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Mucho después de escritas estas líneas se ha publicado la Historia del combate naval de Lepanto, obra premiada por la Academia de la Historia, en 1853.-Su autor, D. Cayetano Rossell, ha robustecido con ella su buena reputación literaria y mi dictamen sobre aquel suceso.-Analizando el libro, creo haber probado indestructiblemente en el núm. 2.º de la Revista Española de ambos mundos la esterilidad de una de las mayores victorias navales que han visto los siglos.
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Curiosas noticias trae sobre ello el librero Vicente Seniosain en la Dedicatoria de la traducción castellana de la Carta de guía de casados y Avisos para Palacio, dirigida al secretario de Estado D. Juan Bautista Orendayn, el año 1724. Y venían a cuento, porque este personaje, marqués de la Paz de allí a poco, empezó la carrera por paje del marqués de Grimaldo, su antecesor en aquel destino.-Sobre lo propio había juntado mayores datos el sabio español D. Jacobo María de Parga, bajo el título de Apuntes para una historia de la Pajería.
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El incendio fue a 7 de julio de 1631: se corrieron toros y cañas el 25 de agosto; ocurriendo, por consecuencia de una falsa alarma, las desgracias a que alude Quevedo en su Musa segunda, soneto 107.
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Realmente el principio de la rebelión de Cataluña data del asesinato del conde de Santa Coloma, cometido a 7 de junio de 1640.-Tuvo lugar el 2 de julio en el estanque del Retiro la representación de la comedia Certamen de amor y celos.-Asistía la corte a la de El mayor encanto amor en 12 de junio de 1639, cuando amagó la catástrofe que se cita.
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Sus palabras
fueron estas: «Señor, el duque de Braganza ha perdido
el juicio: acaba de levantarse rey de Portugal. Esta locura
vale a V. M. Una confiscación de doce millones.»
ORTIZ, Compendio cronológico de la Historia de España,
lib. XX, cap. 9.º
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Sobre la ira de las ciudades contra los Diputados hablé a la larga en mi Historia del levantamiento de las Comunidades de Castilla, cap. 3.º-1850.-Acerca de lo acaecido en las Cortes de Toledo de 1538, véase SANDOVAL, Historia de Carlos V, lib. XXIV, § 8.º-CABRERA, Historia de Felipe II, lib. I, capítulo 9.º, refiere lo de la bancarrota.-Además Luis Quijada y Martín de Gaztelu, que acompañaron al Emperador en su retiro de Yuste, aseguran que retardó allí la entrada por falta de dinero para despedir a su servidumbre; y que para morir seguro de que no le faltarían sufragios se previno depositando años antes la suma de treinta mil ducados en la fortaleza de Simancas.
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«Carta escrita en 1575 por Felipe II a su contador Francisco de Garnica.»-«Propuesta de Felipe III a las Cortes de Madrid de 1600 para que prorrogaran el servicio de millones.»-«Real cédula expedida por Felipe IV en 1622 sobre el establecimiento de Erarios públicos.»-CANGA ANGÜELLES, Diccionario de Hacienda: artículo Apuros.
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Isabel I recomendó a sus hijos examinar si las alcabalas se podían llevar en conciencia, si su origen fue temporal o perpetuo, y si las votaron libremente las Cortes como tributo.-Aditamento de las alcabalas fueron los millones, prorrogándose de seis en seis años desde la infeliz jornada de Felipe II a Inglaterra.-Llamáronse los cientos indistintamente cuatro unos, por haberse establecido en otras tantas veces los años 1639-1642-1656-1663.-En 1295 se había mandado quitar la imposición llamada sisa, que, según Mariana, fue harta parte para la mala satisfacción y disgusto que todos tenían contra el rey D. Sancho.-Historia de España, lib. XV, cap. I.-Por no querer votar este impuesto fueron expulsados Grandes y prelados de las Cortes.-El Emperador la restableció a pesar de todo.
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Ya
en 1542 clamaron las Cortes de Valladolid contra las contratas
de extranjeros. Petición 124.-Fray Tomás Mercado,
lamentándose de que se les diera el principado en
todas las cosas, decía: «Ellos entran en las casas
de los vecinos a cobrar los tributos y las alcabalas: ellos
los molestan y ejecutan. ¿Qué mayor sujeción
se ha de tener?»
Tratos y contratos de mercaderes, lib. IV,
cap. 15: 1569. Jacinto de Alcázar Arriaza, hablando
de la perdición originada por el excesivo número
de gente que se ocupaba en los impuestos, escribía:
«Unos, que con sólo su capa al hombro, arrimados a
cortos arriendos, en breve han tomado con V.M. asientos que
asombran: los más o todos extraños y no naturales
de esta corona... Contar destrozos de ejecutores y más
inferiores ministros, que llevan comisiones para las cobranzas,
y otras cosas contra los pobres vasallos, vejaciones y daño
que reciben; para esto, Señor, no hay ponderación
que sea bastante.»
-Medios políticos para el remedio
único y universal de España: 1646.-Francisco
Martínez de la Mata aseguraba que maestros y oficiales,
compelidos por la necesidad, se dedicaron al odioso empleo
de ejecutores, «haciéndose verdugos y despedazando
como los perros a los más afligidos e inocentes de
su nación, y degenerando de la nobleza y piedad de
españoles... Si a cien mil personas, que dicen se
hallan mal ocupadas en el reino en semejantes ministerios,
se les impide el modo de vivir que tienen... será
destruirlos.»
Memorial, discursos III y VI, núms. 18
y 29:1656.
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«En España,
fuente y manantial, a modo de decir, de escudos y coronas,
con gran dificultad se hallan unas pocas: y si vais a Génova,
a Roma, a Enveres, a Venecia y Nápoles, veréis
en la calle de los banqueros y cambiadores, sin exageración,
tantos millones de ellos, cuñados en Sevilla, como
hay en San Salvador o en el Arenal de melones... En Flandes,
Venecia y Roma, provincias estériles de metales, hay
tanta copia de moneda hecha en Sevilla, que los techos pueden
hacerse de escudos.»
MERCADO, Tratos y contratos, etc., lib.
IV, caps. 1 y 15. «Es notorio que hay más oro y plata
del cuño de V. M. En cualquier reino comarcano que
vellón en España; y se ha sabido que en el
año 1619, por junio, se registró la plata y
oro que había dentro de los muros de un sólo
lugar de Italia, y se hallaron diez y ocho millones, sin
lo que se debió encubrir.»
SANCHO DE MONCADA, Restauración
política de España, disc. III, cap. 3.º:1619. «Y
todo lo demás que los extranjeros introducen en España,
cuyo procedido se llevan en pasta, oro, plata y frutos de
las Indias; que si esto se considera y se hace reparto en
la grandísima cantidad que esto monta, siendo natural
de este reino y que siquiera no lo aborrezca, llorará
nuestra muerte, siquiera lastimado de nuestro descuido, y
se admirará de que todavía tenemos cálices
para celebrar misa.»
FRAY JUAN DE CASTRO, Memorial sobre
la pérdida de España y su comercio: 1668. Lo
presentó a la viuda de Felipe IV.