Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajo

Capítulo XI

De las figuras de méthodo


1. La quinta i última classe de las figuras de sentencia contiene las de méthodo, que son distribución, transición, hipérbaton.

2. Distribución es una figura de hablar, por la qual se distribuye algo en muchas partes; i después en cada una se da la razón, como lo practicó discretamente frai Luis de León quando, tratando de la verdadera paz del hombre, dice assí620: «Podemos comparar el hombre i referirlo a tres cosas. Lo primero, a Dios. Lo segundo, a esse mismo hombre, considerando las partes diferentes que tiene i comparándolas entre sí. I lo tercero, a los demás hombres i gentes con quien vive i conversa. I según estas tres comparaciones entendemos luego que puede aver paz en él por tres diferentes maneras. Una, si estuviere bien concertado con Dios; otra, si él dentro de sí mismo viviere en concierto i la tercera, si no se atravessare, ni encontrare con otros. La primera consiste en que el alma esté sugeta a Dios i rendida a voluntad obedeciendo enteramente sus leyes; i en que Dios como en sugeto dispuesto, mirándola amorosa i dulcemente influya el favor de sus bienes i dones. La segunda está en que la razón mande, i el sentido i los movimientos dél obedezcan a sus mandamientos, i no sólo en que obedezcan, sino en que obedezcan con presteza i con gusto, de manera que no aya alboroto entre ellos ninguno, ni rebeldía, ni procure ninguno porque la aya; sino que gusten assí todos del estar a una i les sea assí agradable la conformidad, que ni traten de salir della, ni por ello forcegen. La tercera es dar su derecho a todos cada uno, i recibir cada uno de todos aquello que se le deve sin pleito ni contienda. Cada una destas paces es para el hombre de grandíssima utilidad i provecho, i de todas juntas se compone i fabrica toda su felicidad i bien andanza».

3. Transición es el passage de un assunto a otro. La transición, o puede ser perfeta o imperfeta. Perfeta, quando se advierte lo que se ha dicho i lo que falta por decir; como quando dijo Cornificio621: «Del exordio se ha dicho harto. Después desto passemos a la narración». Transición imperfeta es la que solamente hace narración, o de lo que se ha dicho o de lo que se ha de decir. De lo que se ha dicho, de la manera que Salustio en la Guerra Yugurthina622 dijo: «De África i de sus habitadores bastante se ha dicho para la necessidad del assunto». De lo que se ha de decir, assí como don Diego Hurtado de Mendoza escrivió623: «El propósito requiere tratar brevemente del assiento de Granada por clareza de lo que se escrive».

4. La transición ha de ser mui natural, semejante a la travazón de los miembros en un mismo cuerpo; pues vemos que del cuerpo sale el brazo, del brazo la mano, de la mano los dedos, con tanto dissimulo que en ninguna coyuntura se halla fealdad alguna.

5. La transición sirve para instruir. A veces deve omitirse, especialmente quando de lo que gusta el oyente se passa a lo que no le agrada i se intenta persuadir.

6. Hipérbathon es la trasposición o traspassamiento de los pensamientos o palabras. Sí en esta trasposición lo primero se hace postrimero, como quando dijo Matheo Alemán624: «No los amigos todos lo han de saber todo»; en griego se llama hysteron proteron o hysterología, esto es, orden postergado, en que lo de detrás está delante, i en quanto se confunden o se derraman las palabras, como proferidas sin el orden devido, synchysis, que quiere decir confusión; que atendiendo a la construción de la oración, es figura gramática, como la que atrevidamente hizo Lope de Vega Carpio, quando dijo625:


    Si la más dura encina que ha nacido
Del corazón de la Morena Sierra,



en lugar de decir Sierra Morena. Pero atendiendo al sentido, es figura rhetórica que sirve para significar la zozobra del ánimo o de las cosas; pero no conviene freqüentarla, como lo practicó Thucídides, cuyas oraciones por esta causa justamente reprehendió Cratipo como enfadosas i molestas. La colocación traspuesta de las palabras varía el sentido, como manjar blanco i blanco manjar; gentil-hombre, hombre gentil.

7. Éstas son las figuras de sentencia. Tratemos ahora de las de palabras.




ArribaAbajo

Capítulo XII

De las figuras de palabras en general


1. Las figuras de palabras especialmente pertenecen a la elocución, o modo perfeto de esplicar los pensamientos con palabras, o al adorno de las sentencias. Se llaman assí porque no consisten en la sentencia, sino en una o en muchas palabras. Por esso, mudadas éstas, no permanece la figura.

2. Se pueden dividir en quatro géneros. El primero, es de falta o sobra de palabras, el segundo, de repetición; el tercero, de sonidos semejantes; el quarto, de cierta modificación material de las mismas palabras para la suavidad de la pronunciación.




ArribaAbajo

Capítulo XIII

De las figuras de falta o de sobra de palabras


1. Las figuras en que ai falta de palabras, son asíndeton i ellipsis; i aquellas en que ai sobra, son polisíndeton, pleonasmos i correción.

2. Asíndeton, que quiere decir desatamiento, es la falta del verbo, o de la cópula de la oración, según hablan los lógicos; como se observa en este refrán leonino: «Lo mío, mío; lo tuyo, tuyo i mío». I en estotro christiano: «Dios conmigo, yo con él; Dios delante, yo tras él». A veces se espressa el verbo en una sentencia i se omite en otras, como en este egemplo de don Diego de Saavedra626: «Se mantiene la magestad con el respeto; el reino con el amor; el palacio con la entereza; la nobleza con la estimación; el pueblo con la abundancia; la justicia con la igualdad; las leyes con el temor; las armas con el premio; el poder con la parsimonia; la guerra con las riquezas; i la paz con la opinión». El verbo puede estar al principio i faltar al fin de la sentencia, como quando dijo don Diego de Saavedra627: «Pocos negocios vence el ímpetu; algunos la fuerza; muchos el sufrimiento; i casi todos la razón i el interés». I el príncipe de Esquilache, en unos villancicos, hablando de los santos reyes, adoradores de Jesús:


    Como a rei le ofrecen oro,
I la mirrha como a muerto,
I como a Dios soberano
Fragrante culto de incienso.



O puede estar el verbo a la fin faltando al principio de la sentencia, como quando dijo don Diego de Saavedra628: «¿Qué libelos infamatorios, qué manifiestos falsos, qué fingidos parnassos, qué pasquines maliciosos no se han esparcido contra la monarquía de España?».

3. Ellipis, que quiere decir falta, es defeto de otra qualquier partecilla que no sea verbo, como se ve en el egemplo siguiente de don Diego de Saavedra629: «Las repúblicas de Sidón, Nínive, Babilonia, Roma, Carthago, con el comercio i trato, florecieron en riquezas i armas. Quando faltó a Venecia i Génova el trato i navegación, faltó el egercicio de su valor i la ocasión de sus glorias i trofeos. Entre breves términos de arena, inculta al azadón i al arado, sustenta Holanda poderosos egércitos con la abundancia i riquezas del mar, i mantiene populosas ciudades, tan vecinas unas a otras, que no las pudieran sustentar los campos más fértiles de la tierra. Francia no tiene minas de plata, ni oro; i con el trato de pueriles invenciones de hierro, plomo i estaño, hace preciosa su industria i se enriquece; i nosotros, descuidados, perdemos los bienes del mar. Con inmenso trabajo i peligro trahemos a España, de las partes más remotas del mundo, los diamantes, las perlas, las aromas i otras muchas riquezas; i no passando adelante con ellas, hacen otros grangería de nuestro trabajo, comunicándolas a las provincias de Europa, África i Asia». En estas preciosíssirnas sentencias se ve que falta la partecilla, o preposición de, antes de las palabras Nínive, Babilonia, Roma, Carthago; la preposición a, antes de Génova; la preposición con, antes de riquezas, pueriles invenciones, plomo, estaño, peligro; i el possessivo sus, antes de trofeos. Al gramático toca saber qué verbo, nombre, o partecilla falta para la conveniencia de las partes de la oración; i al rhetórico, para el adorno i persuasión.

4. La ellipsis conviene para espressar algún afecto del ánimo, como quando Garci-Lasso de la Vega intentó mover la admiración de su amigo Juan Boscán, deste modo630:


    ¡O! quán corrido estoi i arrepentido
De averos alabado el tratamiento
Del camino de Francia i las posadas.
Corrido de que ya por mentirosa
Con razón me tendréis, arrepentido
De aver perdido tiempo en alabaros
Cosa tan dina ya de vituperio;
Donde no hallaréis, sino mentiras,
Vinos acedos, camareras feas,
Varletes codiciosos, malas postas,
Gran paga, poco argen, largo camino.



5. La asíndeton, o desatamiento, aprovecha para significar la presteza i el ímpetu del ánimo, como quando dijo don Alonso de Ercilla631:


    Salen los españoles de tal suerte
Los dientes i las lanzas apretando,
Que de quatro esquadrones al más fuerte
Le van un largo trecho retirando;
Hieren, dañan, tropellan, dan la muerte,
Piernas, brazos, cabezas cercenando.



6. I en otra parte632:


Los fieros enemigos orgullosos
En alta voz gritavan, mueran, mueran.



I Christóval de Virués, en el Canto treceno del Monserrate:


Diciendo en voz distinta, airada i fiera:
Arma, arma, arma; muera, muera, muera.



7. Pero la prontitud del sucesso espressada por la asíndeton, se ve mucho mejor en el fin de la siguiente narración, donde el obispo de Tarazona, don frai Pedro Manero, esplicó mui bien la eficacíssima prontitud de la gracia divina633: «Era Tertuliano orador causídico, i acertóse a hallar en el consistorio en ocasión que interrogava a un christiano el presidente. Era el christiano hombre vulgar i sencillo; i en testimonio de su fe mandó a un ídolo que digesse: ¿Quién era el Dios verdadero? Respondió el ídolo, con prontitud, que él i todos los ídolos eran demonios; i que solamente era verdadera la religión i divinidad que adoravan los christianos. Reparó Tertuliano en la sencillez del que mandó, en la obediencia pronta del oráculo, en la confusión vergonzosa del presidente. Acudió la gracia, abrió los ojos, conoció el error, convirtióse». Para significar con las mismas palabras esta prontitud de la gracia divina, se omitieron las conjunciones i se varió el supuesto en los dos últimos verbos, sin nombrarle.

8. También conviene usar de la asíndeton quando se han de relatar muchas cosas i cada una de ellas es por sí grave; porque entonces cada palabra da un golpe i hacen notable impressión en el entendimiento del oyente, como se ve en este hermoso egemplo de frai Luis de León, interpretando el salmo 26.


    No concibas despecho
Si se detiene Dios, o alma; espera,
Dura con fuerte pecho;
Con fe acerada, entera,
Aguarda, atiende, sufre, persevera.



I en estotro de don Diego de Saavedra634, donde hablando de la magestad, dice: «La opinión i la fama le dan ser; el amor, seguridad; el temor, autoridad; la ostentación, grandeza; la ceremonia, reverencia; la severidad, respeto; el adorno, estimación; el retiro, la hace venerable». En cuyo egemplo unió don Diego la asíndeton con la ellipsis, supliendo cinco veces el verbo da i otras tantas el relativo le.

9. Con la sobra de palabras varían la oración las figuras polisíndeton i pleonasmos.

10. La polisíndeton, que quiere decir mucha atadura, se opone a la asíndeton, o desatadura; i la pleonasmos, que significa demasía o superfluidad de palabras, a la ellipsis, defeto o diminución.

11. Es pues polisíndeton, la sobra de algún nombre o verbo; i pleonasmos, el de otra partecilla, aunque a veces esta figura se toma con mayor estendimiento, i suele significar la sobra de qualquiera parte de la oración. Egemplo de polisíndeton puede ser éste en que Dios dice por boca de Ecequiel635: «Si el malo hiciere penitencia de todos sus pecados que ha hecho i guardare todos mis preceptos, i hiciere juicio i justicia, vivirá i no morirá»; donde se ve que esta figura hace que la cosa de que se trata parezca mayor por la sobreabundancia de las espressiones. En efeto, las que en dicha sentencia parece que sobran, i se añadieron por razón de la energía, son éstas: que ha hecho; poco después, viviendo; i últimamente, no morirá.

12. Egemplo de pleonasmos, o demasía i sobra de palabras, es éste de don Quijote636: «¿Qué persuasión fuera bastante para persuadirme que ai monos en el mundo que adivinen, como lo he visto ahora por mis propios ojos?». O estotro de Sancho Panza637: «Bendito sea Dios, que tal me ha dejado ver con mis propios ojos». Donde en una i otra sentencia sobran para el verdadero sentido aquellas palabras, propios ojos, pero se añadieron para mayor certificación. La pleonasmos aprovecha para la énfasi o significación. Desta suerte, frai Luis de León, en su excelente Canción del conocimiento de sí mismo, nombró assí las postrimerías del hombre:

13. La muerte, juicio, gloria, fuego, infierno, añadiendo el nombre infierno para mayor espressión; si ya no es, que infierno sea adgetivo.

14. Tratamos aquí de la pleonasmo rhetórica; no de la gramática, en que sobra al regimiento de la oración alguna parte della; como quando dijo un antiguo poeta:


    Cuidados, gran priessa os dais,
Trabajos, no me apretéis,
Catá, que si me matáis,
Que comigo moriréis.



15. Donde para la construcción gramática sobra el segundo que. Don Diego Hurtado de Mendoza imitó, o por mejor decir, hizo suyos estos pensamientos i también la pleonasmos en la siguiente redondilla:


    Pesares, no me matéis,
Cuidados, gran priessa os dais,
Mirá, que si me acabáis,
Que comigo moriréis.



16. I con la misma figura dijo frai Luis de León:


    Los tus dos ojos sean
Dos luces inmortales,



donde sobra el artículo los; i lo mismo sucede en el poema de la prisión del rei de Aragón del marqués de Santillana, que dice:


    Benditos aquellos que con el azada
Sustentan su vida e viven contentos,
E de cuando en cuando conocen morada
E sufren pacientes las lluvias e vientos;
Ca éstos non temen los sus movimientos,
Nin saben las cosas del tiempo passado,
Nin de presentes se facen cuidado,
Nin las venideras, do han nacimientos.



Assí como el relativo le, en esta sentencia de Saavedra638: «Si le faltassen a España los dos polos del Mediterráneo i Océano, luego caería su grandeza». I en esta otra del mismo639: «No se sabe contener la ambición a vista de lo que puede usurpar; ni le faltarán pretextos de modestia i justicia, al que se desvela en ampliar sus estados». Vemos unidos los egemplos de la pleonasmo gramática i rhetórica, en lo que se dice en un antiguo romance:


De los sus ojos llorando,
I de la su boca diciendo.



La pleonasmos gramática consiste en los artículos los i la; i la rhetórica en las palabras ojos i boca.

17. La corrección, o puede ser de alguna sentencia, o de una o de más palabras. De la primera ya tratamos en su lugar. De la segunda éste es el suyo; porque por medio de la corrección en alguna manera se intenta quitar de la oración la palabra, que parece que sobra, como quando dijo don Diego de Saavedra hablando de sí con verdad640: «Muchas causas de compassión, i pocas o ninguna de invidia, se hallan en el autor deste libro; i ai quien invidie sus trabajos i continuas fatigas, o no advertidas o no remuneradas».




ArribaAbajo

Capítulo XIV

De las figuras de repetición


1. Las figuras de palabras contenidas en la repetición de una misma voz con una misma significación, son muchas. Los rhetóricos griegos, diligentes en darles nombres, distinguieron éstas: anáfora, epífora, symploce, epanalepsis, anadiplosis, clímax, epánodos, tautotes i polyptoton.

2. Anáfora, es la repetición que se halla en los principios de las sentencias; epífora, en las cláusulas o fines; i, si concurren ambas repeticiones, se llaman símploce.

3. Epanalepsis, o resolución, es la repetición que se hace en el principio de la sentencia antecedente i en el fin de la siguiente.

4. Anadiplosis es repetición o redoblamiento, en el fin de la precedente i en el principio de la siguiente.

5. Si la repetición, por razón del afecto es continua, o casi continua, se llama epízeuxis.

6. La clímax, o gradería, con una misma palabra enlaza lo que precede con lo que se sigue.

7. Epánodos, o rebuelta, es quando se recorre lo mismo que se ha dicho, repitiendo las palabras con orden invertido.

8. Tautotes es quando se usa de una misma voz, como casualmente i con descuidada cultura. Tautología es una repetición viciosa de una misma dicción, como «Yo mismo mismíssimo vengo».

9. Polyptoton es quando una misma voz se repite variadas las terminaciones.

10. La repetición que es de una misma palabra i significado, o se hace sencillamente i sin mudamiento alguno, o mudadas las partes, o de ambas maneras. La repetición de la primera especie, o es separada o conjunta. Primeramente trataremos de la repetición separada, porque la epízeuxis, que es repetición conjunta, tiene tanta semejanza con la quarta especie de repetición disyuncta, esto es, con la epanalepsis, que ciertamente se tiene por especie della.

11. La disyuncta, o separada, se hace en los lugares del mismo género, o en diverso.

12. Del mismo, como la anáfora i la epífora; de diverso, como la epanalepsis i la anadiplosis, o redoblamiento, a la qual, como queda dicho, comúnmente se refiere la epízeuxis.

13. La symploce pertenece a la anáfora i a la epífora.

14. La clímax a la anadiplosis.

15. La tautotes i polyptoton, propiamente son disposiciones de las figuras antecedentes. Pongamos egemplos de cada una según el orden referido; aunque pudiéramos observar otro más ingenioso, distinguiendo no solamente las repeticiones de los principios, medios i fines de las cláusulas, sino combinando también las de los principios i medios; las de los medios i fines; las de los principios de muchas cláusulas, i de los fines i medios, i sus varias alternaciones; assunto que requiere un largo libro, pero más curioso que útil, si bien agradable.

16. Anáfora o relación, a la qual Cornificio, aplicándole el nombre del género, llamó repetición641; Plutarco642, i Julio Rufiniano643, epanófora, repetición de una cosa muchas veces; Rutilio Lupo644, epíbole; i otros rhetóricos, dípsosis, anaphorike o pariosis, es la repetición de alguna o muchas palabras que se hace en los principios de las sentencias, como en este refrán «Cuerpo, cuerpo, que Dios dará paño; carne, carne cría, peces, agua fría». Desta suerte el dotor Benito Arias Montano perifraseando el Cantar de los Cantares de Salomón645, usó de varias repeticiones deste modo:


¡Ai! ¡Ai! Amor dulce i gracioso,
¿Cómo me privas de la fuerza mía?
Dadme, dadme del vino, que no muera.
Poned manzanas a mi cabecera
I otros olores con que me consuele.
Traed, traed de vino vasos llenos.
Henchid, henchid mis senos
De olor que dentro de mi pecho buele;
Porque de amor el corazón me duele.
No puedo ya, no puedo ya tenerme;
Porque el amor la fuerza me ha robado,
I gran desmayo acometerme siento.



17. La repetición puede ser de qualquiera parte de la oración. De nombre, como quando dijo el venerable maestro Juan de Ávila646: «Christo padeció por nuestro amor: padezcamos por el suyo. Christo llevó la cruz: ayudémosela a llevar. Christo deshonrado: no quiero honra. Christo padeció dolores: vénganme a mí. Él tuvo necessidades: essas quiero yo tener. Él por mí fue aquí estrangero: no tenga yo cosa en que repose mi corazón».

18. A veces solamente se repite el artículo, como se ve en este elegante egemplo de don Diego de Saavedra647: «Los peligros son los más eficaces maestros que tiene el príncipe. Los passados enseñan a remediar los presentes i a prevenir los futuros. Los agenos advierten, pero se olvidan. Los propios dejan en el ánimo las señales i las cicatrices del daño i lo que ofendió a la imaginación el medio. I assí conviene que no los borre el desprecio». También se repite el artículo en esta política instrución del mismo autor648: «Assí como son diferentes las costumbres de las naciones, son también sus fuerzas. Las de la Iglesia consisten en el respeto i obediencia de los fieles; las del imperio, en la estimación de la dignidad; las de España, en la infantería; las de Francia, en la nobleza; las de Inglaterra, en el mar; las del turco, en la multitud; las de Polonia, en la cavallería; las de Venecia, en la prudencia; i las de Saboya, en el arbitrio».

19. Egemplo de Repetición de verbo es mui elegante éste del dotor Benito Arias Montano en la tradución del Cantar de los Cantares649:


    Doncellas de Sión,
Salid a las fenestras,
Salid de uestras casas presurosas,
Mirad a Salomón,
Veréis las bellas muestras
Las que de ver beldad sois deseosas.



20. El adverbio se halla repetido al principio de las cláusulas en este egemplo de frai Luis de León650: «¿Qué trabajo no paga el niño a la madre quando ella le tiene en el regazo desnudo? ¿Quando él juega con la teta? ¿Quando la hiera con la manecilla? ¿Quando la mira con risa? ¿Quando gorgea? ¿Pues quando se le añuda el cuello i la besa? Paréceme que aun la deja obligada». También repitió el adverbio con mucha elegancia en su admirable Canción a Christo crucificado:


    Aquí donde das muestras
De mani-roto i largo,
Con las palmas abiertas con los clavos;
Aquí donde Tú muestras
I ofreces mi descargo;
Aquí donde redimes los esclavos,
Donde por todos cabos
Misericordia brotas,
I el generoso pecho
No queda satisfecho,
Hasta que el cuerpo de la sangre agotas;
Aquí, Redentor, quiero
Venir a tu justicia yo el primero.
    Aquí quiero que mires
Un pecador metido
En la ciega prisión de sus errores;
Que no temo te aíres
En mirarte ofendido,
Pues abogando estás por pecadores;
Que las culpas mayores
Son las que más declaran
Tu noble pecho santo,
De que te precias tanto;
Pues quando las más graves se reparan,
En más tu sangre empleas,
I más con tu clemencia te recreas.



21. Don Diego de Saavedra, con un mismo adverbio, principió varias i mui graves sentencias, diciendo assí651: «No puede ser bien governado un estado cuyos ministros son avarientos i cudiciosos, porque, ¿cómo será justiciero el que despoja a otros? ¿Cómo procurará la abundancia el que tiene sus logros en la carestía? ¿Cómo amará a su república el que idolatra en sus thesoros? ¿Cómo aplicará el ánimo a los negocios el que le tiene en adquirir más? ¿Cómo procurará merecer los premios por sus servicios el que de su mano se hace pagado?».

22. Repitió la preposición de, don Diego de Saavedra Fajardo, quando hablando de las enfermedades de la república, dijo652: «Considere bien U. A. si acaso nacen de alguna destas (enfermedades) que suelen ser las ordinarias. De la estracción de la gente; del descuido de la propagación; de la multiplicidad de las religiones; del número grande de los días feriados; del aver tantas universidades i estudios; del descubrimiento de las Indias; de la paz no económica; de la guerra ligeramente emprendida o con lenteza egecutada; de la estinción de los maestrazgos de las órdenes militares; del peso de los cambios i usuras; de las estracciones del dinero; de la desproporción de las monedas o de otras semejantes causas».

23. El mismo Saavedra hizo otra hermosa repetición, empezando las sentencias con una misma preposición, deste modo653: «Alcanzada una vitoria, queda fuera de sí con la variedad de los acidentes passados. Con la gloria se desvanece; con la alegría se perturba; con los despojos se divierte; con las aclamaciones se assegura; i con la sangre vertida desprecia al enemigo i duerme descuidada, siendo entonces quando deve estar más despierta i mostrar mayor fortaleza en vencerse a sí misma que tuvo en vencer al enemigo».

24. Don Diego Núñez de Quirós repitió la conjunción negativa ni en el principio de muchas sentencias en su celebrado Nunque. Imitóle con afectado estudio Alonso de Barros en sus Proverbios Morales. Con naturalidad dijo Gregorio Silvestre en la Fábula de Píramo i Tisbe:


    Ni los despierta el recelo
De los peligros del suelo,
Ni piensan en el profundo,
Ni en las mudanzas del mundo,
Ni en las firmezas del cielo,
Ni en el hado, ni en la estrella,
Ni en secretos de natura,
Ni en que son milagros della,
Ni en las cosas de ventura,
Aunque procuran tenella.



También sin enfado del letor repitió diestramente frai Luis de León la causal porque, hablando assí del Divino Cordero654: «Porque avía de quitar en nosotros los hechos malos que escurecen el alma, no pudo aver en él ningún hecho desconcertado i escuro. I porque avía de borrar en nuestras almas los malos deseos, no pudo aver en la suya deseo que no fuesse del cielo. I porque reducía a orden i a buen concierto nuestra imaginación varia i nuestro entendimiento turbado, el suyo fue un cielo sereno, lleno de concierto i de luz. I porque avía de corregir nuestra voluntad mal sana i enferma, era necessario que la suya fuesse una lei de justicia i salud. I porque reducía a templanza nuestros encendidos i furiosos sentidos, fueron necessariamente los suyos la misma moderación i templanza. I porque avía de poner freno i desarraigar finalmente del todo nuestras malas inclinaciones, no pudo aver en él ni movimiento, ni inclinación, que no fuesse justicia. I porque era limpieza i perdón general del pecado primero, no huvo, ni pudo aver, ni en su principio, ni en su nacimiento, ni en el discurso de sus obras i vida, ni en su alma, ni en sus sentidos i cuerpo, alguna culpa, ni su culpa dél, ni sus reliquias i rastros. I porque a la postre i en la nueva resurrección de la carne, la virtud eficaz de su gracia avía de hacer no pecables los hombres, forzoso fue que Christo no sólo careciesse de toda culpa, mas que fuesse desde su principio impecable. I porque tenía en sí bien i remedio para todos los pecados i para en todos los tiempos i para en todos los hombres, no sólo en todos los que son justos, mas en todos los demás que no lo son i lo podrían ser si quisiessen; no sólo en los que nacerán en el mundo, mas en todos los que podrían nacer en otros mundo sin cuento; convino i fue menester que todos los géneros i especies del mal actual, lo de original, lo de imaginación, lo de hecho, lo que es i lo que camina a que sea, lo que será i lo que pudiera ser por el tiempo, lo que pecan los que son i lo que los passados pecaron, los pecados venideros i los que, si infinitos hombres nacieran, pudieran suceder i venir, finalmente todo ser, todo assomo, toda sombra de maldad o malicia, estuviesse tan lejos dél, quanto las tinieblas de la luz, la verdad de la mentira, de la enfermedad la medicina es tan lejos. I convino que fuesse un thesoro de inocencia i limpieza, porque era i avía de ser el único manantial de ella riquíssimo». Esta larga repetición de la causal porque, me trahe a la memoria la afectadíssima repetición de los porques de muchos letrados modernos en sus alegaciones o provanzas, cosa en mi juicio ridícula, porque es lo mismo que decir que, en la contención o contienda, han de usar desta figura rhetórica, que reducida a fórmula, es cosa mui estraña por freqüente que sea; i nunca será bien recibida de los hombres eloqüentes. La repetición no ha de ser afectada sino como casual i oportuna, de suerte que la repetición no sea molesta, sino agradable, como lo es la de las conjunciones en este egemplo de Saavedra655: «El servir en las Cortes, más suele ser grangería que mérito; más ambición que celo; más comodidad que fatiga; un esplendor que se paga de sí mismo».

25. Esta figura es maravillosamente donosa si se hace con interrogación, como ya se ha visto en algunos de los egemplos referidos i en estotro de Gregorio Silvestre:


¿Préciaste de gran linage?
No sé en qué está este valor.
¿Naciste de otro color?
¿De otro ser? ¿De otro lenguage?



26. A veces se varían i se continúan las repeticiones, como lo practicó frai Luis de León, interpretando el último capítulo de los Proverbios:


    ¡Ai! hijo mío. ¡Ai! dulce manojuelo
De mis entrañas. ¡Ai! mi deseado,
Por quien mi voz contino sube al cielo.
    Ni yo al amor de hombre te vea dado,
Ni en manos de muger tu fortaleza,
Ni en daño de los reyes conjurado.
    Ni con beodez afees tu grandeza;
Que no es para los reyes, no es el vino,
Ni para los jueces la cerveza.



27. Otras veces no solamente se repite en los principios de las sentencias la primera palabra, sino también muchas, como lo practicó David en el salmo 12, cuya elegante tradución devemos a frai Luis de León i es la que se sigue:


    Dios mío, ¿hasta quándo
Ha de durar aqueste eterno olvido,
Que vas conmigo usando?
¿Hasta quándo ofendido
De mí, tu rostro mostrarás torcido?
    I entre consejos ciento
¿Hasta quándo andaré desatinado?
¡Ai duro i gran tormento!
¿Hasta quándo hollado
Seré del enemigo crudo airado?
    Convierte ya tu cara,
Aplica a mi querella tus oídos,
Dios mío; i con luz clara
Alumbra mis sentidos:
No sean del mortal sueño oprimidos.
    No pueda mi adversario
Decir: Prevalecile algún día.
Que si el duro contrario
Viese la muerte mía,
Estremos de placer i gozo haría.
    Mas tu misericordia,
En quien, Señor, confío, me assegura.
Hinchirá la vitoria
Mi alma de dulzura.
Yo cantaré i diré que soi tu hechura.



28. I Jesu-Christo, según refiere san Matheo656, empezó muchas sentencias con unas mismas palabras, diciendo gravíssimamente: «Ai de vosotros, escribas i fariseos hipócritas, porque cerráis el Reino de los Cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que entran. Ai de vosotros, escribas i fariseos hipócritas: porque coméis las casas de las viudas so color de larga oración; por esso seréis más gravemente juzgados. Ai de vosotros, escribas i fariseos hipócritas: porque rodeáis la mar i la tierra para hacer un convertido, i quando fuere hecho, le hacéis hijo del quemadero infernal, doblado más que vosotros. Ai de vosotros, guías ciegas, que decís: 'Qualquier que jurare por el templo, es nada; pero el que jurare por el oro del templo, deudor es'. Locos i ciegos, ¿quál es mayor: el oro o el templo que santifica al oro?». I desta suerte va divinamente prosiguiendo, bolviendo a hacer poco después la misma repetición.

29. Tal vez suele alternarse esta figura en los principios de las sentencias, como lo practicó Suárez satisfaciendo a las quejas que las mugeres tienen de sus servidores, diciendo assí:


    Vosotras sois las temidas
Nosotros somos temientes.
Vosotras sois las servidas,
Vosotras obedecidas,
Nosotros los obedientes.
Vosotras sojuzgadoras,
Nosotroslos sometidos.
Vosotras libres señoras,
Vosotras las vencedoras,
Nosotros siervos vencidos.
    Vosotras las adoradas,
Nosotros los denegados.
Vosotras las mui loadas,
Vosotras las estimadas,
Nosotros los desdichados.
Vosotras solas tenéis
El poder que más pudiere,
Vosotras solas podéis
Escoger a quien queréis,
Nosotros a quien nos quiere.



30. Con mayor gravedad frai 498 Luis de León alternó assí la repetición657: «No digo yo, ni me passa por el pensamiento, que el casado o alguno han de carecer de oración; sino digo la diferencia que ha de aver entre las buenas religiosa i casada. Porque en aquélla el orar es todo su oficio; en ésta ha de ser medio el orar para que mejor cumpla su oficio. Aquélla no quiso el marido i negó el mundo, i despidióse de todos para conversar siempre i desembarazadamente con Christo; ésta ha de tratar con Christo para alcanzar dél gracia i favor con que acierte a criar el hijo, i a governar bien la casa i a servir, como es razón, al marido. Aquélla ha de vivir para orar continuamente; ésta ha de orar para vivir como deve. Aquélla aplace a Dios regalándose con Él; ésta le ha de servir trabajando en el govierno de su casa por Él». Don Diego de Saavedra usó también desta alternación, diciendo assí658: «La conveniencia o daño de ésta o de aquella educación, se vieron en el rei don Juan el Segundo i el rei don Fernando el Cathólico. Aquél se crió en el palacio; éste en la campaña. Aquél, quando entró a governar, le pareció que entrava en un golfo no conocido, i desamparando el timón, le entregó a sus validos; éste no se halló nuevo, antes en un reino ageno se supo governar i hacer obedecer. Aquél fue despreciado; éste obedecido. Aquél destruyó su reino, i éste levantó una monarquía». Lo mismo practicó Saavedra, quando uniendo la enseñanza con la eloqüencia, dijo659: «Unos ingenios son generosos i altivos: con ellos pueden mucho los medios de gloria i reputación. Otros son bajos i abatidos, que solamente se dejan grangear del interés i de las conveniencias propias. Unos son sobervios i arrogantes, i es menester apartallos suavemente del precipicio. Otros son tímidos i umbrosos, i para que obren, se han de llevar de la mano a que reconozcan la variedad del peligro. Unos son serviles: con los quales puede más la amenaza i el castigo, que el ruego. Otros son arrogantes: estos se reducen con la entereza i se pierden con la sumisión. Unos son fogosos i tan resueltos que, con la misma brevedad que se determinan, se arrepienten; a éstos es peligroso el aconsejar. Otros son tardos i indeterminados: a éstos los ha de curar el tiempo con sus mismos daños, porque, si los apresuran, se dejan caer. Unos son cortos i rudos: a éstos ha de convencer la demostración palpable, no la sutileza de los argumentos. Otros lo disputan todo i con la agudeza traspassan los límites: a éstos se ha de dejar que, como los falcones, se remonten i cansen, llamándolos después al señuelo de la razón i a lo que se pretende. Unos no admiten parecer ageno i se goviernan por el suyo: a éstos no se les han de dar, sino señalar los consejos, descubriéndoselos mui a lo largo, para que por sí mismos den en ellos, i entonces, con alabárselos como suyos, lo egecutan. Otros, ni saben obrar ni resolver sin el consejo ageno: con éstos es sana la persuasión, i assí, lo que se avía de negociar con ellos, es mejor tratarlo con sus consegeros». Otra semejante repetición alternada hizo Saavedra, diciendo assí660: «Estudie el príncipe en hacerse amar i temer juntamente. Procure que le amen, como a conservador de todos; que le teman, como a alma de la lei de quien pende la vida i hacienda de todos.Que le amen, porque premia; que le teman, porque castiga. Que le amen, porque no oye lisonjas; que le teman, porque no sufre libertades. Que le amen, por su benignidad; que le teman, por su autoridad. Que le amen, porque procura la paz; i que le teman, porque está dispuesto a la guerra. De suerte que, amando los buenos al príncipe, hallen que temer en él; i temiéndole los malos, hallen que amar en él. &c.» Parece que Saavedra amó esta figura, porque después de aver dicho que conviene que el príncipe cuide mucho de que las ocupaciones públicas sean en artes que convengan a la defensa i grandeza de sus reinos, no al luxo i lacivia, inmediatamente añadió661: «¡Quántas manos se deshacen vanamente para que brille un dedo! ¡Quán pocas para que con el acero resplandezca el cuerpo! ¡Quántas se ocupan en fabricar comodidades a la delicia i divertimientos a los ojos! ¡Quán pocas en afondar fossos i levantar muros que defiendan las ciudades! ¡Quántas en el ornato de los jardines, formando navíos, animales i aves, de mirtos! ¡Quán pocas en la cultura de los campos! De donde nace que los reinos abundan de lo que no han menester i necessitan de lo que han menester».

31. Quando la anáfora se hace con juicio i gravedad, aunque sea mui larga, no es molesta; antes bien, causa en el ánimo una maravillosa impressión, como lo esperimentará qualquiera que lea el capítulo onceno de la Carta de san Pablo a los hebreos, donde hace una hermosa inducción de las vitorias temporales i espirituales conseguidas por medio de la fe. I por quanto algunos años ha hice acomodable a una oración de concurso este eruditíssimo discurso de san Pablo, le trasladaré aquí de la manera que le hice, para que se desengañen muchos i crean que las oraciones i liciones de repente, no son a propósito para conocer i dicernir la dotrina de los que las dicen, pudiendo averse estudiado anticipadamente.

32. «El apóstol define, o por mejor decir, descrive la fe con admirable energía i elegancia. El latino intérprete le tradujo assí: 'Est autem fídes sperandarum substantia rerum, argumentum non apparentium'. A lo que el texto griego llama hypóstasis, llamó substantia; i a lo que elenchos, argumentum. Hypóstasis, en este texto significa cierta cosa presente, que aunque pequeña, contiene en sí alguna virtud i seguridad de otra cosa venidera mucho mayor. En las cosas naturales se ofrecen millares de egemplos. Una nuez entera i sana, virtualmente contiene un grande nogal, el qual saldrá en efeto si la nuez se siembra a su tiempo en tierra bien preparada. En las cosas políticas se declara también esto mismo con el egemplo de un privilegio real, en que el rei concede a alguna persona algún empleo, con tal que llamado acuda a su obligación. Esto supuesto quiere decir el apóstol que la fe es la semilla de nuestra felicidad, un privilegio auténtico de las promessas de Dios, una sustancia, esto es, una subsistencia de las cosas que devemos esperar; i por decirlo con espressión española, el cimiento, fundamento, apoyo o sostenimiento de la esperanza de las cosas perdurables. No contento el Apóstol de averse esplicado assí, continúa su descripción diciendo que la fe es un argumento de las cosas que no aparecen. El intérprete latino llamó argumento a lo que el texto griego llama elenchos. Esto es, un breve apuntamiento que contienen los capítulos bien comprehensivos de todo lo que se trata; assí como una suma exacta contiene todas las partidas. El intérprete latino se valió de la palabra argumentum, que es lo mismo que una breve idea del assunto: de manera que, assí como las piezas que no se han leído, tienen su argumento por el qual se sabe fijamente lo que contiene, aunque no se vea, assí la eterna bienaventuranza, que, como dijo el mismo Apóstol a los de Corintho662, no está espuesta a los sentidos, tiene a la fe (supuesta la perseverancia) por argumento o seguro apuntador del logro de ella. Uniendo pues estas dos descripciones, quiso enseñarnos el Apóstol que, assí como el que tiene una nuez, puede decir que tiene la suma de ella, de la misma suerte el que está dotado de la noticia i fe de la promessa divina, ya puede i deve hacer cuenta que ha conseguido una idea de todas aquellas cosas que deve esperar i que ciertamente conseguirá por los méritos de Jesu-Christo i palabra de Dios, concurriendo la obediencia de los preceptos divinos, por ser ésta una de las precisas condiciones de la divina palabra.

33. »Esto supuesto, dice san Pablo, que por la fe merecieron aprovación los ancianos que nos precedieron en el Viejo Testamento.

34. »I el santo Apóstol, como tan versado en las divinas letras, demuestra esta proposición por una erudita i admirable inducción, en que con la esperiencia de todos los siglos prueva el infalible cumplimiento de las promessas de Dios mediante la fe en su divina palabra.

35. »Por la fe, dice, entendemos que la palabra de Dios663 dio ser a las cosas, aviendo hecho lo que se ve de lo que no se veía, i era nada, como si digera, dando por su propia virtud ser a las cosas.

36. »Por la fe Abel664 ofreció a Dios mayor sacrificio que Caín, por la qual alcanzó testimonio de que era justo, agradeciendo Dios sus presentes, i defunto Abel aun habla por ella, escuchando Dios el amor de su inocente sangre665.

37. »Por la fe Henoch666 fue traspuesto para no ver muerte, i no fue hallado porque le traspuso Dios. I antes que fuesse traspuesto, tuvo testimonio de aver agradado a Dios.

38. »Por la fe digo; porque sin ella es impossible agradar a Dios667; siendo necessario que el que se llega a Dios, crea que le ai i que es galardonador de los que le buscan.

39. »Por la fe Noé, aviendo recibido respuesta i revelación de que sucedería el Diluvio universal668, que aun no se via, aparejó el arca en que se salvasse su casa; i por medio del arca condenó la impiedad i contumacia del mundo, no pudiendo aver quien alegasse escusa de ignorar el juicio divino, a vista de tan estupenda obra fabricada en tantos años con tanto ahinco i aplicación, i por orden de Dios, el qual por medio de la fe hizo a Noé: heredero de su justicia669, professándola él en sus obras como siervo fiel.

40. »Por la fe, Abrahán670, aviendo sido llamado, obedeció saliendo al lugar que avía de recibir por herencia, i salió sin saber a dónde iva.

41. »Por la fe habitó en la tierra prometida como en tierra agena, morando en cabañas con Isaac i Jacob, herederos juntamente de la misma promessa, porque esperava habitar en ciudad con cimientos, cuyo artífice i hacedor es Dios todo poderoso.

42. »Por la fe también la misma Sara671 siendo estéril recibió virtud para concebir, i parió fuera del tiempo en que naturalmente pueden parir las mugeres, porque creyó ser fiel el que lo avía prometido. Por lo qual también de un solo padre, i esse tan inhábil para la generación como si fuesse muerto, de solo Abrahán digo, salió tanta muchedumbre de decendientes, como estrellas tiene el cielo i arenas innumerables la orilla del mar.

43. »Conforme a la fe murieron todos éstos sin aver recibido la tierra prometida, mirándola realmente de lejos i creyéndola i saludándola i confessando que eran peregrinos i advenedizos sobre la tierra. Porque los que dicen esto672, como ellos lo decían, claramente dan a entender que buscan la patria, porque si se acordaran o hicieran algún caso de aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo para bolver a ella. Pero deseávanla mejor, es a saber, la celestial; i por esso Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque ya les avía aparejado ciudad eterna.

44. »Por la fe ofreció Abrahán673 a Isaac quando fue tentado i ofrecía al unigénito en quien avía recibido las promessas. Aviéndole sido dicho: 'En Isaac tendrás decendientes674 ', pensando Abrahán dentro de sí que Dios es poderoso para resucitar muertos i hacerlos propagadores de su linage; por lo qual también le bolvió a recibir como figura misteriosa de Jesu-Christo resucitado.

45. »Por la fe también bendijo Isaac675 a Jacob i Esau, sobre lo que avía de ser.

46. »Por la fe Jacob676 al tiempo de su muerte bendijo a cada uno de los hijos de Josef, i adoró restrivando sobre la punta de su bordón677.

47. »Por la fe, Josef678, muriéndose, se acordó de la partida de los hijos de Israel i dejó sus órdenes acerca de sus huessos.

48. »Por la fe Moisés679, luego que nació, fue escondido de sus padres por tres meses, porque le vieron hermoso niño i no temieron el edito del rei.

49. »Por la fe Moisés, hecho ya grande, negó ser hijo de la hija del rei de Egipto faraón, eligiendo antes ser escogido con el pueblo de Dios, que gozar de la comodidad temporal que pudiera conseguir por medio del pecado de la mentira; teniendo por mayores riquezas el baldón, semejante al que avía de padecer Jesu-Christo, que los thesoros de los egipcios, porque atendía al galardón.

50. »Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rei, porque se esforzó como aquél, que veía al invisible.

51. »Por la fe celebró la Pascua680, i el derramamiento de la sangre, para que el que matava los primogénitos no los tocasse.

52. »Por la fe passaron el mar Bermejo681, como por la tierra seca, i queriendo los egipcios seguirles el alcance quedaron anhegados.

53. »Por la fe cayeron los muros de Gericó, con rodearlos siete días682.

54. »Por la fe Rahab, la ramera683, no pereció con los descreídos, aviendo hospedado las espías pacíficamente684.

55. »¿I qué diré más? Ciertamente me faltará el tiempo, si me lipongo a relatar de Gedeón685, Barac686, Sansón687, Gefté688, David689, Samuel690 i los profetas, que por la fe ganaron reinos, obraron justicia, alcanzaron promessas, taparon las bocas a leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, convalecieron de enfermedades, fueron hechos fuertes en batallas, trastornaron campos de enemigos estraños, las mugeres recibieron sus muertos por resurrección. Unos fueron estirados, sin recibir rescate de su vida para lograr mejor resurrección.

56. »Otros experimentaron denuestos i azotes, i sobre éstos, afrentas i cárceles. Otros fueron apedreados, otros cortados en piezas, otros aserrados, otros muertos a cuchillo. Otros anduvieron perdidos, cubiertos de pieles de ovejas i de cabras, pobres, angustiados, maltratados. De los quales el mundo no era merecedor, i perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas i por las cavernas de la tierra.

57. »I todos éstos, aprovados por testimonio de la fe, no recibieron la promessa de la venida del Messías, bien que sí el fruto; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, como es la perfeción del Evangelio, considerándonos la divina misericordia como más flacos i más necessitados de su divina clemencia.

58. »Por tanto nosotros, pues tenemos sobre nuestras cabezas una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado, que por todas partes nos oprime; corramos por el medio de la cruz la carrera que se nos ha mostrado, puestos los ojos en el autor i consumador de la fe, Jesús, al qual aviéndole sido propuesto gozo, sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, i fue assentado a la diestra de Dios.

59. »Renovad, pues, a menudo la memoria de aquel que sufrió tal contradición de pecadores contra sí mismo, no sea que desmayando os fatiguéis de manera que no podáis proseguir».

60. No se puede decir cosa más erudita i eficaz, sin que la anáfora sea molesta por larga. Tampoco lo es este elegante egemplo de Matheo Alemán, hablando de san Antonio de Padua691: «Todo predicava. Predicava su comida con ayunos i abstinencias. Predicava su sueño con vigilias i oraciones. Predicava su vestido, siendo el humilde i pobre de su padre san Francisco. Predicavan sus costumbres, teniéndolas tales, que lo hicieron un tan grande santo. Predicava su figura con sólo mirarla, porque vían en ella un retrato de verdadera penitencia, unos huessos cubiertos de un pergamino, un semblante de mortificación i buen egemplo. Predicavan sus movimientos, porque siempre caminavan a la bienaventuranza. Predicavan sus pies, manos i ojos, i todo a una con la lengua».

61. Epífora, según la llamó Rutilio Lupo692, por otro nombre epístrophe, según Julio Rufiniano, llamándola en latín reversio693, i Cornificio conversio694, o antístrophe, según Hermógenes, es una manera de hablar, por la qual se hace la repetición en las cláusulas, o fines de la oración, como se ve en este hermoso verso de don Alonso de Ercilla695:


Suenan voces, vitoria, España, España.



62. I en este adagio: «Si supiesse la hueste que hace la hueste, mal para la hueste»; i en estotro refrán: «Tres cosas echan al hombre a perder, mucho hablar i poco saber; mucho gastar i poco tener; mucho presumir i poco valer». I Gregorio Silvestre, en la glossa a las coplas de don Jorge Manrique:


Bien hablando, i bien haciendo,
Resplandezca el bien obrar.



I mucho mejor en este divino aviso de santa Theresa de Jesús: «Acomodarse a la complisión de aquél con quien trata: con el alegre, alegre, i con el triste, triste; en fin, hacerse todo a todos, para ganarlos todos». Usando desta figura, dijo don Diego de Saavedra696: «Desdichado el estado cuya cabeza, o no se precia de príncipe, o se precia de más que príncipe. Lo primero es bageza; lo segundo, tiranía». I en otro lugar697: «El que sabe más i ha visto más, cree i fía menos; porque, o la especulación o la práctica i esperiencia, le hacen recatado». De la misma figura usó san Pablo, diciendo698: ¿Hebreos son? También yo. ¿Israelitas son? También yo. ¿Decendientes de Abrahán son? También yo. ¿Ministros de Christo son? (Hablo como quien sabe poco lo que se dice). También yo i más.

63. A veces se repite toda la sentencia, como a cada passo se ve en las glossas poéticas. Gregorio Silvestre tuvo para ellas habilidad singular, más que para otra cosa, i decía de sí: «Que no era poeta, sino glossador». Hermosa epífora de toda la sentencia es aquélla de que usó David699: «La Casa de Israel confía en el Señor. Socorredor i protector de ellos es. La Casa de Aarón confía en el Señor. Socorredor i protector de ellos es. Los que temen al Señor, confían en el Señor. Socorredor i protector de ellos es». Deste mismo modo está compuesto todo el salmo 135. La epífora tiene mayor fuerza que la anáfora, porque lo que se dice a lo último queda mejor en la memoria i penetra más nuestro interior.

64. A esta figura pertenece el eco, pero se ha de procurar que no obligue a decir algún dislate, como sucedió algunas veces a Juan del Encina, en su Eco. Fuera del soneto que frai Luis de León compuso a la muerte de la reina doña Ana, muger de Felipe II, apenas se hallará eco que merezca leerse.

65. Symploce, según Aquila Romano connexum700, i mucho mejor, según Cornificio, complexio o travazón701, es una manera de hablar por la qual una o muchas palabras se repiten en los principios i fines de las sentencias. I assí esta figura comprende a la anáfora i a la epífora, i por esso Rutilio Lupo la llamó coenotes702. Se repite una palabra, como en este refrán: «Todos se ríen del mono, i él de todos»; i Góngora: «Todos dicen mal de mí, i yo digo mal de todos». I en esta sentencia de santa Theresa: «Amor saca amor». Usando de esta figura, dijo Góngora en un romance:


Defeto natural suple
Mal remedio artificioso.
Mono vestido de seda,
Nunca deja de ser mono.



66. Se repite toda la sentencia al principio i al fin de aquel divino cántico de los jóvenes echados al horno de Babilonia, que decían703: «Bendecid ángeles del Señor al Señor; alabadle i ensalzadle en todos tiempos. Bendecid cielos al Señor; alabadle i ensalzadle en todos tiempos». I assí va prosiguiendo, convocando las criaturas para que alaben a su Criador. Esta figura es buena para manifestar la fuerza i acrimonia del decir, i por esso, se usa bien quando se quiere apremiar al contrario. También para reprehender, exhortar i mover los afectos del ánimo.

67. Epanalepsis, que Julio Rufiniano llamó epanadiplosis704 i los latinos resumtio, es la repetición que se hace en el principio de la sentencia que precede, i en el fin de la que se sigue. Puede hallarse en la repetición de una o de más palabras. De una palabra, como quando dijo san Pablo a los filipenses705: «Regocijaos siempre en el Señor, regocijaos». De muchas de la manera que dijo Boscán en un soneto:


Dime: tan fuerte mal, ¿cómo es tan largo?
I mal tan largo, ¿cómo es tan fuerte?



I el refrán que dice: «El hombre que toma las burlas de veras, las veras toma de burlas». De toda la sentencia, assí como Garci-Lasso de la Vega en su égloga segunda introduce a Albanio diciendo:


Vosotros los de Tajo en su ribera
Cantaréis la mi muerte cada día.
    Este descanso llevaré, aunque muera;
Que cada día cantaréis mi muerte,
Vosotros los de Tajo en su ribera.



68. Anadiplosis, según Aquila Romano replicatio706, que quiere decir redoblamiento; según Hermógenes epanástrophe, esto es, rebuelta; según Julio Rufiniano palilogia, en latín iteratio707 o replicatio, como la llamó Marciano Capela708, es la repetición que se hace en el fin de la sentencia antecedente i en el principio de la siguiente. Por esso algunos la llamaron repetición continua, pero mucho mejor huvieran dicho contigua o inmediata. Ingeniosamente, Tapia:


    Todo lo hizo ventura.
Ventura fue conoceros.
Conoceros fue quereros;
Ouereros fue desventura.



Con no menor ingenio, don Luis de Bivero:


Por hacer placer amor,
Amor me hizo pesar.



69. Pero excedió a todos el comendador Zúñiga en esta canción:


    Mi passión como no muere,
No muere porque no muero.
No muero porque la quiero.
Quiérola porque me quiere.
    Tengo tal vida ya,
Que si parto i quedo yo,
Gran tristura está, do estó,
Porque huelgo donde está.



Agustín de Rojas, en el Viaje entretenido, escrivió assí: «Todo este mundo no es más que trabajar para tener, tener para desear, desear para gozar, gozar para vivir, vivir para morir, i morir para dejar».

70. Hermosamente, dijo Matheo Alemán en boca de Guzmán de Alfarache709: «Hallé poblados los campos, los mozos hombres, los hombres viejos i los viejos fallecidos; las plazas calles, i las calles mui de otra manera, con mucha mejoría en todo». A esta figura pertenece el artificio con que se hizo este discreto refrán: «Quien presta, no cobra; i, si cobra, no todo; i, si todo, no en tiempo; i, si en tiempo, no tal; i, si tal, enemigo mortal». I también estotro: «Sale de la guerra paz, de la paz abundancia, de la abundancia ocio, del ocio vicio, del vicio guerra». Esta figura tiene suavidad i añade énfasis a la oración; como quando leemos en el salmo 144: «Cerca está el Señor de todos los que le invocan; de todos los que le invocan de veras».

71. Tratemos ahora de la repetición, en que las palabras del medio de la oración son las mismas que las primeras, o que las inmediatas a ellas también entremedias.

72. Las palabras del principio se repiten en el medio en este egemplo de Jesu-Christo, que leemos en san Matheo710: «Yo os digo: que qualquiera que se aira contra su hermano, es digno de castigo en el juicio. I el que digere a su hermano raca (que significa vano) es digno de castigo en el concilio; i el que digere tonto (con ira i ánimo de ofenderle) es digno del quemadero del infierno.

73. Se repiten en el medio, o bien repitiendo una palabra, como quando dijo Juan de Mena711:


A grandes cautelas, cautelas mayores.



I don Luis de Góngora, en un romance:


Pióla, qual gorrión;
Cacareóla, qual gallo;
Arrullóla, qual paloma;
Hizo la rueda, qual pavo.



I con seriedad, santa Theresa de Jesús712: «O ceguedad humana, ¿hasta quándo, hasta quándo se quitará esta tierra de uestros ojos? Que, aunque entre nosotros no parece es tanta que nos ciegue del todo, veo unas motillas, unas chinillas, que si las dejamos crecer son bastantes para hacernos gran daño». O repitiendo muchas palabras según el adagio: «Mal me quieren mis comadres, porque les digo las verdades. Bien me quieren mis vecinas, porque les digo las mentiras»; o según este elegante quartel de un soneto del conde de Villamediana a don Rodrigo Calderón:


    Éste que en fortuna más subida
No cupo en sí, ni cupo en él la suerte;
Viviendo, pareció digno de muerte;
Muriendo, pareció digno de vida.



74. En el principio, medio i fin, también se hacen repeticiones, como en este egemplo: «Hombres, hombres; mugeres, mugeres; ¿qué hacéis, qué hacéis?». I es bien sabida la antigua costumbre que tenían los españoles en la guerra, diciendo en sus algazaras: «España, España; al arma, al arma; cierra, cierra». I este refrán: «Harto sabe quien no sabe, si callar sabe». I Christóval de Virués, en el Monserrate:


Más truenos, más relámpagos, más viento,
Mayor escuridad, mayor ruido,
Más cansancio, más pena, más tormento.



I también:


Arma, arma, arma; muera, muera, muera.



I en la Casandra:


Paren las cajas, haced alto un poco,
Alto, señores, hagan alto, alto.



Desta figura se valió Miguel de Cervantes Saavedra para hacer un gracioso juicio de los diez libros de Fortuna de amor, de Antonio de lo Frasso, poeta sardo, diciendo assí713: «Por las órdenes que recibí, dijo el cura, que desde que Apolo fue Apolo; i las musas, musas; i los poetas, poetas, tan gracioso ni tan disparatado libro como éste, no se ha compuesto».

75. Si estas repeticiones forman un ayuntamiento de palabras, no bien enlazadas en la sentencia, se llama la figura ploce, de que nos dio un hermoso egemplo frai Luis de León, interpretando en español el salmo 145:


    Aquel será dichoso,
I de buena ventura, que en su ayuda
Pone a Dios poderoso,
Que en solo Dios se escuda,
I nunca su fiucia de Dios muda.
    De Dios, que mar i tierra
I el cielo fabricó resplandeciente
Con quanto dentro encierra;
De Dios que a toda gente
Mantiene fe i palabra eternamente.



76. Hasta aquí avemos tratado de la repetición disjunta. La conjunta dicen que se llama epizeuxis, que es una vehemente repetición de una misma palabra, comose ve en el egemplo siguiente de santa Theresa de Jesús, en su Camino de perfeción714: «Pensáis, hijas mías, que es menester poco para tratar en el mundo, i tratar negocios del mundo, i vivir en el mundo, i tratar negocios del mundo, i hacerse, como he dicho, a la conversación del mundo, i ser en lo interior estraños del mundo, i estar como quien está en desierto, i en fin no ser hombres, sino ángeles». Algunos refieren esta figura a la anadiplosis, pero son diversas especies, porque la anadiplosis siempre se hace en diversos miembros, i la epizeuxis en uno mismo. I esto es lo que digimos, que si se habla propiamente, no se halla repetición continua en la anadiplosis, sino contigua. I aun en la epizeusis, no es absolutamente continua la repetición, sino, o continua, o casi continua. La continua se hace freqüentemente con estos adverbios de lugar, aquí, aquí; i con la intergeción repetida ea, ea. La epizeusis no continua, sino casi continua se hace quando entre las palabras repetidas solamente media una voz, como: A gran salto, gran quebranto. A mucho hablar, mucho errar. A buen bocado, buen grito. A mala venta, mala cuenta. A mal ñudo, mal cuño. A nuevo negocio, nuevo consejo. Mucho hablar i mucho reír, locura dan a sentir. El mal que el tiempo hace, el tiempo le suele curar. Lo mismo se ve en la primera repetición de una décima de Góngora, que empieza assí:


    El pensar cómo pensar
Dar alivio al pensamiento,
Es pensar en un tormento
Pesado más que el pensar.



77. La figura parénthesis, o parémbole, no impide la continuación; porque no se considera como parte essencial de la oración, según se ve en este egemplo de Miguel de Cervantes Saavedra, quando introdujo a Don Quijote, reprehendiendo assí a unos mercaderes715: «No le mana, canalla infame (respondió Don Quijote, encendido en cólera), no le mana, digo, esso que decís, sino ámbar i algalia entre algodones». I en estotro egemplo, en que Cervantes introdujo al mismo Don Quijote hablando assí con Sancho Panza716: «Este último consejo, que ahora darte quiero (puesto que no sirva para adorno del cuerpo), quiero que le lleves mui en la memoria».

78. Clímax, en griego, que Hermógenes llamó climacotón; Eustathio, epoicodómesis; Rutilio Lupo, epíploce717; Cornificio, gradatio718, que quiere decir gradería; i Julio Aquila, ascensus719, esto es, subida, es una manera de hablar, en que la palabra que se repite sirve para enlazar otra que se ha de repetir, formando assí como una cadena de palabras eslavonadas unas con otras, como se ve en estas ingeniosas coplas de don Alonso de Cardona:


    En veros quise miraros;
I en miraros, conoceros;
I en conoceros, amaros;
Amaros para quereros;
Quereros para adoraros.
En passar de aquí el deseo,
Razón quitó el pensamiento;
Porque es lo que en vos yo veo,
De tanto merecimiento,
Que al más loco porná tiento.



79. Con el arte misma compuso las siguientes coplas Gerónimo de Artés:


    Vivo triste tormentado,
Combatido, no mudado,
No mudado, mas llagado,
I de tal temor vencido;
Vencido del mucho amor,
Amor que mata viviendo;
Viviendo con tal dolor,
So yo uestro servidor,
Callando pena i sufriendo.



80. Esta figura que resalta mucho en la oración, no se ha de usar con freqüencia para que no parezca que se afecta. Es más a propósito para los assuntos jocosos que serios, porque deleita más que persuade. Della usan más los poetas que los prosistas; i es más proporcionada para las poesías menores i festivas, que para las mayores i graves. Assí dijo el comendador Estúñiga:


    Ageno siempre me hallo,
Hallo mucho mal que callo,
Callo lo malo i lo bueno.
Bueno es el gran sospiro.
Sospiro si soi ausente,
Ausente por ser presente,
Presente contemplo i miro.
    Miro i veo mi prisión.
Mi prisión mui justa fue.
Fue, i es con causa i fe,
Si es gloria es passión.
Passión es largo deseo.
Deseo pide la gloria.
Gloria es la gran vitoria
De mi Dios, quando la veo.



81. I con mejor enlace de pensamientos, don Juan Manuel, hablando con el amor:


    Descanso de nuestra pena,
Pena de nuestra memoria,
Memoria de nuestra gloria,
Gloria de nuestra cadena,
Cadena que assí nos ata,
Que si nos suelta nos mata;
I si nos mata vivimos,
Vida do nunca sentimos
Quien el sentido desala.
    No dudó jamás mi fe
De uestra promessa cierta;
Mas mi dicha desconcierta
Lo más cierto que yo sé.
I ésta me puso temor
De no ser merecedor
De mirar uestra presencia;
I aun me tiene en diferencia,
Si sois vos el Dios de amor.



82. I con mayor naturalidad i agudeza, Puertocarrero:


    Sufro el deseo de veros,
I en veros deseo oíros;
I en oíros, conoceros,
Donde me es fuerza servíros.
Serviros crece el deseo;
I el desear
Me hace desesperar
De la gloria que poseo,
Quando cabe vos me veo.



83. I don Luis de Góngora, en un romance:


    Trecientos cenetes eran
Deste rebato la causa,
Que los rayos de la luna
Descubrieron las adargas.
    Las adargas avisaron
A las mudas atalayas,
Las atalayas los fuegos,
Los fuegos a las campanas.



84. Pero sin embargo de lo dicho, muchas veces usó desta figura el príncipe de los eloqüentes, Cicerón, aun escriviendo a su grande amigo i juiciosíssimo censor, Pomponio Ático, diciéndole720: «Si estás parado, ponte en camino; si estás puesto en camino, corre; si corres, buela». Pero lo que es más, san Pedro, primer orador de Jesu-Christo resucitado, en su segunda Carta Universal721, valiéndose desta figura, exhortó assí: «Vosotros, poniendo todo uestro cuidado, mostrad en uestra fe virtud; i en la virtud, ciencia; i en la ciencia, templanza; i en la templanza, paciencia; i en la paciencia, piedad; i en la piedad, amor de la hermandad, i en el amor de la hermandad, amor de Dios». I san Pablo, escritor gravíssimo i sagrado, escriviendo a los corinthiosfreqüentó esta figura diciendo assí722: «La cabeza de la muger es el hombre, la cabeza del hombre es Christo; mas la cabeza de Christo es Dios». I en la carta que escrivió a los romanos dijo723: «La tribulación es causa de la paciencia; la paciencia, de la prueva; la prueva, de la esperanza; i la esperanza no confunde». Es también una cadena de oro mui preciosa aquella que eslavonó el Apóstol escriviendo a los romanos724: «Los que conoció desde la eternidad, también los predestinó para que fuessen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. I a los que predestinó a éstos también llamó. I a los que llamó, a éstos también justificó; i a los que justificó, a éstos también glorificó». I en otro capítulo de la misma carta dijo725: «Todo hombre que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo pues invocarán a aquél en quien no han creído? ¿I cómo creerán a aquél de quien no han oído? ¿Pero cómo oirán sin predicador? ¿I cómo predicarán, si no son embiados de Dios para este ministerio?».

85. Esta figura es mui a propósito para manifestar la serie de varias i encadenadas conseqüencias, como se ve en este antiguo refrán: «Por un clavo se pierde una herradura, por una herradura un cavallo, por un cavallo un cavallero, por un cavallero un pendón, por un pendón una hueste, por una hueste una batalla, por una batalla un reino, por un reino la sucessión de los reyes en él, i muchas veces la religión».

86. La gradación, o gradería, es mui natural i nada afectada, quando en ella se observa la misma orden de la naturaleza, como lo practicó Miguel de Cervantes Saavedra, dando assí principio al libro octavo de la Segunda Parte de Don Quijote de la Mancha, en nombre de Cide Hamete, filósofo mahomético: «Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado, es pensar en lo escusado; antes parece que ella anda toda en redondo, digo a la redonda. La primavera sigue al verano; el verano, al estío; el estío, al otoño; i el otoño, al hinvierno; i el hinvierno, a la primavera; i assí torna a andarse el tiempo con esta rueda continua. Sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse sino es en la otra, que no tiene términos que la limiten».

87. Epánodos, dicha assí en griego, en latín, según Junio Rufiniano726, eversio o egressio (yo leo regressio, que es lo mismo que redditus o buelta), es una manera de hablar por la qual se repiten las palabras empezando por la última i acabando por la primera. Assí refiere Juan Estobeo, escritor eruditíssimo727, que aviendo preguntado a Theócrito por qué no escrivía, respondió: «Porque, como quiero, no puedo; i, como puedo, no quiero». Casi con este artificio está compuesto el refrán que dice: «Con arte i con engaño medio año; con engaño i arte la otra parte». Pero con mayor rigor del arte, dijo Matheo Alemán728: «Mejor es hombre necessitado de dineros, que dineros necessitados de hombre». I el duque a Sancho Panza729: «En la ínsula que os doi, tanto son menester las armas como las letras, i las letras como las armas». Assí dijo uno imitando a Juan Oven:


    Ut, re, mi, fa, sol, la, bi,
Quando la fortuna ayuda,
Canta el áulico sin duda,
Sin poder caber en sí.
    Pero si aviendo perdido
Hacienda, edad i salud,
De la privanza ha caído,
Canta triste i desvalido
    Bi, la, sol, fa, mi, re, ut.



88. Diego de San Pedro hizo una ingeniosíssima canción en que juntó la buelta i la gradación o gradería deste modo:


    Vivo sintiendo placer,
Placer, temor i dolor:
Dolor por no os poder ver;
Temor que os temo perder;
Placer por ser amador.
    Afirmo que estoi i digo
En dos partes hecho dos:
Por el cuerpo acá comigo;
Por el alma allá con vos:
Por ser uestro con placer,
Por el placer con temor,
Con el temor por no os ver,
En no's ver está el perder,
I en perder está el dolor.



89. Lo mismo practicó Gregorio Silvestre en la Visita de Amor:


El amor suele hacer,
Viendo el apetito suelto,
Suelto i atado al querer,
Que quede buelto i rebuelto
De su ser en otro ser.
Hace con su ceguedad
De la razón, voluntad;
De la voluntad, razón;
De la libertad, prisión;
De la prisión, libertad.



90. A la epánodos pertenecen muchos egemplos de la antimetáthesis, que es una contrariedad del sentido con trasposición de palabras, como: «Tripas llevan corazón, que no corazón tripas». I con mucha discreción el comendador Ávila:


Más vale muerte que viva,
Que vida que siempre muera.



I en alguna manera pertenece acá lo que dijo Juan Fernández de Heredia:


No me quiere la que quiero,
Ni quiero la que me quiere.



91. Por esso la epánodos i antimetáthesis suelen ir juntas. El Anacreonte español730 hizo un hermoso passage de la epánodos a la antimetáthesis, deste modo:


Los actos, Cleobulina,
De una muger honrada,
Son de su casa al templo,
Son del templo a su casa.
Los otros que freqüenta
La gente ciudadana
En visitar enfermas,
En divertir a sanas,
Aunque parecen buenos,
Son como la fragancia,
Que poca agrada mucho,
I mucha desagrada.
Porque Circea Venus,
Que atosiga las almas,
No siempre paladea
Con laciva vianda;
Ni ha menester saetas
Donde el ocio se gasta.



92. Siendo esto assí, una misma oración figurada, según se considera, pertenece por razón del sentido a las figuras de sentencias; i atendiendo a las espressiones, a las de palabras.

93. Tautotes en griego, en español mismedad, es una manera de hablar en que se repite una misma voz como por acaso i por descuido, pero de suerte que caiga en gracia, porque si no, será común modo de hablar i no figura. Esta especie de repetición, que casi pudiera omitirse, manifiesta en el decir la sencillez del ánimo, como quando dijo frai Luis de León en la tradución del capítulo último de los Proverbios:


Mis deudos, como arroyos me han faltado,
Como arroyos que corren de avenida
Por los valles con passo acelerado.



94. I Sancho Panza a Don Quijote731: «Mire, digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe». También dijo Góngora en unas Letrillas:


    Érase una vieja
De gloriosa fama,
Amiga de niñas,
De niñas que labran.



95. Polyptoton en griego, en latín traductio, según Cornificio732, en castellano muchedumbre de finales, es la repetición de una voz variadas las terminaciones, ahora sean del nombre en sus casos, números, géneros o grados de comparación; o del verbo en sus modos, tiempos o personas. I como los nombres de la lengua castellana carecen de casos en un solo número, tendrá lugar la polyptoton en los nombres repetidos, con sus artículos o preposiciones; o en los mismos nombres, considerados según el regimiento en diversos casos, siendo cierto que en este refrán: «A cartas, cartas; a palabras, palabras»; las voces cartas i palabras, la primera vez que se nombran, se hallan en dativo, i la segunda, en nominativo, entendiéndose, se responden. En estotro refrán: «Carne, carne cría; i peces, agua fría»; la primera vez está carne en nominativo, i la segunda, en acusativo. Don Alonso de Ercilla en su Araucana733 usó de las palabras pecho, lanza i espada en nominativo i ablativo, deste modo:


Pecho con pecho vienen a juntarse,
Lanza con lanza, espada con espada.



Gregorio Silvestre, usando de los vocablos sangre i fuego, en nominativo i dativo, cantó assí:


En nombre de Jesús comienzo luego,
Enciéndame el ardor en que Él ardía,
Su sangre derramó, salga la mía,
Responda sangre a sangre i fuego a fuego.



96. Quando hablando de la Madre de Dios, cantó frai Luis de León:


A Dios de Dios bajáis del cielo al suelo;
Del hombre al hombre alzáis del suelo al cielo.



Las palabras Dios i hombre, una vez están en nominativo i otras en genitivo; i las palabras cielo i suelo, ya en ablativo, ya en acusativo. En estos hendecasílabos, que compuse traduciendo el primer verso deste dístico latino, en que se habla de Jesu Christo:


   Mors mortis morti nisi mortem morte dedisset,
Caelorum nobis janua clausa foret.



Dige assí:


Muerte de la muerte, tu feliz muerte,
Con muerte dio muerte a la triste muerte.



Donde por medio de los artículos, preposiciones i regimiento de la oración se repiten todos los casos singulares de la palabra muerte.

97. En el singular i en el plural bien se pueden repetir los casos con distintas terminaciones, ahora los nombres sean sustantivos, ahora adgetivos. Sustantivos, como quando suele decirse: «Es amigo de sus amigos, i pariente de sus parientes». Adgetivos, como: «Sed misericordiosos, como uestro Padre celestial es misericordioso».

98. Por razón de los géneros se varían las terminaciones de los adgetivos, como: «De mala vid mal sarmiento»; i con gran energía dijo Cipriano de Valera hablando del cardenal arzobispo de Toledo, don frai Francisco Giménez de Cisneros, que era el todo en todo en toda España. Discretamente dijo Matheo, Alemán734: «La sospecha es terrible gusano del corazón, i no suele ser viciosa quando carga sobre un vicioso, pues conforme a las costumbres de cada uno se puede recelar dél». Pero divinamente los Proverbios735: «Un peso (para recibir) i otro peso (para entregar), una medida i otra medida; lo uno i lo otro abominable a Dios». Con palabras de horror dijo Sant-Iago736: «Ea pues, ahora, o ricos, llorad lamentándoos por uestras miserias que vendrán sobre vosotros. Uestras riquezas se han podrido i las polillas han comido uestros vestidos. Uestro oro i uestra plata se ha tomado de herrín, el qual servirá de testimonio contra vosotros i comerá uestras carnes como fuego».

99. En los verbos se varían las sentencias, variando como digimos, los modos, los tiempos o las personas, o mezclando éstas variaciones, como se ve en los egemplos siguientes. Hablando Pedro de Carthagena con su dama, le dijo:


Quieroos tanto, que no quiero
Cosa que vos no queráis.



I el comendador Estúñiga dijo a la suya:


Pues que no puedo dejar de quereros,
Para que pueda poder mereceros,
Da buen remedio, que yo no le hallo.



I con mucha verdad i desengaño Tapia:


    La mejor muger dejalla,
La mala sin diferencia;
Porque si tienen clemencia,
Para tenella, ni dalla,
No les basta la ciencia;
Que si dan, es porque deis;
I si tienen, por teneros.
Pues si ganallas queréis,
galanes i cavalleros,
Catá que quieren dineros.



100. Son mui del caso los refranes que dicen: Lo que fue i no es, tanto es como si no fuera; Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió; Fía i deverás, i deviendo, pagarás lo que no devrías sino fiaras. I con mucha discreción Bartholomé de Torres Naharro737:


    Bastara que yo no os viera
Para de oídas perderme:
¿No os basta a vos no quererme,
Si no querer que no os quiera?
    Qué bien, señora, atendéis
De los hombres que matáis;
¿Pues caridad les negáis,
Ni con vos no la tenéis?
    Quejarme devo do quiera,
Pues por mejor deshacerme,
¿No os basta a vos no quererme,
Si no querer que no os quiera?



101. Con gran fineza de corazón dijo cierto poeta, que mereció la glossa de Gaspar Gil Polo i de Gregorio Silvestre:


    Después que mal me quisistes,
Nunca más me quise bien,
Por no querer bien a quien
Vos, señora, aborrecistes.



102. I Tapia con tierno i amoroso desdén:


    Presente pido ventura,
Ausente muero por veros;
I, si pienso no quereros,
No quiere mi desventura.



103. A esta figura pertenece también lo que dijo Juan de Mena en su Marte:


Huyendo no huye la muerte el covarde.



104. I don Gómez Manrique hablando con el rei Don Fernando:


   Mi consejo principal
Es, gran señor, que leáis;
Porque sabiendo, sepáis
Discernir el bien del mal.
    Que si la sabiduría
Es a todos conveniente,
Más a la gran señoría
De los que han de ser guía,
I governalles de gente.



105. I también lo que dijo en una Esparsa don Jorge Manrique:


    Yo callé males sufriendo;
I sufrí penas callando.
Padecí no mereciendo;
I merecí padeciendo
Los bienes que no demando.
Si el esfuerzo que he tenido
Para callar i sufrir,
Tuviera para decir,
No sintiera mi vivir
Los dolores que he sentido.



106. La polyptoton se hace de varias maneras: porque unas veces la repetición es unida; otras, separada; unas veces de una palabra; otras, de diversas. Fuera desto, o se repite una vez o muchas.

107. Repetición sencilla de una palabra, i essa continua, se halla en este refrán: «Dalle, dalle, peor es hurgalle; grano a grano hinche la gallina el papo». Gregorio Silvestre:


    Mostrad, mostrad uestra saña,
Como el rayo en cosa dura,
No en lo flaco i sin ventura,
A imitación del araña.



Repetición de una palabra, pero separada, se halla en lo que dijo Tertuliano escriviendo a Escápula738: «No es propio de la religión forzar la religión, que voluntariamente deve abrazarse». I en el refrán que dice: «Bien cuenta la madre, mejor cuenta el infante». I en estotro: «Oro es lo que oro vale». Una voz se repite muchas veces continuamente, como en lo que dijo Sófocles en su Ayáz azotador: «El trabajo al trabajo, trabajo añade». Otras disjuntamente, como: «Si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro»; «Quien a mí escarnece, sus hechos no ve; que si sus hechos viera, a mí no escarneciera».

108. A veces se mezclan la repetición separada i unida, como lo practicó ingeniosamente Diego de San Pedro en esta aguda canción:


   El mayor bien de quereros
Es querer un no quererme;
Pues procurar de perderos,
Será; perder el perderme.



109. También con mucha gracia el príncipe de Esquilache739:


    Por Gila muere Pasqual,
Quando ella vive sin él.
Él quiere que Gila quiera,
I ella quiere no querer.
    ¿Quién lo podrá conformar,
No siendo razón ni lei,
Que sólo porque uno quiere,
El otro quiera también?
    Gila responde a sus quejas,
Que en la fe de querer bien,
No nace amor de otro amor:
De sí mismo ha de nacer.



110. Pero con mayor seriedad don Diego Hurtado de Mendoza en unas redondillas:


    Cuidados que me traéis
Convencido al retortero,
Acabá, que acabar quiero,
Porque vos os acabéis.



111. I con semejante artificio dijo en otras:


    Cuidados, no me acabéis,
Pues conmigo os acabáis;
I si el vivir me quitáis,
La gloria no me quitéis.
    Del pesar nace cuidado,
Del cuidado pesar viene.
Todo se cría i mantiene
Entre sí junto i mezclado.



112. Es digno de advertencia, que la polyptoton disjunta o desenlazada, es más freqüente en los poetas que en los oradores. Cicerón usó más de la conjunta o enlazada, especialmente quando dijo en boca de Cipión Africano740 que nunca estava más ocioso que quando más ocioso, ni menos solo que quando más solo; dando a entender que en el ocio pensava en los negocios i empleava el tiempo meditando, i estando solo, solía leer o pensar lo que devía hacer. Santa Theresa de Jesús, sin haver leído a Cicerón, usó de la polyptoton conjunta, hablando de Dios deste modo741: «Verdaderas son sus palabras: no pueden faltar; antes faltarán los cielos i la tierra. No le faltemos nosotras; que no ayáis miedo que falte. I si alguna vez os faltare, será para mayor bien, como faltavan las vidas a los santos quando los matavan por el Señor, i era para aumentarles la gloria por el martirio».

113. Usamos de las repeticiones, o por necessidad, quando no hallamos otro modo mejor para esplicar una cosa, pues la claridad deve anteponerse en el lenguage a todo lo demás, o para dar energía a la sentencia. Pero se ha de procurar que la repetición no sea afectada i enfadosa, como las de Feliciano de Silva i ésta de Pedro de Carthagena:


    Su fuerza que fuerza mi fuerza por fuerza,
Me fuerza que fuerce mi mal no diciendo.
Dolor no consiente que calle, me esfuerza;
Que mal callaré mis males sufriendo.



114. Fuera de los dos referidos casos deve evitarse la repetición; i por no incurrir en ella freqüentemente, se inventaron los pronombres: yo, de primera persona singular para significar al que habla; , de segunda persona singular para significar a aquel con quien se habla; éste, estotro; ésse, essotro; aquél, aquél otro, i vulgarmente quillotro, para significar singularmente un tercero de quien se habla; nosotros, de primera persona del plural para significar a los que hacemos algo; vosotros, de segunda persona plural para significar a aquellos con quienes hablamos o que están acompañados con ellos: éstos, estotros; éssos, essotros; aquéllos, aquellos otros i quillotros, para señalar a aquellos de quienes se habla.

115. I esto baste en lo que toca a las figuras de repetición, de las quales, si quisiéramos escrivir estendidamente, se haría esta obra tanto menos perceptible quanto más sutil.




ArribaAbajo

Capítulo XV

De las figuras de palabras de sonidos semejantes


1. Síguense las figuras de palabras que tienen por obgeto la semejanza. Ésta, o es natural, según su origen, o accidental. Natural, significada por la figura paregmenon, que quiere decir derivación; i se llama assí, porque une las voces, una de las quales o muchas se derivan de otra. Deste modo Cicerón, dedicando a Tito Pomponio Ático, hombre anciano i amigo suyo, su libro intitulado Lelio o de la amistad, aviéndole dedicado antes su libro Catón el mayor o de la Vegez, le dijo: «Assí como entonces yo viejo escriví a ti viejo de la vegez, assí en este libro, siendo mui amigo tuyo, a ti mi amigo de la amistad». Esta figura aprovecha para deleitar.

2. La semejanza accidental a lo menos es de quatro maneras: porque se hace o por mudamiento de voz en otra semejante en el nombre, no en la significación, como en la paronomasia; o poniendo diversas voces en un mismo caso, como en la figura homoeoptoton; o por el mismo sonido en las cláusulas, como en la homoeoteleuton; o por la repetición de una o muchas sílabas en qualquiera parte. I esto se manifiesta mejor esplicando cada una destas figuras.

3. Paronomasia en griego, en latín agnominatio, según Cornificio742, en español, denominación, es una manera de hablar en que, con una pequeña mudanza de una palabra en otra, se varía el sentido de la oración. Se hace de cinco modos.

4. El primero es añadiendo una o más letras, o sílaba; una letra, como: «Las obras se hacen de las sobras»; «Compañía de dos, compañía de Dios»; «Su alma en su palma»:


    En la Corte está; Cortés
Del Cathólico Felipe,
Pobre i cargado de pleitos,
Que assí medra quien bien sirve.



5. Dos letras, como quando Vázquez dijo:


    Ha bolado mi ventura
Tan alto, que al fin la trajo
Congoja i trabajo abajo.



6. Añadiendo una sílaba, como en este refrán: «Quien tiempo tiene i tiempo espera, tiempo viene que desespera». I en estotro: «Dios me dé marido rico, si quiera sea borrico». I assí en el siguiente: «Ni fíes, ni porfíes». Ingeniosamente dijo Tapia en una canción:


Gran congoja es esperar
Quando tarda el esperanza;
Mas quien tiene confianza,
Por tardar
No deve desesperar.



I el refrán: «No ai amor sin celos, ni cordura sin recelos». I Gregorio Silvestre:


    Duelos os dé Dios Cupido,
Ya no os pueden llamar más
Cupido, sino es-cupido.



I el mismo Silvestre, dijo:


Mi lengua está como loca,
Que ni ata, ni desata.



I Christóval de Virués, en el Monserrate, con mucho espíritu:


    I con voz dolorosa i triste, dice:
Pequé, Señor, en tu real presencia,
Sé, mi Señor, que la ofensa que te hize,
De infierno digna, indigna es de clemencia.



7. I con mucha discreción el juicioso Francisco Hernández Coronel:


Quantas razones hace, deshace
Mi pensamiento de sí combatido.
Ninguna le place, ni menos desplace;
Mas sola la causa es quien satisface
A mal que es tan claro escuro escondido.



8. I Vázquez valiéndose de la misma figura, dio este grande documento:


    Quien en peligro se pone,
Do ningún remedio espera,
De la vida desespera.



I el refrán: «Poco enoja la burla que desenoja».

9. Con no menor gracia Juan Rufo, jurado de Córdova:


Di Ana, ¿eres Diana? No es possible,
Que eres fecunda i eres más hermosa.



10. I con su natural elegancia santa Theresa de Jesús743: «Dios nos libre de personas que le quieren servir en acomodarse de honra o temer deshonra». Discretamente el príncipe de Esquilache:


I aunque aquí; componen muchos,
Son más los que descomponen.



I no solamente puede añadirse una sílaba, sino dos o muchas, como en este refrán: «El asno sufre la carga, mas no la sobrecarga».

11. El segundo modo es quitando alguna letra, como: «De mala vid mal sarmiento»; o sílaba, como en el refrán: «Aquí morirá Sansón i quantos con él son». Comunidad desea, común bien que sea. I Juan Rufo compitiendo consigo mismo:


Serás Diana, Ana en la pureza.



12. Con igual artificio se practicó la misma figura en el fin deste sabio i elegantíssimo soneto:


    Pluguiera a Dios que en ti, sabiduría,
(Guía del alma i celestial lumbrera)
Huviera yo empleado el largo día,
La fría noche, el tiempo que perdiera.
    Tuviera con tu dulce compañía
Alegría en lo adverso i paz entera,
Viera lo que no ve quando creía
Que vía lo que ver jamás quisiera.
    Vencido de ignorancia, pobre i ciego,
Entrego a ti el ingenio envegecido,
Despedido del ocio i vano juego.
    Ruégote le recibas, que aunque ha sido
Perdido por su gran desasossiego,
Sossiego ha de hallar a ti rendido.



I Gregorio Silvestre:


I por tanto en el descuento
De mi cuento aquesto quede.



I también:


    Todo lo guarda i pertrecha,
Sin pensar que queda trecha,
Por donde puedan herille.



13. Pero con mayor ingenio, frai Luis de León, decendiendo como por ciertos grados:


    Pluguiera a Dios que fuera
Igual a la esperiencia el desengaño
Que dárosle pudiera.
Porque si no me engaño,
Naciera gran provecho de mi daño.



14. El tercer modo es trasponiendo invertidamente una o muchas sílabas. Una, como se ve en el refrán: «Poco a poco hila la vieja el copo». I en estotro: «Tahur, tahur, el nombre dice hurta». Dos, como quando dijo Góngora:


Yo soi aquel gentil-hombre,
Digo aquel hombre gentil,
Que por su Dios adoró;
A un cieguezuelo ruin.



15. El quarto modo es mudando alguna letra o sílaba. Letra, como en el refrán: «A la muger casta Dios le basta»; «El abad de lo que canta yanta»; «Esperé; romerías, i fueron ramerías»; «Tales fuimos como vos, tales seréis como nos»; «Quando la cólera sale de madre, no tiene la ira padre». Hermosamente, dijo Diego de San Pedro:


    Pues tal fruto, como vos,
Serrana, lleva esta tierra,
Todo el bien está en la sierra.



16. Acá pertenece lo que dijo Lope de Vega en su Apolo:


Lasso en España, i en Italia Tasso.



El príncipe de Esquilache, en unas redondillas:


Presumo que tus consejos
Tienen mucho de consejas.



I Gregorio Silvestre:


Quien ama, sirve i padece,
Gana favor i afición,
Si porfía i permanece;
I por la misma razón
Quien no parece, perece.



17. I Cicerón, en la Filípica tercera744: «Ved la causa por que su maestro de orador se hizo arador»; i el refrán: «Quando en casa no está el gato estiéndese el rato». Dijo mui bien frai Hernando de Sant-Iago: «Dios es zeloso, no celoso». Se muda una sílaba, como en lo que dijo don Alonso de Ercilla:


Que por dolencia i mancha se reputa
Tener puesto el honor hombre en disputa.



18. Los christianos llamamos idoliano a Juliano el Apóstata, porque mandó abrir los templos de los ídolos que avía hecho cerrar Constantino el Grande.

19. Otros añaden por quinto modo de paronomasia la repetición de las palabras escritas con unas mismas letras, pero mudada la significación. Como quando dijo Nicolás Núñez, poeta ingenioso:


    Rosa, si rosa me distes,
Tan grande gloria me dio,
Que en tomarla se perdió;
La muerte, que en verme distes.



20. I don Alonso de Ercilla, segundo Lucano español745:


La llaga que al principio no se cura,
Requiere al fin más áspera la cura.



I Gregorio Silvestre, en la Visita de amor:


    Entre dolor i dolor
Salió allí una viuda honrada,
Puesta de luto i honor,
Mui tocada i más tocada.



I don Luis de Góngora:


    Cruzados hacen cruzados,
Escudos pintan escudos;
I tahures mui desnudos
Con dados ganan condados.
Ducados dejan ducados.



21. Pero propiamente esto es equívoco, no paronomasia. Esta figura tiene su principal uso en los epigramas, en las sátiras, en las comedias, i donde quiera que conviene chancear. Pero en las poesías graves apenas tiene lugar; en las oraciones, mui poco; en las historias. casi ninguno, aunque Lucio Floro, amigo de agudezas, hablando de Livio Druso746, dijo: «Que él no avía dejado a otros que dar, sino es que alguno quisiese repartir, o el cieno o el cielo». Con mayor gravedad dijo Tertuliano747: «¿Qué cosa es ir de la Iglesia de Dios a la Iglesia del diablo? Del cielo, según dicen, al cieno». Sabiamente frai Luis de León, en una canción enderezada a don Pedro Portocarrero:


    No siempre es poderosa,
Portocarrero, la maldad, ni atina
La embidia ponzoñosa;
I la fuerza sin lei, que más se empina,
Al fin la frente inclina;
Que quien se opone al cielo,
Quando más alto sube, viene al suelo.



22. En cuyos dos vocablos parece que han querido jugar a competencia los escritores españoles. El mismo León, hablando con nuestra Señora, dijo:


A Dios de Dios bajáis del cielo al suelo,
Del hombre al hombre alzáis del suelo al cielo.



23. I en el epitafío que hizo al túmulo del príncipe Don Carlos:


Aquí yacen de Carlos los despojos,
La parte principal bolvióse al cielo;
Con ella fue el valor, quedóle al suelo
Miedo en el corazón, llanto en los ojos.



I en una imitación que hizo de diversos poetas:


    El amor govierna el cielo
Con lei dulce eternamente;
¿I queréis vos ser valiente
Contra él acá en el suelo?



I Gregorio Silvestre:


Porque es mui poco todo lo del suelo,
Para quien hizo el cielo para el cielo.



I don Estevan Manuel de Villegas:


Mucho promete el suelo cultivado,
Si con benignidad le mira el cielo.



24. Insignemente, Don Quijote de la Mancha, en uno de los consejos que se cuenta aver dado a Sancho Panza748: «Si has de vestir seis pages, viste tres i otros tres pobres, i assí tendrás pages para el cielo i para el suelo». I omitiendo otros muchos, don Francisco de Quevedo Villegas, en unas redondillas:


    Que como mi gloria fundo
En lo más vecino al cielo,
Quanto me promete el suelo,
Es infierno acá en el mundo.



También en los refranes es freqüente esta paronomasia de cielo i suelo: «Señala el cielo, quien bien o mal terná en el suelo»; «Lo ordenado en el cielo, forzoso se ha de cumplir en el suelo»; «mucho en el suelo, i poco en el cielo». I de Don Henrique, marqués de Villena, dado al estudio de la astronomía, i mal palaciego, se dijo: «Que sabía mucho del cielo i poco del suelo».

25. Muchas veces se mezclan estos varios modos de paronomasia para mayor adorno, como en el refrán que dice: «Tienda, i atienda, quien tiene tienda»; i como quando dijo Matheo Alemán749: «¿Pensaste por ventura que comiendo i beviendo, jugando, jurando i perjurando, siendo vicioso i sedicioso, avías de irte a la gloria? ¿Glorias en el suelo i en el cielo?». Se esmeró mucho en la variación de las especies de paronomasia el comendador Estúñiga, haciendo estas coplas:


    En esta jornada guío,
No tras bien, que no me guía.
Si mal es quien me porfía,
Amor es con quien porfío.
Donde queda el sesso mío
Es do está la gloria mía;
Pues luego, si me desvío,
Todo bien se me desvía.
    O desventura venida,
Remedio nunca venido;
O mi gloria despedida,
Corazón ya despedido.
O cuerpo mui afligido,
Vida corta i afligida.
O alma noble, perdida,
Cesso ya ciego perdido.
    Que los amores callados
Procuran muertes calladas.
Las luengas guerras turbadas
Vienen de sessos turbados.
Deseos desesperados
Dan vidas desesperadas.
Las penas que son quejadas,
Descansan los aquejados.
    Ninguno me contradiga
Lo que esta parte digo.
Quien fuere de sí; amigo,
No puede tener amiga.
La verdad de mi enemiga,
I el consejo de mi enemigo.
Aborréceme el castigo,
Con que la razón castiga.
    Que aqueste tal camino
Sospirando se camina;
I por él quien más atina,
Se halla con desatino.
No consigo va contino
Afición priva i contina.
Quien puede, de tal vecina
No devría ser vecino.
    I pues yo cierro con él,
La razón venga i concluya.
Al libre manda que huya;
Al preso, como yo, huyo.
Tuyo soi, amor, yo tuyo.
Préciase mi fe de tuya.
Paga ya la fuerza suya
Con favor al daño suyo.
    Que por ti tengo tan viva
La passión grave, que vivo
Sabiendo que soi cativo
De quien no suelta i cativa.
Mi mortal pena i altiva
Nace de querer altivo.
Deste bien i mal que escrivo,
No ai sin mí quien más escriva.



26. Homoeoptoton en griego, en latín similiter cadens, en español, final semejante en los casos, es una manera de hablar por la qual dos o más palabras tienen unos mismos casos, entendiéndose por casos las terminaciones de los nombres, pronombres, participios i también verbos. Pero, como los nombres de la lengua castellana propiamente hablando no varían de caso en un mismo número, entenderemos por diferentes casos las terminaciones, aunque uniformes, diferenciadas por las preposiciones o falta de ellas, o por la regencia de los verbos. Pongo por egemplo. En este refrán: «Guerra, caza i amores, por un placer mil dolores»; se entienden causan. I assí, guerra, caza i amores están en nominativo; placer, en acusativo regido de la preposición por; i dolores, en acusativo, regido del verbo causan, que se entiende. Esto supuesto sea egemplo de la homoeoptoton en nominativo, lo que dijo don Diego de Saavedra750: «Otros instrumentos ai comunes a la ciencia de conservar. Éstos son el valor i aplicación del príncipe, su consejo, la estimación, el respeto i amor a su persona; la reputación de la corona; el poder de las armas; la unidad de la religión; la observancia de la justicia; la autoridad de las leyes; la distribución de los premios; la severidad del castigo; la integridad del magistrado; la buena elección de los ministros; la conservación de los privilegios i costumbres; la educación de la juventud; la modestia de la nobleza; la pureza de la moneda; el aumento del comercio i buenas artes; la obediencia del pueblo; la concordia; la abundancia i riqueza de los erarios».

27. Egemplo de genitivos es el que dio el mismo Saavedra diciendo751: «Se introdujo la assistencia a las mesas de los príncipes, de bufones, de locos i de hombres mal formados. Los errores de la naturaleza i el desconcierto de los juicios son sus divertimientos».

28. De dativos, lo que dijo el mismo político752: «No se han de imponer los tributos en aquellas cosas que son precisamente necessarias para la vida, sino en las que sirven a las delicias, a la curiosidad, al ornato i a la pompa; con lo qual, quedando castigado el excesso, cae el mayor peso sobre los ricos i poderosos, i quedan aliviados los labradores i oficiales, que son la parte que más conviene mantener en la república».

29. De acusativos nos dará egemplo el mismo Saavedra, que hablando de la importancia de tener un libro de memorias, dijo753: «Tal le tuvo el emperador Augusto, en el qual escrivía de su mano las ventas públicas; la gente propia i auxiliar que podía tomar armas; las armadas navales; los reinos i provincias del imperio; los tributos i exacciones; los gastos, gages i donativos».

30. De vocativos nos dejó un egemplo mui tierno Garci-Lasso de la Vega en el soneto que empieza con este quartel:


    O dulces prendas, por mi mal halladas,
Dulces i alegres quando Dios quería,
Juntas estáis en la memoria mía,
I con ella en mi muerte conjuradas.



Estos versos tenía delante Christóval de Virués en el canto onceno del Monserrate:


    O tristes ropas, quando Dios quería,
Alegres a mis ojos lastimados,
Quando con vos, o bien del alma mía,
Passava dulces días regalados.



31. Finalmente, de los ablativos devemos un utilíssimo egemplo al nunca bastantemente alabado don Diego de Saavedra, quando instruyendo al príncipe dijo754: «Ningunos divertimientos mejores, que aquellos en que se recrea i queda enseñado el ánimo, como en la conversación de hombres insignes en las letras, o en las armas». Usando Lope de Vega en su Laurel de Apolo de la preposición de ablativo del en lugar de por el, escrivió del portugués Jorge de Montemayor:


    Quando Montemayor con su Diana
Ennobleció la lengua castellana,
Lugar noble tuviera;
Mas ya passó la edad en que pudiera
Llamarse el mayor monte de Parthenio,
Si le ayudaran letras el ingenio
Conque escrivió su Pyramo divino,
Hurtado o traducido del Marino.



32. Homoeoteleuton en griego, en latín similiter desinens, en castellano final de un mismo sonido, es una manera de hablar por la qual los incisos, o miembros, se terminan con un sonido semejante, como: «Casaréis i amansaréis. Allá van leyes do quieren reyes. Pocos suelen bien morir, los que vimos mal vivir. Adoba tu paño, passarás tu año. Bien canta Martha, quando está harta. Quien no ha menor, no ha honor. Tal la lei, qual el rei. Más mató la cena, que sanó Avicena. De pesares i malas cenas, están las sepulturas llenas. De los colores la grana; de las frutas la manzana. La muger i el vino sacan al hombre de tino. Quando comieres pan reciente, no bevas de la fuente. Salud i alegría, belleza cría. Quien bien tiene i mal escoge, por mal que le venga no se enoge. Fortuna i aceituna, a veces mucha i a veces ninguna. Alazán tostado, antes muerto que cansado. Quien todo lo quiere vengar, en mal ha de parar». En los refranes es mui freqüente esta figura, porque suelen estar compuestos según las leyes de las rimas. Pero en la prosa no se deve freqüentar, porque es figura contraria a la gravedad, por su sonsonete juguetón. Quede pues a la discreción de los oídos el juzgar quándo es ofensivo dellos este sonido semejante, i quándo no. Parece algo ofensivo en el siguiente egemplo de don Diego de Saavedra755: «Presto, dijo Aristóteles, se ha de egecutar lo deliberado, i tarde se ha de deliberar. Jacobo, rei de Inglaterra, aconsejó a su hijo que fuesse advertido i atento en consultar; firme i constante en determinar; pronto i resuelto en egecutar». Pero nada ofende a los oídos este sonido semejante del mismo Saavedra756: «Premiar al malo ocupándole en los puestos de la república, es acovardar al bueno i dar fuerzas i poder a la malicia». I aun estando las terminaciones más cercanas unas de otras, suelen a veces no ofender a los oídos su semejanza, como quando dijo Miguel de Cervantes Saavedra757: «Tanto le bolvieron i rebolvieron, sacudieron i menearon, que al cabo de un buen espacio bolvió en sí».

33. Parechesis en griego, en latín adnominatio, en español repetición de unas mismas sílabas, es una manera de hablar, en que una o muchas sílabas de la dicción antecedente se repiten en otra del mismo inciso, o miembro de la oración, como: «Trabajo sin provecho hacer lo que está; hecho».

34. Éstas son las figuras que consisten en la semejanza, las quales tienen más lugar en las sentencias porque assí se hacen más graves i más agradables, i se estampan mejor en el ánimo. Pero el que quiere persuadir algo, deve usar de ellas con moderación, porque causan fastidio, particularmente a los que son de genio mui serio, i desacreditan la oración descubriendo con el artificio el estudio que se ha puesto en ellas. Gorgias Leontino i su dicípulo Isócrates, usaron mucho deste adorno. Pero Dionisio Halicarnasseo i Plutarco, hombres de gran juicio, condenaron su afectación como niñería.



Arriba
Anterior Indice Siguiente