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161

Véase Rosa Perelmuter Pérez: «La situación enunciativa del Primero sueño», Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, XI, 1, 185-91.

 

162

Utilizo nuestra edición (de Elias L. Rivers y mía) para El Sueño, donde se encontrará también una prosificación y estructuración propias. La cursiva es siempre mía.

 

163

Véase el trabajo mío que señalo en la nota 150 e, N.º 14.

 

164

Véase mi libro: «El Sueño» de Sor Juana Inés de la Cruz..., 47.

 

165

Véase el trabajo de José Gaos, «El sueño de un sueño», Historia Mexicana, X, 1960, 54-71.

 

166

Escribo feministas entre comillas por las siguientes razones: Octavio Paz me advirtió durante su invitación a conversar sobre Sor Juana en los programas de televisión «Conversaciones con Octavio Paz» (homenaje al escritor mexicano en su 70 cumpleaños; junio y julio de 1984), que resultaba difícil aplicar ese término de un concepto actual a época tan remota. Pero no hallamos otro que pareciera más válido.

Por otra parte, estos villancicos de Sor Juana escritos, como mencionamos, después de toda la cuestión de las cartas, nos aseguran que la poeta seguía manteniendo más firmemente que nunca su creencia en la validez e igualdad intelectual de la mujer. Y creemos, con Dorothy Schons que, si bien ya no en forma activa en sus escritos, esta creencia la llevaría incluso hasta más allá de su decisión de retiro del mundo sin que fuera el miedo, como asegura Paz al final de su gran obra sobre la monja, el que la determinara. (Véase mi artículo «Biografías; Sor Juana vista por Dorothy Schons y Octavio Paz») (N.º 15).

 

167

Este trabajo apareció en el Homenaje al profesor Alfredo A. Roggiano. Véase la bibliografía suya así como su artículo: «Conocer y hacer en Sor Juana Inés de la Cruz», Revista de Occidente, 15, 1977, 51-54.

 

168

Véase a Reyes, 95. A propósito de lo que dice Reyes: la pasión por la complicación barroca en obras poéticas, véase el «Laberinto endecasílabo» de Sor Juana dedicado al conde de Galbe (en voz de la condesa), que puede leerse a tres columnas y cuyo primer verso es: «Amante, -caro, -dulce esposo mío» (Noguer, 521-22; MP, 176; véase la nota que sigue).

 

169

Utilizo la edición nuestra (de Elias L. Rivers y mía) de Noguer; bajo Noguer aparecerá señalada en el texto. Los versos copiados se hallan en 391-93. Señalaremos los números de los versos (vv.) para El sueño y el retrato de Lisarda. Además, en ocasiones, remitiremos al lector a mi edición de Inundación castálida (IC) y a Méndez Plancarte (MP).

 

170

Es el soneto que empieza «Diuturna enfermedad de la esperanza». Puede verse en Noguer, 629-30 o en IC, 138.