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Luz: periódico quincenal, arte moderno






ArribaAbajoLuz

Año I. Barcelona 15 de Noviembre de 1897. Núm. 1


portada

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ArribaAbajoSaludo a la prensa

Al inaugurar nuestras tareas, cúmplenos, ante todo, el deber de cortesía, saludando á nuestros apreciables colegas, á quienes ofrecemos nuestra consideración, así como el respetuoso compañerismo.

No venimos al periodismo sin experiencia, sino muy al contrario, y por este motivo sabremos distinguir y nos apartaremos de quien no nos convenga.

Esta es la línea de conducta que reclama nuestro temperamento y que creemos acertada para los fines que nos proponemos.

Con la realización de tales propósitos, naturalmente que hemos de conquistarnos la amistad de la prensa en general y del público, y esto es lo único que deseamos.




ArribaAbajoNuestro programa

Nos lanzamos á la publicidad con muchos aspiraciones, mucha fe y mucho entusiasmo.

No pretendemos crear nada nuevo, porque en este siglo se va haciendo difícil la inventiva, pero sí ser el portaestandarte de todo lo nuevo, y al decir esto, queremos indicar de todo lo que tienda á abrir nuevos horizontes al arte y á la literatura.

No seremos políticos. Odiamos lo inmoral, y la política no es más que un cúmulo de inmoralidades.

No seremos filósofos. La filosofía, con sus divagaciones, consigue tan sólo hacer dudar.

El carácter que imprimimos á nuestra publicación, es sólo el literario-artístico, y teniendo en cuenta que, á pesar de nuestros esfuerzos y buena voluntad, sería poco lo que conseguiríamos, pues que pobre ha de resultar siempre nuestro trabajo, nos hemos procurado la cooperación de elementos importantísimos, tanto artísticos como literarios.

Podemos asegurar, por lo tanto, que en nuestra revista colaborarán distinguidos escritores y aparecerán ilustraciones de reputados dibujantes nacionales y extranjeros.

He aquí en pocas palabras nuestro programa. Nuestro lema será: Siempre adelante.

Todos nuestros esfuerzos y todas nuestras energías las dedicaremos á nuestro trabajo para complacer al público.

Nosotros, en cambio, sólo le pedimos un poco de indulgencia y otro poco de protección.

LA REDACCIÓN




ArribaAbajoSantiago Rusiñol

Rusiñol es el artista de la naturaleza enferma, es el autor de estas eternas verdades que Dios ha escrito sobre la tierra, en la hoja de un árbol, en una flor marchita, en un sol que se va. Sus telas impresionan; son cuadros psicológicos, en todos ellos hay una nota, una figura que hace pensar; sus escritos nos hacen ver lo que escribe; nos hacen concebir lo que él piensa, con el mismo colorido que él le quiso   —3→   dar. Rusiñol ha dado un impulso soberano al arte regional; sus cuadros y sus escritos han ahondado tanto en la muchedumbre, que cada nota artística que ha visto la publicidad, ha arrancado del vulgo un espíritu artístico que ha seguido la escuela por Rusiñol formada y ha ido á engrosar las filas del modernismo.

Rusiñol no es modernista de escuela; él pinta y escribe, sin amoldarse á ninguna tendencia; describe lo que ve, tal como lo siente, y á este sentir y á este modo de ver las cosas á través de un prisma verdaderamente artístico, se le ha dado el nombre de modernismo.

Rusiñol, cansado de la vida bulliciosa de la ciudad, cansado de respirar el aire de París, que vemos en la mayoría de sus cuadros, ha ido á encerrar sus alientos artísticos en Sitges, «aquesta hermosa petchina recolsada en la llevantina costa», como decía él mismo; y al retirarse á Sitges, ha dado un templo al arte moderno: el Cau-Ferrat.

En Anant pel mon, Rusiñol nos hizo sentir estas páginas de la vida artística; esta obra hizo prosélitos y formó época en su vida literaria, y ahora, Rusiñol, en uno de aquellos momentos de la vida en que «(1) cançats de portar-nos per la terra, cançats de caminar per les planes extenses de grisa monotonia, cançats de viurer ensopits, no adonant-nos de que vivim, l'ánima mig endormiscada's desvetlla de moment i ens obliga á deturarnos.» Se detuvo él, y contemplando la naturaleza tal como es, tal como él la siente, dejándose llevar por aquella imaginación de artista, voló hacia las remotas playas del sentimiento, y luego, vino, llevando un libro nuevo, unas páginas llenas de vibraciones literarias que enseñan de sentir al que no siente, y recuerdan que tiene un alma al que, peregrino en esta tierra, recorre sus paisajes, sin fijarse en su belleza y substituye su alma por un guarismo, páginas llenas de plegarias, de recuerdos, de ilusiones, unas páginas que hacen dudar al ateo, pensar al filósofo: las páginas de ORACIONS.

Rusiñol se retrata cuando en este libro dice: La major part de lo que'n diuen les Conquistes del progrés, no'm sedueixen ni m'agraden, [...] Ells nos han tret la major part de creencias i no'ls hi agraim per res. Al contrari, reneguem de sa memoria i creiem que si no venen altres idees modernes que procuren el benestar del esperit, com fins ara s'han cuidat dels egoismes del cos, mes valia no omplir-nos d'una cultura que mata les ilusions, sense fer néixer esperanses.

Rusiñol ahora, retirado en su Cau-Ferrat, bajo un cielo azul, sobre un mar que se pierde y rodeado de montañas, trabaja en su próxima obra Páginas de la vida, á la que auguramos, como á todas las obras que se propone escribir, el mismo éxito de las que lleva escritas.

J. M R.




ArribaAbajoUna «juerga» trista

Anar á l'Andalusia, y no veure una juerga, es com anar á l'Egipte y no veure las pirámides; á París y no coneixer el Louvre; á Sitges y no platxejar per la ribera.

Al deixarnos caure á n'el país del bon sol, teníam ganas de saber per quín voler de Deu els hi entra la bona sombra á n'els fills d'aquet ditxós terreno, y de quín modo es treuhen la gracia dels dintres y comunican l'alegría; cóm s'ho fan per fer moure els sensibles filferros del riure y rebotre els acudits ab aquell maneig de paraula escorredissa; en fi, volíam lo que s'en diu fer broma, y gosar una vegada á la vida, d'una disbauxa á tot gasto, sense planyi jornals, ni má d'obra, ni personal ni res de lo que fos necessari p'el lluhiment del efecte.

Plens d'aquets bons desitjos y rosegats p'el clauet de volguernos divertir, coneguerem un taberné, bon home y persona enrahonada, que fon com una blanca coloma baixada de uns nubols color de rosa, qu'ens obria bat á bat las portas de l'esperanza. Ell conexía cantadors,   —4→   balladors y damés eynas del ofici, ell ens donaba un local sense vehinat, perque l'asbalot no tingues fré ni temor dels homes, ell ens llogaba un be de Deu de flamencas y flamencs aparellats, qu'ab l'ajuda de una bona voluntat com portabam preparada, tenía d'enfonzarse el sostre y malmetres molta pisa.

Com no teníam espera, á las vuit d'aquell mateix vespre varem ser citats al primer pis de la taberna, oberta aprop de la Alhambra, y á las set y mitja ja hi eram El cuarto destinat al espectacle, era petit per cabri la broma que pensabam enquibirhi; modest, arresserat, y suadet, esmolat p'el fregadís d'altres bromas, y patinat de vi negre y fum de cigarro barato. Las parets eran pintadas d'un groch sense modos ni vergonya, mostrejat ab dalias simétricas, y una tallada de cindria y una magrana, al mitx dels plafóns; penjats hi había un cromo dels bons, dos sants forasters de litografía y un calendari parat; un armari raconé ab totas las raconarías que s'enquibeixan á n'aquets mobles d' estada, una estoreta, unas cadiras, de rengla esperant el be de Deu de la broma, y debant per debant, un moblet abrigat ab un panyo de billar, ab un globo de vidre á sobre, y á dintre un pobre peixet vermell, donant la volta á la peixera y trayent de tant en tant el morro á fora per respirar una estoneta y entornarsen á voltar á n'aquella chicra d' aygua.

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RETRATO POR Domenico Theocopuli (EL GRECO)

Sentats nosaltres al mitx, devant d'una tauleta ab tot el gasto de beguda nadant dintre unas copas reforsadas per lo que pogúés passar, no ens sentíam pas ab aquella animació que precedeix á la sincera alegría. Parlabam, pero parlabam de cosas de una serietat ridícula per servir de introducció á n'el pas que anabam á dar; semblaba qu'ens haguessim errat de pis, y que fossim á una sala de cassino d'alli dalt d' un poblet de Catalunya, enrahonant las nostres cosas y discutint las nostres caborias; teníam el pensament á tres cuarts de quince de la juerga; distrets y viatjant ab la conversa gosabam un d' aquells ensopiments que sont potser l'anyoransa inconcient de cosas qu'el cor estima, quant sentirem soroll á baix de l'escala, y ens despertá del insomni, un burgit andaluz que s'apropaba.

Ya eran allí. Tres flamencas y un guitarrista, ya s'havía acabat la pau á n'aquell cuarto. ¡Ah, fillets meus! ¡Quín aspatech de xavos! ¡Quina florida de flors á n'aquells caps de bandolina! ¡Quin descaro de colors á n'els vestits, mossegantse vermells ab verts, grochs ab morats, y quin garbo y maneig de cos! ¡Alló era una capsa de pansas, qu'entraba ab pas de cuadrilla! Tots cuatre eran colorits, brodats, llampans y ayrosos y de cop enlluernaban com un raig de sol caigut   —5→   al mitx de la cara. Pero avisada la vista, d' aquell cop á traició, l'impresió es rebaixaba bona cosa. L'una era grossota y ample, emblanquinada de cara ofegant el color moreno que hi debía haber per sota; negras las seyas y continuant el dibuix d'uns bucles, aplanats á sobre las galtas, boca de cor, pero d'un cor obert á totas las compassions, y ulls foscos com las demés; la segona, ¡pobreta! tiraba per lletja y ho lograba; un naset aventurer, una boca posada d'esma y una mirada qu'había mort per negra; la tercera, si be no era una hermosura, tenía el cos brincadís y magre, doblantse ab plechs de distinció natural, uns ulls enfonzats sota una cova, y un ayre malaltís que robaba simpatía, y en quant al guitarrista de la colla, era un home de suro; aquella cara afeitada de dalt á baix, enmarcada per el llustrós «pan y toros», gurnida de pessas vulgars, era una cara que may reya, may prenía una sombra d'expresió que firmés que duya un'ánima á dintre, may tenía una arruga de vida del esperit. Era, que sé jo; d'un serio difinitiu, d'una serietat gelada, d'un dissecament de nervis, d'un motllo refredat, d' un encartronat de careta de filferro, d'un maniquí movent els brassos per fer parlar la guitarra.

Posats tots cuatre de rengla á n'el rengla aquell de cadiras preparadas, vam quedar devant per devant nosaltres mirantlos y esperant qu'en diguessin alguna de crespa que fes riure, y ells mirantnos perque donguessim la senyal de 1'arrencada.

Tots callabam. Semblava una casa de compliments. Un aire foraster corria per entremitx de la taula y las cadiras, la sombra del destorp que feya, qu'els uns p'els altres, la broma s'hagués encallat avants de neixer.

Per rompre aquell glas de Andalusia, vam oferir una copeta al personal, que van beure d'un sol glop, y molt serios: van entornarsen á seure. La cosa comensaba á ser graciosa. Semblaba que compliam una extranya prometensa, tots estirats, mirantnos, com aucellots curiosos, y no veyam ja, la cosa com acabaria, quant tot d'una, com si s'haguessin fet l'ullet, va comensar un repicament de mans, y trepitxament de peus, que es vejé que la cosa anaba seria.

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Fragmento de un tríptico gótico

Sentir aquell desfici de aplausos acompassats y la grossa de la colla sense avisar á n'els vehins, donar un crit, va ser tot hú. Alló era un cantar á crema dent, la luxuria y els set pecats capitals esbalotant per medi de aquella boca torsada, un crit d'alerta que va fer alsar á la noya dels ulls fondos, arrencantla á ballar, ab l'empenta de una alegre bogeria. Vam apartar la tauleta. ¡Quin brassejar, quin ajupirse, y quin modo de dar la volta de rebolada! ¡Quin cargolament de dits y quin gronxament de cos, are estirantse de puntetas, alt el cap y els ulls mirant á terra, ara acotantse y deixan caure el cap enrera! ¡Quin somris trist, d'un foch que s'apaga; y quins crits, ¡Deu meu! quins crits que feya aquella bona dona mestressa del xabos amples, sentada alli á n'el rengla! Ni ab un pa de pessich li hagueran pogut tancar la boca, ni empassantse una espina, ni entrantli un grá d'árrós á la gargamella. Alló no era fer broma. Alló era un esbalot consentit per l'ánima freda d'aquell granisat de guitarrista; alló era un abús de veu, y alló... fou un abús de veure ballar aquella infelis criatura, que comensava á pantejar, suada, groga y somrient sempre, fins qu'estossegant, ab tos fonda, va caure mitx morta, al costat del ninot de la guitarra.

Comensabam ya, á no divertirnos. Aquella pobre flamenca brincantli el seus pobres ossos, bombant ab dalit per aquella boca pintada un aire qu'aquells cansats pulmons, no tenían, guarnida de flors que feyan olor de flors de tumbol, y aquell astaquirot serio com un cap de tirar pilotas, ens tenian ya neguitosos, ella per simpatia y ell per antipática aversió, pero ya eram al mitx del ball, y teniam de beure com ballaban, perque el tracte eran tres horas de broma.

S'alsá la grosa y cantá la segona, ab uns ¡ay! ¡ay! ¡ay! y «eso es» y «anda ya» y altres caborias, y el ball de la bona dona, si no era molt distret, al menos no feya engunia. Semblaba una bota que rodolaba ab   —6→   certa gracia, volia brincarse com l'altre y no tenía frontissas, volia trontollarse y feya trontollar las copas, l'armari raconé, el cromo, el peix del globo y tot lo d'aquella sala, menos al suro del guitarrista, que, grata que grata, donant copets á terra, no mogué may els peus del mateix puesto ara fent ballá la segona, y la grossa altre cop, y despres altre vegada la mateixa, devant nostre que ab aquell posat de inglesos badant á n'el Jardi de Plantas, vam compendre que la cosa anaba morta y vam fer pujar Manzanilla, com, s'á costuma á n'aquets cassos compromesos.

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Eugenio Grasset.-PLANCHA DECORATIVA

Alló va ser una rebifalla. Vam arriscarnos á parlar una mica d'andaluz; vam dir ¡olé! algunas vegadas, vam trincar «á la salúd der pueblo granadino, y por er senyor presidente» y la cosa anaba prenent animació, quant el bretol del guitarrista, que no s'habia mogut del puesto per no esgarriarse la posició adoptada de un principi, y que ya li habian donat beure com si estés lligat de camas, va fer un signo á las flamencas y van tornarse á renglerá, cada una á la mateixa cadira, á estil de gossets sabis, y va continuar la broma apesar nostre, que ya en teniam ben bé prou y no gosabam desairarlas.

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Henry Thiriet.-CARTEL ARTÍSTICO

La noya magre, animada per el vapor de la Manzanilla tenia una flor á cada galta, una flor esmortuhida sobre aquell groch empolvat de cara malmesa avans de hora; una vermelló soptada pintada ab colors falsos; els ulls més enfonzats que may li brillaban molt més allí sota l'ombra de la fosca; y animada per una forsa enganyadora, vulgas que no, va volgué torná á ballar. ¡Pobre lliri marcit! Prou es brincaba com un bimac, se doblegaba y ajupia, alsant la mirada ab alegria enguniosa, ó somrient ab una tristesa indefinible. ¡Pobre lliri van doblarse sas fullas!, cansada, pantejant y conmoguda, va aturarse el seu cos, va doblar encare els dits moguts encare per l'esma, y deixant caure el cap y baixant las hermosas pestanyas, tancá aquells ulls de vida y caygué desmayada.

Tots hi vam corre. Nosaltres no sabiam com retornarla á la vida, el guitarrista es va tombar, el taberné va pujar demanant si voliam més Manzanilla, las dos amigas van descordarli la roba perqué respirés millor, y derrera de aquellas biroladas coloraynas, de aquells espatecs de mocadors llampejants, se vegé una magresa y una grogor mate esgarrifosa, una ossos sostenint una pell morta, un naixement de vida morinse avants del esclat, com poncella ya marcida p'els petons de la primera rosada.

¡Quina juerga! Fins el quinqué va anar aclucanse, poc á poc, trist y aburrit y miserable de vida, y mitx á las foscas, figureuvos lo que es veya: la pobre noya desmayada voltada de las amigas, el guitarrista com fantasma inanimada, confos á l'ombra, manejant encare els peus, las copas buydas sobre la taula tacada, las parets grisas allunyadas p'el fum espés dels cigarros, y entre aquella boyrina d'interior ab un cop de llum sobre el vidre, el peixet vermellós volta que volta, seguint son camí infinit á dintre sa capsa d'aygua.

Allavoras, per retornar la desmayada á la vida, varem obrir la   —7→   finestra bat á bat, va fugir el fum buscant horizons mes sanitosos, y de fora, va entrar un aire de tardor: un soroll de fullas secas arrencadas pel vent de Sierra Nevada, un cruiximent d'ossos d'arbres, una calma de nit desoladora, y fins un rajet de lluna; de mitxa lluna grogenca mirant á la decantada sospesa allá en el fondo del blau; y ab sas espurnas platejadas, avergonyint aquell quinqué malaltis.

¡Deu meu! ¡Quina tristor feya alli dintre!, ab un sonris va referse la malalta, obrí els ulls grans y asberats com si s'obrisen las portellas de sa vida, y tots plegats, morts de fret, com si fessim visita, no recordantnos ja qu'eram allí per fer broma varem escoltar las penas d'aquellas alegres y esbojarradas balladoras. La grossa, no acostumaba á ballar, ballaba no mes que per miseria y justament aquell día tenia una criatura molt malalta; tan malalta que potser no en surtiria; la segona no conexia els seus pares, corria «juergas» com á ofici, portant tancat á dintre l'ensopiment de la costum, l'aire gelat d'una vida de gatzara obligatoria, l'empenta del fatalisme acorralantla broma enllá, com fulla seca; y la pobre malalta, tenia la tos, aquella tos que li esguerraba la carrera; com un destorp als pulmons que no donaba alegria á la parroquia y apartaba els bromistas d'aprop seu, «molestats» per un fatich que no era propi de una «juerga.»

Vam acabarla per ultim, aquella ditxosa «juerga»; y varem baixar las escalas despedintnosen per sempre mes. El guitarrista es va quedar á la taberna á fer beguda, ben rebut y mimat per uns companys que l'esperaban; nosaltres, ya sota el cel d'estrellas que coneixiam, no sé perqué'ns va venir al pensament una cansó de la terra que cantarem tristament d'esma; mentres que al peu de l'Alhambra seguint un caminet de boixos y llaurés árabes clapejats per la lluna, s'en anaba apoyada la malalta somrientnos de lluny y fen cruixir sota els peus un llit groc de fullas secas.

SANTIAGO RUSIÑOL

Granada, Desembre de 1896




ArribaAbajoLas tiples del Eldorado

Antonia Segura

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Antonia Segura

Nació esta distinguida artista en Valencia. Debutó en Murcia el año 1894, y cuando apenas contaba dieciocho de edad, dedicándose al género grande.

Contratada en la compañía de don Ricardo Ruiz, recorrió los principales teatros de España, alcanzando ruidosos triunfos en el Calderón, de Valladolid; en el Principal, de Zaragoza; y en el Nuevo, de Bilbao.

Trabajó una temporada en el teatro Parhis, de Madrid y el invierno pasado en Valencia, cantando con la compañía de don Eduardo Bergés, las mejores obras del repertorio grande.

Al deshacerse la compañía del notable tenor, pensó dedicarse al género chico, y á pesar del corto tiempo que en él actúa, brilla ya como estrella de primera magnitud.

Hasta aquí su biografía, que á pesar de ser corta, pues que hace apenas tres años que empezó su carrera artística, es abundantísima en aplausos y en triunfos.

Su vocación está en el repertorio grande. Allí alcanzó los primeros laureles y allí encuentran sus facultades artísticas inmenso campo donde desarrollarse.

Al género chico acostumbran dedicarse aquellas artistas faltas de voz y de conocimiento escénico y que tienen como única cualidad sobresaliente, el ponerse más ó menos bien un mantón de Manila ó el saber decir picarescamente los chistes algo subidos de color.

Antonia Segura no pertenece á este género. En Zaragoza aprendió en   —8→   tres días La Dolores, del ilustre Bretón, y actuando con la tiple señora Nadal, se encargó repetidas veces, por enfermedad de aquélla, de su papel en zarzuelas tan difíciles como La Tempestad, Marina, El Milagro de la Virgen y otras muchas.

La predilección del público por el género chico, la decidió á dedicarse al mismo.

Aquí en Barcelona, á pesar del corto tiempo que trabaja, se ha captado ya todas las simpatías, y buena prueba de ello es la ovación que el público le tributó el día del estreno de La Viejecita, obra entretenida, pero ligera, y que alcanzó tan señalado éxito, gracias á la excelente interpretación que la dio Antonia Segura.

Isabel López

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Isabel López

Nació en Madrid y debutó en Río Janeiro. Ha recorrido y escuchado aplausos en los primeros teatros de América. En Buenos Aires trabajó siete años como á tiple absoluta, y las ovaciones que conquistó y el cariño que le profesaba el público, son pruebas evidentes de lo que vale.

Al venir á España, trabajó en Madrid, logrando ser en poco tiempo la tiple mimada del público. Sus campañas en Apolo y en la Zarzuela son abundantísimas en laureles.

Después actuó dos meses en el teatro de San Fernando, de Sevilla, y últimamente pasó á nuestra ciudad, donde continúa trabajando.

Nuestro público no es el que menos la ha aplaudido, y con decir que nos ha hecho olvidar á Luisa Campos, está dicho todo.

Juanita Fernández

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Juanita Fernández

Nació en Valladolid, y á los quince años debutó en Granada.

De nuestro público recibió las primeras ovaciones.

Habiendo Matilde Pretel dejado de formar parte de la compañía Pinedo, Juanita se encargó de sus papeles con aplauso general de todos.

El Tambor de Granaderos, El Húsar, El Domingo de Ramos y otras muchas le dieron la alternativa de primera tiple.

Trabajó en Madrid en Apolo y Eslava, y el día de su beneficio, con El Cabo Primero, conquistó una entusiasta ovación.

Aquí, todos la queremos, y cada noche premiamos su trabajo con aplausos abundantes.

F. de Á. S.




ArribaAbajoNuestros grabados

Retrato por DomenicoTheocopuli (El GRECO). -Fue el precursor del modernismo. Nacido en Grecia, educado artísticamente en Roma, vino á desarrollar sus aptitudes en España; y España, reconocida, y en su nombre Sitges, por iniciativa de Rusiñol, levanta hoy un monumento al gran pintor griego, al que con tantos siglos de anticipación inició la idea de nuevos derroteros para el arte.

Los carteles artísticos. -Son una manifestación del arte moderno adoptada hoy día por todas las industrias, y hay verdaderas firmas y firmas de artistas reputados que se ocupan solamente en la ilustración de anuncios, encerrando en ellos todas sus energías, todos sus conocimientos y resultando por lo tanto anuncios y verdaderas obras de arte que hacen fijar la atención del público. Es tanta la importancia que adquiere, que tenemos ya entre nosotros buen número de coleccionistas y colecciones completísimas. A éstos va principalmente dedicada la sección que inauguramos con el presente fotograbado, reproducción del cartel editado por la casa Pierrefort de París y original de Henry Thiriet. En los próximos números continuaremos esta sección con reproducciones de carteles célebres en el mundo artístico.

Para terminar, diremos que en el año 1896 tuvieron lugar las siguientes exposiciones   —9→   de carteles artísticos: En el mes de Mayo, exposición de carteles belgas en Toulouse. Otra al mismo tiempo en Rouen. En Agosto, en Agen y en Avesnes. En Noviembre, en Reims y exposición del Teatro y de la Música. En Londres en el Royal-Acuarium, y en Bruselas en el mes de Mayo; en Liège en Septiembre, y en el mes de Abril en Viena y en Dresde.

En el presente mes tendrá lugar en Rusia la apertura de una exposición de carteles ilustrados, organizada por la «Sociedad imperial del desenvolvimiento de las artes», patrocinada por S.A.I. la princesa Engerie d'Oldemburg.

Fragmento de un tríptico gótico. -Debido á la amabilidad del conocido fotógrafo don Tomás Flaquer, podemos reproducir un fragmento de un tríptico, monumento pictórico de la edad media. En el centro del tríptico está representada la adoración de los reyes de Oriente; en la izquierda, la resurrección del Señor y la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles reunidos en el cenáculo; y en la derecha, la transfiguración del Señor y la muerte y tránsito de la Virgen, que hoy reproducimos.

Fué mandado construir por orden de don Pedro de Portugal, constituyendo la parte principal del altar mayor de la capilla de Santa Agueda, hoy museo de antigüedades, donde actualmente se encuentra.

Eugenio Graeset-Plancha decorativa. -Damos la reproducción de una de las principales obras del genial artista francés Mr. Eugenie Grasset, del cual en otro número hablaremos más detenidamente. Esta reproducción forma parte de una serie que debe comprender diez planchas, editada por la casa Malherbe de París.




ArribaAbajoLa niña y el ave


En la margen del claro arroyuelo
       Sentada la niña,
Su pie blanco bañaba en las ondas
       Con triste sonrisa.
Y posando en las ramas su vuelo  5
       Parlera avecilla:
-Guarda, dice, no enturbies aleve
       La plácida linfa,
Que su gozo, al mirarse en su espejo,
       Al cielo le quitas.  10
-No te duela, no, el ver la onda turbia,
       Responde la niña,
Porque pronto, muy pronto se aclara
       La túrbida linfa.
Mas ¿por qué, cuando al lado del joven  15
       Que amor me fingía.
Inocente me viste, no osaste
       Decirle, benigno:
¡No enturbies, no enturbies el alma
       De la pobre niña,  20
Que, una vez enturbiada... ya nunca
       Con nada se limpia,
Ni los cielos en ella reflejan,
       Ni en ella se miran!

J. Q. DE LOS RÍOS




ArribaAbajo Tras ilusión, desengaño

La existencia del joven, casi niño todavía, Braulito de Arenilla, deslizábase tranquila y apacible al lado de sus padres. Diríase que había nacido para tenedor, pues su única ilusión era la teneduría de libros por ambas partidas, así sencilla como doble, dominándole una verdadera pasión por los asientos de Varios a Varios que consideraba como el medio de que el señor de Morterete, su principal, dignísimo negociante en crémor tártaro, le aumentase el sueldo en algunos duros mensuales.

Mas todo en este mundo es breve, y así lo fué la dicha de Arenilla.

Feliz Adán, en su vida paradisíaca, dióle el Señor una Eva, que fué su perdición, y de entonces acá, apenas si es posible registrar   —10→   acto alguno del hombre, que esté exento a la influencia de ella, probando así que si es la mujer del hombre lo más lo bueno, es lo mujer del hombre lo más malo. Hasta Arenilla debía experimentar sus efectos.

¿Cómo fué? Pasando por la calle de Jaime I.

Con cadencioso andar, regresaba Braulito del despacho, cuando al azar, fijó su vista en un balcón, para quedar cadavérico de amor.

Deslumbrado al primer momento, no supo explicar lo que por sí pasaba, hasta que respuesto, vió asomada en una ventana, tan hermosa mujer, cual nunca hubiera imaginado.

La impresión que semejante encuentro produjo en todo su organismo, desde el corazón hasta el cayado de la aorta,. no es para descrito.

Braulito empezó á enflaquecer, hasta semejar al poco tiempo una momia egipcia; en cuanto al apetito, lo perdió por completo, siéndole imposible tomar bocado, ni por pienso, y en aquellos asientos de Varios á Varios, introdujo tal variedad de errores, que le valió varias quejas del digno comerciante de crémor.

Al fin comprendió Braulito que tal estado de cosas no podía continuar, y á pesar de no estar dado á empresas atrevidas, decidió hacer la corte á su tormento, constituyéndose en oso de profesión y viniendo á formar parte integrante de la calle de Jaime I.

Allí permanecía inmóvil, en medio del arroyo, hora tras, hora, hasta que el empujón de algún transeunte ó la mofa algún vecino bromista ó vecinita envidiosa, le volvía al mundo de la realidad.

La situación se iba prolongando, hasta que un día se atrevió á ir más adelante. Ella estaba en la ventana. Él le hizo una, mueca más ó menos expresiva; ella contestó con otra..Él le enseñó una carta; ella hizo que bueno. Él se pasó un pañuelo por la cara como diciendo te quiero, y ella otro que tal, como para decir te adoro.

¿Qué más pruebas? No; Braulito no pudo, contenerse más, y en un rapto de entusiasmo estampó un sonoro ósculo en el sombrero de un transeúnte y se lanzó precipitadamente á la escalera.

Pronto se halló en el rellano; Jósimo Manteleta, decía en la puerta una plancha material, que le libró de la plancha moral de no saber por quién preguntar á la criada.

Mirando al suelo y sentado en una otomana de raso verde, se halló Braulito al poco rato, frente al presunto papá, persona amable y que le recibió con exquisita cortesía.

-¿Podré saber en qué puedo ser á usted útil?-le preguntó.

-A eso vengo, caballero,-balbuceó Braulito, pálido: como un canario y sin atreverse á continuar.

-No se impresione usted; joven. Después de todo, supongo que no no es tan grave lo que le trae á mi casa, que lo es de usted también.

-Mil gracias; pero yo... No me atrevo... Figúrese usted...

-Ya me lo figuro.

-¡Cómo! ¿Usted se lo figura? ¿Usted sabe que su hija me quiere?

-¿Qué mi hija le quiere? ¡Imposible!

-Ella me lo acaba de decir.

-Lo dudo, caballerito.

-¿Duda usted de mi palabra?

-No por cierto; pero es imposible.

-Usted me ofende. Yo necesito aclarar el sentido de sus palabras.

-Sea,-dijo don Jósimo.

Y fuese en busca de su hija.

No tardó mucho en estar de vuelta junto con ella, que radiante de hermosura, de un solo paso se colocó en medio de la habitación.

Braulito, al verla, se puso verde subido, como un chiste de opereta bufa, y no pudo menos de exclamar:

-Es coja. Pero, en fin, este es un pequeño defecto físico. Prescindo de él; lo único que deseo es que su hija diga delante de usted que me quiere.

-Imposible.

-¿Pero por qué?

-Pues porque... es muda.

Braulito hechó un grito lastimero, puso los ojos en el cielo... raso, y cayó desfallecido, mientras exclamaba:

-¡Es coja y es muda! ¡¡¡Desgraciado! !!

Y no cesaba de echar espumarajos por la boca, mientras, para volverle en sí, le aplicaba don Jósimo un poco de esencias, y repetía:

-¡Es coja y es muda! ¡Oh! El amor platónico.

JULIÁN C. RUIZ



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ArribaAbajo¿Qué?...



¿Si hay esfuerzo voluntario
Y virtud, dicha se labra?
-¿Dicha?... ¡Si es vana palabra;
Sólo está en el diccionario!

*  *  *


    ¡La amo, mi mente delira,  5
Arde en mi alma la pasión!...
-¡No tal, no señor; mentira;
El amor es ilusión!...

*  *  *


   ¿No conseguiré la gloria,
Con afán y con empeño?  10
-¡Toma! la cosa es notoria;
¡la gloria no es más que un sueño!

*  *  *


   De la vida en el camino
Sin gloria, dicha ni amor,
¿Qué nos da, real, el destino?  15
-¿Qué nos da?... ¡Lo más mezquino,
La desgracia y el dolor!

J. P. Y LL.

Noviembre de 1897.




ArribaAbajoTeatros

Novedades

La compañía que con gran acierto dirige el primer actor señor Cepillo, ha estrenado, durante la presente semana, una obra dramática en dos actos , titulada Los civiles, arreglo de otra italiana, por don Adolfo Brugada.

Aparte de que resulta apurada en extremo la nota sentimental, la acción es sencilla, y unido á ser desarrollada con suma facilidad, interesa y llega á emocionar al público.

Distinguiéronse en la representación de la misma, los señores Cepillo y Muñoz, al igual que la señorita Valdivia. El autor, señor Brugada, fué llamado repetidas veces al palco escénico, al terminar la función.

El Dorado

Por llenos pueden contarse las representaciones de La Viejecita, zarzuela de los señores Echegaray y maestro Caballero, de brillante aparato y agradable música, constando el libro de escenas interesantes y muy bien buscadas.

Indudablemente de lo mejor de la presente temporada puede calificarse dicho estreno, pues su argumento se separa en un todo de las últimas zarzuelas representadas con éxito, en este mismo teatro; por estos motivos recomendamos muy de veras al público La Viejecita.

Se distinguen notablemente en su representación la señorita Segura, y en especial, el señor León; lástima que no sean secundados por las demás partes de la compañía.

Con la zarzuela Un punto filipino, continúa cosechando merecidos aplausos la señorita doña Isabel López, pues representa una serie de diferentes tipos con la extremada habilidad de tiple tan distinguida.

Tívoli

Con el estreno de la zarzuela en tres actos Flor de té, letra de don Conrado Colomé y música del maestro Lecocq, ha inaugurado sus funciones una compañía de zarzuela catalana y castellana, que dirige el propio señor Colomé; la obra es del mismo patrón que cuasi todas las de dicho señor; es japonesa, demasiada bufa y sus chistes resultan en extremo exagerados; no obstante, unida á su agradable música, no dudamos que merecerá el agrado de gran parte de público, partidario de esta clase de zarzuelas.

Principal y Romea

Terminadas por fin, las representaciones de tantos Tenorios viejos, nuevos y audaces, se anuncian en los mismos, diferentes estrenos, de que daré detallada cuenta en el próximo número.-C.

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