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ArribaAbajo[XXVI] (Oveja)

Esta octava real también podría llamarse LUNA en vez de Oveja. Desde el principio nos habla el poeta de la luna con la metáfora «blanca y cornuda soñolencia», pero también se refiere a la lana y a las almohadas de este vellocino suave propicio al sueño. Con la luna dormimos. La oveja también es luna y duerme de noche en el aprisco, «con la cabeza de otra en lo postrero», es decir, en lo postrero de la noche, recordemos («postrer lamento / de un cadáver sombrío y macilento» del verso de Zorrilla, «A la memoria desgraciada de Mariano de Larra»). La oveja, dócil en su condición de cordero, teme más a la paciencia del pastor que a la honda, nos quiere decir el verso 3.

En estas zonas del levante no se estila la trashumancia del ganado que tantos problemas tiene actualmente por la desaparición de las vías pecuarias por culpa del desarrollo industrial y la expansión urbanística.

Con «tornaluna de música y sendero». El poeta nos quiere decir que las ovejas caminan al son de la música de las esquilas, y durante la noche reflejan la luz de la luna sobre el espejo de su blanca lana. Este neologismo de tornaluna equivale a tornasol que, en literatura y como se dijo ya en el apartado símbolos, significa reflejo irisado de la luz sobre ciertos elementos. Ahora bien, la bella imagen se completa con la «música y sendero»; significa que las ovejas hacen sonar sus esquilas en los senderos o caminos a la vez que la tornaluna la luz de la luna sobre sus lanas.

La segunda parte: «Ya valle de almidón [...]», aprecio débitos a Juan Ramón Jiménez, cuando escribe en versos 5-9 de «Arias otoñales»: «El valle tiene un ensueño / y un corazón: sueña y sabe / dar con su sueño un sol lánguido / de flautas y de cantares». El ensueño del valle es el ganado pactando en las laderas, en un sol lánguido del atardecer de flautas y cantares de pastores. En el verso 199 de Garcilaso, escribe: «los árboles parecen que se inclinan», hallamos semejanza con un «árbol en cuclillas» (v. 6). El verso 7: «[...] de amor salicio, galatea» tiene débito a la Égloga primera de Garcilaso de la Vega, donde se cuentan los amores de Galatea (Isabel Freyre) y Salicio (Garcilaso celoso), puesto que Garcilaso se había enamorado de una Isabel que estaba casada con Antonio de Fonseca.

El verso 8, finaliza con «[...] ordeña en porcelana cuando albea», donde porcelana como jofaina semeja al cubo o cántara donde se vierte la leche ordeñada. En el Centro Hernandiano de Elche se guarda una pequeña lechera de aluminio donde Josefina le llevaba alimentos a Miguel en la cárcel y éste cuando se la devolvía le metía poemas enrollados y ocultos en un orifico que tenía la tapadera. Hubo un intercambio de alimentos por alimento espiritual.

La ilustración presenta «la blanca y cornuda soñolencia» de la octava que es aquí la cornamenta de un carnero celoso de la luna. La tornaluna tiñe de almidón el valle y cuida son sus rayos selenitas a la blanca oveja, mientras el carnero vigila los movimientos de la luna que a su vez es canto rodado abrazada a la honda. La lámina está dedicada a mi padre que fue pastor en su juventud.

La oveja



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