Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

201

En «Notas para la interpretación, influencia, fuentes y texto del Libro de buen amor» en Revista de Filología Hispánica, año II, N.º 2 (1940), en las páginas dedicadas a «Los retratos del buen amor». Véase de la misma autora «La dama como obra maestra de Dios», Romance Philology, XXVIII, 3, 1915, 267-324.

 

202

En «La bella de Juan Ruiz, toda problemas» en De los siglos oscuros al de oro, Segunda edición, Madrid, Editorial Gredos, 1964.

 

203

«Cependant n'allons pas croire que ce portrait tracé par l'Archiprête soit révélateur de ses goûts ou de ses préférences. Il est, au contraire, de la plus grande banalité et se conforme á la règle enseignée dans les écoles», 301.

 

204

Contra la opinión del célebre crítico y poeta español sobre que los retratos del Arcipreste son portadores de preferencias personales de Juan Ruiz, véase Roger M. Walter: «A Note on the female portraits in the Libro de buen amor», RF, LXXVII, London, 1965. Dice en la p. 120: «From these facts we can see that Juan Ruiz is following the normal procedure of medieval authors, using a portrait not to describe but to bestow praise or blame on the subject».

 

205

En su trabajo: «More on Arabic vs. Western descriptive modes in Hispanic literature: Brantôme s Spanish formula», KRQ, XVIII, 1971, 3-16.

 

206

No es extraño imaginar que, basada en la armonía del celebrado microcosmos de Helena, de semejantes descripciones se desgajara una clasificación pitagórica por grupos numéricos según menciona Walsh, quien se ocupa de esta técnica además de la del retrato enumerativo, vertical. Este crítico apunta que, aunque la fórmula del retrato vertical se ha considerado distintiva de la tradición occidental, se puede demostrar, como lo ha hecho Dámaso Alonso, que un canon parecido se halla igualmente en la literatura árabe. Hay que concluir, pues, que la convivencia milenaria en España de los diferentes grupos étnicos, en este caso especialmente el cristiano y el árabe, trajo una simbiosis de fórmulas lingüísticas aplicadas a retratos. Hay precisamente un extenso retrato de Helena de Troya en La crónica Troyana, edición de Frank Pelletier Norris II, Chapel Hill, The University of North Carolina Press, Valencia, 1970, 110-112, donde se mencionan los «labrios, delgados quanto cumple» y «muy coloradas enzjas» como en el Libro de buen amor, lo cual probaría este traspaso entre las dos culturas.

 

207

La traducción es de Esteban Manuel de Villegas, de «El Anacreonte (traducido)», Poetas líricos de los siglos XVI y XVII, BAE, Tomo 42, II, 559.

 

208

«Cual de fuego» parecería apuntar a unos ojos negros ya que mal se imagina uno así a «lo garzo de Minerva».

 

209

Según Menéndez y Pelayo, el retrato más antiguo de la literatura española. Véase Antología de poetas líricos castellanos, edición de E. Sánchez Reyes, Santander, Aldus, 1944, I, 199. Para María Rosa Lida es el de María Egipciaca: «el primer retrato español de ese tipo», op. cit., 122. Se han consultado para «Razón feita d'amor»: An Anthology of Old Spanish de Tatiana Fotich, Washintong D. C., The Catholic University of America Press, 1962. Para La vida de Santa María Egipciaca, a María S. de Andrés Castellanos, Anejos del Boletín de la Real Academia Española, Anejo XI, Madrid, 1964, 115-116; para el de Calectrix, el Libro de Alexandre en la edición de R. Willis, Princeton University Press, 1934, 327-328; para el Libro de buen amor, Madrid, Espasa Calpe, Clásicos castellanos, 1963, 163-164; para el Marqués de Santillana, «Canciones y decires», Madrid, Espasa Calpe, Clásicos Castellanos, 1964, 215-220.

 

210

En la Celestina todavía se usará «rostro», pero Cervantes, en el retrato-parodia de Dulcinea, utilizará «mejillas».