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71

El de 1885.

 

72

La República, 27 de Agosto de 1885.

 

73

Después de escrito este libro, se ha modificado, aunque no esencialmente, el Reglamento de oposiciones a cátedras de lenguas vivas.

 

74

Véase la nota anterior.

 

75

Es muy notable el cómo por la libertad hemos venido al abuso. Y es más notable aún que el tránsito de una cosa a su contraria sea un mal no exclusivo de la enseñanza, sino un signo de los tiempos; pues tiene contagiado con su inmoralidad todos los ramos de la actividad humana.

He aquí unas cuantas observaciones hechas por el SR. D. FRANCISCO PI Y MARGALL, en El Nuevo Régimen de 21 de Diciembre de 1895 con el título de La libertad y el monopolio:

«¡Quién nos lo dijera! Por la libertad hemos ido al monopolio. Se agremian los que nos venden los alimentos, y nos los ponen al precio que quieren. Los suben, y no hay donde comprarlos con mayor baratura. La libre concurrencia en unos comercios ha desaparecido; en otros va desapareciendo. Así es cada vez más cara la vida, sobre todo en las grandes poblaciones.

»No se contentan los gremios con vendernos caras sus mercancías; nos roban como puedan en la calidad y el peso.

»Aquí son los gremios los que ejercen los monopolios; en otros puntos los Sindicatos. De éstos los hay poderosos, principalmente en los Estados Unidos. Sindicatos hay allí que abarcan y distribuyen casi todo el petróleo del mundo. Así se lo paga tan caro, a pesar del alumbrado por gas y la luz eléctrica.

»Todo tiende al monopolio. Monopolizados están los ferrocarriles por poderosas Compañías, y éstas tienden a refundirse. No está lejos el día en que dos solas abarquen todos los ferrocarriles de España. Aun las dos, es más que probable que, andando el tiempo, formen una sola. Rivales hoy, sienten y lamentan los efectos de su mutua concurrencia.

»Por la misma senda caminan la propiedad y la industria. La pequeña propiedad va extinguiéndose bajo la doble pesadumbre del tributo y la hipoteca: y la grande crece con los despojos de la pequeña y la imposibilidad de sostener la concurrencia de otras naciones sin el uso de las modernas máquinas agrícolas, inaplicables a la labranza de reducidos fundos.

»La industria no puede ya tampoco vivir sino en los grandes talleres y las grandes fábricas, acaparadoras de la producción de los artículos de necesidad y de los de lujo.

»Aumenta el número de los proletarios, los desarma y los reduce a penosa servidumbre. Les dificulta además la vida por el monopolio de los alimentos. Prepara y facilita en cambio ese colectivismo en que hoy los trabajadores tienen puesta su esperanza. Cuanto más centralizado esté el monopolio, menos serán los monopolizadores y más fácil será expropiarlos. Como la libertad ha conducido al monopolio de la industria y el comercio, puede mañana ese monopolio, llevado a su último límite, conducir a la libertad de los jornaleros.

»El mismo Estado, con o sin conciencia de lo que hace, favorece esta marcha. Monopoliza hoy el tabaco, el telégrafo, las rifas, la fabricación de la moneda, las cerillas fosfóricas, y se siente inclinado a monopolizar los alcoholes y los explosivos.

»¿No es, en verdad, raro que por el camino de la libertad hayamos caído en el régimen del monopolio?

»Se extiende la inmoralidad a todo; y los pueblos que más la sienten, que la conocen, dan contra lo primero que les salta a los ojos: aquí contra un Ayuntamiento, allí contra Sociedades anónimas, acullá contra las Asambleas o contra los Gobiernos. Ven a veces la paja y no la viga en los que violan la moral pública, y dan, como se suele decir, palo de ciego. La inmoralidad la tienen constantemente ante la vista; la desconocen a fuerza de haberse acostumbrado a verla. ¿A dónde irán que no se les exija algo, o porque no se retarde el curso de un expediente, o porque no se le resuelva contra derecho? Los que se dejan vencer por el dinero son muchos; no son menos los que sobornan o pasan por el soborno. ¿No son igualmente inmorales los unos y los otros? La inmoralidad es tan extensa, que ya casi todos nos resignamos a ejercerla, o cuando menos a sufrirla.

»No toda nace de la perversión del individuo: las bases en que la sociedad reposa, la hacen poco menos que inevitable. El oro es el rey del mundo: hacerse con oro por medios lícitos o ilícitos que no sean penables, es el fin de todos los que no tienen muy firme la conciencia. La clase media, obra como la plutocracia, la plutocracia como la clase media. ¿Quién no procura engañar a quién en un negocio lucrativo? ¿Qué tendero no cobrará del ignorante el doble o el triple precio de lo que venda? ¿Quién, pudiendo, deja de mermar la medida o el peso de su mercancía? Para los que ejercen profesiones liberales, ¿qué regla hay para el pago de sus servicios? La sociedad está infamemente constituida, y sólo el jornalero está atenido a una recompensa de su trabajo, difícilmente variable por sus esfuerzos.

»Todo el mundo discurre sobre la moralidad y la encarece: en las relaciones económicas es rara avis in terra».

 

76

Véase pág. 26 de la INTRODUCCIÓN, todo lo cual debería repetirse aquí.

 

77

Véase en El Resumen un trabajo de D. Guillermo Roca, titulado, Notas de mi cartera.

 

78

El Imparcial, 29 de Julio de 1883. -El cómputo del popular periódico resulta muy por largo. Realmente hay menos de ciento diez días de clase. Véase luego.

 

79

El Imparcial, 29 de Julio de 1883.

 

80

La COMPRENSIÓN es el conjunto de caracteres contenidos en el significado de una palabra. La EXTENSIÓN es el número de objetos a que pueda aplicarse la palabra.

La extensión de un vocablo está siempre en razón inversa de su comprensión. Mientras mayor es el número de caracteres expresados por un vocablo, menor es su extensión. Así, anfibio tiene más COMPRENSIÓN que animal: no todos los animales pueden vivir en tierra y agua: los anfibios son, sin duda, animales, pero no todos los animales son anfibios. Anfibio, tiene, pues, más caracteres que animal, porque además de poseer todos los caracteres de cualquier animal, posee los correspondientes a la posibilidad de vivir en tierra y en agua. -Y, como consecuencia, anfibio posee menos EXTENSIÓN que animal, pues indudablemente en el mundo hay menos individuos capaces de vivir en tierra y agua, que seres capaces de vivir sólo en tierra o sólo en agua. -(Hay que advertir que, actualmente, en Zoología se da el nombre de anfibios a los animales que durante su primera edad están organizados para respirar por branquias, y en la edad adulta para respirar por pulmones; como, por ejemplo, el renacuajo y la rana. Pero también se denomina anfibios a los animales que, como el hipopótamo, pueden permanecer mucho tiempo bajo el agua, aunque tengan necesidad de salir de cuando en cuando al aire para respirar... En rigor, sólo a los proteos batracianos cabe aplicar rectamente el nombre de ANFIBIOS).