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ArribaAbajo [XXII] (Panadero)

Esta octava real es como una continuación a la número «[XX] (Surco)» que nos habla sobre mágica artesanía de la elaboración del pan, alimento básico y antiguo de las culturas de occidente. El pan desde un punto de vista simbólico se extrapola al alimento del alma. En la tradición cristiana se considera que es el cuerpo de Cristo. El pan, en este tiempo industrial ha perdido valor simbólico, antiguamente, recuerdo, que antes de cortarlo se le besaba y si caía un trozo al suelo se le volvía a besar antes de comerlo.

Esta octava, muy bien podría ser un guiño o referirse a la tertulia en la Tahona en calle Arriba n.º 5 de Orihuela entre 1930 a 1936, donde se situaba la panadería de la familia Fenoll. Y donde se reunían los jóvenes con aficiones literarias y además crearon La Farsa un grupo donde Miguel y sus amigos presentaban algunas obras de teatro, y de donde salió la revista Silbo. Ramón Pérez Álvarez, en un arrebato, escribió en el año V, n.º 33 (febrero 1995) en la Lucerna, una carta titulada «Como un Barón de Münchausen cualquiera»:

[...] y esa tertulia es una elucubración mental, generada por las mentes calenturientas de Molina, Efrén, al alimón, y a su mayor gloria.



Parece como si lo que escribió Ramón Pérez Álvarez, fuera la Biblia, pues también es cierto que se equivocó en algunas afirmaciones.

«Aunque púgil combato, domo trigo: / ya cisne de agua en rolde» (vv. 1 y 2), es evidente que la acción de amasar se asemeja al combate de boxeo del panadero con las masas (guantes de boxeo), «ya cisne» (masa) cuando se pone blanca y «en rolde» (que es una artesa o recipiente de madera donde se amasa). Continúa la estrofa con «[...] a navajazos, yo que sostengo estíos con mis brazos», donde estío debe interpretarse como harina ya que el trigo se recoge durante el verano. En «su blancura enarco», arquea o da forma a la masa de harina que es «oro espigo» (espiga de oro) «a navajazos» cuando la corta y la hace hogazas.

La segunda parte se refiere al horno. «De un seguro naufragio, negro digo», creo que debería interpretarse cuando la masa ya está preparada y ha sido dividida en piezas, será introducida en el horno donde la masa, bien sufrirá una transformación o un naufragio o pérdida de la forma primitiva debido a la acción del calor y a la levadura que lleva incorporada, y saldrá quemado, «negro digo» por la cara inferior en contacto con el suelo del horno.

Para evitar que el pan se queme por completo dentro del horno será liberado por «largos aletazos de remador» (pala de sacar el pan). Y el horno «que no se apaga boca», seguirá encendido esperando el naufragio de otra masa que se tragará el horno, espera que «torna las eras», es decir, eras como concepto abstracto de trigo y a la vez pan. El horno también podría parecer un dragón de boca de fuego que se traga las eras donde naufraga el pan.

Para la ilustración he dibujado a un panadero con bata blanca, amasa el pan dentro de una artesa y el cisne como origen de ese acto de amasar. La pala se nos ha transformado en luna, de ella irradia la luz a la escena. Está dedicado a los amigos poetas y panaderos: Carlos Fenoll49 y a su hermano Efrén50. Y también habría que incluir a Josefina, la panadera, la novia de Ramón Sijé.

El panadero



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