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ArribaAbajoDe la isla al continente. Regionalismo, cosmopolitismo, insularidad

Enriqueta Morillas Ventura



Universidad Nacional del Comahue

Este trabajo pretende llamar la atención acerca de la recepción de las letras cubanas en la península y su valoración, tanto en lo que hace a la cubanía o cubanidad, o sea su propia índole, como en lo que se refiere a las literaturas hispanoamericanas e hispánicas en general.

Nos detendremos en la Revista de Occidente (1923-26), de la cual ya nos hemos ocupado en otras ocasiones, pero cuyo examen aun no hemos agotado, dada la riqueza del material que contiene para nuestro estudio de la década del veinte y sus incidencias651. Remitimos al lector a estos trabajos y destacaremos algunas de sus particularidades, fundamentalmente aquellas que hacen al tema que nos convoca.

Como sabemos, regionalismo y cosmopolitismo son conceptos que señalan una de las mayores polaridades de las tensiones reconocibles en el conjunto de las letras hispanoamericanas. En el caso que nos ocupa, específicamente de la literatura de Cuba, el de la insularidad se vincula con esa tensión y esa polaridad.

En el conjunto de los textos examinados resaltan, además, las nociones de mundialización, utilizada por los críticos y ensayistas cubanos, como la de conciencia nacional. No son utilizadas como excluyentes, sino como ejes que vertebran el movimiento global que las orienta.

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Noticias de la Isla

Son veintitrés textos los que integran el capítulo de la literatura cubana en la Revista de Occidente, es decir la cuarta parte de la producción relativa al hecho literario y cultural hispanoamericano. Esto coloca a la Isla de Cuba en situación privilegiada, junto a Argentina y a México, los cuales también merecen una buena cantidad de notas, artículos, ensayos, reseñas y textos de ficción.

De estas notas, dos son especialmente interesantes como visión crítica de conjunto y por su enlace con la literatura peninsular: «Los ánimos literarios en Cuba», de Lino Novás Calvo y «Letras cubanas» cuya autoría corresponde a Benjamín Jarnés652.

La primera de ellas constituye un informe y un testimonio detallado de historia literaria, pues recae sobre la revista de avance, presentándose como un proceso a la generación cubana del 27. Tiene también valor crítico, dado el alcance de sus definiciones y puntos de mira.

En la otra nota, Jarnés da noticias acerca de la Revista Cubana y su interés es informativo pero también valorativo. Queda por efectuar el balance de conjunto que surgiría del estudio de las colaboraciones y otros textos de Jarnés sobre estas y otras literaturas. Es decir, el examen de las preocupaciones estéticas y temáticas de los colaboradores habituales de la Revista y demás críticos y creadores de la época.

Podemos señalar dos de las más recurrentes y acuciantes: la índole y la construcción de la novela, su vigencia y porvenir y la deshumanización del arte, cuyo debate trasciende la década y da pie a reflexiones posteriores. Pero también la relación de la serie literaria con la histórica, teniendo muy especialmente en cuenta los condicionamientos políticos y la visión nacionalista e internacionalista implícita en la producción literaria. En relación con las literaturas que nos ocupan, los temas principales giran en torno al cuento y la novela, la cubanía, el regionalismo y el cosmopolitismo, la modernidad, el texto literario, la insularidad, el nacionalismo, la literatura como arte, el problema de la calidad, las relaciones entre vida y literatura.

Al llegar a Madrid, Lino Novás Calvo abraza el periodismo literario (que ya venía desarrollando intensamente en La Habana), encontrando una plataforma de apoyo significativa en la revista de Ortega.

«Los ánimos literarios en Cuba» resume de manera detallada y crítica la situación de avance y la vanguardia. Constituye un homenaje y al mismo tiempo un verdadero arcón de tesoros literarios, pues descubre a sus componentes, valorando sus orientaciones estéticas e ideológicas. Sin duda, la confrontación de esta nota con la revista de avance arrojará mayores resultados que los que ofrecemos en esta comunicación, pero la nota en sí misma es digna de consideración por su carácter ampliamente informativo. Novás Calvo da cuenta de un capítulo esencial de la historia de la literatura cubana, sentando también premisas para su enjuiciamiento.

Lino Novás Calvo continúa hoy siendo uno de los grandes ignorados de nuestras letras, pese a su papel esencialmente renovador de la prosa de vanguardia. Sin duda, una   —389→   lectura atenta de lo producido por su generación nos descubre las preocupaciones estéticas y temáticas que comparten.

Con Alejo Carpentier tiene, en especial, puntos de contacto que oportunamente hemos señalado. Específicamente, la temática afrocubana, el relato de aventuras, el estudio de las civilizaciones, la filosofía de la historia y la crítica literaria son materias que aparecen en sus ensayos y modelan sus ficciones. También queremos recordar su estrecha vinculación con las literaturas anglosajonas, su condición de traductor y de crítico tanto de novela como de poesía y la incorporación de tratamientos o «técnicas» como el monólogo interior, la de «descomposición» de las palabras y su significado (Joyce) y de la «acción descoyuntada» (Faulkner).

Nos interesa anotar:

a) La generación del 27 cubana no se caracteriza por la uniformidad estética, sino que, al contrario, es la diversidad de ánimos lo que la caracteriza.

) La tradicional polaridad regionalismo/universalidad se enriquece con la incorporación de búsquedas estéticas menos radicales.

c) La mundialización de Cuba no se opone a la revalorización de lo tradicional.

d) La incorporación de nuevas estéticas convive con las ya existentes, es posible la sincresis, como lo es la poesía negra (molde formal y ritmos de la antigua poesía castellana se integran con ritmos y vocablos de procedencia africana).

e) La creatividad es la regla: es posible renovar sólo si se incorpora la diversidad, de esta manera nacen nuevos lenguajes.

f) La crítica los confronta y entreteje.




La generación de avance: una forma a llenar

En primer término, Novás Calvo se define como parte de «la última generación de las letras en Cuba», aun cuando también admite su condición de crítico. Es decir, reúne la doble condición de creador y analista del hecho literario. Esto se traduce en una doble mirada que comparte con Jarnés y los colaboradores peninsulares habituales de la Revista. Doble mirada que se ve reforzada por la doble pertenencia a ambos mundos, ya que como se sabe, nace en Granas de Sor y a los siete años de edad es trasladado a La Habana.

La nota se presenta, pues, como testimonio crítico e informativo. Pero aparece también cargada de vivencias y de convivencia con la generación de avance: se trata, como dice, de más de veinte años «con sus motivos y no menos de cinco con sus motivadores». Esta adhesión se expresa sin ambages ni melancolía: hay una aceptación del desaglutinamiento de sus integrantes, ya dispersos por motivos políticos:

Sus elementos nos hemos dispersado. La política y los problemas nacionales separaron un poco a sus directores. Marinello, de la calle a la cárcel, y viceversa, en lucha contra Machado. Mañach, entre la biografía de Martí, la creación de la «Universidad del Aire» puesto que de la tierra no es posible allí, sus estudios de filosofía y su batalla con los problemas de cada día. Lizaso, consagrando con su modestia habitual la atención a los valores literarios de América; Ichaso, en el periodismo... Y todos los   —390→   colaboradores que habían surgido al conjuro de aquella forma a llenar, desanimados, abrumados o en desbandada. De vez en cuando resurge un cuento de Carlos Montenegro, o un poema magnífico como todos los suyos de Regino Pedroso. Pero, en general, esto nada añade a lo hecho, porque nada se puede añadir en la turbulencia del momento, y cuando esta turbulencia pase, si pasa algún día, sospechamos que lo que se dé entonces será ya otra cosa, porque tras cada diluvio la humanidad creará siempre otro mundo y otro dios.653



Aunque la nota traduce el desgarramiento originado por la dispersión, hay en ella una aceptación de los cambios históricos y el examen de las corrientes estéticas es perfectamente deslindable del elemento pasional. En una primera lectura, la utilización de la palabra ánimo puede confundirnos, dado su empleo indistinto para los dos campos. Pero, en verdad, Novás Calvo examina las ideas y alude a la situación política independientemente del examen estético de la producción de la generación. Es de hacer notar el hecho de que la antinomia regionalismo/internacionalismo enlaza pensamiento, doctrinas y quehacer artístico y literario. Aquí opone el regionalismo nacionalista al internacionalismo formalista, como se sigue de su comentario sobre Marinello654.

Pese a esto, da un paso más allá y analiza las expresiones diversas, que como dijimos amplían la polaridad y admiten la riqueza de una producción que la trasciende.

Anotamos:

a) La doble mirada, crítica y creadora.

) La presencia de la antinomia regionalismo/cosmopolitismo como nexo entre lo político y lo estético.

c) El examen de los «ánimos» impulsos y tendencias estéticos.

En primer término, se ocupa del ánimo regionalista: la cuentística de Luis Felipe Rodríguez, representativa del realismo regionalista que pone énfasis en el «nacionalismo», consistente en una exaltación genuina (no pintoresca) de la tierra que alberga emociones, hechos, «dicciones y dejos». El juicio crítico de Novás Calvo es severo para con esta producción: la ve hundirse irremisiblemente en el pasado literario, cerrándose a todo contacto con temas y formas europeas y exteriores a la Isla. Observa también que esta actitud estética comporta un «ánimo o temperatura» advertible en todos los países americanos. Constituye, para él, «un ánimo caído», pues «otros se le vienen encima». Es decir, se trata de un insularismo rezagado, nacionalismo dependiente de actividades políticas que subordinan la producción literaria a «las ideas, los principios, los dogmas, los troqueles, los clichés».

Con respecto al internacionalismo formalista, vemos cómo en las antípodas las actitudes hacia fuera, «más internacionales», se impregnan y llenan de «conceptos», es decir, el formalismo negador de la intuición y de lo raigal. Novás Calvo advierte el desgarramiento entre lo cubano, insular, regional, raigal, cerrado pero vital como un río y la marea de formas y palabras de un arte conceptual. Vemos en esta antinomia los mismos elementos   —391→   que darán origen a las célebres polémicas entre arte vitalista, vinculado a lo nacional o propio y arte formalista, dirigido hacia afuera, la historia del arte, lo europeo, lo ajeno:

El mismo Marinello, que tan profundamente siente los motivos nacionales, se ha incorporado ya, en política al menos, a corrientes más internacionales. En esta parte del ánimo entran naturalmente las ideas, los principios, los dogmas, los troqueles, los clichés, [...] el ánimo de los conceptos aplicados al arte, y en este caso, el arte ya no es devenir, no es sensación, intuición, anarquía frente al mundo de las plantillas: es lo contrario, es el arte de las plantillas frente a la vida, que es un río. Marinello es demasiado inteligente, demasiado poeta, para no sentir esto así; la contradicción está en él mismo, entre su cabeza y su corazón [...].655



Aunque Novás Calvo reconoce que, en general, esta polarización caracteriza el desgarramiento del «ánimo literario cubano actual», también admite que el arte conceptual apenas sí tiene allí seguidores y que muchos de los adeptos a las corrientes «internacionales» en política «cuando escriben lo hacen con la parte más individualista y anárquica es decir, más auténtica de su ser».

¿No es ésta la confusión que rodea otras polémicas, como la de Boedo y Florida? ¿No se trata de una excesiva polarización entre formalismo y vitalismo? La búsqueda de lo nacional, raigal, propio, como opuesta a lo «que viene de afuera» (de Europa y de los EE.UU.) parece querer subsumir lo literario en lo político, aun cuando Novás Calvo conseguirá efectuar el deslinde. De allí que, trascendiendo la polarización, informe acerca de los otros acentos, modelos, corrientes u orientaciones estéticas:

-el refinado y decadente de la Francia postbélica, suerte de pecado o virtud que incorporan Eugenio Florit y Emilio Ballagas, Pita Rodríguez y Mariano Brull, parece oscilar entre los versos a plumilla, la gimnasia mental, la bohemia de Mont Parnasse y la factura perfecta y europea y las emociones sencillas, casi primitivas, de paisaje, motivos más a ras de tierra, temperamento genuino. Oposición tajante que también se halla acotada por «la influencia de la vida yanky por un lado y la manigua virgen por el otro, /que/ pronto estrujan allí todo brote refinado y sin sangre».656



Podemos apreciar: lo nacional, raigal, primitivo, sencillo se opone a lo internacional, formalista, de elaboración cuidada, intelectual, oposición que perfila la tradición amenazada o situada entre dos nuevos polos externos y acechantes: la vida yanky y la manigua virgen.

El ánimo agnóstico, recoge y adopta modelos y motivos estéticos y vitales, excluye preocupaciones de otro tipo y se caracteriza por su elasticidad, se registra tanto en la prosa como en la poesía. El ánimo folklórico, de Nicolás Guillén y de Gerardo del Valle en el cuento, incorpora elementos musicales, serios y humorísticos a la vez, pintorescos y sensuales del solar o ciudadela negra de La Habana.

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En el terreno «non fiction» los directores de avance Fernando Ortiz, Elías Entralgo, Manuel Grau, Chacón y Calvo, Raúl Maestri, atienden a la sociología, historia, física, economía y otras materias que procuran insuflar a la cultura cubana la ciencia que la mantenga unida, tarea dificultosa y, claro está, siempre meritoria. Nos parece que la diversidad defiende a la cultura cubana de la insularidad que, si bien no se nombra, se sigue de la imagen de los artistas que parecieran hallarse aprisionados entre modas o modelos poderosos que atentan contra lo genuino y natural. A Novás Calvo no le gusta ninguno de los ánimos que retrata de manera excluyente; su opción se encamina, por lo tanto, hacia el eclecticismo o la sincresis, pues ni siquiera el que llama agnóstico lo conforma; se advierte el reclamo de lo pasional, lo raigal, lo nacional: aunque evanescente deseado, aunque esquivo valorado. También el deseo de unir formalismo y vitalismo, o como diría César Fernández Moreno, las corrientes «hiperartísticas» y las «hipervitales», en pos de la unidad de la cultura cubana. Visto desde este ángulo no parece extraño que mencione las opciones políticas como trasfondo, como marea que presiona poderosamente la producción artística.

Llegado a este punto de nuestro análisis nos preguntamos por la denominación otorgada por el crítico y creador Lino Novás Calvo a las diferentes opciones estéticas: ánimo parece remitirnos a un estado anímico que guía la producción. También lo denomina temperatura, que para nosotros adquiere la misma resonancia.

Quisiéramos dejar constancia del impacto que produjo en nosotros esta nota sobre la generación de avance, pues traduce el dinamismo creativo de la vanguardia cubana. Además de devolvernos otra vez al narrador de Cayo Canas, la noche de Ramón Yendía y El negrero, como al crítico que examinamos en nuestras Reflexiones citadas. Apreciamos la visión crítica de Novás Calvo, capaz de visualizar transformaciones de la cultura cubana y americana con gran agudeza. Véanse las siguientes reflexiones sobre la forma:

Cuando la forma es excluir por principio, es limitación, es, a lo sumo, sustitución, pero sustitución fatal, inevitable, porque las palabras pierden todo su valor cuando llegan al escritor en refrigeración. Es decir, cuando no tienen para él una referencia directa a algo vivido, experimentado, cuando antes de emplearlas no han llegado a sus oídos calientes de una emoción, en suma, cuando no van a rozar un recuerdo, una tradición, cuando las gentes con quienes convive no las emplean como suyas o no les dan el tono que originariamente hayan tenido, entonces se hace idioma en conserva. Las palabras españolas llegan a América en conserva, como latas de sardinas y viceversa. Podrán ser las mismas palabras, pero tienen un valor tonal y emocional distinto, y la palabra sin el tono y la emoción que suscita en el recuerdo, es una cáscara vacía. He aquí por qué, sin que me parezca una creación, creo fatal que se formen nuevos idiomas literarios en América, distintos entre ellos mismos y que, emocionalmente, haya cada vez mayores diferencias entre países hispanos hasta que esa distancia forme una circunvalación y vuelva a unirlos por los extremos...657





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Insularidad, cubanidad, mundialización

Benjamín Jarnés, por su parte, en 1935 saluda la iniciativa de la Secretaría de Educación de Cuba que se concreta en el inicio de la publicación de la Revista Cubana. Destaca la colaboración de Menéndez Pidal sobre los romances tradicionales en América y la de José María de Chacón y Calvo, quien contribuye a la presentación de la revista con «Avinareta, pacificador», «un pacificador frustrado e inédito, si se quiere, pero el hecho no tiene por ello menos realidad dramática en la vida de Eugenio de Avinareta».

También pondera el trabajo de Giuseppe Favole Giraudi sobre Antonio Guiteras, traductor de La Eneida, considerada como «la joya más brillante del humanismo cubano», cuya publicación se inició hacia 1847 en un periódico no especificado de Madrid. Asimismo, aparece en este número un trabajo de Emilio Ballagas, «Pasión y muerte del futurismo», donde no sólo se enjuicia y valora el movimiento que tanta influencia tuvo en la vanguardia americana, sino que sirve para apoyar las reflexiones, las «agudas observaciones acerca de la situación actual del arte de escribir, de sus escollos vencidos, de sus serenas perspectivas...»658.

La nota de Jarnés se muestra muy atenta a la especificidad, tendencias y desenvolvimiento de las letras cubanas, a las cuales considera imbuidas del espíritu de cubanidad. No solamente califica de excelente a la Revista Cubana, sino que adhiere a la evidente atención a lo cubano que ostenta una «tradición de vida espiritual no angosta, no encerrada en agresivos e impertinentes localismos, sino generosamente abierta a todos los llamamientos de la 'universal cultura'». Sin duda, esta valoración contrasta con las preocupaciones que traduce la nota de Novás Calvo, pero en última instancia no las contradice, sino que enjuicia la producción cubana valorando su diversidad, su necesidad de liberarse de moldes estrechos. Precisamente, por su capacidad de no quedarse aislada en «agresivos e impertinentes localismos», valora cómo la isla no se halla limitada por un imaginario insular.

Nos parece altamente significativo este juicio de Jarnés, ya que no se trata sólo de avance, sino de la producción cubana globalmente considerada. Ésta lo anima a hacer suyo el reclamo de la Revista Cubana y abogar por la afirmación de «una tradición de cubanidad», que en buena parte consistiría en recoger «cuanto de vivo hay en lo tradicional», pronunciándose por la evolución y en contra del estatismo.

Más allá de lo anecdótico que «sacude» y de lo convencional que «falsea» existe, nos dice, una savia tenaz que recorre la médula de los pueblos y es capaz de «renovar, reconstruir lo viejo o quebrantado», «lo que vive latente en medio de los mil factores de disociación de la vida de nuestros pueblos».

Las preocupaciones y valoraciones de lo que ocurre allende el Océano trascienden esta nota, pues Benjamín Jarnés ya daba cuentas de ellas al saludar la aparición de la Revista Sur, en 1931. Valoraba por entonces el proceso permanente de crecimiento del espíritu sudamericano en su afán por encontrar su propio rostro, la calidad de su auténtica sustancia. Jarnés se apoyaba en el examen de textos señeros, como Medida del criollismo de Alberto Erro y Seis ensayos en busca de nuestra expresión de Henríquez   —394→   Ureña. Advertía que el conflicto de la independencia del espíritu era para los pueblos americanos más arduo que el de la independencia política:

Estos pueblos, pasado el alborozo de verse libres, se encontraron sin pasado. El muy remoto, apenas lo sentían, o era francamente desdeñado; el más próximo les era doloroso. Problema gigante: libertarse de otra más honda colonización. Había que conseguir una segunda y radical independencia. Borrar lo imborrable, rectificar, olvidar, gastar en cautelas una gran parte del esfuerzo que haría falta para construir las nuevas obras. Sobre todo olvidar... Esto era lo inevitable.659



Aunque bien es verdad que Jarnés escribe sobre Sur y el Río de la Plata, hace extensivas sus reflexiones a América del Sur en general. Se pregunta si les será dada la posibilidad de dejar la vigilia recelosa y la actitud defensiva que hace pensar en la poca fe de los sudamericanos en su poder de asimilación de lo europeo, para lo cual resulta indispensable una actitud vigorosa que rompa el vasallaje intelectual.

Un criollismo totalmente independiente no sería sino «un nacionalismo amurallado». La fisonomía intelectual americana debe reflejar su dinámica interior. ¿Qué hacer con el idioma? Destruirlo o transformarlo, tarea histórica cuya lentitud inevitable supone constantes enfrentamientos con el Espíritu de España implícito en él y la emergencia constante de lo propio.

Pero ese rostro propio no es, no ha sido, sino un rostro múltiple, mestizo. Todo gesto aparece imbuido de particularismos y universalidad al mismo tiempo. Toda residencia supone el mundo. La isla, el continente. Del continuo trasiego surgen la reflexión, los motivos, la inspiración.

El vigor de los textos que nos han ocupado está, precisamente, en ese constante ejercicio transformador.