Esta octava real
también podría llamarse LUNA en vez de Oveja. Desde
el principio nos habla el poeta de la luna con la metáfora
«blanca y cornuda
soñolencia»
, pero también se refiere a la
lana y a las almohadas de este vellocino suave propicio al
sueño. Con la luna dormimos. La oveja también es luna
y duerme de noche en el aprisco, «con la
cabeza de otra en lo postrero»
, es decir, en lo postrero
de la noche, recordemos («postrer
lamento / de un cadáver sombrío y
macilento»
del verso de Zorrilla, «A la memoria
desgraciada de Mariano de Larra»). La oveja, dócil en
su condición de cordero, teme más a la paciencia del
pastor que a la honda, nos quiere decir el verso 3.
En estas zonas del levante no se estila la trashumancia del ganado que tantos problemas tiene actualmente por la desaparición de las vías pecuarias por culpa del desarrollo industrial y la expansión urbanística.
Con «tornaluna de música y
sendero»
. El poeta nos quiere decir que las ovejas
caminan al son de la música de las esquilas, y durante la
noche reflejan la luz de la luna sobre el espejo de su blanca lana.
Este neologismo de tornaluna equivale a tornasol que, en
literatura y como se dijo ya en el apartado símbolos,
significa reflejo irisado de la luz sobre ciertos elementos. Ahora
bien, la bella imagen se completa con la «música y sendero»
; significa
que las ovejas hacen sonar sus esquilas en los senderos o caminos a
la vez que la tornaluna la luz de la luna sobre sus
lanas.
La segunda parte:
«Ya valle de almidón
[...]»
, aprecio débitos a Juan Ramón
Jiménez, cuando escribe en versos 5-9 de «Arias
otoñales»: «El valle tiene
un ensueño / y un corazón: sueña y sabe / dar
con su sueño un sol lánguido / de flautas y de
cantares»
. El ensueño del valle es el ganado
pactando en las laderas, en un sol lánguido del atardecer de
flautas y cantares de pastores. En el verso 199 de Garcilaso,
escribe: «los árboles parecen que
se inclinan»
, hallamos semejanza con un «árbol en cuclillas»
(v. 6). El verso 7: «[...] de amor salicio, galatea»
tiene
débito a la Égloga primera de Garcilaso de
la Vega, donde se cuentan los amores de Galatea (Isabel Freyre) y
Salicio (Garcilaso celoso), puesto que Garcilaso se había
enamorado de una Isabel que estaba casada con Antonio de
Fonseca.
El verso 8,
finaliza con «[...] ordeña en
porcelana cuando albea»
, donde porcelana como
jofaina semeja al cubo o cántara donde se vierte la leche
ordeñada. En el Centro Hernandiano de Elche se guarda una
pequeña lechera de aluminio donde Josefina le llevaba
alimentos a Miguel en la cárcel y éste cuando se la
devolvía le metía poemas enrollados y ocultos en un
orifico que tenía la tapadera. Hubo un intercambio de
alimentos por alimento espiritual.
La
ilustración presenta «la blanca y
cornuda soñolencia»
de la octava que es
aquí la cornamenta de un carnero celoso de la luna. La
tornaluna tiñe de almidón el valle y cuida
son sus rayos selenitas a la blanca oveja, mientras el carnero
vigila los movimientos de la luna que a su vez es canto rodado
abrazada a la honda. La lámina está dedicada a mi
padre que fue pastor en su juventud.