101
Piedra preciosa, cuyas referencias se remontan a la Biblia, forma cristales de colores, verdes (esmeralda), azules (aguamarina), rosas (morganita), rojo (bixbita) o blanco (goshenita) y amarillo. (N. del E.)
102
Es diosa de la justicia retributiva y de la venganza, castigó a Narciso, tras escuchar las oraciones de la ninfa Eco. En el pensamiento cristiano la «Némesis llama al desengaño del mundo»
[Cfr. Cedomil Goic, Los mitos degradados, ensayos de comprensión de la literatura hispanoamericana, Ámsterdam: Rodopi, 1992, p. 83]. (N. del E.)
103
Colina, collado. (N. del E.)
104
Viento cálido del Norte de África. (N. del E.)
105
Muerte anterior a otra. (N. del E.)
106
Este libro tiene muchos precedentes. Muchos grandes amantes lloraron antes que yo en rimas eternas. Alighieri, a Beatriz; Petrarca, a Laura; Miguel Ángel, a Victoria Colonna.
Muchos hermanos míos por la estatura, también: Espronceda, a Teresa; Isaacs, a María; Lieva, a su hermana; Balart, a Dolores; Villaespesa... y una gran peregrinación de dolientes futuros seguirá la nuestra: pastoreados todos por nuestra Reina la Muerte. (N. del A.)
107
Variantes: «¡Qué bien están los muertos,/ [...] con las bocas cerradas!/ [...] ¡Qué bien estás, mi amor,/ [...] Del verdugo dolor...!/ ¡Inmortalmente joven, etc.»
[J. M. Martínez]. Al no existir en la primera edición esta exclamación se añade acorde con lo aconsejado por Alfonso Reyes. (N. del E.)
108
Antes añadía: «¡Qué bien estás, mi Ana!»
. [A. Reyes]. (N. del E.)
109
Traducción: «Entonces, buenas noches, querido, hasta mañana»
. (N. del E.)
110
Variantes: Estrofa entre interrogaciones en la edición de J. M. Martínez. (N. del E.)