31
«Alonso Picado y Juan Jufré dicen que han ido a Vuestra Excelencia con pretensión de cierta jornada...». Carta del Licenciado Egas Venegas al Virrey del Perú, fecha en Valdivia a 22 de abril de 1571.
32
«...esta noticia de César me envió a pedir el Doctor Saravia para Alonso Picado, su yerno, y me la vino a pedir él desde Chile, y ansimismo me la vino a pedir el dicho capitán Joan Jufré desde Chile, y a ninguno se dio, ni convino...». Carta al Rey, fecha en el Cuzco, a 1° de marzo de 1572.
En otra, escrita a 25 del mismo mes y año, vuelve a repetir al Monarca: «El Doctor Saravia me dice que Alonso Picado, su yerno, vaya a hacer alguna conquista quél le tiene dada: que pensar en ello era locura, cuanto más ponello por la obra...». Levillier, Gobernantes del Perú, t. III, p. 461.
33
«He venido a estos reinos con mi mujer e hijos», cuenta en ella.
34
Tomo I, canto VIII, p. 237.
35
Historia de la Poesía Hispano-Americana, II, 141.
36
Notas a Galatea, II, p. 337.
37
Cabello de Balboa, Historia del Perú bajo la dominación de los Incas, Lima, 1920, p. XIII.
38
De ese libro ya hemos dicho lo suficiente al hablar de su autor.
Bonilla y San Martín ha incurrido en una confusión al afirmar (Galatea, II, 338) que hay un soneto de Ribera en la obra de Garcés, en vez de decir que éste le dedicó en ella uno -el que queda transcrito.
39
«...sale muchas veces de noche, hecho soldado, con plumas y espada y daga, y se anda acuchillando (Gutiérrez de Ulloa) por las calles, y se acuchilló con Sancho de Ribera, vecino de aquella ciudad (Lima), el cual le quitó un montante...». Cfr. Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima, t. I, p. 207.
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La mayor parte de estos datos biográficos los trae don Luis Alberto Sánchez en su libro ya citado, donde advierte (p. 35, nota 1) que los debe a don José de la Riva Agüero. Algún reparo nos ofrecen varios de ellos, así, v. gr., es extraño que si tomó parte en la expedición contra Drake, no le recuerde en esa ocasión Miramontes, como vemos que lo hizo con Avalos y, sobre todo, con Picado, rival de Ribera, cuyo nombre por esa circunstancia debió de habérsele venido a los puntos de su pluma. Puede haber sido omisión de aquel poeta, ciertamente. pero no podemos asentir a su presencia, y durante largos años, en la guerra araucana, como se afirma, pues no se halla en los documentos de esa época la menor huella de su estancia en Chile, omisión que resulta inexplicable tratándose de un personaje, de no escasa figuración social, política y militar.