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La batalla de Pavía

Bienvenido Oliver y Esteller







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De este memorable hecho de armas trata el opúsculo escrito en alemán por el Dr. Conrado Haebler, bajo el epígrafe Die Schlacht bei Pavia, del que me propongo dar conocimiento á la Academia en la Junta de hoy, continuando la tarea que tuve el honor de comenzar en la del 22 de Febrero último.

Aunque por su corta extensión y apariencia modesta podría creerse que era un escrito baladí, destinado á satisfacer exigencias del momento de la industria editorial, pues solo consta de 14 páginas

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en 4.º, las cuales forman parte de otro volumen más abultado, de ignorado título, la lectura del opúsculo demuestra que su autor ha llevado á término un trabajo sobre la célebre batalla de Pavía, digno de ser conocido de cuantos se dedican al estudio de la historia patria.

La importancia del opúsculo procede de dos circunstancias, que son á saber: primera, del punto de vista desde el cual el autor ha intentado presentar la descripción de la batalla, dando una idea más completa y clara que la que hasta ahora se tiene de ella; segunda, del proceso ó método seguido para la investigación de las fuentes de conocimiento de los hechos que constituyen la trama de tan renombrado combate, junto con las reglas de crítica que aplica á esas mismas fuentes de conocimiento.

Comenzando por explicar el intento ó pretensión del autor, diré que este se ha propuesto escribir la historia ó narración de la batalla de Pavía conforme á las reglas de la estrategia ó arte de la guerra; es decir, ha concebido el pensamiento de reconstruir, con los numerosos y heterogéneos materiales existentes, una descripción de aquel combate como pudiera hacerse, por ejemplo, en nuestros días, de alguna de las grandes batallas libradas con sujeción á las reglas más perfectas del moderno arte militar, en vista de los partes oficiales remitidos á sus respectivos Gobiernos por los generales y jefes de los ejércitos combatientes y de los diplomáticos de otras naciones que las presenciaban.

Pero antes de dar al lector el fruto de estos estudios, pone ante sus ojos el Dr. Haebler el procedimiento de investigación que ha seguido, pasando revista á las principales relaciones contemporáneas de la batalla, de carácter privado, que han llegado hasta nosotros, formulando el juicio que le merecen respectivamente, no sin declarar antes que de pocas batallas dadas en el siglo XVI existen tan crecido número de descripciones coetáneas, como de la librada bajo los muros de la ciudad de Pavía; exceso de materiales que hace muy difícil, si no imposible, formar un concepto claro y completo de lo que en ella aconteció.

Como era de esperar, el Dr. Haebler no ha distinguido de nacionalidades al hacer el examen crítico de lo que podemos llamar

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piezas de convicción de un hecho tan complejo, y examina varias de las que él conoce, ya sean de origen español, francés, italiano ó alemán.

De origen español solo hace mérito de la más conocida y también más extensa, escrita por Fr. Juan de Oznaya ó de Oznayo, que antes de ser religioso fué soldado y tomó parte en la batalla, sirviendo, según se afirma, como paje de lanza del marqués del Guasto ó Vasto, uno de los jefes del ejército vencedor. El contenido de esa relación lo insertó casi literalmente el obispo Sandoval en la Vida que escribió del emperador Carlos V, de quien fué cronista, como puede verse cotejando esta obra con el texto de aquella relación que por primera vez se ha impreso en el tomo XXXVIII de la Colección de documentos inéditos para escribir la Historia de España, pág. 289. A juicio del Dr. Haebler, la Relación de Oznaya, copiada por Sandoval, no puede inspirar completo crédito, porque fué escrita unos veinte años después de la batalla, cuando los recuerdos de la misma no debían ser muy vivos, y porque era un simple soldado que á lo más podría conocer los hechos parciales en que intervino personalmente, pero muy imperfectamente el conjunto de ellos, ni el pensamiento á que obedecían los movimientos y operaciones de ambos ejércitos.

Este mismo juicio es aplicable á la relación bastante detallada del sitio y batalla de Pavía, de que no hace mérito el Dr. Haebler, escrita por otro soldado español, el arcabucero Martín García Cereceda, testigo y actor del propio suceso, en las Memorias ó Anales impresos hace pocos años en esta corte por la Sociedad de Bibliófilos españoles, á que tengo el honor de pertenecer, bajo el título de Tratado de las campañas y otros acontecimientos de los ejércitos del emperador Carlos V en Italia, Francia, Austria, Berbería y Escocia desde 1521 hasta 1545 por Martín García Cereceda, cordovés, soldado en aquellos ejércitos. Imprenta de Aribau, 1873, tomo I, pág. 115. Y lo propio y con más razón podría decirse de las noticias contenidas en varias poesías populares sobre esta batalla, escritas é impresas en el mismo año en que se libró, las cuales cita D. Fermín Caballero en el apéndice 84 del tomo IV de su libro Conquenses ilustres, Madrid, 1875.

De origen francés ha examinado el Dr. Haebler las relaciones

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de la batalla de Pavía que constan en los escritos del Secretario de La Tremouille y de Moreau y en la carta del mismo rey Francisco I, ninguna de las cuales puede satisfacer al crítico: la del primero, porque afirma que de 30 soldados franceses á quienes pidió datos, no encontró dos que conviniesen en sus informes; la del segundo porque la ciega pasión que le anima en favor de sus compatriotas le conduce á los mayores errores, y la del monarca francés porque no se comprende de su propio relato cómo perdió la batalla y cayó prisionero.

Por lo que toca á las relaciones de origen italiano, rechaza el Dr. Haebler las que escribieron el obispo Giovio, Jovio ó Jove, y Guicciardini, autores contemporáneos; porque el odio que ambos demuestran á españoles y franceses es tan extremado, que sus dichos no merecen el menor crédito. Algo más grave afirmó Moreri en su Diccionario histórico del famoso Giovio, á pesar de ser el primero clérigo y el segundo prelado de la Iglesia.

Y en cuanto á las de origen alemán, hace alusión el autor á varias poesías populares escritas por los lansquenetes que tomaron parte en la batalla, coleccionadas en la obra publicada por Liliencron bajo el título de Historische Volkslieder, tomo II, las cuales tampoco son acreedoras á mayor credibilidad escritas ó inspiradas por soldados que no tenían conocimiento de todo lo que ocurrió en el teatro de la batalla.

No obstante el escaso valor que el Dr. Haebler atribuye á todas estas descripciones, hay que reconocer que ellas solas han servido de fundamento á los historiadores modernos de tanta celebridad como Ranke en Alemania, Mignet en Francia y Lafuente en España, los cuales se han limitado á seguirlas sin preceder un examen crítico de esos mismos escritos.

Una excepción hace de esta regla el Dr. Haebler en favor del libro recién publicado por el italiano Magenta sobre los Visconti y los Sforza en el castillo de Pavía, aunque circunscrita á la parte en que este autor trata del sitio de esta ciudad, ensalzándola hasta el punto de afirmar que no podrá escribirse una Historia mejor. Pero en cuanto á la descripción de la batalla, el trabajo de Magenta, según Haebler, resulta muy incompleto como trabajo histórico, siendo solo de estimar los esfuerzos que ha hecho para

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coleccionar el mayor número de documentos sobre tan renombrado hecho de armas.

Terminado este breve examen retrospectivo, el Dr. Haebler se pregunta si en realidad es posible presentar la descripción de tan memorable batalla bajo el punto de vista estratégico. Y se contesta afirmativamente, fundándose para ello en que existen y se han publicado un buen número de documentos oficiales ó diplomáticos redactados inmediatamente á la terminación de la batalla por las personas que en ella tomaron parte principalísima ó estaban en situación, por el cargo que desempeñaban, de conocer los hechos con entera exactitud y en toda su integridad.

Los documentos á que el Dr. Haebler se refiere son los siguientes:

1.º La carta dirigida por el ilustre marqués de Pescara al Emperador, fechada en Pavía el 24 de Febrero de 1525, inserta en el tomo XXXVIII de la Colección de documentos inéditos para la Historia de España, pág. 412.

2.º La carta del abad de Nájera, jefe de provisiones militares en el ejército imperial, dirigida también desde París al Emperador en el referido día, de la cual ha publicado un extracto Bergenroth en la colección titulada Calendar of State papers, Spanish, tomo II, pág. 708, sacado del original que posee nuestro respetable compañero el Sr. D. Pascual de Gayangos.

3.º La carta de Jorge de Frundsberg, jefe de las tropas alemanas del ejército imperial, de la cual ha publicado Buchholtz la traducción francesa, que se hizo expresamente para el archiduque Fernando, en el tomo de documentos de la obra titulada Geschichte Ferdinands des Ersten.

4.º La relación que el Enviado sienés en el ejército imperial dirigió al Gobierno de la ciudad de Siena, fechada en Pavía en el día de la batalla, y que ha visto la luz pública en la Bibliothèque de l'École des Chartes, serie 5.ª, tomo V, pág. 37.

5.º Una larga Memoria del enviado del duque de Mantua en el mismo ejército, dirigida á este príncipe, fechada igualmente en dicha ciudad de Pavía el 28 de Febrero del propio año 1525, la cual aparece también inserta en el tomo II, pág. 547 de la citada

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obra de Magenta titulada J. Visconti e gli Sforza nel castello di Pavia. Milán, 1883.

Aunque de menor importancia, no carecen de interés, según el Dr. Haebler, las noticias que da Luzasco, impresas en este último libro, y la narración anónima contemporánea publicada en el libro titulado Lettere di Principi, impreso en Venecia en 1575.

Además de los cinco documentos oficiales citados por el doctor Haebler como publicados, existe otro que pasa en silencio, muy importante aunque poco explícito en cuanto á la descripción de la batalla, impreso en tipos góticos en esta corte, no muchos días después de haber ocurrido suceso tan famoso. Me refiero á la Relación que el Gobierno del Emperador acordó redactar y publicar para conocimiento del público sin duda, á manera de Gaceta extraordinaria, «de las nuevas de Italia sacadas de las cartas que los Capitanes y Comisario del Emperador y Rey nuestro Señor han escripto á S. M. así de la Victoria contra el Rey de Francia como de otras cosas altas acaecidas; vista y corregida por el Señor Gran Canciller et Consejero de S. M.».

De esta relación impresa ha publicado una reproducción fotolitografiada el Sr. D. Fermin Caballero al final del citado tomo IV de su obra Conquenses ilustres, por estimar, y no sin fundamento, que su redactor fué el conquense Alonso de Valdés, secretario del mismo Gran Canciller.

Prescindiendo de este último documento oficial, de los demás antes mencionados ha hecho un estudio detenido el Dr. Haebler; el cual, después de hacer constar que existe bastante conformidad entre ellos, acepta su contenido como base y fundamento de la descripción militar de la batalla, sirviéndose únicamente de las relaciones de carácter privado para completar la descripción oficial, pero rechazándolas en todo lo que aparezca en contradicción ú oposición con ella.

Tal es el procedimiento adoptado por el escritor alemán en el ensayo histórico de que estoy tratando; procedimiento que, en mi sentir, es el que debiera seguirse en todo trabajo que aspire á merecer el nombre de histórico, una vez que la historia no es en suma más que la narración conexiva de los hechos humanos previamente comprobados, según las reglas más severas de la

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crítica racional, expuesta con alto espíritu de imparcialidad; lo cual implica cierta semejanza entre el oficio de historiador y el de juez, así en la investigación de los hechos, como en la justa apreciación de los que resulten probados.

Y en verdad que el Dr. Haebler merece aquel título, á juzgar por los trabajos que de él conozco, y especialmente por este de la batalla de Pavía, de que me ocupo. Porque no solo ha procedido con diligencia en la investigación de los medios de prueba que han llegado hasta nosotros acerca de tan importantísimo combate militar, sin distinguir de nacionalidad, y los ha analizado y calificado, según las reglas de la crítica, aceptando ó rechazando lo que de ellos debiese aceptarse ó rechazarse, según esas mismas reglas, y ha demostrado gran imparcialidad en la narración de los hechos que estima probados, sino que ha presentado con tal orden y claridad el desarrollo de la batalla desde las primeras operaciones hasta el acto de rendir el monarca francés su espada al virey de Nápoles, y de ser paseado como trofeo por entre las vencedoras huestes; que el lector sigue con interés los movimientos de los dos ejércitos, se da razón de ellos, se explica las causas á que obedecen, comprende el objetivo á que se dirigen, encuentra fácilmente la razón del éxito desgraciado y afortunado que alcanzaron, y por fin, aprecia distintamente las condiciones personales, no solo de los soldados, sino de los jefes de los ejércitos contrarios. En una palabra, mediante la descripción estratégica del Dr. Haebler, se adquiere desde luego la evidencia de que la batalla de Pavía, lejos de ser el choque de dos grandes muchedumbres armadas, sostenido sin plan ni dirección, aunque con valor y denuedo por ambas partes, y terminado por capricho de la suerte en favor de una de ellas, fué, por el contrario, el resultado de un plan estratégico hábilmente combinado y con gran conocimiento del arte militar ejecutado, y cuyo glorioso éxito corresponde en primer término al jefe superior de la infantería española, el insigne marqués de Pescara, que de hecho ejerció el mando supremo durante toda la batalla, y en segundo término, al cuerpo de arcabuceros españoles que servía á sus inmediatas órdenes.

De buen grado haría un breve resumen de esta parte del opúsculo

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del Dr. Haebler, si lo permitiese la extremada concisión con que se halla escrito; pero en mi deseo de dar á la Academia una idea general de su contenido, ya que me falta el tiempo para hacer una esmerada traducción del texto, señalaré el orden que el Dr. Haebler sigue en su narración, indicando los principales puntos que abraza.

Después de describir la posición que ocupaba el ejército francés á la aproximación de las tropas hispano-alemanas, y de fijar el número y clase de los combatientes, se ocupa de los preliminares de la batalla y principalmente de la afortunada sorpresa del campamento francés, realizada por el valeroso marqués de Pescara tres noches antes, y de la celebración del consejo de jefes del ejército imperial, al que concurrió el delegado del gobernador de Pavía, para acordar el plan de la batalla y el momento de provocarla. Refiere á seguida la marcha del ejército imperial sobre el campamento francés, la entrada en el parque donde este se encontraba por las brechas abiertas con gran cautela durante la madrugada, la fácil y rápida toma del palacio de Mirabelo, y las posiciones en que quedaron los diferentes cuerpos de las tropas del emperador una vez en el parque. Relata á continuación las dos acertadas maniobras que contra estas y para detener su avancé dispuso rápidamente el monarca francés mientras ponía en orden de batalla todo su numeroso ejército; maniobras coronadas con tan brillante éxito, que abatieron el ánimo del virey de Nápoles é hicieron desconfiar del éxito al valeroso marqués de Pescara, al mismo tiempo que embriagaron de gozo y satisfacción al ejército francés y á su impetuoso é irreflexivo monarca. Señala el error en que este incurrió al tomar la ofensiva contra el ejército imperial, que estaba casi fuera de combate, y tomarla de una manera tan precipitada é imprevisora y tan fuera de las reglas del arte militar, que permitió al ínclito Marqués, que con heróica sangre fría presenciaba los reveses que venían sufriendo las tropas imperiales, y seguía con su superior inteligencia todos los movimientos del enemigo, aprovechar el momento oportuno de lanzar sus adiestrados arcabuceros contra la brillante caballería pesada ó de armadura de los franceses, que había quedado al descubierto, á la que destrozaron completamente con sus certeras é

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incesantes descargas, esparciendo el pánico y el desorden, no solo en la infantería francesa que fué vencida por la española después de encarnizada lucha, de la que resultó herido el mismo Pescara, sino en los cuerpos de ezguizaros ó de suizos que también huyeron á la desbandada ante aquel imponente ataque de los arcabuceros españoles que se movían en todas direcciones con admirable precisión vomitando mortífero fuego; tal fué el miedo con que huyeron, que cuando el mismo Francisco I iba en su demanda para reconstituir las dispersas huestes y renovar el ataque, no pudo conseguirlo. Hace notar á continuación que al propio tiempo vinieron á las manos las tropas alemanas alistadas en los dos ejércitos enemigos con el encono propio de toda guerra civil, trabándose entre ellas una lucha desesperada y sin cuartel, que contribuyó á la derrota tan poderosamente iniciada. Y por último, describe la oportuna salida que de la ciudad sitiada hizo su gobernador Leiva, según lo convenido en el consejo que precedió á la batalla, venciendo la escasa resistencia que le opuso la fuerza italiana de los Visconti, destacada precisamente para impedir esta salida, y la vergonzosa fuga emprendida en los momentos críticos por el duque de Alenzon que mandaba la retaguardia del ejército francés, la cual, por ser el único cuerpo que no había tomado parte en la batalla, parecía indicado para emprender de nuevo el combate ó terminarlo con pérdidas menores; con cuyos dos acontecimientos acabó el último resto de moral y disciplina entre los soldados y jefes de aquel poderoso ejército, la mayor parte de los cuales perecieron, víctimas unos de su propio atropellamiento, ahogándose en el Tesino, y otros de la ira y del furor de sus victoriosos perseguidores. Y fortuna fué, y no poca, que saliese de estos con vida el mismo rey de Francia, detenido en el momento de imitar á sus acobardados súbditos.

Con este brevísimo sumario que acabo de presentar á la Academia de la descripción estratégica de la batalla de Pavía, escrita por el Dr. Haebler, creo Haber cumplido, en la medida de mis fuerzas, el encargo que de nuestro Director recibí oportunamente.

Como la Academia habrá podido comprender por el presente informe, el opúsculo del Dr. Haebler no constituye una monografía

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completa y acabada de la batalla de Pavía, tal y como yo la concibo escrita en presencia de los documentos oficiales y privados que de ella existen, y no tan solo de los ya publicados que son bastantes, y de todos no tiene conocimiento sin duda el Dr. Haebler, sino de los numerosos que todavía permanecen inéditos en nuestras Bibliotecas1 y Archivos públicos2 y particulares, y con todos los incidentes y episodios que en tan renombrado combate militar ocurrieron.

Pero si no es una verdadera y completa monografía, tampoco puede ser considerada como una relación más de la célebre batalla que venga solamente á aumentar el número no escaso de las que se han escrito y publicado desde el siglo XVI hasta el actual en España y en el extranjero. En mi humilde opinión, y respetando siempre lo que en distinto sentido pueda formarse por personas más competentes, el opúsculo del escritor alemán merece llamar la atención de la Academia por haber intentado presentar desde un punto de vista especial la descripción de aquel combate militar deducido del estudio directo de las fuentes de conocimiento que estima más auténticas.

De todos modos, y cualquiera que sea el juicio que se forme sobre el trabajo de que acabo de dar ligera idea, es lo cierto que su lectura pone de manifiesto una vez más la necesidad de que nuestra patria levante un monumento histórico-literario, escrito conforme á las exigencias de la crítica moderna y con los abundantes materiales que existen publicados é inéditos, que perpetúe dignamente y divulgue entre todos los pueblos una de las victorias militares de que con más justicia puede y debe gloriarse la nación española.

Madrid 13 Abril 1889.

Es copia.





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