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Mito

Libro para una ópera


Antonio Buero Vallejo



PERSONAJES
 

 
VOZ 1.ª
VOZ 2.ª
VOZ 3.ª
VOZ 4.ª
VOZ 5.ª
TERESINA,   la Sobrina.
BÁRBARA,   el Ama.
ELOY,   criado.
MICKY,   criada 1.ª
VICKY,   criada 2.ª
PEDRO,   el Bachiller.
APOLINAR,   el Cura.
ARÍSTIDES,   el Barbero.
RODOLFO KOZAS,   Don Quijote.
SIMÓN,   Sancho Panza.
VOZ 6.ª
ARCADIO PALMA.
MARTA
SALUSTIO,   el Ventero.
«DUQUESA».
ELECTRICISTA.
«DUQUE».
VISITANTE 1.º
VISITANTE 2.º
VISITANTE 3.º
VISITANTE 4.º
VISITANTE 5.º
VISITANTE 6.º
ISMAEL.
1.ª MOZA DEL PARTIDO.
2.ª MOZA DEL PARTIDO.
EFRÉN,   mozo de mulas.
MOZUELO.
BARRENDERA JOVEN.
BARRENDERA VIEJA.
POLICÍA 1.º
POLICÍA 2.º
REGIDOR.
COMISARIO.
POLICÍA 3.º
POLICÍA 4.º
POLICÍA 5.º
Seis tramoyistas.
Cantantes.
Policías.
Público.
 

En el Teatro de la Ópera de una ciudad de nuestro tiempo.

   

Derecha e izquierda, las del espectador.

 




ArribaAbajo Parte primera

 

La embocadura de la escena está formada por una obra de ladrillos sobre la que se divisan fragmentos de viejos carteles y avisos, y suscita la sospecha de que no nos encontramos en la sala de un teatro, sino en las vastas dependencias posteriores de su escenario. Algo más allá de la embocadura, un par de escalones corre a todo lo largo de la escena. En el primer término de la derecha y delante de estos escalones, un amplio escotillón rectangular del piso, con peldaños de bajada que arrancan de su frente, permite descender al foso; la barandilla de tubos metálicos que lo cerca por su bordes laterales se transforma, en el borde posterior, en una plancha opaca de la que cuelga, hacia el hueco, una bombilla roja con pantalla que ahora está apagada. Las paredes de ladrillo que forman la extraña embocadura se doblan en ambos laterales hacia el escenario y terminan algo más atrás, dejando abiertos y perdidos en la penumbra los hombros del mismo. En cada una de las dos fajas laterales de pared hay una puerta: son dos camerinos. Un enorme trasto con quebraduras en biombo descansa sobre los escalones que cruzan la escena y la ocultan casi totalmente. Visto por su revés, solo muestra su artesana superficie de envarillados y listones sobre la gruesa tela; pero se colige, por el irregular contorno de su cresta, que debe de representar un fondo urbano de palacetes, torrecillas y chapiteles castellanos. Iluminaciones laterales y focos cenitales entrevistos más lejos, por encima del trasto, confirman la impresión de que el escenario se divisa desde su fondo. En los dos extremos de la embocadura, sendas escalerillas lo comunican con la sala.

 
 

Las personas que, por azar, entren en ella, advertirán que, tras el enorme trasto, se está representando una ópera. La orquesta lejana ejecutaba ya, cuando entraron, una ampulosa y triste música inspirada en la meseta ibérica, a cuyos sones no tardan en unirse melancólicas notas de guitarras. De pronto, estallan sobre la música espaciadas voces de cantores de ambos sexos, progresivamente lejanas.

 
VOZ l.ª
¡El loco va a morir!
VOZ 2.ª
¡Se muere el loco!
VOZ 3.ª
¡Triste es nuestro vivir!
VOZ 4.ª
¡Somos bien poco!
 

(Una voz femenina entona una vieja copla castellana.)

 
VOZ 5.ª
Deja tu espada y tu pena
a mi orilla reposar.
Yo soy el agua serena 5
que tu sed quiere aplacar.
 

(Vuelven las espaciadas voces, desde una remota lejanía hasta muy cerca.)

 
VOZ 4.ª
¡El loco va a partir!
VOZ 3.ª
¡Por él yo ruego!
VOZ 2.ª
¡Cuerdo se halla al morir!
VOZ 1.ª
¡Ya no está ciego!
 

(Dado el telar o sumido en los laterales, el gran trasto desaparece. Entonces se advierten, sesgados, otros trastos menores. El de la izquierda parece representar un trozo de pared con una puerta; el de la derecha, más bajo, la cabecera de un dormitorio, y ambos se divisan, como el trasto desaparecido, por su revés. Adosado al trasto derecho y de perfil, pero ligeramente torcido hacia el fondo, hay un lecho antiguo. De uno de los relieves de su cabecera penden la espada de DON QUIJOTE y la bacía de azófar que el caballero tomara por el yelmo de Mambrino. A ambos lados del fondo se columbran los pilares de ladrillo y metal que forman la parte interior de la embocadura del escenario y, en su altura, los deslumbrantes focos de las diablas. En el gran hueco surcado por la luz de los focos exteriores vibra el denso gris de la sala oscura. Don Quijote (RODOLFO), en camisón y de rodillas sobre el lecho, recibe la absolución del Cura (APOLINAR). El Ama (BÁRBARA), la Sobrina (TERESINA), el Barbero (ARÍSTIDES) y el Bachiller (PEDRO) aguardan, por el orden en que han de entrar en escena, junto a la puerta del trasto izquierdo. Por delante de los escalones avanzan de derecha a izquierda una criadita (MICKY), una criado cincuentón (ELOY) y otra criadita (VICKY), deteniéndose, en bellas posturas expectantes, a distancias regulares.)

 
LA SOBRINA
¡Mi tío y señor se muere! ¡Se nos muere!
EL AMA
¡Mi señor Don Alonso morir quiere! 10
CRIADO

 (Fuerte.)  

¡Don Quijote agoniza! ¡Dios lo ordena!
 

(Los que aguardan junto a la puerta se miran consternados y el BARBERO adelanta un paso para indicar al criado (ELOY) que no cante tan fuerte. DON QUIJOTE reja inmóvil y de rodillas. EL CURA se volvió y se encamina hacia la puerta.)

 
CRIADA l.ª
¡Nuestro Señor acoja su alma buena!
CRIADA 2.ª
¡Se muere!
EL AMA
¡Mi señor!
LA SOBRINA.
¡Ya se nos va!
BACHILLER
Que no os oiga él llorar, por caridad.
EL CURA

 (En la puerta.) 

Muy cierto es que está cuerdo y que se muere 15
Quijano el Bueno, porque Dios lo quiere.
 

(Se aparta y entran todos. EL AMA y LA SOBRINA se acercan presurosas al lecho.)

 
LA SOBRINA
¡Buen Jesús!
EL AMA
¡Mi señor, no coja frío!
LA SOBRINA
¡Vuelva a arropar sus carnes, señor tío!
 

(Entre las dos meten a DON QUIJOTE en el lecho y le acomodan las almohadas. Los tres criados llegaron a su vez a la puerta y entran, respetuosos. Sancho Panza (SIMÓN) aparece por la izquierda, se aposta junto a la puerta y bosteza en silencio.)

 
BARBERO
Don Alonso, aún podría yo sangrarle
y de aquesta flaqueza rescatarle. 20
DON QUIJOTE
No, buen barbero, no. Ya no estoy loco,
y sé que me voy yendo poco a poco.
 

(La voy femenina entona, lejos, otra estrofa de la copla.)

 
VOZ 5.ª
El Caballero llegaba
a la fontecica fría
para aliviar su agonía 25
y el agua no le saciaba.
 

(DON QUIJOTE se incorporó para escuchar.)

 
EL CURA
Alguna moza es, que no repara...
DON QUIJOTE
¡Si alguien en el Toboso así cantara...!

 (Un tiempo.) 

Llamad a Sancho.
 

(SANCHO se precipita llorando en escena y se arrodilla junto al lecho.)

 
SANCHO
¡Padre y dueño mío!
DON QUIJOTE
Sancho, perdóname tu desvarío. 30
SANCHO
Vuesa merced un buen consejo tome.
Vuesa merced no muera y se levante
dejando esa tristeza que le come.
Al campo nos iremos de pastores
y a Doña Dulcinea cantaremos 35
con el zurrón repleto de primores.
DON QUIJOTE
¡Ah, Sancho bueno, tu alma simple y pura
aún quisiera soñar junto a la mía
en una España llena de ventura!
Despierta ya. Que en los nidos de antaño, 40
Sancho infeliz..., no hay pájaros hogaño...
 

(Muere. Sollozando, todos se arrodillan y se santiguan. La voz femenina termina la copla.)

 
VOZ 5.ª
El Caballero partió.
La fontecica lloraba
y de sollozar no acaba
porque él ya nunca volvió... 45
 

(El telón del fondo comenzó a bajar lentamente. La orquesta del fondo lanza su brillante final. Los aplausos se adelantan, atronadores. El telón baja y vuelve a subir. Los cantantes permanecen en cuadro. A los aplausos se suman los usuales «bravos» histéricos. El resto de la Compañía aparece por los laterales y aguarda. El telón baja. Todos se mueven como rayos y se sitúan en filas ante el telón del fondo. El telón sube. La sala del fondo se ha iluminado. El director ARCADIO PALMA, de frac y con una condecoración al cuello, aparece y se aposta junto a la puerta del trasto izquierdo. La Compañía saluda, entre aclamaciones, al público. Luego se vuelve hacia un invisible palco de la izquierda y le dedica una exagerada y solemnísima reverencia. El telón baja. El SEÑOR PALMA sisea: TERESINA (La Sobrina) corre a buscarlo y lo conduce al proscenio mientras el telón vuelve a subir. Los aplausos y «bravos» arrecian. El SEÑOR PALMA y la Compañía saludan al público y de nuevo al palco, repitiendo la fantochesca zalema. Las filas de cantantes se descomponen y dejan en el centro al SEÑOR PALMA y a RODOLFO KOZAS (Don Quijote), que saludan y, ante las aclamaciones, se abrazan. Luego vuelven a doblarse ante el palco invisible. La orquesta inicia un breve himno nacional que es muy, muy alegre. El público rompe a aplaudir. El SEÑOR PALMA y los cantantes aplauden también, vueltos hacia el palco invisible. El himno termina y se oye en la sala del fondo una aflautada voz que canturrea.)

 
VOZ 6.ª
¡Viva el señor presidente!
 

(Y gran parte del PÚBLICO responde con esta curiosa cantinela.)

 
PÚBLICO
¡Viva, viva, viva! ¡Va, va!
 

(El telón baja definitivamente. El SEÑOR PALMA desaparece por la izquierda, cantando.)

 
SEÑOR PALMA
¡Aguárdenme, que corro a despedirlo!
 

(Con su voz la música inicia un nuevo motivo. Los cantantes van formando grupos hacia la izquierda, con las caras llenas de satisfacción. Espiándolos disimuladamente, ELOY se aparta de ellos, se acerca al lecho, atrapa con un rápido ademán la bacía y la oprime contra su pecho. Al volverse, RODOLFO KOZAS muestra sobre su camisón de escena una condecoración idéntica a la que ostentaba el SEÑOR PALMA. Su mano y la de TERESINA se enlazan.)

 
MICKY
¡Qué hermosa noche!
VICKY
¡Premios, alegría!
RODOLFO

 (Con intención, a TERESINA.) 

No ha hecho más que empezar...
TERESINA

 (Se desenlaza, púdica.) 

¡Oh, qué indiscreto!
50
PEDRO
Reparad en Eloy.
 

(Todos miran a ELOY, reprimiendo la risa. Él lo nota y permanece inmóvil, sin mirar a nadie.)

 
RODOLFO
Es lo de siempre.
Dejadle desgranar viejos recuerdos.
MICKY
¿Recuerdos?
RODOLFO
Una noche, hace diez años
él cantó mi papel.
MICKY
¿Era famoso?
RODOLFO
Fue su oportunidad y la ha perdido. 55
 

(ELOY se decide a avanzar bruscamente, sentándose a la derecha sobre los escalones. Luego se encasqueta la bacía y mira al frente con los puños en las mejillas, entre las sonrisas de todos. SIMÓN, que representó a Sancho, empieza a desvestirse.)

 
SIMÓN
Yo me voy a cambiar.
BÁRBARA

 (Por ELOY.)  

No le hagáis caso.
¡Hoy cantó como un ángel, señor Kozas!
 

(No sin mirar con recatada curiosidad a ELOY, SIMÓN se dirige al camerino de la izquierda, cuya puerta abre y cuya luz enciende al entrar.)

 
RODOLFO
Había que honrar a nuestro presidente.
 

(MARTA, una chica no fea pero de apariencia anodina, entra, con blusa de trabajo, por la derecha. Recoge la espada de Don Quijote colgada en el testero y, al no ver la bacía, mira a ELOY, suspira y se dedica a recoger otras cosas que le dan los cantantes: la espada del «DUQUE», una gruesa cadena y el tocado de la «DUQUESA», etc. Ajenos al parecer a cuanto sucede, aunque nunca dejan de observar, seis TRAMOYISTAS entran por ambos laterales. Dos de ellos sujetan y vigilan la subida al telar del trasto izquierdo; los otros cuatro deslizan el lecho y su testero hacia la derecha mientras los cantantes siguen departiendo. Luego se retiran.)

 
VICKY

  (A RODOLFO.) 

¿Me deja ver la cruz de muy cerquita?
RODOLFO
Claro que sí.

  (Se arranca los bigotes y la perilla.) 

VICKY
¡Qué lindo es el esmalte!
60
RODOLFO

 (Se alisa los cabellos.) 

No tanto como tú.

  (TERESINA lo pellizca con saña.) 

¡Quieta, muchacha!
VICKY
Señorita, son bromas sin malicia.
TERESINA

 (Por RODOLFO.)  

¡No hable usted por su boca, señorita!
 

(Los focos de escena se van apagando. El escenario queda iluminado por una luz fría y difusa.)

 
VICKY
Perdón.
RODOLFO
Pero, ¿qué es esto?
TERESINA
Que la noche
no ha hecho más que empezar, como tú dices. 65

 (Se aparta contrariada.) 

PEDRO
¡Y muy bien que empezó! Cincuenta fueron
las condecoraciones otorgadas
hoy en todo el país.
 

(RODOLFO le da a MARTA, que le tendía la mano para recogerlos, sus postizos.)

 
RODOLFO
Gracias, pitusa...
 

(Y le toma, galante, la barbilla. TERESINA los contempla, inquieta. MARTA se gafa, con un mohín un tanto ridículo.)

 
MARTA
Por favor...
APOLINAR

 (Toma a RODOLFO del brazo y lo aparta.) 

¡Pero pocas tan bien dadas
como las que esta noche festejamos! 70
 

(Los cantantes se van apiñando en torno a los dos.)

 
ARÍSTIDES
¡Muy merecida la tenía Rodolfo!
VICKY
¡Y el señor Palma!
SALUSTIO

 (Palmea, adulador, el cogote de RODOLFO.) 

¡Grandes servidores
de un gran país y de una gran cultura!
RODOLFO
Me abrumáis...
«DUQUESA»
¡Es justicia, caro amigo!
TERESINA

 (Que se quedó sola a la derecha, decide cambiar de actitud.) 

Sí, amigo mío, gran justicia ha sido. 75
 

(Avanza hacia él, conmovida.)

 
Y yo he... llorado, viendo al presidente,
cuando en el entreacto y aquí mismo
la cruz te puso al cuello.
APOLINAR
¡Qué gran hombre!
TERESINA
¡Es el mejor barítono del mundo!
APOLINAR
¿El presidente?
TERESINA
¡No, señor! ¡Rodolfo!
80
 

(Mimosa, se acerca a RODOLFO.)

 
RODOLFO

 (La enlaza.) 

¡Jamás olvidaremos estas horas!
¡Una alegre velada nos aguarda!
¡La nación y la ópera prosperan!
TERESINA
¡Y el amor nos concede su ventura!
RODOLFO

 (Canta, exultante, los gritos.) 

¡Viva, viva, viva!
TODOS
¡Va, va!
85
 

(TERESINA se echó en los brazos de RODOLFO. Tras su recorrido, en el que recogió diversas cosas, MARTA se acerca tímidamente a ELOY. Él nota su llegada y la mira de soslayo, inquieto.)

 
PEDRO
Fijaos en Eloy.
RODOLFO
No dará el yelmo.
TERESINA
Qué extrañamente mira a esa muchacha...
RODOLFO
Teme que se lo pida.
TERESINA
No. No es eso...
RODOLFO

 (Se encoge de hombros.) 

Será que está pensando en musarañas.
 

(Con mucha timidez, MARTA señala a la bacía. ELOY se levanta despacio, muy turbado, con una leve negativa que es un ruego. Ella pregunta con un gesto: «¿No?» Él junta suavemente las manos suplicantes. Ella baja los ojos y cruza hacia la derecha: antes de salir se vuelve a mirarlo, desasosegada. Él, que la siguió con la vista, desvía la cabeza al mirarlo ella, emocionado. MARTA sale. ELOY se sienta y vuelve a apoyar la cara sobre los puños.)

 
APOLINAR
En lo que piensa es en los visitantes. 90
MICKY
¿Qué visitantes?
MUCHOS

 (Con sorna.) 

¡Ah! Los visitantes.
 

(ELOY los mira de reojo y decide ignorarlos. SIMÓN ha oído y sale a medio vestir de su camerino. Entre él y ELOY se cruza una mirada.)

 
MICKY
Pero, ¿qué visitantes?
RODOLFO
¿No lo sabes?
MICKY
Como soy nueva aquí...
PEDRO

 (Sonríe, con un dedo en los labios.) 

¡No lo preguntes!
RODOLFO

 (Acercándose a ELOY, brinda sus palabras a los demás.) 

El hombre solo piensa en su secreto...
Por eso aún no me ha felicitado. 95
MUCHOS
¿Será posible?
RODOLFO
Claro que es posible.
Siempre afirmó que soy un mal barítono.
MUCHOS
¡Qué insensatez!
RODOLFO
¡Eloy es tan sincero!
BÁRBARA

 (Con sorna.) 

Quizá, pensando siempre en visitantes,
no reparó...
RODOLFO
Se lo preguntaremos.
100
¿Es eso, Eloy? ¿Quizá no reparaste
en las dos cruces que hoy el presidente
concedió a dos personas que conoces?

 (Columpia, irónico, su cruz.) 

¿O quizá ni siquiera has reparado
en que esta noche vino el presidente? 105
MUCHOS
¡Ja, ja! ¡Ja, ja! ¡Ja, ja!
ELOY
He reparado.
RODOLFO
¡Pues nadie lo diría, viejo amigo!
ELOY
Ayer, muchas tarimas levantaron
buscando alguna bomba, y esta noche
la casa se llenó de policías. 110
RODOLFO
¡Pero eso es natural!
ELOY
He reparado.
MUCHOS
¡Es natural!
RODOLFO
¡En qué cosas reparas!
MUCHOS
¡Tan naturales!
RODOLFO
¡En la policía
hay que ser criminal para fijarse!
ELOY
Yo no soy criminal y me he fijado. 115
RODOLFO

 (Se toquetea otra vez la cruz.)  

Y en dos deslumbradoras crucecitas,
¿reparaste quizás?
ELOY
He reparado.
RODOLFO

 (Con enorme inocencia.) 

¿De veras?
MUCHOS
¡Ja, ja, ja! ¡Genial, Rodolfo!
ELOY

 (Se levanta.) 

También he reparado en que ha lucido
la cruz sobre el disfraz de Don Quijote. 120
Tal vez en el libreto así se indica.
RODOLFO

 (Molesto.) 

Era una deferencia al presidente.
No puede comprender esas finezas
un cantante sin nombre y fracasado.
¡Qué le vamos a hacer! Solo muy pocos 125
a ser buenos barítonos llegaron.
ELOY
Dando el «la» natural.
RODOLFO
¿Qué es lo que has dicho?
ELOY
Dando el «la» natural. ¿Sabe qué es eso?
RODOLFO

 (Rojo.) 

¡Naturalmente!
ELOY
Por si lo ha olvidado,
130
déjeme recordarlo. Es esta nota.

 (Lanza un limpio «la» natural.) 

RODOLFO
¡Eres un solemnísimo payaso!
ELOY

 (Imperturbable.) 

¿Lo puede usted cantar?
RODOLFO

 (Exaltado.) 

¡Sí, mas no ahora!
No debo destrozarme la garganta.
ELOY
Lo comprendo muy bien. Por eso manda 135
transportar tesituras en sus arias.
RODOLFO

 (Después de un momento de muda cólera.) 

¡No te escucharé más, pobre insolente!
 

(Y le da la espalda para reunirse, despreciativo, con los otros. TERESINA se enfrenta con ELOY.)

 
TERESINA
¿Cómo se atreve a hablarle así a Rodolfo?
ELOY

 (Seco.) 

No intervengas en esto, chiquilina.
TERESINA
¿Chiquilina? ¡Yo soy la prima donna! 140
ELOY
Y él el «divo». Creced. Multiplicaos.

 (Vuelve a sentarse.) 

TERESINA
¿No será que las uvas están verdes?
 

(ELOY sonríe y se encoge de hombros.)

 
MUCHOS
¡Ja, ja, ja! ¡Muy bien dicho, señorita!
TERESINA
¿A qué, si no, se pone usted el yelmo?
 

(ELOY la mira.)

 
Todos sabemos que hizo el Don Quijote 145
aquí mismo, hace años, una noche...
ELOY

 (Se levanta desconcertado.) 

Ni me acuerdo de aquello.
TERESINA

 (Modela con las manos una imaginaria bacía sobre su propia cabeza.) 

¡Ni se acuerda!
 

(Y le vuelve la espalda para reunirse con RODOLFO, que le sonríe aprobatorio.)

 
MUCHOS
¡Ja, ja, ja! ¡Son el diablo las mujeres!
ELOY

 (Da unos pasos hacia ellos.) 

¡Os digo que no es eso!
TERESINA
¿Qué es, entonces?
ELOY

 (Después de un momento.) 

No echaré margaritas a los puercos. 150
MUCHOS
¡Se insulta cuando faltan argumentos!
ELOY
Chillad como ratones. Yo me callo.

 (Se sienta y aguanta, estoico.) 

«DUQUESA»
Dejadle devanar sus chifladuras.
Ninguna falta hace en nuestra fiesta.
ELOY
Quisiera yo saber qué se festeja. 155
APOLINAR
El honor que nos ha hecho el presidente,
nuestra amistad, dos cruces bien ganadas,
el auge y la riqueza de la patria.
ELOY
Dulce pintura. Sabe a caramelo.
La voy a completar, con su licencia. 160
Hay que pasar la noche en el teatro;
la consigna se dio hace cuatro fechas.
Desde las doce, la ciudad entera
se esconderá en las cuevas y refugios
y aprenderá a vivir como los topos 165
hasta que la consigna se levante.
MUCHOS
¡Es natural y ya paso otras veces!
Es otro ensayo de defensa atómica
contra un fingido ataque nuclear.
ELOY
Los músicos corrieron a sus casas. 170
El presidente regresó a palacio.
El supuesto civil puede iniciarse:
mejor se aceptará con fiesta y risas.
MUCHOS
¡Es cosa natural y necesaria!
ELOY
¡Sabio gobierno, que mantiene la opera 175
y concede oportunos galardones
para endulzar consignas necesarias!
Todo es claro y sencillo: precauciones,
pero ningún peligro. ¿Qué ha de haberlo,
si el mismo presidente nos sonríe 180
y aplaude complacido desde un palco?
MUCHOS
¡Naturalmente! ¿No se había enterado?
ELOY
La ciudad cierra tiendas y oficinas,
ahorra gasolina, aprende calma.
Para que la enseñanza sea completa 185
y nuestros nervios sepan relajarse
se oye constante ruido de explosiones
durante los ensayos de defensa.
MUCHOS
¡Muy natural! ¡Es la pedagogía!
ELOY
Si la guerra estalló sin avisarnos 190
y cayeron las bombas esta noche,
continuaremos tan despreocupados
como en el popular cuento del lobo.
 

(Todos callan y se miran perplejos. El ELECTRICISTA sube del foso, enciende la luz roja de la barandilla y se queda mirando a ELOY. Es un hombre maduro, con ropa de faena y gafas.)

 
Calmaos. Pues tal vez estos ensayos
a otra causa obedecen, que nos callan. 195
MUCHOS
¿Otra causa?
ELOY
Otra causa.
MICKY
¿Qué otra causa?
RODOLFO

 (Sardónico.) 

¡No se lo preguntéis! ¡Los visitantes!
MICKY
Pero, ¿qué visitantes?
MUCHOS

 (Con sorna.) 

¡Ah! Misterio...
ELECTRICISTA

 (Mira su reloj y levanta un dedo señalando al aire.) 

Silencio, por favor. Escuchen todos.
 

(Suenan las doce en una torre lejana. Los seis TRAMOYISTAS aparecen por ambos laterales y dejan doce sillas a los dos lados de la escena. Luego escuchan, inmóviles, al ELECTRICISTA. La música inicia un nuevo motivo.)

 
SALUSTIO
El supuesto ha comenzado. 200
VICKY
¿Descendemos a los fosos?
ELECTRICISTA

 (Habla siempre con leve tono sentencioso.) 

Tal vez el supuesto tenga
otra causa que nos callan.
Mas no la que Eloy supone.
El pobre sueña en fantasmas; 205
yo solo creo en la ciencia.
La razón es tan segura
como la electricidad.
Quizá otra causa nos callan.
RODOLFO
¿Qué causa es esa?
ELECTRICISTA
La huelga.
210
RODOLFO
¿Otra huelga?
ELECTRICISTA
Que el supuesto
nos oculta limpiamente,
metiéndonos en refugios.
 

(MARTA reaparece por la derecha y escucha. ELOY se inmuta al verla.)

 
Hábil gobierno, y astuto;
nos vuelve a todos huelguistas 215
y así la huelga no existe.
No es mal gobierno. Discurre.
Mas si a fondo conociera
la electricidad social
dominaría sus leyes 220
y no estallarían huelgas.
No es mal gobierno. Prospera
el país y los rebeldes
van perdiendo las razones
que tienen para agitarse. 225
Pero, si fuera perfecto,
el gobierno llamaría
a otros hombres que le faltan...
MUCHOS
¿Qué otros hombres?
ELECTRICISTA
Está claro...
No hablo porque yo lo sea... 230
MUCHOS
¿A quiénes llamar debiera?
ELECTRICISTA

 (Modesto.) 

A algunos electricistas.
SEÑOR PALMA

 (Voz de, por la izquierda. Nuevo tema musical.) 

¡Dadme albricias, amigos, dadme albricias!
 

(Entra en escena.)

 
La compañía pasará el supuesto
en camerinos y en el saloncillo. 235
Merced especial es; no digáis nunca
que el propio presidente la concede.
Y otra feliz noticia, reservada:
me ha dejado entender, sin afirmarlo,
que la consigna se alzará algo antes 240
de que comience la función mañana.
TODOS
¡Viva, viva, viva! ¡Va, va!
SEÑOR PALMA
Id a cambiaros, que en el saloncillo,
como especial obsequio del gobierno
para festejar nuestras dos cruces, 245
una sabrosa cena nos espera.
MUCHOS
¡Viva, viva, viva! ¡Va, va!
SEÑOR PALMA
¡Electricista!
ELECTRICISTA
Diga, señor Palma.
SEÑOR PALMA
¿Está todo dispuesto ya en el foso?
¿Abundante comida?
ELECTRICISTA
Por supuesto.
250
Y todas las demás comodidades
por nuestro grupo autoelectrificadas.
SEÑOR PALMA
Pues que baje el servicio del teatro.
ELECTRICISTA
Por la otra escalerilla casi todos
bajaron ya. Solo unos pocos faltan. 255
SEÑOR PALMA
Pues que bajen y cumplan la consigna.
Usted puede venirse con nosotros.
ELECTRICISTA
Muchas gracias, señor.

  (A los TRAMOYISTAS.)  

Ya habéis oído.
 

(En medio de un silencio que la música subraya sordamente, los seis TRAMOYISTAS desfilan hacia el escotillón. Música de explosiones. Los TRAMOYISTAS se detienen. Los cantantes se miran entre sí y miran a ELOY. Crepitar de disparos. La música cambia de tema.)

 
ELOY

 (Para sí.) 

¿Bomba, huelga o visitantes?
Adivina, adivinanza. 260
SEÑOR PALMA
¿Qué les pasa, amigos míos?
La brigada de los ruidos
ha empezado su tarea
y educa nuestros reflejos.
MUCHOS

 (Tras un sonoro suspiro general.) 

¡Solo es la pedagogía! 265
ELECTRICISTA

 (Caviloso.) 

También se oyeron disparos...
Como hay huelga...
SEÑOR PALMA

 (Sonriente.) 

¡Son disparos
asimismo pedagógicos!
MUCHOS
¡Solo es la pedagogía!
ELECTRICISTA
Tal vez.

  (A los TRAMOYISTAS.) 

Descended al foso.
270
 

(Los TRAMOYISTAS bajan al foso. MARTA titubea y mira a ELOY, de quien espera acaso rescatar la bacía. ELOY rehúye su mirada y ella opta por bajar también al foso. Cambia el ritmo musical.)

 
SEÑOR PALMA
¡Espero a todos en el saloncillo!
 

(Saluda con un ademán y sale por la izquierda.)

 
RODOLFO
¡A cambiarse!
BÁRBARA

 (Pese a sus años.) 

¡A cambiarse y a gozar!
RODOLFO
¡Vamos, amigos! ¡Viva el señor Palma!
TERESINA
¡Y Rodolfo!
MUCHOS
¡Que vivan muchos años!
 

(APOLINAR inicia la marcha. Todos van saliendo por la izquierda.)

 
APOLINAR
¡Viva, viva, viva!
TODOS
¡Va, va!
275
RODOLFO
¡La nación y la ópera prosperan,
y el amor nos concede su ventura!
TODOS
¡Viva, viva, viva! ¡Va, va!
 

(Se pierden sus voces. Una nueva explosión se oye, más lejana. SIMÓN, que no ha salido, da un respingo. ELOY atiende. La música se amansa y ahora es casi un susurro. ELOY se sienta y vuelve a apoyar su cabeza en los puños. SIMÓN se acerca y se sienta a su lado.)

 
ELOY
Hallan lo absurdo natural y sueñan
que es bella y fuerte su ciudad podrida. 280
SIMÓN
¿Por qué les canta usted tantas verdades?
Le perjudica...
ELOY
Me lo ordenan ellos.
SIMÓN
¿Los visitantes?
ELOY
Sí.
SIMÓN

 (Con leve escepticismo.) 

Verlos quisiera.
ELOY
Simón, las bombas que esta noche explotan
podrían ser muy ciertas.
SIMÓN
¡No me asuste!
285
ELOY
Su fragor es más fuerte que otras veces.
Tal vez los visitantes han llegado.
SIMÓN
¿Lo sabe usted de fijo, o lo supone?
ELOY

 (Después de un momento.) 

Es pronto para hablar.
SIMÓN
¡Qué va a ser pronto!
Señor Eloy, soy pobre. Yo quisiera 290
recordarle esta noche su promesa.
Tengo hijos y mujer y apenas gano
para darles vestidos y comida.
Sé que no canto bien; fue por mis carnes
por lo que me eligieron para Sancho. 295
Poco importa, lo sé. Cuando ellos lleguen,
sepa que mi ambición no es desmedida.
De esta ciudad podrida y despreciable
me conformo con ser burgomaestre.

  (Da un imaginario golpe en el suelo con un bastón imaginario.) 

ELOY
A cuantos creen en ellos necesitan. 300
Serás burgomaestre y cantaremos
al fin nuevas palabras.
SIMÓN
¿Cantaremos?
ELOY
Son músicos, y cantan cuando hablan.
¡Ah, Simón, si pudieras comprenderlo!
Las más tremendas cosas se avecinan. 305
Ellos nos visitaban ya hace siglos
con sus raudos platillos voladores
y ahora aterrizarán para salvarnos
de nuestra propia insania. Quizá el cielo
está lleno a estas horas de platillos 310
y el gobierno nos manda a los refugios
para que lo ignoremos. ¡Vano empeño!
No saben que va están entre nosotros.
SIMÓN
¿Entre nosotros?
ELOY
Sin que lo advirtamos,
conviven con nosotros a millares. 315
Nos están estudiando. Y hay objetos
sencillos y en el fondo misteriosos
que aquí y allá nos fueron arrojados...

 (Sus manos dibujan en el aire extrañas caídas.) 

SIMÓN
¿Para que?
ELOY
Son objetos detectores.
SIMÓN
¿Como si fueran radios?
ELOY
Más o menos.
320

 (Confidencial.) 

Uno de ellos se encuentra en el teatro.
SIMÓN
¿Cómo lo sabe usted?
ELOY
Porque el objeto...
lo tengo en la cabeza.
SIMÓN
¿Dentro?
ELOY
¡Fuera!
SIMÓN
¡Ja, ja! ¡Ja, ja! ¿El yelmo de Mambrino?
 

(ELOY se descubre y sostiene la bacía con ademán solemne.)

 
ELOY
Desde él te están viendo y escuchando. 325
Repara en su dibujo, que es la forma
perfecta de un platillo, con el cerco...,
la torreta...

  (Por la escotadura.) 

Y aquí, la portezuela.

  (Mueve la bacía como si fuese un platillo que descendiese.) 

SIMÓN
¡Que no, señor Eloy!
ELOY
¿No tienes ojos?
SIMÓN
¡Su forma es de bacía de barbero! 330

  (Le arrebata la bacía, se la adosa al cuello y finge enjabonarse.) 

¡Un cacharro corriente, que hace siglos
tenía ya esta forma!
ELOY
Fue ideada
por un hábil y antiguo visitante.
SIMÓN
¿Un barbero marciano?
ELOY
¡Trae el yelmo!
No es para el cuello, es para la cabeza. 335

 (Se lo quita, lo vuelve y se lo pone.) 

SIMÓN
¡Que no, señor Eloy!
ELOY
¡Escucha, simple!
Tú vas a oír la música increíble;
la música que oigo y que me habla.

 (Se descubre de nuevo.) 

Si percutes en sitios diferentes
despertarás la extraña melodía. 340

 (Percute en diferentes sitios de la bacía, que despide un sonido de latón.) 

SIMÓN
Muy extraña no es... A latín suena...
 

(ELOY lo mira fríamente y sigue percutiendo. De pronto, uno de los golpes despierta una nota claramente musical. La expresión de SIMÓN cambia bruscamente. Tres o cuatro percusiones más, y otras dos notas saltan. ELOY se interrumpe.)

 
ELOY
Mas no sé si debiera confiarte
un secreto tan grande.
SIMÓN

 (Con las manos juntas.) 

¡Siga, siga!
 

(ELOY percute. Doce notas cristalinas componen una frase sonora. Sigue percutiendo y una nueva frase se expande. Entonces separa lentamente la mano de la bacía y esta, ante el asombro de SIMÓN, continúa emitiendo notas _y notas en risueña catarata... ELOY levanta la bacía, que sigue sonando. SIMÓN se pasa la mano por la cara, dudando de lo que oye. ELOY se encaja, lento, la bacía en la cabeza; los sonidos se apagan suavemente, pero su cara se transfigura. Sigilosa, MARTA asoma la cabeza por la barandilla del escotillón y los mira. A poco, sube algunos peldaños más sin que ellos adviertan su presencia. SIMÓN se oprime los oídos, medroso.)

 
Ya nada oigo.
ELOY
Yo lo sigo oyendo.
SIMÓN

 (Vuelve a refregarse la cara con las manos, se tira de las orejas.) 

¡Benditos sois, soplillos míos que oísteis! 345

 (Bailotea, alegre.) 

¡Dejen paso al señor burgomaestre!
 

(Deja de bailar al advertir que ELOY está mirando fijamente a MARTA. De repente, ELOY se quita la bacía, que ahora está muda, y la oprime contra su pecho. Con mucha timidez, MARTA extiende las manos.)

 
MARTA
¡Por favor...!
 

(ELOY oprime aún más la bacía contra su pecho. Ella repite, en silencio, el ademán.)

 
ELOY
¡Por favor, no me lo quite...!
 

(Se miran unos segundos. MARTA suspira, desciende por el escotillón y desaparece. ELOY se acerca a la barandilla y mira, cauteloso, hacia abajo.)

 
SIMÓN
¿Habrá notado algo?
ELOY
La más dulce
criatura del mundo.
SIMÓN
¿Ella?
ELOY
Ella.
SIMÓN
Fea no es.
ELOY

 (Colérico.) 

¿Qué dices, insensato?
350
¡Ciegos tus ojos son, pues que no advierten
la luz de una presencia sobrehumana!
SIMÓN
¿Se refiere a esa chica?
ELOY
¡De ella hablo!
SIMÓN
¡Las barbas y la calva de mi abuelo!
¿Se enamoró usted de ella?
ELOY
Calla, necio.
355
¿Cómo te haré entender que en el teatro
nos observa también un visitante?

  (Se cala la bacía.) 

SIMÓN

 (Retrocede, asustado.) 

¡Señor Eloy, no lo será usted mismo!

 (Cae de rodillas.) 

  (Lo levanta, misterioso.) 

Es ella.
SIMÓN
¿Ella?
ELOY
Ella, amigo mío.
SIMÓN

 (Riendo.) 

¡Que no, señor Eloy!
ELOY
¡Sé lo que digo!
360
SIMÓN
La chica es servicial y no habla mucho.
Empezó en la limpieza con la escoba
y ahora trabaja en la guardarropía.
Todos dicen que es tonta y se aprovechan;
al pasar, ya le dan buenos azotes. 365

  (Mima la acción.) 

Pruebe la aventurilla, si le peta.
Todavía no es viejo.
ELOY
No profanes
con sucia lengua a una mujer tan grande.
Ella finge humildad, tolera ofensas,
mas no es lo que parece. ¿No recuerdas 370
cuál es su nombre?
SIMÓN
Claro que sí, Marta.
ELOY
Marta viene de Marte.
SIMÓN

 (Se rasca la cabeza, perplejo.) 

Coincidencias...
ELOY
Simón, tú has escuchado el son del yelmo.

 (Señala a la bacía y después al escotillón.) 

Su música inefable me lo ha dicho.
SIMÓN
¡Si parece imposible!
ELOY
Pues es cierto.
375
SIMÓN

 (Después de un momento.) 

¡Señor, Señor, qué cosa tan tremenda!
ELOY
Mayores las verás después del alba.
Y ahora, silencio.
SIMÓN
¡Tantas emociones
hambre me han dado, y en el saloncillo
nos espera una mesa suculenta! 380
¿Nos vamos a cenar?
ELOY
Estoy cansado.
SIMÓN
¡Perdóneme, pero es que muero de hambre!
ELOY
Pues come y sáciate. Pero ¡silencio!
SIMÓN
Callado me estaré.
 

(Marchándose.)

 
¡Señor, qué cosas!
 

(ELOY lo ve partir. Luego se acerca al escotillón y mira hacia abajo. Después se aleja y se sienta, fatigado, en el escalón. La música se vuelve sigilosa y extraña; entre sus acordes se reiteran, con otros metales, las frescas melodías que la bacía emitió momentos antes. Larga pausa. ELOY reclinó la cabeza sobre el puño; se le cerraron los ojos. La luz baja. La bombilla roja del escotillón se apaga lentamente. Frías tonalidades ondulantes se inician en el telón del fondo, crecen hasta invadirlo y continúan durante la escena siguiente; sutiles iluminaciones caen sobre ELOY y sobre el escotillón. Por él suben del foso seis figuras, que se detienen un instante antes de aparecer del todo. Visten ceñida ropa de acerados destellos, fantásticos cinturones, «verdugos» rutilantes. Sobre las caras, sonrientes máscaras verdes de inmensos ojos. Después de mirar a ELOY por unos segundos, terminan de subir y se acercan.)

 
VISITANTE 1.º
¡Eloy!
VISITANTE 2.º
¡Eloy!
VISITANTE 3.º
¡Eloy!
385
 

(ELOY alza la cabeza estupefacto, los mira y se levanta.)

 
ELOY
¿No me engaña mi mente? ¿Sois vosotros?
VISITANTE 1.º
Ni tu mente ni el yelmo te engañaron.
Te anunciamos por él nuestra visita
y aquí nos tienes.
ELOY
¡Gracias sean dadas!

  (Se arrodilla.) 

VISITANTE 4.º
Eloy, levántate. No somos dioses. 390
ELOY
¡Para mí sí lo sois!
VISITANTE 1.º
Ven aquí, hermano.

 (Lo levanta y lo abraza.) 

ELOY

 (Feliz.) 

¡Hermano...!
VISITANTE 1.º
De una sola raza somos.
Los humanos descienden de nosotros
y el aire que respiran es el mismo
que en nuestros dos satélites guardamos. 395
ELOY
¡Silencio! Se está abriendo aquella puerta.
 

(En efecto, la puerta del camerino de SIMÓN se abre despacio, mostrando la luz de su interior.)

 
¡Aunque nadie la mueve!
VISITANTE 5.º
Nada temas.
ELOY
¿No está pasando alguien por el hueco?
Siento como si fuesen dos personas.
VISITANTE 6.º

 (Mientras la puerta se cierra lentamente.) 

Nuestro poder la mueve desde lejos 400
mediante radiaciones que investigan
los últimos rincones del teatro.
¿Es vuestra la ciudad?
VISITANTE 1.º

 (Señala a la puerta que se cerró.) 

Sí, de ese modo.
ELOY
¿Cuándo la tomaréis militarmente?
LOS SEIS
Eloy, olvida esa palabra horrible. 405
Nosotros nada ansiamos por la fuerza.
ELOY
¡Pero es grande el peligro, hermanos míos!
¡Una espantosa guerra se prepara!
¡Intervenid, o el mundo se destruye!
LOS SEIS
Para que no suceda hemos bajado. 410
Tal vez sea preciso que actuemos,
mas aún no es seguro que lo hagamos;
por eso hemos querido hablar contigo.
Debes estar dispuesto a grandes pruebas,
pues acaso sigamos en la sombra. 415
Sufre con entereza y no flaquees;
el universo entero te contempla.
ELOY
Dispuesto estoy a ello. Pero, hermanos...,
mi soledad es grande, y tan amarga...
LOS SEIS
Tú no estás solo, Eloy. Tú eres legión. 420
ELOY
Vosotros sois legión, mas yo estoy solo.
Ese pobre Simón, que os aguarda,
es deficiente y flojo compañero
que a mi alma no basta... Mas, silencio.
Prueba es también callar.

  (Baja la cabeza, avergonzado.) 

VISITANTE 1.º
Tus pensamientos
425
leemos sin trabajo.
ELOY
¡Perdonadlos!
VISITANTE 1.º
Son nobles pensamientos. No te turbes.
 

(LOS SEIS VISITANTES se vuelven hacia el escotillón y esperan. Con los ojos bajos, sube MARTA por él y se detiene. ELOY tiembla.)

 
LOS SEIS
El planeta que el hombre dice Marte
a la vida venera, no a la guerra.
Para ti bajó de él su flor más pura, 430
pues, en esta ciudad, solo tú eres
digno de recogerla.
ELOY
Desfallezco...
 

(Los VISITANTES lo sostienen.)

 
LOS SEIS
Marta te acepta, Eloy. Ella te ama.
 

(El VISITANTE 1.º llega hasta MARTA, la toma de la mano y la conduce junto a ELOY, cuya mano toma y enlaza con la de ella. ELOY y MARTA no osan mirarse. Mientras el VISITANTE 1.º canta, inmóvil, los otros cinco tejen alrededor de la pareja los conjuros de una danza nupcial.)

 
VISITANTE 1.º
¡Que vuestros pies aromen los caminos!
¡Que un solo cristal formen vuestras almas! 435
¡Que la luz del futuro os devore!
Tú eres el escogido. ¡Canta! ¡Ríe!
 

(LOS CINCO VISITANTES se van deslizando, al terminar su danza, hacia el escotillón. Al proferir el VISITANTE 1.º la última de sus espaciadas invocaciones, se detienen súbitamente.)

 
LOS CINCO
Dirás que al fin hemos aterrizado.
Pero tal vez sigamos en la sombra
y deberás sufrir la amarga prueba 440
de las horas vacías de esperanza.

 (Comienza su descenso.) 

VISITANTE 1.º

 (Se encamina al escotillón con un dedo en los labios.) 

No reveles a nadie quién es ella.
ELOY
¡Se lo dije a Simón!
VISITANTE 1.º
A ningún otro.

 (Se dispone a bajar.) 

¡Hay mucha gente abajo! ¡Seréis vistos!
VISITANTE 1.º
¡No nos verán! Sabemos ocultarnos. 445
 

(Los seis VISITANTES levantan ambas manos en rígido saludo y descienden. ELOY y MARTA siguen sin atreverse a cruzar la mirada.)

 
Marta, perdona mis cincuenta años.
MARTA
Eloy, ya nunca más te sientas solo.
ELOY
Mírame: como un niño estoy temblando
y temo para ti ser solo un viejo.
MARTA
Mírame, Eloy. También mis manos tiemblan 450
y anhelo para ti ser una niña.
 

(Se miran. ELOY la besa de pronto apasionadamente, sobre un gran estadillo orquestal.)

 
LOS DOS
¡Que la luz del futuro nos devore!
 

(La música se amansa. ELOY le besa entonces las manos con respeto y gratitud.)

 
MARTA
Aún es temprano para nuestra dicha.
Recuerda que no debes conocerme.
Piensa que fue tan solo un bello sueño 455
nuestro encuentro. Mas ya no necesitas
la voz del yelmo. Con el sueño basta.

 (Le quita la bacía con suavidad.) 

Dámelo ahora y seguiré cumpliendo
mis humildes deberes.
 

(Se encamina al lateral derecho.)

 
ELOY
¡Marta, Marta!
MARTA

 (Se vuelve.) 

Ten confianza. Pronto nuestra música 460
inundará de paz tu bello mundo.
 

(Sale. ELOY da unos pasos, mirándola alejarse, y luego vuelve a sentarse donde lo sorprendieron los VISITANTES. A poco, cierra los ojos y reclina la frente sobre las manos. La bombilla roja del escotillón se enciende lentamente; las ondas cromáticas del fondo se apaciguan, reducen y desaparecen. La música estalla en nuevos tiroteos y explosiones lejanas. ELOY se sobresalta y levanta su rostro. Recuerda y, de pronto, se toca la cabeza, cerciorándose de que la bacía ha desaparecido. Una sonrisa feliz ilumina sus rasgos. Con infinita devoción, mira hacia el sitio por donde MARTA salió poco antes. Se levanta y, apoyado en la barandilla, sigue mirando hacia el lateral. Una voz le llama desde el fondo de la sala. La música cambia su tema.)

 
ISMAEL
¡Eloy!
 

(ELOY se incorpora y se vuelve, intrigado.)

 
¡Eloy!
 

(ELOY da, muy emocionado, unos pasos hacia el proscenio.)

 
¡Eloy...!
ELOY
¿Habéis vuelto, hermanos míos?
 

(Por el pasillo central avanza un hombre hacia el proscenio. Tan flaco y alto como ELOY, cubre su descarnada anatomía con un raído abrigo. Apenas se le ve la cara bajo el viejo sombrero y la bufanda que la tapan; unas gafas de ancha montura y gruesos cristales cabalgan sobre su nariz. A la mitad del pasillo, se detiene.)

 
¿No sois vosotros? ¿Quién llama?
 

(El hombre continúa su camino, mirando a todos lados con recelo. Cerca del proscenio, vuelve a detenerse.)

 
ISMAEL
Confío en que me recuerdes. 465
ELOY
¡Ismael!
ISMAEL
Quisiera hablarte.
 

(Sube por una de las escalerillas.)

 
ELOY
¡Qué alegría me da verte!
 

(Se abrazan.)

 
¡Viejo amigo!
ISMAEL
No hables alto.
Importa que no nos oigan.

 (Señala a la sala por donde vino.) 

¿Es la sala del teatro? 470

 (Señala al fondo.) 

La recordaba ahí enfrente.
ELOY
Esta es la sala más vieja,
convertida en dependencias.
No temas, no hay nadie en ella.
Solo invisibles fantasmas 475
o invisibles visitantes.
¿Son ellos quienes te mandan?
Lo esperaba y lo mereces.
ISMAEL
No comprendo de quién hablas.
ELOY
Ismael, no disimules. 480
También a mí me han hablado.
Pero tú eres más dichoso,
porque habrás visto la noche
constelada de platillos...
 

(ISMAEL lo mira y se sienta, desolado, en una silla. ELOY va a su lado.)

 
¿Qué te ocurre?
ISMAEL
Pobre amigo.
485
Todavía crees en ellos.
Ya me hablabas de marcianos
cuando soñábamos juntos
hace años... Tú querías
cantar. Yo quise escribir. 490
La juventud se ha pasado
solo somos dos parias:
un infeliz partiquino
y un hombre del sindicato.
Despierta, Eloy. No hay platillos 495
ni marcianos en la noche.
Hay disparos en las calles
y patrullas implacables.
ELOY
¡Te digo que los he visto!
ISMAEL
Escucha, Eloy. Me persiguen, 500
mas he logrado burlarlos.
Si pudieras esconderme
por unos días...
ELOY
¿Qué has hecho?
ISMAEL
Todo el cinturón fabril
de la ciudad está en huelga 505
y soy uno de los jefes.
ELOY
La huelga no es un delito.
ISMAEL

 (Con ironía.) 

Nuestro liberal gobierno
reconoce ese derecho.
Pero si una noche ordena 510
que se baje a los refugios
todo es fácil.
ELOY
¿Qué es lo fácil?
ISMAEL
Quemar el Palacio Viejo
sin testigos en las calles,
acusar al sindicato 515
atraparnos sin esfuerzo.
ELOY
¿Eso han hecho?
ISMAEL
Si me prenden
me condenarán a muerte.
ELOY
Yo te esconderé, no temas.
Habrás de esperar muy poco. 520
Cuando luzca el nuevo día
cesará toda injusticia.
ISMAEL
Yo no debo aprovecharme
de tus hermosas quimeras.
Si decides esconderme 525
debes saber que hay peligro.
ELOY
He hablado a los visitantes.
Mas aunque ellos no vinieran
también te protegería.
Si alguien padece injusticia 530
deber nuestro es ayudarlo.
ISMAEL
No siempre.
ELOY
¿Cómo, no siempre?
Tú has entregado tu vida
a los que sufren y esperan.
Por eso te admiro y quiero. 535
Si de organizar la huelga
a un inocente acusasen
por no poder encontrarte,
yo sé que te entregarías.
ISMAEL
No siempre.
ELOY
¿Cómo, no siempre?
540
ISMAEL
Va a suceder lo que dices
y yo no he de presentarme.
ELOY
¿Dejarías que pagase
un inocente por ti?
ISMAEL
¡Hay millones de inocentes 545
y me debo a todos ellos!
ELOY
¡Y también a cada uno!
ISMAEL
Solo cuando sea más útil
que yo mismo.
ELOY
¿Cómo sabes
que no lo será mañana? 550
¿Que no lo es ya?
ISMAEL
Si no tiene
mi responsabilidad,
no es más útil.
ELOY
¿Y le dejas
ser torturado en tu nombre?

 (Una pausa.) 

¿Ejecutado en tu nombre? 555

 (Una pausa.) 

ISMAEL
También.
ELOY
¡Has titubeado!
ISMAEL
Eloy, la acción es impura.
La injusticia es necesaria
para alcanzar la justicia.
Serás solo un soñador 560
si el escrúpulo no ahogas
y a actuar no te decides.
ELOY
Actuar es esconderte
y no necesito ahogar
escrúpulos para hacerlo. 565
ISMAEL
Al esconderme, tú amparas
también todo cuanto hago.
ELOY
Yo no amparo tus errores
sino tus perplejidades.
Protejo al hombre que duda 570
y no cree en lo que ha dicho.
ISMAEL
Tampoco crees lo que dices.
La verdad, entre tú y yo
se debate desgarrada.
Me guardaré de entregarme 575
aunque sufra mi conciencia.
ELOY
Mi conciencia es la que ordena
que te esconda y te proteja.
ISMAEL

 (Irritado.) 

¡No sabes qué es tu conciencia!
Faro la crees, y es solo 580
una suma de prejuicios.
ELOY

 (Irritado.) 

Y tú, ¿sabes qué es la tuya?
¿A qué hablas de ella, si es solo
una suma de prejuicios?

  (Pausa.) 

ISMAEL
Está bien. No discutamos. 585
ELOY
¿Me estás dando la razón
como a un loco?
ISMAEL
Nada de eso.
ELOY

 (Lo levanta.) 

Ven conmigo al camerino.
Allí estarás cuanto quieras
mientras ellos se presentan. 590
ISMAEL
¿Quiénes?
ELOY
 

(Mientras van hacia el camerino.)

 
¡Nuestros visitantes!

  (Abre la puerta y enciende la luz de su camerino.) 

ISMAEL
¡Cuántos libros!
ELOY
Hablan de ellos.
ISMAEL
Les echaré una ojeada.
ELOY
Yo te buscaré comida.
Descansa.
ISMAEL
¡Sé muy discreto!
595
 

(Suenan las seis en la torre lejana.)

 
ELOY
Ya está pasando la noche...
Todo llegará, Ismael.
Una gran música siento
que me lo canta al oído.
 

(ISMAEL lo mira, perplejo. Entran los dos en el camerino, cuya puerta se cierra. Una pausa. Vistiendo un elegante batín, pero conservando en el cuello su condecoración, entra RODOLFO por la izquierda seguido de APOLINAR, quien sigue enfundado en su sotana. RODOLFO se acerca al camerino de ELOY y escucha; APOLINAR se detiene en el centro del escenario.)

 
APOLINAR
Después del gran festín que hemos gozado 600
me haría feliz el pecho hospitalario
de alguna linda chica.
RODOLFO
Tiempo tienes.
 

(Se reúne con él.)

 
La noche es larga. Vamos a gastarle
al idiota de Eloy un buen bromazo.
APOLINAR
Yo prefiero la carne...
RODOLFO
Yo la broma.
605
APOLINAR
¿Qué broma?
RODOLFO
Pensaremos. ¿No has oído
al tonto de Simón sus necedades?
APOLINAR
Sandeces que le inspira el aguardiente.
Ha dicho que en el yelmo de Mambrino
se escucha un pianillo celestial. 610
RODOLFO
Es Eloy quien le dicta esas simplezas,
no el aguardiente. Quizá el yelmo sirva...
APOLINAR
Marta lo habrá llevado al vestuario.
RODOLFO
Hay que buscar a Marta y convencerla
de que nos dé la llave.
APOLINAR
Yo la carne
615
prefiero...
RODOLFO
Yo la broma. Busca a Marta.
APOLINAR
Veré si está en los fosos, que es su sitio.
 

(Desciende por el escotillón. Mirando al camerino de ELOY, canta RODOLFO, en sigilosas melodías, su rencor.)

 
RODOLFO
Bien podrás darme las gracias,
insolente botarate.
Hoy solo llorarás burlas; 620
quizá mañana te aplaste.
Yo te enseñaré a vivir
si morir no quieres de hambre.
Y he de escuchar de tus labios
que soy el mejor cantante. 625
Envidioso, resentido,
mamarracho, miserable.
 

(Las explosiones de la «pedagogía» parecen responderle y él se sobresalta al pronto; luego las desdeña con un benévolo ademán, tras el que se recuesta en la barandilla. MARTA entra por la derecha del fondo y, al verle, baja la cabeza para pasar ante él en dirección al escotillón. RODOLFO se incorpora sonriente y, al pasar ella, le propina un azote en el trasero. MARTA da un respingo y se detiene en el acto, ruborizada.)

 
No me respetes tanto, palomita.
Podrías sonreírme y saludarme.

 (Se acerca, pegajoso.) 

¿O te has quedado muda?
MARTA
Por favor...
630
 

(Y se encamina al escotillón.)

 
RODOLFO

 (Le toma una mano y la detiene.) 

¿Nadie te habló de lo bonita que eres?
MARTA
Por favor...
RODOLFO
No me burlo, picaruela.
Esta noche podría ser muy bella
para nosotros dos, si tú quisieras.
 

(La atrae hacia la izquierda. Ella se resiste.)

 
MARTA
Por favor...
RODOLFO
Déjame ser tu Rodolfo.
635

 (Por el camerino de SIMÓN.) 

Ahora no hay nadie en ese camerino
y nadie lo sabrá. Dulce secreto
entre nosotros dos. ¿No lo esperabas?
¿No te atrevías a soñar conmigo?
¡Rodolfo Kozas es halcón amante 640
que desciende hasta ti!
MARTA
¡Por favor...!
APOLINAR

 (Que subía del foso, los mira.) 

¡Carne!
RODOLFO
Si aprendieras a no ser importuno...
APOLINAR

 (Sube.) 

En balde te buscaba yo, pequeña.
RODOLFO
Si quisieras marcharte a los infiernos...
APOLINAR

 (Señala al foso.) 

Ya los he visitado. Muchas gracias. 645
 

(Se acerca.)

 
¿Le ha pedido la llave a la chiquita?
RODOLFO
¿La llave?
APOLINAR
¡Qué malísima memoria!

 (A MARTA.)  

Tenemos que buscarle al señor Palma
ciertos objetos en el vestuario.
Conque venga la llave.
RODOLFO
Nada temas.
650
Yo salgo responsable.
APOLINAR
Ya lo oyes.

 (Tiende la mano.) 

Te la devolveremos sin tardanza.
 

(MARTA titubea, pero saca la llave de su bolsillo. APOLINAR se la arrebata.)

 
RODOLFO
Gracias. Puedes bajar de nuevo al foso.
APOLINAR
No es necesario que nos acompañes.
 

(MARTA se encamina al escotillón, no muy convencida. Al pasar junto a APOLINAR, le da este un cariñoso azote en el trasero.)

 
MARTA
¡Por favor!
APOLINAR
Por favor, déjanos solos.
655
 

(MARTA empieza a bajar y se vuelve con una muda súplica en los ojos.)

 
RODOLFO
Te buscaré más tarde, linda niña.
 

(Le envía un beso. MARTA desaparece.)

 
APOLINAR
Precisamente linda...
RODOLFO
Pues no es fea.
APOLINAR
¡Es usted Juan Tenorio redivivo!
RODOLFO

 (Suspira.) 

La carne es bella...
APOLINAR
También lo es la broma.
RODOLFO
¡Amigo Apolinar, viva la broma! 660
 

(Le indica la derecha. Caminan los dos hacia allá con cautelosos pasos, y la música se vuelve repentinamente ligera y juguetona. VICKY aparece por la izquierda y los mira a hurtadillas. Viste un jersey muy ceñido y un corto pantalón blanco que deja ver sus deliciosas piernas.)

 
VICKY
¡Qué larga es la noche!
¿Quién me distraerá?
 

(RODOLFO y APOLINAR se detienen, electrizados por el tono de la voz.)

 
RODOLFO
¡La carne!
APOLINAR
¡La carne!
LOS DOS
¡Qué hermosa que está!
 

(Se acercan a ella. VICKY sonríe y avanza, fingiendo no verlos.)

 
VICKY
¡Qué noche tan larga! 665
¡Cuánta soledad!
RODOLFO

 (A APOLINAR.) 

Vete al vestuario
y espérame allá.
APOLINAR
Vaya usted, Rodolfo.
Yo tengo que hablar 670
con Vicky un momento...
RODOLFO
Ella quiere hablar
conmigo. Está claro.
APOLINAR
Muy claro no está.
RODOLFO
 

(Se acerca a VICKY.)

 
Vicky encantadora... 675
APOLINAR
 

(Se acerca a VICKY.)

 
Muchacha sin par...
LOS DOS
¡Qué larga es la noche!
¡Cuánta soledad!
VICKY
Muy acompañada
me voy a encontrar... 680
APOLINAR
No tengas cuidado.
Rodolfo se va.
RODOLFO

 (La atrae hacia sí.) 

No penes, hermosa.
Se va Apolinar.
APOLINAR
Dilo tú, tesoro. 685
Di tú quién se irá.
 

(TERESINA apareció por la izquierda y mira, despechada, a RODOLFO. Viste ahora pantalones de fantasía y una blusa rutilante.)

 
TERESINA
¡También yo pregunto
quién se marchará!
 

(Contrariada, VICKY echa a correr, cruza a su lado y sale por la izquierda.)

 
APOLINAR
Lo siento, Rodolfo.
Yo me voy detrás. 690
 

(RODOLFO suspira, resignado. TERESINA avanza, fijos en él los ojos. APOLINAR da un rodeo hasta ponerse a espaldas de los dos y desde allí los bendice irónicamente.)

 
Creced, hijos míos,
sin multiplicaros.
 

(Se va por la izquierda. En el telón del fondo se proyecta una vieja y suntuosa decoración palatina abundante en columnas y escalinatas, pintada al estilo de las óperas del siglo XIX. La música se vuelve tonal y romántica.)

 
TERESINA
¡Ingrato, me has partido el corazón!
RODOLFO
¡Mi dueña, sufres una confusión!
TERESINA
¡Déjame sola con mi gran dolor! 695
RODOLFO
¡No dudes nunca de mi ardiente amor!
TERESINA
Tu amor es inconstante y embustero.
¡Solo un juguete he sido para ti!
RODOLFO
Te juro, amor, que solo a ti te quiero
y que sin ti preferiría morir. 700
TERESINA
¡Por piedad, no más torpes juramentos!
¡Da descanso a este pecho que besaste,
con el áspid terrible de un puñal!
RODOLFO
¡Amada niña de mis pensamientos!
¡Con tus duras palabras tatuaste 705
del dolor en mi pecho la señal!
TERESINA
¡Ciega quisiera estar! ¡Vivir no ansío!
RODOLFO
¡Yo no te he traicionado, cielo mío!
¡Por el Dios que nos oye te lo juro!
TERESINA

 (Arrobada.) 

¡Miente, miénteme así, pues lo prefiero! 710
RODOLFO
 

(Se acerca.)

 
¡Mi corazón es tuyo por entero!
¡Devóralo como a un panal maduro!
 

(Explosiones. La música se interrumpe al tiempo. La expresión de ambos cambia: se torna reflexiva, desencantada. Se miran perplejos, extraños. Pero la música tonal se reanuda y sus caras vuelven a sonreír.)

 
Perdona a este contrito pecador
sus veleidades y su ligereza.
Pero no desconfíes de su amor. 715

 (La abraza.) 

¿Me perdonas?
TERESINA
¡Rodolfo!

  (Le acaricia, apasionada, la condecoración.) 

RODOLFO
¡Teresina!
 

(Se encaminan hacia el camerino de SIMÓN. Mimosa, ella no suelta la cruz.)

 
LOS DOS
La noche nos reserva su dulzor.
He (has) de libar tus (mis) labios de princesa
y comulgar tu (mi) cuerpo con fervor.
 

(Tenía ya RODOLFO la mano en el pestillo durante las últimas notas. La música tonal se extingue y el fastuoso salón pintado de la vieja ópera se borra lentamente. La puerta del camerino se abre de pronto. RODOLFO se tambalea por el impulso y aparece PEDRO, algo turbado, terminando de abrocharse. MICKY casi lo empuja para salir del camerino, y emite tras él un musical gritito cuando ve a la otra pareja.)

 
PEDRO
Estábamos aquí curioseando 720
las fotos que Simón tiene clavadas.
RODOLFO
Lo mismo, casualmente, le propuse
yo a Teresina...
PEDRO
Claro.
MICKY
Claro.
TERESINA
Claro.
 

(Sonrisas.)

 
MICKY
Es tan larga la noche...
PEDRO
Ya nos vamos.
TERESINA
No. Nos vamos nosotros.
RODOLFO
Sí. Nosotros.
725
MICKY
No. Nosotros.
RODOLFO
Nosotros.
PEDRO
No. Nosotros.
 

(Explosiones. Sonrisitas en los cuatro.)

 
LOS CUATRO
¡Es la pedagogía!
MICKY
¡Claro!
TERESINA
¡Claro!
 

(Se oyen risas y el barullo de gente que se acerca. Vienen diciendo lo mismo.)

 
VOCES MASCULINAS
¡Es la pedagogía!
SIMÓN

  (Voz de.) 

¡No, señores!
VOCES FEMENINAS
¡Es la pedagogía!
SIMÓN

  (Voz de.) 

¡No, señoras!
 

(Las dos parejas atienden. El ELECTRICISTA entra el primero con cara de enfado, aparta una silla de la derecha y, meneando la indignada cabeza, se sienta de cara al proscenio y cerca del escotillón.)

 
RODOLFO
 

(Se le acerca.)

 
¿Le sucede a usted algo, electricista? 730
ELECTRICISTA
¡Sucede que Simón está borracho
y que no me divierten estas bromas!
VOCES MASCULINAS
¡Paso al gobernador de los alcoholes!
VOCES FEMENINAS
¡Paso a las más enormes tragaderas!
 

(Rodeado por toda la Compañía, que se puso vestidos ligeros y cómodos para la velada, entra SIMÓN a hombros. De beodo que está, ni ve. Botella en una mano; plato de sabrosas gollerías en la otra. PEDRO se apresura a apagar la luz del camerino de SIMÓN y a cerrar su puerta. Explosiones.)

 
TODOS
¡Es la pedagogía!
SIMÓN
¡No, señores!
735
¡Son mis buenos amigos los marcianos!
Ellos me nombrarán burgomaestre
de esta ciudad, y mandaré en vosotros.
RODOLFO
¿Quién te metió ese infundio en la cabeza?
SIMÓN
Se me ha ocurrido a mí, que soy muy listo, 740
porque sé que el que a buen árbol se arrima...
 

(ELOY salió de su camerino, cuya puerta ha cerrado. Recostado contra el muro y cruzado de brazos, escucha a todos con frialdad.)

 
RODOLFO

 (Que advierte su presencia, a SIMÓN.) 

¡Pobre infeliz, tu árbol está seco!
SIMÓN
Lo regaré con vino generoso.
MUCHOS
¡A beber! ¡A beber!
SIMÓN
Bajadme a tierra.
 

(Lo sientan en los escalones.)

 
RODOLFO

 (A su lado.) 

Regüelde y sáciese, burgomaestre. 745
SIMÓN

 (Mientras come.) 

¡Guarde silencio!
RODOLFO
¿No nos da su venia?
SIMÓN
Inútil que lo pida, señor mío.
A usted yo no le nombro concejal.
HOMBRES
¡Qué ingratitud!
MUJERES
¡Que pena!
TODO
¡Que tristeza!
MICKY
¡Todos le suplicamos sus favores! 750
TERESINA
¡Beba un poquito más, burgomaestre!
SIMÓN
Una excelente idea. Ya se sabe:
Donde no hay vino, corazón mohíno.

  (Se dispone a beber.) 

EFRÉN, SALUSTIO, ARÍSTIDES

 (Susurran.) 

¡Es la cuarta botella!
«DUQUESA», BÁRBARA,
1.ª MOZA
DEL PARTIDO

 (Susurran.) 

¡Qué garganta!
VICKY

 (A la que APOLINAR importuna en vano desde que entraron.) 

Si en amor es igual, hay que pensarlo. 755
 

(ELOY se acerca entre tanto a SIMÓN. Con duros ojos, le arrebata el plato y le quita la botella de los labios. SIMÓN no sabe lo que le pasa.)

 
SIMÓN
¿Por qué?
RODOLFO
¿Por qué? También yo lo pregunto.
ELOY
Porque puede morir de beber tanto,
mientras vosotros lo tomáis a risa.
 

(Regresa a su camerino y entra, cerrando.)

 
RODOLFO
¡Aguafiestas...!
SIMÓN

 (Se mira las manos vacías.) 

Han sido los marcianos.
APOLINAR
Ellos no pueden ser, burgomaestre. 760
Están en un planeta muy distante.
SIMÓN
Cállate, cura. Tú no sabes nada.
 

(Risas. ELOY sale de su camerino, echa la llave, se la guarda y vuelve a recostarse contra el muro. Explosiones.)

 
¿No los oís?
TODOS
¡Es la pedagogía!
SIMÓN
Si nos autorizaran a asomarnos
veríamos platillos y platillos 765
semejantes al yelmo de Mambrino.
ELOY
Calla, Simón.
 

(Todos lo miran.)

 
RODOLFO
¿Qué imbécil te lo ha dicho?
 

(Lo empuja levemente, con desdén.)

 
SIMÓN
Estos soplillos míos, que escucharon
tocar a la Sinfónica de Marte.
RODOLFO
¿Cómo?
SIMÓN
Nos han mandado un pianillo...
770
ELOY
¡Calla, Simón!
ELECTRICISTA
Inútil. Ya lo dijo.
ELOY
¿Cuándo?
ELECTRICISTA
Nos lo explicó mientras cenaba.
 

(SIMÓN recomienda silencio con un dedo en los labios.)

 
SIMÓN
¡A nadie se lo digan! ¡Es secreto!
ELOY
¡Es la verdad!
RODOLFO

 (Riendo y sin mirarlo.) 

¡Seguro! ¿Quién lo duda?
ELECTRICISTA

 (Por ELOY.) 

¿Por qué se burlan de este pobre iluso? 775
Lo que usted dice, Eloy, es imposible.
Complejos y potentes receptores
harían falta para captar músicas
marcianas, si es que hay músicas marcianas;
no una simple bacía de barbero. 780
ELOY
Electricista, vuelva a su cabina.
No pontifique usted de lo que ignora.
Los libros que le inspiran, titubean;
no los recite igual que un papagayo.
ELECTRICISTA
¿Papagayo?
ELOY
Mejor dijera acólito
785
que lanza excomuniones a beatas.
El que ignora que ignora no es un sabio:
no es más que un sacristán del magnetismo.

 (Risas disimuladas.) 

ELECTRICISTA

 (Se encoge de hombros.) 

Me olvidaré de sus impertinencias.
RODOLFO

 (Con desprecio, sin mirar a ELOY.) 

Quizá Eloy piense que las musiquillas 790
que él cree escuchar, son las que le convierten
en un hombre tan puro y tan sincero.
ELOY
No llego a tanto aunque ellos me lo ordenan.
RODOLFO
A muchos pobres diablos torturaron
exquisitas personas con el alma 795
colmada de la música más bella.
ELOY
Eran otras personas. Y otra música.
ELECTRICISTA

 (A RODOLFO.) 

Inútil que le hable. De remate.
ELOY
¡Apercibíos todos! Han llegado
y saben lo que encierran nuestras mentes. 800
SIMÓN

 (Borracho perdido.) 

Ellos lo saben todo en su grandeza.
Son como dioses. Cantan cuando hablan.

 (Risas.) 

RODOLFO

 (Lo empuja, conteniendo mal su excitación.) 

¿De veras? ¿Qué chiflado te lo ha dicho?
ELOY
¡Reíd, reíd! ¡También lo hacéis cantando!
VARIOS
¿Cómo? ¿Qué dice? ¿Que al reír cantamos? 805
ELOY

 (Se incorpora y avanza unos pasos.) 

Nos están invadiendo los efluvios
de nuestros sigilosos visitantes
y al hablar entonamos raros cantos.
Quieren salvar a todos con su música
y somos ya organillos que ellos pulsan. 810
Pero no lo advertís.
 

(Todos se miran, sorprendidos.)

 
TERESINA
¡Si no cantamos!

 (A todos.) 

¿Lo ha dicho o no cantando?
TERESINA
¡No con música!
ELOY
Con otra sutil música que ignoras.
 

(Vuelven a mirarse todos con una punta de inquietud.)

 
MICKY

 (Dudosa.) 

¿Cantamos?
VICKY
Sí parece...
ELECTRICISTA
¡No enloquezcan!
Es la deformación profesional; 815
las voces engoladas de la ópera.
ELOY
Pero usted no es cantante y también canta.
ELECTRICISTA
Igual que los demás, engolo un tanto
por llevar muchos años entre ustedes.
ELOY
¡Abandonaos a la extraña música 820
que pugna por nacer de vuestras bocas!
Nos han mandado a quienes nos vigilan
y viven confundidos con nosotros.
Ignoráis que nos hablan cada día
bajo las más humildes apariencias. 825
La portera, el obrero, la maestra
de vuestros hijos, pueden ser marcianos.
¡Y en el mismo teatro puede haberlos!
 

(MARTA asoma por el escotillón durante las palabras anteriores. ELOY no la ve, pero intuye su presencia y se turba.)

 
Mas de esto no he de hablar.
«DUQUESA»
¿En el teatro?
MICKY

 (Con nerviosa risa.) 

¡Jesús, qué horror!
BÁRBARA
¡Nos va a poner nerviosos!
830
 

(Pausa.)

 
2.ª MOZA DEL PARTIDO
¡No nos diga que están entre nosotros!
 

(Pausa.)

 
SIMÓN
Pues los hay. Yo vi uno.
ELOY
¡Ten la lengua!
SIMÓN

 (Risueño.) 

No se puede creer, pero es muy cierto.
Si supieran quién es...
ELOY

 (Fuerte.) 

¡Guarda silencio!
 

(Se miran los dos. SIMÓN baja los ojos. Un silencio.)

 
ELECTRICISTA

 (A MARTA.) 

Y tú, ¿qué haces aquí? Nadie te llama. 835
MARTA

 (En un susurro.) 

Por favor...
RODOLFO

 (A SIMÓN.) 

Borrachón, suelta el secreto.
Revélanos quién es el visitante.
 

(MARTA y ELOY miran feamente a SIMÓN, que los mira y calla. RODOLFO se enardece.)

 
¡Dínoslo, damajuana! ¡Dilo, asno!
 

(SIMÓN lo mira, amedrentado, pero no responde. RODOLFO lo empuja con fuerza.)

 
¡Rebuzna entre tus dientes amarillos!
 

(Le da un puntapié. El terror desorbita los ojos de SIMÓN.)

 
¡Dilo!
 

(Puntapié más fuerte.)

 
¡Suéltalo ya!
 

(Puntapié brutal.)

 
¡Confiesa, bestia!
840
 

(SIMÓN llora en silencio. RODOLFO lo derriba de un feroz puntapié.)

 
¡Confiesa que un jumento te ha embaucado!
 

(ELECTRICISTA no disimula su disgusto. Los demás se miran, incómodos. ELOY se acerca a RODOLFO, que está rojo de excitación, y repite con duros ojos cierta estrofa no ha mucho oída en los labios del «divo».)

 
ELOY
A muchos pobres diablos torturaron
exquisitas personas, con el alma
colmada de la música más bella.
 

(Y, sin pausa alguna, eleva su larga zanca y arrea a RODOLFO tan descomunal puntapié en el vientre, que lo derriba. El ELECTRICISTA se levanta.)

 
MUCHOS
¡No es posible!
TERESINA
¡Rodolfo!
ELECTRICISTA
¡Calma, calma!
845
 

(APOLINAR y PEDRO levantan a RODOLFO. TERESINA lo abraza. Todos lo rodean, solícitos. ELOY se inclina e incorpora a SIMÓN.)

 
ELOY
Vete a dormir, Simón.
 

(SIMÓN deniega.)

 
TERESINA

 (A ELOY.) 

¡Bruto! ¡Pedante!
APOLINAR

 (A RODOLFO.) 

¿Se encuentra bien?
BÁRBARA
¿No se hizo ningún daño?
TERESINA

 (Mientras acaricia a RODOLFO.) 

¡Mañana exigiremos que lo echen!
 

(RODOLFO se desprende. ELOY se incorpora y lo mira con frialdad. APOLINAR y PEDRO sujetan a RODOLFO.)

 
RODOLFO

 (Se los sacude.) 

¡Soltadme! Yo no voy a rebajarme
a estas brutalidades de taberna. 850
ELOY

 (Irónico.) 

Los puntapiés, Simón, los has soñado.
RODOLFO
Nada me hieren torpes ironías.
Has cometido un acto subversivo
contra este pecho que han condecorado
y pagarás por ello.
ELOY
Se equivoca
855
de región anatómica. Fue el vientre.
RODOLFO
¡Ya te arrepentirás!
 

(Inicia la marcha, muy digno, hacia la derecha.)

 
APOLINAR y PEDRO
Le acompañamos.
RODOLFO
Solo vosotros dos.
TERESINA
¡Quiero ir contigo!
RODOLFO

 (Deniega.) 

Divertíos sin mí, fieles amigos.
Disfrutad de la noche todavía. 860
BÁRBARA
¡Qué inmenso corazón!
MUCHOS
¡Es admirable!
 

(Al pasar RODOLFO y sus acompañantes ante MARTA, termina esta de subir del escotillón y los interpela a media voz.)

 
MARTA
¡Por favor...!
 

(Ellos se detienen y la miran, sorprendidos.)

 
APOLINAR

 (A media voz.) 

Por favor, no más favores.
 

(Salen los tres por la derecha. Una pausa. El ELECTRICISTA torna a sentarse. MARTA inclina la cabeza y desciende lentamente al foso. VICKY se sienta; otros la imitan.)

 
VICKY
Y ahora, ¿qué hacemos?
 

(ELOY, que miraba descender a MARTA, se vuelve.)

 
ELOY
Disponer el ánimo
para el Juicio Final.
BÁRBARA
¡Cállese, hombre!

 (Se sienta.) 

ELOY
Ya no puedo callar. Me han ordenado 865
que anuncie su llegada. Temblad todos.
Ningún daño reservan a los cuerpos
mas sí el espejo de una gran vergüenza.
Hemos creado un mundo agusanado
y en su bondad, acceden a heredarlo 870
para salvarnos de la helada selva
donde nos debatimos como sierpes.
Mas no todos podrán cantar con ellos...
¡Veo! ¡Veo, ay dolor! Lívidos cuerpos
se balancean, cuelgan de las ramas 875
en nudos que ellos mismos habrán hecho
después que los enfrenten al espejo
donde verán la imagen que ocultaban.
Preparaos, amigos. Aún es tiempo.
Muy breves son las horas que nos restan 880
para poner en los marchitos rostros
la claridad de una sonrisa nueva.
ELECTRICISTA
Sus palabras son bellas, pero falsas.
Nadie nos mira, nadie nos vigila
y nunca hubo marcianos; solo el campo 885
de la electricidad inagotable
que formó estrellas y hombres. Electrones.
Y nuestra mente, eléctrica asimismo,
conociendo mejor a cada hora
la energía que mueve al universo. 890
No hay misterios, Eloy, y está usted solo.
Acompañado de alucinaciones
como buen solitario, pero solo.
ELOY
¿Solo? ¡Yo no estoy solo, electricista!
Millones de presencias siderales 895
alimentan mi afán. ¡Yo soy legión!
¡Advierta cómo cantan por mi boca!
Humildemente pertenezco al coro
unánime que ha de cantar mañana
y que ya canta ahora: ¡Soy legión! 900
 

(Su voz, multiplicada crecientemente, parece cada vez más la de un coro innumerable de gargantas idénticas a la de ELOY.)

 
¡Legión! ¡Yo soy legión! ¡Yo soy legión!
 

(Todos se rebullen, inquietos, bajo la enorme voz múltiple.)

 
ELECTRICISTA

  (Turbado por la inquietud general, pero sin rendirse.) 

¡Señores, no se asusten! Canta fuerte

  (Sus manos accionan.) 

y la excelente acústica del sitio
le refuerza la voz...
ELOY

 (Su voz multiplicada.) 

¡Es la voz de ellos!
VICKY

 (A MICKY.) 

Fuerte también gritó el electricista 905
y no sonó lo mismo...
ELOY

 (Su voz multiplicada hasta volverse casi intolerable.) 

¡Soy legión!
 

(Tras la resonancia, silencio absoluto.)

 
BÁRBARA
No me encuentro muy bien. Adiós, señores.
 

(Nadie responde. Ella inicia la marcha, pero se detiene ante la repentina zarabanda de las luces. La bombilla roja del escotillón parpadea; los varales y focos se encienden y apagan, pero la claridad es cada vez más intensa. BÁRBARA se santigua.)

 
TERESINA
¿Qué es esto?
BÁRBARA
¡Dios del cielo!
«DUQUESA»
¿Nos quemamos?
 

(El ELECTRICISTA se levanta y mira hacia la invisible y alta cabina de mandos que se supone a la derecha.)

 
ELECTRICISTA
¿Quién está en la cabina?
ELOY

 (Su voz multiplicada.) 

¡Nadie humano!
ELECTRICISTA

  (Se refriega los ojos.) 

¡Esto no puede ser!
ELOY

 (Su voz multiplicada.) 

¡Pero es un hecho,
910
aunque tu pobre ciencia no lo entiende!
 

(Gran explosión en la calle, a la que siguen vivísimas oscilaciones luminosas en el escenario, que terminan en una deslumbradora iluminación general. Las mujeres gritan. SIMÓN se levantó también, bruscamente sereno. El ELECTRICISTA no sabe qué hacer. La orquesta calla de repente. Se oyen cantos tras el telón del fondo, emitidos por DOS VOCES de raro timbre metálico.)

 
LAS DOS VOCES
Es verdad. Hemos llegado.
La ciudad nos pertenece.
MUCHOS
¡No! ¡No! ¡Piedad! ¡No es posible!
 

(Súbito pánico acomete a todos mientras profieren estos gritos; algunos bajan por las escalerillas frontales y se detienen, empavorecidos; otros se atropellan para bajar al foso; otros buscan los más alejados rincones. La espantada es general. Incluso el ELECTRICISTA echó a correr y se para, horrorizado, a la mitad de la escalerilla derecha.)

 
LAS DOS VOCES
¡Levantad ese telón 915
y que no se escape nadie!
ELOY

 (Con su voz natural, a SALUSTIO.) 

Obedécelos, Salustio.
Y vosotros, acercaos.
¡Recibamos con modestia
a tan altos visitantes! 920
 

(Los fugitivos vuelven, de mala gana, al escenario. SALUSTIO sale por la derecha, tembloroso. La música lanza sobrecogedores acordes. El telón empieza a levantarse. En el oscuro patio de butacas del fondo destacan, a la luz del escenario, dos extrañas figuras. Trajes que recuerdan vagamente a los de los astronautas; altas escafandras opacas, con fina ranura a la altura de los ojos y curiosa bocina más abajo. Los gritos de la Compañía estallan sobre la música. Las dos figuras avanzan y empiezan a subir por dos invisibles escalerillas simétricas de las que hay delante. ELOY se arrodilla, conmovido. SIMÓN titubea, se acerca y se arrodilla detrás de él. El telón del fondo está alzándose todavía cuando se corren, delante, las

 

 
 
CORTINAS)
 
 

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