Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

41

Ibidem, pág. 635.

 

42

Émile Zola, «Stendhal. V», en Les romanciers naturalistes, OC, 1968, vol. 11, pág. 91.

 

43

«El realismo», LII, núm. 196, 2 de octubre de 1886, pág. 635. Véase asimismo María de los Ángeles Ayala, «Introducción», en Rafael Altamira, Cuentos de Levante y otros relatos breves, Alicante, Fundación Rafael Altamira, 1998, pág. 33.

 

44

Ibidem, pág. 635.

 

45

José Andrés Rojo, «La presentación de la revista Letras Libres desencadena la ira de la izquierda radical», El País (ed. de Cataluña), núm. 9.321, 30 de diciembre de 2002, pág. 40. Texto perteneciente a la conferencia ofrecida por Margaret Atwood en la XVI Feria del Libro de Guadalajara.

 

46

Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta, Madrid, Imp. de La Guirnalda, 1887, vol. IV, pág. 429.

 

47

Juan Valera, «Sobre el Fausto, de Goethe», en op. cit. en nota 25, pág. 541.

 

48

En algún escrito teórico no puede encubrir por entero Zola esa acusada presencia de lo feo y lo repulsivo en su narrativa. Por ejemplo: «Voilà donc ce qu'il faut constater: notre analyse reste toujours cruelle, parce que notre analyse va jusqu'au fond du cadavre humain. En haut, en bas, nous nous heurtons à la brute. Certes, il y a des voiles plus ou moins nombreux; mais quand nous les avons décrits les uns après les autres, et que nous levons le demier, on voit toujours derrière plus d'ordures que de fleurs» («Les frères Zemganno. La préface», en Le roman expérimental, OC, vol. 10, pág. 1.321).

 

49

«Réponse à Ferragus» , en Livres d'aujourd'hui et de demain, OC, vol. 10, pág. 729. (Artículo publicado en Le Figaro, 31 de enero de 1868). Habrá notado el lector que en mi conferencia manejo en algún pasaje el término crudo, voz ciertamente ambigua, repleta de claroscuros. Y quisiera, ahora, subrayar que estas ambivalencias semánticas han sido asumidas por mí en su totalidad como un intento -no sé si logrado- por capturar toda la expresividad que encierra tal vocablo y que, a mi juicio, robustecen a la postre aún más la significación de lo feo en sus diversos pliegues físicos, o plásticos, y morales. Como es bien sabido, en su sentido recto crudo (del latín crudus) es 'lo que sangra'. De ese a étimo saldrá, efectivamente, un anchísimo halo significativo: 'sin cocer', 'sin elaborar', 'duro', 'cruel', 'repugnante', 'inmoral', en una secuencia expresiva que va alcanzando más y más connotaciones metafóricas pero presentes todas ellas, sin la menor duda, en la escritura literaria... Precisamente la bipolaridad entre lo crudo ('lo primitivo, salvaje, primario') y lo cocido ('lo culto, complejo, refinado'), con tantos ecos antropológicos hoy, es punto más que notable en el antes citado prólogo de Edmond de Goncourt a Les frères Zemganno, y que ya se adivinaba en el texto citado en la nota 38. En dicho prólogo sostiene el novelista francés que esa bipolaridad será a la larga superada por la propia narrativa naturalista cuando -con fórmulas analíticas mucho más complejas- pueda ya abandonar el descripcionismo de la fealdad inherente a «la femme et l'homme du peuple, plus rapprochés de la nature et de la sauvagerie» para introducirse en la mentalidad, acaso no menos cruel, de los elegantes burgueses de París, «ces civilisés excessifs, dont l'originalité tranchée est faite toute de nuances, de demi-teintes» (ibidem, pág. 10). ¿Una futura escritura realista tipificada por la novela aristocrática e, incluso, por el psicologismo narrativo (y antizolesco, ya) que iniciaría en los últimos 1880 Paul Bourget?

Indice