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Memoria histórica, política y económica de la provincia de misiones de indios guaranis

(Conclusión.)1



  —[389]→  

200.2 Aunque por razon de Parrocos tienen obligacion estos Curas de aplicar las Misas de los dias festivos por el pueblo, cantar cada lunes una por las almas de los difuntos, y aplicar otra en cada entierro de los adultos que murieren, como todo se expresa en el Ynforme ya citado que dió el Yll.mo S.or Obispo de Buenos Ayres, no tengo noticia de que algun Cura cumpla con todas estas cargas; y lo mas que sé es, que unos cumplen con unas y otros con otras, segun la mayor o menor disonancia que le hace el faltar o no a ellas. Y, aunque en conversacion he significado a algunos Curas esta falta que he notado, me han respondido que, quando el S.or D.n Manuel Antonio de la Torre expresó las cargas de los Curas en los terminos que constan en las Ordenanzas, haciendose cargo de ellas, señaló trescientos pesos de sinodo a cada Cura, y doscientos y cinquenta al Compañero por precisa congrua, atendiendo a las cargas que tenian; y que, haviendoles   —390→   rebajado3 el sinodo, no están obligados a ellas, mayormente pensionandolos de ordinario sus Prelados con Misas que tienen que aplicar por el Convento, y no les queda lugar para todas las del pueblo. A los Religiosos de San Francisco los obligan regularmente los Provinciales a que el trienio4 apliquen por su intencion cien misas los Curas, y ciento y cinquenta los Compañeros, fuera de las que tienen obligacion de aplicar por los Religiosos difuntos. Sea lo que fuere, la verdad es que estos naturales carecen en parte de los beneficios espirituales que la Silla Apostolica les concede por las obligaciones que impone a los Parrocos; y que la piedad de Nuestro Soberano quiere se les cumplan señalando y pagando ministros para ello, en quienes descarga su conciencia; y estos pueblos acuden con puntualidad con los alimentos a sus Curas, sin faltarles en nada.

201.5 En la administracion de los Santos Sacramentos siguen estos Curas el mismo metodo con corta diferiencia6 que el que observaban los Jesuitas. Estos, en naciendo las criaturas, si estaban de peligro, se las traian a su cuarto, y les administraban el Bautismo privadamente, y el domingo bautizaban solemnemente a todas las criaturas que havian nacido en toda la semana, y ponian los oleos a las que havian hechado el agua7. Esto mismo se practica en algunos pueblos; en los mas no hay dia fijo para administrar este Sacramento.

202. El modo que se observava8 en todos los pueblos en la administracion del Sacramento de la Penitencia, merece me detenga un poco; porque, siendo   —391→   este Sacramento la puerta9 que tenemos para el regreso a la gracia perdida, y la tabla que despues10 del naufragio de la culpa nos conduce a la seguridad del puerto, me parece es en donde devian los Curas poner mayor cuidado, asi para que se confesasen vien, como para que llegasen con la disposicion devida11 a recivir la Sagrada Comunion, y formasen idea perfecta de tan santos y necesarios Sacramentos. Pero es mucho el descuido y abuso que hay en la practica que se observa, como manifestaré a Vm.

203. Los yndios no se confiesan por lo regular sino una vez al año para el cumplimiento de yglesia12. El modo con que esto se verifica es el siguiente: Desde antes que entre la Quaresma disponen los Curas que cada dia13 vengan los yndios, o yndias de dos o tres Casicasgos14 a examinarse de la Doctrina Cristiana a la puerta de la yglesia; cuyo examen lo executa uno o mas yndios de la confianza del Cura, a que asiste el algunas veces, tal vez siempre, segun su mayor o menor eficacia. Todos los que saven la Doctrina a satisfazion del Cura15 o del que los examina, van aprobados; y los que no la saven, continuan aprendiendola con los que están señalados para enseñarla; y, en estando capaces16, se les da la aprobacion de examen. En entrando la Quaresma cita el Cura para cada dia los casicasgos17, que han de venir a confesarse a los que las Justicias obligan a que vayan, estén o no dispuestos.   —392→   Las confesiones se hacen a las tardes, y aun a la noche, y al otro dia temprano se les da la Sagrada Comunion al tiempo de la Misa: y hasta la tarde no confiesan otros, en la que repiten lo mismo, hasta que concluyen con todos: cuya practica merece algunas reflexiones.

[204.] Los yndios, por la poca instrucion18 que tienen, carecen de un perfecto conocimiento de la gravedad de los pecados, y por consiguiente no pueden ser movidos sus interiores sentimientos a la detestacion y aborrecimiento de ellos con aquella viveza, y eficacia que es necesaria para disponerse a confesarlos, y dolerse de haverlos cometido: en cuya disposicion no piensan, porque no saven quando han de confesarse; y, en mandandoselo, estén o no dispuestos para ello se han de confesar, quieran o no quieran, y tal vez es quando ellos menos piensan en ello: sucediendo a menudo que, porque no han concurrido todos los citados, o porque al Cura sobra tiempo, van los fiscales, y traen a los primeros que hallan para que se confiesen, y ellos lo hacen como si estubieran vien preparados, y al otro dia comulgan como si se huvieran confesado vien, y no piensan en otra confesion hasta otro año: con que vea Vm. que confesiones tan buenas serán estas. Lo que sucede es que, estando a los pies del confesor se acusan de lo que primero les ocurre, sin examinar si lo han cometido o no: de lo que resulta que, si el confesor se detiene en examinarlos, los encuentra19 en mil inconsequencias imposibles de desatar: lo que atribuyen a malicia, y no lo es; siendo solo la causa de ello su mucha ignorancia, y la ninguna disposicion con que llegan. Vn Cura me refirió que, estando confesando una tarde algunos   —393→   yndios20, havian traido para el mismo algunas muchachas de edad suficiente para confesarse21, las que estando del confesionario22 tenian entre si mucha risa, y alboroto, tanto que le obligó a reñirles, y mandarles callar. Comenzó a confesarlas, y halló que todas ellas se confesaron de unos mismos pecados, en numero y en especie; de lo que concivió que la risa que havian tenido seria originada de estar parlando entre si23 los pecados de que havian de acusarse; pues no podia ser de otro modo el que todas se confesasen de unos mismos.

A otros Curas les he oydo muchos casos semejantes, ya de acusarse de haver faltado al precepto de la Misa mas veces que los dias a que están obligados en el año: otros en haver quebrantado el ayuno en mayor numero que les obliga; y de algunos, que han confesado pecados que moralmente es imposible que ellos los hayan cometido, y que examinandolos vien hallan ser mentira fraguada para confesarse de algo, por no tener hecho examen o no querer confesarse de lo que verdaderamente han hecho, y parecerles que el Padre no los ha creer24, sino se acusan de muchos y graves pecados.

205. Como los mas de los Curas están persuadidos de que les toca de derecho el celar y corregir los pecados publicos de incontinencia, practican algunas averiguaciones sobre ello, en las que los acusados suelen negar; y, quando llega el caso de confesarse, callan sus pecados, porque antes los han negado: sin distinguir que aquel es otro tribunal, y que por lo que alli   —394→   confesaren no han de ser castigados. Otros, porque el Cura no sepa sus defectos, y los cele despues, no se atreven a confesarlos; mayormente si saven que el Cura los persigue por este vicio que en ellos es mui comun.

206. A lo defectuoso de estas confesiones se agrega el que, confesandose el dia antes, quedan expuestos por su rudeza y flaqueza, a pecar antes de recibir la Comunion: el poco recato que tienen en sus casas, en donde por lo regular viven distintos matrimonios, tal vez sin ser parientes, y que, aunque lo sean, reparan poco en los incestos; lo dados que están al vicio de la incontinencia, y el poco conocimiento del sacrilegio que cometen, son motivos para creer que pocos llegarán a la Comunion sin haver añadido nuevos pecados a los que dejarian de confesar; principalmente las yndias que, si están amancebadas con español, o algun mandarin25, es cosa sentada que no dejará de condescender con la voluntad de su mancebo, por no tener resolucion para negarse, aun quando su voluntad fuera el abstenerse siquiera esa noche.

207. Ya Vm. vé, amigo mio, con quanta razon digo, merece este punto de atencion, y remedio, principalmente para que las confesiones se hagan en toda la mañana desde el alva hasta el medio dia, dando de hora la Sagrada Comunion26, y no hacer las cosas al rebes, confesando toda la tarde, y teniendo toda la mañana franca27.

208. A los enfermos los confiesan los Curas, y llevan el Santissimo por Viatico a sus casas, lo que se executa con bastante decencia; a que siempre un buen   —395→   numero de yndios musicos28, y otros que no lo son. Llevan a Su Magestad debajo de palio; repican las campanas todo el tiempo que tarda desde que sale hasta que buelve a la yglesia; van algunos yndios con tamboriles: que estos nunca faltan en las funciones, y todo se hace con bastante aparato. A la casa del enfermo llevan con anticipacion de la yglesia lo necesario para disponer un altarito decente, con sitial, ara, candeleros, manteles, y alfombra; y, si el enfermo está mui de peligro, le ponen la Santa Uncion; y sino, aguardan a que lo esté, y entonces se la administran. Todo esto se hace con bastante veneracion; y si llueve y las calles con lodo29, llevan al Sacerdote en silla de manos, o por mejor decir, de hombros; pues en ellos la llevan quatro o mas yndios; sin que por esto deje de sacarse el palio, y demas decencia que queda explicada.

209. Para celebrar los matrimonios parece tenian los Jesuitas tiempo determinado, y era despues de Quaresma. Entonces se hacian traer lista de todos los muchachos y muchachas, viudos y viudas del pueblo, capaces de casarse, y aun los hacian concurrir a vnos y a otros a la puerta de la yglesia, y alli examinaban si alguno o algunas30 tenian tratado el casarse, o los padres de los muchachos les tenian tratado matrimonio; y a los que lo tenian tratado31 (que eran pocos o ningunos) procuraban se efectuase, sino hallavan causa para impedirlo; y a los demas alli mismo les hacian elegir muger, o ellos se la señalaban: y guardando las ceremonias de proclamas los casaban tal vez todos en un dia, por lo menos a muchos juntos. Yo he visto   —396→   un cordon compuesto de cuentas, que servia de yugo para las velaciones, con divisiones correspondientes para veinte y seis pares. En el dia, aunque no los estrechan tanto los Curas, la costumbre de ellos les hace no pensar en casarse, sino despues de semana32; y para ello es preciso que los Curas les amonesten que procuren casarse, para retirarlos asi de amancebamientos33, que tienen tal vez con sus hermanas: y son tales los yndios, que no piensan en tomar estado hasta que se lo manda el Cura o sus padres; no atreviendose ellos a determinar por si mismos materia en que tanto se interesa su vien en todo el resto de la vida.

210. Los entierros de adultos y parbulos hacen los Curas de mañana despues de acavada la Misa, o a la tarde antes o despues del Rosario, para que la musica34, y toda o la mayor parte de la gente del pueblo. No va el Cura con la Cruz a la casa del difunto a traer el cuerpo, pues con anticipacion lo traen en el feretro los parientes o amigos35, cubriendolo con un paño negro, y amortajado con un saco de lienzo de algodon blanco, embuelto y cosido36 de modo que no se le vé pie, mano ni cara, y lo colocan en el patio de la yglesia37 en frente de la puerta principal; halli sale el Cura con capa, los acolitos con sotanillas negras y roquetes, y con Cruz alta. Canta la musica los Responsos alli, y en dos o tres paradas hasta llegar al cimenterio38, que se comunica por puerta que tiene la yglesia que corresponde   —397→   a aquel lugar, en donde lo entierran entre tanto le cantan el oficio que llaman de sepultura: pero a muy pocos he visto les hayan cantado Vigilia, y Misa de cuerpo presente. A los parbulos les hacen su entierro del mismo modo, con la diferencia que pide la diversidad de parbulos a adultos39.

211. No he visto que estos yndios conserven ninguna superticion40, ni rito de los de la gentilidad41 con sus muertos: lo unico que hacen es, luego que espira y en el tiempo que el cuerpo permanece en sus casas y tambien en el entierro, se oye que algunas yndias viejas, parientas o cercanas del difunto, lloran con una especie de tono ronco, y desagradable, mezclando algunas palabras de sentimiento; pero ni esto es comun en todos los que mueren, ni es tan ruidoso que merezca42 la atencion: y al tiempo de estarle echando la tierra encima, se llegan algunas yndias que llevan calavazas con agua43, y van rociando la tierra vendiciendola44; y en estando ya llena del todo la sepultura, hechan agua bastante encima hasta que hacen barro, y la cubren toda. Pero en esto no concivo otra cosa, sino el impedir que quede la tierra movediza, y que si es tiempo de seca, levantarian mucho polvo los vientos sin esta precaucion. Encima de la sepultura ponen una pequeña Cruz de madera, y una tablita   —398→   con el nombre del que allí está enterrado, con el dia, mes y año de su fallecimiento.

212. Una cosa particular se observa en los cementerios de los pueblos45; y es, que en las sepulturas se consumen los huesos de los difuntos juntamente con la carne; de modo que, quando la abren46, todo está desecho, sin encontrar calaveras, canillas, ni hueso alguno en ninguna. Yo deseava saver, si esto sucedia solamente con los cadaveres de los yndios, y se me cumplió el deseo: pocos dias hace que en la yglesia de este pueblo se abrió una sepultura en que fué enterrado un español hace quatro años, y se encontraron todos los huesos enteros, aunque comenzados a deshacer por la superficie: de lo que infiero que si hubiera estado mas tiempo, tambien se huviesen desecho47. Atribuyo la mayor facilidad en consumirse los huesos de los yndios a que no comen sal, porque no la tienen: no sé si erraré en el pensamiento48.

213. En cada pueblo hay dos cofradias, o congregaciones, que asi les llamaban los Jesuitas; una de San Miguel, Patron vniversal de toda esta provincia, y la otra de la Santissima Virgen Maria, que en unos pueblos es con la advocacion de la Asumpcion, y en otros el de la Natividad: y, aunque en estos dias49 se celebra fiesta particular, no veo que al presente haya mucho esmero en promover esta devocion. Son pocos los cofrades que ahora hay: estos están escritos50 sus nombres en una tabla que arriba tiene la ymagen de la vocacion de la cofradia, y al margen de los nombres hay agugeros con ylos y borlas de varios colores,   —399→   que cada cofrade conoce el suyo. Estas tablas las ponen colgadas todos los dias de mañana y tarde a la puerta de la yglesia, y al entrar el cofrade saca el ylo que corresponde a su nombre, y asi se save los que asisten o faltan a la Misa, o Rosario.

214. El cuidado de las yglesias, sacristias, ornamentos, vasos sagrados, alajas de plata y oro, y demas correspondientes51 al culto divino, está a cargo de los pueblos52, aunque el Gobierno secular está al reparo de que estos no extraigan, ni menoscaven lo que está a su cuidado, asi por lo que toca este cuidado al Real Patrimonio53, como porque los pueblos se interesen en su conservacion y buen estado; pues tiene que costear todo lo que se vaya inutilizando, o haga falta. Entreganse54 a los Curas todo lo que existe en la yglesia por ymbentario, presenciando la entrega el Correxidor, y Administrador55: tomando un tanto de dicho ymbentario, firmado del Cura lo colocan en el Archivo para poderle hacer cargo en todo tiempo. En estas entregas ha havido notable descuido, y poquisima formalidad: son mui pocos los pueblos en donde el Cura, se haya recivido por peso de las alajas de plata y oro que se les han entregado56; ni aun expresan si la alaja es chica o grande, si está sobre madera, o maciza; poniendo a bulto, tantos candeleros, tantas cruces, tantos calices, tantas vinageras, etc.: lo mismo de los ornamentos diciendo; tantas capas, tantas casullas, tantas alvas, etc.; siendo asi que estas ropas devian especificarse con individualidad, porque hay casullas y capas de riquisimos tisues, y otras de   —400→   telas de seda57 mui inferiores. En la visita, que a fines del año pasado de ochenta y quatro58 practicó el Yll.mo S.or Obispo de esa ciudad en los pueblos de su distrito, y que en toda ella acompañé a S. S. Yll.ma, me impuse vastante en este punto; pues, aunque no lo ignorava, no me constava con tanta certeza. Fué raro el pueblo en que se hallasen con alguna formalidad los ymbentarios de la yglesia; de modo que S. S. Yll.ma tuvo a vien formarlos de nuevo con especificacion de todo, para que a lo menos en adelante se observe alguna formalidad, y cuidado.

215. Aunqne los Curas se reciven de las yglesias, y sus alajas, quien corre con ellas, las cuida, y guarda, son los yndios sacristanes: de modo que en algunos pueblos es tanto el descuido de los Curas que ni saven lo que hay, ni donde están las cosas, aun las mas preciosas, y vsuales59. Vien lo notó el Yll.mo S.or Obispo de esa diocesis en su visita, en la que dejó dadas las correspondientes providencias para remediar el doloroso abandono que advirtió en algunos pueblos: siendo maravilla el que con tanto descuido no faltasen ya muchas alajas de la Yglesia; mayormente sucediendo que a menudo suelen quitar y poner sacristanes, sin que a los entrantes se les entregue por cuenta la sachristia, ni a los salientes se les tome cuenta: de modo que, si faltase alguna cosa, seria imposible el averiguar quando, o en que tiempo havia faltado: y sino suceden frequentes extravios, o robos, es porque los yndios tienen mucha veneracion a las cosas de la yglesia: aunque, si hubiera riguroso cotejo60 de las presentes existencias con las que havia al tiempo de la expulsion, no dejaria de encontrarse alguna falla,   —401→   a la que no podrian dar mas salida los Curas, sino que se consumió con el vso.

216. Aunque las Librerias que tenian los Curas Jesuitas en sus quartos, pertenecientes a las Comunidades por ser compradas con los haveres de los pueblos, no devian ni deven considerarse por vienes de la yglesia, pareció conveniente dejarlas al cuidado de los Curas, asi porque pueden tenerlas con mayor aseo61, como porque62 se aprovechen de la lectura de libros utiles a su ministerio: en cuyo poder permanecen, aunque algunos mui deteriorados63, y de las que faltan muchos libros por la facilidad de prestarlos, y descuido en recogerlos; de modo que rara de estas Librerias se hallará hoy en buen estado; porque el polvo, los ratones, y otras sabandijas los han menoscavado, y muchas otras truncadas64 por haverse perdido parte de sus libros.

217. Estas son las noticias de estos pueblos que me parece puede apetecer Vm.: en las que he procurado no omitir cosa alguna de su noticia65. Recivalas Vm. con la satisfacion66 de que todo quanto digo, lo sé por experiencia, y diligencia propia, y que puedo hacerlo patente siempre que se ofrezca; porque la aplicacion de quatro años, el trato continuo con los yndios, el oficio de Theniente Gobernador y el haver visto, y examinado todos los treinta pueblos, y sus terrenos con el mayor cuidado, me han puesto en estado de poder hablar con conocimiento de todo, como lo he hecho. En esta Memoria es regular encuentre Vm. muchas cosas superfluas para su intento, las que   —402→   desde luego podrá desechar como inutiles: pero, por malo que sea este Papel, no lo será tanto que no tenga algo de bueno: a lo menos tiene la bondad de no tener cosa67 que no sea verdadera, y escrita con el animo de complacer a Vm. y ser util a estos naturales y a la Monarquia. Y con estos deseos concluyo la primera parte de esta Memoria, y paso a formar la segunda.





 
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