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Bonilla y San Martín en su afán de rastrear algo de la persona del poeta recordado por Cervantes, trae a cuento las obras de un Diego de Ribera, escribano, de quien consta por un documento publicado por nosotros haber obtenido en 1565 privilegio Real para la impresión de la Segunda Parte de scripturas y orden judicial, siendo que años después, en 1596, había publicado en Madrid su Primera Parte de escrituras. Agradezcamos al insigne humanista esa cita, pero, a la vez, convengamos en que de modo alguno pueden tales obras ser del poeta aplaudido en el Canto de Calíope.

Los datos que damos de la familia que estimamos ser la de nuestro poeta los tomamos del Diccionario histórico-biográfico del Perú, de Mendiburu, t. VI 1, p. 92. A ellos puede añadirse que en una información de servicios de Bartolomé   —58→   Díaz, tramitada en Lima en enero de 1561, figura como testigo un Juan Martínez de Ribera, residente entonces en aquella ciudad, quien, por lo dicho, bien pudiera ser hijo también del licenciado extremeño. (Véase Levillier, Gobernación del Tucumán, Madrid, 1919, t. I, p. 338). Es sensible que no se imprimiera la declaración de ese Martínez de Ribera, la que alguna luz hubiera podido traernos respecto a su familia y andanzas.

Don Luis A. Sánchez, en su Historia de la literatura peruana, p. 30, y refiriéndose a la obra de Mendiburu, afirma que Diego Martínez de Ribera, esto es, nuestro poeta, era natural de Medellín y corregidor de Arequipa en 1556, confundiendo así al licenciado Alonso con el que creemos que bien pudiera ser su hijo. Abundamos sí con él en que la afirmación de Paz Soldán de haber sido Diego Martínez de Ribera descendiente de Nicolás de Ribera el Mozo no se aviene de modo alguno con los datos que respecto de la genealogía de éste trae Torres Saldamando en las pp. 57 a 68 de el Libro Primero de los Cabildos de Lima, París, 1900, fol.

 

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Ramón A. Salazar, Historia del desenvolvimiento intelectual de Guatemala, Guatemala, 1897, 8°, p. 190.

 

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Diremos, pues, explayando esto, que en 3 de septiembre de 1626 doña Inés extiende poder para casarse con don Pedro Montesdoca Grimaldo, hijo del capitán don Pedro Montesdoca y de doña Isabel Grimaldo, «vecinos de la ciudad de Arequipa, residentes en la villa de Camaná, que sean en gloria». Vol. 107, fol. 21, Archivo de Escribanos. En el vol. 130, fol. 37 vlto., aparece otorgando su testamento, en vísperas de su partida al Perú, (4 de septiembre del dicho año) don Álvaro de Mendoza, y en él nombra por albacea a su cuñado don Pedro Montesdoca, hermano de su mujer doña María, con quien se había casado por poder haría cosa de dos meses.

 

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Beristaín tomaría, posiblemente, ese dato de la Historia de Guatemala o Recordación florida del capitán don Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, por el manuscrito de que habla en el artículo biográfico que le dedica. Sabido es que esa obra salió a luz en Madrid, en 1883, editada por don justo Zaragoza. El dato referente a Orena se halla en la página 189 del tomo II.

 

25

Según lo que se me alcanza, el primero que incurrió en semejante confusión fue Pedro Mexía de Ovando, que en su Ovandina, impresa en Lima en 1621, al hablar de D. Melchor Bravo de Saravia y de su descendencia, dice: «...doña Mayor, mujer del general Alonso Picado, secretario del marqués don Francisco Pizarro...». En nuestros días, Cejador, Historia de la Lengua y Literatura castellana, t. III, p. 263; y Bonilla San Martín, Notas a Galatea, II, p. 337. Ya puso en claro esta confusión don Luis Alberto Sánchez, Historia de la literatura peruana, p. 25.

 

26

«Antonio Picado se casó con Ana Suárez, y esta sucedió en el repartimiento de Guada Cheri (Guarochirí), y se casó después con Sebastián Sánchez de Merlo». Carta del Conde Nieva, 15 de julio de 1563. Levillier, Gobernantes del Perú, t. I, p. 515.

Por lo que pueda importar, diré que de un documento del Archivo de Indias consta que Picado contaba 26 años en 1534.

 

27

Mariño de Lobera, Crónica del Reino de Chile.

 

28

En carta al Rey del Licenciado Castro, fecha en Lima a 20 de diciembre de ese año, llama a Picado yerno del Doctor Bravo de Saravia. Levillier, Gobernantes del Perú, t. III, p. 276.

 

29

Carta citada, en el mismo tomo, p. 279.

 

30

«Sirvió el Doctor Saravia a S. M. en Chile, así en las cosas de justicia como en las de guerra, ocupando en ella su persona y la de su hijo y yerno, que por ser tan rico y extraordinariamente gastador, y dadivoso, salió este general Alonso Picado con menos dinero que metió en Chile». Mariño de Lobera, ob. cit.