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Flores Sagradas
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Gen. 3, v. 17-18.
Lipo. Genes.
3.
Luc. 22, 44.
Vide Mart. de
Roa, l. 4, sing.
loc. c. 8.
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|
Castigo fue de la culpa de nuestro primer padre, que al cultivo más
cuidadoso de su mano, y al riego más copioso de su rostro,
correspondiese a cada gota una mata de espinas. Maledicta terra in opere
tuo; spinas, et tribulos germinabit tibi. Advirtiolo Lipomano. Non
respondet cultura pro voto tuo, labor, et diligentia frustrabitur: ex horto
fiet tibi sylva, ex agro eremus. Estas, más que su púrpura le granjeó a la
rosa el mayor desvelo, y cuidado de Adán, dice el gran Basilio; cuando
de las manos de su hacedor nacieron respirando fragrancias, sin el penoso
achaque de las espinas. Antes era la tierra un vergel, un Paraíso ameno
de flores, y el afán, y sudor del primer pecador, la convirtió en un boscaje
inculto, en un erizado de pungentes cambrones. Pero, �oh qué dicha! Al
cultivo del segundo Adán Cristo, y al copioso riego de su rostro de
Getsemani en el Huerto, brotó por cada gota una maceta de flores: Et
factus est sudor eius, sicut guttæ sanguinis decurrentis in terram. Y
desnudándose la tierra del silicio, que le vistió la culpa, se adornó de más
vistosa gala, que pudieron tejerle abriles y mayos: pues racionales flores
de mártires, confesores, vírgenes y penitentes, hermosearon el atavío más
rozagante de su adorno. A mi entender, sólo discurría así Crisóstomo, a
legado por el elocuentísimo Padre Martín de Roa, honor erudito de la
sapientísima religión de la Compañía de Jesús. |
Cyril.
Hierosol.
Catech. 16.
Episc. Ioseph
de la Zerd. de
verb. inc. in
ded. D. Gasp.
De Guzm. |
|
Y si el agua, como dijo Cirilo Hierosolimitano, se transforma en las
flores, y visto de sus colores. Una pluvia in universum descendit
mundum, que alba quidem sit in spinis, rubea autem in rosis, purpurea
in hyacinthis. Riega un rosa, y vístese de su púrpura, ronda una azucena,
y adórnase con su nieve, galantea un clavel, y arrebólase con su carmín,
pisa una violeta, y hace gala de su color morado. In lilio fit lilium, et
albicat (discantó el ilustrísimo Josef de la Cerda) in rosa turget, et ardet;
punicat in viola, vinea in herbis. Y el otro poeta no [92] nos descifró
menos dulce esta experiencia, hablando con un arroyo. |
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D. Pedro de
Cast. y Anay.
Auro. de
Diana. |
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Ya en el humor de tu corriente vena, |
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Ya en lo galán de tu ribera hermosa, |
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Alma estrena el jazmín, vida la rosa, |
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Grana el clavel, y nieve la azucena. |
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Chrisolog.
serm. 98, al
fin. |
|
Así, pues, en aquel dichoso huerto el sangriento sudor, y copioso riego
de nuestro Adán segundo se transforma en la rosa de los mártires, en la
azucena de las vírgenes, en los cárdenos lirios de los penitentes, y en el
girasol obediente de los religiosos. Quién negará este discurso al
Crisólogo; porque aunque el afán, y cultura fue de los Apóstoles, más el
riego siempre de Cristo. Ecclesiæ hortus ---- clausus stimulis
disciplinæ: ab omni pessimo gramine Apostolico labore purgatus:
fidelium planta viis; liliis Virginum, rosis Martyrum, Confessorum
viriditate am�nus. |
|
|
Y si por sus eras dividimos estas flores, quién negará que desta sangre
de Cristo contrajeron su color rojo, las rosas de los mártires; que si de
estas materiales dijo el otro poeta, que era sangre la que tiñó su púrpura: |
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Vernantisque rosæ rubicundo sanguine florem. |
Claud. de rap.
Prof. l. 2. |
|
Y Claudiano lo expresó no menos elegante. |
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Sanguineo splendore rosas. |
D. Ambr. lib.
6 in Lu. c. 12,
�. 4.
Did Avend. in
Epital. p. 2.
rit. n. 375 al
fin. |
|
Mejor afirmaremos de nuestros ilustres campeones; que en lo más
ardiente de la batalla, mezclaron su sangre con la de su dueño, con que
tiñeron gloriosamente la púrpura de sus hojas. Esto parece, que nos quiso
decir Ambrosio: Ubi Martyrum sanguis, ibi Christus, qui est flos
subtimis. Pero mas al intento lo explicó un ingenio de la religión ilustre
de la Compañía de Jesús: Suo sanguine rubicundo (habla de Cristo)
ruborem suum traxere Martyres, ut essent rosæ ornatus pulcherrimi in
Ecclesia Paradyso. |
Hil. in c. 6,
Math.
Imperf. hom.
16, in Math.
Zach. 9, 17.
Osea 14.
Cantic. 5, 13.
P. Lud. de la
Cerda, in 4,
Georg. |
|
Que sean lilios las vírgenes, ya se dijo, ni hay cosa más común en las
sagradas letras. �Qué bien las ajusta la calidad del lilio! que si este florece
mejor atrancado de la tierra, como lo dijo Hilario: Lilium enum avulium
a radice, et a terra, ex se florescit, et virescit, et rursum suo honore
vestitur. Las vírgenes, pues, desunidas de la tierra de sus carnales
apetitos, descuella [93] más su candor, y respira mayores fragrancias tan
celestial virtud. Esto mesmo atestiguó el Imperfecto, hablando desta Flor:
Infrondibus vestiuntor candore, implentur odoribus, et quod terra radici
non dederat, neque radix illi, in visibili operatione Deus largitur. Mas
sepamos de adonde le vino tanta hermosura. De la sangre, y riego de
Cristo, nos responde Zacarías: Quid pulchrum eius. ---- Nisi vinum
germinas virgenes? Los lilios de las vírgenes retoñecen de aquella sangre.
Pero con palabras más claras oseas: Ego quasi ros Israel, germinabit
sicut lilium. No sólo se vieron teñidos tan divinos lilios del carmín rojo
del cordero; pero también de el encendido coral de su propia sangre.
Dígalo la valerosa Úrsula con sus dichosas compañeras, pues trocaron lo
cándido de su nieve, en lo rojo de su púrpura; que no es novedad cambien
con esta su candor los lilios, pues la esposa los encontró purpúreos en su
vergel, con que les vino nacido el color a los rojos labios de su amado:
Labia eius lilia distilantia mirrham primam. Este sentir aplauden los
expositores sagrados, y lo advierte el eruditísimo padre Luis de la Cerda:
Alba lilia ad discriminem aliorum, que rubent: vidi ego in Hispania sepe
rubentia lilia, quia iis eadem forma cum aliis, tantum diversus color. |
Virg. Ita etiam
Plin. libr. 22,
c. 5. Theo
phil. Dios cor.
c. 99. |
|
Y si en singular cogemos alguna destas flores, quién no dirá, que esta
rosa ilustre de la iglesia, el gloriosísimo apóstol de las Indias San
Francisco Javier; pues toda su vida se vio coronado de espinas; no sólo
por los innumerables trabajos que le cercaron; pero por haberse hallado
tantas veces bañadas en sus sagradas plantas del rigor de los abrojos:
participando mejor de su soberano carmín su purpúreo color las rosas que
no de la sangre que vertieron las plantas de la mentida Venus. Oigamos
su fábula, y consagrémosla en este dístico a tan ilustre Apóstol. |
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Laur. Lipius. |
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Per sylvas Citherea suum dum plorat Adonim |
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Purpureas fecit sangunem æsta rosas. |
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Y si la rosa resiste al tiempo, y aun en su propio cadáver conserva su
color, y fragrancia, como lo dijo muy bien Anacreón en el Himno a la
Rosa: [94] |
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Hæc tempore resistit, |
Anacre. |
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Huius Senecta suavem |
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Servat iuvente odorem. |
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A ninguno otro retrata más vivamente eta flor, que al gloriosísimo
Apóstol de las Indias San Francisco Javier, cuyo cuerpo sin corrupción
resistió a la iniquidad de el tiempo, que lo reduce a polvos todo; cuya
fragrancia aun se conserva en su cadáver, verdaderamente rosa en todo. |
Mart. l. 2. |
|
Conociendo la actividad, y voracidad del fuego, y lo estéril deste
elemento, me hizo novedad, que las llamas produjesen flores: y por
consiguiente extrañé la sentencia de Marcial, que se la dio a su incendio:
Florem ignis. No menos osado lo aseguró Lucrecio. |
|
|
|
Donec flammai fluxerunt flore coorto. |
Lucret. l. 1. Y
Lud. de la
Cerd. b. Ænei.
v. 8, nu. 11. |
|
Pero depuse esta admiración, cuando me acordé que había un San
Lorenzo, que no sólo fue laurel contra la voracidad del rayo; pero flor del
fuego, que encendió la tiranía, que avivó la crueldad; o si no digan cuál
otra. |
Cant. 2, 16.
Cant. 6, v. 1.
In Heb.
propie; Rosa
est. Cant. 2, v.
1.
S. Amb. l. 7 de
Spi. S. c. 5. |
|
No sólo dio riego Cristo con su sangre, para que creciesen tan varias
flores, como esmaltan, y hermosean el jardín de la Iglesia; no sólo se
alegra, y divierte entre ellas; qui pascitur inter lylia; no sólo las coge para
recrearse en su fragrancia; dilectus meus descendit in hortum suum, ut
pascatur in hortis, et lylia colligat: Pero él mesmo le alaba, que fue la
flor, que fue la rosa (así se colige del hebreo) que fue el lilio: Ego flos
campi, et lylium con vallium, que admiraron, y veneraron nacida los
pastores y reyes en los campos de Belén: mas en la Cruz, dice Ambrosio,
descubrió esta divina flor lo más fragrante de sus colores, y lo más florido
de su fragrancia. Flos odorem suum: succissus reservat, et contritus
accomulat, nec avulsus amittit, ita et Dominus Iesus in illo patibulo
Crucis, nec contritus emarcuit, nec avulsus evanuit, et illa lancea
punctione succisus sacro speciosior fusi cruoris colore vernavit: mori
ipse nescius, et mortius æterna vitæ munus exalans. |
Cant. 7, v. 2.
D. Ambr.
serm. 14, in
Ps. 118. |
|
Pero a mi ver, donde desabrochó lo más florido de su elegancia, fue
en el Sacramento del Altar; pues no sólo gusta de verse murado del
candor de los lilios: Sicut acervus tritici valatus liliis. Pero él mesmo
quiere ser el compendio de las flores en esas Sagradas aras. Bona paseva
Divina Sacramenta. Carpis [95] illic novum florem, qui bonum odorem
dedit resurrectionis: carpis lylium, in quo sit splendore æternitatis:
carpis rosam, hoc est, Dominici Corporis sanguinem. Nunca más dulce
el Milanés, que cuando de tan divinas flores saca tan suave ambrosía. |
Eccl. 24, 18.
Eccles. in Let.
D. Bern. serm.
Qui incipit
Ave Maria. |
|
Quién le puede quitar a María Santísima, que todos le aclamen rosa,
cuando el eclesiástico lo afirma: Quasi plantatio rose in Hierico. Y la
iglesia la aplaude con tan regio timbre: Rosa mystica. Y discantó
Bernardo: Maria autem rosa fuit candida per Virginitatem, rubicunda
per Charitatem; candida carne; rubicunda mente: candida virtutem
sectando, rubicunda actum carnalem mortificando: candida Deum
diligendo, rubicunda proximo compatiendo. |
D. Aug. serm
18, de Sanct.
qui est 2, de
Anunt. Dom. |
|
Y si por el riego de la sangre de Cristo se adornó de flores este jardín de
la iglesia, y limpió de los pungentes abrojos del pecado. También por
medio destas dos sagradas rosas, y divinos lilios de Jesús, y MARÍA, se
medicinó la culpa de nuestros dos primeros padres. Oigámoslo a
Agustino: Hæc est enim flos campi, de qua ortum est pretiosum lylium
con vallium, per cuius partum mutatur natura Protoplastorum, delectur,
et culpa. Y de la Rosa MARÍA, lo cantó con la dulzura que suele Sedulio. |
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Ac veluti spinis mollis rosa surgit acutis, |
Sedu. l. 2,
oper. Pas. |
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Nil quod ledat, habens matremque obscurat honore: |
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|
Si Evæ de Stirpe Sacra veniente MARIA, |
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Virgines antiquæ facinus nova Virgo piaret. |
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Por ella se vio libre el mundo de los dolores, que le ocasionó con sus
espinas Eva. |
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|
Estas son las flores sagradas que te ofrezco en varios poemas. Y
hallarás cuan bien dice el título con los argumentos, sobre que discanto.
�Ojalá se haya ajustado el ingenio! Mas temo, que habrá salido más
ajado, que expresado lo vivo de los colores que piden tan divinas flores.
Pero si las ha cultivado lo agreste de mi ingenio, y ellas son rosas, y
lilios; fuerza es que hayan contraído las espinas de mis defectos. Mas
cuando el fértil campo, la primera vez que le cultivó la cuidadosa mano
del labrador, se vio del todo libre de abrojos |
(?)
|
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[96] |
|
|
Nace Jesús, encendida flor que al cubrirse de púrpura se abrasa en nuevo amor
|
o que siendo Amor, viene a coger rosas, que aunque le piquen, se enciendan en amarle. |
Texto
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|
Nacéis flor de fuego, y luego |
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sangre empezáis a verter; |
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|
eso, mi Dios, es querer |
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Vencernos a sangre, y fuego. |
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Glosa
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Tan presto es Dios como amante |
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ataja luego el dolor, |
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luego ejecuta el favor, |
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luces luego al paso errante: |
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pues tan luego, tan constante |
5 |
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es vuestro amor, y es un fuego, |
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diré, mi Jesús, no ciego, |
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que para dichas del hombre |
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de Virgen vara (aunque asombre) |
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Nacéis flor de fuego, y luego. |
10 |
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Flor de luz nacéis al Cielo |
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en tanto luciente rayo, |
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y haciendo al Diciembre, Mayo, |
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nevada flor en el suelo: |
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de vuestro amor el desvelo |
15 |
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tanto se llegó a encender, |
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que porque de humano ser, |
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vuestra flor tiña luciente, |
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la toga, que estrena ardiente, |
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Sangre empezáis a verter. |
20 |
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Esa púrpura que ostenta |
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Amor, si atiendo a la Ley, |
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no es abonaros, no Rey, |
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cuando culpado os afrenta: |
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pero si el amor intenta |
25 |
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de ese San Benito hacer |
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gala de tan noble ser, |
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|
dirá en asunto tan raro |
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mi corto ingenio a lo claro, |
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Eso, mi Dios, es querer. |
30 |
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Humana rosa es su Oriente |
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cerca la espina de Adán, |
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y en tan peligroso afán |
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vuestro amor la busca ardiente: |
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Mas al cogerla, una fuente |
35 |
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brotáis de sangre �oh qué riego! |
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que si acaso no estoy ciego, |
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en ella aviváis su ardor, |
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porque pudieseis mejor |
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Vencernos a sangre, y fuego. |
40 |
[97] |
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Pedía al mesmo certamen se ponderase
|
cómo los vicios, cuando más disfrazado y oculto conocieron a Cristo para crucificarle, o
cómo el mesmo se les vino a las manos para su remedio. Alude a la fábula cuando
Eurisile, etc. Por mandado de Proserpina crucificaron al Amor en el mesmo madero, en
que fue crucificado Adonis, en el amor está figurado Cristo, en las mujeres los vicios, y en
Adonis, Adán. Pidiose una canción de cuatro están. |
Canción
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Gallardo Joven, que en Auroras
breves, |
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Abriles disciplina, al Sol da ensayos, |
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de sus mejillas en lucidas flores, |
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de su cabello en florecientes rayos: |
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de ingenio, y de poder no señas leves, |
5 |
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|
de aquel Monarca, que a su aliento ardores |
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|
el Zafir, como flores |
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logra el suelo, de Adán aqueste alfombra, |
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solio esotro se nombra. |
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Mas �ay! de envidia el Aqueronte lleno |
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exhaló su veneno, |
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deste Adonis ajando la azucena, |
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y la luz que alimenta más serena. |
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|
Adonis bello, aquel glorioso empleo, |
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no de Chipre Deidad, Deidad mentida |
15 |
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|
si del amor eterno, que en su llama |
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|
el corazón de hielo logra vida: |
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Adonis, si imán antes del deseo, |
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|
blanco ya del rigor duro se aclama; |
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que en un tronco le infama |
20 |
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Proserpina cruel, Marte envidioso, |
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|
el Plutón orgulloso, |
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y esotras fieras del averno escuro, |
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con que el aliento puro, |
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|
que candores rosó el primer instante, |
25 |
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|
negra sombra le huella ya triunfante. |
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[98] |
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|
Del Empíreo Cupido, pues, divino, |
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|
viendo el estrago de su Adonis bello, |
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llenado de su amor baja emboscado, |
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|
porque otra vez la imagen en su sello, |
30 |
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|
vida logre, mejore su destino, |
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|
�Oh cómo se atropella lo sagrado! |
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|
pues el infierno osado, |
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|
la culpa cruel, los vicios cautelosos |
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ejecutan destrozos |
35 |
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|
contra el Cupido tierno, y se condena |
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|
de su amado a la pena, |
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|
que si el amor juntar dos almas pudo, |
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|
brazos del tronco estrechen ese nudo. |
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De Adriadne torpe, si de Fedra aleve |
40 |
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|
máscara toma el vicio más sangriento, |
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|
de la mujer, quizás, porque en la ira |
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|
el estrago la aviva más violento; |
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|
sino es que fuese embozo en que se atreve |
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a herir cual toro cuanto menos mira; |
45 |
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|
pero si bello admira, |
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|
de su crueldad fue estratagema fiera, |
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para que luego muera: |
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�qué rigor no desarma, qué locura |
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el mirar su hermosura? |
50 |
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|
mas que digo, desvelos fueran vanos, |
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|
sino se diera amante él a sus manos. |
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|
Canción retarda el vuelo, |
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|
a los vicios no ultrajes tan atenta, |
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que su crueldad violenta |
55 |
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|
tronco te buscan para tu ruina: |
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|
�qué dicha tan divina! |
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|
que es de amantes morir con el amado, |
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|
cuanto el riesgo es mayor, más declarado. |
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[98] |
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|
Al mesmo asunto del nacimiento de Cristo
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con alución a la caída de nuestro Padre Adán, y como el vencedor se coronaba con la
grama del campo. |
Soneto
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|
En un jardín, palestra ya a la vida, |
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|
nueva Atalanta emprende la carrera, |
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|
|
y cuando el viento a tras deja ligera, |
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|
de oro Pomo la enfrena presumida. |
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|
Al sagrado Hipomenes ya rendida, |
5 |
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|
entonces, por trofeo, de una higuera |
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|
hojas ofrece, por la vez primera, |
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|
que su altivez confiesa ser vencida. |
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|
Mas la segunda el curso intenta en vano, |
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|
de Belén en el campo, a quien la grama, |
10 |
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|
y la dorada espiga le corona: |
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|
Rindiola agora cuanto más humano; |
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|
una, pues, y otra ofrece una hoja, y rama, |
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|
esta a su planta, esotra a su corona. |
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|
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|
|
|
Al mismo intento que el pasado
|
Soneto
|
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|
Quien pobres pajas, quien humilde
grama |
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|
|
por solio excelso, por sublime asiento, |
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|
|
|
por trofeo glorioso al vencimiento |
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|
del Verbo en carne misterioso aclama: |
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|
No apoca divertido, no su fama, |
5 |
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|
que el oro en pajas da el Monarca atento, |
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|
|
el Pastor por esmalte al lucimiento, |
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|
esmeraldas del campo en hoja y rama. |
|
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|
|
|
Uno, y otro es trofeo a la carrera, |
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|
|
|
|
que animoso emprendió de la alta esfera; |
10 |
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|
|
Pues a pasos media de gigante |
|
|
|
|
|
la ardua cima del monte más distante; |
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|
|
|
|
Y en curio tan veloz ganó del hombre |
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|
el ser, que ensalza con lustroso nombre. |
|
[100] |
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|
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|
|
Pidiose acomodasen esos pies forzados
|
en aquese
|
Soneto
|
|
|
|
|
|
|
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|
Este de la Deidad eterno RAYO, |
|
|
|
|
|
de su niñez él ha primera
AURORA, |
|
|
|
|
|
mejor que esa del Cielo perlas LLORA, |
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cada mejilla a perla brota un MAYO. |
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Tanta luz, tanta perla, ya
es DESMAYO |
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a aquella luz con que enriquece, Y DORA |
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la antigüedad a su
feliz PANDORA; |
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aquella la verdad, sola esta ENSAYO. |
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Ensayo en su candor ARMIÑO, |
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y en su color purpúreo es
el MADROÑO, |
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y Abril en labios de
clavel RISUEÑO; |
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A todo se aventaja aqueste NIÑO, |
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y si agora su Mayo hará su OTOÑO |
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en un Monte pendiente al sacro LEÑO. |
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Al día de la circuncisión
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y se pregunta, �por qué fue más con pedernal que hierro?
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Soneto
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Repetido rubí de Cristo Infante, |
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no al hierro, al pedernal esmalta hermoso, |
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mas si acusa en aquel lo ignominioso |
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de la culpa, �qué en su semblante? |
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Pero no, que en la Cruz, cuando triunfante |
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de Luzbel avasalla lo orgulloso, |
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el hierro manosea belicoso, |
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acero contra el pecho más diamante. |
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Valga el discurso, a quien la duda oprime; |
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y si a piedra de toque su riqueza |
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descubre el oro de Ofir ardiente; |
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De amor el oro en Cristo más sublime |
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descubra sus quilates su fineza |
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hoy desta piedra, o toque más valiente. |
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[101] |
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Con el nacimiento de Cristo se vio a la media noche otro Firmamento con nuevo Sol,
Astros y Planetas en el Portal de Belén
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Soneto
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Cuando la noche más de horror vestida |
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y de escuadras de sombras más armada, |
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esgrimen estas la triunfante espada |
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de los ojos, y luz contra la vida: |
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Y cuando más gozosa esta homicida, |
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de nuevos rayos viéndose asaltada, |
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se queja al Sol, al Sol toda turbada, |
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que envidioso, que infiel curso impida. |
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Mas reconoce ya, que un Sol que llora |
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en luz la anega en su primera Aurora. |
10 |
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Y trasformado el suelo en firmamento, |
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cada lágrima es Astro al lucimiento; |
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Formando de María el pecho bello |
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la vía Láctea en su mayor destello. |
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Habla un alma con Cristo recién nacido
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al tenerle su Madre entre los brazos.
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Romance
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Asesta un dichoso Amante |
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por blanco de sus deseos |
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a Jesús, que de MARÍA |
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pende joyel en el pecho. |
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Ya no propias las acciones, |
5 |
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|
apenas el pensamiento; |
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que transformado en su amor, |
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ya no es suyo, ya es ajeno. |
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Los labios sin voz segura, |
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el alma toda respetos, |
10 |
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a su querido le dice |
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en balbucientes acentos: |
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Si Sol nacéis entre sombras |
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por desterrarlas más presto, |
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una noche soy de culpas, |
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|
esclareced mi hemisferio. |
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Si ese ardor busca la nieve, |
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soy un helado arroyuelo, |
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desatadme las prisiones, |
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a vos correré ligero. |
20 |
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Si por Grano Soberano |
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buscáis de pajas el lecho, |
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sea albergue el corazón |
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|
|
pajas mis vanos afectos. |
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[102] |
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Con esto que se traslade |
25 |
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|
le pide a sus brazos tierno, |
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que si es Cupido Divino, |
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|
será esfera de su fuego. |
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|
Al intento del mesmo nacimiento
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Romance
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No me hieran tus flechas, |
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|
Oh hermoso Niño, |
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Porque es muy corta hazaña |
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Para un rendido. |
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Glosa
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|
A contemplar la hermosura |
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de ese rostro tan Divino, |
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|
desarma el rigor amante |
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|
el corazón más esquivo: |
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por el arco de esa gruta |
5 |
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|
rayos, y flechas admiro, |
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|
mas que mucho si las tira |
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|
el que es Sol, y el que es Cupido. |
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|
No me hieran tus flechas, |
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|
Oh hermoso Niño, etc. |
10 |
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|
Ardor duplica al Oriente |
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|
este Sol recién nacido, |
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|
no es prodigio, pues su Madre |
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|
rayos le ministra activos: |
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|
|
a que ostentación no postran |
15 |
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|
arpones también unidos, |
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|
|
las manos pone MARÍA, |
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|
|
y JESÚS asesta el tiro: |
|
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|
|
No me hieran tur flechas, |
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|
|
|
|
O hermoso Niño, etc. |
20 |
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|
No sólo rinden sus ojos |
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|
al que los mira lucidos; |
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|
|
pero también avasalla |
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|
al aire de sus suspiros: |
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|
|
arco le ministra el labio, |
25 |
|
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|
|
cuerdas nacarados hilos, |
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|
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|
|
que al dividirse en dos partes |
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|
|
|
hiere a un tiempo con dos tiros. |
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|
|
|
|
No me hieran tur flechas, |
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|
|
|
|
O hermoso Niño, etc. |
30 |
[103] |
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|
Trova desta letra al nacimiento
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De una Niña quiero hablar |
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En mudarse tan mujer, |
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|
Que deja a uno por dos, |
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Y aborrece a dos por tres. |
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Romance
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|
De un Niño quisiera hablar |
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|
|
tan hombre en el escoger, |
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|
que deja Cielos por tierra, |
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|
|
|
y a su Corte por Belén. |
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Bonito es como mil oros, |
5 |
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|
y en lo que llegó a entender, |
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|
tiene lo bonito, y quiere, |
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|
que oros de su amor le den. |
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|
De un vestido lo encarnado |
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|
solicita, porque aunque es |
10 |
|
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|
traje humilde para un Dios, |
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|
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|
|
dél hace gala después. |
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|
Del que pobre de virtudes |
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|
|
jamás estimó la Fe, |
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|
porque no le cae en gracia, |
15 |
|
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|
sino hay sobre qué caer. |
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Diez galanes tiene agora |
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|
|
su humanidad, quien no ve, |
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|
que el hombre a los nueve Coros |
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|
|
llena el número de Diez. |
20 |
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Dios no libre, que este Niño |
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|
|
no admita algún interés; |
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pues cuando desecha dones, |
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|
es cuando no quiere bien. |
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|
Dícese la buena ventura de Cristo
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|
Dame una limosnita |
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|
|
Niño bendito, |
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|
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|
|
dame las buenas Pascuas |
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|
en que has nacido: |
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|
Niño de rosas, |
5 |
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|
dale a la Gitanita |
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|
|
|
|
paga de glorias. |
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|
|
|
Si me das la mano, |
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|
Infante Divino, |
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|
|
|
|
la buena ventura |
10 |
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|
verás que te digo. |
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|
Miro aquí la raya, |
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|
que muestra, que a un niño |
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|
|
verterás tu sangre, |
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|
|
|
baño a mis delitos. |
15 |
|
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|
Serás de tres Reyes |
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|
|
Rey conocido, |
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|
|
y a este mismo tiempo |
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|
|
de un Rey perseguido. |
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|
|
En tu propia patria, |
20 |
|
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|
con ser el Rey mismo, |
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|
vivirás humilde, |
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|
|
vivirás mendigo. |
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|
|
Dame una limosnita |
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Niño bendito, |
25 |
|
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|
dame las buenas Pascuas, etc. |
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[104] |
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|
Miro esotra raya, |
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|
que es de tu martirio, |
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|
morirás en Libra, |
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|
|
si naciste en Virgo. |
30 |
|
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Tendrás corta fuerte |
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|
aun de los amigos, |
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|
pues de un paniaguado |
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|
|
te verás vendido. |
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|
A los treinta y tres, |
35 |
|
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|
�oh con qué prodigios! |
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|
|
dejarás la vida, |
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|
|
de amores rendido. |
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|
Si el Cruzado leño |
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|
fuere tu cuchillo, |
40 |
|
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|
|
cuchillo de palo |
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|
|
cortará tus bríos. |
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|
|
Dame una limosnita |
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|
Niño bendito, etc. |
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|
Al Santísimo, trova de otra letra humana
|
Romance
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Los Soberanos Querubes |
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|
rizan la pluma de nieve |
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|
a los rayos de Jesús, |
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|
Sol oculto entre accidentes. |
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|
Y aquesta nube de plata |
5 |
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|
la veneran tan luciente, |
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|
que della corona forman |
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|
a sus Querúbicas sienes. |
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|
|
Ya deste suelo en el prado, |
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|
del Cielo viven ausentes, |
10 |
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|
luego que miran sus ojos, |
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|
|
que este pan los Cielos llueven. |
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|
O como se olvida el hombre, |
|
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|
|
|
y ellos como velan siempre, |
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|
|
poco le tira su celo, |
15 |
|
|
|
|
y por aquesto se duerme. |
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|
|
Celos concibe el amor, |
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|
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|
|
y pues celos no le mueven, |
|
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|
cuando en la culpa reposa, |
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|
|
ni celos, ni amor no tiene. |
20 |
|
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|
Mas ya conozco en su olvido, |
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|
que ingrato el hombre le ofende, |
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|
y que los Querubes dél |
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|
|
son en su amor diferentes. |
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|
Al mesmo intento otro
|
Romance
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|
De las almas el Esposo, |
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|
aunque pasea encubierto |
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|
|
no puede ocultar la llama, |
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|
|
que arroja su ardiente pecho. |
|
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|
|
|
Rinde amantes corazones, |
5 |
|
|
|
|
no se admire, no el trofeo, |
|
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|
|
|
pues hoy esfuerza el cristal |
|
|
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|
|
rayos deste Sol Supremo. |
|
|
|
|
|
Todo cuanto mira abrasa, |
|
|
|
|
|
el alma siente el efeto, |
10 |
|
|
|
|
aunque es Espíritu puro, |
|
|
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|
|
que es también Divino el fuego. |
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|
|
|
|
En las calles, y en la plaza |
|
|
|
|
|
con temeroso respeto, |
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|
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|
|
todos deste Dios publican, |
15 |
|
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|
|
que aun vence pechos de hielo. |
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|
|
Ea, pues, almas dormidas, |
|
|
|
|
|
pedid, que os toque su incendio, |
|
|
|
|
|
y porque os oiga el Esposo, |
|
|
|
|
|
decid en dulces acentos. |
20 |
|
|
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|
|
|
|
Estribillo
|
|
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|
Venga el Esposo Cristo en Pan Divino, |
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|
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|
en buen hora venga, |
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|
|
pues se verá de luz |
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|
|
|
el alma llena. |
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[107] |
|
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|
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|
|
A la Concepción de María, en compañía de el Santísimo
|
en el Convento dedicado a esta advocación.
|
Romance
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|
|
Entre nubes accidentes |
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|
festivas luces rayó |
|
|
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|
|
a este Alcázar de MARÍA, |
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|
|
|
|
de Jesús el nuevo Sol. |
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|
|
|
|
Es misterio de pureza, |
5 |
|
|
|
|
y así su mayor candor |
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|
|
|
|
acredita en este Templo |
|
|
|
|
|
de su limpia Concepción. |
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|
|
|
Mas si deste Sol Aurora |
|
|
|
|
|
es María, �quién dudó, |
10 |
|
|
|
|
que entre sus cándidos brazos |
|
|
|
|
|
salga a lucir hoy mejor? |
|
|
|
|
|
Los que buscáis de Jesús |
|
|
|
|
|
más templado el resplandor (20), |
|
|
|
|
|
miralde, que en ese cielo |
15 |
|
|
|
|
benigno siempre influyó. |
|
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|
|
Atendelde entre esas nubes, |
|
|
|
|
|
que a embozos que ella le dio, |
|
|
|
|
|
menos lástima se llama, |
|
|
|
|
|
menos abrasa su ardor. |
20 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
A la expectación del parte de la Virgen de la O
|
Romance
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Albricias pido a los Cielos, |
|
|
|
|
|
porque ya el primer albor |
|
|
|
|
|
en las ansias de una Virgen, |
|
|
|
|
|
de Jesús produjo el Sol. |
|
|
|
|
|
La antigua esperanza en ella |
5 |
|
|
|
|
aún no perdió su verdor, |
|
|
|
|
|
que es difícil arrancarse |
|
|
|
|
|
lo que una vez se arraigó. |
|
|
|
|
|
Con tener al Sol consigo, |
|
|
|
|
|
aún espera al mesmo Sol; |
10 |
|
|
|
|
del esperar se socorre |
|
|
|
|
|
por avivar más sus amor. |
|
|
|
|
|
Estratagema es del gusto, |
|
|
|
|
|
dar largas a su pasión, |
|
|
|
|
|
porque conseguido el bien |
15 |
|
|
|
|
mucho del gusto perdió. |
|
|
|
|
|
Suspiros vierte a los aires |
|
|
|
|
|
su abrasado corazón, |
|
|
|
|
|
que al aire de sus suspiros |
|
|
|
|
|
quiere acrecentar su ardor. |
20 |
|
|
|
|
Enigma con una letra, |
|
|
|
|
|
en un círculo cifró, |
|
|
|
|
|
porque su vientre es la Esfera |
|
|
|
|
|
con que abrevió a todo el Sol. |
|
|
|
|
|
Y si es Esfera MARÍA, |
25 |
|
|
|
|
será el centro el mesmo Dios, |
|
|
|
|
|
quietáranse ya sus ansias, |
|
|
|
|
|
pues que tal centro adquirió. |
|
[108] |
|
|
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|
|
|
|
|
|
|
|
|
A la presentación de la Virgen
|
Romance
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Aguardad bella MARÍA, |
|
|
|
|
|
no corráis tan presta al Templo, |
|
|
|
|
|
que a tan infantiles pasos |
|
|
|
|
|
es muy sublime el empeño. |
|
|
|
|
|
Mas que digo, si es gigante |
5 |
|
|
|
|
Amor, aunque niño tierno, |
|
|
|
|
|
a pocos pasos hoy pudo |
|
|
|
|
|
subiros a tanto Cielo. |
|
|
|
|
|
Nos s prodigio, si llegáis |
|
|
|
|
|
a su eminencia de un vuelo. |
10 |
|
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|
que el amor os da sus alas |
|
|
|
|
|
con que la escaléis tan presto. |
|
|
|
|
|
En sus plumas bien podéis, |
|
|
|
|
|
Niña, volar sin recelo, |
|
|
|
|
|
y aún de ella nido, y sagrado |
15 |
|
|
|
|
formar parta vuestro pecho. |
|
|
|
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De aquí generosa Ave |
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saldréis con tan nuevo pelo, |
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que dél dichosa podréis |
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vestir al Eterno Verbo. |
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A San Juan Bautista
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Romance
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Contra la mayor Cabeza |
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esgrime el acero un Rey, |
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que es muy impaciente el mando |
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si compiten su altivez. |
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Impíos impulsos le presta |
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una arrestada mujer, |
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ofendida se juzgaba, |
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que no intentará cruel. |
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Del divino Juan el cuello |
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huella de una Niña el pie; |
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estrella infeliz del justo, |
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que arma al odio aun la niñez. |
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Aja su casta azucena |
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el más impuro clavel, |
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de su candor irritado |
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mancha su nevada tez. |
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Celos le estimulaban torpes |
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espurios hijos del bien, |
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que siempre la impura sangre |
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siguió atrevida, obró infiel. |
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Al Apóstol Santiago el Mayor
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Romance
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De su valor asistido |
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guerrero Marte se aclama, |
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el que asombró a la Morisma, |
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es fuerte escuda a la España. |
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El orgullo más altivo |
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así valiente avasalla, |
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que las vidas que le informan, |
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son corto triunfo a su espada. |
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Parto fogoso del trueno, |
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ágil discurre murallas, |
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[109] |
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volando en leves cenizas |
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lo obstinado de su pasta. |
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Menudo polvo el acero |
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vuelven sus activas llamas, |
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que el rayo mejor humilla |
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la más erguida jactancia, |
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Ceguezuelas mariposas |
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los enemigos se abran |
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a su luz, si al Español |
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Sol que sus sombras aclara. |
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España tales trofeos |
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del bronce en voces aclama, |
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y en sus acerados pechos |
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insculpe tales hazañas. |
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A Santa Úrsula, y sus compañeras
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Romance
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Cándidas rosas caudilla |
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una nevada azucena, |
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tan unas en el amor, |
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como unas por su pureza. |
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De la espina del rigor |
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heridas, la nieve truecan |
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en púrpura, mas qué mucho |
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si florecen todas las Reinas. |
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Florido, y galante Sol |
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del prado en la bella esfera |
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Úrsula luce, si esotras |
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son aromantes estrellas. |
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Al jardín del firmamento |
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trasladada su belleza, |
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flores desabrochan rayos, |
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si acá estrellas son hojas tiernas. |
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Si al engaste de sus orbes |
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son diamantes de entereza, |
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rubí las vuelve su sangre, |
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valor de uno y otro aprecian. |
20 |
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Ese flamante topacio |
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del cuarto globo respeta |
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sus luces, cuando cobarde |
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escusa las competencias. |
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Fugitivos ya los Astros |
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temerosos se recelan |
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del cotejo de sus rayos, |
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por no quedarse en tinieblas. |
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Aquese zafir sagrado |
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con tanta luz que le arrea, |
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noblemente, ya presuma |
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bello un Sol en cada estrella. |
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Y pues benévolos Astros |
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alumbráis en esa esfera, |
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hoy logren vuestros devotos |
35 |
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divinas las influencias. |
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Al mismo intento otro
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Romance
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El más prodigioso encuentro, |
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la más reñida batalla, |
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suspenso admira el discurso |
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en dos distintas escuadras |
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Once mil Vírgenes bellas, |
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Amazonas hoy gallardas, |
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a un escuadrón rostro hicieron |
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sólo de amor con las armas. |
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[110] |
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La contienda se comienza, |
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y aunque en la fuerte estacada |
10 |
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ellas rindieron las vidas, |
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por tuyo el triunfo se aclama. |
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Porque en las lides de amor |
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la vitoria es de las almas, |
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y aunque le rindan los cuerpos, |
15 |
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ellas consiguen la palma. |
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Si al yerro exponen el pecho, |
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a la pica a la alabarda, |
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es, porque por ellas suben |
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a ser mejor coronadas. |
20 |
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Si en los golfos de su sangre |
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vado para el Cielo hallan, |
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ondas son, que a sus contrarios |
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a su pesar los acaban. |
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Jesús viendo aqueste triunfo, |
25 |
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que sus Esposas alcanzan, |
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ciñe a sus gloriosas sienes |
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lauros, que estrellas engazan. |
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Al mesmo intento otro
|
Romance
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El más vistoso jardín |
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de nevadas azucenas, |
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vil arado de impías manos |
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en roja trocó floresta. |
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Que a su pesar trasladas |
5 |
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en esa capaz esfera, |
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si fueron flores humanas, |
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ya son lucientes Estrellas. |
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Úrsula siendo entre todas |
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el Sol que luce más bella, |
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que en todas partes lo grande |
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conserva siempre su alteza. |
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Y si los verdugos crueles |
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(cual cegador en la vega) |
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a sus espigas lozanas |
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oprimieron a la tierra. |
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Pero sus preciosos granos |
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del Cielo las trojes llenan, |
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paso un Dios, siendo el mesmo |
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quien también las apacienta. |
20 |
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Serafines de ese Empíreo, |
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estimad esta cosecha, |
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que no tendréis otro Agosto |
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mas copioso en vuestras vegas. |
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Al mesmo intento otro
|
Romance
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Úrsula, bella Pastora |
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del rebaño más cabal, |
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muchas cándidas corderas |
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guía por prados de un mar. |
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Pero de lobos crueles |
5 |
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la más rabiosa impiedad |
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su nevado vellón tiñen |
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en su viviente coral. |
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Arrestan tanto sus iras, |
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tanto su rigor fatal, |
10 |
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que aun a su hermosa Pastora |
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no perdonó su crueldad. |
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Al furor todas se rinden, |
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eclipsado lo vital, |
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apagando tanta estrella |
15 |
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de sombras la obscuridad. |
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[111] |
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De su púrpura caliente |
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el generoso raudal |
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de rosas fecunda al suelo, |
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cada gota es un rosal. |
20 |
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Nunca tan hermoso aliño |
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vistió su grosera faz, |
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aunque de Mayos y Abriles |
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recoja la variedad. |
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Hoy descifrado el prodigio |
25 |
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en sus hojas miró ya; |
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pues con el nombre de Reinas |
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las rotula su coral. |
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A Santo Tomás Cantuariense
|
Mártir de Inglaterra (21)
|
Romance
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|
�Con qué valor aquel pecho |
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de Tomás sufre las penas; |
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a qué amante en los peligros |
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valiente el amor no esfuerza? |
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Pretende manchar Enrico |
5 |
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la belleza de su Iglesia, |
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y como es Esposa suya, |
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|
amor le arma a la defensa. |
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Al resistirle valiente, |
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se halló herido en la cabeza, |
10 |
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que no quiere un poderoso, |
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que otro ninguno le exceda. |
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Era de la Iglesia el Sol, |
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|
su luz anoche bella, |
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que no pudiera el error |
15 |
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triunfar hoy con sus tinieblas. |
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Si el tesoro de la Fe, |
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|
de los herejes expresa, |
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no es mucho, si de Tomás |
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rindió el muro la violencia. |
20 |
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Como en su pecho a su Esposa |
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amante sino la encierra, |
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|
para poder combatirla, |
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|
que se lo rompan es fuerza. |
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Rindió en la Iglesia la vida, |
25 |
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�oh qué crecida fineza! |
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que pues amó sus brazos, |
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|
en sus brazos propios muera. |
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|
|
Al mesmo intento
|
aplaudiendo también las nobles prendas de la devota, que todos los años le festeja.
|
Romance
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Mucho Tomás de tus cultos |
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te mereció tu valor, |
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más de una Mori ilustre |
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|
|
mucho su amor te adquirió. |
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Del pecho con todas veras |
5 |
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|
Vera en tus fiestas te honró, |
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|
|
que no burla quien es noble, |
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|
|
cuando le obliga su honor. |
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|
|
Repite fiestas a fiestas, |
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mas qué mucho, si es un Sol, |
10 |
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|
que éste lucirá mañana, |
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|
aunque también hoy lució. |
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|
Y si en tus aras se inflama |
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|
|
|
|
tanto lucido blandón, |
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|
|
rayos son, o son centellas, |
15 |
|
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|
|
que de su luz derivó. |
|
[112] |
|
|
|
Tanta abrasada pastilla, |
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|
|
|
|
que en tanto olor se exhaló, |
|
|
|
|
|
sin duda se abrasó al fuego, |
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|
|
|
ya las llamas de su amor. |
20 |
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|
|
|
Aquestos vistosos ramos, |
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|
|
|
que hoy esmaltó tanta flor, |
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|
|
|
|
quien duda, que a su hermosura |
|
|
|
|
|
su variedad se copió. |
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|
|
|
|
Dedicando a tu festejo |
25 |
|
|
|
|
todo cuanto en sí adquirió, |
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|
|
|
|
de la flor de su belleza, |
|
|
|
|
|
hasta el oro de su honor. |
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|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Al Ilustre Mártir San Lorenzo
|
Romance
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|
|
|
Hoy un Laurencio Español |
|
|
|
|
|
en su nombre ciñe el lauro; |
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|
|
|
porque es Profeta el esfuerzo |
|
|
|
|
|
del trofeo anticipado. |
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|
|
|
|
A sus hojas se le atreven |
5 |
|
|
|
|
del fuego voraces rayos; |
|
|
|
|
|
mas la exención no derogan |
|
|
|
|
|
de aquel su verdor gallardo. |
|
|
|
|
|
Porque si llamas le cercan, |
|
|
|
|
|
es, porque vea en sus claros, |
10 |
|
|
|
|
como si consiguen glorias |
|
|
|
|
|
con desaires del contrario. |
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|
|
|
|
Ostentan ya los sudores, |
|
|
|
|
|
ya los penosos letargos |
|
|
|
|
|
los mártires, mas Laurencio |
15 |
|
|
|
|
lleva de todos el lauro. |
|
|
|
|
|
No sólo el laurel se ciñe, |
|
|
|
|
|
mas de sus primeros Mayos |
|
|
|
|
|
flores en muchas guirnaldas, |
|
|
|
|
|
que le tejieron sus años. |
20 |
|
|
|
|
Un trofeo en cada hoja |
|
|
|
|
|
declara lo matizado, |
|
|
|
|
|
que los escribió su esfuerzo |
|
|
|
|
|
con el buril de trabajos. |
|
|
|
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|
Cual abeja la dulzura |
25 |
|
|
|
|
goza en su flor el cuidado, |
|
|
|
|
|
si de su Lauro al abrigo |
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|
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|
|
burla rigores del rayo. |
|
|
|
|
|
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|
|
|
|
|
|
|
Al mesmo intento otro
|
Romance
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|
|
|
|
|
|
�Cómo es Laurencio oprimido |
|
|
|
|
|
con el rigor del incendio? |
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|
|
porque es oro que demuestra |
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|
|
|
en él quilates de precio. |
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|
|
|
|
Aun entre voraces llamas |
5 |
|
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|
|
vive gallardo su aliento, |
|
|
|
|
|
que salamandra de amor |
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|
|
|
|
no le consume su fuego. |
|
|
|
|
|
Si en rojas pavesa vuelve |
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|
|
|
|
leves plumas de su cuerpo; |
10 |
|
|
|
|
flamante Fénix se hereda |
|
|
|
|
|
vida a dilatados tiempos. |
|
|
|
|
|
Si no es que en la triste noche |
|
|
|
|
|
para que destruya el hielo |
|
|
|
|
|
de sus contrarios, se aplica |
15 |
|
|
|
|
de las hogueras por leño. |
|
|
|
|
|
O alagado de las llamas |
|
|
|
|
|
del amor, se arroja al riesgo, |
|
|
|
|
|
cual la mariposa, que halla |
|
|
|
|
|
túmulo honroso en su fuego |
20 |
[103] |
|
|
|
Y porque en humo suave |
|
|
|
|
|
le goce, aun el mesmo Cielo |
|
|
|
|
|
se abrasa todo en su ardor |
|
|
|
|
|
por escalarse más presto. |
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|
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|
|
De su occidente en la pira |
25 |
|
|
|
|
muere en cenizas resuelto, |
|
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|
|
|
porque en repetido Oriente |
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|
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|
Sol resucite más bello. |
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Oye por corona destos míos, algunos versos que han llegado a mis manos, de los muchos
que compuso mi maestro, que en varios asuntos sagrados me consta desabrochó, no pocas
flores su ingenio. |
|
Al Santísimo Sacramento, en concurso de la Fiesta del Rosario
|
Soneto
|
|
|
|
|
|
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|
El vientre milagroso de MARÍA, |
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|
|
|
el trigo se compara generoso, |
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|
a quien fragrante muro ciñe ojoso |
|
|
|
|
|
el Cielo en repetida lozanía. |
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|
|
|
A ese sagrado Pan, �oh qué armonía |
5 |
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|
|
hace ese trigo! Si al Rosario hermoso |
|
|
|
|
|
tanta flor, que le mura misterioso, |
|
|
|
|
|
y a ser su esmalte cada cual porfía. |
|
|
|
|
|
Cifra es todo diseño, en que se aclara, |
|
|
|
|
|
de un Dios oculto en Pan, Pan Soberano, |
10 |
|
|
|
|
que aplaude de Domingo heroico celo; |
|
|
|
|
|
El Rosario, pues, ciña sacro el Ara, |
|
|
|
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cual bella flor de tan divino grano, |
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que es pan de flores cuanto ofrece el Cielo. |
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Al mesmo intento sobre este lugar
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Scutum auxilii, et gladius gloriæ. Genes. 33. O Gratiam, et gloriam david Dominus. Leyó
San Jerónimo: Quia solet scutum, Dominus Deus. Psalm. 8. |
Soneto
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Es la vida palenque a la batalla, |
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que ofrece astuto el enemigo fiero, |
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desde el nacer, al alentar postrero, |
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inventa ardides, y ocasiones halla. |
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A sus tiros es débil la muralla, |
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que ciñe al hombre, débil el acero, |
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y antes mira herido, y prisionero, |
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que ofenda, y melle su obstinada malla. |
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En combate tan arduo, y peligroso, |
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escudo fuerte, cándida defensa |
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ofrece al hombre aquese Sacramento; |
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Luzbel se rinde a su Orbe luminoso, |
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y el que blanco miró para la ofensa, |
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dejó en blanco su loco pensamiento. |
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Dase la razón, porque siendo este Sacramento representación de la muerte y Sangre
de Cristo
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se muestra con accidentes blancos, y no rojos.
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Décima
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Preg. |
Si es de su muerte trasunto |
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ese misterio sagrado, |
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�cómo en candor se ha trocado |
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la sangre que dio a un difunto? |
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Resp. |
Fue el amor este asunto |
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que el incendio que hoy alienta, |
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y entre ese candor fomenta |
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ese nevado ademán, |
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descifra que es un volcán, |
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que entre nieves se alimenta. |
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[115] |
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Al mesmo intento sobre este lugar
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Proverb. 31. Quasi nabis institoris de longe portans panem suum.
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Décima
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�Oh qué ligera navega |
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de sangre en el rojo mar |
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nave que vino a cargar |
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trigo en la terrible vega! |
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mas si en sombras de Fe ciega |
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sulca, �cómo puede el puerto |
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coger, aunque sea cierto? |
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pero si es Piloto amor, |
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sin vista guía mejor, |
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como entre sombras experto. |
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Al mesmo intento otro
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Soneto
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De virgo tuvo su glorioso Oriente |
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el sacro Sol y en paso afortunado |
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al Orbe todo habiéndolo ilustrado, |
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en Gémini rayó, ya a su Occidente: |
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En Gémini de amor, que en lazo ardiente |
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supo en lo milagroso de un bocado |
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unir al hombre, que ingrato y obstinado |
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resistía a su amor inobediente. |
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A su esplendor le miro tan unido, |
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que otro Sol le respeto en lo lucido; |
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Y al breve Orbe, mejor diré a su Cielo, |
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divino Sol le aclamo sin recelo: |
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�Oh Pan Divino, sólo en ti se pudo |
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unir distancias con tan fuerte nudo! |
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Al mesmo intento sobre este lugar
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Iudic. 14. De commedenti exivit cibus, et de forti egressa est dulcedo.
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Soneto
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A Impulsos del rigor, y la venganza, |
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en sangre propia se miró teñido |
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aquel fuerte León, cuyo bramido |
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asombra al suelo, ya aun al Cielo alcanza. |
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[116] |
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Retiró su valor, y en tal confianza |
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del más cobarde pudo ser vencido; |
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traza fue de su amor, que así oprimido |
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mejor de la vida a su enemigo afianza: |
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Vida fue en el panal, que labró diestro |
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la abeja de su amor, si dio colmena |
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su cadáver, que néctar ya propina; |
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Juntó la cera como sabio Maestro, |
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porque si al hombre de dulzura llena, |
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ahuyenta sombras con su luz divina. |
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Al mesmo intento
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Décima
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Preg. |
Si es Cristo en el Sacramento, |
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Sol en su brillar lucido, |
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�cómo entre nube escondido |
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permite su lucimiento? |
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Resp. |
No es de su luz detrimento, |
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es ingenio la piedad, |
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segura su crueldad |
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a la vista más experta; |
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ofrécela, pues, cubierta |
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por templar su Majestad. |
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Al mesmo intento sobre este lugar
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Cant. 7. Ascendat in palma, et aprehendam fructus eius.
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Décima
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Por coger fruto sagrado |
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sube la Esposa a la palma, |
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Cristo del hombre a la palma |
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baja, y dalo consagrado: |
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�Oh qué trueque afortunado! |
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gana palma merecida |
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el alma con tal subida; |
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Dios no puede más subir, |
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y así sólo en su abatir, |
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logra esa palma crecida. |
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Don Martín de Arriola, Presidente de la Ciudad de Quito
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hizo una imagen de bulto de San Francisco Javier, con los pies bañados en sangre, como
cuando caminaba por la India, y con el pecho vertiendo gozos, con aquellas palabras: Sat
est Domine. |
A cuya devoción se dedicaron estas
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Décimas
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Este bulto, que el pincel |
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llegó diestro a colorir, |
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no le hace falta el vivir, |
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así retrata más fiel: |
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de Javier cualquiera en él |
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advertirá su traslado, |
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si le contempla arrobado, |
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pues ese humano alentar |
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con Dios llevaba a trocar, |
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mejorado su cuidado. |
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Tan imitado le veo |
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a su propio original, |
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que si ardiendo a lo cabal, |
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queda indeciso el trofeo: |
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eso es cierto, pues aun creo |
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que nuestro Javier dichoso |
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hoy dudara cuidadoso |
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si del éxtasi volviera, |
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en cual de los dos viviera |
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su espíritu generoso. |
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Y si de Arriola a la idea |
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se delineó aqueste bulto, |
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hoy con más que humano indulto |
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nueva vida se granjea: |
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pues bien puede ser que sea |
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del Artífice la mano, |
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mas su afecto pudo ufano |
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introducirle el aliento; |
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que amar, es merecimiento |
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de obrar a lo soberano. |
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Si el retrato miro atento, |
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entre el gozar, y el penar, |
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le he llegado a contemplar, |
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�quién vio en la pena el contento? |
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mas valerse del tormento |
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fue cautela de Javier, |
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pues fuera fuerza perder |
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en tanto gozo la vida, |
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y porque mejor se mida, |
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templa el gozo el padecer. |
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Y si la planta ultrajada |
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viviente púrpura vierte, |
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también el alma revierte |
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gozo, que al rostro traslada: |
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�qué dicha tan declarada! |
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pues hoy llego a presumir, |
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que su planta en el sufrir |
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fue la raíz, que aunque penosa, |
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glorias por fruta gustosa |
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en él llegó a producir. |
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De Cristo Javier traslado |
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es a mi entender tan cierto, |
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que lo que en Jesús advierto, |
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en él lo miro ajustado: |
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y si cuando más penado |
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glorias gozó este Señor |
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del alma en lo superior, |
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Javier gozó en lo eminente |
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de su espíritu, aunque siente |
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de su cuerpo en lo inferior. |
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[118] |
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Al haber muerto San Francisco Javier a las puertas de la China, antes de entrar en
ella
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Décima
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A la China, �oh qué gozoso |
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camina Javier, y alada! |
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pero el paso �ay Dios! helado |
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le embarazó cauteloso: |
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con que ya no luminoso |
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goza al Chino su esplendor; |
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mas deste ocaso, y horror |
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logró mejor su lucir, |
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que remontarse al zafir, |
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fue alumbrarle más su ardor. |
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Al haber tenido San Francisco Javier con estupendo milagro al Sol
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Josué Divino al mismo Sol pudiste |
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refrenar la carrera presurosa, |
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que al mirar su semblante fuera ociosa |
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su luz girase, si la tuya asiste. |
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A lo pasado y desabrido del amor mundano
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Epigrama
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De un amante es la fortuna, |
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sola una esperanza vana, |
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un deleite, que en la cuna |
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tiene su muerte temprana. |
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Gozó embebido en la pena, |
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acíbar bañado en miel, |
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amor metido en cadena, |
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menos dulce más de hiel. |
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