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«Huius autem peregrinationis historiam propter apochrypha quedam deliramenta, que in ea uidentur contineri, penitus ab opere isto resecaui», cit. en González Marrero, José Antonio, pág. 59, nota 172; de Esposito, M., «Sur la Nauigatio Sancti Brendani et sur ses versions italiennes», Romania, 64 (1938), págs. 328-346. V. de Beauvois (1190-1264) escribió hacia 1244 su Speculum maius en tres partes: Speculum naturale, doctrinale e historiale, pretendiendo realizar una enciclopedia del saber humano hasta el siglo XIII, sin librarse de un gran cúmulo de elementos legendarios.

 

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Acta Sanctorum Hiberniae ex Codice Salamanticensi; nunc primun integre edita opera Caroli de Smedt et Josephi de Backer e Soc. Iesu, hagiographorum Bollandianorum; auctore et sumptus largiente Joanne Patricio Marchione Bothae (Edimburgo y Londres, 1888). La vida de San Brandán se basa en un manuscrito latino del siglo XIV conservado en la Biblioteca Real de Bruselas (González Marrero, J. A., tesis cit., pág. 59) y, según Fremiot Hernández, esta Vita, muy breve, es la única no contaminada por los elementos novelescos de la Navigatio.

 

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La relación de Pedro Bello sólo se conservó en una copia del ingeniero Cazorla (c. 1590), perdida y reconstruida de memoria por el Alférez Mayor de Canaria, Pedro del Castillo. Uno de los marineros que acompañó a Pedro Bello, «Marcos Peres uesino de la Orotaua», testificó también sobre la isla. Su detallada descripción se encuentra en la edición facsímil de A. Béthencourt Massieu (Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular, 1994) y en D. Corbella y J. Medina, Noticias de San Borondón, págs. 57-59.

 

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Feijoo cita a los autores de las «Actas de los Santos de Bolando» en su «Purgatorio de San Patricio», (Teatro Crítico Universal, III, págs. 121-122) donde escribe que Henschenio y Papebroquio fijaron una cronología que disipa la leyenda del santo irlandés.

 

225

Cito por las Obras escogidas del P. Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro Maestro general de la Religión de San Benito..., Edición de Agustín Millares Carlo, Vol. III, Madrid, 1961, págs. 85-101.

 

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Carta apologética en que se defienden las cartas proféticas de San Francisco de Paula, Patriarcha Ynclito de los PP Mínimos, las profecías de San Malaquías, Obispo Armachano, Primado de Hibernia y los oráculos de las Sibilas. Contra el sentir del M. R. P. Maestro General Fray Benito Gerónimo Feijoo, Abad y Monge benedictino. Natural de la Orotava, Tenerife (1669?-1747 ó 1748), no sólo defendía la veracidad de sibilas y profetas, sino que él mismo tenía fama de vidente. Todas las noticias sobre este franciscano y las citas de su obra las conocemos gracias a Eloy Benito Ruano, quien analiza y reproduce amplios párrafos del manuscrito en: «La polémica antifeijoiana en Canarias» y en La Leyenda de San Borondón, la Octava Isla, págs. 54-63. Vid. también Manuel Hernández González, Los conventos de La Orotava.

 

227

Sobre el P. Matías Sánchez Bernalt, vid. Escribano Garrido, Julián, Los jesuitas y Canarias 1566-1767, Granada, Facultad de Teología, 1987, págs. 285-319. No se hace mención del texto que aquí comentamos.

 

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El título del manuscrito es «SEMIHISTORIA / DE LAS / FUNDACIONES / RESIDENCIAS, Ó COLEGS / QUE TIENE LA RELION. / DE LA COMPAÑÍA DE JHS / EN LAS ISLAS CANARIAS / ORIGEN, PROGRESOS, Y ESTADO PRESENTE / DE ELLAS/ con una breve Descripción / de aquellas siete Yslas, un Resumen de / su Conquista / Algunos Problemas cocerntes. à ellas; sin- / gularmte. à la famosa encantada / ó DE SAN BORONDON. Por P. Matías Sánchez S. J.». Se ha publicado por primera vez en Corbella, Dolores y Javier Medina, Noticias de San Borondón, transcripción págs. 97-113.

 

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Tradicionalmente se creía que las islas fueron evangelizadas por San Brendán de Clonfert y su discípulo San Maclovio en el siglo VI. Así lo afirma Núñez de la Peña en Conquista y Antigüedades de las Islas de Gran Canaria (1676), basándose en los manuscritos de un Martirologio conservado (y ya en el XVIII perdido) de la Catedral de La Laguna. Esta posibilidad, rebatida por Matías Sánchez, es muy similar a la creencia andina en una evangelización americana de San Bartolomé anterior a la llegada de los españoles. Vid. Guamán Poma de Ayala, Nueva Corónica y Buen Gobierno, pról. de Franklin Pease, Caracas, Ayacucho, 1980, págs. XLIV y sigs.

 

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Vid. Mora, Carmen de, Las siete ciudades de Cíbola, págs. 34 y sigs. También Juan Gil, Mitos y Utopías del Descubrimiento. Según Gil, esos refugiados eran visigodos. Recuérdese que Feijoo, en «Fábulas de las Batuecas y países imaginarios» relata que en aquella zona de Salamanca algunos situaron también «vestigios de los antiguos godos», oyeron «voces góticas» y «hallaron cruces» (Feijoo, op. cit., págs. 86-87).