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Lógica moderna, o Arte de hallar la verdad, y perficionar la razón

Andrés Piquer

     Nam si singulas disciplinas percipere magnum est; quanto magis omnes? Quod facere iis necesse est, quibus propositum est veri reperiendi causa, et contra omnes Philisophos, et pro omnibus dicere, cujus rei tantae, tamque difficilis facultatem consequutum esse me non confiteor, secutum esse prae me fero. Cicer. de Nat Deor. lib. I. cap. 9. pag. 198.



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Dedicatoria

     Al excelentissimo señor don Joseph de Carvajal, y Lancaster, Decano del Consejo de Estado del Rey nuestro Señor don Fernando Sexto, Governador del Supremo Consejo de las Indias, Presidente de la Real Junta de Comercio, y Moneda, y Superintendente General de las Estafetas, y Postas de España, &c.

     EXC.mo SEÑOR.

     Señor.

     No ay cosa entre los hombres, que sea mas apreciable que la rectitud del juicio, porque con ella alcanzan lo verdadero, y aman lo bueno; y sin ella confunden la bondad con la malicia, y la verdad con el engaño. El designio que me he propuesto en esta Obra ha sido el mostrar, de què manera podràn los hombres conseguir la rectitud del juicio; y la ofrezco à V.E. porque entiendo que se halla en V.E. un juicio muy atinado, y un entendimiento sumamente exercitado en distinguir lo verdadero de lo falso, y lo bueno de lo malo. Assi que con el ofrecimiento que hago à V.E. desta Obra, logro yo autorizar la doctrina que en ella propongo, con un exemplo el mas singular, y mas visible, que pueda proponerse à mis letores, porque el nombre de V.E. estampado en la frente del libro, serà la prueba mas calificada de las maximas que en èl se enseñan. Sigo en esto el exemplo de aquellos Escritores, que trabajaron en manifestar las grandezas, y hazanas memorables de algunos Heroes, ò Varones famosos, para que los demàs se moviessen à imitarlos. Assi Xenophonte escriviò la vida de Ciro Rey de los Persas; Plutarco, las de muchos Varones ilustres en las Armas, y en las Letras; Cornelio Nepote las de algunos insignes Griegos, y Romanos; y Laercio la vida, hechos, y doctrina de los Filosofos mas celebres de la Grecia: y no ay duda que el fin principal que tuvieron estos famosos Escritores fue proponer los Varones insignes como exemplos para la imitacion, mostrando las excelsas prerogativas con que resplandecieron en el Valor, y en las Letras. No podrè yo aqui proponer por menor todos los merecimientos, y loores de V.E. y tal empresa requeria otra pluma mas bien governada que la mia; pero no puedo dexar de hacer patente a todos mis letores, que en V.E. reyna como especial caracter aquella rectitud de juicio, que intento formar con las reglas desta Logica; y que la inspeccion atenta de lo que V.E. piensa, y executa, mostrarà practicamente à todos su juicio solido, y atinado, y su razon libre de los errores que pudieran escurecerla.

     Prueba muy clara desto es la eleccion que ha hecho de V.E. nuestro esclarecido Monarca el Señor DON FERNANDO SEXTO (que Dios guarde) para el govierno de los principales negocios del Estado. Apenas este gran Rey ascendiò al Trono de la Monarquìa de España, como deseava con mucho ardor hacer dichosos à sus vasallos, escogiò à V.E. como Ministro, que sabe practicar los medios conducentes para establecer la solida, y verdadera felicidad de los Pueblos: porque el alto nacimiento de V.E. su politica refinada, su experiencia en los negocios; y por decirlo de una vez, su grande, y acertado juicio, asseguravan à S.M. la consecucion de sus soberanos fines. Y la experiencia ha mostrado el acierto de tan buena eleccion, siendo notorio que el animo de un Rey justo, que sabe perfectamente las obligaciones de un Principe, y que desea satisfacerlas, descansa en V.E. como instrumento que llena enteramente sus altos designios. Y si es maxima cierta, que los hombres no son conocidos hasta que estàn empleados en negocios, donde se descubra su prudencia, y su jucio; tambien es cierto, que à V.E. le ve todo el mundo en la ocupacion mas ardua, y en los negocios mas intrincados, desembarazarse à satisfaccion de un Monarca sabio, prudente, y juicioso. El que considere quantos negocios ocurriràn, y quan graves en los dilatados dominios de una Monarquìa tan vasta; quien contemple el infeliz estado de la Europa, muchos años oprimida con una guerra, en que tiene gran parte nuestra España; quien piense las dificultades que han de ofrecerse para conciliar los intereses de las Naciones estrañas, con los de la nuestra, y llevarlas à una paz verdadera, y durable; y por otra parte considere tambien, que todas estas cosas las dirige V.E. con sumo juicio, y las endereza à los fines de un Monarca tan sabio, y tan justo: conocerà que V.E. logra un entendimiento de vastissima extension, y el mas à proposito para tratar los negocios à satisfaccion del Rey, y utilidad de la Monarquia. Quando considero yo esto, y contemplo que V.E. no obstante tan grandes ocupaciones, se emplea algunos ratos en la letura de libros dotrinales, y provechosos, creo que en V.E. andan iguales la aplicacion à las cosas utiles, y capaces de ilustrar un animo grande, y el juicio con que se aprovecha loablemente de los frutos de su aplicacion. Ni son menester exageraciones para ponderar el trabajo, y aun el afan, conque siempre se ha empleado V.E. en imaginar los medios mas conducentes para el aumento, y esplendor desta Corona. Muchos años ha visto España à V.E. meditando en los modos de hacer florecer en ella el Comercio, y la Agricultura, y aora logran los Españoles la dicha de tener à V.E. por Protector de los que cultivan estas artes, las mas utiles, y aun necessarias para la conservacion, y aumento del Estado. Las Compañias, que con la proteccion de V.E. se han establecido en varias Ciudades de España, para adelantar el Comercio, y las demostraciones que da V.E. de querer que se aumente el cultivo de los campos, y que se saquen de madre los rios para hacer fecundas tantas campañas esteriles, que oy tiene esta Peninsula, muestran evidentemente el generoso animo con que V.E. emplea los medios mas utiles, y conducentes al lustre, y provecho de la Nacion; y sin lisonja osarè decir, que andando el tiempo, quando logremos el ver à V.E. desembarazado de los cuidados de la guerra, ha de hacer à nuestra Nacion tan floreciente, que han de tenerla embidia las estrañas.

     Luego que he visto à V.E. declarado Mecenas de los hombres de letras, he creido firmemente que han de bolver à nuestra Patria aquellos felices tiempos, en que las Musas parece que la avian escogido para su habitacion; à lo menos la España, abundante de ingenios, con la proteccion de V.E. verà florecer el buen gusto en las letras, y aumentarse el cultivo de las artes, y ciencias: y en esto muestra V.E, su singular juicio, porque es certissimo que nada puede aver bien ordenado, donde reyna la ignorancia; y si èsta no se destierra, se haràn impracticables qualesquiera maximas, aun las mas solidas, y bien fundadas, porque no puede ser estimado el bien, quando no es conocido. Con la aplicacion que V.E. ha tenido à las letras desde sus primeros años, ha ilustrado el juicio grande, de que le dotò la naturaleza; y es bien sabido, que V.E. entiende perfectamente ambas Filosofias Antigua, y Moderna, el Derecho de gentes, la Jurisprudencia Civil, la Politica, y Economica, y tiene un grande conocimiento de la antiguedad, y de todas las buenas artes que ilustran al entendimiento, y le perficionan; y esto demàs de ser notorio à todos los que han visto à V.E. y le han tratado en la esclarecida Universidad de Salamanca, es patente à quantos tienen la fortuna de comunicar familiarmente con V.E. y sus operaciones en el govierno son testimonios claros de la extension con que V. E. possee todas estas ciencias: y por esso, siendo assi que cada qual piensa tener razon en lo que hace, ò executa, de V.E. lo piensan todos, porque à todos es manifiesta la justicia que resplandece en las deliberaciones de V.E. y la prudencia con que dirige sus acertadas resoluciones; y aunque es facil que cada uno se engañe pensando de sì mismo ventajosamente, pero es muy dificil que todos se engañen, quando lo afirman de otros. Esta perfeccion del juicio, que V.E. se ha adquirido con la carrera de los Estudios, no solamente hace à V.E. sabio, è inteligente en todas las cosas, sino en todas maneras ilustre, porque con ella ha hecho que anduviesen juntos con la calidad de su sangre los merecimientos personales. Todo el mundo sabe que V.E. es nacido de una de las mas ilustres, y, antiguas familias de España; y siendo assi que esta sola circunstancia da dilatado campo para elogiar à V.E. no me detengo en ella, porque nada podria decir en alabanza de su nobleza, que no lo supiessen todos los Españoles, y aun los Estrangeros que leen nuestras historias; pero no puedo dexar de mostrar, que si V.E. es ilustre por la nobleza heredada, lo es igualmente por la adquirida, y en esto ha hecho resplandecer su grande entendimiento, porque es menester un juicio rectissimo para mantener la gloria adquirida de los passados, è ilustrarla con los propios merecimientos.

     Viendo pues que V.E. ha mostrado un juicio solido, y atinado en la aplicacion grande que ha tenido à las letras; en la proteccion con que favorece à los hombres literatos; en la meditacion continua, y aplicacion à buscar los medios conducentes para hacer floreciente à su Patria; en dar nuevo lustre con sus propios merecimentos à la calidad de sangre heredada; y en fin en el modo con que llena el animo de un Rey sabio, y prudente: me ha parecido que daria à mis lectores el mayor exemplo para la imitacion, proponiendo à V.E. en la frente de un libro, cuya dotrina solamente se endereza à perficionar el juicio; y sabiendo yo que V.E. se avia dignado de leer mi primer Tomo de Fisica Moderna, era tambien preciso ofrecer à V.E. esta Logica, como demostracion de mi agradecimiento, y muestra de la inclinacion que tengo à su persona, y del respeto con que miro sus procedimientos. Puede V.E. creer, que à este mi ofrecimiento acompaña una constante voluntad, con que ruego al Altissimo conserve la Persona de V.E. y la llene de felicidades para aprovechamiento comun, y gloria de nuestra Monarquia. Valencia, y Noviembre 6. de 1747.

Exmo. Señor

B. L. M. de V. E.

su mas rendido Servidor

Dr. Andres Piquer.



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Censura

De don Gregorio Mayàns i Siscar por Comision del Ordinario Eclesiastico.

M. I. S.

     El asunto de otras Censuras suele ser solamente manifestar la utilidad, o daño, que pueden causar los libros censurados: pero el de èsta deve estenderse tambien a su mismo titulo por la novedad que causa la Inscripcion de Logica Moderna; i mas siendo su Autor el Dotor D. Andres Piquèr, Cathedratico de Anatomia, i Examinador de Medicina en la Universidad de Valencia, tan justamente acreditado por los aciertos de su profession, i escritos. Porque luego que qualquiera lea tal titulo, quizà pensarà que esta Logica intitulada Moderna se opone a la Antigua, i que su Autor intenta novedades, que merezcan examen mui particular. Mas no es assi; pues bien examinada su Logica, es Aristotelica, a la qual añade el modo de explicarla, que es el que le da el atributo de Moderna. Esta verdad se conocerá mejor haciendo una induccion de todo lo que trata. Enseña el origen de las Ideas, los medios naturales de adquirirlas, o por los sentidos, o el puro conocimiento; distingue las Potencias del Alma unida al cuerpo, i teniendo con èl una mutua incomprensible correspondencia; trata del Juicio, i del Razonamiento; de la Verdad, i de los diferentes modos de conocerla; de la Ignorancia, Opinion, i Cepticismo; de los Errores ocasionados del no bien examinado egercicio de los sentidos; i de los que ocasiona la Imaginacion con sus trampantojos; el puro Conocimiento con sus preocupaciones; el Ingenio con la precipitacion; la Memoria no siempre fiel; el Juicio mal informado, i muchas veces engañado de los Sofismas, cuyas causas enseña diligentemente. Todo lo qual vemos disputado, examinado, i averiguado en la Logica Antigua especialmente de Aristoteles, que hizo dos partes de la suya: una Analitica, i otra Topica, atribuyendo a la Analitica quatro Libros, dos de Silogismo, i otros dos de Demonstracion, de los quales hizo un cuerpo; i a la parte Topica, nueve libros, ocho de los Topicos, i uno de los Elencos, de los quales hizo otros cuerpo; i a estas dos partes añadieron los antiguos Peripateticos otra que llamaron Elementaria, porque abraza los elementos de la Logica; i a èsta atribuyeron dos partes, una de las Categorias, que son el principio de la Logica, i parte suya; otra de Interpretacion, cuyo libro, aunque Andronico de Rodas negò ser de Aristoteles, Alejandro Afodriseo, i los demàs Peripateticos creyeron, i afirmaron ser suyo. Pero, aunque es verdad que el Autor desta Logica ha desfrutado la Aristotelica, cosa que deve hacer qualquiera que desee escrivir bien, se le deve, que, como buen Fisico, ha explicado fisicamente las operaciones del Entendimiento, acomodandose casi siempre a las opiniones modernas, o nuevamente renovadas, i ha hecho su Logica civilmente practica. De ninguna manera pues se opone a la Antigua: i los que lo han intentado hasta hoi, han manifestado no averla entendido, ni aun estudiado. Porque deve distinguirse la Logica de sus abusos, que ningun hombre juicioso, i erudito ha negado jamàs: siendo notorio, que los Anti-Socraticos la hicieron sofistica, los Estoicos espinosa, los Epicuros casi muda, los Lulistas vanamente ostentosa, los Escolasticos destos ultimos siglos Metafisica, i pueril, los Ramistas Gramatica; Francisco Bacono, i Renato Cartesio, quisieron anonadarla, i darle nuevo ser: i los demàs Modernos entre tantas opiniones andan variando Sistemas, sin llegar a determinar què instrumento de saber es èste, que deviendo ser cierto, se trata con tanta incertidumbre: i el Mundo Literario no acaba de entender, que como quiera que se trata la Logica, se sigue la Antiguedad; i que lo que conviene es, renovar, aclarar, i perficionar la Aristotelica, desarraigando sus abusos, como utilissimamente lo persuadiò, i quanto estuvo de su parte lo practicò, nuestro sabio Valenciano Juan Luis Vives. I es cosa mui notable, que el mismo Francisco Bacono Baron de Verulamio inventor de su Nuevo Organo de las Ciencias en la Prefacion que hizo a èl, confessò que la Dialectica recibida (esto es la antigua) se aplica mui bien a las cosas Civiles, i a las Artes que consisten en la habla, i en la opinion: i solamente negò que aproveche para conocer la sutileza de la Naturaleza, siguiendo en esto a Ciceron en su segundo libro de las Questiones Academicas. Decir lo contrario, negando la utilidad de la Logica, es oponerse al constante, i universal parecer de los hombres mas cientificos, que ha tenido el Mundo, i la naturaleza misma de la Logica; porque siendo èsta una Arte de usar bien de la razon, es manifestissima su utilidad: pues teniendo presentes las reglas de èsta Arte, nos certificamos del uso, o abuso de la Razon, examinando la verdad, o falsedad, de nuestras ideas, juicios, i discursos; i corrigiendo, o variando, mejoramos nuestros pensamientos, i los ordenamos devidamente. Por ultimo la Logica hace conocer los cinco vicios de la Razon humana, que son, pensar fuera de proposito, o con obscuridad, o con ambiguedad, o falsedad, o inconsequencia; i enseña el modo de convertir estos vicios en virtudes, siendo el oficio de la Logica apartar las cosas agenas que no son del saso, explicar claramente las obscuras, distinguir las ambiguas, convencer las falsas, i quitar las inconsequentes. Decir que todo esto no es util, i aun necesario, es lo mismo que negar el buen uso de la Razon humana. Por èsta causa los Epicureos fueron antiguamente tenidos por ignorantes en quanto se manifestavan despreciadores de la Logica, contentandose con pocas reglas della; siendo assi que el uso de aquellas devia persuadirles la necesidad que tenian de saber, i practicar otras muchas no menos utiles. Porque siendo propio de la Filosofia enseñar las causas de las cosas por la razon; i siendo èsta tal, que, si no se ayuda del arte, se desvia muchas veces de la verdad, i cae en el error; se colige claramente, que antes de aprender la Filosofia es necesario el conocimiento de un Arte, que dirija la Razon, especialmente en dos cosas: la primera pertenece a cada una de las que se quieren buscar; la otra a cada una de las Ciencias. En lo que se quiere buscar devemos atender dos cosas, es a saber, la Explicacion de la question, i la Prueva. Una, i otra se comprehenden en la question de la manera con que las cosas se han de considerar, i tratar. La consideracion es necesaria para venir en conocimiento de las cosas que no sabemos, lo qual no puede conseguirse sin usar del Silogismo, i de la Induccion. La manera de tratar, que los Escritores Griegos suelen llamar Economia, enseña a disponer las partes de alguna Ciencia, i los Theoremas. Por estos dos respetos llamó Aristoteles a la Logica Modo de la Ciencia: i es cierto que el modo de conseguirla se ha de saber antes que ella, si no quiere uno exponerse a muchos errores, i a perder el tiempo aprendiendo lo que despues deve desaprender.

     No niego yo que sin èsta ayuda del arte con sola la luz de la razon natural se puede saber mucho: como en efeto supieron admirablemente tantos, i tan eminentes hombres que florecieron no solo entre los Griegos, sino tambien entre las Naciones que ellos tuvieron por barbaras: antes digo que Asdrubal Cartagines, conocido por el nombre de Clitomaco empezasse à escrivir de Logica, i que Parmenides, i Cenon de Elea entre los Griegos fuessen los primeros que redugeron la Dialectica a cierta junta de preceptos, i que Euclides Megarense promoviesse la dotrina de Parmenides, celebrados todos ellos por inventores de la Logica por averlo sido en parte procurando adelantarla cada uno, hasta que despues Aristoteles con la superior luz de la dotrina de Socrates, i de Platon, i la admirable penetracion de su ingenio diò a la Logica mayor extension enseñando a sus Discipulos los medios faciles de señalar, i fijar sus terminos, asunto de que trataria yo de buena gana, si no considerasse que excederia los limites desta Censura. Bolviendo pues a lo que decia yo de la utilidad, i necesidad de la Logica; si bien lo observamos, aun la Filosofia llamada Barbarica se ayudò mucho del Arte Logica, no digo del Arte rigurosamente tal, distinguida de otras, estendida, i ceñida a su propio asunto, que es el buen uso de la Razon; sino de algunas reglas sueltas convenientes para el conocimiento de las cosas, i modo de tratarlas, poniendolas en egecucion en las ocasiones que se les ofrecian. Por esso Ciceron en su no menos critico que erudito Libro, o Dialogo de los Esclarecidos Oradores, hablando con Marco Bruto le dijo ser de parecer, que Cevola, i otros muchos tuvieron grande uso del Derecho Civil; pero que Servio Sulpicio fue el unico que se valiò de arte: cosa que no huviera logrado en la Ciencia del Derecho, si antes della no huviera aprendido el Arte que le enseñàra a distribuir en partes la cosa universal, explicar definiendo la oculta, declarar interpretando la obscura, ver primeramente la ambigua, despues distinguirla, finalmente practicar la regla de hacer juicio de las cosas verdaderas, i falsas, i de observar què cosas son, o no son consiguientes a las propuestas. Todo lo qual enseña la Dialectica, arte de artes, i luz de todas ellas.

     Siendo pues esta Logica del Dotor Don Andres Piquer un ramillete de la antigua en que se hallan escogidas, recogidas, i bien ordenadas las flores della sin las espinas de los Estoicos, i sin la hojarasca de Ramillos inutiles; qualquiera hombre de buen discernimiento recibirà mucha recreacion desta Logica, escrita principalmente no para gente de Escuela; pues si se destinàra para ella, no la entenderian los demàs; sino para los que professan la vida activa, i quieren practicar en el trato civil lo mismo que aprenden. El sabio Obispo de Mos, Jacobo Benigno Busuet, ya tuvo antes este pensamiento, i escriviendo al Sumo Pontifice Inocencio XI, dijo averle egecutado; pues refiere, que para instruir al Serenisimo Señor Delfin abuelo del Rei nuestro Señor, compuso una Dialectica de Platon, i Aristoteles, que sirviesse no para una escolastica pelea de palabras, sino para formar el juicio ilustrando la razon, poniendo el principal cuidado en explicar los argumentos Topicos que sirven para la practica de los negocios. Supuesto pues que esta Logica es tan util, i amàs desso està escrita con claridad, amenidad, i limpieza de estilo, fin que en toda ella aya cosa que desdiga de la Religion Christiana, o se oponga a las buenas costumbre; soi de parecer, que V.S. deve dar licencia para que quanto antes salga a la luz publica. Oliva a 2. de Octubre de 1747.

Don Gregorio Mayàns i Siscàr

IHS. Imprimatur

Dr. Medina, Vic. Gen.



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Carta

Del Dotor D. Josef Nebot i Sanz,

Abogado de los Reales Consejos, i Regidor Perpetuo de la Ciudad de Valencia, al Dr. Andres Piquér, Cathedratico de Anatomia.

     Mui Señor mio, doi a v.md. muchas gracias, porque me ha hecho anticipar la letura de su exquisita, i juiciosa Logica, i por aver condecendido a mis instancias en darla luego a la estampa; i para que se conozca que no era lisonja solicitar yo su anticipacion, sino amor al publico, que la necessitava en lengua Española, manifestaré los motivos en esta carta, diciendo libremente lo que siento de su utilidad, no solamente para lo general de todas las Ciencias, sociedad humana, i trato civil; sino para lo particular de mi profession.

     Para la Teorica de las Leyes es utilissima, i aun necessaria, para que se conozcan los sofistas, i los sofismas, i se desprecien los libros (que no son pocos) que con el buen nombre, i fama de sutiles, son una continuada cavilacion, los que escuso nombrar, por ser tales sus apreciadores, que no admitirian el desengaño. Este vicio de la vana sutileza trasciende aun a las Escuelas, en donde se oyen muchas veces unas interpretaciones del Derecho comun caprichosas, divinatorias, i de pura imaginacion, haciendo decir a los Jurisconsultos, no lo que ellos pensaron, sino lo que dirian los que las sueñan, si se hallassen en aquel tiempo; i aun usando de distinciones, i de voces barbaras: me seria facil señalar egemplos, sino fueran tan notorios.

     Todo esto procede en parte de la falta de Critica, i de los errores nacidos de la imaginacion, para cuya enmienda propone v.md. reglas admirables; pero como esto lo conocen pocos, se confunde de ordinario la verdadera con la mala inteligencia, pues por lo comun el antojo de cada uno es el arbitro de interpretar, siendo assi que para ello ai reglas mui seguras, assi generales, como particulares, que dicta la buena Critica, i trae el Dr. Antonio de Campos de la Universidad de Salamanca, i tambien Eusebio Amort, i Heineccio, que v.md. cita. La falta de Logica causa tambien este desorden, estudiandose de ordinario la de las Escuelas unicamente, siendo assi que si se leyera la verdadera, se conocerian los libros selectissimos de Jurisprudencia, que proponen las reglas para la interpretacion, unas sacadas certeza del arte combinatoria de los textos, especialmente de un mismo libro, por medio de las inscripciones, cuyo trabajo principalmente debemos al incomparable D. Antonio Agustin, Arzobispo de Tarragona, a quien despues han seguido otros Eruditos modernos; otras de la Historia Romana, Cronología, i Filosofía Estoica, de cuya secta ordinariamente eran los Jurisconsultos, i todas estas son las verdaderas fuentes de interpretar, i de las que bevieron algunos celebres Escritores Españoles, i Estrangeros, que han adelantado la Teorica, lo que me sería facil demostrar en la inteligencia de muchos textos, que hasta aora no la han tenido; pero por lo comun no se leen en las Escuelas, porque no traen argumentos en forma silogistica, i de ordinario no se estudian sino otros con que se llena la fantasía de los Estudiantes de lo que llaman obstantes, por falta de principios, i maximas fundamentales, i suelen salir unos entendimientos porfiados, tercos, i cosquillosos: sin que por ello entienda rechazar el uso de la argumentacion, antes sé mui bien quanto aprovecha el arte silogistica, i las merecidas alabanzas que logrò Aritoteles por este ingenioso artificio; pero en los libros es fastidioso este estilo, i el mismo Aristoteles no le practicó en los suyos

     No es menor la utilidad de la Obra de v.md. para los que professan la Practica de las Leyes, porque además de evitarse los referidos perjuicios de la Teorica, hace v.md. ver en los nn. 189. i 246. el abuso de tantas citas de Autores (dejandose los textos de ambos Derechos) lo que tiempo hace tengo notado, i advertido en mis Alegaciones, bien que en esto me he acomodado al uso comun, por evitar la nota de la singularidad; i este abuso, por no llamarle vicio, contra el qual se han hecho agrias, i curiosas invectivas, es mas perjudicial en la Practica, que en la Teorica, porque en aquella se han de probar verdades mas utiles, i assi los medios debian ser mas eficaces, i no contentarse con querer probar la proposicion unicamente con una colectanea de Autores, que llaman dotrinas, siendo assi que se tendria por cosa ridicula egecutarlo en la Teorica. I algunos de los Autores de gran credito de esta Ciencia le logran siendo puros copiantes, i otros proponiendo las opiniones sin dicernimiento; i me alegraria que se hiciera critica dellos, como v.md. la hace de algunos de su profession; bien que para este trabajo era menester un ingenio, i juicio no vulgar.

     Es importantissima tambien para conocer el ingenio, i juicio de los Autores de Jurisprudencia (las quales cosas de ordinario se suelen confundir) i para no pesar las opiniones por el numero de sus defensores; para descubrir las voluntades de los Testadores, i contrayentes, i el fin proprio de las mismas leyes, en que se debe poner el principal estudio de esta ciencia, i no contentarse con el material, fastidioso, i tumultuario estudio de indices, i diccionarios, pues desta suerte siendo la Jurisprudencia tan dificil, sería mui facil, i qualquiera podria practicarla con poca aplicacion.

     Para prueba de los hechos es necessaria la Logica, pues da reglas criticas de la creencia humana, segun la calidad, i circunstancias de las personas, i sucessos, que es el campo dilatado de los pleitos, i assi es consequente que la jurisdicion de la Logica se entienda hasta la Jurisprudencia; i muchas de las reglas que v.md. propone se comprueban con el Derecho Civil.

     Es indecible lo que aprovecha para el modo de alegar por ser el metodo una de sus principales partes, pues hallando el entendimiento la trabazon, i conexion de las proposiciones, conoce mejor las verdades, i las retiene, i para el mismo fin aprovecha la Geometria de que v.md. se ha valido, i por defecto destos socorros vemos tantas obras desaliñadas.

     El sabio Rey D. Alonso en su grande, i admirable obra de las Siete Partidas, dió bien a entender la importancia de la Logica, pues dice que sirve para distinguir la verdad de la mentira, i assi se convence el estudio que deben hacer los Practicos desta ciencia.

     No es de admirar que la Logica aproveche para todo lo dicho, porque trata de ilustrar la razon humana, i assi es necessaria para explicar los principios desta, cuya evidente manifestacion no es otra cosa que el Derecho natural, i su inmediata interpretacion el Derecho de Gentes, estudio necessario para ambas Jurisprudencias, i de que ai libros admirables; pero en este estudio tan importante no suelen detenerse muchos Practicos, contentandose con lo que traen los Interpretes de la Instituta sobre el parrafo del Derecho natural, i de Gentes, siendo assi que sin este estudio no se puede penetrar el Derecho Civil, como es notorio, pues copiosamente contiene principios de uno, i otro Derecho.

     No quiero ponderar quanto importa esta Logica para resolver muchas questones en lo moral, porque es cosa de suyo manifiesta, sabiendose que trata de la razon humana por tantos medios como aquella propone; i si a esta obra acompañase una Filosofia moral, o ya traduciendose la del celebre Luis Antonio Muratori, que v.md. cita, o ya componiendose alguna otra por alguna delicada pluma, creo yo que aprovecharia mucho una, i otra obra para el mismo fin, pues por estos principios, por la Sagrada Escritura, Concilios, Derecho Canonico, i Santos Padres se viene en conocimiento de la Theologia Moral, aviendo sido este el medio antiguo de estudiarla, i no los Escritores casuistas.

     Aunque prefiero à todas las Logicas la que se dice Moderna, assi por su claridad, como por la mas exacla explicacion de los errores del juicio, i su correccion; con todo no es mi animo escluir la Logica propia de Aristoteles, antes juzgo que es uno de los mejores libros deste Filosofo (assi lo fuera su Fisica) i ojala que se leyesse, i explicasse su texto como se prevenia en las Constituciones desta celebre Universidad del año 1611. fol. 27. mayormente ilustrandose con la de Severino Boecio, i con la declaracion de Pedro Juan Nuñez, i con las precauciones de nuestro insigne Juan Luis Vives; pero juzgo poco provechosa la que comunmente se lee en las Escuelas, que tiene el falso nombre de Aristotelica, por contener questiones inutiles, i no servir mucho para descubrir la verdad.

     No ignoro que Aristoteles hizo la Logica Racional, i Pathetica; Pedro Ramos amena; Francisco Otomano legal; Verulamio practicamente discursiva; el Dr. Juan Bautista Corachan (honor de nuestra Patria, i Escuela) Theologica: pero la de v.md. además de servir para todo esto, se acomoda a la practica del trato civil, i de la Medicina por la anatomía, i mecanismo con que esplica v.md. diferentes operaciones sin acogerse a las especies impressas vulgares que equivalen a las qualidades ocultas de muchos de la Escuela, que para nada sirven.

     El estilo es propio, natural, i sin afectacion; i sabe v.md. mui bien, que la eloquencia està en los pensamientos, i en la pureza del lenguage, i no en las voces ruidosas, i huecas, con cuyo artificio intentan muchos captar la benevolencia de los ignorantes.

     En esta Logica verán los que aborrecen la Critica, i declaman aun contra su nombre, que ignoran lo que impugnan, i que son credulos como el vulgo, i protectores de sus facilidades, i sandezes, quando el Orbe literario tiene exquisitas obras de Critica, que es parte de la Logica, para el convencimiento desta verdad; bastando para su prueba la celebre, juiciosa, i erudita obra de nuestro mui Santo Padre Benedicto XIV. de la Canonizacion de los Bienaventurados, que compuso siendo Cardenal, llamado Prospero Lamberrino, que tiene vista v.md. i contiene una delicada, i primorosa Critica.

     Deseo servir à v.md. i ruego à Dios le conserve muchos años la vida para que continúe sus tareas literarias, i pueda dar a luz el segundo tomo de Fisica, i la Medicina Practica. Valencia, y Noviembre 8. de 1747.

B.l.m. de v.md. su mayor apassionado

Dr. D. Josef Neebot i Sans.



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Aprobacion

Del Dr. Manuel Mañes,

del Claustro de la Universidad de Valencia, y su opositor à las Cathedras de Medicina.

M. P. S.

     De orden de V.A. he visto la Logica Moderna, ò Arte de hallar la verdad, y perficionar la razon, escrita por el Dr. Andres Piquer, Medico Titular de la Ciudad de Valencia, y Cathedratico de Anatomia en su Universidad. Conocida es la necessidad que tienen las Ciencias, y Sociedad humana de una Logica practica, que dirija el entendimiento, para que sencillamente, y sin cabilaciones se instruya, y aproveche en las letras, y evite los engaños à que està expuesto el trato humano: y bien se vè, que el Autor de esta Obra nos da en ella reglas con que se consigan tan grandes bienes, y que esto lo hace con gran meditacion, riguroso metodo, singular claridal, erudicion exquisita, y ajustada con pureza de lenguage: circunstancias, que parecen necessarias en un escrito, en que se proponen maximas para que los assumtos se traten con metodo, se expliquen los pensamientos con claridad, se elijan las mejores ideas, apartandolas de las malas, se ilustren con los exemplos mas oportunos, y se declaren nuestros pensamientos con aquellas frasses mas expressivas, breves, y del mas bien recibido uso. Esto es lo que el Autor pretende practiquen todos en el conseguimiento de las letras, y recto uso del trato civil; y esto es lo que se verà conseguido en España con las reglas de una Logica practica, que no se emplea en questiones inutiles, y caprichosas, sino en dirigir el entendimiento para evitar la sofisteria, y el error: sin estos embarazos se perficionaràn las artes, y se lograrà, que en la Medicina se consiga algun adelantamiento, y que sus Professores, con las reglas de esta Logica, trabajen las tentativas, acomodandose mas à la Fisica experimental, y Anatomia, que à las ideas abstraidas de sus soñados sistemas. La Quimica no serà tratada con la violencia del fuego, sino con la blandura de las operaciones mas sencillas, y naturales. La Botanica se adelantarà con el conocimiento claro, y distintivo de cada planta, atribuyendo solo lo que à èsta se debe, y no confundiendo su virtud con la operacion de la naturaleza. Las enfermedades seràn mejor conocidas, no contentandose con esta, ò la otra señal, sino notandose todas aquellas que suelen acompañarlas, y nos dan claras ideas de ellas. Las causas de las enfermedades se averiguaràn con exactitud, y en sus curaciones se procederà con riguroso, y atinado metodo. Para estos fines muestra esta Logica practica reglas con que se eviten las preocupaciones, ò juicios anticipados; se noten los errores à que estàn expuestos nuestros sentidos, para evitarlos; se conozcan las fuerzas de la imaginacion para moderarla; se comprehenda la union, y armonìa del cuerpo, y alma, para atenderla, y admirarla; se huya de la ignarancia, y precipitacion de juicio; se sepa distinguir las percepciones que tenemos por medio de los sentidos, de los obgetos que las ocasionan, y no confundir aquellas con èstos. Podràse examinar lo que es causa, y lo que es efecto, y distinguir èste de aquella, y en todo conseguir la rectitud de juicio tan deseada en el arte de curar bien, y precisa para la perfeccion de las demàs Artes y Ciencias, y buen govierno del trato humano. En èste podrà qualquiera proceder con juicio, porque en esta Logica practica halllarà maximas con que encontrar la verdad, y conocer el engaño: no creerà con facilidad, y precipitacion; sabrà dicernir las noticias verdaderas, de las falsas; no darà lugar al disme, y engaño. Por las ideas de los hombres percibirà sus inclinaciones; no darà credito à las cosas solo por el informe de sus sentidos; no vivirà preocupado con ideas antiguas, y falsas; y finalmente sabrà evitar el engaño, y conocer la mentira, que tanto conturban la quietud de los hombres, y destruyen la felicidad de una Republica bien ordenada. Todo se podrà conseguir con la letura de este libro, que con tan precioso fin, y singular esmero ha trabajado su ingenioso Escritor, de quien no he querido decir nada à V. A. no solo por no exceder el encargo de Censor, sino por creer que la obra ha de ser el mejor panegirico que podrà lograr su Autor; y tambien por pensar, que tal vez por la familiaridad con que le trato, y la ley que le professo haria sospechar, que mi alabanza era solo nacida de alguna lisongera complacencia. La obra pues, por todo lo que tengo dicho, y no contener cosa que desdiga de la Fe, pureza de costumbres, y que se oponga à las regalias de S. M. juzgo que es digna de la luz publica, y que V. A. puede conceder à su Autor la licencia que solicita. Valencia, y Agosto 22. de 1747.

Dr. Manuel Mañes.



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Suma del privilegio.

     Tiene Privilegio de S.M. el Dr. Andres Piquer, Medico de la Ciudad de Valencia, para imprimir el libro intitulado: Logica moderna, ò arte de hallar la verdad, y perficionar la razon, con prohibicion à cualquiera otra persona, para que sin su licencia nadie pueda imprimirle, como mas largamente consta de su original dado en S. Lorenzo el Real à 2. de Noviembre de 1747.



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Suma de la tassa.

     Tassaron los Señores del Consejo el libro intitulado: Logica moderna, etc., su Autor el Dr, Andres Piquer, à seis de maraved. cada pliego, como mas largamente consta de su original dado en Madrid à 26. de Octubre de 1747.



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Indice de los capitulos desta Logica.

     Parte I.     Cap. I. De las operaciones del alma en general.

               Cap. 2. De las operaciones del entendimiento.

               Cap. 3. De las ideas.

               Cap. 4. Del origen de las ideas.

               Cap. 5. Proponese nuestra opinion sobre las ideas innatas.

               Cap. 6. De las percepciones de los objetos por los sentidos.

               Cap. 7. De las percepcion de los objetos por imaginacion.

               Cap. 8. De las percepcion de las cosas por pura inteleccion.

               Cap. 9. De las inclinaciones del alma.

               Cap. 10. De la influencia del cuerpo en las inclinaciones del alma.

               Cap. 11. Del ingenio, y memoria.

               Cap. 12. Del juicio.

               Cap. 13. De las proposiciones, y su afirmacion, y negacion.

               Cap. 14. Del raciocinio.

     Parte II.     Cap. I. De la verdad, y los diferentes modos de conocerla.

               Cap. 2. De la ignorancia.

               Cap. 3. De la opinion, y pirrhonismo.

               Cap. 4. De los errores que ocasionan los sentidos.

               Cap. 5. Continusase la explicacion de los errrores de los sentidos.

               Cap. 6. De los errores que ocasiona la imaginacion.

               Cap. 7. Contiuase la explicacion de los errores que la imaginacion ocasiona.

               Cap. 8. De los errores que ocasiona la pura inteleccion.

               Cap. 9. De los errores que ocasiona el ingenio, y la memoria.

               Cap. 10. De los errores del juicio.

               Cap. 11. De los sofismas.

               Cap. 12. De los sofismas que ocasiona el amor propio.

               Cap. 13. De la fe, donde se proponen las reglas fundamentales de la Critica.

               Cap. 14. Del metodo, y sus diferencias.

               Cap. 15. De la difinicion, y division.



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Prologo

     Todos los hombres que desean hallar la verdad, han de cuidar mucho en perficionar el juicio. El ingenio, y la memoria son muy apreciables quando van juntos con un juicio recto, porque el ingenio halla, y descubre las cosas; la memoria las retiene; y el juicio las ordena, y endereza à sus verdaderos fines. La erudicion, y la agudeza son muy poco utiles, si no las acompaña un buen juicio; porque importa poco tener recogidos muchos materiales, sino se sabe hacer buen uso de ellos. Por esto trabajaron tanto los Filosofos en señalar reglas, y maximas para governar bien el juicio, è inventaron la Logica, la qual no es otra cosa, que el Arte de hallar la verdad, y perficionar la razon.

     Para conseguir este arte, es preciso entender el modo con que el hombre percibe las cosas, assi corporeas, como espirituales; comprehender la influencia que tiene el cuerpo en las operaciones del alma; y examinar la fuerza razonatoria con que esta deduce unas verdades de otras: y todo esto mostrarèmos en la primera parte desta Logica. Y considerando, que ninguna cosa se opone tanto à la verdad, como el error; por esso en la parte segunda propondremos todos los caminos por donde solemos caer en èl, para que evitandolos, se pueda hallar mas facilmente la verdad. Debo aqui advertir, que la palabra error en todo este escrito la entiendo segun toda su estension, en quanto significa qualquiera juicio opuesto à la verdad, ò en que lo falso se tiene por verdadero, ò lo verdadero por falso; y por cierto lo que es incierto, y al contrario.

     Los antiguos Filosofos cultivaron muchissimo esta parte de la Filosofia que llamamos Logica, y Aristoteles especialmente escriviò lo que conduce para hallar la verdad, y manifestarla, en los libros de los Analiticos, que comprenden los de la Demostracion, y del Silogismo, y en el de los Sofismas. Ciceron entre los Romanos fue Logico consumado, y esparcidamente en sus libros Filosoficos prescribe algunas reglas admirables para governar bien el juicio, y perficionar la razon. Ni puede dudarse que los Oradores, y Poetas mas eminentes Griegos, y Romanos practicaron las maximas de la Logica mas perfecta en lo que toca al buen gusto de las artes, y ciencias humanas. Assi que no llamo yo Moderna à mi Logica, porque solamente los Modernos la ayan tratado, sino por el nuevo orden, y metodo que han dado à esta ciencia; y aunque en las maximas fundamentales, no ayan hecho otra cosa los Modernos, que inovar las de los Antiguos (exceptuando algunas pocas que han inventado) pero las han dispuesto con nuevo orden para hacerlas mas comprehensibles.



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Parte I

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Capitulo I

De las operaciones del alma en general.

     I EL hombre se compone de dos partes essenciales, es à saber Cuerpo, y Alma. El Cuerpo es substancia material, y sensible, y organizada de modo, que cada una de sus partes contiene un artificio maravilloso, y todas juntas conspiran à producir las acciones especiales que le pertenecen. El Alma es substancia espiritual, inmortal, indivisible criada por Dios, que la introduce en el Cuerpo quando yà èste se halla con las disposiciones, ù organizacion necessaria para recibirla. Mas es de admirar, que siendo de naturaleza tan diferente el Cuerpo, y el Alma, se unen entre sì tan estrechamente mientras dura la vida, que el uno no puede obrar sin dependencia del otro, de suerte, que las cosas que tocan al Cuerpo las percibe el Alma, y èsta comunica especiales movimientos al Cuerpo.

     2 Y aunque sea verdad, que no podemos comprehender claramente el modo conque una substancia espiritual se une con otra material, ni de que manera reciprocamente concurren à producir las operaciones; no obstante si atendemos con cuidado lo que passa dentro de nosotros, quando pensamos, o queremos alguna cosa, y reflexionamos en lo que entonces nos sucede, descubriremos con bastante certidumbre la union de estas dos substancias, y el origen de sus principales operaciones.

     3 Las acciones que el hombre exercita, ò son materiales, y corporeas, ò espirituales. El Alma es à la verdad la causa principal de todas, pero se diferencian entre sì, porque las primeras se executan, y aun consisten en solo el movimiento del Cuerpo, y las segundas especialmente existen en el Alma. El movimiento del brazo, lengua, y piernas; el del corazon, nervios, y todos los murecillos del Cuerpo proceden del Alma, y con razon se llaman corporeos, porque todos se exercitan con el Cuerpo. Pero el sentir, imaginar, discurrir, juzgar, y por dezirlo de una vez pensar, y querer son acciones espirituales propias del Alma. El examen de las primeras acciones toca à la Fisica, y Medicina, y puede verse en mi Fisica Moderna. La Logica debe examinar, y dirigir las segundas, y esto es lo que nos proponemos en esta Obrilla.



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Capitulo II

De las operaciones del entendimiento.

     4 El pensar es cosa propia, y especial del entendimiento; y qualquiera meditando un poco para descubrir lo que passa dentro de sì mismo quando piensa, hallarà que solo ay en el entendimiento tres maneras de pensamientos, es à saber, aprension, ò pura percepcion, juicio, y discurso. Porque si piensa en una cosa suspendiendose, de forma que nada afirme, ni niegue, se llama aprehension, ò simple percepcion; si afirma, ò niega alguna cosa de otra se llama juicio, y, si deduce un juicio de otro se llama discurso.

     5 Sea exemplo. Pedro llega à un Jardin que jamàs ha visto, y admirado de la multitud de fuentes por donde salta el agua, se suspende, y se presentan en su entendimiento las imagenes de todas estas cosas con mucha admiracion, pero nada afirma, ni niega, sino que simplemente percibe, y casi se embelesa. Esta percepcion de las fuentes es aprension. Despues considerando que aquella fabrica tan admirable tiene proporcion con lo restante del Jardin, dice dentro de sì mismo, esta Fuente es cosa maravillosa, y agradable, y este pensamiento es juicio, porque afirma ser la Fuente cosa maravillosa, y deleitable. Passa mas adelante, y añade: Estas aguas en tanta abundancia, y velocidad no pueden subir tan altas, sino empujandolas alguna otra cosa; y esto es discurso, porque sin repararlo forma este argumento: las aguas por su naturaleza, y fuerza no pueden subir àcia arriba: las desta Fuente suben con mucha copia, y velocidad: luego no suben por sus propias fuerzas: luego alguna otra cosa las empuja.

     6 De ordinario confundimos estas operaciones, porque pensamos exercitando estas tres maneras de pensamientos con suma velocidad; y es cierto, que atendiendo con cuidado hallaremos, que todas las maneras de pensar que usamos, se reducen à las propuestas. Hase de notar aora, que el juicio puede ser afirmativo, y negativo. Este niega una cosa de otra, y lo expressamos con la particula no junta al verbo: como Pedro no es sabio. Aquel es el que assegura convenir una cosa à otra: como Francisco es bueno, corre, ama, y otros semejantes. Assi el juicio afirmativo como el negativo, puede ser verdadero, ò falso, lo que no necessita de explicacion, no pudiendose dar idèa, ni nocion mas clara de la verdad, que aquella con que por sì misma se presenta. Tambien ha de notarse, que el discurso necessariamente ha de tener dos juicios, de tal manera enlazados, que el uno se infiera del otro. No es menester que los dos sean explicitos, porque de ordinario no usamos otro modo de pensar, que de discursos en que solo manifestamos un juicio; pero estàn tan claros los otros de quien èste se deduce, que no ay necessidad de explicarlos, y por esto comunmente los omitimos. Fulano (solemos decir) es grande Orador. Esta proposicion supone todas estas: Fulano estudia los Autores necessarios, tiene natural facundia, y sabe por largo uso la practica de orar, y exercita la Oratoria con perfercion: luego es grande Orador. Todas estas cosas, ù otras semejantes, tenemos presentes quando assi discurrimos, y tal vez no mas que alguna de las sobredichas; pero nunca hacemos aquel juicio de un sugeto, sin motivo antecedente verdadero, ò fingido para formarle. Si lo reparamos bien, de la misma suerte de discursos usamos en el trato civil, y aun en las Artes, y Ciencias.



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Capitulo III

De las ideas.

     7 Siempre que pensamos, tenemos presente alguna cosa, que es el objeto de nuestros pensamientos. Y como los obgetos estàn distantes muchas veces de nosotros mismos, no pudiendo acercarse à ellos nuestro entendimiento, es preciso que se embien, ò despidan alguna cosa que inmediatamente se le comunique, porque nunca pueden obrar las causas desde lugares apartados, sin esparcirse, ò passar su virtud por el medio. Esto que los obgetos embian al entendimiento para que los perciba, llaman algunos Filosofos especies; pero no ay necessidad dellas, segun las admiten los Filosofos de la Escuela, porque del modo que mas adelante veremos, facilmente pueden comunicarse las impressiones de los objetos, sin que sea necessario admitir entidades que han fingido algunos Filosofos à su alvedrio. Digno de leerse es Pedro Gassendo, que impugna discretamente estas especies sensibles de los Filosofos Arabes.

     8 Mas, como quiera que esto sea, no ay duda que dentro de nosotros se pinta la imagen de las cosas en que pesamos, de modo, que si vemos una Torre, un Palacio, ò un Jardin, y despues queremos pensar en lo que hemos visto, se nos pinta de nuevo la imagen de aquellas cosas, como si las tuvieramos presentes. Estas imagenes de los objetos, ò representaciones, que estàn dentro de nosotros, es lo que propiamente llamamos ideas; y como los objetos de nuestros pensamientos unos son materiales, y otros espirituales, son tambien varias sus ideas. Por esto, algunos con bastante propiedad llaman ideas materiales, y corporeas aquellas imagenes que tenemos de los objetos quando los percibimos por los sentidos; y espirituales aquellas que se hallan en el entendimiento, sin que el objeto se ofrezca à los sentidos, como la idea de Dios, de la verdad, de las relaciones, del alma, de los Angeles, y de los mismos pensamientos. Y aunque es verdad, que aquellas excitan en el alma à èstas, no obstante ay entre ellas notable diferencia, porque las primeras se forman por la aplicacion inmediata de los objetos a los sentidos, y no las segundas.

     9 Por esta razon no son igualmente claras estas ideas, pues las que tenemos por los sentidos, y llamamos materiales (8), son claras, y se pintan de modo, que representan con mucha claridad à su objeto, como la idea que tenemos de un Palacio, y otras semejantes; pero las espirituales son mas obscuras, porque no nos pintan con tanta distincion los objetos. No por esto ha de creerse, que las ideas materiales estàn impressas en el cuerpo, y las espirituales en el alma, como ha pensado, uno de los Autores (1) mas juiciosos, que han tratado desto, porque à la verdad todas estàn en el alma, y en rigor todas son espirituales; pero para distinguir las que proceden de los sentidos, de las otras, se les dan distintos nombres tomados de sus objetos, y no de su essencia. La razon desto es, porque las ideas, ò imagenes, que nosotros tenemos de las cosas, son las mismas percepciones: de suerte, que la idea del Palacio es la percepcion misma del Palacio, que le comprende con aquella distincion de partes que el Palacio tiene, y assi le concebimos claramente; y la idea que tenemos de Dios es el acto mismo con que le concebimos, y assi de las demàs; y por no concebir à Dios, à los Angeles, y al alma con toda claridad, decimos que tenemos destas cosas idea obscura, que es lo mismo que si dixeramos, que no percibimos estas cosas espirituales con toda aquella claridad que es necessaria para alcanzar su essencia, y atributos. Hallandose, pues, las percepciones de las cosas solamente en el alma, es claro, que en ella sola se imprimen todas las ideas.



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Capitulo IV

Del origen de las ideas.

     10 Dos opiniones ay sobre esto. Los que siguen à Aritoteles comunmente defienden, que todas las ideas que se hallan en el entendimiento provienen de los sentidos, de modo, que tienen por universal, y verdadero este axioma: Nada ay en el entendimiento, que antes no aya passado por los sentidos. Si solo se tratàra de las ideas materiales (8), no avria duda ninguna en esto; pero la dificultad està en las espirituales, y los Aristotelicos suponen, que aun èstas proceden de los sentidos, porque dicen, que la idea de Dios la tenemos por la vista, y consideracion de tantas, y tan admirables obras suyas, que ay en este mundo visible. Si un infante se criasse encerrado siempre en una caverna, y alli se le diesse el preciso mantenimiento, sin hablar, ni comunicar con nadie, y sin ver la luz, hasta que fuesse ya adulto, y en esta edad saliesse de repente de la gruta en una noche obscura, y viesse tanto numero de Estrellas, y de alli à algunas horas apartarse la obscuridad, y seguirse la luz del Sol; si despues viesse esconderse este Planeta, y aparecer de nuevo las Estrellas, se admiraria sin duda, y vendria en conocimiento de aquel Ser infinito, que criò aquellos cuerpos, y mantiene sus movimientos con soberana Omnipotencia. Què diria este joven despues quando viesse la tierra llena de flores, los arboles de frutos, el ayre poblado de aves, las aguas en continuo movimiento? Y què, quando veria tanto numero de animales, que sirven al hombre; y consideraria los instrumentos, y maquinas artificiosas, que fabrìca la industria humana? No ay que dudar, que cada una destas cosas, y el enlaze de todas juntas, le excitarian la idea de Dios, excitandole la idea de una causa primera, producidora, y conservadora de tantas, y tan maravillosas obras.

     11 Desto infieren, que la idea que tenemos de Dios procede de los sentidos; y del mismo modo piensan, que pueden excitarse las ideas de todas las cosas espirituales: porque ampliando las que se han introducido por los sentidos, combinando, restriñendo, variando, y mudandolas en infinitos modos, resultaràn muchissimas otras distintas de aquellas que llaman materiales, y representaràn à Dios, à los Angeles, y demàs Seres espirituales. Este sentimiento de los Aristotelicos siguen entre los Modernos Gassendo, y Huecio.

     12 Platon creyò que avia ideas innatas, esto es, creyò que el alma lleva impressas desde su origen las ideas de las cosas espirituales, de suerte, que estàn en ella contenidas del mismo modo que se contiene el fuego en el eslabon, y en el pedernal; pues assi como en estos cuerpos està preexistente el fuego, y solo se descubre con los golpes que le agitan, y comueven: de la misma manera las ideas de Dios, de la verdad, de lo bueno, y otras semejantes, son innatas en el alma, y no se forman de nuevo, sino que se excitan por las de los sentidos. Por esta razon decia este gran Filosofo, que todo el saber del hombre consiste en acordarse de las cosas, ò que quando se aprenden las ciencias, no se hace mas que bolver à la memoria lo que ya estava en ella, y de nuevo se excita quando se estudia.

     13 Cartesio renovò esta opinion, ilustrandola con nuevos argumentos, y satisfaciendo las objeciones, que contra ella propuso Gassendo. Los curiosos pueden leer las Meditaciones de Cartesio, y especialmente la tercera, donde trata con extension de las ideas innatas. Para probarlas, dice este Filosofo, que basta considerar, que el entendimiento no puede concebir las cosas espirituales, è incorporeas, por las materiales, y sensibles, que ni tienen, ni pueden tener comunicacion con ellas. El entendimiento concibe el infinito, y no puede tenerse idea dèl por los sentidos. Tambien tiene idea de la afirmacion, y negacion, que se expressan por las palabras es, no es; y èsta no puede lograrse por los sentidos, ni por ampliacion, restriccion, &c. Demàs desto, la idea de la substancia, esto es, de un Ser, que por sì mismo existe, es innata, porque por los sentidos no se nos comunican sino los accidentes de las cosas, y no obstante con ellos conocemos los Seres en quien existen. Añade, que todas las verdades del Algebra, Geometria, y Arithmetica, las alcanza el entendimiento sin dependencia de los sentidos, porque son puramente abstractas, y no tienen conexion con la materia. Finalmente, quando reflectamos sobre nuestros propios pensamientos, tenemos idea de ellos, la que en manera ninguna puede introducirse por los sentidos, por ser el pensamiento accion propia, y especial del alma, y no tener conexion, ni dependencia de las cosas corporeas. Muchos Modernos siguen en esto à Cartesio, entre los quales son dignos de verse el anonimo Autor del Arte de pensar, y el P. Corsini en su Dialectica.



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Capitulo V

Proponese nuestra opinion sobre las ideas innatas.

     14 Siempre he tenido esta famosa question por una de aquellas disputas, que consisten en la equivocacion de las voces. Y creo, que si distinguimos con claridad lo que sucede quando pensamos assi en las cosas corporeas, como espirituales, y declaramos lo que entonces se llama idea, hallarèmos à los mencionados Filosofos conformes en este assumpto.

     15 Para mostrarlo, consideremos que el hombre quando viene à este mundo se halla con suma ignorancia de las cosas; y los Filosofos mismos confiessan, que el alma entonces està como un lienzo raìdo. Creyò Cartesio, que la essencia del alma consiste en el pensamiento, y por ello afirmava, que el feto en el vientre de su madre piensa, y que el alma està siempre en actual exercicio de pensar quando el hombre vela, quando duerme, quando ensueña, quando està sano, y quando està enfermo. Mas atendiendo a que cada uno por propia conciencia sabe, que no siempre piensa, y que por experiencia vemos lo contrario de lo que Cartesio establece, por esto ni admitimos esta opinion, ni juzgamos que sea necessario impugnarla. En efecto què pensarà el feto en el vientre de la madre? ¿Y por dònde puede saber Cartesio, que èl mismo en aquel estado pensava? Y si lo sabe, por què no dice en que se ocupavan sus pensamientos? Si piensa un apoplectico, que està como un marmol, por què no dice quando recobra la salud en què pensava durante su enfermedad? Lo que Yo juzgo es, que Cartesio de puro pensar desconcertò el buen orden que debian tener sus mismos pensamientos.

     16 Debese pues tener por cierto, que el hombre en su primera infancia no exercita otras acciones, que las que pertenecen à los sentidos, y el Alma entonces solo percibe las impressiones destos sin exercitar otra manera de pensamientos. Percibe pues el infante la dulzura de la leche, el frio, y el calor, y otros objetos, que inmediatamente impressionan à sus sentidos. En todo aquel tiempo se và llenando el Alma, digamoslo assi, de ideas materiales (8) con que percibe los objetos exteriores, y corporeos. En llegando el hombre à la edad proporcionada, ya combina aquellas ideas, y forma juicios, y los enlaza por lo que empieza à rayar la razon. Despues con el uso y muchedumbre de ideas que và combinando, y ampliando, exercita el Alma toda su fuerza, y piensa en las cosas abstractas, y espirituales.

     17 Todo ello prueba, que el Alma empieza à exercitar sus facultades por las operaciones de los sentidos, y despues passa à poner en practica las que pertenecen à la razon. El Dr. Conor, Medico del Rey de Polonia, trae el caso de dos hombres que no tenian exercicio de la vista, ni del oido, no sè si por enfermedad ò por falta de comunicacion, y que aviendole conseguido despues, se veian obligados à aprender siendo adultos, lo que solemos ordinariamente enseñar à los muchachos; y no ay que dudar, que si huvieran tenido algunas ideas innatas sin dependencia de los sentidos, huvieran por sus propias fuerzas adquirido las verdades que ignoravan. Por esta razon es cierto, que el Alma no tiene ideas de las cosas espirituales, sino quando es excitada por aquellas que se adquieren con los sentidos externos. Y a la verdad las cosas abstractas que pensamos en las artes, y ciencias, las aprendemos con el estudio, y aplicacion, empezando su exercicio por las operaciones de los sentidos.

     18 Por esto convienen casi todos los Filosofos, y no lo niegan aun aquellos que creen en las ideas inatas, que el Alma està tan estrechamente unida con el cuerpo durante la vida, que no puede jamàs exercitar sus operaciones sino con dependencia dèl; de modo, que ay cierta correspondencia entre estas dos substancias, y se executa de suerte, que à determinados movimientos del Cuerpo corresponden ciertas acciones en el Alma, y al contrario. De aqui infieren, que las idèas qualesquiera que sean, se exercitan por los movimietos del Cuerpo, y que la idèa de Dios, del Alma, y demàs cosas espirituales aunque sea inata, necessita de que se excite por otras idèas sensibles, como para manifestarse el fuego que ay en el pedernal, se necessita de los golpes del eslabon.

     19 Mas para hacer esto enteramente comprensible, es preciso explicar de què manera se comunican al Alma las impressiones de los objetos exteriores que entran por los sentidos, y la facultad, ò fuerza que tiene el Alma excitada por las idèas materiales dellos para conocer las cosas espirituales. Para entender pues la percepcion que se hace por los sentidos, se ha de saber, que los objetos externos, y corporeos, empujan las partes de nuestro cuerpo, del modo que explicaremos en el capitulo siguiente. Estos cuerpos con su impulso, hacen vibrar los nervios que ay en los organos de los sentidos, y comunicandose esta vibracion hasta el celebro, el Alma en virtud de la union que tiene con el Cuerpo, es determinada à percebir aquel objeto, y esta percepcion es la idea material del mismo.

     20 Tambien se ha de suponer, que el Alma tiene fuerza natural, que puede llamarse inata de pensar, y querer, y con esta fuerza piensa, juzga, discurre, y razona assi sobre las cosas corporeas, como sobre las espirituales. Assi mismo es de advertir, que el Alma tiene altamente impressas, y arraigadas en sì misma las semillas de la verdad, justicia, y en una palabra de lo verdadero, y de lo bueno (cosa que conocieron los Gentiles, y Seneca la repite muchas veces en sus Cartas à Lucilio ) y voluntaria, y libremente quiere, ò dexa de querer executar las cosas que penden de su alvedrio. Esto lo explicaremos mejor en adelante.

     21 Con estos presupuestos se resuelve facilmente la question. Porque quando el Alma percibe la verdad, el infinito, y otras cosas semejantes, no ay mas que la percepcion, ò acto con que se percibe la verdad, el infinito, &c., y las ideas materiales que excitan al Alma à producir aquella percepcion. De estas cosas ninguna es inata, porque ni lo es la idèa material, ni la percepcion del infinito, &c. La razon es, porque la idèa material todos confiessan que es adquirida, y la espiritual la produce el Alma excitada, y determinada de la idèa material; y si fuera inata la percepcion, no se produciria de nuevo, sino que se descubriria estando antes oculta, y assi el Alma nunca produciria de nuevo acto ninguno, con que es preciso confessar, que solamente es inata en el Alma la fuerza, facultad, y virtud de producir aquella percepcion con que concibe las cosas immateriales.

     22 Esto se harà mas perceptible con el exemplo antes propuesto del Joven encerrado en una gruta (10). Quando èste empieza à ver las Estrellas, el Sol, y demàs cuerpos que componen este mundo visible, se vàn formando en su Alma idèas, y percepciones, que son las que llamamos materiales. Pero èstas excitan al Alma de modo, que pone en actual exercicio la inata fuerza que tiene de conocer las cosas incorporeas, y assi conoce à Dios Autor de todo lo que causa su admiracion (2). Aqui se vè que no son inatas las ideas materiales que adquirió este Joven por los sentidos, porque ninguno tiene à èstas por tales; ni lo son los actos que produce el Alma excitada por aquellas idèas, con los quales conoce à Dios como à causa primera, y unica de todas las cosas; porque estas percepciones las produce el Alma de nuevo, y solamente lo hace determinada de aquellas ideas corporeas; con que solo serà inata la fuerza que tiene el Alma de concebir las cosas espirituales, y esto nadie lo niega. Si la voz Idea, pues, se toma por esta fuerza del Alma, no ay duda que se avràn de admitir idèas inatas; pero la voz Idèa en el comun modo en que usan della los Filosofos, solo significa la imagen que ay en el Alma quando percibe los objetos, y esta imagen es la misma percepcion, ò acto de pensar en ellos, el qual no es innato. Como Cartesio creyò identificado el pensamiento con el Alma, tal vez por esso tuvo por inatas aquellas ideas, que en la realidad no se distinguen del pensamiento; pero à este modo podria llamar inata al Alma misma, y aun quantas ideas materiales ay en ella, puesto que todas consisten en el pensamiento, ò en las mismas percepciones de las cosas. Resta pues, que las ideas en rigor nunca son inatas, aunque es inata en el Alma la fuerza de producirlas.



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Capitulo VI

De las percepciones de los objetos por los sentidos.

     Hemos probado en los capitulos antecedentes, que el hombre empieza à pensar excitado de los objetos que impressionan à sus sentidos, y que passa despues à exercitar toda suerte de pensamientos, excitado por las ideas sensibles. Resta aora descubrir de què manera percibe el Alma los objetos que se presentan à los sentidos. Para entender esto se ha de presuponer, que todas las acciones de los sentidos, à las quales llamamos sensaciones, solamente se exercitan en el celebro; de suerte; que la audicion que es el acto de oir, la vision que es el acto de ver, y otras semejantes operaciones, no se hacen en los ojos, ni en los oidos, sino en los sessos (3). Esto tal vez causarà novedad à algunos, pero para creerlo basta que consideren que qualquiera cosa que estorba la comunicacion de los organos de los sentidos con el celebro, impide las percepciones de los objetos externos. En la enfermedad llamada guta serena, estàn los ojos sanos; pero por estàr impedida la comunicacion dellos con el celebro por la obstruccion que ay en los nervios opticos, no se exercita la vision. Lo mismo sucede en un paralitico, y apoplectico, que no perciben los objetos que se aplican por desuera, por faltar la debida expedicion que se requiere en el celebro, y los nervios. Assi aunque se aplique ventosas à los apoplecticos, se les hagan sajas, y los atormenten con qualesquiera especie de causticos, nada perciben, y por sola enfermedad del celebro son totalmente insensibles.

     24 Quàntas veces acontece estàr un hombre à la vista de una campaña fertil, ò de un Jardin ameno, y no vèr las flores, ni percibir su olor, por estàr casi todo el celebro ocupado de algun otro objeto, de manera que no recibe las impressiones de los que tiene preferentes? Una passion violenta, ò la vehemente aplicacion del entendimiento à algun determinado objeto, suelen à las veces ocupar tanto à un hombre, que no percibe las cosas que tiene preferentes, aunque impressionen mas de cerca à sus sentidos (4). S. Agustin dice, que un Presbitero llamado Restituto, algunas veces se abstraia, y yacìa como un muerto de manera, que aunque le punzassen, quemassen, ò de qualquiera fuerte le maltratassen, no sentia dolor alguno (5),sin duda porque el celebro no podia recibir las impressiones que los cuerpos exteriores comunicavan à los organos de los sentidos. Por el contrario es cosa certissima, que la idèa de los objetos impressa yà en el celebro, los representa aunque esten distantes, tan vivamente como si estuvieran presente, cosa que experimentan con daño notable los melancolicos, y los muy imaginativos. Aqui pertenece el caso que refiere Cartesio de la mozuela à quien cortaron la pierna, y despues sentia dolor en la pierna que yà no tenia. Algunos miran este hecho como fabuloso, pero es porque no alcanzan hasta donde llegan las fuerzas de la imaginacion. Vendaronla primero los ojos à la enferma, despues le cortaron la pierna, haciendola creer, que solo aplicavan en ella ciertos unguentos, y algunas sajas; con esto no supo, ni pudo entender que se le huviesse cortado la pierna, y à las veces se quexava que tenia dolor en ella, porque el dolor que es percepcion, està solamente en el Alma, y èsta exercita semejante operacion en el celebro, y no en las demàs partes (6).

     25 Los que son enemigos de los Modernos no creeràn este caso que hemos referido, porque tal vez solo le avràn visto en Cartesio; pero pero se hallaràn forzados à concederle, si leen las Obras del famoso Fabricio Hildano (7) Cirujano doctissimo, que escriviò observaciones de Cirugìa, y las propuso con sencillèz, y fidelidad, de suerte que logra general estimacion entre los Professores habiles desta Ciencia. Este Autor (8) refiere tres casos enteramente semejantes al de Cartesio, y aun advierte à los Cirujanos que noten esto con cuidado, porque conduce para la curacion.

     26 Mas para entender esto perfectamente se ha de notar, que del celebro del hombre salen diez pares de nervios, que se distribuyen en varias partes, y mantienen entres sì reciproca comunicacion. Tambien se ha de saber, que por toda la longitud del espinazo, es à saber, desde la nuca hasta la rabadilla, salen treinta y dos pares de nervios, que se esparcen por todo el cuerpo de modo, que juntandose algunos dellos con los que baxan de la cabeza, y dividiendose otros en subtilissimas hebras, forman telas, vasos, y otras partes de maravillasa arquitectura; pero de modo que conservan siempre comunicacion con el celebro. El diestrissimo Anatomico Raymundo Viussens, Professor de Mompeller, ha hecho dibuxar con tal propiedad, y hermosura el orden, distribucion, y enlazamiento de todos los sobredichos nervios, que hamàs he visto al arte representar mas al vivo los primores de la naturaleza.

     27 Consideremos aora, que los nervios estàn con la tension neccessaria, para que vibrandose en un extremo passe la vibracion hasta el otro, al modo que acontece en una cuerda tirante que està atada à dos extremos, pues tocandola con el dedo en uno dellos, passa la vibracion, y se comunica al otro. Deste modo es muy facil que los objetos externos, empujando al extremo de los nervios que està en los organos de los sentidos, hagan comunicar la vibracion al celebro, sin que lo estorben los giros, y circumvoluciones que hacen los nervios por el cuerpo, porque por muy enredados que esten los cabellos, en estirando un pelo desde un extremo se siente en el otro, y el Araña que està en medio de la tela, percibe qualquiera rompimiento que se haga en alguno de sus hilos, no obstante la multitud de sus revoluciones. Es pues cosa averiguada, que del mismo modo se propagan hasta el celebro las impressiones que los objetos comunican à nuestros sentidos por medio de los nervios.

     28 El Alma por las leyes de la union que tiene con el cuerpo, es determinada de aquellas vibraciones à percibir el objeto, y como las vibraciones puedan ser muy diferentes, lo son tambien las percepciones que les corresponden. Si un ciego toca con el palo el lodo, le distingue muy bien de la arena, y de la piedra. Esto sucede, porque el palo comunica su vibracion à la mano, y desde èsta se propaga al celebro, donde el Alma percibe que es lodo, ò piedra lo que toca; y como cada uno destos cuerpos comunica diferente impulso al palo, tambien èste causa diferentes vibraciones en los nervios, y las vibraciones diferentes determinan al Alma à distintas percepciones.

     29 Por todas estas razones, considerando Cartesio que debia señalarse en el celebro una parte donde el Alma principalmente exercitase estas operaciones, creyò que era la glandula pineal; mas se engañò, porque a ella no vàn à parar los nervios, lo qual era preciso para ser el centro de las vibraciones. Con mas razon estableciò Lancissi, que la parte del celebro donde principalmente exercita el Alma semejantes funciones, es el cuerpo calloso, porque es el lugar donde se halla el origen, y raiz de todos los nervios, y por esta razon con facilidad llegaràn à èl todas las vibraciones que vienen de las demàs partes (9). Lo que Yo juzgo es, que no puede saberse fixamente qual sea la parte donde el alma es determinada à percibir los objetos, y tal vez serà todo el celebro, misterio que creo ha de estàr oculto perpetuamente, no obstante las averiguaciones de la mas delicada Anatomìa. Lo que aqui debo advertir es, que en muchissimos libros he visto atribuirse à Cartesio el aver colocado el alma solo en la glandula pineal, y aun he visto declamar contra este Filosofo, y lastimarse de la infelicidad de nuestros tiempos en que se consiente discurrir en cosas Filosoficas con tanta novedad: y lo advierto, porque es cierto que Cartesio no dixo tal cosa, ni aun imaginò decirla, antes bien estableciò lo mismo que establecen los que tanto declaman. En la primera parte de las passiones, articulo 30. dice: Mas para entender mejor estas cosas, el preciso saber, que el alma realmente està unida à todo el cuerpo, ni puede propiamente decirse, que està solamente en una de sus partes, y no en las demàs. El articulo 31. empieza assi: Se ha de saber tambien, que aunque el alma està unida à todo el cuerpo, no obstante ay en èste una parte donde exercita ESPECIALMENTE sus operaciones mas que en las otras.

     3O Dice pues Cartesio, que el alma està en todo el cuerpo, y que especialmente exercita las operaciones animales en la glandula pineal. Su error en esto fue anatomico, y cada vez que veo la injusticia con que algunos le calumnian, me confirmo en el dictamen de los Diaristas de España (10), que asseguran ser muy pocos los que leen las Obras de Cartesio, y ser muchos los que à ciegas las impugnan.

     31 De todo lo dicho se colige, que las percepciones de los objetos à las quales llamamos sensaciones, se hacen en el celebro, y no en los organos de los sentidos. Debese aqui advertir, que el celebro no produce la sensacion, ò perecpcion de los objetos sensibles, porque esto es propio del alma; y las fibras de los sessos no hacen mas que recibir las vibraciones que los objetos externos comunican à los nervios, y por ellas se propagan hasta su origen, donde el alma es determinada de aquellas vibraciones à percibir los mismos objetos; y esta determinacion nace de la union que tienen el cuerpo, y alma, y de la reciproca correspondencia en sus operaciones. A la verdad es dificil de comprehender como se haga entre estas dos substancias lo que hemos explicado; pero en el modo que es permitido entre cosas tan arduas, lo hago un poco patente con este exemplo. El General de un Exercito manda à un subalterno suyo, que con una partida de gente guarde un puesto ventajoso, previniendole, que à tal, y tal movimiento del Enemigo, corresponda con tal, ò tal seña, ò con tal, ò tal accion. Para observar el movimiento de los Enemigos, se ponen diferentes centinelas, y atalayas, obligados à comunicar à aquel Gefe los movimientos que observàren. Supongamos aora, que el enemigo hace un movimiento, luego la atalaya mas cercana informa à la otra, èsta à aquella, y assi successivamente và passando, y propagandose la noticia por todas las centinelas hasta el subalterno, el que en virtud de las ordenes recibidas del General, inmediatamente corresponde con aquella operacion en que se han convenido. Figuremonos pues, que Dios queriendo la conservacion del hombre, le ha dado al alma racional atalayas para percibir los objetos que pueden serle utiles, ò dañosos. Estas centinelas son los nervios, y qualquiera movimiento que ellos reciben de los objetos, le propagan hasta el celebro, donde el que preside al cuerpo, es a saber, el alma recibe semejantes impressiones, y alli por las leyes de la union à que està sujeta, es obligada à conocer aquellos objetos, y à corresponder à sus diversos con diversas percepciones. Assi que no es el celebro, ni son los nervios los que tienen las primeras percepciones de las cosas, como creen algunos Modernos, sino el alma determinada de las fibras del celebro.

     32 Finalmente en cada una destas percepciones concurren quatro cosas distintas, que no han de confundirse para evitar el error. Es à saber, el objeto externo que aplicado à nuestro cuerpo impele las fibras de los nervios que ay en todas las partes sensibles; la vibracion que reciben estas fibras, y propagan hasta el celebro; el movimiento que reciben las partes del celebro donde el alma principalmente exercira semejantes funciones; y la percepcion, conocimiento, ò idèa de aquellos objetos. De todas estas cosas, la ultima solamente està en el alma, y las otras tres en el cuerpo; pero todas se exercitan con tanta celeridad, que sino se pone ateticion, ay riesgo de confundirlas, y de hecho son muchos los que no las advierten, ni distinguen. De aqui se infiere, que para tratar con perfeccion de los cuerpos que impresionan à los sentidos, se han de considerar, y distinguir las sobredichas percepciones de los objetos que las ocasionan. De aquellas tratamos muchas veces en esta Logica, y destos con mucha extension en mi segundo tomo de Fisica, que, queriendo Dios, luego verà la luz publica.



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Capitulo VII

De la percepcion de los objetos por imaginacion.

     33 Quando los cuerpos impressionan inmediatamente à los organos de los sentidos, el alma los percibe, y à aquella percepcion llamamos sensacion (23); pero quando ya no tenemos cerca de nosotros los mismos objetos, y los percibimos pintandose en el alma su imagen, los imaginamos, de suerte, que la sensacion es la percepcion de los objetos materiales quando los tenemos presentes, y la imaginacion es la percepcion de los mismos quando estàn distantes, y no impresionan inmediatamente à los sentidos. Por exemplo. Pedro ve un Palacio con muchos jardines, y fuentes. Quando està en el mismo Palacio, percibe todos los objetos que ay en èl por sensaciones ya de la vista, ya del oido. Mas retirado Pedro en su retrete, se le presenta de nuevo la idea de aquel Palacio; y alli le parece que està viendo la hermosura de los jardines, y casi cree que oye el mormullo de las aguas; y sentado en una silla, y suspenso con aquella nueva perspectiva, casi se deleyta de msima manera que quando estuvo en èl. Esta percepcion del Palacio que Pedro tiene en su retrete, se llama imaginacion.

     34 Para comprender como imaginamos las cosas, se ha de presuponer, que aquella parte del celebro donde el alma exercita semejantes operaciones (29), es de una substancia blanda, y medulosa, facil de recibir, y mantener las impressiones, que los objetos externos le comunican por medio de los nervios. De aqui es, que las impressiones que recibe de los objetos, las conserva, y como son determinativo del alma para percibirlos (31), cada vez que aquella impression se comueve, el alma por las leyes de la union corresponde con las mismas percepciones. La variedad que ay en los sessos humanos es la causa de la diversidad que se observa en las imaginaciones de los hombres; porque aunque sea verdad que en todos es el celebro dispuesto à recibir las vibraciones que los nervios le comunican, pero no puede negarse, que en unos es mas blando, en otros menos; unos le tienen dispuesto à recibir con facilidad las impressiones, y no à retenerlas, otros al contrario. Algunos se les imprime la vibracion tan fuertemente, que la conservan con suma tenacidad; otros reciben tan levemente las impressiones, que apenas pueden mantenerlas. En resolucion, siendo tan diferentes los sessos humanos, tan distinta su substancia, y tan diverso su temperamento, no ay que estrañar que aya tanta diversidad en las imaginaciones de los hombres. Añadese, que segun fuere la vibracion del celebro, assi es la percepcion del alma como ya hemos visto (28): conque pudiendo variar de infinitos modos la vibracion, tambien seran distintas las percepciones.

     35 Por esto ay tanta variedad entre los hombres en aquellas cosas que tocan à la imaginacion. A unos complace la musica, à otros los desazona. Aun aquellos que gustan della no estàn conformes, porque à unos agrada el tono triste, à otros el alegre; à unos atrae un instrumento, a otros los enfada. Del mismo modo parece à unos muy hermoso el objeto, que à otros parece feo; à unos agrada la tela, que à otros disgusta; y assi discurriendo por todas aquellas cosas, que son objeto inmediato de la imaginacion, se hallarà entre los hombres suma variedad. Esta no depende de las almas, que son en todos iguales, segun la mas comun opinion, sino de la diversidad de las partes del cuerpo que las determinan. El Padre Malebranche para explicar estas cosas supone (11), que en el celebro quedan huellas, y señales impressas por los objetos, y segun son mas hondas, ò menos las huellas, tanto son mas vivas las percepciones por imaginacion. Este modo de discurrir no se opone con el que hemos sentado, porque no ay duda que las vibraciones pueden ser mas, ò menos fuertes, y las fibras mas, ò menos dispuestas al movimiento, lo que debe causar mucha diversidad en la permanencia, y duracion de las ideas.

     36 En los delirantes se observa esto claramente: porque si la enfermedad, ò sus causas impelen las fibras de los nervios, y las hacen vibrar desordenadamente, determinan al alma à producir desconcertadas ideas; y si las fibras con dificultid pierden las vibraciones que han adquirido, ò la causa de la enfermedad continuamente produce otras nuevas, permanece el desorden de las vibraciones, y por consiguiente el de la imaginacion, y el delirio. Por todas estas razones se ha de tener la imaginacion por fuerte en aquellos en quien con mucha viveza se expressan las imagenes de los objetos ausentes, y con dificultad se borran; y por debil en aquellos que con mucha facilidad se les presentan los mismos objetos, pero con igual facilidad se borran sus impressiones. Esto suele ser causa de muchissimos errores que explicarèmos en la segunda parte de esta Logica.



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Capitulo VIII

De la percepcion de las cosas por pura inteleccion.

     37 Hemos explicado hasta aqui las percepciones de los objetos materiales, y sensibles, resta manifestar de què modo percibimos los objetos espirituales; y es de advertir, que assi como à la percepcion de aquellos la nombramos sensacion (23), y imaginacion (33), à la de estos llamamos pura inteleccion. Es cierto que el alma percibe à Dios, à los Angeles, y à sus mismos pensamaientos; y tambien es cierto, que estos no se presentan à los sentidos, y por consiguiente no los percibe por su sensacion, ni imaginacion. Mas no por esso hemos de creer que el alma percibe estos objetos sin dependencia del cuerpo, ni de la imaginacion; antes por el contrario depende en cierto modo de ellos para percibir las cosas espirituales, como hemos ya insinuado hablando de las ideas innatas, y aora haremos ver mas claramente como sucede esto.

     38 Es cierto que en el alma ay fuerza de entender, y razonar, y que con esta fuerza alcanza verdades certissimas. El todo es mayor que su parte. Una cosa no puede ser, y no ser à un tiempo mismo. Las cosas que son iguales à una otra, lo son tambien entre sì. Ay una causa primera autora de todas las cosas. Uno añadido à dos, hace tres. Lo bueno se ha de amar, lo malo se debe huir; y otros semejantes axiomas, son verdades clarissimas, que el alma facilmente percibe en empezando à rayar la razon. Estas, y otras muchas que deduce el entendimiento por la fuerza que ay en él de entender, y razonar, son los fundamentos con que despues passa à alcanzar tantas verdades como logra en el exercicio, y estudio de las Artes, y Ciencias. Es tambien cierto que el alma aun estas verdades percibe con dependencia del cuerpo, y nos muestra la experiencia que hasta cierta edad no las alcanzamos, porque tal vez el celebro no està dispuesto à excitarlas. Tambien vemos cada dia perderse el uso de todos estos conocimientos por enfermedad del celebro en los freneticos, y maniaticos. Y en fin las maximas certissimas que dicta la razon natural, no las percibe el alma en la infancia por faltar la disposicion del cuerpo.

     39 Juzgo pues que assi como entre las vibraciones del celebro, y percepciones de los objetos sensibles ay cierta correspondencia del modo ya explicado (31); de la misma manera entre cierta vibraciones del celebro, sensaciones, y imaginaciones de las cosas, ay cierta correspondencia con las intelecciones, de modo, que la preferencia de aquellas excita, y determina al alma à èssas. Por exemplo, en el joven, de que hemos hablado en el cap. 4. las Estrellas, el Sol, y demàs cuerpos que se presentan à sus sentidos, ocasionan la percepcion, y sensacion dellos por las leyes de la union del alma con el cuerpo. Despues las mismas vibraciones, y tal vez las sensaciones destos objetos determinan la fuerza de razonar que tiene el alma, y con ella concibe una causa superior à todos aquellos objetos, y producidora dellos. Semejantemente sucede quando pensamos en qualquiera de los objetos que no son sensibles, porque siempre es el alma determinada à conocerlos por las vibraciones que ay en el celebro, y por las sensaciones, ò imaginaciones que las acompañan. Assi puesta en el alma la fuerza de concebir los objetos espirituales, solo ay de parte del cuerpo, y de la imaginacion el determinativo, de aquella fuerza; y como el cuerpo no està en la infancia dispuesto para determinar al alma, ni en aquella edad ay abundancia de sensaciones, ni fuerza de imaginacion para excitarla, por esso en semejante edad no se observa el uso de la razon, ni se perciben los objetos que pueden solamente concebirle por pura inteleccion.



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Capitulo IX

De las inclinaciones del alma.

     40 Comunmente se dividen en tres las facultades del alma, es à saber, en memoria, entendimiento, y voluntad. La memoria, como despues veremos, no se distingue de la imaginacion, y assi para entender bien las operaciones del alma, basta distinguir, y conocer dos diferentes facultades, es à saber, la de entender, y querer; ò lo que es lo mismo entendimiento, y voluntad. La sensacion, imaginacion, è inteleccion que hemos explicado, pertenecen al entendimiento; à la voluntad toca amar, ò aborrecer los objetos que el entendimiento conoce. Mas para entender perfectamente la naturaleza destas dos facultades, y de sus respectivas operaciones, serà bien presuponer, que ay verdades certissimas que conoce el entendimiento por la luz de la razon, y objetos amables, que quiere, y abraza la voluntad.

     41 En quanto à lo primero ya hemos visto que el entendimiento en estando determinado de las ideas materiales, y de las vibraciones del celebro, comprehende, y percibe los objetos espirituales; (39) y de algunos principios ciertos ya combinando, ya componiendo las ideas, ya en diferentes modos enlazandolas, saca consequencias, y razona sobre varios assuntos (38). Assi es comun à todos los hombres, y à todas las Naciones por barbaras que sean (12) luego que exercitan la fuerza de razonar, concebir à Dios como Soberano bien. Dirà alguno, que Benito Espinosa, y Pedro Bayle negaron la existencia de Dios quando usaron de toda la fuerza de razonar; mas Yo creo que negò la lengua lo que concedia el corazon, y tengo por muy cierto, que en su interior no podrian resistir à los remordimientos de la razon que se oponia à lo que publicava la voz: Signatum est super nos lumen vultus tui Domine, decia David: Sellada està Señor en nosotros la luz de vuestro semblante. Pueden las passiones, y la imaginacion obscurecer, y perturbar la razon; pueden los impios Atheistas tener ofuscada la idea de Dios, mas no extinguida; porque es de aquellas que necessariamente produce el alma quando es determinada de ciertos objetos, y se halla el cuerpo con disposiciones aptas à excitarla, y no es possible que se presente objeto ninguno à los sentidos, sin que sea motivo bastante de excitar al alma para conocer à Dios.

     42 El alma luego que empieza à razonar, no solamente tiene la idea de Dios, sino tambien la de la justicia, la de su felizidad, de la verdad, del bien, y todas aquellas que conocemos por la luz natural. Esto consta clarissimamente, porque si el hombre mas barbaro viesse à alguno que inocentemente quitava la vida à otro, y que le robava, ò que un hijo abofeteava à su padre, ò que mentia, y otras cosas deste genero, no ay duda que las tendria por malas, y sin saber la razon dello las miraria como abominables: por el contrario, si viesse que uno socorria à su proximo, y le ayudava; que hablava siempre con verdad; ò viesse à un criado, que estuviesse resuelto à perder la vida antes que manchar el talamo de su Dueño, es cierto que à estas acciones las tendria por buenas, dictandole la misma naturaleza la bondad, y malicia destas cosas. Estas verdades impressas en el alma, son el fundamento de la Filosofia Moral, y ilustradas con los documentos del Evangelio, y de las santas Escrituras, son la norma segura. para dirigir las costumbres de modo, que puedan los hombres conseguir su eterna felicidad. Con ellas solas, en el modo que las dicta la naturaleza, sin añadirseles la fuerza, y luz superior de la Fè divina, establecieron los Gentiles algunas maximas importantissimas para el buen govierno, y practica de las virtudcs. En Platon, Aristoteles, y otros Griegos, y Ciceron, y Seneca entre los Romanos, se hallan con sola la luz destas verdades algunas maximas morales muy bien fundadas.

     43 Esto prueba que ay en todos nosotros la fuerza de conocer estas cosas, la que para ponerse en actual exercicio necessita de la determinacion que pueden dar al alma las ideas materiales de las cosas, las vibraciones del celebro, que como hemos dicho tienen alguna conexion con ellas (39). Mas es de advertir, que aunque la razon descubra la verdad de los propuestos axiomas, y puedan estos servir de basa para alcanzar otras verdades, no obstante es necessario perficionar esta razon para proceder en el descubrimiento dellas con todo acierto, porque las passiones, los sentidos, y la imaginacion suelen à las veces arrebatarla, y obscurecerla. Esta facultad de conocer las cosas abstractas, y de combinar, y deducir unas verdades de otras, es la que sirve, si està bien dirigida, para hallar, y descubrir maximas utiles en el exercicio de las Artes, y Ciencias; y esta misma es la que industriosamente ordena tantos, y tan maravillosos artificios, y maquinas, que sirven para el provecho de los hombres. Por esta razon Plinio el mayor hizo contra la naturaleza una invectiva indigna de tan gran Filosofo. Digo indigna, porque todos los Filosofos antiguos quando hablaron de la naturaleza haciendola sàbia, è inteligente, deben entenderse de Dios como Autor de ella, porque la idea de la naturaleza universal inteligente solo conviene al Hacedor de todas las cosas. Culpava pues Plinio à la naturaleza, porque èsta tratò como madre à las bestias, y à los hombres como madrastra. Nace el hombre, decia, desnudo, y llorando, expuesto à la inclemencia del calor, y del frio, y dispuesto à perecer por falta de alimento, si otro no le socorre; quando por el contrario las bestias nacen con vestido para cubrirse, con organos ya dispuestos para moverse, y con las prevenciones necessarias para buscar el preciso mantenimiento (13). Pero debiera aver advertido Plinio, que diò el Criador al hombre la razon, que negò à las bestias, y con ella le diò vestido para cubrirse, y todo lo necessario para mantenerse: porque con esta facultad de razonar que tiene el hombre, deduce una cosa de otra, las combina, y al fin conoce las relaciones, y la verdad, y con la misma examina, y busca quanto es necessario, y provechoso à su conservacion.

     44 Pero demás de las facultades ya explicadas, ay en el alma la de querer lo bueno, y aborrecer lo malo, y la llamamos voluntad. De suerte, que Dios quiere la felicidad de los hombres; èsta consiste en la possession del mismo Dios; para que los hombres la consigan, han de amar lo bueno, y aborrecer lo malo, y para esto tiene el alma la facultad de amar, y aborrecer. Por esta razon siempre que el entendimiento concibe un objeto como bueno, la voluntad se mueve à amarlo; y si el entendimiento le concibe como mato, la voluntad se mueve à aborrecerlo: y à estos movimientos de la voluntad, con que se endereza àzia lo bueno, y huye de lo malo, llamamos inclinaciones. Dicen los Filosofos, que la voluntad es potencia ciega, que solamente ama, ò aborrece las cosas segun se las propone el entendimiento. Y es de advertir, que muchas veces el entendimiento propone a la voluntad como bueno à un objeto, que realmente es malo, y por esso la voluntad le abraza, y es causa de muchos desordenes, y pecados. Por esso serà bien que cada uno procure ilustrar al entendimiento, y exercitar la razon, para no errar assi en lo moral, y pràctica de las costumbres, como en el exercicio de las Artes, y Ciencias. Por regla general ha de establecerse, que el sumo bien es Dios. Este ha de ser el objeto principal de todos nuestros conocimientos, y de todas nuestras inclinaciones. Por esso es bueno todo quanto aprovecha, y se endereza à conseguir este sumo bien, y consiguiente lo serà la rectitud de operaciones que dicta la razon, y enseña la Fè, y las Santas Escrituras. Assi para que el entendimiento no padezca error, ni proponga à la voluntad bienes aparentes, serà muy conveniente consultar la razon natural, los documentos de Jesu Christo, la doctrina moral de los Santos Padres, y finalmente todas aquellas cosas que nos muestran palpablemente los errores en que nos precipitamos, y nos enseñan el camino de la verdad.

     45 Y bolviendo à nuestro proposito facil es tambien señalar lo bueno, y distinguirlo de lo malo en el exercicio de las artes, y ciencias, mostrando los fundamentos con que el entendimiento ha de dirigirse para hallar la verdad, y evitar el error; y deste modo podrà proponer à la voluntad como bueno lo que lo es realmente, y si esto supieramos hacerlo con buen orden, serìa oy mayor el numero de los sabios, y muchos que piensan serlo tal vez conocerian que no lo son, y que estàn muy lexos de conseguirlo. Desto trataremos largamente en la segunda parte.



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Capitulo X

De la influencia del cuerpo en las inclinaciones del alma.

     46 Ya hemos probado, y repetido algunas veces, que el alma es determinada de nuestro de nuestro cuerpo à percibir los objetos, no solo materiales corporeos que se prerentan à los sentidos, sino tambien los espirituales (39). En efecto hemos mostrado, que el cuerpo influye no solo en las ideas que llamamos materiales, es à saber, en la sensacion, è imaginacion, sino tambien en las puras intelecciones. Resta aora vèr, que el alma quando concibe todas estas cosas excita, y comueve al cuerpo de modo, que es reciproca la correspondencia entre estas dos substancias. Las passiones son evidente testimonio desto. En el temor nos bolvemos amarillos, en la verguenza roxos, en la ira inflamados, y assi padece el cuerpo de varias maneras, segun las diversas ideas que ay en el alma. Esto hizo decir à Aristoteles que era impossible mudarse el animo sin experimentar mudanza el cuerpo. La pràctica de la Medicina enseña, que ninguna cosa altera mas el buen orden, de la salud, que las vehementes passiones del alma, y que à cada una dellas corresponden en el cuerpo distintas afecciones (14). Es admirable, y digno de leerse el tratado de los caracteres de las passiones escrito por Mr. de la Chambre. Yà en la antiguedad tratò este assunto Theofrasto, y le ha ilustrado en nuestros dias Mr. de la Bruyere, de la Academia Real de las Ciencias. Para entender porque sucede esto, se ha de tener presente lo que hemos dicho de las inclinaciones del alma, es à saber, que èsta se mueve àcia la bueno, y huye de lo malo (44). Tambien se ha de advertir, que la vida es un gran bien, lo es la honra, y lo son aquellas cosas que se consideran necessarias para nuestra conservacion; assi queriendo à èsta, amamos a aquellas. Siguese desto, que quando los objetos se presentan à la voluntad como buenos se mueve à amarlos, y si se concibe grande la bondad, es tambien, grande el amor; y al contrario sucede si se presentan como malos, porque entonces los aborrece. Mas estos movimientos del alma se comunican al cuerpo de modo, que facilmente conocemos en los amantes la passion que los domina, y del mismo modo sucede en los temerosos, è iracundos. El ser unos mas timidos, è irancundos que otros consiste muchas veces en la disposicion del cuerpo, porque su temperamento suele excitar en el alma con mas, ò menos viveza la idea del objeto, como hemos explicado. Galeno compuso un libro de proposito para probar que el temperamento del cuerpo influye en las operaciones del alma, y es digno de leerse por la curiosidad, y erudicion con que està escrito.

     47 Pongamos que un melancolico oye à un hombre que le amenaza ha de quitarle la vida. Concibe luego un temor muy grande, porque por su temperamento recibe aquella vibracion con facilidad, y en el celebro hace impression, y huellas hondas; desto se sigue que el alma tiene una idea muy viva de aquel riesgo: y como este objeto, es à saber, el peligro de perder la vida, se presenta à la voluntad como malo, porque priva de un gran bien, el alma por su inclinacion le aborrece, y se mueve à apartarte, lo qual llamamos odio; y si se considera como muy cercano, huye mucho mas, cuya operacion llamamos temor. Pero si el que oyò la amenaza es iracundo, y temerario, no teme, porque la vida la tiene por un ben inferior à la valentia, y la amenaza de perderla no hace en sus fibras la impression que en el melancolico.

     48 Es pues cosa certissima, que el temperamento, y disposicion de los organos corporeos influye en las operaciones del alma; y al contrario, las operaciones del alma comueven al cuerpo. No solo comueven al cuerpo las ideas materiales que tiene el alma, sino tambien las espirituales: porque el hallazgo de una verdad excita alegria, y èsta da cierto movimiento à los humores, como suele darle tambien la tristeza. Demàs desto, si los objetos espirituales se presentan como buenos, la voluntad los ama, y se mueve àzia ellos excitando varios afectos de esperanza, de alegria, de deseo, y otros semejantes; y no ay duda que estos causan impression en el cuerpo. De otra manera se conoce esto, porque quando pensamos en Dios, en el alma, y otros objetos espirituales, los nombramos dentro de nosotros con los nombres de Dios, alma, y otros semejantes, y imprimimos la imagen dellos figurandonos algun objeto sensible que los represente; y deste modo despues excitando aquella idea, ò imagen que corresponde à las voces sobredichas, nos acordamos de aquellas cosas. Esto se executa haciendo vibrar en cierto modo al celebro, para que renovandose despues la vibracion, se excite de nuevo la idea, y assi bolvamos aquellos objetos à la memoria. De que se sigue, que las ideas materiales, y las vibraciones del celebro excitan, y determinan al alma à producir las ideas espirituales (38), èstas dexan impresion, y vibracion en el celebro, con que pueden excitarse de nuevo.

     49 Por esta razon las verdades abstractas de la Geometria, y Algebra las comprendemos mejor quando las hacemos en algun modo sensibles, explicandolas por lineas, y numeros, porque deste modo quedan las fibras del celebro con cierta vibracion, que les comunica el alma quando percibe aquellas verdades, y despues sirve para excitarlas nuevamente. No puede negarse, que es dificil de comprender còmo las ideas puramente espirituales como la de Dios, del alma, del pensamiento, y otras semejantes, puedan impressionar à una cosa material como es el cuerpo; pero acontece esto en virtud de la union de ambas substancias espiritual, y corporea, y de las leyes con que estàn juntas, y concurren reciprocamente à producir las operaciones; y puede hacerse patente con este exemplo: Dios es infinito: El alma es espiritual: La verdad es buena, son puras intelecciones, cuyos objetos en manera ninguna son materiales, no obstante del entendimiento las traslado al papel, haciendolas en algun modo sensibles, y renovandome las mismas ideas cada vez que leo aquellos nombres escritos. Pues una cosa semejante sucede en el celebro, en quien se excitan vibraciones determinadas quando el alma tiene aquellos pensamientos, y despues renovandose las vibraciones, se renueva la memoria de aquellas intelecciones. De todo esto se sigue, que el cuerpo influye en las operaciones del alma, y el alma comueve al cuerpo; y esto suele ser causa de muchos errores, que manifestaremos en la segunda parte.



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Capitulo XI

Del ingenio, y memoria.

     50 La influencia que tiene el cuerpo en las operaciones del alma causa muchissima variedad en las percepciones, y circunstancias que las acompañan. Es à la verdad un gran don de la naturaleza un celebro bien dispuesto para comunicar con orden, claridad, y prontitud las vibraciones de los objetos, y para recibir reciprocamente las que se le comunican. Porque ay algunos hombres en quien solo se hace una percepcion obscura de la cosa que se trata, y ay otros que la tienen clara; son unos tardos en comprehender, otros prontos, y assi es suma la variedad, segun la disposicion varia de los sessos humanos. Por ingenio pues entendemos al mismo entendimiento en quanto percibe no una sino muchas ideas, y segun la manera de percibirlas es la indole de los ingenios. Ticio, por exemplo, oye à Cleobulo que habla de un acontecimiento reciente, como de una caida de persona grande, y constituida en dignidad, y al momento se le ofrecen las ideas del sugeto, de la dignidad, y de la grandeza; piensa en alguna vehemente passion que le avrà arrebatado el juicio, le occurren al momento, y casi à un tiempo mismo los motivos antecedentes, las amistades, las expressiones, la inclinacion de aquella persona. Todo esto lo combina, todo lo tiene presente de modo, que como en una ojeada registra hasta las menores circunstancias que pueden aver contribuido à tal acaecimiento; si todas estas cosas digo se le presentan à Ticio con claridad, prontitud, y orden se dirà con razon que tiene buen ingenio. Por el contrario si un sucesso consta de diez partes dignas todas de averiguarse, y su capacidad no llega mas que à dos, ò tres, serà de corto ingenio. Y en el exercicio de las artes, y ciencias no ay que esperar progressos grandes sino de los primeros, es decir, de aquellos ingenios que en una cosa descubren todas sus partes, la miran por todos los lados, y con prontitud, y claridad las ordenan, y combinan.

     51 Mas se ha de advertir, que como estas cosas proceden por la mayor parte de la fabrica del celebro, y èste sea diferente en cada sugeto, por esso ay tanta variedad en los ingenios de los hombres. Si las fibras que reciben las impressiones externas son faciles en comunicarlas, son prontas las percepciones; si se vibran diferentemente sin perturbarse las unas à las otras, son claras, y distintas; si la vibracion de las unas excita la de las cercanas, se hacen muchas percepciones en un momento. Aora considere qualquiera quànta es la variedad de las fibras del celebro teniendolas uno gruessas, otro delgadas, uno faciles, otro dificiles à vibrarse? Para dàr un exemplo sensible desto, considerese una tela de seda, como el damasco con muchas flores; vease el enlaze de las hebras, y adviertase que no se confunden unas con otras, antes siendo muchissimas, y de colores diferentes, la industria del Artifice las dispone de modo, que à ciertos movimientos suyos obedecen, y forman una tela maravillosa. Mas pensemos aora lo que sucede en la fabrica del paño, y veremos hilos entretexidos, pero no tan enlazados, ni con tanta facilidad en moverse, ni tan numerosos, ni dispuestos a fabricar una obra tan primorosa como la antecedente. Esta diferencia hallo Yo entre los ingenios, y las fibras de los sessos humanos, pues la multitud dellas, su delgadez, flexibilidad, facilidad y obediencia à los movimientos, y en fin destreza, y prontitud en vibrarse sin confundirse hacen un ingenio agudo, claro, penetrante, pronto, y primoroso; y por el contrario la torpeza en el movimiento, y confussion entre las fibras, le hacen corto, y obscuro.

     52 Si La razon de todo esto es, porque las vibraciones del celebro excitan al alma de modo, que segun èstas fueren seràn las percepciones. Demàs desto las ideas del alma se comunican en algun modo al celebro (49), con que si las fibras deste que han recibido tantas, y tan varias impressiones las retienen, si se mueven sin embarazarse unas à otras, si se vibran con facilidad y prontitud, y se ordenan con metodo, y buena harmonia, no ay que dudar que determinaràn al alma à ideas claras, prontas, bien combinadas, y ordenadas con claridad, y assi formaràn un grande ingenio. Esta es la razon por que se muda el ingenio de los hombres con la edad (15), pues muchos que en la joventud son ingeniosos, en la vejèz dexan de serlo, no por otra causa, sino porque las edades mudan el temperamento de los sessos, y de sus fibras. Lo mismo hacen à veces las enfermedades, y cada dia vemos, que despues de una grave dolencia se queda estulto el que antes della era ingenioso, porque la enfermedad suele trastrocar la buena harmonia de las partes del celebro.

     53 La memoria no es distinta de la imaginacion, porque acordarnos de una cosa es imaginarla de nuevo, ò es bolverse à representar la imagen que tuvimos della, lo qual es propiamente imaginar. Es verdad que nos acordamos no solo de los objetos materiales, ò por decirlo logicamente de las ideas materiales (8), sino tambien de las espirituales; pero es bien advertir, que èstas se imprimen en algun modo en el celebro (49), esto es, se hacen en cierta manera sensibles, y por esso despues nos acordamos dellas del mismo modo que imaginamos estas cosas, porque la imaginacion es solo renovacion de ideas que eran antes sensibles (33). Por exemplo: Concebimos à Dios representandonos alguna forma sensible, ò à lo menos imprimimos en nosotros sensiblemente la voz Dios (48). Percibimos tambien las verdades de la Geometria, pintando las lineas en nuestro celebro. Assi quando nos acordamos despues destas cosas, lo hacemos excitando de nuevo estas imagenes sensibles, y deste modo las percibimos por imaginacion.

     54 Como quiera que esto sea, no ay duda ninguna en que para acordarnos de las cosas no es menester mas que vibrarse de nuevo las partes del celebro, y moverse con las mismas vibraciones que antes. Por exemplo: Ve Ticio à Cleobulo que da una limosna: entonces se vibran las fibras nerviosa de Ticio de modo que determinan al alma à percibir aquellas cosas, y combinarlas. Siempre que en Ticio se moveràn las fibras del celebro de la misma manera, se le bolveràn à excitar en el alma las mismas ideas, y assi concebirà los mismos objetos, lo qual es acordarse, ò tener memoria dellos. De otro modo, pero semejante à èste, acontece en la memoria de los objetos espirituales. Pienso yo, por exemplo, en Dios, y entonces imprimo en mi celebro el movimiento, ò vibracion que corresponde à la voz Dios quando la tenemos dentro de nosotros sin proferirla. Siempre que las fibras del celebro tendràn de nuevo la vibracion que corresponde à la voz Dios, que imprimo quando pienso, se excitarà de nuevo en el alma la idea de Dios, y assi se renueva la memoria de Dios. Del mismo modo, quando à solas pienso dentro de mì, y digo: Soy hombre estudioso, corresponden la idea de hombre, y de estudioso, y imprimo en el celebro las huellas de las voces con que los nombro; cosa que explicò muy bien Aristoteles (16), y qualquiera conocerà ser assi como quiera meditar un poco sobre lo que lo sucede interiormente quando piensa. Conque siempre que se excitarà la vibracion del celebro correspondiente à las voces sobredichas juntas, y combinadas, me acordarè de aquel pensamiento.

     55 Aqui se ha de advertir, que las ideas unas son simples y otras compuestas; y de ordinario quando percibimos una cosa, no la percibimos sola, sino con la adherencia de muchas circunstancias que suelen acompañarla. De aqui es, que para acordarnos de una cosa basta, que nos buelva à la memoria qualquiera de aquellas circunstancias que la acompañavan al tiempo de percibirla. Tambien se ha de notar, que no todas las circunstancias, que acompañan à una cosa, las percibimos con igual claridad, ni nos hacen igual impression, y por esso nos acordamos mejor de unas que de otras. Por exemplo: O he visto, ò me han contado, que en tal sitio huvo una batalla, y que en ella pereciò un grande amigo mio. Siempre que se hablarà de aquella batalla, se renovarà la memoria del sitio, y del amigo, porque se me imprimiò la idea con todas aquellas circunstancias. Del mismo modo si tengo noticia, que tal año falleciò un valedor mio; siempre que me hallo en algun grave negocio, y no puedo salir con èl, me acuerdo del valedor, de su muerte, y del año, porque todas estas cosas estàn juntas quando se imprimen en el celebro, y es muy facil que al vibrarse las fibras, y renovarse los movimientos que imprimieron en ellas los objetos, se vibren tambien las otras que se movieron juntamente con aquellas: al modo que sucede con dos cuerdas que estàn en unisonus, que en tocando la una, por la correspondencia que entre sì tienen, se mueve, y suena la otra.

     56 Como todas las cosas suelen tener entre sì mucha travazon, por esso es muy regular percibir algunas dellas juntas, ò con cierta dependencia, y despues acordarnos igualmente de todas. Por esta razon es convenientissimo à los que estudian encadenar las verdades, y principios de las cosas para acordarse mejor dellas, porque el percibirlas juntas es el mejor medio para bolverlas à la memoria. Y este es el motivo porque quando se enseña una ciencia sin metodo, con dificultad se percibe, y con trabajo se retiene. Tambien se ha de notar, que unas ideas, y unas vibraciones excitan à otras con tal que sean semejantes, y en algun modo se parezcan. Si he visto una pintura, ò una estatua que representa à un hombre, y se le parece mucho, luego que se me presenta el un obgeto me acuerdo del otro, porque èste hace vibrar las fibras del celebro que recibieron la impression de aquel; y por este motivo quando estamos en conversacion con hombres entendidos se nos vienen à la memoria infinitas cosas fuera de las que hablamos, porque la semejanza, conexion, y dependencia que reciprocamente tienen entre sì, hace que no pueda excitarse la vibracion de unas, sin moverse la de otras. De aquellas cosas que mas se nos imprimen, mas nos acordamos, porque como dexaron huellas, y señales hondas en el celebro, no se borran sino con dificultad, y facilmente se renuevan. Deste modo se comprenderá lo que sucede quando estamos cerca de acordarnos de una cosa, y no acabamos de caer en ella, y falta tan poco para que nos buelva à la memoria, que si es en la conversacion solemos decir que la tenemos en el pico de lengua. Entonces està obscurecida la idea de que queremos acordarnos, pero como se excitan otras semejantes, se vibran las fibras del celebro casi del mismo modo que si se movieran para excitar la idea principal, por esso decimos que la tenemos en el pico de la lengua, que es decir, que tenemos otras ideas tan semejantes à aquella, que falta muy poco para que nos acordemos della, y en efecto si llega el caso de pensar en alguna de las cosas que estavan atadas, y juntas con la idea principal de que queremos acordarnos, luego èsta se renueva. A este modo pueden entenderse muchas sosas curiosas sobre la memoria.

     57 Resta solamente aora advertir una cosa muy conducente para entender lo dicho, y para descubrir algunos errores pertenecientes à este assunto, es à saber, que quando se vibran las fibras del celebro comunican su movimiento al fluido que ay en los nervios, porque es cosa averiguada entre los buenos Anatomicos, que las partes fluidas del cuerpo humano, y en especial el liquor de los nervios, hacen mover à la partes solidas, y fibras, y èstas reciprocamente comunican su movimiento à las fluidas de modo, que esta mutua correspondencia es una de las causas principales de la salud, y de la enfermedad, segun su buen orden, ò destemplanza. Siguese desto, que quando se vibran las fibras del celebro se imprime aquel movimiento à los humores, y que quando èstos se mueven con la misma especie de movimiento, causaràn nueva vibracion en las fibras, y por consiguiente determinaràn de nuevo al alma à acordarte de las cosas. Por esta razon siempre que por qualquiera motivo se muevan los humores, ò liquor que ay en los nervios con aquel mismo movimiento que adquirieron de la vibracion de las fibras quando èstas determinaron al alma à algun pensamiento, se bolveràn à vibrar de la misma manera entonces, y del mismo modo determinaràn al alma à pensar en aquel objeto que excita la vibracion lo qual es acordarse. Tal vez por esto quando nos empezamos à sentir indispuestos, ò quando nuestro cuerpo padece notable alteracion en sus partes, se nos vienen à la menioria las cosas que teniamos olvidadas, porque esta novedad suele poner confussion en las vibraciones, y en los humores, y suelen moverse las fibras del modo que en tiempos passados se movieron excitadas de algun objeto, y quedava casi obscurecida su impression. Por exemplo: Ticio experimentò en su juventud grandes peligros, y en algunas ocasiones estuvo en parage de perder la vida, y la fama, de lo que recibiò grande opression de animo, y mucho temor; pero despues andando el tiempo se viò lleno de felizidades, y las logrò por muchos años olvidando enteramente los trabajos passados. Mas empieza Ticio à sentirse indispuesto, vienele una pesada melancolìa, y luego le buelven à la memoria sus passadas fortunas, sus temores, y perturbaciones, y tal vez esta memoria nueva le atormenta tanto como la passada. Desto tengo en la practica de la Medicina muchos exemplares, y los deben de tener aquellos que olvidados de sus obligaciones viven desordenadamente, y quando caen en la cuenta nada les lleva el animo mas perturbado, que la memoria de sus omissiones, ò de su passado olvido. En la enfermedad de Ticio se empieza à perturbar el orden de los movimientos, assi de las partes solidas, como de las fluidas, y como la impression que hicieron los objetos en la joventud aunque està en su celebro apagada no està del todo extinguida, por esso despues entre tanta confussion facilmente se renueva, y sus mismos humores alterados por la enfermedad sirven para excitarla. Este mismo movimiento de los humores es la causa, de los ensueños, en que parece venirnos à la memoria cosas olvidadas, y alguna veces cosas nunca pensadas, ni imaginadas. Porque los nervios en el sueño, ò por la enfermedad, y si es en estado de salud, por los vapores que pueden comunicarseles, se vibran à veces con bastante orden, otras veces con mucha perturbacion; y como à ciertas vibraciones de las fibras del celebro corresponde el alma con ciertas percepciones (28), por esso entonces vibrandose segun en otro tiempo lo hicieron, excitan la memoria de las cosas passadas de modo, que si ay orden en las vibraciones seràn las percepciones regladas, y al contrario. Mas como falta en el sueño el exercicio de la razon, por esso raras veces tienen los ensueños conexion, ni enlazamiento, y si alguna vez le tienen, es por ser casualmente reglado orden de las vibraciones.

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