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121

Cf. también; «Qu'est-ce qu'un texte? Expliquer et comprendre», ob. cit., 140.

 

122

Edición de Barcelona: Planeta, 1982: 64.

 

123

Barcelona: RBA editores, 1982: 64.

 

124

Barcelona: Barral, 41.

 

125

Vid. especialmente, además de la amplia bibliografía de J. Fernández (1995: 566-583) sobre este episodio del Quijote, los trabajos de J. Casalduero (1975: 259-265), A. Castro (1966), V. A. Chamberlain y J. Weiner (1968), G. L. Gingras (1985), H. Hatzfeld (1972), F. Márquez Villanueva (1975: 147-227), H. Percas de Ponseti (1975: II, 305-406), R. D. Pope (1979), A. Sánchez (1961) y E. Williamson (1984).

 

126

Citamos por la edición del Quijote preparada por Vicente Gaos en 1987. Miguel de Cervantes Saavedra (1605-1615). El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Madrid: Gredos, 1987. Ed. crítica y comentarios de V. Gaos.

 

127

La noción de comunicación fática, propuesta inicialmente por el antropólogo funcionalista B. Malinowski con el objeto de privilegiar, sobre la comunicación de mensajes e intercambios verbales, el deseo de establecer y mantener la solidaridad intersubjetiva entre los hombres, designa, más ampliamente, la cohesión social sobre la que se fundamentan las posibilidades de la comunicación. Más tarde, junto con la poética y la metalingüística, R. Jakobson (1960) hablará de función fática del lenguaje, al identificar en este aspecto de la comunicación humana una funcionalidad particular cual es la que tiene por objeto establecer, prolongar o interrumpir la comunicación. El adjetivo fático, que no figura en nuestros diccionarios, es un neologismo derivado de la raíz bha (hablar), cuyo alcance semántico puede delimitarse con más seguridad a la luz de los términos griegos fasko, fhmi (dórico, fami) y latinos fari, fama... Recientemente, A. J. Greimas (1979/1982: 173) ha justificado la conveniencia de hablar de función fática para designar una propiedad general del lenguaje, y de utilizar el término intención fática para referirse a aquellos procesos interactivos integrados en una estructura de comunicación dada, puesto que, como sucede en este caso, es el acto fático de Don Quijote el que debe ser considerado, ante todo, como el acontecimiento fundador que inaugura la comunicación entre él y Don Diego de Miranda.

 

128

S. J. Schmidt (1980/1990: 70-123), en la exposición de su Teoría de las Acciones Comunicativas, distingue cuatro «constelaciones sociales», o situaciones comunicativas, que denomina del modo siguiente: a) Simétricas, si los hablantes se encuentran en igualdad de condiciones, de modo que por la afinidad de su competencia discursiva pueden realizar acciones comunicativas semejantes o idénticas (comparten condiciones parejas de saber y poder); b) Asimétricas, si los locutores se encuentran en niveles social o jerárquicamente diferentes, de modo que el uno puede dominar las capacidades del otro, desde el punto de vista de la disposición de sus saberes y poderes en el momento de hablar (desajuste en las modalidades saber y poder); c) Paradójicas, si los participantes comunicativos pretenden y exigen únicamente el dominio de sus interlocutores, en actos de habla que suelen desarrollarse bien con gran volumen de sonido, bien con muy pocas, pero incisivas, palabras (disputa de poderes); d) Complementarias, si un hablante domina verbalmente y de forma momentánea sobre los restantes sujetos del diálogo, con la aceptación voluntaria de estos últimos, quienes pueden intervenir en cualquier momento para alterar o invertir la situación comunicativa (convergencia de saberes). Para una aplicación de estas tipologías en diversos textos literarios, cfr. Maestro (1994).

 

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«Tout texte es un intertexte; d'autres textes sont présents en lui, à des niveaux variables, sous des formes plus ou moins reconaissables; les textes de la culture antérieure et ceux de la culture environnante; tout texte est un tissu nouveau de citations révolues. Passent dans le texte, redistribués en lui, des morceaux de codes, des formules, des modéles rythmiques, des fragments de langages sociaux, etc., car il y a toujours du langage avant le texte et autour de lui. L'intertextualité, condition de tout texte, quel que'il soit, ne se réduit évidemment pas à un probleme de sources ou d'influences; l'intertexte est un champ géneral de formules anonymes, dont l'origine est rarement répérable, de citations inconscientes ou automatiques, donnés san guillemets». R. Barthes (1968). «Théorie du texte», citado por C. Guillén (1985: 312). Por su parte, C. Guillén (1985: 322), señala: «El concepto de influencia tendía a individualizar la obra literaria, pero sin eficacia alguna. La idea de intertexto rinde homenaje a la sociabilidad de la escritura literaria, cuya individualidad se cifra hasta cierto punto en el cruce particular de escrituras previas» [...] «El intertexto silencioso problematiza la lectura, complicándola, solicitando la intervención del lector, a quien se obliga a elegir, a decidir...».

 

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«La investigación de la recepción tendrá que preguntarse en este preciso momento en qué medida el problema de quién, por qué y cómo entiende puede ser tratado responsablemente como un problema de las ciencias de la literatura, y cómo acudir a una interdisciplinariedad controlada. La investigación actual muestra aquí sensibles lagunas» (Warning, 1989: 23).