Como ya han
señalado B. von Gemmingen (1982: 73) y S. Ruhstaller (2000:
198), el propósito esencial de la Academia fue el que recoge
el artículo único del capítulo primero de sus
Estatutos: «la formación de un
Diccionario de la lengua el más copioso que pudiere
hacerse» (XXIII).