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«En mi nombre [en el del Señor] echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes y si bebieren cosa mortífera no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán» (Evangelio de San Marcos, Cap. XVI, v. 17 y 18).

 

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Sobre el origen mágico y formación de los momos, así como de los modos o escalas habló detenidamente en mi libro próximo a publicarse: La Rosa de los Vientos de la Música Europea, Cap. II.

 

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Vid., más adelante la especie instrumental a la que pertenece el aulos.

 

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De sensualismo frente a intelectualismo, según otra interpretación más apurada.

 

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He aquí una cronología aproximada (y en buena parte mítica) del desarrollo del arte poético-musical en los primeros tiempos griegos:

Antes del siglo x (a. C.) Invención del metro hexámetro (en el que están escritos las poemas homéricos) atribuida a Olem, 1400 años (A. C.) Olen (Vid. Hugo Leichtentritt) fue el promovedor del culto musical a Apolo y el autor más antiguo de himnos apolíneos en Delos. Crisotemis y su hijo Filamón, cretenses, vencedores en los concursos de Delfos hacia la misma época. Se atribuye a Filamón la música de los himnos citaréticos.

Lino, inventor de la lira de tres cuerdas, autor de música funeral o trenódica y de cantos populares.

Tamyris, hijo de Filamón, compuso música para la lira, sin canto.

Su discípulo Himeneo componía este género de cantos.

Piero, hijo de Lino llevó a Grecia desde Tracia el culto a las Musas.

Orfeo, de Tracia fue nieto de Piero.

Entre 1200 y el siglo IX, Epopeya. Poemas de Homero y Hesiodo recitados con acompañamiento de lira o cítara.

Siglo IX. Hacia el año 800 Hyagnis introduce en Grecia la escala frigia (Re-re). Este músico fija el sistema diatónico del aulos.

Marsyas, hijo de Hyagnis, mejora la técnica de los instrumentos de aliento.

Siglo VIII. Olimpo, de Frigia (733), hijo de Marsyas introduce el modo lidio (Do-do) y crea el nomos clásico de la música aulética.

Terpandro, su contemporáneo, crea en Esparta el nomos citarético. Introduce en Grecia la escala eolia.

Siglo VII Progreso de la poesía lírica; nuevos metros y ritmos.

Calino inventa la elegía.

Arquíloco desarrolla la música dramática, mezclando metros dobles y triples.

Alcman. Música coral en Esparta.

Estesícoro. Cantatas corales,

Arión. Se le atribuye el estilo ditirámbico.

Siglo VI Tháletas de Creta descuella en el estilo aulético de canto con acompañamiento de aulos.

Sakadas, de Argos, se hace famoso con su nomos pítico.

Pitágoras sienta las bases de la teoría musical griega.

Alceo y Safo, en Lesbos.

Anacreonte se acompaña sus cantos sobre el magadis lidio de veinte cuerdas.

Lasos de Hermione desarrolla el acompañamiento instrumental y observa las vibraciones de los sonidos.

Simónides, llamado melicertes.

Píndaro añade la lira al acompañamiento aulético.

Siglo v. Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes.

Decadencia, a mediados del siglo con Melanípedes, Phrynis y Timoteo de Mileto.

 

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Este Combate entre Apolo y la Serpiente Pitón está lejos de haber sido una invención del auletista Sakadas, ni la importancia que asume en calidad de juegos píticos -juegos mágico-religiosos- es un hecho circunstancial. Todo lo contrario, se trata de la persistencia de un proceso ritual procedente de la cultura babilónica. Una de las leyendas más antiguas y más extendidas en el Oriente Anterior se encuentra escrita en una de las lenguas babilónicas, en babilonio-asirio, que es un idioma semita. Esa leyenda es la de Merodaj, el dios-Sol de la primavera, llamado luego Marduk, y antecesor de Apolo. Merodaj o Marduk-Baal, es el dios solar parejo a Osiris-Dionysos, la simbolización del dios cereal. Marduk es el creador del mundo y tuvo que luchar para ello con la gran serpiente Tihamat a la que parte en dos mitades con las que construye el Cielo y la Tierra. Después crea el mundo vegetal, luego el animal y por fin al hombre. La leyenda pasa desde Ur en Caldea a los hebreos y forma en sustancia los tres primeros capítulos del Génesis, donde aparece, además, la serpiente, como enemiga del primer hombre.

 

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Los que pueden considerarse como documentos musicales de la antigüedad helénica son, en resumen, los siguientes:

1. Comienzo de la primera Oda Pítica de Píndaro (publicado en 1650 por A. Kircher, siglo V a. C.)

2. Un fragmento del Orestes de Eurípides, siglo V a. C. (?)

3. Algunos fragmentos de música instrumental, (publicados por Bellermann).

4. Dos himnos a Apolo encontrados en Delphos (mediados del siglo II a. C.)

5. Inscripción en la piedra tumbal de Seikilos, en Asia Menor (melodía popular del siglo I de la Era Cristiana. (?)

6. Tres breves himnos de Mesomedes de Creta (siglo II de la Era Cristiana).

7. Papiro, llamado de Berlín, con un peán a Apolo (siglo II Era Crist.).

8. Un himno cristiano del siglo III de nuestra Era en notación griega (llamado Papiro de Oxyrhincos, Egipto).

La transcripción e interpretación de estos documentos es materia de alta erudición entre los paleógrafos musicales y está muy sujeta a controversias. Pueden encontrarse casi todos ellos en notación moderna en la mayor parte de las Historias de la Música, por ejemplo en el capítulo «Antike» (por H. Abert, en el Handbuch der Musikgeschichte de Guido Adler (Ver Bibliografía, al final de este volumen), en el Manual de la «Colección Labor» de Barcelona: La Música en la Antigüedad de Curt Sachs; en la Historia de la Música de J. Wolf publicada por la misma editorial española; en los volúmenes sobre Historia de la Música de Hugo Riemann, etc. La brevedad y lo fragmentario de esos documentos apenas permite darse una idea, ni aún aproximada, de la música griega como fenómeno estético y acústico, y no pasan de ser, por lo tanto, más que puntos de apoyo para las conjeturas o inducciones de índole especulativa.

 

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«Febus-Apolo toca la cítara y camina levantando el pie alto y con gracia». (Homero: Primer Himno, v. 148). Compárese con el relieve asirio al que se ha hecho referencia anteriormente, reproducido en Kinsky, Op. cit., p. 3. (Siglos VII y VIII a. C.)

 

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La terminación )Aoidh/ [meíe] no tiene nada que ver en este caso con e)nDionu/sou [mei] melodía, sino que es una desinencia sustantiva.

 

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Vid., más adelante.