Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


Abajo

Numismática y metrología musulmanas

Francisco Codera y Zaidín







––––––––   361   ––––––––

Nuestro Correspondiente extranjero, Sr. H. Sauvaire, cónsul de Francia que ha sido en Casablanca, remitió como donativo á nuestra Academia el erudito trabajo que desde 1882 á 1888 había publicado en el Journal Asiatique de París, trabajo al que dió el título de Matériaux pour servir à l'histoire de la Numismatique et de la Métrologie musulmanes; nuestro digno director se sirvió encargarme que informara á la Academia acerca de esta obra; pero ocupado en la preparación de los índices del tomo VI de la Bibliotheca Arabico-hispana, y en los trabajos que han sido consecuencia de mi viaje á la Argelia y Regencia de Túnez, he tardado mucho en cumplir mi cometido, y la Academia habrá de dispensarme la tardanza en informar acerca de esta obra, y de alguna otra, cuyo estudio tengo pendiente.

El Sr. Sauvaire, con una constancia digna de todo elogio, ha sabido recoger de cuantos textos árabes impresos y manuscritos han llegado á sus manos, las noticias relacionadas con la metrología musulmana y comparándolas con los de la metrología oriental, con los de la griega y romana, los ha discutido, logrando unas veces poner de acuerdo los diferentes datos y limitándose en otras á consignar lo que encuentra en los autores, y por eso no se atrevió á dar á su trabajo el título de Historia de la Numismática y Metrología musulmanas, sino materiales para su historia.

En cuatro partes divide su libro nuestro ilustrado Correspondiente Sr. Sauvaire: en la primera trata del peso de las monedas de oro y plata y de su valor proporcional; en la segunda de los pesos; en la tercera de las medidas de capacidad; y en la cuarta de las de superficie y longitud; añadiendo por fin dos apéndices, uno de comestibles y otro de objetos de todo género.

En la primera parte, que constituye un volumen de 367 páginas, trata primero de la historia de la acuñación de la moneda musulmana en los primeros tiempos, y de los motivos más ó

––––––––   362   ––––––––

menos históricos que hubo para que el califa Abdelmélic adoptase la acuñación puramente musulmana, después de muchos años de ocupación de la Persia y el Egipto, de cuyo numerario se sirvieron los primitivos musulmanes.

Entrando luego en la parte metrológica de la moneda, examina el peso del mitscal, que viene á ser el tipo de la moneda de oro: para esto aduce los datos de los autores árabes, á quienes casi siempre cede la palabra, dejando para las notas la discusión de los datos.

Examina después el peso y valor del dinar y del dirhem, ó sea de las monedas de oro y plata, y su proporcionalidad, y como el trabajo abarca un período de muchos siglos y un territorio inmenso, los datos resultan muy diferentes, apareciendo una gran diferencia en el valor proporcional de ambos metales, según los diferentes países y siglos.

Siendo el danec, el quirate (nuestro quilate), la caruba (18 granos de algarroba), el grano (dos granos de cebada) y la arrozia (grano de arroz), subdivisiones de la moneda de plata, había que fijar el peso de cada una de estas partes, aduciendo siempre los datos correspondientes.

Hecho este trabajo, que es el principal de esta parte, vienen por orden alfabético los diferentes nombres con que alguna vez se designan las monedas de una ú otra región, de uno ú otro siglo, trabajo que puede considerarse como suplemento á los Diccionarios, los cuales solo mencionan los nombres más conocidos, que unas veces se toman del nombre de quien mandaba acuñar la moneda, otras del encargado de la fabricación y otras de circunstancias especiales.

Dados los nombres de las diferentes monedas, el autor, aprovechando cuantos datos puede allegar, investiga las diferentes proporciones de plata y oro, que existen en las monedas antiguas, en unos casos habiendo analizado las monedas, como sucede con muchas primitivas orientales y españolas, que resultan con el 95 ó 96 por 100 de plata fina y en otros sirviéndose de análisis que constan en las obras de Metrología, entre las cuales cita en primer lugar, al comenzar su trabajo, la tan conocida de nuestro ilustre compañero de Academia Sr. Vázquez Queipo. En España

––––––––   363   ––––––––

resulta muy rebajada la ley de la plata en tiempo de Abderrahman III, cuyas dirhemes tienen de fino el 33 por 100 y algo más de doble en tiempo de sus inmediatos sucesores; aunque á decir verdad, sospechamos que de unos á otros dirhemes dentro de un mismo reinado hay bastante diferencia, y nos extraña sean de tan buena ley los dirhemes españoles de los años 190 á 220 de la hégira; y en conciencia debemos aconsejar á los economistas, que pudieran tomar estos datos como punto de partida, que sean muy cautos en ello, pues nos parecen pocos datos para sobre ellos formar cálculos y fundar teorías respecto á la riqueza pública en los diferentes períodos.

Respecto á la proporción de fino en las monedas de oro, resulta menos diferencia y también creemos que los análisis son poco numerosos y por tanto no pueden tomarse como tipo medio; pues por el aspecto y ductilidad del metal, creemos notar grandes diferencias en los dinares de un mismo príncipe español, siéndonos ahora muy sensible no haber hecho el análisis de cuantas hemos examinado, como tuvimos intención de hacer.

La alteración más marcada y súbita, que nos parece notar en los dinares españoles, es la que se observa entre los años 428 y 441 de la hégira, quizá en toda la España musulmana, pero de un modo perceptible é indudable en los dinares de Zaragoza; pues los varios ejemplares que conocemos de la primera dinastía, nos parecen de muy buena ley y los muchos que pertenecientes al primer rey de la segunda dinastía ó de los Banu Hud tenemos en nuestro poder, son de muy mala ley, como lo prueba de un modo indudable el que nos hayan costado muy baratos, aun comprados de segunda ó tercera mano y á personas inteligentes en el valor de los metales.

En los dinares de los almoravides sospechamos que la ley de oro no es igual en las diferentes ciudades que los acuñaron; y si nuestro amigo el Sr. Sauvaire hubiera de hacer una segunda edición de su obra, le invitaríamos y ayudaríamos á entrar en este análisis. Algo especial y desconocido, si no respecto á la ley, al menos en cuanto al peso en este período, parece inferirse de la leyenda de unas monedas de Granada del año 522, en las que se leen las palabras Peso antiguo en árabe peso antiguo.



––––––––   364   ––––––––

Como las relaciones comerciales entre cristianos y musulmanes eran bastante frecuentes, por no decir muy activas, se imponía la necesidad de tener establecida la relación de cambio entre la moneda musulmana y la de los pueblos meridionales de Europa; y esto procura averiguar el autor en los últimos capítulos de la primera parte, tratando de los lupines, alfonsíes, y moneda de Aragón ó jaquesa, que creemos ser la palabra correspondiente, sin olvidar los datos que ha podido encontrar referentes á monedas cristianas, no españolas.

En la segunda parte, que consta de 202 páginas, se trata de los pesos, que se mencionan en los autores árabes; y como en esto cabe reducción á nuestros sistemas modernos, porque aquellos tienen valor constante en cada caso con relación al nuestro, el autor procura dar la correspondencia al sistema métrico decimal.

El punto de partida para los pesos es el del dirhem y mitscal legales, que aunque monedas, son también pesos, y admitido que el del dirhem legal sea 3,0884 gramos ó con poca diferencia y al parecer en virtud de mejores datos, 3,0898 gramos, el del mitscal ó dinar legal resulta 4,4140 gramos.

Partiendo de estos supuestos y reunido cuanto respecto á cada peso encuentra en los autores árabes, el Sr. Sauvaire da todas estas noticias en otros tantos artículos puestos en orden alfabético, consignando en las notas el resultado de la correspondencia con lo actual, si bien al fin, para mayor comodidad, pone cuadros en los que resulta consignada la correspondencia métrico-decimal de los diferentes pesos de un mismo nombre, como granos, quirates, danecs, onza, libra, etc., resultando, como sucede hoy, una diferencia notabilísima entre pesos del mismo nombre, así la onza varía entre la onza de la libra rumí, que vale 26,48 gramos, y la onza de la Meca para la manteca, que se evalúa en poco más de un kilogramo y aún la hay mayor: no resulta menos diferencia en la libra, pues entre la llamada libra rumí, que no es la menor, y corresponde á 297,9450 gramos y la libra de ladrillos de Mosul, que se evalúa próximamente en 24 kilogramos, hay una escala casi gradual.

En la tercera y cuarta parte, que consta de 264 páginas, se trata, en la tercera de las medidas de capacidad y en la cuarta de

––––––––   365   ––––––––

las de longitud y superficie, siguiendo en ambas el mismo procedimiento anterior de enumerar por orden alfabético los diferentes nombres de las medidas mencionadas por los autores, y que en lo posible han sido reducidas al sistema métrico decimal; si bien hay que advertir que las medidas de capacidad parecen de peso, porque se relacionan con el de la sustancia para cuya medida sirvieron de ordinario.

Entre estos nombres se encuentran algunos de nuestra nomenclatura de medidas de capacidad y superficie, como barchilla, jarro, robo, fanega, cahíz, almud y marjal, notándose la falta de la medida para vinos, alquez, que sin duda no se ha encontrado hasta ahora en los autores árabes, por más que parezca muy aceptable el que procede de la palabra Palabra árabe.

Como apéndice á estos trabajos puramente metrológicos, nuestro ilustrado Correspondiente ha publicado en 60 páginas datos interesantes respecto al precio de los artículos que hoy llamamos de comer, beber y arder, en los diferentes siglos de vida musulmana, con cuyos datos aparece de un modo palpable la diferencia de precios entre años de abundancia y de escasez, pudiéndose calcular la miseria, que en ciertos años debió de afligir á los países musulmanes, miseria, que probablemente se extendería á los países limítrofes.

Desde la página 19 á la 60 hay un curioso apéndice de precios de objetos de todo género y de todos los países y períodos de la vida musulmana desde el año 1.º de la hégira al 1051, comprendiendo desde un camello comprado por Mahoma en 400 dirhemes, un manto de días de fiesta en 1.000, otro que se ponía algunos días al ir á la oración, que costaba 4.000, un vestido de Omar II adquirido en el año 98 de la hégira en 1.000 monedas de oro, hasta 12.000 quintales de cobre vendidos el año 1041 ó 1012 en 300.000 dinares.

Como los datos de este género abundan poco en los autores, el reunirlos ha debido de costar gran trabajo al Sr. Sauvaire y es de sentir que no haya tenido á mano, según parece, la obra de Aben Abu Dinar, en la cual hay muchos datos de este género referentes al Norte de Africa y á España: como es obra que no vemos citada en autores modernos al tratar de cosas de España,

––––––––   366   ––––––––

habiendo la particularidad de existir de ella una traducción francesa, anterior á la publicación del texto árabe, creemos hacer un servicio á los aficionados á los estudios históricos de la España árabe, dando á conocer y recomendando esta rica fuente, cuyos datos bibliográficos ponemos por nota1.

Para terminar este brevísimo informe, diré que la obra de nuestro erudito Correspondiente extranjero, Sr. H. Sauvaire, es muy digna de aprecio y de que figure en nuestra biblioteca, y que cuantos necesiten saber la correspondencia de monedas, pesos y medidas empleados por los musulmanes, hallarán en ella, si no cuantos datos puedan apetecer, muchos que no sería fácil encontrar reunidos en ninguna otra obra.

Madrid 21 de Marzo de 1890.





Indice