Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —[508]→     —509→  

ArribaAbajo Emilia Cortés Ibáñez: Poesía histórica y (auto)biográfica (1975-1999)

José Romera Castillo y Francisco Gutiérrez Carbajo (eds.)


(Madrid: Visor Libros, 2000, 590 páginas)

Las Actas del IX Seminario Internacional del Instituto de Semiótica Literaria, Teatral y Nuevas Tecnologías de la UNED132

Cinco son los trabajos incluidos dentro de «I. Poesía histórica». Rafael Núñez Ramos, en «La poesía histórica y la poesía como historia» (pp. 17-27), arranca de la separación entre historia y poesía, destaca el valor de la «poesía histórica como poesía», «no como crónica de un suceso» (p. 21), y recoge los puntos que la caracterizan. El poeta   —510→   Julio Martínez Mesanza, en «La historia, las máscaras, los decorados...» (pp. 29-40), incide en la necesaria y fecunda relación de poesía e historia, repasa autores, temas y formas, y se detiene en la obra histórica de Miguel d’Ors. Túa Blesa, en «Circulaciones» (pp. 41-52), incluye una serie de textos y manifiesta no estar de acuerdo con la división de la teoría literaria en discursos referenciales y discursos ficcionales, y afirma que «la consideración de un poema como histórico o (auto)biográfico no es tanto una cualidad del mismo cuanto un efecto de lectura» (pp. 47-8).

Carlos Mata Induráin, en «Un apunte de crónica moral del franquismo: Los abanicos del Caudillo, de Ramón Irigoyen» (pp. 53-63), hace una aproximación a la vida, bibliografía y poesía de este autor para, a continuación, centrarse en el análisis de Los abanicos del Caudillo -génesis, contenido, estructura, sociedad, estilo-. Virgilio Tortosa, en «De poe-lítica: el canon literario de los noventa» (pp. 65-77), marca la variabilidad de éste a través del tiempo y afirma: «[...] todo canon literario es una construcción poe(lí)tica de la realidad textual: por mucho que se pretenda lo contrario, lo político no deja de ser poético, toda vez que lo poético se presenta siempre como político» (p. 75).

El segundo bloque, «II. Poesía autobiográfica», está conformado por cuarenta y cinco comunicaciones. Con su aportación, «Se hace camino al vivir. Diarios de algunos poetas españoles actuales (1975-1993)» (pp. 105-117), José Romera Castillo señala las razones del auge de la escritura autobiográfica, ofrece una panorámica de la producción diarística e incluye amplia bibliografía sobre el tema. Mercedes Alcalá Galán, en «Las trampas de la memoria y la poesía autobiográfica de mujeres (1980-99)» (pp. 133-42), señala la búsqueda de la identidad de la voz poética como el rasgo común de la poesía escrita por mujeres en los últimos veinte años.

El poeta Antonio Colinas, en «Biografía y autobiografía: un testimonio» (pp. 81-6), explica cómo la autobiografía se convirtió para él en algo importantísimo y afirma la interrelación entre obra literaria y experiencia vital, biografía y autobiografía. Luis García Montero, en «El oficio como ética» (pp. 87-103), explica las razones que lo llevaron a elegir «un camino determinado para la creación» (p. 87), además de justificar sus amistades.

Hay un grupo de comunicaciones que gira en torno al género de la autobiografía. Para Asun Bernárdez, en «La duplicidad enunciativa del yo o por qué es imposible la literatura autobiográfica» (pp. 167-73), la   —511→   literatura autobiográfica es una definición imposible porque la memoria reelabora, selecciona en una línea claramente subjetiva. Antònia Cabanilles, en «Poéticas de la autobiografía» (pp. 187-200), nos introduce en este género para detenerse a continuación en Leopoldo Mil Panero, Jaime Gil de Biedina y Joan Margarit. Arturo Casas, en «La función autopoética y el problema de la productividad histórica» (pp. 209-218), destaca a Gadamer y su principio de la productividad histórica, para quien la distancia temporal es la base del acto de la comprensión, en la que se da el entronque con la tradición y con su historia efectual. Y Antonio Jesús Gil González presenta «Autobiografía y metapoesía: el autor que vive en el poema» (pp. 289-301).

Margarita Iriarte, en «El autorretrato: ¿límite de la autobiografía?» (pp. 339-48), afirma que el autorretrato se centra en la esencia del «ser», mientras que la autobiografía lo hace en el «hacer», por lo que ambos se separan como entidades. En «Subjetivismo poético y referencialidad estética» (pp. 421-30), Alicia Molero de la Iglesia indica que la subjetividad literaria es una afirmación de la propia identidad, y la función poética siempre prevalecerá ante la referencial. Genara Pulido Tirado, en «Biografía y ficción en la poesía española de los años ochenta. Hacia una escritura del yo objetivado» (pp. 503-513), pone de relieve el carácter ficcional de la poesía, en la que los datos biográficos pertenecen a un personaje poemático, no a una persona real. En «Biografía, conversas e memorias: a súa importancia para o estudio da poesía galega actual» (pp. 535-43), Manuel Rodríguez Alonso parte de los poetas para hablar de la vanguardia, del renacer de los cincuenta, de la poesía social y de la renovación de los setenta.

Dolores Romero López, en «Conflicto entre identidades o ¿cómo se regeneran los modelos líricos?» (pp. 545-53), afirma que la «formulación del sujeto lírico que abarca el sentido empírico y el orden mítico es el punto de partida de la poesía moderna» (p. 546), para pasar, a continuación, a demostrarlo. En «Yo lírico versus yo autobiográfico: otra vuelta de tuerca» (pp. 571-8 l), Miriam Sánchez Moreiras se cuestiona y da la respuesta: «es posible una lírica autobiográfica [...] como existe la novela autobiográfica? Creo que mientras no se compruebe la existencia de una tradición de autobiografías en verso como las que existen en prosa, resulta impensable» (p. 580).

El bloque más extenso de comunicaciones es el dedicado a autores concretos. Así, García Lorca es el tema de tres trabajos: el de Francisco Abad, «Los estudios biográficos sobre García Lorca (1974-1999)» (pp. 119-32); el de Emilia Cortés Ibáñez, «Biografías y cine   —512→   (Rimbaud, García Lorca y Lewis)» (pp. 237-44); y el de Miguel Ángel de la Fuente González, «Diario de una búsqueda lorquiana (1955-1956), de Penón-Gibson, como texto biográfico dual» (pp. 281-87). Igual ocurre con la figura de Luis García Montero: Eugenio Maqueda Cuenca trabaja sobre «Experiencia biográfica y experiencia poética en Jaime Gil de Biedina y Luis García Montero» (pp. 399-407) y Francisco Ernesto Puertas Moya en «De la otra sentimentalidad al week-end. La autobiografía sentimental de Luis García Montero» (pp. 493-502). Caballero Bonald también da lugar a dos comunicaciones: «Autobiografía e historia en la poesía de Caballero Bonald (1975-1999)» (pp. 313-30), de Francisco Gutiérrez Carbajo, y «Memoria y creación: Tiempo de guerras perdidas, de Caballero Bonald» (pp. 409-20), de José Enrique Martínez Fernández.

Ernestina de Champourcin es el tema elegido por Trinidad Barbero Reviejo, en «Tiempo y memoria en la última poesía de Ernestina de Champourcin» (pp. 155-65). María Isabel de Castro García se detiene en «Los mundos y los días, de L. A. De Cuenca. El yo poético y el mal de Saturno. Ecos de Manuel Machado» (pp. 219-28); y Francisco Linares Valcárcel presenta «‘Indicios autobiográficos’ en la poesía de Felipe Benítez Reyes» (pp. 359-69). Jesús G. Maestro estudia «La semantización del objeto en la lírica de la vivencia (M. De Unamuno, F. Pessoa, J.L. Borges, Th. Hardy)» (pp. 381-97). «Literatura y esquizofrenia: en torno a Las Rubáiyátas de Horacio Martín de Félix Grande» (pp. 431-41) es el trabajo presentado por Francisco Javier Mora. Eva Morón Olivares se ocupa de «Vivir en soledad de amor: Los Nocturnos de Elena Martín Vivaldi» (pp. 443-52). «El rostro sobre la máscara. A propósito del sujeto poético en la obra de Ángel González» (pp. 453-65) es la aportación de María Payeras; y Mª Azucena Penas trabaja en torno a «Componentes gramaticales que conforman la estructura semántica de un texto poético autobiográfico de Gabriel Celaya» (pp. 467-81). Blas Sánchez Dueñas presenta «Autobiografía y mitología: la vida a través del mito clásico en la poesía de Juana de Castro» (pp. 555-69). El Premio Adonáis es objeto de estudio por parte de Isabel Cristina Díez Ménguez, en «Sobre la poesía autobiográfica en la década de los noventa: el Premio Adonáis» (pp. 257-68).

Lo presentado sobre literatura catalana gira en torno a la figura de Maria-Mercè Marçal: «‘Daddy’ de Maria-Mercè Marçal: pare i filla, filla i pare» (pp. 303-12), de Alfons Gregori i Gomis; y «El fil de la vida en el collaret d’ambre del poema: Maria-Mercè Marçal» (pp. 371-80),   —513→   de Fina Llorca. De la literatura valenciana se ocupan: Begoña Pozo Sánchez, «Las grietas de la memoria. Notas sobre la escritura autobiográfica de César Simón» (pp. 483-92) y Francisco Reus Boyd-Swan, «Parcelas autobiográficas en la poesía de José Albi» (pp. 525-34).

La poesía portuguesa también es objeto de estudio: «David contra David: instantâneos pessoais» (pp. 175-86), de Marilia Regina Brito; «As vozes do tempo na voz do poeta. Fotobiografía de Eugénio de Andrade» (pp. 229-35), de María Elisa Chaves Gomes da Costa; y «A construçao do eu na poesia do Diário XVI de Miguel Torga» (pp. 583-90), de Isabel Vaz Ponce de Leao. La literatura francesa aparece con Vicente Hernández Álvarez, en «Sartre en las biografías de Baudelaire y Mallarmé: lucidez y sombras de la escritura» (pp. 331-38); la irlandesa, con M.ª Antonia Álvarez Calleja, en «Poesía autobiográfica de Seamus Heaney: voz comprometida de Irlanda» (pp. 143-53); de la italiana se ocupa Flavia Cartoni: «La extraña alegría de vivir de Sandro Penna» (pp. 201-208). Ana Isabel Labra Cenitagoya se centra en la poesía marroquí: «Del Règne de Barbarie al Splëen de Casablanca: el itinerario vital y poético de Abdellatif Laâbi» (pp. 3449-58); y Olga Real Najarro, en la hindú: «La poesía mística como experiencia autobiográfica. Sri Aurobindo y Savitri» (pp. 515-23). La poesía uruguaya está en el trabajo de Ana María da Costa Toscano: «Las cartas quirogulanas: su última obra» (pp. 245-55); y la cubana, en el de Santiago Esteso Martínez: «La voz y el rostro de los muertos: epitafios en la poesía de Severo Sarduy y Reinaldo Arenas» (pp. 269-79).

Estamos ante un trabajo serio y profundo, de obligada consulta para los estudiosos del tema.

Emilia Cortés Ibáñez

(ISLTYNT-UNED)