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Ángel del Río: Historia de la literatura española. The Dryden Press, New York, 1948

Ricardo Gullón





Es poco conocida en España la admirable labor realizada en los Estados Unidos por el núcleo, cada día más extenso, de profesores españoles de nuestra lengua y nuestra literatura. Gracias, en mucha parte, a su lento y paciente esfuerzo, el español es hoy allí la lengua extranjera más estudiada y difundida, y este conocimiento tiende a crecer y ensancharse en todas las capas del país.

El profesor Ángel del Río, de la Colombia University, lleva casi un cuarto de siglo consagrado a la enseñanza en aquel Centro, alternando sus tareas docentes con la redacción de numerosos trabajos críticos sobre figuras, temas y obras de la literatura española, algunas de las cuales ha editado con esmerada y grande erudición. Esta labor ha culminado con la publicación de una Historia de la literatura española (editada, en castellano, por The Dryden Press, de Nueva York), que, en dos apretados volúmenes, ofrece un amplio resumen de la literatura escrita en español y por españoles (con las obligadas excepciones, tal Rubén Darío), y dos breves apéndices sobre la escrita en catalán y en gallego.

En la «Advertencia» preliminar indica el autor que «más que expresar puntos de vista originales o aportar nuevos datos, nuestro propósito ha sido el de sintetizar en forma asequible al estudiante de literatura española lo más significativo de lo que hoy se sabe y se piensa sobre ella». Gracias a esta acertada limitación reúne la obra las condiciones exigibles a un buen Manual: riqueza de materiales, puestos al día, condensados y seleccionados de tal manera que el lector, no se pierda entre ellos; erudición considerable, pero disimulada en un discreto trasfondo; lenguaje claro y sencillo, y por eso mismo no exento de belleza y atractivo; y, lo más importante, un acertado criterio valorativo que, teniendo en cuenta los ajenos pareceres, en vez de supeditarse a ellos, expone y justifica sucintamente el propio. Sirva de ejemplo su manera de precisar la distinción entre los dos romanticismos españoles, establecida por Menéndez Pelayo, y que Del Río (pág. 60 del II tomo) formula con mayor exactitud y rigor.

El profesor Del Río está dotado de una estupenda y rara capacidad de síntesis que le permite exponer en pocas palabras panoramas muy completos de los periodos históricos estudiados, y no sólo en orden a los fenómenos estrictamente literarios, sino a cuantos tienen relación con ellos, sobre todo a los políticos y artísticos. En vez del habitual estudio inconexo de unos y otros, nos da una visión perfectantente estructurada de los acontecimientos de diverso orden que determinan la eclosión de escuelas y periodos literarios, siempre ligados al carácter y tendencia de su época. El análisis del Barroco o del Romanticismo está así facilitado por la explicación de sus causas determinantes. Pues no debe olvidarse que literatura y arte son expresión del tiempo que los ve nacer, testimonios de un estado de conciencia, de un estado de espíritu colectivo, si bien a veces no lo adviertan los propios contemporáneos, abroquelados en los conceptos recibidos, aunque no sean sus supuestos vitales, sino los de la generación precedente.

Quiero señalar por su novedad y por su interés para el lector actual, los dos capítulos dedicados a la literatura contemporánea: generación del 98 y Modernismo; y Novecentismo, Postmodernismo y nuevas tendencias (pues ninguna nos afecta y nos importa tanto como ésta hecha a nivel de nuestra sensibilidad y nuestras preocupaciones, hecha en verdad para nosotros). Más de cien páginas dedica el Profesor del Río al estudio de los avatares recientes de las letras españolas, mereciendo particular alabanza sus caracterizaciones del «nuevo espíritu» y de los grandes escritores del último medio siglo. En este terreno, tan escurridizo; encontramos buenos testimonios de la ecuanimidad y el claro juicio del autor, que con perspicaz mirada sabe ver y desentrañar la madeja de encontradas influencias, estímulos y sugestiones que han gravitado sobre los escritores españoles desde el 98 acá, y dibujar luego, con excelente pulso, cl esquema de sus afinidades y sus diferencias, esbozando un orden y clasificación de aquéllos.

La parquedad con que estudia los escritores de segunda fila puede ser defecto para quien busque en esta «Historia» información sobre ellos. Pero tiene razón Del Río. El estudio de esos escritores, tan atractivo y curioso si se le considera desde otros puntos de vista, debe ser relegado a trabajos de tipo menos sintético. Para dar buena idea de un paisaje no sería lo más acertado describir todos sus elenlentos; basta con los verdaderamente característicos. Así también, un Manual como éste, para responder a la intención con que fue concebido, tenía por fuerza que exaltar lo esencial en detrimento de lo secundario, que buscar los grandes ríos, las cordilleras, los profundos lagos...

Por eso este libro, aparte de su utilidad para los estudiantes, ha de atraer a lectores más penetrados de la materia, que, gracias a la precisión de los conceptos, el dinamismo de la prosa y a la profunda masa de conceptos sobre los cuales se funda, podrán abarcar de una ojeada, sin perderse en detalles, la viva marea creadora que, desde el siglo XII hasta el presente -con leves eclipses- ha mantenido a la literatura española en primera línea junto a las otras tres grandes literaturas nacionales del Occidente.





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