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La Araucana: Vida de Ercilla

Alonso de Ercilla y Zúñiga

José Toribio Medina



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Retrato de Ercilla

Retrato de Ercilla dibujado por A. Carnicero y grabado por F. Selma





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ArribaAbajoVida de Ercilla


ArribaAbajoI. Primeros años de Ercilla

Padres y abuelos de Ercilla.- Su origen vizcaíno.- Algunos le hacen natural de Bermeo.- Su nacimiento en Madrid.- Queda huérfano de padre cuando contaba poco más de un año.- Precaria situación de fortuna en que se ve su familia.- Pasa su niñez en Nájera y Bobadilla.- Aprende allí las primeras letras.- Su madre entra de guardadamas de doña María, infanta de España, y él de paje del príncipe don Felipe.- El preceptor de Ercilla.


Don Alonso de Ercilla1 y Zúñiga nos ha dejado, de su puño y letra, la noticia de sus ascendientes en las siguientes líneas, que preceden a la información genealógica que se tomó para armarle caballero: «Mi padre se llama el doctor Fortunio García de Ercilla, y el padre de mi padre Martín Ruiz de Ercilla; y la madre de mi padre doña María Fernández de Ermendurúa; eran todos naturales de la villa de Bermeo, cabeza de Vizcaya».

«Mi madre se llama doña Leonor de Zúñiga, y el padre de mi madre Alonso de Zúñiga, y la madre doña Catalina de Zamudio: hase de hacer su probanza en Nájera, porque mi agüela era de allí y mi agüelo nasció allí»2.



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En cuanto al lugar de su propio nacimiento no dice una palabra. En La Araucana había de consagrar después recuerdo cariñoso a la patria de sus abuelos, cuando supone que el mágico Fitón le muestra en aquella «poma» maravillosa diseñado el mundo entero, con el legítimo orgullo que sentía al hablar de la antigüedad y nobleza de su propia casa. Le decía el mágico:


«Mira al poniente a España, y la aspereza
De la antigua Vizcaya, de do es cierto
Que procede y se extiende la nobleza
Por todo lo que vemos descubierto:
Mira a Bermeo cercado de maleza,
Cabeza de Vizcaya, y sobre el puerto
Los anchos muros del solar de Ercilla,
Solar fundado antes que la villa».3



Ese su origen vizcaíno era el que ocurría a su memoria, cuando en tierras lejanas de las en que vio la luz pasaban ante su vista las de todo el orbe, y quería permanecer   —7→   ligado a él, aunque otras circunstancias le hubieran hecho nacer fuera de aquel rincón, que era el que su corazón amaba...

Tal sería, según es de creer, el antecedente que algunos escritores de antaño, y aún de ogaño, tuvieron en vista para afirmar que Ercilla había nacido en Bermeo4;   —8→   ni falta testigo qué en las pruebas para armarle caballero de Santiago, categóricamente exprese, bajo de juramento, allí en Bermeo, que fue «natural y vecino» de ese pueblo5.

Existe, todavía, un documento que, en su fondo, pudiera parecer emanado del mismo Ercilla, cual es, su licencia para pasar a Indias, en que se le declara natural de Valladolid6. La verdad es que había sido bautizado en Madrid el 11 de agosto de 1533, y que, según el testimonio de quien estaba perfectamente informado de cuanto tocaba a su familia, su nacimiento se verificó allí el día 7 de aquel mes7.

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Estaban sus padres radicados en esa ciudad desde hacía entonces cinco años8   —10→   él venía al mundo después de otros cinco hermanos, dos varones Y tres mujeres9. Fortún García ocupaba una alta posición como miembro del Real Consejo, y por su profesión de magistrado, no es de extrañar que veamos apadrinando a su hijo en el bautismo a los licenciados Soto y Monzón, y a un hijo o sobrino, probablemente, de este último10.

Por uno de esos cambios de residencia, que eran entonces tan frecuentes en, la Corte, el padre de Ercilla hubo de trasladarse bien pronto, seguramente también con su familia, a Valladolid, y con motivo de la peste que afligió a esa ciudad, hasta Dueñas; donde falleció en uno de los primeros días de septiembre de 153411. El menor de sus hijos iba, así, a quedar huérfano cuando contaba apenas un año y unos cuantos días. Su orfandad en tales circunstancias era un acontecimiento que había por fuerza de influir grandemente en la vida de Ercilla, dejando huellas tan profundas por sus consecuencias en su espíritu, que años más tarde; cuando pudo apreciarlo en toda la importancia que revestía, no podía menos de recordarlo al propio monarca en la dedicatoria que le hacia de la Primera Parte de su obra12.

La muerte de García de Ercilla era, en efecto, una gran pérdida para su familia. Le faltaba cuando frisaba apenas en los cuarenta de su edad; cuando se veía prestigiado por una aureola de honradez intachable y su nombre corría en alas de la voladora fama como autor de obras de su profesión estimadísimas; cuando por su persona disfrutaba de la más amplia confianza del Emperador, y cuando, finalmente, su situación de fortuna distaba mucho de ser holgada y se veía ella comprometida en una negociación de graves proyecciones, que no tardarían en producirse.

Su viuda pudo atender a los gastos del funeral con el libramiento de los caídos de su sueldo, que se le firmó al día siguiente de su fallecimiento;13 pero le quedaban seis hijos, a cuya crianza y educación era necesario atender, y para ello sólo contaba con la pequeña herencia materna y con lo que le podía producir el señorío de la villa de Bobadilla, que García de Ercilla había adquirido de su suegra y del marido de ésta,   —11→   pero que había de perder en 1545, después de largos y engorrosos pleitos, para los que no pudo contar con los fondos necesarios y, lo que era más importante, con la asistencia de su marido, que habría sabido bien defenderlos, como observaba Garibay. Fue esa una merma importantísima para su fortuna. La casa solariega de la familia en Bermeo había quedado vinculada, según todas probabilidades, en el hermano mayor de Fortún y sus descendientes.

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