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ArribaAbajo 3.- Guiando un tribunal de tiburones...

Como una Cibeles en su carro tirado por leones de mármol de Montesclaros, la amada de este poema, por el contrario, guía un tribunal-carro de tiburones. La amada-diosa va montada en un carro-nave sobre el pretil de olas en una noche de relámpagos y tempestades, ¿es acaso Leda disfrazada de Neptuno? En Madrid existen dos fuentes que se alzan muy próximas una de la otra, Miguel conoció ambas fuente: la de la Cibeles y la de Neptuno. La primera se ubicó en su actual emplazamiento en 1865, y la segunda en 1891. Ambas se miran. Fueron diseñadas por Ventura Rodríguez.

El feudo de Miguel es la añoranza del mar Mediterráneo, como la Granada de Lorca que suspira por el mar, porque ni Orihuela ni Granada lo tienen. Los recuerdos de su Orihuela-onírica o el pueblo añorado. Sin embargo, no he encontrado ningún poema de Miguel dedicado a su Orihuela natal.

En el primer cuarteto, gracias a la capacidad asociativa de los conceptos, nos lleva a intuir un universo significativo que nos evoca intencionalidad de un lenguaje trágico: «dos guadañas eclipsadas, / con dos cejas tiznadas y cortadas / de tiznar y cortar los corazones». Como un poeta del barroco trata de enfrentar lo real y la aparente, romper los equilibrios, buscando el dinamismo por contrate y nos hace reflexionar y buscar el símil en que una guadaña de rayos solares secciona el recuerdo de su amada tierra, y esa guadaña tiznada, es la pena negra, la de tiznar los corazones. Nos sugiere que su corazón está cortado por la guadaña de la distancia a sus amores, tiznada de segar la lánguida hierba del olvido como una pena negra-tiznada. Nos rememora que las cejas tienen la misma forma arqueada que las guadañas de segar las espigadas hierbas de los verdes prados o en la huerta.

Guiar un tribunal de tiburones ha de ser una labor de titanes, verdadera proeza, y nos regala una imagen surrealista dinámica. El rayo ha entrado en su corazón, por ello escribe «en el mío has entrado y en él pones / una red de raíces irritadas», estas raíces irritadas son los rayos lluviosos en forma de raíces furiosas, luminosas, zigzagueantes, raíces-rayos-irritados-relámpagos.

Le suplica con énfasis al rayo que salga de su corazón «del que has hecho / un girasol sumiso y amarillo», efectivamente, esa fuerza irritada le ha doblegado, le ha incapacitado, sumiso como un girasol-perro. Los girasoles giran al contrario de la luz solar, sumisos al sol, por eso el ojo-sol de la amada envía un terrón de tierra insatisfecho, un terrón seco, es decir, insatisfecho de agua de la lluvia que lo reblandezca y lo convierte en barro fértil y le dé la vida, porque «me llamo barro». En un pez embotellado, es un pez sin libertad.

La ilustración ha tomado el primer cuarteto, una sirena sobre una especie de concha gigante marina es arrastrada por cuatro tiburones, sobre un mar irritado de pocos amigos y rayos amenazadores.

Guiando un tribunal de tiburones




ArribaAbajo4.- Me tiraste un limón y tan amargo

Este soneto se escribió para El Silbo vulnerado. Apenas tiene variaciones, posiblemente estén dedicados a Josefina. En este soneto, parece ser, que relata un hecho real, de un día que Josefina le tiró un limón a Miguel en la cabeza porque él, estando en el huerto, le robó un beso al descuido y ella, ofendida, le tiró un limón y le produjo una herida sangrante, y además, a ella, parece ser que le hizo gracia el limonado hecho y encima se ríe. Este despecho o desprecio fue causa de un deseo frustrado que llevó al poeta en otros sonetos a recordar sus «delincuentes» besos, el deseo de ser besado por la amada, que tenía una «mentalidad pueblerina». La palabra beso se repite 9 veces, para él son «sustanciales besos». También en el soneto 11, v. 3 escribe raptor intrépido de un beso. Miguel se convierte en un empedernido buscabesos, para ser querido y aceptado por la amada como demostraciones de amor sincero.

Miguel deja inconclusa la anécdota poética, sin moraleja, posiblemente desea volver a retomar el tema del beso robado, lo cual supone un procedimiento de gran atractivo que evidencian los recursos estéticos del poeta en el sentido de dejar en el lector un testigo o cláusula que le servirá para repetir la anécdota desde otro punto de vista.




ArribaAbajo 5.- Tu corazón, una naranja helada

El amado reprocha a la amada la frigidez que demuestra hacia él. En cambio, él es «cálido febril granada / de agrupado rubor». Vemos una antítesis entre el corazón helado de la amada y la febril granada que es el amado. La granada pertenece a la cosmovisión poética de Miguel, la encontramos en la octava real XXIII de Perito en lunas: «alcancía de collares» (verso 2), es también en este soneto «que sus tiernos collares le ofreciera» (verso 7). El fruto de la granada es para él un collar rojo o de agrupado rubor.

Esta actitud de frialdad es un quebranto para el poeta, por ello, le reprocha que cada vez que se acerca hacia ella encuentra hielo «ir a tu corazón y hallar hielo». Esta actitud provoca en el poeta un llanto y saca un «pañuelo sedientota de vuelo» (v. 13). Con el pañuelo hace un vuelo de paloma en el aire antes de llevárselo a los ojos, donde en el pañuelo abreviará su pena, es decir, en el pañuelo ahogará el llanto de su dolor por lo continuos rechazos.

Para la ilustración de este soneto la mujer está de espaldas al hombre porque ella es la naranja helada, el hombre representa a la granada cálida. Las cabezas de ambos amantes se han transformado en sentimientos entrelazados y en corazones. Más que cuerpos humanos son alegorías de sentimientos opuestos, como si se unirán en el tiempo venidero.

Tu corazón, una naranja



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