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101

Utilizo la edición de Agustín G. de Amezúa de Novelas amorosas y ejemplares, Madrid, Artes Gráficas, 1948. Véase un resumen de la obra de María de Zayas en Women Novelists in Spain and Spanish America de Lucía Fox-Lockert, Metuchen, New Jersey, and London, The Scarrecrow Press, 1979, 2-11.

 

102

Véase, Elias L. Rivers, «Pastoral, Feminism, and Dialogue in Cervantes», en «La Galatea» de Cervantes: cuatrocientos años después. (Cervantes y lo pastoril), Newark, Juan de la Cuesta, 1985, 7-15.

 

103

Véanse, Gil Polo, Diana enamorada, Rafael Ferreres, ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1953, 235-46 y Jorge Montemayor, La Diana, Francisco López Estrada, ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1946, 38-39.

 

104

Puede darse como ejemplo la Grandeza Mexicana de Bernardo de Balbuena. Véase el trabajo de Juan Durán Luzio, «Grandeza Mexicana, grandeza del Nuevo Mundo», en Creación y utopía. Letras de Hispanoamérica, San José, Costa Rica, 1979, 53-69.

 

105

Véase Showalter, op. cit., 6.

 

106

Utilizo libremente términos utilizados por Josefina Ludmer en una conferencia presentada en la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY), en Stony Brook, sobre «La biografía popular y el género gauchesco» el 9 de febrero de 1986.

 

107

Hay mención de una Clarinda en el Discurso en loor de la poesía (Antonio Cornejo Polar, ed., Lima, 1954): «Pues nunca sale en la cumbre Pinda / con tanto resplandor, cuanto demuestras, / cantando en alabanza de Clarinda»; pero no sabemos si se refiere a ella misma o a otra persona. Amarilis se llama así en el v. 119. Sobre estas dos anónimas peruanas véanse: Alberto Tauro, Esquividad y gloria de la Academia Antártica, Lima, Huascarán, 1948 (sobre Clarinda; no he podido ver aún su libro: Amarilis Indiana); Antonio Cornejo Polar, en el cap. II: «Amarilis ¿autora de dos poemas?», 107-119; Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de la poesía hispanoamericana, Madrid, 1911; J. Greer Johnson, Women in Colonial Spanish American Literature. Literary Images, Westport-London, Greenwood Press, 1983, nota 1, 178; y Antonio R. de la Campa y Raquel Chang-Rodríguez, Poesía hispanoamericana colonial. Antología, Madrid, Alhambra, 1985 (selecciones dedicadas a parte del Discurso y la epístola completa).

 

108

Agradezco el valioso envío a Antonio Cornejo Polar. He modernizado el texto.

 

109

Cambio la lectura a «nuestras» en vez de «muestras» (que aparece en la edición de Cornejo Polar pero que debe ser falta de impresión) porque es lo que conviene al sentido del pasaje. No es aceptable que una escritora tan conocedora de las reglas poéticas utilizara en un mismo terceto dos veces la misma palabra con el mismo significado nominal. (Posteriormente he visto el texto que da Alberto Tauro en la obra que se cita y, efectivamente, es «nuestras», 73).

 

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Aunque es cierto, como me observó Octavio Paz (en su invitación a conversar sobre Sor Juana en los programas de televisión «Conversaciones con Octavio Paz», junio y julio de 1984), que resulta difícil aplicar ese término de un concepto actual a época tan remota, no hallo otro que me parezca mas válido.