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ArribaAbajoCapítulo V

Qué fiestas se hacen a las Huacas


Avnque después que començó la visita, en los pueblos donde la aguardaban, no se hazen las fiestas de las Huacas con la solemnidad que antes, porque aun los particulares dizen quando se confiessan, que después que entendieron que avía de venir Visitador an dexado las Huacas pero antes de la visita, y adonde no la esperan tan presto es cierto que hazen sus fiestas oy en día, y no a ocho días, que dixo vna persona que se avía hallado en ella, que en vn pueblo no muy lexos de aquí se avía hecho no a dos meses una fiesta aunque no era de las principales. Porque las que lo son las celebran con grandes muestras de regocijo, y alegría, y tienen por tradición que estas fiestas las instituyeron las mismas Huacas, a quien se hazen. Lo primero que se haze es, que el Hechizero mayor, que tiene a cargo la Huaca quando se llega el tiempo de la fiesta, da aviso a los caciques, y a los demás Indios para q' se aperciban de hazer la chicha, que an de bever, y en el ínterim que se haze, va pidiendo el sacerdote a todos los particulares, las ofrendas de Mullu, Paria, y Llacsa, y Cuyes, y las demás que diximos arriba, y después de recogidas, el día   —50→   señalado para este efeto, va con sus ayudantes, o sacristanes a la Huaca principal y asentándose en el suelo, y tendiendo la mano izquierda78 hazia ella, le dize a Señor N. (nombrando la Huaca y haziendo aquel ruido que suelen con los labios como chupándolos, que es lo que propriamente llaman mochar) aquí vengo, y te traigo estas cosas, que te ofrecen tus hijos, y tus criaturas, recíbelas y no estés enojado, y dales vida, y salud y buenas chácaras, y diziendo éstas y semejantes cosas, derrama la chicha delante de la Huaca, y a vezes encima de ella, y otras la asperja con ella, como quien da papirotes, y con la sangre de los Cuyes, o llamas vnta la Huaca, y quema, o sopla las demás ofrendas, conforme son.

A este modo van también a las Huacas menores, y a sus Malquis. Quando buelve el Hechizero de hazer los dichos sacrificios, no duermen los Indos en toda aquella noche, cantando a ratos, y otras vezes baylando, y otras contando qüentos, y assí a los muchachos les suelen castigar si se duermen, y esto llaman el Pacarícuc, y desde esta noche comiença el ayuno, no comiendo sal ni agí, ni durmiendo con sus mugeres, y dura de ordinario cinco días en vnas partes, y en otras más, conforme sus diversas tradiciones.

Durante el ayuno se confiessan todos los Indios, y Indias con los que tienen este oficio, sentados en el suelo el que oye, y el q' se confiessa en lugares que suelen tener en el campo diputados para este efeto. No confiessan pecados interiores, sino de haber hurtado, de haber maltratado a otros, y de tener más que vna muger (porque tener vna aunque sea estando amancebado, no lo tienen por pecado) acúsanse también de los adulterios, pero la simple fornicación de ninguna manera la tienen por pecado, acúsanse de no aver acudido a las Huacas el Hechizero les dize q' se enmiende, etc. Y ponen sobre vna piedra   —51→   llana de los polvos de las ofrendas, y haze que los sople, y con una piedrezuela q' llaman Pasca, q' quiere dezir perdón, que la lleva el Indio, o la tiene el que confiessa le refriega la cabeça, con maíz blanco molido, y con agua le lavan la cabeça, en algún arroyo, o donde se juntan los ríos, que llaman Tincuna. Tienen por gran pecado el esconder los pecados, quando se confiessan, y haze grandes diligencias, para averiguallo el Confessor. Y para esto en diversas partes tienen diversas ceremonias. En vnas en llegando el Indio al confessor dize oýdme los Cerros de alderredor, las llanedas, los Cóndores q' boléys, los Búhos, y Lechuças, que quiero confessar mis pecados. Y todo esto dize teniendo vna qüentecilla del mullu metida en una espina con dos dedos, de la mano derecha, levantando la espina hazia arriba, dize sus pecados, y en acabando la da al confesor, y él la toma y hincando la espina en la manta la aprieta hasta que se quiebre la qüenta, y mira en quántas partes se quebró, y si se quebró en tres a sido buena la confessión, y si se quiebra en dos, no a sido buena la confessión, y dize que torne a confessar sus pecados.

En otras partes para verificar esto mismo toman un manoxillo de hicho de adonde se derivó el nombre de Ichuri, que es el que coje pajas, y lo divide el Confessor en dos partes, y va sacando vna paja de vna parte, y otra de otra, hasta ver si quedan pares, que entonces es buena la confessión, y si nones mala. En otras lo adevinan por la sangre de los cuyes, y en vn pueblo cerca de aquí atándole las manos atrás al penitente, quando acaba de confessar, y apretándoselas con vn cordel le hazía el confesor dezir la verdad. Oy dixo delante de mí vn Indio al Visitador, que dándole el confessor con vn palo le apretava a que confessase todos sus pecados, y otro que dándole con vna soga. Dales por penitencia los ayunos sobredichos de no comer sal, ni agí, ni dormir con sus mugeres,   —52→   y vno dixo que le avían dado este ayuno por seys meses.

Fuera de las fiestas vsan también el confessarse, quando están enfermos, con los mismos Hechizeros en el modo dicho, porque entienden que por sus pecados están enojados sus Malquis y las Huacas, y que por caso enferman.

También tienen otro modo algunos para purificarse de los pecados sin dezillos a otro, que es refregarse la cabeça con su Pasca, y lavarse en algún río la cabeça, y así dize que el agua lleva sus pecados.

En vn pueblo de los llanos me dixo vn Indio, que les avía llevado a él y su muger el Hechizero a vna azequia grande, y que aviéndolos lavado les hizo poner vestidos nuevos, y que dexassen los que llevaban en el camino, diziendo que allí quedavan todos sus pecados, y que el que llevase el vestido se lo llevaría.

Acabadas las confessiones en las fiestas solennes, que suelen ser tres cada año, la principal cerca de la fiesta del Corpus, o en ella misma, que llaman Oncoy mitta, que es quando aparecen79 las siete cabrillas, que llaman Oncoy80 las quales adoran por que no se les sequen los maýses, la otra es al principio de las aguas por Navidad, o poco después; y ésta suele ser al trueno, y al rayo porque embíe lluvias81, la otra suele ser cuando cogen el maíz, que llaman Ayrihuaimita, porque bayla el bayle Ayrihua82. En todas ellas ay ayunos, y confessiones, y   —53→   acabadas beben, baylan, y cantan, y danzan, y las mugeres tocan sus tamborines, y todas los tienen, y vnas cantan, y otras responden, los hombres suelen tocar otros instrumentos, que llaman succhas, pónense vnas cabeças de venado, que llaman guaucu, y de estos instrumentos, y cuernos tienen muy grande provisión, y todo se quema el día de las exhibiciones.

Quando cantan estos cantares, que son de muchos disparates de sus antiguallas, invocan el nombre de la Huaca, alzando la voz, diziendo un verso solo, o levantan las manos, o dan vna buelta alderredor conforme al vso de la tierra, y el modo ordinario es no pronunciar de vna vez el nombre de la Huaca, sino entre sílaba, y sílaba interpolar la voz sin articular sílaba alguna. En estos actos se ponen los mejores vestidos de cumbi que tienen, y en la cabeça vnas como medias lunas de plata que llaman Chacrahinca, y otras que llaman Huama, y vnas patenas redondas que llaman Tincurpa, y camissetas con chaperías de plata, y vnas huaracas con botones de plata, y plumas de diversos colores de Huacamayas, y vnos alçacuellos de plumas que llaman Huacas, y en otras partes tamta, y todos estos ornamentos los guardan para este efeto.

Acabada la fiesta suelen en algunas partes sacrificar vnos cuyes, y ver por la sangre que corre en las entrañas a tal, o tal parte si an ayunado bien, y guardado todas las ceremonias de la fiesta, y a ésta última llamaban calipacta ricusum.

Quando invocan la Huaca la llaman Runapcámac o criador de hombre, y otros nombres semejantes devidos a sólo Dios, y le piden que les dé salud, y vida, y de comer etc. Y no piden cosa ninguna para la otra vida, y lo   —54→   mismo piden a sus Malquis. Y es de advertir que no todos los Indios ven la Huaca principal, ni entran al sitio, ni casa donde la Huaca está, sino sólo los Hechizeros, que hablan con ella, y la llevan las ofrendas. En el pueblo de Xampai, dotrina de Gorgor, vna Hechizera dezía a los Indios que para adorar la Huaca llamada Xampai, se tapasen los ojos por que la esencia divina no se podía ver con ojos corporales, y assí lo declaró al doctor Osorio. Porque les a puesto el Demonio tanto temor de las Huacras, que aún los mismos Hechizeros, quando las van a sacar con el fiscal para traellas, al Visitador, dos o tres pasos antes de llegar a ellas, las muestran con el dedo, hasta que por fuerça le hazen muchas veces, aunque ellos más lo rehúsen, que lleguen a ellas sin miedo. Y en el pueblo de Cochas embiando a vn Indio por vna Huaca, antes de pasar por la puente del río de la Barranca, la refregó muy bien con ajos; y preguntando porqué, dixo que porque no le derribase la Huaca de la puente. Y assí quando preguntamos a vn Indio si a mochado, o adorado las Huacas, no quiere dezir si la a visto, o se a hincado de rodillas ante ella, porque no consiste en esto la adoración que la dan: sino en que quando todos se juntan para estas fiestas, en ciertos lugares, que tienen diputados para esto cerca de la Huaca, después de aver dado las ofrendas que lleva al Sacerdote, la invocan como está dicho, y suelen levantar la mano izquierda, abriendo toda la mano hazia la Huaca como que la besan. En semejantes ocasiones no an de llevar ninguna cosa de vestido Español, ni aun sombrero, ni zapatos, y assí los mismos Caciques que suelen andar vestidos como Españoles en estas ocasiones se visten a su vso antiguo.

A este modo adoran otros al Sol, y al rayo, y todos los que baxan de la Sierra a los llanos en viendo la mar la adoravan, y se tiran las pestañas, ofreciéndoselas, y le   —55→   piden que no les dexe enfermar, y que buelvan con salud a su tierra, y con mucha plata, como se dixo arriva, y al tiempo de las sementeras, a Mamapacha. Y fuera de estas ocasiones, y fiestas es muy ordinario mingar como dezimos, o combidar, o alquilar con plata, o con otras cosas a los Hechizeros para que ofrescan a las Huacas sus ofrendas, quando, están enfermos; y también para confesarsse. Y vno me dixo en los llanos, que le lleuó el hechicero de la huaca, y le tomó después de haber bien bevido sobre los hombros, y hablando con la Huaca dezía, señor Fulano, nombrando la Huaca, aquí viene tu hijo a darte de bever, y a pedirte salud, etc.

Y en el pueblo de Huacho quando ivan por el Huano a las Islas, que son los farallones de Huaura, hazían vn sacrificio derramando chicha en la playa, para que no les trastornasen las balsas, precediendo dos días de ayuno, y quando llegaban a la Isla, adoravan a la Huaca, Huamancántac como al señor de Huano, y le ofrecían las ofrendas para que les dexase tomar el Huano, y en llegando de buelta al puerto ayunavan dos días, y luego baylavan, cantavan, y bevían. Y fuera de las ocasiones de fiesta, enfermedades, sementeras, o algunos trabaxos que les sobrevienen, no se acuerdan mucho de sus Huacas; ni aún a los Conopas o Dioses penates que tienen en casa, tampoco las mochan sino es en los tiempos dichos.



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ArribaAbajoCapítulo VI

De los abusos y supersticiones que tienen los indios


Estos abusos, y supersticiones son tan diferentes, y diversos, quanto lo son las Provincias, y pueblos; porque en vna misma cosa, y en vna misma materia tienen vnos, vnas supersticiones, y otros otras, y sólo conviene en andar todos errados, y engañados. Diré como en las demás cosas sobredichas, lo que hemos visto, y como dizen, tocado con las manos, algunas cosas de las que hoy en día exercitan los pueblos, que no están visitados, que son las mismas o semejantes a las que tenían los pueblos, que están visitados.

Quando la muger está de parto, suelen llamar a los Hechizeros, para que haga sacrificio a la Conopa, que tiene como propria suya la muger, y se la ponga encima de los pechos, y la traiga sobre ellos para que tenga buen parto, en algunas partes, en ésta misma ocasión, invocan a la Luna, que es lo mismo, que hazían los Romanos invocándola debaxo de nombre de Lucina.

Quando nacen dos de vn parto, que como dizimos arriva llaman Chuchos, o Curi, y en el Cuzco Taqui Huahua, lo tienen por cosa sacrílega, y abominable, y   —57→   aunque dizen, que el vno es hijo del rayo, hazen grande penitencia, como si vviesen hecho vn gran pecado. Lo ordinario es ayunar muchos días, assí el Padre como la Madre, como lo refirió el dotor Francisco de Ávila, no comiendo sal, ni agí, ni juntándosse en este tiempo, que en algunas partes suelen ser por seys meses, en otras assí el Padre como la Madre se hechan de vn lado cada vno de por sí, y están cinco días sin menearse de aquel lado él vn pie encogido, y debaxo de la corba ponen un pallar o hava, hasta que con el sudor comiença a brotar, y otros cinco días se buelven del otro lado de la misma manera, y este tiempo ayunan al modo dicho. Acabada esta penitencia los parientes cazan vn venado, y desollándole hazen vno como palio del pellejo, y debazo dél pasean los penitentes, con vnas sogillas al cuello, las quales traen después por muchos días.

Este mes de julio pasado, en la dotrina de Mangas del Corregimiento de Cajatambo, avía parido vna India, dos de vn parto, y la penitencia que hizo fue estar diez días de rodillas, y con las manos también en el suelo como quien está en quatro pies, sin mudar postura en todo este tiempo para cosa ninguna, y estava tan flaca, y desfigurada de esta penitencia, que hallándola en ella no se atrevió el Cura a castigalla, porque no peligrase, y a este modo tendrán en otras partes, otras diversas supersticiones en este caso.

Quando nace alguna criatura de pies, que llama Chacpas, tienen también las mismas abusiones, y lo que peor es, que quando pueden escondellos, no las baptizan, y si mueren chiquitos assí los Chacpas, como los Chuchus, los guardan en sus casas en vnas ollas, y de éstos se an quemado en diversos pueblos muchos.

En poner los nombres a los hijos tienen también grandes supersticiones, muchos de los Indios, y casi todos   —58→   los principales tienen los nombres de alguno de sus Huacas, y suelen hazer grandes fiestas, quando les ponen este nombre, que llaman baptizalle otra vez, o ponelle nombre. Y en esto tienen vn abuso tan común, y ordinario, que nadie repara ya en ello, que cada vez que ellos se nombran después, o otros le llaman83, siempre dizen primero el nombre de Indio, que el nombre Christiano del baptismo, y assí no dizen Pedro Páucar líbiac, sino Páucar líbiac Pedro. En el nombre de Santiago tienen también superstición, y suelen dar este nombre a vno de los Chuchus como a hijos del Rayo, que suelen llamar Santiago. No entiendo, que será por el nombre Boanerges, que les puso al Apóstol Santiago, y a su hermano S. Iuan Christo nuestro Señor, llamándoles Rayos, que esto quiere dezir hijos del trueno, según la frase Hebrea, sino, o porque se avía estendido por acá la frasse, o conseja de los muchachos de España, que quando truena dizen que corre el Cavallo de Santiago, o porque veían, que en las guerras que tenían los Españoles, quando querían disparar los Arcabuzes, que los Indios llaman Illapa, o Rayo, apellidavan primero Santiago, Santiago. De qualquiera manera que sea, vsurpan con grande superstición el nombre de Santiago, y assí entre las demás constituciones que dexan los visitadores acabada la visita es vna, que nadie se llame Santiago, sino Diego.

Quando son los hijos, o hijas ya grandecillos, como de quatro o cinco años, los trasquilan la primera vez con grande superstición, combidando la parentela, especialmente a los Massas, y Cacas, para este efeto ayunando, y haziendo fiesta a la Huaca, a la qual también suelen ofrecer el niño recién nacido, y ofrecen al muchacho lana, maíz, carneros, plata, y otras cosas, y suelen en esta ocasión mudalle el nombre, como se dixo arriva, y ponelle el de la Huaca, o Malquis, y lo mismo al Padre, y a la Madre   —59→   y los cabellos cortados, que llaman Pacto, o Huarca, en la lengua general, ñaca en los llanos, y Pacto en la Sierra, en vnas partes los suelen ofrecer, y embiar a las Huacas, y colgallos delante de ellas, en otras los guardan en sus casas, como cosas sagradas, y de estos cabellos o Pacto, se an quemado muchos en los pueblos que se an visitado.

Al poner las Huarás, o pañetes, quando son de ocho o diez años suelen tener casi las mismas supersticiones, y se ha hallado tanto en este particular, como dizen, que vsauan antiguamente, sacrificando al Luzero, a quien en esta Provincia llaman Huárac, y quiçá a esto alude el nombre de Huarás. Otro abuso es muy común entre todos los Indios oy en día, que antes de casarse se an de conocer primero, y juntarse algunas vezes, y assí es caso muy raro, el casarse, sino es, primero Tincunacuspa, como ellos dizen, y están tan asentados en este engaño, que pidiéndome en vn pueblo por donde pasava, vn Indio, que le casase con vna India con quien estava concertado de casarse, vn hermano de ella lo contradezía grandemente, y no daba otra causa, sino que nunca se avían conocido, ni juntados, y sé otro Indio sé yo que abiéndose casado no podía ver a su muger, y le dava mala vida, porque dixo que era de mala condición, pues nadie le avía querido ni conocido antes que se casase.

En la muerte, y entierros de sus difuntos, tienen también grandes abusos y supersticiones, debaxo de la mortaja les suelen vestir vestidos nuevos, y otras vezes se los ponen doblados, sin vestírselos. Hazen el Pacarícuc, que es velar toda la noche, cantando endechas con voz muy lastimosa, vnas vezes a coros, y otras cantando vno, y respondiendo todos los demás cierren la puerta por donde sacaron al difunto, y no se sirven más de ella.

Esparcen en algunas partes harina de maíz, o de Quinua por la casa, para ver, como ellos dizen, si buelve   —60→   el difunto, por las pisadas que a de dexar señaladas en la harina84.

En algunos pueblos de los llanos, diez días después de la muerte del difunto se junta todo el Ayllo y parentela, y llevan al pariente más cercano, a la fuente, o corriente del río que tienen señalado, y le zabullen tres veces, y lavan toda la ropa que era del difunto, y luego se haze vna merienda, y el primer bocado que mascan lo hechan fuera de la boca, acabada la borrachera se buelven a casa, y barran el aposento del difunto, y hechan la vasura fuera cantando los Hechizeros, y esperan cantando y beviendo toda la noche siguiente, al ánima del difunto que dizen, que a de venir a comer, y bever, y quando están ya tomados del vino, dizen que viene el ánima, y le ofrecen derramándole mucho vino85, y a la mañana dizen, que ya está el ánima en Zamayhuaci, que quiere dezir casa del descanso, y que no volverá más. El Pacarícuc suele durar cinco días, en los quales ayunan, no comiendo sal ni agí, sino maíz blanco, y carne, y juegan el juego que llaman la Pisca, tomando el nombre de los cinco días86, que es con vnos palillos con diversas rayas, y no entiendo, que tienen más misterio, que para divertir el sueño y al cabo de estos cinco días van a lavar la ropa que dexó el difunto al río.

Héchanles muy disimuladamente chicha en la sepultura, para que bevan, y muy al descubierto ponen   —61→   quando les hazen las honras, comidas cocidas, y asadas sobre la sepultura, para que comen, y assí está prohibido que en los todos Santos no pongan nada de esto en las sepulturas.

Pero el mayor abuso, que en esto ay es el desenterrar, y sacar los muertos de las Iglesias, y llevallos a los Machais, que son las sepulturas que tienen en los campos, de sus antepasados, y en algunas partes llaman Zamay, que quiere dezir sepulcro del descanso, y al mismo morir, llaman Zamarcam, Requieuit87. Y preguntados, por qué lo hazen, dizen que es Cuyaspa, por el amor que les tienen, porque dizen, que los muertos están en la Iglesia con mucha pena apretados con tierra, y que en el campo como están al ayre, y no enterrados están con más descanso. Y pocos días antes que llegássemos a vn pueblo, avía vn indio principal con su muger, sacado de la Iglesia dos hijos suyos, que para hazello más fácilmente avían enterrado como dos meses, el vno antes del otro, en vna como bóveda hecha de losas, y los llevaron a su casa, y los tuvieron allá dos días, y les hizieron grandes fiestas vistiéndoles vestidos nuevos, y trayéndoles por el pueblo en procesión, y combidando a bever en la fiesta a toda la parentela, y después los volvieron a la Iglesia. Hizímosle otra vez desenterrar, y deshaziendo la bóveda hechalles tierra. Y assí se a de advertir como cosa que importa, que de ninguna manera se consienta, que se entierren en bóvedas.

No tienen a los que se ahorcan, por lo que ellos son. Antes por vna cosa más que humana, y los invocan, y llaman para algunas cosas y podría ser que ésta fuese una de las causas, porque en algunas partes se ahorcan tan   —62→   fácilmente algunos, como el otro Indio mozo y principal, q'estando holgándose pocos meses a, en una fiesta, o borrachera, con unas Indias con quien estava mal amistado, dixo un día a boca de noche, y al cabo de la fiesta, y entendieron que lo dezía triscando, yo tengo de ver quién de vosotras me tiene buena voluntad, si se viene a horcar conmigo y con esto se salió de casa, y andándole a buscar por vnas partes, y por otras, entendiendo que se avía apartado mucho, le vinieron a hallar ahorcado cerca de la misma casa. Y avrá poco más de vn mes, que teniendo el Visitador preso a vn Hechizero, con vn par de grillos sin averle apremiado ni apretado en nada, antes regaládole, y dádole, de comer de su mesa a los dos días que avía estado preso, en su proprio aposento, se salió vna noche dél, sin ser sentido, y con vn pedaço de vn cordel bien delgado de los que traen en la cabeça, que ellos llaman Huaraca, se ahorcó a la puerta de la casa, de suerte que quedó de rodillas, y de esta manera le hallé y encontré con él, enfrente de nuestro aposento, quando a la mañana salí entre dos luces. Hizímosle llevar arrastrando por los pies fuera del pueblo, y quemalle para que fuese escarmiento para otros.

El tener Huacanquis, o como llaman en los llanos Manchucu, que es el Philtrum, que llaman los Griegos, y Latinos, para que les quieran bien otras personas, se vsa en todas partes88. Házenlos de los cavellos de las personas de quien quieren ser amados, o de unos pajarillos de muchos colores, que traen de los Andes, o de las plumas de los mismos pajarillos, o mosquillas pintadas, abueltas de otras cosas, que ponen con ellas.

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Es muy ordinario especialmente en los hombres con semejante afeto, o para hazer prueva, si tal, o tal muger les quiere bien, quando topan alguna piedra grande, o peñasco hendido tirar una piedra a encaxalla en la hendidura, otras vezes en lugar de piedra tiran al agujero, o hendidura del peñasco vnas varillas muy derechas, que llaman Huachi, hasta que de tantas que tiran89, aciertan vna, y entonces llaman a la donzella, que pretenden para que vea como les ha cavido la suerte. Y tienen tan grande abuso y engaño en esto, que jamás se niega la muger por quien se ha hecho esta ceremonia, la qual llaman Cacahuachi, que quiere dezir peñasco flechado, y si le encaxan es señal de que la persona de quien hazían el juicio, les quieren bien, y sino, no y quien ve esto, y no sabe esta superstición, entenderá que lo hazen sin malicia, y es la que tengo dicha, y llaman esta prueva, Sipastarina, como quien dixese, para tapar con muger.

Otro abuso más perjudicial que éste, descubrió y castigó el dotor Alonso Osorio en su visita. Y es que por el mes de Diciembre, que empieçan a madurar las Paltas, hazían vna fiesta que llaman Acataymita, que durava seys días con sus noches, para que madurase la fruta. Juntávanse hombres, y muchachos, en vna placeta entre unas huertas desnudos en cueros, y donde allá corrían a vn Cerro, que avía muy gran trecho, y con la muger, que alcanzavan en la carrera, tenían exceso. Precedían a esta fiesta, por vigilia, cinco días de ayuno no comiendo, sal, ni agí, ni llegando a mugeres.

Las mugeres, especialmente tenían otro abuso, y es quando desean tener hijos, toman unas piedras pequeñas qualesquier que sean, y la embuelven y faxan con hilos de lana, y las ofrecen, y dexan junto a alguna piedra grande, a quien reverencian para este efeto. Muchas de estas piedras embueltas, como niños hallamos doze leguas   —64→   de Caxatambo, debaxo de vn peñasco, y vnos Caciques, que ivan camino, y los encontramos allí junto, nos dixeron, la superstición de estas piedras, todas las quitamos; y la hechamos la cuesta abaxo, ésta piedra así embuelta llaman Huassa.

Cosa muy usada era antiguamente, y aora no lo es menos, quando suben algunas cuestas o Cerros, o se cansan en el camino, llegando a alguna piedra grande, que tiene ya señalada para este efeto, escupir sobre ella (y por esto llaman a esta piedra, y a esta ceremonia, Tocanca) Coca, o maíz mascado, otras vezes dexan allí las ojutas, o calçado viejo, o la Huaraca, o vnas sogillas, o manoxillos de bichos, o paxa, o ponenotras piedras pequeñas encima, y con esto dizen, que se les quita el cansancio. A estos montoncillos de piedras suelen llamar, corrompiendo el vocablo, Apachitas, y dizen algunos, que los adoran, y no son sino las piedras q'an ido amontonando con esta superstición, ofreciéndolos a quién les quita el cansancio, y le ayuda a llevar la carga, que eso es Apacheta, como lo notó en los Annales del Pirú, que recogió, como él lo dize de los papeles del Padre Blas Valera de nuestra Compañía, Garcilaso Inga, natural del Cuzco.

En hazer sus casas tienen como en todas las demás cosas muchas supersticiones, combidando de ordinario a los de su Ayllo, rocían con chicha los cimientos como ofreciéndola y sacrificándola, para que no se caigan las paredes, y después de hecha la casa, también la asperjan con la misma chicha. Quando beven mientras que la hazen, en la Sierra no se a de caer gota ninguna de los que beven, porque dize que si se cae, se lloverá la casa, y tendrá muchas goteras, y en algunas partes la ponen el nombre de algún Ídolo, a quien dedican la casa.

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En la Sierra quando haze neblinas, que son allá muy ordinarias, y muy densas en tiempo de aguas, suelen las mugeres hazer ruido con los topos de plata, y de cobre que traen en los pechos, y soplar contra ellas, porque dizen que de esta suerte se quitarán las neblinas, y aclarará el día, en tiempo de muchas aguas, para que cesen y descampe, suelen quemar sal, o esparcir ceniça contra el ayre.

Lo que vsavan antiguamente en los Eclipces de la Luna, que llaman Quillahuañun la Luna se muere, o Quilla tutayan, la Luna se escurece, vsan también aora, açotando los perros, tocando tambores, y dando gritos por todo el pueblo, para que resucite a la Luna.

Otras muchas supersticiones, y abusiones tiene en otras cosas (y apenas, a y cosa donde no la tengan) que por no tenellas bien averiguadas no las digo, todas son ramas, y hojas que nacen del tronco de su gentilidad, y Idolatría y personas muy experimentados dizen, y sienten que tienen oy en día las mismas ceremonias, y fiestas que antes de la venida de los Españoles, sólo que se hazen muy en secreto, y el demonio no les habla ya tan ordinariamente, ni tan en público como antes, veamos las raízes de ella, donde es necessario poner el remedio, sin andar, como dizen, por las ramas.



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ArribaAbajoCapítulo VII

De las raízes y causas de la idolatría, que hoy en día se halla entre los indios


La principal causa, y raíz de todo este daño tan común en este Arçobispado, y a lo que se puede temer vniversal de todo el reino, y que si sola ella se remediase, las demás causas, y raíces cesarían y se secarían, es falta de enseñanza, y dotrina. Porque aunque a cualquier Curato de Indios llamamos Dotrina, lo es en algunas partes en el nombre, y no sé tiene por falta de dotrina el pueblo, donde el Fiscal, o los muchachos que mejor la saben, la dizen, o cantan a los muchachos que se juntan todos los días, y los Miércoles, y los Viernes a los del Pueblo. Pero aun de esta manera, quando bien la dizen, es como Papagallos, sin entender lo que dizen, y si les preguntan, responderán todos juntos, y si preguntan a cada uno de por sí, de veinte no sabe uno la dotrina digo el texto de la cartilla, y de éste quando muchachos saben más, y quanto más viejos menos, uno de los mayores trabajos, que se pasan en estas misiones, es avelles de enseñar, y examinar a cada uno de por sí, lo que es precisamente necesario antes de confessarse, y a los assí enseñados,   —67→   y examinados se les da una señal, la qual da al Confesor, quando va a confesarse, y el Confesor le da otra diferente, para que le escriban en el padrón por confesado. También ha sido necesario, en llegando al pueblo, ver si el Fiscal, o muchachos que enseñan la dotrina la saben bien. Porque en algunas partes la enseñan con muchos errores, trastrocando, o mudando algunas, palabras o letras, con que hazen muy diverso sentido, como en el Credo por dezir Hucllachacuininta, que es la comunión, o junta de los santos, decir Pucllachacuininta, que es la burla, o trisca de los santos. Y a este modo les hemos hallado, que aun en este material de la dotrina tienen muchas equivocaciones, y yerros, nacidos de que muchos Curas, aun esta sombra, y imagen de dotrina la dexan algunos a que la enseñen los Fiscales, y muchachos, despreciando el enseñalla ellos, por sus personas, ni reparando mucho, a que se le enseñe mal o bien, y si no hazen lo que es menos, cómo se puede entender que harán lo que es más, que es predicalles y enseñalles los misterios de nuestra Fe, y sacarles de sus errores, y engaños. Muchos Curas hazen su oficio muy exactamente, y como se puede desear. Pero algunos ay, que saben la lengua, mas ni tienen exercicio, ni uso de predicar, otros, ay que ni saben la lengua, ni menos lo que an de predicar, ni tienen libros, ni cuidan de ellos, otros ay, que son buenas lenguas y saben y pueden predicar, pero no lo hazen por yrse como dixo el otro, en comunem errorem, y quando lo hazen es muy de cumplimiento, y sobre peine, sin tomar de propósito el enseñalles.

Es también grande impedimento para esto, y mayor daño de lo que podrá ser, que entiendan los que lo deben y pueden remediar, estar las dotrinas divididas en muchos pueblos, que aunque aya algunos curas zelosos del bien de sus Indios, no pueden acudilles conforme a su necesidad,   —68→   y así podría nombrar algunos pueblos, donde no ven al Cura, sino es para la fiesta de todos santos, y para el día de la vocación de la Iglesia, o otro semejante, y muchos pueblos donde jamás se les a predicado el Evangelio, y misterios de nuestra Fe, sino sólo la cartilla, y se tiene por buena dotrina, y buen dotrinero, donde el tercio de los Indios, la saben. Que aunque los Concilios, y Synodos, y los Prelados de éste Arçobispado, especialmente su Señoría Illustríssima, que viva muchos años, que al presente la gobierna, a puesto grandes, y muy apretados medios, y todos quantos se le an propuesto para remedio de este daño; todos ellos no son hasta aora eficaces. Porque como dize el Proverbio Catalán, si cornonmous en vano te caramillo. Que como no les salga de coraçón, y de zelo del bien de las almas, muchos no sólo no enseñan a sus Indios, pero triscan y motan de los Curas que lo hazen, diziendo que es impertinencia, y que los Indios no an menester saber Teologías, que éste es el mismo término que oy a uno. Ésta falta de dotrina es todo el daño. Hoc opus biclabor est.

De esta falta de dotrina y enseñanza nace la suma ignorancia, sin hablar con encarecimiento, que tiene de las cosas de nuestra Fe, y delante de Dios, y de los hombres tienen menos culpa los Indios, que quien no les a enseñado, como tiene excusa de no saber matemáticas, quien nunca las a oýdo, y así a cada paso dizen los Indios, nunca me an enseñado esto, nunca me an dicho esto.

No ay muchacho por pequeño que sea, que no sepa el nombre de la Huaca de su Ayllo, y aunque por sólo hazer esta experiencia, lo e preguntado a muchos, no me acuerdo, que ninguno por muchacho que fuese me aya dexado de dezir su Huaca, y son bien pocos los que preguntados quién es Dios, y quién Jesu Christo, lo sepan.

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Esta ignorancia es causa de los errores, que tienen muy creídos, y en que todos están muy de asiento. No saben, que procedemos todos de nuestros primeros Padres, y así están persuadidos no sólo que los Españoles proceden de un principio, y los negros de otro, sino que cada Ayllo, y parcialidad de los Indios tiene su principio y Pacarina, que ellos llaman particular, y la nombran, y la adoran, y ofrecen sacrificio; llamándola Cámac, que es Criador, y cada uno dize que tiene su Criador, unos dizen que tal Cerro, otros que de tal fuente, otros qüentan de sus Pacarines muchas fábulas y patrañas. Como los de Huacho y Begueta, que el Sol baxó a la tierra y puso dos huevos, vno de Oro, de donde procedieron todos los Curacas, y Caciques, y otro de Plata, de donde salieron los demás Indios. Otros qüentan en este artículo muchas y muy largas fábulas semejantes a las que fingen los Poetas de Deucalión y Pirrha, que por ser largas, y casi tantas como los pueblos, o Ayllos no las qüento. Sólo quiero tornar a advertir lo que dixe arriva, que ésta es una de las razones porque los Indios están tan pertinaces, y tercos en conservarse en sus sitios, y pueblos antiguos, y en bolverse a ellos, quando les reduzen a otros pueblos, porque tiene aquellos, por su patria, y Picarina, y aunque tengan muchas incomodidades en éstos, y comodidades en los otros, se verifica en ellos, Dulcis amor Patriae ratione valentior onni.

No tienen menores engaños ni errores en su último fin, que en su primer principio, aunque ponen menos términos, y paraderos en aquél que en éste. Común error es de todos los pueblos de la Sierra que se an visitado, que todas las almas de los que mueren van a una tierra que llaman Upamarca, que podemos explicar a la tierra muda,   —70→   o de los mudos90, como dize la frase Poética Latina, Regia silentum dizen y que antes de llegar, a un grande río, que an de pasar por una puente de cabellos, muy estrecha, otros dizen que los an de pasar vnos perros negros, y en algunas partes los criavan, y tenían de propósito con esta supersticiosa aprehensión, y se mataron todos91. Otros tiene por tradición que las almas de los defuntos van donde están sus Huacas. Los del pueblo de Huacho y los otros de la costa, dizen, que van a la Isla del Huano y que los llevan los lobos marinos, que ellos llaman tumi.

No conocen en esta vida, ni en la otra más bienaventuranza que tener buena chácara, de que puedan comer, y bever. Y assí dizen, que van a hazer allá sus Chácaras, y sementeras, y no distinguen de que allá aya de aver ni penas para los malos, ni gloria para los buenos. Están persuadidos, que los cuerpos muertos sienten, comen y beven, y que están con mucha pena enterrados, y apretados con la tierra, y con más descanso en sus Machays, y sepulturas en los campos donde no está enterrados, sino en vnas bevedillas, y cuevas, o casitas pequeñas, y ésta es la razón que dan para sacar de las Iglesias todos los cuerpos muertos. Engañados con estos errores no tienen conocimiento de la resurrección de los cuerpos.

Tan poco tienen conocimiento, ni estima de los Sacramentos especialmente de la Penitencia, y Eucharistía. Y assí son muy raros los q'examinados del Visitador no digan, que siempre an callado en la confessión sacramental el adorar las Huacas, y el consultar los Hechizeros, y los demás pecados de Idolatría. Admirándome yo de esto al principio de la visita, y queriendo enterarme, si el callar   —71→   semejantes pecados era pura, y mera ignorancia, o también malicia, te pregunté a un Indio delante del Visitador, aviendo dicho las Huacas que adorava. Estos pecados confesávalos92 al Padre, díxome, que no, preguntele más, con ésta que frase de su lengua: Qué te dezía tu coraçón cuando callavas estos pecados? la respuesta fue llorar de repente con grandes gemidos, y zollozos, y ya que pudo hablar dixo: Dezíame mi coraçón que engañaba a Dios, y al Padre, y esto con tanto sentimiento, que en un buen rato no quiso salir de la Iglesia al cementerio, donde estavan los demás Indios, sino que se estuvo llorando en vn rincón, después que se apartó de nosotros.

No ha sido pequeña causa de no tener el conocimiento, y estima debida de la confesión, la poca que algunos de sus Curas les an puesto, no sólo no exortándoles a la confesión entre año, pero juzgando por impertinencia el admitilles a ella, quando por devoción quieren confesarse algunos.

Mayor es el olvido, y ignorancia que tienen del santísimo Sacramento del Altar, porque aunque en algunas partes algunos sacerdotes cuidadosos del bien de sus Indios, an puesto diligencia en disponellos, para que comulguen la Pascua, pero lo común es q' no comulgan, ni por Pascua, ni por modo de viático quando están enfermos porque por evitar el trabaxo de disponelles los Curas, dizen, que son incapaces. Y como éste es misterio de Fe, entiendo que vna de las causas, de que no están tan arraigados, y fundados en ella, es no recebille. Y para esto no quiero más razón, que el oráculo, y testimonio del Sumo Pontífice y Vicario de Christo nuestro Señor. Porque preguntando Clemente VIII de felice recordación, en cuyo tiempo fui yo a Roma dende estas partes, por estas palabras, Quomodo se habent indi Peruani circa religionem Christianam, y respondiéndole a su Santidad, que en   —72→   muchas partes todavía adoravan, y retenían sus Huacas, y Ídolos, dixo su Santidad a esto. Communicant in Pascate? se le respondió, que pocos, y que comúnmente no comulgavan a lo que añadió el sumo Pontífice: Non erunt vere Christiani, donec communicent in Pasihate.

Como la experiencia, y dotrina de los Santos, especialmente del glorioso san Agustín, enseñan, no ayuda poco, mayormente a la gente común, a tener estima de las cosas de la Christiandad, el ornato, y aparato en el culto Divino. Y siendo comúnmente los Indios inclinados a la veneración, y adoración de Dios, bien se dexa entender, quán poca ayuda tienen en algunas partes para tener estima, y conocimiento de la verdadera, por la negligencia que ay en el ornato exterior de los templos, y celebridad de los oficios Divinos. Pueblo, y bien grande pudiera nombrar, donde no se dezía jamás missa cantada, sino es la vocación de la Iglesia, y para entonces a mucha costa de los Indios, traýan de bien lexos los Cantores para oficiar la Misa, porque no avía en todo el pueblo quien supiese leer, ni ayudar a Misa sino sólo vn Indio, y éste muy mal, y diziéndole yo al Cura, porque no ponía una escuela, pues avía tanta comodidad para ella, para que aprendiessen a leer, y cantar, pues también resultaría en provecho suyo el dezir missas cantadas, me respondió que no convenía que los Indios supiesen leer, ni escrivir, porque el savello no servía, sino de poner Capítulos a sus Curas93.



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ArribaAbajoCapítulo VIII

De otras causas de la idolatría de los indios


Otra causa se puede dar próxima de las Idolatrías, que se hallan entre los Indios, que es los muchos ministros, y maestros que tienen de ellas, como se ve en los que an sido descubiertos y penitenciados en todos los pueblos. Y hecha la qüenta de todos mayores, y menores, de ordinario se halla para diez Indios y para menos un ministro, y maestro. Cada Ayllo, y parcialidad tiene, sus sacerdotes particulares, y acontece no aver quedado en un Ayllo más, que tres, o cuatro casas, y ésas tienen su Huaca, y sacerdote particular, que la guarda. Y ayllo e visto, donde no avía quedado sino sólo un Indio con su muger, y en él avía quedado el sacerdocio, y el cuidado de la Huaca, de su Ayllo. Según esto bien se dexa entender que teniendo como tienen tantos maestros, que en todas ocasiones, y a todos tiempos les están repitiendo las cosas, que aprendieron con la leche, y que son conforme a su capacidad, y, inclinación, y no teniendo quién les enseñe los misterios de nuestra Fe, que son tan superiores a su entendimiento, sino como dize el refrán tarde, mal y nunca, quanta ignorancia tendrán en   —74→   las cosas de la religión Christiana, y quán enseñados y actuados estarán en las cosas de su gentilidad. Pueblo pudiera yo nombrar de hasta trescientos y cinqüenta personas de confesión; donde dentro de una hora que llegamos, se vinieron de su propia voluntad a descubrir cerca de treinta de estos Hechizeros, y dentro de poco llegaron a quarenta; y en quatro ni cinco meses no vían al Cura, y quando venía allí, estava quatro, o cinco días, y luego se bolvía, a otro pueblecillo suyo, bien pequeño por ser de mejor temple. Pues qué maravilla que aya Idolatrías, donde tan pocas vezes, y tan de paso está el Cura, y donde tan de asiento ay tantos ministros, y maestros de ellas?

A esta continuación, y asistencia de los Hechizeros se junta otra causa, para conservarse la Idolatría entre los Indios, que es la libertad de los Curacas, y Caciques en hazer lo que les parece, y el cuidado, y solicitud en honrar y conservar los Hechizeros, esconder sus Huacas, hazer sus fiestas, saber las tradiciones, y fábulas de sus antepasados, y contallas, y enseñallas a los demás. Y si ellos fuesen los que devían ser, sería el único medio para desterrar la Idolatría, porque ellos hazen de los Indios; quanto quieren, y si quieren que sean Idólatras, serán Idólatras, y si Christianos, Christianos, porque no tienen más voluntad que las de sus Caciques, y ellos son el modelo de quanto hazen.

Otra causa es no averles quitado hasta aora delante de los ojos, que uviera sido motivo para quitárselas también del coraçón, las Huacas móviles que tienen, no sólo todos los pueblos, sino también todos los Ayllos, y parcialidades, por pequeños que sean, como se dixo arriva, no averles quemado sus Munaos de los llanos, que son los Malquis de la Sierra, a quien estiman más que sus Huacas no avelles destruido sus Machays, que son las sepulturas   —75→   de sus agüelos, y progenitores, y adonde llevan los cuerpos hurtados de las Iglesias, no avelles quitado los Morpis, que llaman en los llanos, Chancas en el Cuzco, y Conopas en este Arçobispado, que son sus dioses Penates, heredados de Padres a hijos, como la joya más rica, y preciosa de sus pocas alajas. Y son muy raros los que no los tienen, siendo los principales herederos de sus linages, y algunos tiene dos, tres y quatro.

De un Cacique se yo, que exhibió de su voluntad, once y su muger cinco, todas con sus particulares nombres. También no se a reparado hasta aora, en que tuviesen las camisetas antiguas de cumbi, que ofrecían a sus Huacas, o vestían a sus Malquis, o que se ponían para solas las fiestas, y sacrificios de las Huacas.

Permetíaseles las media lunas de plata, que llaman Chacrahinca, y otras que llaman Huamas, y otras como diademas, o patenas redondas, que llaman Tincurpa, unas de cobre otras de plata, y no pocas de oro, y camisetas con chapería de plata, y las Huaracas de la cabeça con botones de plata, y plumas de diversos colores, y las Huacras, que son unos como collares, o alzacuellos de diversos colores, que como se dixo arriva eran todos ornamentos de las Huacas, y para solas sus fiestas. No se quiere dezir por esto, que se le an de quitar todas las camisetas, que tienen de cumbi, con achaques que son de Huacas, si no sólo aquellas que estavan en sus Malquis, o Huacas, y no sirvían sino a sólo a este ministerio, que éstas es bien quemallas, y no guardallas, porque no entienden que se les quitan por quedarse con ellas.

Ni tampoco se reparava en que tuviesen varios instrumentos, con que se convocavan para las fiestas de sus Huacas, o las festejavan, como son muchas trompetas de cobre o de plata, muy antiguas, y de diferente figura, y forma que las nuestras, caracoles grandes que también   —76→   tocan que llaman, Antari, y Pututu, y otros Pincollos, o flautas de hueso, y de cañas. Tienen de más de lo dicho para estas fiestas de sus Huacas, muchas cayeras, y cuernos de Tarugas, y Ciervos, y mates, y vasos hechos en la misma mata, quando nacen entre los mismos cuernos, y otras muchas aquillas, y vasos para bever de plata, madera, y varro, y de diversas, y figuras. Ni se reparava en tanta multitud como tenían, de Tamborines con que celebran sus borracheras, y menos en los oficios, y trajes de los Parianas, que diximos arriva.

Antes usavan de todas estas cosas públicamente, y hazían sus fiestas, y danzas a vista de los Españoles y Curas, y aquí en el cercado de Lima las hemos visto muchas vezes. Y es cosa cierta y averiguada, que en muchas partes con achaques de la fiesta del Corpus, hazen la fiesta de Oncoymita, que diximos arriva, que es por entonces. Y en la provincia de Chinchacocha, quando se visitó, se averiguó que llevaban en la procesión del Corpus dos corderos de la tierra, vivos, cada uno en sus andas, por vía de fiesta y de danza, y se supo, que realmente eran ofrendas, y sacrificios, ofrecidos a dos lagunas, que son Urcococha y Choclococha, de donde dizen que salieron, y tuvieron origen las Llamas. Y a llegado a tanto esta disimulación; o atrevimiento de los Indios, que a acontecido en la fiesta del Corpus, poner una Huaca pequeña en las mismas andas al pie de la Custodia del Santísimo Sacramento, muy disimuladamente. Y un Cura me dixo que avía hallado las Huacas en el hueco de las Peanas de los Santos del Altar, y otras debaxo del Altar, que las avía puesto el Sacristán, y yo las e visto detrás de la misma Iglesia. Como también se averiguó en Huarochirí por el dotor Francisco de Ávila, que para adorar un ídolo en figura de muger, llamado Chupixamor, y Mamáyoc, hazían fiesta a un imagen de nuestra Señora de la Asunción,   —77→   y para adorar un Ídolo varón llamado Huayhuay hazían fiesta a un Eccehomo.

Quando les veían hazer estas fiestas todos entendían que no avía malicia en ellas, sino que eran sus regocijos, y danzas antiguas y quando mucho, que era una superstición, en que no avía mucho que reparar. Como ni tampoco en los nombres, y apellidos de que vsan, que los más principales son de Huacas, o de sus Malquias, o supersticiosos por otras razones como se dixo tratando de los Chuchus, que son quando yacen dos de un parto, o de los Chacpas, que nacen de pies, que aún para los hijos de estos tienen nombres particulares.

El pasar con estas cosas, o no entendellas, o reparar poco, o nada en ellas, los que la avían de remediar, a sido causa que los Indios las continúan, y las hagan más a su salvo. Pero en lo que an tenido mucho mayor descuido, y remisión, es en consentir, y disimular sus borracheras, y las juntas que hazen para ellas, especialmente en las mingas, que llaman para hazer sus chúcaras o casas. Porque es cosa muy vsada hazer todo lo que hazen por vía de comunidad. Y la unión de estas juntas es siempre el bever hasta caer, y de tal madre, de más de los incestos, strupos, y otras muchas torpezas, a procedido siempre la Idolatría en los siglos pasados.

Que así entienden muchos aquel lugar del Éxodo, sedit populus manducare, bibere, furrexit ludere, que fue adorar el bezerro. Y así lo dexan los Curas como cosa desauciada, y mal que no tiene remedio, y dizen que no se quieren meter con Indios borrachos. Y yo e visto en pueblos que lo que mandan las ordenanzas de los Corregidores, que del tomín del hospital se le compren medicinas para los enfermos, reducillas todas a vino, y embiar tantas botijas a un pueblo, y tantas a otro, y de muy mal vino como lo dixo el Cura, que lo provó delante de mí, y   —78→   a precio muy subido, y si embiaran también aceite, podíaze dezir, que hazían lo que el Samaritano del Evangelio, pero todas las enfermedades quieren que se curen con vino, porque convino para sus intereses, y grangerías, verdad es, que esta falta no es de todos, aunque de los más.

Billete pudiera94 yo enseñar, que vino a mis manos, en que escrivía el teniente de un partido a un Cacique de vn pueblo: Hermano N. aý os embío, tantas botijas de vino, mirad que an de estar vendidas, dentro de tantos días, y a tal precio, y pues yo acudo a vuestras cosas acudid vos a las mías. Semejantes ayudas de costa, y nos hazer caso de estos males, los que lo an de corregir y curar como son los Corregidores y Curas; a sido otra causa de no conocer los Indios el miserable estado en que están. Que como es ordinario en gente de corto entendimiento conocer y estimar la culpa, no en ella, ni por ella, sino por la pena, como ven, que no les an dado alguna pena, o castigo, o si a avido alguno, ése a sido muy leve, quando les an hallado, como los hallan muchas vezes en borracheras, supersticiones, o idolatrías, y por otra parte ven, como dize muy bien el Padre Ioseph de Acosta ca. 19, li. 4. De procurando salute Indorum, que por cosas muy leves, como no traer una cosa tan presto como se la piden, perder o quebrar una cosa, que les dieron que llevasen, o otras cosas a este modo de poca importancia, les suelen castigar, como yo lo e visto, con severidad; y si son adúlteros, o Idólatras disimulan con ellos; vienen a tener estas culpas, que no les castigan por menores, y más leves que las que les castigaron, que muchas vezes no fueron culpa ninguna, sino un olvido, y descuido natural del Indio, que no merecía castigo alguno.

Pero fuera de todas estas causas, que podemos llamar extrínsecas, que fomentan, y conservan la Idolatría   —79→   entre los Indios, ay otras dos intrínsecas: que son dos errores, y engaños en que el demonio, y sus ministros tienen muy persuadidos, y ciegos a todos los Indios. El primero es que entienden, y lo dizen así, que todo lo que los Padres predican es verdad, y que el Dios de los Españoles es buen Dios; pero que todo aquello que dizen, y enseñan los Padres es para los Viracochas, y Españoles, y que para ellos son sus Huacas, y sus Malquis, y sus fiestas, y todas las demás cosas que les an enseñado sus antepasados, y enseñan sus viejos, y Hechizeros; y ésta es persuación común de los Indios, y cosa muy repetida de sus Hechizeros; y así dizen que los Huacas de los Viracochas son las imágenes, y como ellos tienen las suyas tenemos nosotros las nuestras, y este engaño, y error es muy perjudicial.

Otro error, y más común que el pasado es, que pueden hazer a dos manos, y acudir a entrambas a dos cosas. Y así sé yo dónde de la misma tela, que avían hecho un manto para la imagen de Ntra. Sseñora, hizieron también una camiseta para la Huaca, porque sienten y dizen que pueden adorar a sus Huacas, y tener por Dios al Padre, y al Hijo, y al Spíritu Santo, y adorar a Iesu Christo que pueden ofrecer lo que suelen a las Huacas, y hazelles sus fiestas, y venir a la Iglesia, y oýr misa, y confessar, y aún comulgar. Aunque en esto de la Comunión les a puesto nuestro Señor un temor, y conecto muy grande, que aún ofreciéndosela a algunos, que parece podían recebilla, no se atreven, y no la piden sino los que están bien instruídos en los misterios de nuestra Fe, y bien desengañados de sus errores, y se preparan con muchas veras para comulgar. Pero el común de los Indios, como no se les anquitado hasta aora sus Huacas, ni Conopas, ni estorvado sus fiestas, ni castigado sus abusos, ni supersticiones, entienden que son compatibles sus mentiras, con nuestra   —80→   verdad, sus Idolatrías son nuestra Fe, Dagón son el Arca, y Christo son Belial. Y son, y, están puntualmente como los Samaritanos de quien dize la Sagrada Escritura, cap. 17 del 4 de los Reyes, qui cum Dominum colerent, Dus quoque suis seruiebant iuxta consuetudinem gentium; Y después que a contado sus errores, concluye el sagrado texto, Fuerunt igitur gentes ista timentes Dominum, sed nihilominus, idolis suis feruientes, nam filii eorum nepotes sicut fecerunt patres sui, ita faciunt isque in praesentem diem.

Éste es el estado miserable en que están los Indios, que se van visitando; éstas son las Huacas, q'adoran los ministros que tienen de ellas, las cosas que les ofrecen, las fiestas que les hazen, los abusos y supersticiones que usan, y las causas que yo e podido alcanzar de todos estos daños, y miserias en que están los Indios.

No entiendo que fuera dificultoso provar que esta pestilencia es común en todo el reino. Porque aún que se puede esperar, que en algunas partes, que están muy cultivadas, y tienen ordinario riego de dotrina, ay poca o ninguna idolatría, como se vio en el valle de Xauja, donde son todas las dotrinas de Padres de Santo Domingo, y San Francisco, donde por la continua asistencia, y cuidado de los que dotrinan, por estar el culto divino de música, y ornamentos tan en su punto, y por todos los demás medios, que se ponen en la enseñanza de los Indios, se ve la diferencia que ay destos pueblos, a otros donde ay menos de aquello. Y así se entiende que en otras partes, no avía menos mal, que lo que se va hallando en los pueblos que se visitan, pues ay la misma razón para ello, allá que acá. Antes a causado admiración, y hecho dudar a muchos, hasta que les quitó la experiencia su duda, de que huviese estas Idolatrías entre los Indios. Aviendo visitado tantas vezes su Arçobispado por su persona, y con tan grande zelo de santo Prelado el señor don Toribio,   —81→   que está en gloria, sir dexar pueblo ninguno por pequeño que fuese, y apartado que estuviese, y que entonces no se descubriese, ni se supiese nada, de lo que aora se sabe, tanto a asido como esto el secreto.

Pero podría ser, que lo que entonces no alcanzó con tanto trabaxo, como entonces puso de su parte: lo aya alcanzado aora con su interseción, gozando de nuestro Señor en el Cielo, impetrando también vida, y salud para su Señoría Illustrísima, que al presente gobierna, para que por todos los medios posibles, destierre esta pestilencia, de todo su Arçobispado, como95 lo va haziendo con el favor de Dios nuestro Señor. Pero antes que busquemos los remedios, destos daños, veamos qué certidumbre tienen los dos presupuestos, que diversas vezes e tocado.



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ArribaAbajoCapítulo IX

Que en las provincias que no están visitadas hay muchas Idolatrías


De estos dos presupuestos, el primero que en todas las Provincias, que no están visitadas ay las Idolatrías que en las visitadas, y el segundo, que en las ya visitadas quedan muchos rastros, y raízes de ellas, tan cierto es el uno como el otro, y entrambos son rectísimos, y como tales, como principios per se notos, los dexava de provar. Pero porque sé que no faltan personas, y de mucha autoridad, que ponen duda en lo dicho, de más de las razones que lo hazen cierto, que quedan especificadas en los capítulos pasados, quiero añadir la autoridad de algunas personas fidedignas, cuyas cartas e recebido después que comenzé a imprimir este tratado. Y pondrelas sin añadir palabra de cómo las escrivieron, y sea la primera del Padre Luis de Teruel de nuestra Compañía, que fue uno de los tres que anduvimos en la visita con el dotor Hernando de Avendaño, el qual, yendo desde esta ciudad de Lima a la de Chuquisaca (que está trescientas leguas de aquí) escrivió desde el Cuzco, que es la mitad del camino, la siguiente.

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Desde Guamanga escreví a V.R. diese priesa a imprimir su instrucción para visitar la Idolatría, por la gran necesidad que de ella ay para hazerlo con acierto. Porque aunque los Padres q' de aquel Collegio salieron con vn Visitador hallaron mucho, fue nada en comparación de lo que avía. Y así pasando por allí el dotor Ávila, sin procurallo, halló que avían residuos dexado tanto, que quando para los solos huviera salido la visita fuera muy bien empleada. Ríase V. R. si oyere dezir que ay pueblo, que no tenga necesidad de visita. Porque desde que salimos de Lima, el Padre Pablo de Paredes y yo, hemos venido confessando, y predicando, en todos los pueblos96, y en algunos de los tambos, y dexando aparte todo el distrito de Huarochirí, donde es necesario que buelva la visita muy de propósito, en Xauxa nos contaron los Frailes, y algunos Españoles, mil reincidencias. Pero donde más ay es en la jurisdicción de Guamanga, donde predicamos algunos sermones los dos que veníamos, ocho días que allí estuvimos, y dentro de la ciudad, ay tantos Hechizeros que llaman Licenciados, Conopas, Huacanquis, y otras cosas de este género que a penas ay quien se escapa. En Andaguaylas tuvimos noticia de una famosa y muy dañosa Licenciada, y de otro buen viejo en Uramarca, el qual me contó lo que hazen quando alguno muere. Cómo lo entierran con ropa nueva, y le ofrecen comida, y cada año renuevan la misma ofrenda. Y lo que hazen con los cuerpos de sus progenitores gentiles, que guardan en sus cuevas y entierros antiguos. A éstos sacrifican, quando empiezan a labrar la tierra para sembrar, hechando chicha en las chácaras. Si el fuego chispea dizen que las almas de sus antepasados padecen sed y, hambre, y echan en el fuego maíz y chicha, papas y otras cosas de comida, para que coman, y bevan. Y a este modo les sacrifican en las enfermedades. No estuvimos allí más que una tarde,   —84→   y la noche siguiente, y así no pude sacar al viejo más noticia de Huacas, sino que tal, y tal, que él me nombrava, eran adoradas antiguamente pero que ya no. Respuesta común de quantos pueblos e visto. Predicámosle contra esto aquella tarde, y al día siguiente por la mañana, que fue Domingo, confesamos algunos, y por no perder jornada, no lo hizieron todos, aunque lo pedían. En Huancaraime descansamos un día, y hizimos procesión, y dotrina, y uvo sermón por la mañana contra las Huacas y Hechizeros en común, por no saver cosa particular, mas de que lavavan los cuerpos de los defuntos, y los vestían de nuevo, y que velavan toda la noche, en borrachera. El fruto fue tener, que confesar los dos, todo el día, hasta buen rato después de la oración. Hiziéronse algunas confesiones generales de mucha gloria de Dios nuestro Señor. Tres Hechizeras famosas, aunque viejas, y sordas, se manifestaron; la adoración principal de este pueblo es a los Malquis, que son los cuerpos muertos de sus antepasados, de que me dizen ay gran copia. Vían mucho el adivinar las cosas futuras, en Cuyes, y arañas.

Quando uno muere, velan toda la noche con gran borrachera, cantando las alabanzas del defunto. Y después de averle enterrado se lavan todos, en las fuentes, q' tienen señaladas para ello, y queman la ropa vieja del defunto. Y si a caso en aquellos días, poco después de muerto, chispea el fuego, o algún Búho, o Lechuza canta sobre la casa del defunto, dizen que tiene hambre, y frío, y le queman maíz, y papas, y poco a poco van quemando todas las alhajas que dexó, hasta que no queda nada. Ay aquí una Huaca antigua muy famosa, cuyo nombre se me a olvidado, la qual en tiempo de los Ingas hablava97. Y es tradición entre ellos, que pasando por este pueblo   —85→   Mancocápac, le fue a hazer sacrificio, y ella le dixo, que no quería recebillo porque no era Inga legítimo, y que le avía de quitar el reino. De lo cual enojado Mancocápac hizo arrojarla por el Cerro abaxo. Quando fueron a menear la piedra salió de ella vn Papagallo muy pintado, y fue por el cerro adelante volando. Y aunque mandó el Inga que con piedras, y ayllos, o libis le siguiesen, no le alcançanron, antes llegando a vna gran piedra se abrió, y se encerró en sí, y se bolvió a juntar como antes estava. Y estas dos piedras de donde salió, y entró el Papagayo son muy tremidas, Quiso (algunos años a vn Indio muy virtuoso de este pueblo, y de nuestra cofradía del Cuzco) poner vnas cruzes en estos cerros, donde están estas piedras, y aunque los indios le ponían mucho miedo, subió allí con sus Cruzes, y se levantó vn gran viento, y con tan gran ruido que parecía que hablava. Tuvo gran pavor y los cabellos (como él me dixo) se le erizaron, pero con todo, repitiendo e invocando el nombre de IESÚS, concluyó con su devoción. El ayre: arreció de manera que las Cruzes se quebraron, y aunque otra vez se renovaron, y pusieron, se bolvieron a quebrar, y díxome él mismo, que no suele aver allí aquellos ayrazos. Quando quieren sembrar hazen sacrificio a los puquios, y echan en ellos maíz blanco, y de allí lo buelven a sacar al cabo de algunos días, y lo siembran, y dizen que con esto salen buenas las sementeras. Quando están enfermos, los Hechizeros les mandan hechar maíz blanco en el camino real, para que los pasajeros se lleven la enfermedad. Otras vezes va el Hechizero a la cumbre del Cerro más cercano, y con una honda le apedrea muy de propósito, quejándose de que ella causa aquella enfermedad, y pidiéndole la quite. Vsan el lavar el enfermo con chicha, y refregalle con maíz blanco, para el mismo efeto. A este modo emos en este camino hallado otras muchas cosas, que sería largo contallas, argumento cierto98 de la ceguedad   —86→   en que esta gente vive, y de la necesidad de remedio. A las bueltas emos cobrado noticia de las Provincias de los Aymaraes, Cotabambas, y Condesuyos de Arequipa, que están como vna inculta selva, donde parece que nunca se a predicado la Fe Iesu Christo99.

Mucho más adelante pasa la carta dicha, pero esto baste para que por ella se entienda, que todo el paño, es de la misma lana, y del mismo color, y tiene la misma mancha, y que no a de salir de la primera vez que se lave. Como también se verá por vn Capítulo de otra carta de vn sacerdote seglar, de mucha verdad, y zeloso de la gloria de nuestro Señor, y bien de los Indios, escrita al dotor, y visitador Diego Ramírez Cura que al presente es de la Metrópoli de esta ciudad, pidiéndole como a experimentado instrución, para desarraigar la Idolatría de los pueblos, donde se hallava doscientas leguas de esta ciudad, y dize así:

Aquí me ando imponiendo, y por las dos que v.m. me a embiado apuntándome las particularidades de ceremonias, abusos, adivinaciones, embustes, y embaymientos, sacerdotes Indios, que se fingen, que dizen Missa, y confiesan, curan y dogmatizan, y se hazen Profetas de cosas venideras, con todas las demás menudencias, ritos y adoraciones, vienen concertadas con las de acé, y es general enfermedad en estos desventurados, mayormente dentro de los términos de Potosí, que se abrasa esta peste maldita. La causa es que las justicias no se ocupan más que en buscar sus provechos, y los Curas su pie de Altar, y no osan reprehender, ni obviar los males de que tienen noticia, y más la semana de Todos Santos, la mezcla que hazen con nuestras ceremonias santas, de las suyas en razón de los defuntos. Desde esta tierra hasta los Charcas (es este espacio de más de cien leguas lo más poblado, y freqüentado del Pirú) no está plantada la Fe, por no se   —87→   predicar, y andar la gente tan de leva, y alzada sin entrarles cosa de devoción spiritual. Antes parece que tienen odio, enemistad, y mal sabor a las cosas de Dios, y cassi tienen razón porque los que les enseñamos, mostramos el último fin, de enriquecer en breve tiempo. Y a de ser con detrimento de las ovejas, que son trasquiladas sin piedad y amor. Y el trato que reciben de los Españoles, y Corregidores es crudo, y incomestible, y assí se van fuera de sus pueblos a vagar, y no se dexan conocer de sus Curas y Pastores. De donde están las Iglesias por hazer, caídas otras, y maltratadas, sin ornamentos, y los pueblos asolados, sin aver ya, quién dé tributo a su Magestad más que las pobres mugeres, y certifico que oy ay en esta Provincia, más de dos mil biudas, que pagan la tasa de sus maridos, diez años ha muertos, y de cinco años a esta parte muchas más.

Éste es el capítulo de la carta sobredicha.

El Illustrísimo señor dotor Don Pedro de Valencia Obispo de Chuquiavo, que de Chantre de esta Metrópoli, fue promovido a aquella silla con la experiencia de lo que'avía visto en este Arçobispado, y el zelo que nuestro Señor le a dado del bien de sus ovejas, encomendó la visita de la Idolatría a un sacerdote de mucha satisfación, y a pocos días después que comenzó la visita le escrivió la siguiente, la qual me embió Su Señoría originalmente, para que la mostrase al Señor Virrey.

Avisado tengo a vuestra Señoría la diligencia, que quedo haziendo contra Indios Hechizeros, y principalmente en razón de vn Ídolo de piedra de tres estados en alto muy abominable, que descubrí, dos leguas de este pueblo de Hilavi, estava en vn cerro el más alto, que ay en toda esta comarca en vn repecho que mira hazia donde naze el Sol, al pie del cerro ay mucha arboleda, y en ella algunas choças de Indios que la guardan, ay también   —88→   muchas sepulturas antiguas muy grandes; de entierros de Indios muy sumptuosamente labrados de piedra de encaxe, que dizen ser de las cabeças principales de los Indios del pueblo de Hilavi. Estava vna plaçuela hecha a mano, y en ella vna estatua de piedra labrada con dos figuras monstruosas, la vna de varón, que mirava al nacimiento del Sol, y la otra con otro rostro de muger a las espaldas, que mirava al Poniente con figura de muger en la misma piedra. Las quales figuras tienen vnas culebras gruesas, que suben del pie a la cabeça a la mano derecha, y izquierda, y assí mismo tienen otras figuras como de sapos. Estava esta Huaca del pecho a la cabeça descubierta, y todo lo demás debaxo de tierra100. Tres días tardaron más de treinta personas en descubrir todo el sitio al derredor deste Ídolo, y se hallaron de la vna parte, y otra delante de los dos rostros, a cada parte vna piedra quadrada101 delante de la estatua, de palmo y medio de alto, que al parecer servían de aras, o altares muy bien puestas, y arrancadas de su asiento con mucha dificultad, se halló donde estava asentada la ara de la estatua, con vnas hogillas de oro muy delicadas, esparcidas vnas de otras, que relucían con el Sol. Mucho trabajo e pasado en arrancar este Ídolo, y deshacelle, y más en desengañar a los Indios. Pero lo que aora me da más pena Señor Illustríssimo es que las diligencias, amonestaciones, y predicaciones, que hago en este pueblo en raçón de que aya dotrina, y que se desengañen los Indios, y se escusen amancebamientos, incestos, y otros vicios, no tengan el efeto que deseo; Porque no se junta la gente viviendo a rienda suelta en estancias, y huaicos donde están. Y el que sustenta   —89→   este desorden es vn malvado de vn Cacique principal, y es público que manda a los Indios, que no oyan Missa, ni acudan a la dotrina Christiana, ocupando a muchos en que le labren sus tierras, y guarden su ganado, y en otros servicios, y es de manera que vive muy escandalosamente, y a años que no se confiesa, y no sé cómo remediallo. Haré lo que pudiere, y vuestra Señoría esté prevenido por si fueran allá con quexas los castigados, etc.

Esto escribe el Visitador Alonso García Quadrado, y mucho más escribe de Tiahuanaco el Visitador Bart de Dueñas, que dexo por no ser largo.



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ArribaAbajoCapítulo X

Que en las provincias que están visitadas quedan muchas raízes de idolatrías


Por lo dicho queda bastantemente provado, que no ay menos Idolatrías en las demás Provincias de estos Reynos, que avía en las de este Arçobispado. Veamos si es tan cierto que con la primera reja de la visita, no se arrancan todas las malezas, y raízes de la Idolatría. Para lo qual será bastante testimonio las cartas, y relaciones que embió al Señor Virrey, y al Señor Arçobispo de esta ciudad esta semana pasada el Licenciado Rodrigo Hernández Príncipe. Tenía este Sacerdote la dotrina de santo Domingo de Ocros, en el corregimiento de Caxatambo, diole nuestro Señor, deseo de dexalla, y con licencia de los Señores Virrey, y Arçobispo, andarse por los pueblos del dicho corregimiento, sin título ni oficio de Visitador, catequizando, predicando, y conffesando, y empleando en todo el buen talento, que nuestro Señor le ha dado, llevando sólo por compañero102 vn buen Indio cojo, que anduvo con nosotros en la visita, y es tan entendido en las cosas de nuestra santa Fe, como diligente escrudriñador de las supersticiones de los   —91→   Indios, y por entrambas a dos raçones catequiza admirablemente.

A hecho, y va haziendo en esta misión, que aún al presente dura, el Licenciado Príncipe muchas cosas de grande servicio de nuestro Señor, por medio e intercesión de la santíssima Virgen María, a quien a tomado por Abogada en esta empressa. Todos los pueblos por donde pasa los dexa desengañados de sus errores, y alentados en el servicio de nuestro Señor, y las iglesias reparadas de ornatos, y imágenes, y de todos los pueblos embía dineros para este efeto, y el día de oy tengo dineros que me a embiado para compralle diversas cosas, que faltavan en las Iglesias de quatro pueblos. Y de su proprio dinero, que me remitió para ello, le compré y embié gran cantidad de Rosarios, que va repartiendo entre los Indios. Pero veamos más en particular algo de lo que a hecho, por una suya, que de mi mano di al Señor Príncipe de Esquilache Virrey destos Reynos, que comiença assí:

Aviendo escrito y embiado a Lima, por la confirmación de la cofradía de nuestra señora de Loreto, que se fundó en Totopon103, en reconocimiento de aver sido parte la sereníssima Reina de los Ángeles, de que uviesen manifestado sus Ídolos, y hecho obras muy de Christianos aquellos pocos Indios: el segundo pueblo, que topé fue el de Cahacay, donde continué lo començado, predicando mañana y tarde, y catequirçándoles en los rudimientos de la Fe, declarándoles que mi venida era sólo para desengañalles del error de la Idolatría, q' de tanto se servía Dios nuestro Señor, y tanto deseavan los Prelados. Aviendo movido al pueblo a la diciplina del Viernes en la noche donde uvo vna plática, aviendo precedido a esto vn ayuno general para disponer al pueblo. Después de la plática y   —92→   diciplina aquella misma noche se vinieron a manifestar algunos con grandes muestras de dolor, y arrepentimiento y dixeron, que aunque no avían idolatrado actualmente después de la visita acá, como antes lo avían hecho, yendo a sus Huacas; a lo menos no se avían escusado de hazello con el coraçón desde sus mismas casas, y chácaras, con muestras exteriores, e interiores. Porque por impulso del Demonio estavan persuadidos, que tras deste tiempo vendría otro, donde podrían a su salvo bolver a sus antiguallas, con el descuydo de los Pastores. A cuya causa no avían manifestado de todo punto sus Huacas, manifestando las que a sabiendas avían ellos puesto en la superficie de la tierra, con algunos instrumentos, del servicio de las Huacas, temiendo otra ruina como la que uvo en la quema, que hizo aquel mentadíssimo Fray Francisco. Y que las proprias Huacas que tenían de sus antepasados estavan enterradas un estado y más debaxo de tierra, en los mismos asientos donde estavan las Cruzes de la visita pasada. Y que para demonstración que esto era verdad, me llevarían a que lo viese por vista, de ojos, pues era Dios servido ya de vsar de sus misericordias, sacándoles de esta ceguedad.

Otro día Sábado, aviendo dicho Missa de nuestra Señora, para que nos diese buen suceso, estando ya todos los del pueblo por esclavos de la Madre de Dios, según su carta de hermandad, caminamos a las antiguas poblaciones, que estavan a legua, y legua, y media, por caminos tan ásperos, que ni aún a pie podíamos caminar.

La primera población fue de Choquechuco, y cavando un estado de hondo, donde estava la Cruz se sacó la Huaca de Choquechuco, que es de piedra, de color de hígado con su rostro, y ojos. Estava puesta sobre un almirez de piedra rodeada de veinte y cinco Conopas, que son ídolos menores, donde avía por ofrenda mucha plata   —93→   menudilla, como argentaría gruesa con otros instrumentos para sacrificios.

En la llanada de la población de Humi104, donde estava una Cruz, y de donde en tiempo de la visita avían sacado la Huaca Humivilca, se cavó más de vn estado, y topamos con un Ídolo de piedra de la hechura de vn Indio, y junto a él otra piedra bernegosa, y dizen que era su hermano, ambos estavan sentados sobre una losa muy llana acompañados de treinta y dos Conopas con otros sacrificios.

En la población de Quichumarca, en el lugar donde estava la Cruz de la visita pasada se cavó más de vn estado y medio, y casi estávamos para dexallo, quando topamos con las señas de los sacrificios, y dimos con tres Huacas. La mayor dizen era Huari Huaca, y los dos hermanos suyos, de figuras tan particulares que miralles ponía horror. Tenían quarenta y siete Conopas, y entre los sacrificios pedacillos de plata, y una trompeta de cobre con su brocal de plata, y tres piedras bezares grandes las dos gastadas con el tiempo.

Dende aquí fuimos a la población de Chochas, donde en una quebrada avía un grandísimo peñol torreado, en cuyo asiento está la Cruz, de donde dizen se sacó la Huaca que llevaron al visitador. Más yo me guié por los viejos, y me determiné de subir al peñol por un caracol que tenía por escalera. No pude subir más que hasta la mitad, porque me pareció temeridad pasar adelante. Allá subieron no con poco trabaxo los Indios y me traxeron la Huaca de Llaxavilca, que era como medio cuerpo cabizbaxo, el un ojo mayor que el otro, tenía junto sí otra Huaca, y   —94→   ambas estavan sentadas sobre vna losa, avía muchos huessos de los sacrificios de las Llamas.

Todos los Malquis, que topamos muchos (que son los cuerpos gentiles que los Indios adoran) quemamos, y entre ellos hallamos dos pares de vasos de plata pequeños con que parece les solían dar de bever los Indios a estos muertos. Venida la noche nos bolvimos dando al Señor las gracias del buen suceso, llevando los Ídolos y todo lo demás que avíamos hallado. El día siguiente Domingo celebramos la fiesta de la Madre de Dios, y hizimos una solemne procesión, atribuyendo a su interscesión este hallazgo, y predicó el Licenciado Francisco de Virves Cura de esta Dotrina, que a ayudado como buen pastor en este ministerio. Lleno el pueblo de devoción me pidieron fundássemos vna cofradía de la vocación de nuestra Señora como se hizo.

Este mismo día de la fiesta de nuestra Señora, me manifestaron otra Huaca, adonde fui personalmente: que ya tengo por muy grandes entretenimientos estos exercicios, donde no es oro, lo que se busca sino salud de almas. Fuimos al asiento de Chanca, del qual no se dio noticia en la visita passada, y a pocos passos q dimos por la antigua población, dimos con la mentada Huaca Sañumama. Que era, vna formada ollería antigua de tinajones, y cántaros, y vasos de losa a modo de los del Cuzco, que todo estava, enterrado debaxo de tierra en vn depósito. En el bordo de la puerta estavan dos Llampis de varro, con que brindavan la Huaca. En medio de esta lozería estavan tres tinajones muy grandes, y el de en medio que era la Huaca, lleno de chicha hasta abaxo del gollete, que con el inmemorable tiempo, que le echaron, se avía convertido en agua. La qual estava llena de muchos sacrificios de Cuyes, y de las demás cosas que sirven en este ministerio endemoniado. Por Corpus dizen la festejavan,   —95→   y sacavan de aquel lugar, y brindavan en aquella población, y la vestían a modo de una Palla con sus topos de plata. Era esta Huaca reverenciada de las Provincias comarcanas.

La compañera de esta Huaca, Mamasañu, estava algo distante y aviendo cavado medio estado, fue descubriendo mucha quemazón de huesos, y ceniza, y muchos sacrificios, y Ídolos descabeçados, y perniquebrados, estava en medio de una piedra larga sentada sobre mucho metal de plomo acompañada de mucha suma de Conopas. Averigüé que aquellos Ídolos avía quemado el dicho Fray Francisco, y que los Indios después del pasado, los enterraron105 donde estava la dicha Huaca. Llevose todo al pueblo, y en presencia de todos se hizo vna grande hoguera, quemose todo, y se echaron las cenizas en un arroyo, porque que el Demonio no les junte otra vez.

En la población de Chuquimarca a tres leguas este Cahacay, se sacó la Huaca Quénac, de vn codo en alto figura de Indio, cuyo hermano dizen llevaron al Visitador, y ésta estava más adentro, con sus sacrificios.

En la población antigua de Huahalla, junto a ésta se sacó vn Gigante de piedra, aunque sin brazos. Estava todo el cuerpo enterrado, y sola la cabeça de fuera, y ésta bien tapada con losas. Dizen los viejos del Ayllo de esta Huaca, que se llama Huari, o por otro nombre Chani, que solían dalle Coca mascada, poniéndosela en la boca. De otra parte se sacaron dos cuerpos enteros, y secos, muy nombrados y respetados, de todos, llamados Caxapárac, y su hijo Huaratama, que estavan en sus Machays, vestidos a vso de guerra con mucha plumería de diversos colores, y otros ropajes, que con el tiempo estavan gastados. Vn poco apartado de éstos estava en otro depósito, con el mismo ropaje que el passado llamado Vinchos.

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Todos estos cuerpos y Huacas, se quemaron con aplauso, y gusto de todos, y es de suerte que los mismos viejos y viejas, que son los encubridores, y guardas de estas Huacas, me la traýan diziendo, Padre mío, quémense estos Demonios, que tanto mal nos an causado.

Hasta aquí es la carta, que se dio a su Excellencia, de lo que se descubrió en sólo el pueblo de Cahacay, después de visitado, para que se vea el cuidado, que ponen los Indios en encubrir sus Huacas, y la diligencia, y trabajo, que qüesta el descubrillas. Pero para que se entienda lo que alcança la paciencia, y sufrimiento, y la eficacia de la palabra de Dios, y para que con este exemplo se inciten todos los Curas a hazer como deven, lo que deven de Iusticia, que es el predicar, y catequizar de ordinario, y con veras, y con desseo de convencer a los Indios el entendimiento, desengañándoles de las mentiras, que aprendieron, y enseñándoles las verdades, que ignoran, y otros se despiertan a hazer esto mismo de charidad como lo haze el Licenciado Rodrigo Hernández, aunque sea larga pues no es fuera de propósito, pondré otra carta suya escrita al Señor Arçobispo conseqüente a la passada, que es la que se sigue.

Por los años de mil y quinientos y setenta y cinco, quemó y destruyó muchas Huacas, por toda esta Provincia vn Padre de santo Domingo llamado Fray Francisco. Como nuevo en las cosas de los Indios, y que aviendo tanto que hazer passaua, de prisa, no pudo tener noticia de todas las Huacas, y los Indios también se previnieron en escondellas, y después no se descuidaron en guardar las Huacas quebradas, y medio quemadas. El respeto, el amor, y el temor que el Demonio les a puesto de ellas me admira, quando veo, lo que aora diré. Y es, que aunque de su motivo, y de su propia voluntad dizen los viejos, quando están desengañados, que el demonio los avía tenido   —97→   ciegos, y que fuéssemos a sacar las Huacas, donde las tenían escondidas, pero quando ívamos, llevándolos por guía, yvan tan de mala gana como si fueran al suplicio, y degolladero, temblando, y sudando, y trasudando, y travándoseles la lengua, que apenas podían hablar, ni menear pie, ni mano, que me parece les representa el demonio, el amor ternísimo, que an tenido a sus Huacas, el cuidado con que les an guardado, y el dolor grande, si se las quitan. Assí se trabaja lo que Dios sabe, andando a vezes a ciegas de vn carro en otro, y de vnos depósitos a otros, las más vezes a pie con el rigor del Sol, y del Ayre, y mudanza de tantos temples ya muy fríos, ya muy calientes, hasta que nuestro Señor es servido, y su Madre bendita (que ella es la que anda en esta obra) que llegue la hora de que a puras persuaciones, y ruegos, que se les hazen, y a vezes con amenaças, perdida la paciencia y las más vezes con la suavidad de la ley Evangélica, con que hazemos nuestro descubrimiento, considerando que nunca lo mucho, y dificultoso costó poco, y más en salvación de almas.

Arriba del pueblo de Yámor sacamos la Huaca Líbiac, que es del Rayo, que era vna piedra grande partida por medio con vn Rayo, tenía gran suma de sacrificios de carneros de la tierra, y de otras cosas.

En la punta del cerro estava la Huaca Quénac, rodeada de muchas piedras era de figura de vn Indio sin braços ni pies, estava soterrada a medio estado, acompañada de muchos sacrificios, y vna trompeta de cobre, con que se convocavan para sus fiestas.

En medio de los edificios, y fortalezas del pueblo antiguo, de donde llevaron al Visitador vna Huaca que estava en la superficie de la tierra, que dizen era Huaina Yúrac, hijo de Apu Yúrac, que dixeron al dicho Visitador que avía quemado Fray Francisco, más a mí me dixeron   —98→   que se avía convertido en balcón luego, que tuvo hijos, y q'este halcón estava en el dicho lugar, donde mandé cavar y a vn estado se halló vn depósito a modo de bóveda vn halcón de piedra sobre vna planchilla de plata, rodeado de muchas Conopas, que tenía la Huaca por criados, tenía muchos sacrificios, y vna trompeta. Aquí cerca estavan quatro cuerpos enteros, y secos, con mucha plumería, y vestidos ricos, aunque consumidos con el tiempo, dizen que son hijos de esta Huaca, y progenitores de todos los de este Ayllo, y assí los adoravan, y consultavan en todas sus necessidades. Y estos difuntos son mucho más perjudiciales, que las Huacas, porque a éstas es su adoración de año a año, pero a estos muertos todos los días.

Vna legua del pueblo, camino de Cahacay se sacó la Huaca Quénac Vilca, que era un fieríssimo Ídolo de piedra rodeado de mucha plata menuda, y conchas de mar: a hijo de este llamado Huaina Quénac, quemó el Visitador. En casa de los padres de vn Indio principal, tenían escondidos vnos cabellos de vn gran Idólatra bisahuelo de quien los descubrió, respetavan, y adoravan los cabellos, y la memoria de este Indio, cuyo cuerpo quemó el sobredicho Fray Francisco, porque le avían respetado mucho en vida, por ser consultor del Inga.

En la población antigua de Hupa en medio de vna fortaleza de cantería, cavando más de estado, y medio, se halló en medio de vna casita hecha de cantería la Huaca Apu Yúrac, que era de piedra de figura de Indio de tres quartas de alto sobre vnas planchillas de plata, rodeada de muchas Conopas, y sacrificios, y con vna trompeta, y otros varios instrumentos de sus fiestas.

De otra parte sacamos la Huaca Achcay, que estava como la passada. En todos los lugares pusimos Cruzes, hizimos grandes fiestas a nuestra Señora, nuestra Patrona. Y porque avían estado muy incrédulos, de que vuiesse   —99→   Purgatorio, después de que les catequizé en este artículo me pidieron que se fundase una cofradía de las ánimas del Purgatorio, como se hizo.

En Huaylla cayan estuvimos quatro días el Cura, y yo, catequizando, y predicando, más el coraçón me significava con muy grandes impulsos que convení a yr primero al pueblo de Colquéyoc, que está quatro leguas de aquí y de muy mal camino. Antes que fuese a Cahacay estuve en él quatro días; pero afligime de ver que no hallava disposición de poder hazer fruto, y por no aver visto a su Cura, para tomar su beneplácito, lo dexé por entonces, mas aora me pareció bolver otra vez para satisfazer la conciencia. Fui a este pueblo con el Cura, y gastamos ocho días en catecismos, y sermones, refutándoles sus errorres al cabo de los quales diziéndoles una vez, que los hallava duros, y indevotos, y que entendía que tenían algún grande impedimento, que lo causava, y que éste era guardar todavía sus Huacas, y vivir en su gentilidad. Movioles el Señor, de suerte que dixeron, que no querían ellos ser menos, que los de otros pueblos, etc. Lleváronnos a la otra banda del pueblo cerca de un quarto de legua, donde estava una cueva muy grande, y en ella muchos defuntos gentiles, y entre ellos tres cuerpos de Gigantes de disformes cabelas, vestidos de Cumbi, aunque con el tiempo podrido. Éstos son los progenitores de todos los de este pueblo a quienes adoravan, y tenían en mucho, avían muchos rastros de sacrificios, los cuerpos, y ellos se quemaron, en el pueblo. Vn grande Hechizero descendiente de estos gentiles, y que tenía qüenta con hacelles sacrificios, que dizen que era brujo, y se tornava en Lechuza y murió diez y ocho años a, dexó mandado, que por quanto moría en su gentilidad, y en la ley de sus antepasados y deudos, que le enterrasen en sus Machays, como lo hizieron, desenterrándole de la Iglesia. Embié por él con mi   —100→   catequizador Indio de confianza, y me le traxeron con todos los sacrificios, que le avían hecho, yéndole a consultar después de muerto, éste quemamos con los dichos Gigantes.

Más abaxo de éste avía otra Huaca en medio de vna cerca, donde avía mucha osamenta de Llamas (que son los Carneros de la tierra) que le avían sacrificado, tres trompetas, y otros muchos instrumentos de los sacrificios.

En la población de Quepas, sacamos debaxo de tierra la verdadera Huaca Huamantúcoc, porque en la visita avían llevado al Visitador otra por ella.

En las ruinas de Cocha Líbiac, cavando más de vn estado hallamos, muchas señales de sacrificios, y vn depósito hecho a propósito, dentro del qual estava el Ídolo Mullu Cayan, sentado en una lámina de plata bien delgada, acompañado de muchas Conopas, era este Ídolo pequeño y de bronce.

Más abaxo vn tiro de piedra, sacamos al hermano de esta Huaca, que se llamava Coto Túmac, y eran los pedazos de la que quemó Fray Francisco. Y quando esto sucedió, dizen los Indios, que uvo grande llanto, y sentimiento, y sacrificaron muchas llamas, y assí se ven los rastros de ello.

Mucho me afligió al principio ver tan poca disposición en los Indios para las cosas de devoción, y la Iglesia tan pobre, que es más para llorar, que para dezillo. Y como quizo nuestro Señor movelles por medio de su palabra, a descubrir a sus amadas Huacas, les movió también a que diesen, y juntasen alguna limosna, como lo hizieron muy literalmente, para vn cielo, y dosel, vn santo para su pueblo, cuyo patrón es San Juan Baptista. Diles la carta de esclavitud de nuestra Señora, y enseñeles a rezar el Rosario, y bolvimos con mucho gozo a Huayllacayan. Donde comencé de propósito a refutalles los errores, que   —101→   avían quedado refutados en la tabla de la visita del dotor Hernando de Avendaño. Y para que en todo se acertasse, tuvimos nuestra acostumbrada diciplina, y nuestras rogativas. De ellas resultó el llevarnos los viejos a las ruinas del pueblo de Cotas, de donde sacaron en tiempo de la visita la Huaca Rimay, y dixeron que a su padre Huaracáyac avía quemado Fray Francisco, mas no quiso nuestro Señor, que esta vez se ocultase. Porque cerca de medio quarto de legua de donde estava su Padre, y a poco que se cavó, topamos con él, tenía este Ídolo muchos sacrificios. El sacerdote que cuidava de esta Huaca, fue llevado a lo reclusión de santa Cruz.

Otro día fuimos al asiento de Hunoyan, que está más de legua, y media. Estavan aunque medio arruynados vnos aposentos de piedra de encaxe, como los edificios del Cuzco, de adonde avía sacado el dicho Fray Francisco, dos famosas Huacas, y tan temidas, que les sacrificavan muchachos, y niños, porque dizen se sustentavan de carne humana. Pero los Indios después que pasó Fray Francisco recogieron los pedazos de las Huacas, y la bolvieron al mismo puesto de donde se sacaron aora.

En el assiento de Chinchas legua, y media de aquí, estava la mentada Huaca de Vsuy, que por ser muy grande se avía escapado en la visita. Pero esta vez no le valió, porque llevé mucha gente y la saqué de raíz, desmenucé y quemé todos los sacrificios, y el cuerpo de un grande Hechizero, que dezían era hijo de esta Huaca.

En la población de Chayna se deshizo otra Huaca, que por ser grande no se pudo sacar, quemáronse muchos sacrificios, llamávase esta Huaca Iusca, y otros tres hijos de esta Huaca, que eran cuerpos de gentiles también se quemaron.

Las ruinas de Ayáurac, están cerca de dos leguas y media del pueblo, y de tan mal camino, que no se puede   —102→   yr a cavallo, por ser todo vn despeñadero. Aunque con mucho trabaxo llegamos allá, sacamos dos Huacas, que dizen ser marido y muger, con ésta no encontró Fray Francisco, que quebró, y quemó al marido, y los Indios tornaron a juntar los pedazos, y los reverenciavan en aquel lugar. Muestran los edificios de este pueblo haver sido grande, y ellos grandes Idólatras, y que como tales los a castigado, y destruido nuestro Señor, pues de todos no a quedado más que el sacerdote de esta Huaca, que está recluso en santa Cruz.

La Huaca del Ayllo de Sopan, estava en su antigua población, llamada Apu Xillin, derribola y quemola Fray Francisco, pero los Indios la tornaron a reparar, y la tenían soterrada con muchos sacrificios, y alguna plata. A Huayna Xillin hijo de ésta, quemó el dotor Hernando de Avendaño. Cuyas pisadas, y la de los Padres de la Compañía e seguido en esta predicación, para poder acertar, porque yo confieso vna verdad, que si no hallara disposición en la gente prevenida de la visita, y luz de los errores que tuvieron, averiguados en ella, que poco me podía aprovechar de la experiencia de dieciséys años de cura. Concluymos con este pueblo día de la Cocepción de nuestra Señora, que es su vocación, escriviéronse de nuevo por esclavos de esta Señora, que tanto les a favorecido. Las Huacas que eran portátiles embió a Lima, las demás y los cuerpos muertos se quemaron. Llevan también las trompetas, y ocho marcos, y medio de plata, que se hallaron en las Huacas, las cenizas de la quema, se echaron en los ríos porque no las tornen a juntar.

Todo esto es de la carta sobredicha. Por donde se ve si es menester segunda, y tercera visita. Y para prueva de esto pudiera dezir también las Huacas, que an descubierto muchos Curas después de la visita con la continua predicación, como el dotor Pedro de Ortega muchas en   —103→   Checras, el Licenciado Francisco de Estrada en Mancas, y Lampas, y el Licenciado Miguel Rubio en Huacho. Por donde se ve quánto importa la continua predicación de los Curas, como veremos en los Capítulos siguientes de los remedios, para la extirpación de la Idolatría.