Después de haber estudiado durante algunos años la
obra de Fedro y una vez constatadas su importancia en la fabulística
antigua y su notable influencia en la medieval1, me
pareció interesante observar en qué medida y de qué modo
habían sido utilizados sus apólogos por los fabulistas modernos.
De entre estos consideré lógico empezar por nuestro Samaniego,
consciente de que Iriarte había prescindido intencionadamente de los
fabulistas que le precedieron. No sospechaba entonces que las publicaciones
sobre las fábulas de Samaniego fueran tan escasas y menos aún que
no existiera -al menos editado- un trabajo global sobre sus fuentes2, aunque debe mencionarse
aquí el meritorio, pero incompleto, de E. Palacios Fernández3.
Inicié mi estudio con la lectura del confuso prólogo
con que el autor vasco nos introduce en la lectura de sus fábulas,
confuso sobre todo en el párrafo en que alude al uso que ha hecho de los
fabulistas que le precedieron. Se alternan allí los nombres de Fedro,
Esopo y La Fontaine, y uno ha de leerlo varias veces para saber exactamente
qué es lo que el autor quiere decir. En última instancia, nos
parece claro que Samaniego confiesa tanto haberse apartado de Fedro, convencido
de la superioridad en concisión y energía de la lengua latina
sobre el castellano4, como
seguir los
—250→
argumentos esópicos con el ejemplo de La
Fontaine, innovando y recreando cuanto le ha sido posible5. Sin embargo, las primeras lecturas de sus
fábulas me permitieron ya presuponer que la presencia de Fedro en la
obra de Samaniego era más importante de lo que este autor
reconocía en el antedicho prólogo.
Para constatar con datos concretos esta primera impresión, he
revisado todas las fábulas de Samaniego de las que existía una
versión fedriana, un total de 456. Sin embargo, otras
versiones de estos mismos apólogos podían encontrarse en La
Fontaine o en Esopo, que tal vez constituían la fuente principal de la
que se sirvió Samaniego para la redacción de su fábula.
Ello me obligó a revisar también la obra de estos autores7, comprobando que de las 45 fábulas
mencionadas8 15 se encontraban en los cuatro
fabulistas; 10 en Samaniego, Fedro y La Fontaine; 4 en Samaniego, Fedro y
Esopo, y, en fin, otras 16 únicamente en Samaniego y Fedro.
A partir de aquí, emprendí un estudio comparativo de
las distintas versiones, fijándome especialmente en tres aspectos
diferentes:
-Los personajes que protagonizan el apólogo.
-Las situaciones, descripciones o alusiones que se dan en él
y el paralelismo en el lenguaje.
I) Veamos, en primer lugar, aquellas fábulas de las que
únicamente tenemos versión en Fedro y Samaniego; nótese
cómo en algunas de ellas el autor español seguía fielmente
al latino:
«El zapatero médico» (S. VIII, 5; F. I,
14).
Con idénticos personajes: zapatero y rey.
Un estrecho paralelismo no sólo en las situaciones
argumentales, sino también en los términos empleados para
referirse a ellas10:
Estaba el Rey postrado en una cama, / De una grave dolencia.
(vv. 5-6)
hic cum iaceret morbo confectus gravi /
rex urbis
(vv. 5-6)
El antídoto pide y en un vaso / Finge el Rey que le
mezcla con veneno.
(vv. 9-10)
simulans... / se miscere antidoto
toxicum.
(vv. 7-8)
Y dice que sin ciencia / Logró hacerse doctor de
grande precio / Por la credulidad del vulgo necio.
(vv. 13-15)
non artis ulla medicum se prudentia, /
verum stupore vulgi factum nobilem.
(vv. 11-12)
Convoca el rey al pueblo.
rex advocata contione...
y una evidente proximidad en las
moralejas:
Esto para los crédulos se cuenta, / En quienes tiene
el charlatán su renta.
(vv. 21-22)
Hoc pertinere vere ad illos dixerim, /
quorum stultitia quaestus impudentiae est.
(vv. 17-18)
«La onza y los pastores» (S. IV, 17; F. III, 2).
Con personajes muy similares: onza, pastores / pantera,
pastores.
Numerosos paralelismos en el desarrollo del relato:
En una trampa una Onza inadvertida / Dio mísera
caída.
(vv. 1-2)
Panthera imprudens... in foveam
decidit.
(v. 2)
La arrojó... alimento, / Con que pudiese recobrar
aliento
(vv. 15-16)
misere panem ut sustinere
spiritum
(v. 6)
Llega la noche... / Marchan a descansar a la cabaña /
... con esperanza muy fundada / De hallarla muerta por la madrugada.
(vv. 17-20)
nox insecuta est; abeunt securi domum, /
quasi inveniri mortuam postri die.
(vv. 7-8)
Ya destruye ganados, / Ya deja a los Pastores
destrozados.
(vv. 27-28)
pecus trucidat, ipsos pastores
necat.
(v. 13)
En fin, las moralejas recogen con distintas palabras un contenido
similar: el agraviado tiene ocasión para la venganza11.
—252→
«Demetrio y Menandro» (S. VII, 7; F. V, 1).
Los protagonistas del relato son los mismos: Demetrio Falereo,
vulgo, nobles, Menandro.
Los paralelismos en la narración notorios:
Demetrio el Faleriano se apodera / de Atenas, y aunque fue
con tiranía, / De agradable manera / Los del vulgo le aclaman a
porfía.
(vv. 5-8)
Demetrius rex, qui Phalereus dictus est,
/ Athenas occupavit imperio improbo, / ut mos est vulgi passim et certatim
ruit.
(vv. 1-3)
Los grandes y los nobles distinguidos / Con fingido placer
la mano besan / que los tiene oprimidos.
(vv. 9-11)
ipsi principes / illam osculantur qua
sunt oppresi manum...
(vv. 4-5)
Con ellos va Menandro juntamente, Dramático escritor
de gran talento, Cuyas obras leyó, sin conocerle, Demetrio...
(vv. 15-18)
in quis Menander, nobilis comoediis, /
quas ipsum ignorans, legerat Demetrius...
(vv. 9-10)
«¿Con qué valor se pone en mi presencia
ese hombre afeminado?».
(vv. 22-23)
«Quisnam cinaedus ille in conspectu
meo / audet cevere?».
(vv. 15-16)
A pesar de estas coincidencias, Samaniego ha innovado con la
inclusión de una moraleja que no está en Fedro.
«Esopo y un ateniense» (S. VII, 6; F. III, 14).
Idénticos personajes: Esopo y ateniense.
Un desarrollo argumental muy parecido, con expresiones
similares:
Cercado de muchachos / Y jugando a las nueces, / Estaba el
viejo Esopo.
(vv. 1-3)
Puerorum in turba... ludentem... /
Aesopus nucibus...
(vv. 1-2)
...el anciano / Coge un arco que tiene / La cuerda
floja...
(vv. 7-10)
senex, / arcum retensum
posuit...
(vv. 4-5)
«...advierte / Que romperás el arco / Si
está tirante siempre; / Si flojo, ha de servirte / Cuando tú lo
quisieres».
(vv. 19-23)
«cito rumpes arcum, semper si
tensum habueris; / at si laxaris, cum voles erit utilis».
(vv. 10-11)
Y una evidente proximidad en la expresión y el contenido de
las moralejas:
Si al ánimo estudioso / Algún recreo dieren, /
Volverá a sus tareas / Mucho más útilmente.
(vv. 24-27)
Sic lusus animo debent aliquando dari, /
ad cogitandum melior ut redeat tibi.
(vv. 12-13)
-Hay otro grupo de fábulas en las que Samaniego introduce
ciertas innovaciones con respecto a Fedro, pero sigue siendo evidente su
dependencia de él:
«El charlatán y el rústico» (S. III, 15;
F. V. 5).
—253→
Samaniego ha abreviado la fábula fédrica, por lo que
los protagonistas no son exactamente los mismos: charlatán,
rústico, público / rico, actor, turba, rústico. No
obstante, existe entre ambas versiones una gran proximidad, como puede
apreciarse al confrontar determinados pasajes:
...quedando todo el mundo / En silencio profundo.
(vv. 5-6)
silentium ipsa fecit
expectatio.
(v. 15)
Con víctores lo aclaman a porfía.
(v. 12)
hominemque plausu prosequntur
maximo.
(v. 21)
Tírale... de la oreja.
(v. 29)
Pervellit aurem...
(v. 32)
«¿Así juzgan ustedes?».
(v. 37)
«En hic declarat quales sitis
indices!
(v. 38)
En las moralejas, sin embargo, no hay acuerdo entre ambos
fabulistas.
«Las cabras y los chivos» (S. II, 19; F. IV, 17).
Con los mismos personajes: cabras, Júpiter y chivos.
Aunque en esta ocasión Samaniego ha introducido un promitio
de tono conservador, ajeno a Fedro, y una chocante alusión a la paz
octaviana que tampoco se encuentra en el autor latino, encontramos ciertos
paralelismos en el desarrollo del argumento:
«¿Qué importa que las Cabras / Disfruten
un adorno propio vuestro / Si es mayor ignominia / De su vano deseo, / Siempre
que no igualasen / En fuerzas y valor a vuestro cuerpo?».
(vv. 19-24)
«Sinise», inquit,
«illas gloria vana frui / et usurpare vestri ornatum muneris, / pares cum
non sint vestrae fortitudini».
(vv. 4-6)
Las moralejas están también bastante
próximas:
El mérito aparente / Es digno de desprecio; / La
virtud solamente / Es del hombre el ornato verdadero.
(vv. 25-29)
Hoc argumentum monet ut sustineas tibi /
habitu esse similes qui sunt virtutes impares.
(vv. 7-8)
«El hombre y la comadreja» (S. IV, 19; F. I, 22).
Los mismos personajes: comadreja, hombre.
Samaniego ha introducido algunos cambios que alargan la
narración, pero en su contenido hay evidentes paralelismos entre ambos
autores:
Así decía cierta Comadreja / A un hombre que
la había aprisionado.
(vv. 1-2)
Mustela ab homine prensa... /
inquit...
(vv. 1-2)
«Tu casa... / ...registro... / Para que vivas libre de
ratones».
(vv. 6-9)
«tibi molestis muribus purgo
domum».
(v. 3)
—254→
En fin, la moraleja de ambas versiones expresa la misma idea con
diferentes palabras: contra el que actúa en provecho propio pretendiendo
hacer bien a los demás12.
«El milano y las palomas» (S. II, 13; F. I, 31)13.
Milano y palomas protagonizan ambas versiones.
Samaniego introduce innovaciones notables en el desarrollo de la
narración, pero hay apreciables paralelismos:
A las tristes palomas un Milano, / Sin poderlas pillar,
seguía en vano.
(vv. 1-2)
Columbae saepe cum fugissent
milvum...
(v. 3)
«...Me obligo, / Si la banda por rey me aclama luego,
/ A tenerla con sosiego».
(vv. 10-12)
«regem me creatis icto foedere, /
qui vos ab omni tutas praestem iniuria?».
(vv. 8-9)
Es de notar la semejanza entre ambas moralejas:
Quien al poder se acoja de un malvado / Será, en vez
de feliz, un desdichado.
(vv. 23-24)
Qui se committit homini tutandum improbo,
/ auxilium dum requirit, exitium invenit.
(vv. 1-2)
«El naufragio de Simónides» (S. VII, l; F. IV,
23)14.
Tras una larga dedicatoria a Elisa, Samaniego escribe esta
fábula, que, sin duda, se basa en Fedro, aunque el fabulista
español ha abreviado el relato suprimiendo algunos detalles de la
narración fédrica.
Los protagonistas son prácticamente los mismos con
excepción de los bandidos, que no aparecen en Samaniego.
Se observan coincidencias muy notables en la narración:
Simónides en Asia se enriquece, / Cantando a justo
precio los loores / De algunos generosos vencedores.
(vv. 34-36)
Simonides... / circum ire coepit urbes
Asiae... / mercede accepta laudem victorum canens / ...locuples factus
est.
(vv. 2-6)
...con deseo / De volver a su amada patria Ceo.
(vv. 34-36)
redire in patriam voluit... / natus in
Cia insula.
(vv. 7-8)
Les quedó... por sufragio / Mendigar con la tabla del
naufragio.
(vv. 57-58)
...ceteri tabulam suam /
portant...
(vv. 24-25)
—255→
En la moraleja15 hay también semejanza, pero no
identidad. En efecto, ambos autores destacan la importancia de la
sabiduría como bien imperecedero; pero en Samaniego no hallamos, ni en
la moraleja ni a lo largo del relato, esa insistencia fédrica al
expresar la máxima cínica de renuncia a las riquezas:
Homos doctus in se semper divitias
habet (v. 1); «Meum mea sunt
cuncta»; «mea / mecum esse
cuncta» (24-25).
-En otras fábulas Samaniego se basa, sin duda, en Fedro,
pero introduce en su versión abundantes innovaciones:
«La oveja y el ciervo» (S. V, 19; F. I, 16).
Los personajes son los mismos: oveja, ciervo, lobo.
Samaniego ha alargado la narración fédrica y los
puntos de contacto entre ambas versiones no son fácilmente apreciables,
aunque podamos apuntar alguno:
Un celemín de trigo / Pidió a la Oveja el
Ciervo...
(vv. 1-2)
Ovem rogabat cervus modium
tritici.
(v. 3)
«...¿A quién acudiré cumplido el
plazo?».
(v. 12)
«Ubi vos requiram cum dies
advenerit?».
(v. 7)
El contenido de las moralejas también es diferente.
«El perro y el cocodrilo» (S. V, 13; F. I, 25).
Los personajes son los mismos: perro y cocodrilo.
Samaniego no introduce la narración del mismo modo que
Fedro y cambia algunas expresiones del poeta latino; no obstante, la
alusión al río Nilo, las diferentes situaciones que se describen
en el apólogo y los puntos concretos de conexión que a
continuación anotamos, revelan que Samaniego se basó en la
fábula fédrica:
Bebiendo un Perro... / Al mismo tiempo corría.
(vv. 1-2)
Cum currens bibere coepisset
canis...
(v. 5)
«Bebe quieto».
(v. 3)
«Lambe otio».
(v. 6)
Las moralejas, aunque cercanas, tampoco tienen un contenido
idéntico: Samaniego alaba al perro por no seguir el consejo de su
enemigo, mientras Fedro rechaza a los que, cómo el cocodrilo, dan malos
consejos a los hombres cautos16.
«El calvo y la mosca» (S. I, 18; F. V. 3).
Los personajes son los mismos: mosca y calvo.
—256→
La estructura general de la narración es muy similar y hay
expresiones muy cercanas entre sí:
«Si quitarme la vida / Intentaste por un leve delito,
/ ¿A qué pena condenas a tu brazo...?».
(vv. 9-11)
«Punctum volucris parvulae /
voluiste morte ulcisci; quid sacies tibi...?».
(vv. 3-4)
Sin embargo, Samaniego se aparta claramente de su modelo, dotando
a la narración de un tono más desenfadado, pero descuidando la
brevitas fedriana.
Por otra parte, las moralejas expresan enseñanzas
diferentes.
«El cazador y el perro» (S. IV, 10; F. V, 10).
Ambas versiones están protagonizadas por los mismos
animales: perro, jabalí y cazador, si bien Samaniego ha dado nombre
propio al
canis fédrico17.
Las situaciones argumentales que se dan en ambas versiones son
también muy similares, aunque Samaniego ha alargado la narración
notablemente, sobre todo con la inclusión de expresiones descriptivas
que no ocultan, sin embargo, evidentes paralelismos:
El cerdoso valiente / No escuchaba recados a la oreja; / Y
así, su resistencia no le deja / Cebar al Perro su cansado diente.
(vv. 9-12)
Arripuit aurem; sed cariosis dentibus /
praedam dimisit...
(vv. 5-6)
El cazador, furioso / Reniega del lebrel y de su raza.
(vv. 15-16)
venator dolens / canem
obiurgabat.
(vv. 6-7)
«Miras a lo que soy, no a lo que he sido».
(v. 21)
«quod fuimus lauda, si iam damnas
quod sumus».
(v. 9)
El contenido de las moralejas es totalmente diferente, pues
mientras Samaniego la dirige contra el ingrato, en Fedro hallamos un epimitio
enigmático que parece aludir a circunstancias de su propia
existencia18.
-Hay, finalmente, tres fábulas donde resulta difícil
probar que Samaniego se haya basado en Fedro, aunque tal posibilidad no pueda
ser descartada:
«Un cojo y un picarón» (S. V, 10; F. III,
11).
Los personajes de ambas versiones son diferentes: cojo,
descortés / eunuco, malvado.
El planteamiento de la fábula que enfrenta a un disminuido
físico con su agresor verbal es el mismo, pero el desarrollo de la
narración es muy distinto en ambos
—257→
autores y no existen
coincidencias claras. Sin embargo, sabemos que en algunas de las primeras
ediciones de Fedro19 se ha sustituido al
eunuchus por un
claudus.
Además, la moraleja de Samaniego parece guardar cierta
relación con la réplica final del eunuco en la versión
fédrica; con palabras diferentes se expresa en ambas la idea de que al
hombre sólo debe avergonzarle aquello que padece por sus merecimientos y
no por los avatares de la fortuna.
El motivo central del argumento es similar, pero en el desarrollo
de la narración no se aprecia conexión alguna. Tal vez, Samaniego
no quiso aludir al sacrificio del cerdo en honor de Hércules que recoge
la versión fédrica, y ello le llevó a variar la
fábula de forma sustancial.
Por lo demás, el extenso epimitio de Fedro acerca del
peligro que engendra el enriquecimiento arriesgado no ha sido recogido por
Samaniego.
«La mona y la zorra» (S. V, 15; F. A, 1).
En ambas versiones encontramos los mismos personajes: mona y
zorra.
Las diferencias en el desarrollo del relato y en las situaciones
concretas que en él se dan son muy grandes. No obstante, el motivo
central es el mismo: la mona solicita a la zorra parte de su cola para tapar
sus vergüenzas y esta no accede a su petición.
Por otra parte, las dos moralejas se dirigen contra el avaro, pero
no tienen el mismo sentido21.
En definitiva, si pensamos que en época de Samaniego las
ediciones de Fedro no suelen incluir el apéndice perottino22, podemos inclinarnos a pensar en esta
ocasión que Samaniego se haya basado en otro autor que desconocemos, tal
vez uno de esos fabulistas modernos a los que alude en el prólogo23 o alguna otra fuente de carácter
anónimo.
II) Tras analizar las fábulas de Samaniego, de las que
sólo conservamos versión en Fedro, estudiamos aquellas otras, un
total de 4, que, como dijimos al principio, se encontraban, además de en
los fabulistas mencionados, en la colección prosaica de fábulas
anónimas, atribuida comúnmente a Esopo.
—258→
-En tres de estas fábulas Samaniego parece haberse basado
en Fedro:
«El asno infeliz» (S. V, 21; F. IV, 1 y E. 164).
La prueba de que Samaniego se sirvió de la versión
fédrica para la redacción de este relato nos la da el propio
fabulista español al aludir en la moraleja a Fedro: «Quien por su
mala estrella es infelice, aun muerto lo será. Fedro lo dice». Sin
embargo, es necesario destacar que Samaniego introduce notables cambios
respecto al autor latino: unos se justifican porque Samaniego no quería
seguramente mencionar a los sacerdotes de Cíbele, protagonistas de la
versión latina, pero en otros podemos observar las notables cualidades
que como adaptador tenía Samaniego, quien en muchas ocasiones se aparta
de su modelo e innova con éxito.
Parece evidente que en esta fábula Samaniego no tiene en
cuenta la versión esópica, cuya moraleja se separa con claridad
de la de los otros fabulistas.
«Los navegantes» (S. IV, 23; F. IV, 18; E. 78).
En esta ocasión las distintas versiones están muy
próximas entre sí. Los personajes son los mismos: piloto y
pasajeros.
El planteamiento del relato es idéntico, aunque en el
desarrollo concreto de la narración Samaniego no incluye algunas
situaciones de la versión esópica y se aproxima más a
Fedro.
Las tres moralejas inciden en la misma idea: el carácter
mudable de la fortuna de los hombres.
Aunque Samaniego parece haber seguido a Fedro, en su
versión no hallamos ese aspecto filosófico de la fábula
fedriana que presenta al sabio estoico como ejemplo del individuo inmutable
ante las alternativas propias de la vida humana.
«La águila, la corneja y la tortuga» (S. II, 5;
F. II, 6; E. 230)24.
Es claro que Samaniego sigue la versión fedriana y no la
esópica. En la fábula esópica no aparece la corneja y ello
conlleva un desarrollo argumental notablemente diferente e incluso la
enseñanza que se deduce del relato es distinta.
Los protagonistas de la narración son los mismos en
Samaniego y Fedro, y las situaciones argumentales también, aunque no hay
expresiones claramente paralelas. En la moraleja, sin embargo, sí existe
una notable coincidencia:
¿Qué podrá resistirse a un poderoso /
Guiado de un consejo malicioso?
(vv. 19-20)
Contra potentes nemo est munitus satis; /
si vero accesit consiliator malefitus, / vis et nequitia quicquid oppugnant
ruit.
(vv. 1-3)
-En lo que respecta a la otra fábula que analizamos en este
apartado, podemos afirmar que el fabulista español no se ha basado en
Fedro, pero resulta difícil asegurar que se haya servido de la
correspondiente versión esópica:
«La zorra y la gallina» (S. III, 5; F. A, 19; E.
7).
Los personajes son diferentes en las distintas versiones, si bien
hay mayor proximidad entre Samaniego y Esopo: zorra, gallo, gallina / cerda,
lobo / comadreja, gallinas.
—259→
En el desarrollo argumental no hay coincidencias notables si
exceptuamos el hecho de que en Samaniego y Esopo la acción transcurre en
un corral.
Por lo, que respecta a la moraleja, tampoco aquí es posible
decir que Samaniego haya tenido en cuenta a los autores clásicos.
III) Son nueve las fábulas de Samaniego que, además
de encontrarse en Fedro, se hallan también en La Fontaine.
-En tres de ellas el fabulista español parece haberse
basado en Fedro sin atender a la versión de La Fontaine:
«La gata, la águila y la jabalina» (I, 20; F.
II, 4; Fo. III, 6).
Los personajes son los mismos en las tres versiones.
El desarrollo de la narración y las situaciones que en ella
se producen nos indican que Samaniego se basó fundamentalmente en Fedro
para la composición de su apólogo. En efecto, La Fontaine, aunque
sin duda se sirvió de la versión fédrica, introduce
ciertas innovaciones que no han dejado huella en Samaniego. Además,
podemos apuntar ciertas coincidencias entre Fedro y Samaniego que no
están en La Fontaine:
Una Águila anidó sobre una encina.
(v. 1)
Aquila in sublime quercu nidum
fecerat.
(v. 1)
Y era un hueco del tronco corpulento / De una Gata y sus
crías aposento.
(vv. 3-4)
Feles, cavernam nacta in media,
peperat.
(v. 2)
Sino de noche que con maña astuta / Abastecía
su pequeña gruta.
(vv. 23-24)
...evagata noctu... / ubi esca se
replevit...
(vv. 18-19)
La jabalina... / No salió de su cueva / La
águila, en el ramaje temerosa.
...aquella ramis desidet; / aper... non
prodit foras.
(vv. 21-22)
Las moralejas, aunque tienen en común la crítica de
la falsedad, inciden en aspectos diversos25.
«El gorrión y la liebre» (S. II, 10; F. I, 9;
Fo. V, 17).
La Fontaine ha introducido notables variaciones respecto a la
versión fédrica (con cambio incluso de personajes:
gorrión, liebre, águila, gavilán / liebre, perdiz,
jauría y halcón) que no han sido asumidas por el fabulista
español, y, aunque este innova moderadamente respecto a Fedro, los
paralelismos entre las versiones de ambos son evidentes:
—260→
Un maldito Gorrión así decía / A una
Liebre que un Águila oprimía.
(vv. 1-2)
Oppressum ab aquila, fletus edentem
graves, / leporem obiurgabat passer...
(vv. 3-4)
De este modo lo insulta, cuando viene / El diestro
gavilán que lo arrebata.
(vv. 8-9)
dum loquitur, ipsum accipiter...
rapit
(v. 6)
Notable es también la similitud entre la réplica
final de la liebre en Samaniego y la moraleja fédrica:
«...a más meterte a consejero, / No sabiendo
mirar por ti primero?».
(vv. 13-14)
Sibi non cavere et aliis consilium dare /
stultum esse...
(vv. 1-2)
«El lobo, la zorra y el mono juez» (S. V, 13; F. I.,
10, y Fo. II, 3).
Los protagonistas de las tres versiones son los mismos, pero La
Fontaine alarga la narración con alusiones y descripciones que no
están en Fedro (carácter de la vida de la zorra, mención
de la diosa Temis, etc.) ni aparecen en la versión de Samaniego, quien
sigue al fabulista latino bastante fielmente, respetando incluso su
brevitas:
Un lobo se quejó criminalmente / que una Zorra astuta
lo robase.
(vv. 1-2)
De Lupus arguebat vulpem furti
crimine.
(v. 4)
El Mono Juez... / ...Enterado, pronuncia la sentencia.
En las moralejas, sin que se pueda hablar de identidad plena, es
evidente la proximidad entre Fedro y Samaniego26 que no comparte La
Fontaine.
-Hay otras tres fábulas en cuya composición
Samaniego parece haber contado no sólo con Fedro, sino también
con La Fontaine.
«El león envejecido» (S. III, 4; F. I, 21; Fo.
III, 14).
Los personajes de Samaniego nos indican ya la posibilidad de que
el autor español utilizara a sus dos predecesores en la redacción
de esta fábula: león, lobo, caballo, toro, jabalí y asno.
El caballo y el lobo no aparecen en la versión fedriana, pero sí
en La Fontaine; el jabalí y el toro están en Fedro, pero no en el
fabulista francés.
En el desarrollo del relato Samaniego innova bastante, sin que
pueda afirmarse con claridad en cuál de sus dos modelos se apoya
más.
Sin embargo, en la moraleja, aunque también hay
innovación, se aproxima más a Fedro:
—261→
Con mísera caída / ... / ... / ... /
...¿aun de los viles llega a ser juguete?
(vv. 27-30)
ignavis etiam iocus est in casu
gravi.
(v. 2)
«Los dos machos» (S. N, 9; F. II, 7; Fo. I, 4).
Las tres versiones tienen idénticos protagonistas: mulos y
ladrones.
En el desarrollo del argumento Samaniego y La Fontaine introducen
pocas innovaciones respecto a Fedro, por lo que las tres versiones están
bastante próximas. Samaniego se ha basado fundamentalmente en Fedro,
así parecen probarlo tanto el hecho de que no asuma las innovaciones
más notables del fabulista francés como algunas expresiones muy
próximas a Fedro:
... el primero, / Cargado de dinero, / Mostrando su penacho
envanecido, / Iba marchando erguido / Al son de los redondos cascabeles.
Sin embargo, algunos detalles revelan que Samaniego también
tuvo presente la versión de La Fontaine, como la actitud defensiva del
asno, que no está en Fedro, o ciertas expresiones (cf. Asieron de la
rienda /
Le saisit au frein).
La réplica final del asno en la versión de Samaniego
está más cercana a la moraleja fedriana que a la réplica
de La Fontaine.
Si a estos riesgos exponen en el mundo / Las riquezas...
(vv. 16-17)
magnae periclo sunt opes
obnoxiae.
(v. 15)
«El ciervo y los bueyes» (S. IV, 22; F. II, 8; Fo. IV,
21).
Como en la fábula anterior, las versiones son muy
similares. Sin embargo, Samaniego parece haberse basado fundamentalmente en
Fedro, como lo indican los personajes que intervienen en su relato y ciertos
paralelismos con el autor latino que no están en La Fontaine: el ciervo
escapa de los cazadores (escapó de la batida //
ut venatorum effugeret); el boyero
interviene (el boyero... / ...reparte el alimento //
frondem bubulcus adfert); la
alusión a los hombres en boca del buey («¿Ignoras,
desdichado, / Que aquí viven los hombres» // «infelix,... / hominumque tecto spiritum
commiseris?»); la visión de los cuernos del ciervo (mira
al enramado cuerno / Del Ciervo //
cervi... alta conspicatur cornua).
Sin embargo, otros detalles indican que Samaniego tiene
también en cuenta la versión de La Fontaine; así, las
alusiones a las colladeras (colliers en Fo.) o a la fiesta de la matanza
(banquete en Fo.) que no están en Fedro.
En las moralejas Samaniego también se aproxima más a
Fedro27 y no recoge la alusión al
«ojo del amante» que aparece en La Fontaine.
—262→
-Hay una fábula en la que las innovaciones de Samaniego son
tan notables que resulta difícil saber en qué versión se
basó para su composición:
«El asno sesudo» (S. II, 3; F. I, 15; Fo. VI, 8).
En la versión de Samaniego los protagonistas son un asno y
su dueño; igual que en Fedro y La Fontaine, aunque en estos autores se
afirma la ancianidad del amo y en el fabulista español no.
Samaniego es más prolijo en el desarrollo de la
narración, incluyendo el episodio de Amiclas, aludiendo a Marte, etc. La
no aceptación de las innovaciones que La Fontaine introduce respecto a
Fedro y algunos detalles menores (mención de la albarda; el clima de
guerra del relato, etc.) parecen indicar que su modelo fue el fabulista
latino.
En apoyo de tal idea se puede señalar la alusión en
la moraleja a la seguridad que se deriva de la pobreza (Nada teme perder quien
nada tiene //
nil praeter dominum, non res mutant
pauperes).
-Finalmente, hallamos dos fábulas en las que Samaniego
parece haberse basado en La Fontaine, sin tener en cuenta la versión
fédrica:
«La zorra y la cigüeña» (S. I, 10; F. I,
26; Fo. I, 18).
Los protagonistas son los mismos en las tres versiones: zorra y
cigüeña. Determinadas situaciones en el desarrollo de la
narración revelan que Samaniego tuvo como modelo a La Fontaine (la zorra
lame el plato; ausencia de la réplica final de la cigüeña
que encontramos en Fedro; la zorra se marcha con el rabo entre piernas,
etcétera).
El contenido de la moraleja apoya esa idea, pues, mientras La
Fontaine y Samaniego indican cómo pícaros y embusteros
también pueden ser engañados, Fedro exhorta clara y firmemente a
la ley del talión.
De todos modos, las innovaciones que introduce Samaniego respecto
a La Fontaine son muy numerosas y esta fábula es un exponente más
de la originalidad del autor español.
«El parto de los montes» (S. II, 15; F. IV, 24; Fo. V,
10).
El ratón y la montaña -en plural en Samaniego- son
protagonistas de las tres versiones.
Se trata de una narración muy breve, ligeramente alargada
por Samaniego y La Fontaine con algunas descripciones que no están en
Fedro (cf. los hombres esperan ver nacer un monstruo o un aborto) y sobre todo
con un extenso epimitio donde critican de forma parecida a los autores
fanfarrones que anuncian grandes ideas y luego defraudan con sus escritos. (Hay
autores... / Estilo fanfarrón ... / ... anuncian ideas portentosas; /
... / ... el gran parto ... / ... sólo viento //
Je me figure un auteur / Qui dit ... / ...
C’est promettre beaucoup; mais qu’en sort-il souvent? / Du
vent.)
Aunque introduce innovaciones, es clara la dependencia que en esta
ocasión Samaniego tiene respecto a La Fontaine.
IV) Analizamos, finalmente, las fábulas de Samaniego, de
las que conservamos versión no sólo en Fedro, sino también
en La Fontaine y Esopo.
—263→
-En siete de estos 17 apólogos Samaniego tiene como modelo
a Fedro, sin tener en cuenta las versiones de los otros fabulistas:
«La zorra y el chivo» (S. V, 12; F. IV, 9; E. 9; Fo.
III, 5).
Las diferentes versiones tienen a los mismos personajes como
protagonistas: zorra y chivo.
En la narración no hay grandes diferencias; es claro, sin
embargo, que Samaniego no ha asumido algunas innovaciones de La Fontaine (cf.
la zorra y el chivo marchan juntos, alusión a la inteligencia de aquella
y la torpeza de este, etc.) o de las situaciones argumentales que este
había introducido en su versión siguiendo a Esopo (cf. la zorra
plantea la forma de salir del pozo; réplica final de esta poniendo en
relación el seso del chivo con los pelos de su barba, etc.). Por el
contrario, apreciamos en el fabulista español algunos puntos de
conexión respecto a Fedro, como el diálogo acerca de la calidad
del agua:
«¿Qué tal?, dijo el barbón, / la
agua es salada? / Es tan dulce, tan fresca y deliciosa, / Respondió la
Raposa, / Que en tal pozo estoy como encantada».
(vv. 9-12)
Hircus... / rogavit, esset an dulcis
liquor / ... illa ... / «Descende... tanta bonitas est aquae, / voluptas
ut satiari non possit mea».
(vv. 5-9)
O expresiones determinadas:
...haciendo de sus cuernos escalera.
(v. 15)
...nixa celsis cornibus.
(v. 11)
El contenido de las diferentes moralejas viene a corroborar la
unión existente, por un lado, entre La Fontaine y Esopo (quienes
aconsejan meditar en el fin de una acción antes de iniciarla); por otro,
entre Samaniego y Fedro, que aprovechan el ejemplo del apólogo para
criticar a los hombres que escapan de los peligros a costa de sus amigos28.
«El hombre y la culebra» (S. II, 7; F. IV, 20; E. 176;
Fo. X, 1).
La versión de La Fontaine es muy diferente a las
demás, pues el autor francés ha cambiado el sentido de la
fábula, intentando demostrar cómo el hombre es el animal
más ingrato que existe; por ello ha alargado el argumento introduciendo
nuevos personajes (vaca, buey, árbol).
En las demás versiones los protagonistas son
prácticamente los mismos, con diferencias de matiz (culebra y labrador;
culebra y hombre; víbora y caminante). El desarrollo argumental no
varía mucho; sin embargo, la brevedad del relato de Samaniego -en el que
no se incluyen ninguna de las situaciones que aparecen en Esopo o La Fontaine y
no en Fedro- y los paralelismos con el autor latino que a continuación
anotamos permiten suponer que tuvo a este como modelo:
—264→
A una Culebra que, de frío yerta, / ... / Un cazador
cogió.
(vv. 1-3)
Gelu rigentem quidam colubram
sustulit.
(v. 2)
...la abrigó en su seno.
(v. 4)
sinuque fovit.
(v. 3)
Hay que advertir, no obstante, que la versión
esópica, muy próxima a la de Fedro, tampoco se distancia
grandemente de la de Samaniego, máxime teniendo en cuenta que este ha
suprimido la réplica final del relato en que aquellos autores se
separaban.
Además de la réplica final, Samaniego ha eliminado
también la moraleja fédrica que recomendaba no ayudar al malvado
(Qui fert malis auxilium post tempus dolet); tal
vez, la enseñanza no era compartida por él o la consideró
inadecuada para el público a quien dirigía su obra29.
«La alforja» (S. V, 20; F. IV, 10; E. 266; Fo. I,
7).
Los personajes no son los mismos en ninguna de las versiones de
este relato. La Fontaine, que ha innovado grandemente, introduce una serie de
animales que no están en los demás autores (mono, oso, elefante,
hormiga), en Samaniego sólo aparece el narrador, Fedro alude a
Júpiter y Esopo a Prometeo.
Estos tres autores se aproximan bastante en el desarrollo de sus
relatos, mucho más breves que el del francés, pero entre ellos
hay también ciertas diferencias. La concisión y el hecho de
utilizar la primera persona son notas que unen a Fedro y Samaniego.
Por lo demás, en Esopo hallamos una moraleja dirigida a los
impertinentes que no tiene correspondencia en los demás fabulistas,
quienes en esta ocasión no han incluido epimitio.
«Batalla de las comadrejas y los ratones» (S. IV, 20;
F. IV, 6; E. 165; Fo. IV, 6).
Puede decirse que los personajes son básicamente los mismos
en las distintas versiones (ratones, comadrejas, soldados y capitanes), si bien
La Fontaine ha puesto nombres propios a los generales de los ratones
(Ratapón, Artapax, Psicarpax y Meridarpax).
En la narración los paralelismos entre Samaniego y Fedro
son evidentes:
Vencidos los Ratones, / Huían con presteza / De... /
Tropa de Comadrejas.
(vv. 1-4)
Cum victi mures mustelarum exercitu / ...
/ fugerent.
(vv. 1-3)
...angostas cuevas.
(v. 10)
artos... cavos.
(v. 3)
Logrando... / Entrar a duras penas.
(vv. 11-12)
aegre recepti...
(v. 4)
...los capitanes... / A causa de unos cuernos / Puestos en
las cabezas, / Para ser de sus tropas / Vistos en la refriega.
(vv. 13-20)
duces eorum, qui capitibus cornua / ...ut
conspicuum in proelio / haberent signum quod sequerentur milites.
(vv. 5-7)
—265→
Las diferencias entre La Fontaine o Esopo y Fedro no han sido
recogidas por el fabulista español.
En la moraleja de Samaniego subyace la misma idea que en la de
Fedro, compartida también por La Fontaine, aunque no por Esopo.
«La comadreja y los ratones» (S. V, 24; F. IV, 2; E.
79; Fo. III, 18).
En la versión de La Fontaine es un gato -Rodilardo de
nombre- quien se enfrenta a los ratones, pero en las demás la comadreja
es la protagonista.
En el desarrollo argumental hay una clara diferencia entre Esopo y
Fedro: en el primero, la comadreja, para engañar a los ratones, se hace
la muerta, colgándose de un clavo; en el segundo se envuelve en harina.
La Fontaine mezcla en su fábula las dos versiones clásicas y
cuenta las dos estratagemas que hemos mencionado. Sin embargo, Samaniego sigue
a Fedro en ese punto y se aproxima a él notablemente al iniciar el
relato:
Débil y flaca cierta Comadreja, / No pudiendo ya
más, de puro vieja, / Ni cazaba ni hacía provisiones / De
abundantes Ratones.
(vv. 1-4)
Mustela, cum annis et senecta debilis /
mures veloces non valeret adsequi...
(vv. 10-11)
A partir de aquí el fabulista español introduce
situaciones que no están en Fedro y suprime la escena final del
ratón viejo30. De cualquier manera, las innovaciones
de La Fontaine respecto a Fedro o las diferencias entre este y Esopo no se
aprecian en la fábula de Samaniego.
La moraleja de Samaniego, que estimula a aguzar el ingenio cuando
faltan las fuerzas, no tiene parangón en los demás
fabulistas.
«Las ranas pidiendo al rey» (S. II, 16; F. L, 2; E.
44; Fo. III, 4).
Los protagonistas no son los mismos en las diferentes versiones:
el papel de la hidra, que aparece en Esopo y Fedro, es sustituido en Samaniego
por un culebrón; Mercurio sólo aparece en Fedro.
Sin embargo, el examen de las diferentes situaciones que se
describen en la narración nos permite comprobar que Samaniego tiene como
modelo al fabulista latino:
La libertad sólo reinaba / En la inmensa laguna que
habitaba.
(vv. 3-4)
«Ranae vagantes liberis
paludibus.
(v. 10)
Una... asoma la cabeza... / ... / Congrégase la
turba, ... / Lo desprecian y ensucian con el cieno.
(vv. 15-19)
...una ...profert e stagno caput / ... /
... / turba petulans insilit. / quod cum inquinassent omni
contumelia.
(vv. 17-21)
...culebrón, que a diente airado.
(v. 22)
...hydrum, qui dente
aspero.
(v. 24)
—266→
Sin embargo, Samaniego ha suprimido el largo promitio
fédrico y ha introducido algunas innovaciones que en ningún caso
parecen basarse en las versiones de La Fontaine o Esopo.
En lo que a la moraleja se refiere, únicamente cabe
destacar el hecho de que la versión de Samaniego pierda el tono
político que se vislumbra en los demás autores, donde los
promitios o epimitios aluden al gobierno de las ciudades y a las diferentes
formas de este.
«El lobo y el perro» (S, V, 25; F. III, 7; E. 183; Fo.
I, 5).
La versión esópica es notablemente distinta a la de
los demás fabulistas. Se halla protagonizada por un asno salvaje y otro
doméstico y, aunque la intención del relato es similar, el
desarrollo argumental es muy distinto al que apreciamos en Fedro, en quien, sin
duda, se basan tanto La Fontaine como Samaniego.
Un lobo y un perro protagonizan el relato de estos fabulistas y
entre sus versiones no hay grandes diferencias.
No obstante, las innovaciones que La Fontaine introduce respecto a
Fedro no parecen haber dejado huella en Samaniego, quien, aunque ha alargado la
narración fédrica en algunos puntos, parece de todos modos tener
a este como modelo; el tono empleado en el relato, menos humorístico que
el de La Fontaine, y las expresiones paralelas que a continuación
anotamos así parecen probarlo:
«...Servirás de portero / ... / Sin otro
afán... / Que defender la casa de ladrones».
(vv. 15-18)
«...custos ut sis liminis, / a
furibus tuearis et noctu domum...».
(vv. 9-10)
«...Dime: ¿Qué es eso? Nada - /
Dímelo... camarada...».
Por otra parte, las moralejas de Fedro y Samaniego parecen
insistir en la misma idea: la libertad no es intercambiable por bienes
materiales31.
-En otras fábulas Samaniego tiene en cuenta la
versión de Fedro, pero este no es su único modelo:
«La serpiente y la lima» (S. I, 17; F. IV, 8; E. 59;
Fo. V, 16).
Los protagonistas de este apólogo son los mismos en
Samaniego, La Fontaine y Fedro (aunque este matiza:
vipera); sin embargo, en Esopo el
papel de la serpiente es asumido por una comadreja.
En lo que se refiere al desarrollo del argumento, Samaniego se
aproxima a Fedro tanto en la brevedad del relato como en situaciones concretas
que no están en los otros fabulistas (cf. alusiones a la estupidez de la
serpiente o la capacidad de la lima para triturar el metal). Sin embargo, hay
indicios de que el fabulista español conoce también la
versión de La Fontaine (cf. alusiones al cerrajero, o al acero de que
está hecha la lima). Parece claro, sin embargo, que no ha tenido en
cuenta la versión esópica, distante también de Fedro y La
Fontaine.
—267→
La moraleja de Samaniego (contra quien ataca a uno más
fuerte) se asemeja a la de Fedro (contra quien ataca a uno más
mordaz)32 y guarda escasa
relación con las de Esopo o La Fontaine.
«La zorra y las uvas» (S. IV, 6; F. IV, 3; E. 15; Fo.
III, 11). Los personajes son los mismos en las cuatro versiones.
Samaniego innova respecto a sus posibles modelos: en su segunda
estrofa parece tener como modelo a La Fontaine (cf. negros racimos //
Des raisins... / ...couverts d’une peau
vermeille; y la descripción de la angustia de la zorra al no
alcanzar las uvas), mientras que en la tercera se aproxima más a Fedro
(cf. Saltó y anduvo en probaduras //
...summis saliens viribus; y la
réplica final: «No las quiero comer. No están
maduras» // «Nondum matura est; nolo acerbam
sumere»). No hay indicios, sin embargo, de que tuviera en
cuenta la versión esópica.
En la moraleja Samaniego parece aprobar la actitud de la zorra,
distanciándose claramente de Esopo y Fedro, quienes critican a aquellos
que minimizan lo que no pueden alcanzar. La Fontaine termina su fábula
con la réplica final, sin apostillar el relato.
«El león y el asno cazando» (S. III, 14; F. I,
11; E. 151; Fo. II, 19).
El león y el asno son protagonistas en las cuatro
versiones.
Atendiendo al desarrollo de la narración se descarta la
posibilidad de que Samaniego haya tenido como modelo a Esopo, quien introduce
en su argumento situaciones que no están en los demás fabulistas.
Resulta, sin embargo, difícil saber si se ha basado en Fedro, en La
Fontaine o en ambos a la vez, pues las versiones de estos están muy
próximas entre sí. Desde luego, el francés introduce
ciertas innovaciones respecto a la versión fedriana que no han sido
asumidas por Samaniego, y entre este y el fabulista latino hallamos algunas
expresiones cercanas (Cuando al son... / ... / ... / ... / Y en su cobarde
huida, / En las garras del León pierden la vida //
...dum paventes exitus notas petunt, / leonis
adfliguntur horrendo impetu). Sin embargo, también existen
paralelismos entre Samaniego y La Fontaine (Formando el mismo León una
enramada, / Mandó al Asno que en ella se ocultase / Y que de tiempo en
tiempo rebuznase //
Le lion le posta, le couvrit de ramée, /
Lui commanda de braire...).
Las moralejas de las distintas versiones aluden a los fanfarrones,
pero de manera diversa y sin que se aprecien claros paralelismos.
«El grajo vano» (S. IV, 18; F. I, 3; E. 101; Fo. IV,
9).
El personaje central del relato es un grajo en todas las
versiones; pero el desarrollo del argumento es notablemente distinto en Esopo,
y consecuentemente los personajes secundarios tampoco son los mismos.
Samaniego parece basarse en La Fontaine; así lo prueban
ciertas descripciones muy próximas entre sí (cf. el orgullo del
grajo que se pasea entre los pavos; el reconocimiento del grajo por parte de
los pavos, etc.) y el hecho de no incluir ninguno
—268→
de los dos la
réplica foral de Fedro. Sin embargo, la brevedad del relato de
Samaniego, la no inclusión de ciertas observaciones de La Fontaine (cf.
el pavo que se halla en época de muda) y alguna expresión aislada
(cf. pican //
fugant rostris) nos permite suponer
que el fabulista español tuvo en cuenta también la versión
fédrica.
En todo caso, la moraleja, dirigida contra los plagiarios tanto en
Samaniego como en La Fontaine, prueba que en esta ocasión el fabulista
español depende fundamentalmente de la versión francesa.
«El lobo y la cigüeña» (S. II, 6; F. I, 8;
E. 156; Fo. III, 9).
En Samaniego y La Fontaine encontramos los mismos personajes (lobo
y cigüeña), pero en Fedro el papel de la cigüeña lo
cumple una grulla y en Esopo una garza.
En el desarrollo del argumento hay bastante proximidad entre todas
las versiones; sin embargo, ciertos detalles, comunes a Samaniego y La Fontaine
(cf. encuentro casual entre cigüeña y lobo, alusión al
oficio de cirujano, etc.), parecen indicar que el fabulista español se
basó fundamentalmente en el francés para la composición de
este apólogo.
El examen de la moraleja nos indica, sin embargo, la proximidad
entre Fedro y Samaniego, quienes desaconsejan ayudar a quienes no lo
merecen33. En
parecido sentido se expresa el epimitio esópico, mientras que La
Fontaine no incluye moraleja en su versión.
Así pues, atendiendo a los personajes y a algunas
situaciones argumentales podemos afirmar que Samaniego tuvo como modelo a La
Fontaine; pero las moralejas nos indican que también tuvo presente a
Fedro, y es dudoso saber si se fijó en la versión
esópica.
«La zorra y el busto» (S. I, 7; F. I, 7; E. 27; Fo.
IV, 14).
La zorra protagoniza todas las versiones, pero en Samaniego
aparece un busto, en Esopo y Fedro una máscara de la tragedia y en La
Fontaine se alude a la máscara y al busto.
La versión de Samaniego es de una brevedad propiamente
fédrica y en ese sentido se aleja de La Fontaine, quien ha alargado
claramente la narración. No obstante, si nos fijamos en la
réplica final de la zorra debemos convenir en que esta se aproxima
más a La Fontaine o Esopo que al propio Fedro.
El análisis de la moraleja no nos ayuda mucho en este caso,
pues no hay claros paralelismos entre los distintos epimitios.
En consecuencia, atendiendo a la brevedad del apólogo y al
escaso distanciamiento entre ambas versiones, podemos considerar probable que
Samaniego tuviera en cuenta la versión fédrica; probable
también es que manejara la versión esópica (cf. la
réplica final), y prácticamente seguro que se sirvió de la
de La Fontaine (cf. la alusión al busto y la réplica final).
—269→
-Hallamos, finalmente, tres fábulas en las que resulta
imposible probar que Samaniego se haya servido de Fedro como modelo:
«El caballo y el ciervo» (S. II, 20; F. IV, 4; E.
(328)34; Fo. IV, 13).
Samaniego parece basarse para la composición de esta
fábula en La Fontaine. Así lo prueban los personajes que
intervienen en ella -el papel del ciervo es interpretado por un jabalí
en Esopo y Fedro-, cierta proximidad en el desarrollo argumental a la
versión del francés -si bien Samaniego abrevia la
narración y demuestra bastante originalidad- y, en fin, el contenido de
las moralejas, que reprueban la venganza.
«El ciervo en la fuente» (S. I, 13; F. I, 12; E. 74;
Fo. VI, 9).
Aunque las versiones no se diferencian excesivamente entre
sí, hay claros indicios de que Samaniego tuvo a La Fontaine como modelo
y no se aprecian en su versión huellas de los relatos fédrico o
esópico.
En efecto, los protagonistas del apólogo son los mismos en
Samaniego y La Fontaine -ciervo y perro- y no coinciden con los de Fedro
-ciervo y cazadores con perros- o Esopo -ciervo y león.
Las situaciones que ellos describen son prácticamente
iguales35 y
no coinciden con las de los fabulistas clásicos.
Además, sus moralejas están muy próximas al
incidir ambas en la necesidad de considerar lo útil por encima de lo
bello, punto este en el que no se separan grandemente de Fedro36.
«El cuervo y el zorro» (S. V, 9; F. I, 13; E. 124; Fo.
I, 2).
Los protagonistas de las cuatro versiones son los mismos: zorro y
cuervo.
En el desarrollo argumental hay claras coincidencias entre
Samaniego y La Fontaine en descripciones o alusiones que, por lo demás,
no están ni en Fedro ni en Esopo (cf. el olor del queso; los buenos
días en el diálogo; la mención del ave fénix o el
contenido de la réplica final de la zorra).
En la moraleja, Samaniego no se distancia mucho de Fedro (ambos
critican la adulación), pero no consideramos que este dato sea
suficiente para presuponer que el fabulista español tuviera en cuenta la
versión fédrica.
El análisis precedente nos permite formular las siguientes
conclusiones:
-Al menos en un total de 35 fábulas Samaniego tiene a Fedro
como modelo. Existen, además, algunas otras en las que tal vez tuvo al
fabulista latino como fuente, pero resulta difícil probarlo. Si pensamos
que la obra total de Samaniego está compuesta por 157 fábulas,
podemos decir que prácticamente un 25 por 100 de su obra se basa en
Fedro.
—270→
-En algunos apólogos sigue fielmente a Fedro (S. VIII, 5/F.
I, 14. S. IV, 7/F. III, 2. S. VII, 7/F. V, 1. S. VII, 6/F. III, 14, etc.),
hasta el punto de que no sería exagerado hablar de traducciones
versificadas de la versión latina37. Ello demuestra que Samaniego no sólo aprecia los
temas fédricos, sino también el estilo y el tono de las
fábulas de Fedro38.
-Cuando existen versiones de una fábula en Esopo o La
Fontaine, además de en Fedro, Samaniego suele preferir las de este: de
los 25 apólogos de Samaniego cuyas versiones encontramos también
en las obras de La Fontaine y Fedro, en 19 tiene en cuenta la fábula
fédrica y en 14 la de La Fontaine. De las 20 fábulas de
Samaniego, cuyas versiones aparecen también en Fedro y Esopo, en 16
sigue al fabulista latino y sólo en 3 es dudoso que tuviera presente la
fábula esópica.
-Debemos pensar, además, que en las ediciones de Fedro que
Samaniego tuvo a su alcance no se incluían las fábulas del
apéndice perottina. Sin ellas, la obra fédrica se compone de 94
relatos, de los que Samaniego eligió 35 -tal vez alguno más- y
hubo de rechazar muchos de los restantes por su carácter inadecuado para
el público a quien se dirigía su obra; estamos pensando en los
argumentos impúdicos o excesivamente cargados de contenido
político-social. Teniendo en cuenta estas cifras, la utilización
que Samaniego hace de la obra de Fedro nos parece aún más
importante. Mucho más, desde luego, de lo que el propio Samaniego
reconoce en el proemio a sus fábulas.
-Es evidente la originalidad de Samaniego, quien introduce
innovaciones en casi todos los argumentos que aquí hemos revisado; sabe
mezclar, cuando así lo considera conveniente, las versiones que tiene a
su alcance e, incluso, en las fábulas en que depende más de sus
modelos muestra sus indudables cualidades artísticas en el manejo de la
lengua castellana. Decir de Samaniego que era el La Fontaine español nos
parece algo excesivamente simple; sin duda, Samaniego tuvo como modelo al
fabulista francés, pero quizá en lo que más se parezcan
sea en su común dependencia de Fedro.
-Señalemos, finalmente, cómo el estudio comparado de
ciertas fábulas nos ha permitido observar algunas de las diferencias
ideológicas que se observan entre Fedro y Samaniego: supresión de
la incitación a la venganza (cf. S. I, 18/F. V., 3. S. I, 10/F. I, 26),
del principio de renuncia a las riquezas (cf. S. VIII, 1/F. IV, 23), de la
perspectiva sapiencial (cf. S. IV, 23/F. IV, 18) o del sentido político
de algunos apólogos (cf. S. II, 3/F. I, 15).