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721

Glauser, Alfred, Le poème-symbole. De scéve à Valèry, París, A.G. Nizet, 1967.

 

722

García Terrés, Jaime, Poesía y alquimia. Los tres mundos de Gilberto Owen, México, Era, 1980, pág. 41.

 

723

Vid. Barreda, Octavio G. «La actualidad literaria. Prosa. Cinco horas sin corazón, de Bernardo Ortiz de Montellano», Letras de México, 23 (1940), 4.

 

724

Ortiz de Montellano, Bernardo, «Notas de un lector de poesía», Contemporáneos, págs. 26-27 (1930), 95.

 

725

Passim Ortiz de Montellano, Bernardo, Una botella al mar, en Sueños. Una botella al mar, México, ed. y pról. María Lourdes Franco Bagnouls, UNAM, 1983, págs. 105-132.

 

726

En concreto «La isla sin mar» es el título de una de las novelas del escritor paraguayo Juan Bautista Rivarola Matto (1933-1991). En ella trazó el panorama político y cultural del Paraguay anterior a la caída de Stroessner en 1989. Josefina Pla bautizó al Paraguay cultural como «La isla rodeada de tierra», frase que retomó posteriormente Augusto Roa Bastos en artículos como «La narrativa paraguaya en el contexto de la narrativa hispanoamericana actual», en Saúl Sosnowski (edit.): Augusto Roa Bastos y la producción cultural americana, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1986, págs. 117-138. Posteriormente, Carlos Villagra Marsal lo calificó como «el pozo cultural», definición que se refería a la situación de los escritores.

 

727

Los más jóvenes que han llegado a difundirse en el exterior del país, como Rubén Bareiro Saguier y Carlos Villagra Marsal, nacieron a principios de la década de los treinta.

 

728

El mismo Augusto Roa Bastos, el escritor paraguayo más conocido, ha afirmado en reiteradas ocasiones que la narrativa paraguaya nace con un siglo de retraso, casi al mismo tiempo que la nueva novela hispanoamericana. Op. cit., pág. 126.

 

729

Hemos realizado un recuento de las obras narrativas de autores paraguayos publicadas desde 1974. Hasta ese año, inclusive, se publicaron 121, y desde el siguiente hasta 1997, un total de 240; es decir, más del doble en los últimos veintitrés años que en los ciento cincuenta anteriores.

 

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Josefina Pla y Francisco Pérez-Maricevich dividieron las obras paraguayas hasta 1967 en estos dos grupos, asimilando los escritores a uno de ellos, siguiendo incluso el criterio de si se hallaban dentro o fuera del Paraguay, si bien matizado con la afirmación de que existían excepciones, pero la regla era casi general. No merece la pena comprobar los escritores que adscribieron a cada grupo, pero valga como ejemplo de la inexactitud de la clasificación el que se incluyera como realista-crítico a Carlos Villagra Marsal, cuya novela Mancuello y la perdiz, y nunca ha escrito otra, destaca por la recreación del pintoresquismo folklórico paraguayo, sin adentrarse en la crítica social profunda y directa. Josefina Pla - Francisco Pérez-Maricevich: «Narrativa paraguaya (Recuento de una problemática)», México, sobretiro de Cuadernos Americanos, núm. 4 (julio-agosto, 1968), págs. 184-185, y Josefina Pla: «La narrativa en el Paraguay de 1900 a la fecha», Madrid, Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 231 (mayo, 1969), págs. 641-654. Años después, Josefina Pla formuló una clasificación inspirada en criterios literarios, pero no quedó plenamente sistematizada, además de haber omitido obras, en su trabajo Literatura paraguaya del siglo XX. Asunción, Ediciones Comuneros, 1976.