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181

A propósito de la ambivalencia de la parodia que menciona Bajtin, recordemos el carácter ambivalente de la vida y la personalidad de la monja: por un lado ortodoxa y sumisa, y por el otro valiente y contestataria; véase mi capítulo en Historia de la literatura... de Cátedra, 276. No es extraño que se sintiera atraída a este recurso que hoy se adscribe al mundo barroco.

 

182

La utilización de personajes masculinos marginados es una nota común entre las mujeres escritoras. Véase la obra de Sor Marcela de San Félix, hija de Lope de Vega, quien también aprovechaba estos tipos para ejercitar la crítica. La obra completa de Sor Marcela, de la cual soy coautora con Electa Arenal, se ha publicado por Promociones y Publicaciones Universitarias (PPU), Barcelona, 1988.

 

183

Escribo siempre «feministas» entre comillas por la contradicción que significa aplicar el término a época tan remota, según me apuntó Octavio Paz. Véase lo que digo en mi artículo publicado en La Torre. Nueva Época: «Antes de Juana Inés: Clarinda y Amarilis, dos poetas del Perú colonial», nota 17 (N.º 4 en esta colección).

 

184

La lucha de Sor Juana por ensalzar a la mujer, por conseguir el reconocimiento del derecho de ésta a la intelectualidad y por equipararla al hombre en muchos planos, es una de las fuerzas principales que mueven su obra; esta preocupación se halla esparcida en todos sus escritos. Véanse, por tomar sólo ejemplos de los villancicos, la forma en que presenta en ellos a la Virgen María, ejemplo máximo de mujer: en los de la Asunción de 1676 nos presenta a María de doctora, de maestra y de caballera andante; en los de la Asunción, 1679, la hallamos de astrónoma y de «mujer valiente», «tenor hermoso», «valeroso pasmo», «luminoso espanto»; en los de la Asunción de 1685 nos dice: «Por otro motivo / que todos murió: / no de hija de Adán, / de madre de Dios»; María es casi igual a Dios: «al soberano dueño a quien se humilla, / porque sólo de Dios serlo pudiera». En los de la Concepción, 1689, al eximirla de la culpa original hace de Adán el pecador sin mencionar para nada a Eva; María es: «hija de Adán y sin mancha / [...] / Que en Adán pecaron todos, / es verdad; mas no podía / en la ley de los esclavos / ser la Reina comprendida». María, en estos villancicos vence al demonio y es reconocida por los doctos del cielo: «Dizque los doctos de allá / claridad de Dios os llaman / y de ángeles...». Los ejemplos, ateniéndonos incluso a los villancicos solamente, son innumerables. (Véase el artículo de Electa Arenal).

 

185

El auto del Divino Narciso, con su loa, fue escrito, al parecer, a instancias de la condesa de Paredes quien tendría la intención de presentarlo en Madrid. Méndez Plancarte afirma que «cabe conjeturar el estreno madrileño en el Corpus del año subsiguiente, es decir, el 9 de junio de 1690» (MP, III, p. LXXI). Octavio Paz en Las trampas dice que «El teatro de Sor Juana fue, casi seguramente, representado en España», 441. Sin embargo, las investigaciones de Alexander A. Parker parecen demostrar, al menos en cuanto a los autos, lo contrario: «We know all the autos performed in Madrid from 1668 to the end of the century, and El Divino Narciso was not among them», 259.

 

186

Recordemos el soneto de Sor Juana que comienza «La compuesta de flores maravilla, / divina protectora americana» en el que presenta conceptos religiosos sincréticos: la Guadalupe del Tepeyac, «rosa mejicana». Véase la obra de Jacques Lafaye, 74. Véase también el capítulo mío que debía aparecer en la Historia de literatura hispanoamericana, La colonia, que coordinó Giuseppe Bellini. Estas ideas sincretizadoras se encuentran en las loas que tratamos.

 

187

Parecidas reflexiones hace el personaje de América en la loa del Divino Narciso: «Bárbaro, loco, que ciego, / con razones no entendidas, / quieres turbar el sosiego / que en serena paz tranquila / gozamos / [...] / y proseguid vuestros cultos / sin dejar advenedizas / naciones, osadas quieran / intentar interrumpirlas», Noguer, 118.

 

188

Véase el artículo de Luis Monguió de UDR, y mi artículo mencionado en la nota 183.

 

189

Agradezco a nuestra estudiante Carmen Rita Rabell el haberme llamado la atención sobre este punto.

 

190

Agradezco a Alfredo A. Roggiano su invitación a participar en la sesión coordinada por él, sobre Sor Juana, en el XII Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, celebrado en Austin, Texas, en marzo de 1981.

Una versión diferente sobre este mismo tema se publicó con el título de «Sor Juana y sus retratos poéticos» en Revista Chilena de Literatura, 23, abril, 1984, 39-52.