismo Belcebú.
CAPITÁN
Pues yo le hago frente, y tú 470
le sujetas por detrás.
RECOVECO
¿Y si á alguien trae el maldito?
CAPITÁN
¡Con qué poco te embarazas!
De un brinco mis seis corazas
están aquí al primer grito. 475
RECOVECO
¿Y si Juan ó el prebendado
despertase ó resistiera?
CAPITÁN
Tú de la misma manera
das sobre él.
RECOVECO
Trato cerrado.
CAPITÁN
Pues voy los seis á emboscar. 480
RECOVECO
Cerrad mi cuarto, no fuera
que como da á la escalera
le echaran ojo al pasar.
CAPITÁN
Por espía ibas ahorcado
á ser, y yo me dí trazas 485
para hacer que en mis corazas
ingresaras. Pon cuidado,
porque va en esta jugada
tu fortuna, y la fortuna
no tiene más vuelta que una 490
y hay que asirla de pasada.
RECOVECO
Id tranquilo, Capitán,
que yo sé á lo que me obligo;
y no tanteéis el postigo
sin ver si en la calle están. 495
CAPITÁN
Fía en mí.

 (Vase por la puerta derecha.) 

RECOVECO
¡Buena partida,
maestramente empeñada!
Recoveco, en la jugada
cuenta que te va la vida;
pero no hay que olvidar nada. 500
Ese cubo es muy macizo;
ese retablo es postizo,
y en torno de él Mariposa
gira tenaz... Pues es cosa
de saber cómo se hizo. 505
 

(Se dirige al retablo como para inspeccionarle, y antes de que tenga tiempo de hacerlo, un golpe fuerte en la puerta de la calle le detiene.)

 
¡Diablo! ¡Tan pronto! ¿Si habrán
al Capitán atisbado?
¡Bah! Hubieran alborotado.
¿Quién?...
JUAN

 (Voz dentro.) 

¡Abre!
RECOVECO
Es maese Juan.


Escena III

 

RECOVECO, JUAN FERNÁNDEZ, JUAN COLONIA y SIMÓN.

 
JUAN

  (Á RECOVECO.) 

    ¿Estás solo?
RECOVECO
Solo estoy;
510
guardo la casa en ausencia
de su dueño.
JUAN
Toma, pues,
la anguarina y la linterna,
y vé á esperar á doña Ana
y el prebendado á la iglesia, 515
que está la noche muy lóbrega.
Orden del señor Maluenda.
RECOVECO
Pues si él lo manda, obedezco,
que mi obligación es ésa.
JUAN
Don Luis tiene el picaporte; 520
ciérrate, al salir, la puerta.
 

(Vase RECOVECO.)

 


Escena IV

 

JUAN, COLONIA y SIMÓN.

 
COLONIA
    No me gusta ese sirviente.
JUAN
En la casa le conserva
el prebendado por no sé
quién que le recomienda. 525
A mí tampoco me gusta;
pero es una ligereza
juzgar por fisonomías...
Él sirve bien.
COLONIA
Zahareña
tiene la cara.
JUAN
Es conmigo;
530
extraño me considera
porque no soy quien le paga,
sino don Luis.
COLONIA
Pues debieras
hacérselo tú notar
á don Luis.
JUAN
Cosas son ésas
535
muy propias de los criados;
pero hablemos de las nuestras.
Pues á mi casa subimos
porque estaba la más cerca
para ello, dadme el escrito 540
y os le firmaré.
COLONIA
Incompleta es
la noción que de él tienes,
por lo que te he dicho apriesa
en el atrio; léelo bien,
pues que tu dinero arriesgas 545
con nosotros al firmarle.
JUAN
Mi bolsa y mi alma son vuestras.
El caudal que poseemos
nos le hemos ganado á medias;
vos, labrando catedrales; 550
yo, imaginaria poniéndolas.
No hablemos más. Dadme, firmo,
antes que el padrino vuelva.
COLONIA
¡Oh, hidalguía generosa
de las gentes de esta tierra! 555
Ten; mas oye antes. Tenemos
sólo la simple promesa
del señor Obispo, y sabes
que el buen señor está... fuera...
JUAN
Como ése hay muchos que están 560
ausentes, pero más cerca
de lo que á ellos convendría
y de lo que yo quisiera.
COLONIA
¿Es cierto que en el castillo
está?
JUAN
La noticia es cierta
565
por su mal y por el nuestro;
y por eso en esta época
la soldadesca, ojeriza
tiene á la gente de iglesia,
hasta el punto que los clérigos 570
ya veis que no se presentan
con sus trajes por la calle;
porque como en connivencia
creen que están con los rebeldes,
tienen que andar con cautela. 575
COLONIA
¿Tú crees que los del castillo...
JUAN
Tendrán que darse por fuerza.
COLONIA
¿Y si cogen al Obispo?
JUAN
De política prudencia,
matándole, no darían 580
los nuevos monarcas prueba;
para crearse partido,
necesitan indulgencia.
COLONIA
Comprendiéndolo así yo,
he aceptado las propuestas 585
del Municipio.
JUAN
¿Que son...
COLONIA
El proporciona la piedra;
nosotros haremos la obra,
avanzando lo á que asciendan
los jornales, y poniendo, 590
además, nuestra tarea.
Así se hará la capilla
de la Concepción, uniéndola
con la de San Antolín
y la de Santa Ana, mientras 595
vamos poco á poco alzando
la torre de la izquierda.
Podrá importar la capilla
cuento y medio de moneda
castellana.
JUAN
¿Le tenéis?
COLONIA
Fié en ti.
600
JUAN
Pues de mi herencia
daré yo el medio y un pico.
COLONIA
Medio habrá que dar en prenda
por el de Acuña; tu firma
medio millón representa. 605
JUAN
Dadme la pongo. La causa

 (Toma el pergamino.) 

de la pobre Beltraneja
se pierde. Doña Isabel
será de Castilla Reina.
Tendrá que indultar á todos, 610
y por mucho que entretengan
la rebelión, ni seis meses
durará la resistencia.
Volverá el señor de Acuña
para entonces.

 (Va a la mesa y firma en el pergamino, que devuelve á COLONIA.) 

COLONIA
Así sea.
615
Finadas torre y capilla,
si bien calculo, nos quedan
á más de nuestros salarios,
once mil doblas zahenas.
JUAN
Tomad: por mucho que tarde 620
el obispo Acuña, entera
no se ha de gastar la suma.
COLONIA
No lo espero.
JUAN
Y aun me restan
mil doblas para tomar
estado.
COLONIA
¿Conque de veras
625
te casas?
JUAN
En cuanto rindan
los reyes la fortaleza,
y en paz quedemos en Burgos.
COLONIA
Juan, aunque en esta materia
no debe meterse nadie, 630
excusa que yo me meta.
JUAN
Podéis bien; os considero
como si mi padre fuerais.
COLONIA
Pues bien; tú sabes que el vulgo
á nadie perdona.
JUAN
De ella,
635
¿qué dice?
COLONIA
Que nadie sabe
quién es ni de quiénes venga.
JUAN
El racionero es tutor
suyo y padrino, y de buena
familia ser debe, siendo 640
padrino suyo Maluenda.
COLONIA
Pues haz que él de su familia
y su caudal te dé cuentas.
JUAN
Así me lo ha prometido;
como judía no sea 645
ni morisca, yo la tomo
sin títulos de nobleza.
Los nuestros son nuestras obras,
las suyas serán los de ella.
COLONIA
Es cuenta tuya; perdona. 650
JUAN
Vuestra intención sé que es recta;
no hay de qué.
COLONIA
Pues buenas noches,
que ya sospecho que empieza
del templo á salir la gente,
y anda la ciudad revuelta. 655
JUAN
Sentiría que un tumulto
fuera de casa os cogiera.
Vamos, irá á acompañaros.
COLONIA
No; tú aquí, á tu novia esspera.
Adiós, Juan.
 

(Vanse COLONIA y SIMÓN.)

 
JUAN
Cuando gustéis,
660
disponed de las monedas.


Escena V

 

JUAN FERNÁNDEZ.

 
JUAN
    ¡Bravo viejo y noble mozo!
Ya á los veinticuatro llega,
y aun no toma la palabra
del viejo padre en presencia. 665
Deber tengo de ayudarles,
jamás que no les dijera;
mas si el Obispo no cumple,
es nuestra ruina completa.
Y entonces, ¿qué será de Ana? 670
Lejos de mí tal idea.
He hecho bien, ellos son buenos,
Dios bendecirá su empresa.
 

(Llaman á la puerta exterior.)

 
¿Quién será? ¿Si habrá perdido
su picaporte Maluenda? 675

 (Preguntando.) 

¿Quién?
MARIPOSA

 (Dentro.) 

Abrid, somos nosotras.
¡Abrid pronto!
JUAN
¡Con qué prisa!


Escena VI

 

JUAN, DOÑA ANA, MARIPOSA y RECOVECO. MARIPOSA acude siempre en esta escena á sacar á DOÑA ANA del compromiso de satisfacer á la curiosidad de JUAN, sin dejar por eso de encender en la lámpara del retablo la luz que dejó antes en la escena. Siempre con prisa de llevarse á DOÑA ANA á su cuarto, cuya puerta abre con la llave que trae.

 
MARIPOSA
    ¡Gracias á Dios!
ANA
Recoveco...
¿habéis cerrado la puerta?
MARIPOSA
La cerré yo.
JUAN
¿Qué traéis?
680
ANA
Nada.
MARIPOSA
Algo; un frío que hiela
el aliento en el galillo
y la palabra en la lengua.
JUAN
¿Cómo habéis venido solas?
¿Y el prebendado?
MARIPOSA
Se queda
685
en su cajón del trascoro
quitándose la muceta.
JUAN
¡Parece que venís pálidas!
MARIPOSA
Como que venimos tiesas
y hechas carámbano. Vamos, 690
doña Ana; en la chimenea
dejé fuego, y al amor
de la lumbre las chinelas.
JUAN

  (Aparte.) 

(¡Aquí hay algo!) Mi doña Ana...
MARIPOSA
Bah! No estamos para fiestas, 695
que damos diente con diente;
ya hablaréis luego en la mesa.
 

(Vanse MARIPOSA y DOÑA ANA por el fondo izquierda.)

 


Escena VII

 

JUAN y RECOVECO.

 
JUAN

 (Aparte.) 

    (Aquí hay algo que me ocultan.)
¿Recoveco?
RECOVECO
¿Qué hay?
JUAN
Afuera
ha pasado algo: ¿qué ha sido? 700
RECOVECO
¡Qué ha de ser! Nada, pamemas
de mujeres: que topamos
un chusco de Nochebuena
que las siguió cuatro pasos.
JUAN
¿Quién fué?
RECOVECO
Un don nadie, cualquiera;
705
ellas lo han dicho, que yo
no lo echó de ver apenas.
JUAN

 (Aparte.) 

(No dirá nada el taimado;
mejor es que yo lo vea
por mí mismo.) Recoveco, 710
para cambiar la muceta
tarda mucho el prebendado;
voy á tomar una hojuela
que tengo, y voy á buscarle
porque solo no se venga. 715

 (Vase por la puerta izquierda.) 



Escena VIII

 

RECOVECO. Después MARIPOSA.

 
RECOVECO
¡Hojuela!...Ya te la he visto.
¡Una a famosa flamberga!
Si como tienes el arma,
tienes la mano con ella,
que ande listo el Capitán. 720
 

(Mientras dice esto, sale MARIPOSA.)

 
MARIPOSA

 (Saliendo.) 

¡Bien lo habéis hecho, babieca!
¡Sois un Roldán; os lucisteis!
RECOVECO
Pues ¿qué queríais que hiciera?
¿Creéis vosotras tan fácil
con un Capitán tenérselas? 725
MARIPOSA
¿Y maese Juan?
RECOVECO
Ya baja;
fué á buscar no sé qué prenda
de vestuario que le falta,
porque quiere ir a la iglesia
á buscar al prebendado. 730

  (Aparte.) 

(¡A ver si se lo impide ésta!)
MARIPOSA
¡Dios mío! Fué por la espada,
y si al Capitán encuentra...
 

(Llaman recio.)

 
RECOVECO
Ya está aquí el amo.
MARIPOSA
No abráis,
RECOVECO
Pues aldabada tan recia..., 735
nadie más que él puede dar.
 

(Vuelven á llamar.)

 
MARIPOSA
Tiene llavín.
RECOVECO
Se impacienta;
tal vez haya tropezado
con él.
MARIPOSA
Tirad de la cuerda.
¡Dios santo! ¡Es el Capitán! 740
CAPITÁN

 (Saliendo.) 

Soy yo: el capitán Revuelta.


Escena IX

 

CAPITÁN, RECOVECO y MARIPOSA.

 
RECOVECO

  (Á MARIPOSA.) 

    Vos me mandasteis tirar,
y yo tiré...
MARIPOSA
¡Habrá insolencia!
¿Pensáis, señor don espada,
que por ser gente de iglesia 745
la de esta casa, no habrá
quien os haga cara en ella?
CAPITÁN
Házmela tú, que la tuya,
á fe que no es nada fea.
MARIPOSA
Volveos, Capitán, antes 750
de que el prebendado vuelva.
CAPITÁN
Justamente vengo yo
con él á hablar, y si mientras
vuelve quisieras decir
a doña Ana que saliera, 755
yo su vuelta aguardaría
sin maldita la impaciencia.
MARIPOSA
Pero ¿qué os habéis creído
de doña Ana? Ya con ésta
van dos veces que os despacho 760
de su parte.
CAPITÁN
A la tercera
va la vencida.
MARIPOSA
El vencido
seréis vos.
CAPITÁN
No hay fortaleza
ni mujer que no se rinda
con tiempo y maña
MARIPOSA
No es hembra
765
mi señora que se rinde
como un castillo, por fuerza.
CAPITÁN
Yo he de hablar con ella.
MARIPOSA
Es muda,
y no os volverá respuesta.
CAPITÁN
Con que no sea sorda, basta; 770
ya la hará yo que me entienda,
y se ablandará.
MARIPOSA
Ni blanda
ni dura podréis cogerla,
que es guinda que está muy alta,
tiene espinos que la cercan, 775
y es de otro.
CAPITÁN
Mujer y fruta
saben mejor siendo ajenas.
MARIPOSA
Pues si á ésa echáis piano, puede
que os cercene la muñeca...
CAPITÁN
¿Algún clérigo? ¿Con qué? 780
¿Con la cruz de la muceta?
MARIPOSA
Dicen que siempre hay un diablo
que tras de una cruz acecha.
CAPITÁN
Ante la cruz de la espada
no hay diablo que en pie se tenga. 785
MARIPOSA
¡Ay de vos si el que está al pie
de ese San Miguel, se suelta!
CAPITÁN
Sólo se asusta á los clérigos
con los diablos de madera.
¿ó ése es el de la familia? 790
¿Ó con su mano maestra
le ha tallado maese Juan?


Escena X

 

Dichos. JUAN, saliendo á tiempo.

 
JUAN
    Y aun tiene la mano entera,
de su modo de tallar
para daros una muestra. 795
CAPITÁN
No se tallan las figuras
lo mismo en hueso que en leña;
el pino y el roble son
más blandos que mi cabeza.
Es fácil hacer imágenes. 800
JUAN
Más fácil es deshacerlas.
CAPITÁN
Están bustos como el mío
muy bien tallados.
JUAN
En piedra
tallados los llevo y rotos;
es conforme se maneja 805
el hierro.
CAPITÁN
No tallaríais
uno como éste.
JUAN
A la prueba.
Echémonos á la calle,
tallemos, y á, la primera
talladura de mi mano 810
me diréis lo que os parezca.
CAPITÁN
Señor galán, sosegaos,
y no temáis que se os pierda
la ocasión de tallar uno
como el que aquí se os presenta. 815
Yo vengo á hablar con el clérigo;
después de mi conferencia
con él, tal vez me permita
el prebendado Maluenda
que hable con doña Ana, y luego 820
hablaré con vos.
JUAN
Me pesa
de tener que trastornar
vuestro orden de conferencias,
porque no queriendo yo
que habléis con él ni con ella, 825
sino conmigo en la calle,
ó salís, ú os saco fuera.
CAPITÁN
Tomándolo de ese modo,
que os pruebe aquí será fuerza
que hombres cual yo sólo salen 830
por su gusto de donde entran.
JUAN
Pues ¡adelante!

  (Desenvaina.) 

CAPITÁN
¡Adelante!
 

(Caen en guardia.)

 
MARIPOSA
¡San Miguel me valga!
 

(Al cruzar las espadas, sale MALUENDA y se mete por detrás, cogiéndoles por las manos.)

 


Escena XI

 

Dichos y MALUENDA.

 
MALUENDA
¡Quietas
las espadas en mi casa!
JUAN
¡Apartad!
MALUENDA
¡Puntas á tierra
835
digo! Dos hombres que riñen
son más brutos que las bestias;
Dios dió á las fieras las uñas
y al hombre la inteligencia.
¡Contra el duelista, en mi casa 840
se desquiciarán las piedras!
CAPITÁN
Por mi parte, señor clérigo,
obedezco.

  (Envaina.) 

JUAN
Y yo.
MALUENDA

 (Á MARIPOSA.) 

¡A tu hacienda
tú!

  (Á JUAN.) 

Tú á tu cuarto.

  (Á RECOVECO.) 

Tú al tuyo.
 

(Todos obedecen.)

 


Escena XII

 

MALUENDA y el CAPITÁN. MALUENDA se vuelve al CAPITÁN y le dice con calma y dignidad:

 
MALUENDA
    ¿Por qué ha sido la pendencia, 845
Capitán?
CAPITÁN
A punto fijo,
señor clérigo, no sé;
yo le dijo no sé qué,
y no sé lo que él me dijo;
pero de mala manera 850
de aquí echarme pretendía,
y yo, que á veros venía,
no quise antes de que os viera.
MALUENDA
Y estabais en la razón.
¿Conque venís á tratar 855
algo conmigo? Entablar
podéis la conversación:
CAPITÁN
Excusadme que me asombre.
MALUENDA
¿De qué?
CAPITÁN
De tal mansedumbre.
MALUENDA
Soy clérigo; por costumbre 860
soy muy manso.
CAPITÁN
¡Ó sois muy hombre!
MALUENDA
Vosotros los militares,
que hombres sois de vida airada,
soléis no tener en nada
ni á clérigos ni á seglares. 865
Creéis que por pelear
como osos y ser valientes,
ya no hay en la tierra gentes
que se os puedan comparar.
Mas tiene el valor civil 870
sobre el vuestro una ventaja,
y es, que al hombre no rebaja
con la ira, que es pasión vil.
Quien con fe se determina
á obrar según su conciencia, 875
está sereno en presencia
del peligro, y le domina.
¿Conque creo que venís
á darme una pesadumbre?
CAPITÁN
¿Por qué?
MALUENDA
Porque es la costumbre
880
de los hombres que reñís
por oficio, y un buen susto
por dar á un hombre de iglesia,
iríais de aquí á Silesia
con grande afán y gran gusto. 885
De saber eso á pesar,
yo de encima os he quitado
á ese Juan, que, ¡á fe de honrado,
os hubiere hecho sudar!
CAPITÁN
¿Tal es?
MALUENDA
Con tanto operario
890
tiene que habérselas solo...,
y hay gente de fuerza y dolor
entre ellos.
CAPITÁN
¿No es estatuario?
MALUENDA
Y arquitecto: y como emplea
tanta gente un edificio, 895
siempre entra mucha de vicio,
levantisca, y de pelea.
Mas al caso; habéis á verme
venido para tratar...
¿de qué?
CAPITÁN
En ello para entrar,
900
no sé cómo componerme.
MALUENDA
¿Tan difícil es?
CAPITÁN
Lo es cuanto
puede serlo á un hombre atento,
dar á un noble un sentimiento.
MALUENDA
¿Tan grande va á ser?
CAPITÁN
No tanto.
905
MALUENDA
¡Jesús mil veces! Mirad...
cuanto más tardéis en ello,
más tiempo con la agua al cuello
me tendréis; conque acabad.
CAPITÁN
Pues bien: tengo por los Reyes 910
de Castilla, don Fernando
y doña Isabel, el mando
de unas corazas; sus leyes
debo leal de cumplir,
y tengo orden de ocuparos 915
la casa y de aseguraros,
y os lo venía á advertir.
MALUENDA
¡Acabarais!
CAPITÁN
¡Vive Dios!...
¿La noticia os da contento?
MALUENDA
No, por cierto; mas lo siento, 920
señor Capitán, por vos.
CAPITÁN
¿Por mí?
MALUENDA
Por vos; esta casa
tiene un diablo familiar.
CAPITÁN
Y es con quien, yo quiero dar.
MALUENDA
Pues si algo con él os pasa, 925
no os podréis quejar de mí,
porque de ello os avisé.
CAPITÁN
¿Vos le conocéis?
MALUENDA
¡No, á fe
y jamás al diablo vi!
CAPITÁN
¿Ni al de aquí?
MALUENDA
No.
CAPITÁN
Pues se dice
930
que sois famoso exorcista.
MALUENDA
No hay sacristán hisopista
con fe, que no le exorcice.
CAPITÁN
¿Queréis burlaros de mí?
MALUENDA
¡Líbreme Dios de capricho 935
semejante! Yo os he dicho
lo que hay.
CAPITÁN
Mas ¿vivís aquí?
MALUENDA
Porque dar no me conviene
renta de casa; y aunque ésta
tiene ese algo, no me cuesta 940
Mas, por si tiene ó no tiene,
de noche nos encerramos
en nuestros cuartos, y el resto
de las cámaras, expuesto
á nuestro huésped dejamos. 945
CAPITÁN

 (Aparte.) 

(Ó este clérigo está loco,
ó me toma por juguete.)
MALUENDA
Con nosotros no se mete,
pero nos fiamos poco.
Ved: Juan mismo, aunque le veje 950
que lo sepáis, en efecto,
tiene ese fatal defecto;
que aunque el diablo le protege,
sólo al diablo tiene miedo.
CAPITÁN
¿Le protege el diablo?
MALUENDA
Es claro,
955
porque sólo por su amparo
pudo sacar siempre ledo
ó ileso el cuerpo de tanto
zipizape.
CAPITÁN

 (Aparte.) 

(¡Habrá inocente!
Para que al mozo no tiente, 960
ver quiere si de él me espanto.)
Señor prebendado, hablemos
claros y acabemos pronto:
no creo que seáis tonto,
ni que queráis que nos demos 965
cuerda uno á otro á torcer.
MALUENDA
Me habéis dicho á qué veníais,
y yo á lo que os exponíais
con lo que venís á hacer.
Obrad ahora, señor 970
Capitán.
CAPITÁN
Hay quien pretende
que vos de ese diablo ó duende
sois el amigo mejor;
que esta casa es propia suya;
que doña Ana es su querida, 975
y que aquí amparo y guarida
le dais los dos.
MALUENDA
¡Aleluya!
CAPITÁN
¿Cantáis gloria?
MALUENDA
Glorifico
al Dios cuya santa gracia
os dió tanta perspicacia, 980
Capitán.
CAPITÁN
Y ratifico
lo dicho; y todas las hojas
de la historia de que os hablo
volviendo á un tiempo, ese diablo.
vuestro es don Lope de Rojas. 985
MALUENDA
¿El canónigo don Lope,
mi discípulo y ahijado?
CAPITÁN
Ese mismo.
MALUENDA
¿El condenado
á ser, donde se le tope
cogido y ahorcado?
CAPITÁN
Ése.
990
Y ¿sabéis quién creo que es
el Encapuchado?...
MALUENDA
Pues...
¡También él!
CAPITÁN
Él, aunque os pese que
dé en ello. Ese hombre osado
que á matar de noche viene 995
á los del Rey, y que tiene
a Burgos amedrentado,
don Lope sospecho que es;
y el Rey, que acaso lo sabe,
a que con Rojas acabe 1000
me manda.
MALUENDA
Cogedle, pues.
CAPITÁN
¿No os opondréis?
MALUENDA
No, en verdad.
Sé que don Lope está huído,
y para mi, ha delinquido.
Toda la casa mirad; 1005
y pues que es Rojas sabéis
el diablo, el encapuchado
y el antecristo, amarrado
llevadle sí lo cogéis.

  (Pausa.) 

CAPITÁN
¡Sois todo un hombre!
MALUENDA
Os lo estoy
1010
probando desde el instante
en que me puse delante
de vos, y una muestra os doy
del valor civil, del cual
os hablaba antes, mayor 1015
que el del duelista mejor,
sufriéndoos injuria tal.
¡Que doña Ana es la querida
de don Lope! ¡Que yo soy
su encubridor, y que doy 1020
aquí á asesinos guarida!
Ni eso podéis saber si es
cierto, ni si lo supierais,
á un seglar se lo dijerais
sin que os tendiera á sus pies. 1025
¡Pobre don Lope, á quien vi
por los vuestros calumniado,
perseguido, acorralado
lo mismo que un jabalíl
Don Lope se había metido 1030
en la iglesia, en jerarquía
clerical.
CAPITÁN
Y se alzó un día
contra el Rey; se hizo bandido.
MALUENDA
¿Conocéisle?
CAPITÁN
No; jamás
le he visto; yo he estado ausente 1035
de aquí.
MALUENDA
Como vuestra gente,
¿le odiáis de instinto no más?
CAPITÁN
Odio á Rojas y á otros ciento
como él, de su mismo estado,
que la espada han empuñado, 1040
dando á la guerra incremento.
MALUENDA
Capitán, tenéis razón;
muy descarriados andamos,
pero con los tiempos vamos,
y os haré una reflexión. 1045
Esta es tierra de valientes;
en Castilla siempre están
los corazones calientes,
y si á la guerra se van
sin deber ir ciertas gentes, 1050
son de tierra, y... Capitán,
les habéis, tan imprudentes,
estirado el cordobán,
que se les sube á los dientes
la levadura de Adán. 1055
CAPITÁN
¡Bravo hombre sois!
MALUENDA
Soy sincero.
CAPITÁN
Como lo sentís lo habláis.
MALUENDA
No así vos, que me calláis
á lo que venís primero.
CAPITÁN
¿A qué?
MALUENDA
A buscar á doña Ana,
1060
á quien tiempo ha perseguís.
CAPITÁN
Así es, como lo decís;
yo la amo, y pues me lo allana
vuestra franqueza, yo os digo
que si a un plebeyo escultor 1065
se la vais á dar, mejor
doña Ana estará conmigo.
MALUENDA
Nada en eso que ver tengo;
cosa es de vosotros dos
y de Juan; si ella por vos 1070
le cambia á él, yo me avengo.
CAPITÁN
Cuando me llegue á tratar...
MALUENDA
Dudo que quiera.
CAPITÁN
Ya veis
que puedo ahora...
MALUENDA
¿Queréis
que se lo entro á consultar? 1075
CAPITÁN
Id...
MALUENDA
Esperad.
 

(Vase por la puerta del fondo. El CAPITÁN se asoma al ajimez para cerciorarse que su gente está en el jardín, á quien se refiere el «Ahí están». Mientras él mira y dice sus dos versos siguientes, se presenta á tiempo JUAN, por la puerta izquierda, con espada.)

 
CAPITÁN
¡Ahí están,
y él me ayuda...; me las pillo
con el cura, y al castillo!
 

(Al volverse, ve á JUAN, que, le dice:)

 
JUAN
Continuemos, Capitán.


Escena XIII

 

El CAPITÁN y JUAN FERNÁNDEZ. JUAN va á echar la llave á la puerta del fondo izquierda, por donde se fué MALUENDA; el CAPITÁN le observa, y conforme va comprendiendo lo que JUAN hace, se supone va discurriendo lo que va á hacer, y es hacer pasar á JUAN del lado de la puerta de la derecha, dejándole de espaldas á ella, sin que vea á RECOVECO, á merced de quien necesita dejarle el CAPITÁN.

 
CAPITÁN

 (Aparte, viendo á JUAN.) 

    (No contaba ya con él. 1080
¡El mismo cierra la puerta
al clérigo! Mas que alerta
no vea allende el cancel
á Recoveco.)

  (Á JUAN.) 

¿Los dos
que estemos solos aquí 1085
queréis?
JUAN
Sí.
CAPITÁN
Pues cerráis vos
ésa, ésta me toca á mí.
 

(Cierra la puerta izquierda por donde salió JUAN, y tirando de la espada, deja á JUAN en el centro de la escena, de espaldas al cancel y un poco terciado hacia el público, de modo que el retablo quede á su izquierda, y más atrás de la linea de su hombro, á él. La escena depende de la posición de los actores.)

 
JUAN
Tuve el placer de escuchar
lo que aquí os plugo decir
al clérigo, y como echar 1090
os quería antes, salir
no os quiero ahora dejar.
CAPITÁN
Pues conversación tan grata
podido habéis oír toda,
ya sabéis de qué se trata. 1095
JUAN
De que se muere ó se mata.
CAPITÁN
Es mi juego.
JUAN
Me acomoda
porque rara vez se empata.
 

(En guardia y entran.)

 
CAPITÁN
¡Bien jugáis!
JUAN
Tal cual. Ahí van
 

(Dos estocadas que para el CAPITÁN.)

 
dos puntos.
CAPITÁN
Muy altos son.
1100
Donde las toman las dan.
 

(RECOVECO, desde que han cruzado los dos hierros, ha ido viniendo á colocarse de puntillas detrás de JUAN. Cuando el CAPITÁN ve que RECOVECO está ya preparado, dice:)

 
CAPITÁN
Juego, y poned atención.
 

(RECOVECO abraza á JUAN por detrás rápidamente, cogiéndole los brazos, y sigue el CAPITÁN poniéndole al pecho la espada.)

 
Partida hecha.
JUAN
¡A traición!
 

(Se aparta el retablo, girando sobre la izquierda, saliendo el ENCAPUCHADO espada en mano; coge con la izquierda por el cogote á RECOVECO, y corriendo su espada sobre la del CAPITÁN, sorprendido, se la traba, le desarma, y dice poniéndole la punta al pecho:)

 
ENCAPUCHADO
¡Falta un punto, Capitán!


Escena XIV

 

Dichos y el ENCAPUCHADO. El ENCAPUCHADO pone el pie sobre la espada del CAPITÁN.

 
ENCAPUCHADO
    Capitán, cuando se juega 1105
tan mal, tan mala partida,
el alma al diablo se entrega;
y la de que él gane llega
la vuestra, que está perdida.
CAPITÁN y JUAN
¡El diablo!
RECOVECO
¡El Encapuchado!
1110
ENCAPUCHADO
Que es el diablo familiar
de esta casa, y que ha terciado,
el juego para igualar.
CAPITÁN
Pero que aun no le ha ganado.
ENCAPUCHADO
No hay más manos.
CAPITÁN
Aun hay muchas
1115
tal vez.
ENCAPUCHADO
En vano amenazas.
CAPITÁN
Aun hay juego.
ENCAPUCHADO
En vano luchas.
CAPITÁN
Pues ¡juego! ¡A mí mis corazas!
 

(El CAPITÁN dice todo esto mirando á RECOVECO, que se va acercando al cancel, y comprendiendo que va á dar la alarma á los del CAPITÁN, que se suponen estar en el huerto. Cuando lo ve ya pronto á escapar, da el grito, pero en vez de subir los del CAPITÁN, llegan encapuchados que aseguran á RECOVECO.)

 
ENCAPUCHADO
Perdisteis; son mis capuchas.
Vuestras corazas metisteis 1120
en el huerto, y detrás de ellas
mis capuchas yo; quisisteis
seguir al diablo las huellas,
y era mal juego; ¡perdisteis!
Capitán de bandoleros, 1125
que á clérigos y seglares
buscáis las vueltas mañeros,
y ni nobles ni pecheros
creéis á vosotros pares:
Revuelta, cuyas corazas, 1130
lanzas é infamadas hojas
de Burgos, con viles trazas,
mancharon calles y plazas
con la sangre de los Rojas:
yo soy ese Encapuchado 1135
tras quien tanto habéis corrido,
con quien al fin habéis dado,
y á un bando opuesto, afiliado,
contra vos hecho bandido.
¡Maldito sea todo bando 1140
que marcha de sangre en pos,
rastro maldito dejando!
¡Malditos nosotros dos,
que los estamos cebando!
CAPITÁN
¿Quién os los manda cebar? 1145
ENCAPUCHADO
Si os pudierais enmendar
vos, no os hiciera yo guerra,
mas quiero de vos librar
lo que amo aún en la tierra.
Os cogí bajo el cuchillo; 1150
no ois salváis, aunque se encuentren
los vuestros ante el rastrillo;
vivo ó muerto, en el castillo
os hallarán los que entren.
CAPITÁN
Si la espada me volvéis... 1155
ENCAPUCHADO
De vos pende; aquí os la tomo,
y allá, arriba me diréis
si que os la vuelva queréis
por la punta ó por el pomo.
CAPITÁN
Perdí; la partida os doy. 1160
¿Quién sois? ¿Quién es quien me vence?
ENCAPUCHADO
Ya os lo he dicho: el diablo soy
de la casa en donde estoy.
CAPITÁN
No me hagáis que me avergüence
de haber esta noche sido 1165
burlado, preso y vencido
por un necio charlatán.
ENCAPUCHADO
No moriréis, Capitán,
sin que sepáis quién ha sido.
CAPITÁN
Mientras me quede un instante, 1170
siempre tengo yo esperanza.
ENCAPUCHADO
Pues de vos pende que os plante
libre del foso delante,
ó ensartado en una lanza.
¡Id!
 

(Los encapuchados se llevan al CAPITÁN y á RECOVECO.)

 


Escena XV

 

JUAN FERNÁNDEZ y el ENCAPUCHADO.

 
JUAN
Quienquiera que seáis,
1175
¿á quién debo aquí la vida?
ENCAPUCHADO
Os ruego que os recojáis;
iba á espadas la partida,
jugué por vos, y ganáis.
Nada aún os interesa 1180
quién soy; él se quiso dar
al diablo, y acudí apriesa.
Cuando vos queráis ser presa
del diablo, os vendré á buscar.
 

(Abre la puerta del fondo. Sale el prebendado MALUENDA, y al ver al ENCAPUCHADO, da un grito y vuelve la llave, dejando otra vez cerrada la puerta.)

 


Escena XVI

 

JUAN, el ENCAPUCHADO y MALUENDA.

 
MALUENDA
    ¡Dios!
ENCAPUCHADO
Haced que ese mancebo
1185
no ande de noche jamás
por la casa. Si de nuevo
topo con él, me le llevo.
MALUENDA
¡Vamos!
JUAN
¿Quién es?
ENCAPUCHADO
¡Satanás!
 

(Los empuja y cierra la puerta sobre ellos.)

 



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