A consentir al fin en su porfía A fuego y sangre, fiero pensamiento, A fugitivas sombras doy abrazos; A la naturaleza la hermosura, A las bodas que hicieron Diego y Juana A maldecir el pueblo, en un jumento, A moco de candil escoge, Fabio, A quien hace el Amor tantas mercedes, A quien la buena dicha no enfurece, A Roma van por todo; mas vos, roma, A todas partes que me vuelvo veo A tu justicia tocan mis contrarios, A un viejo inquisidor es presentada A venir el cometa por coronas, Adán en Paraíso, Vos en huerto; Adoro, aunque te pese, Galileo, Aguarda, riguroso pensamiento, Al bastón que le vistes en la mano Al oro de tu frente unos claveles Alimenté tu saña con la vida Alma de cuerpos muchos es severo Alma es del mundo Amor; Amor es mente Alzó Venus las faldas por un lado, Amagos generosos de la guerra Amaras un ausente, que es firmeza; Amarili, en tu boca soberana Aminta, para mí cualquiera día Aminta, si a tu pecho y a tu cuello Amor me ocupa el seso y los sentidos; Amor me ocupa el seso y los sentidos; Amor me tuvo alegre el pensamiento, Amor, prevén el arco y la saeta Ansí, sagrado mar, nunca te oprima Anteayer nos casamos; hoy querría, Antes alegre andaba, agora apenas «Antes que el repelón» eso fue antaño: Aquella frente augusta que corona Aqueste es el poniente y el nublado ¡Aquí Del Rey Jesús! ¿y qué es aquesto? Aquí descansa en eternal modorra, Aquí, donde su curso, retorcido, Aquí, en las altas sierras de Segura, Arde Lorenzo y goza en las parrillas; Arder sin voz de estrépito doliente Arroja las balanzas, sacra Astrea, Artificiosa flor, rica y hermosa, Atlante, que en la Cruz sustentas cielo, ¡Ay, Floralba! Soñé que te... ¿Direlo? Bajábale su mes cada semana Bastábale al clavel verse vencido Bermejazo platero de las cumbres, Bien con argucia rara y generosa Bien debe coronar tu ilustre frente, Bien pueden alargar la vida al día, Bien te veo correr, tiempo ligero, Blandamente descansan, caminante, Bujarrona Penélope, ¿qué puto Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!, Caín, por más bien visto, tu fiereza Cargado voy de mí: veo delante Casó de un arzobispo el despensero, Casose la Linterna y el Tintero, ¿Castigas en la águila el delito Catalina, una vez que mi mollera Cerrar podrá mis ojos la postrera Cifra de cuanta gloria y bien espera, Clarinda, vuestra Musa sonorosa Colora abril el campo que mancilla Columnas fueron los que miras huesos Comer hasta matar la hambre, es bueno; ¡Cómo de entre mis manos te resbalas! ¿Cómo De entre mis manos te resbalas. ¿Cómo es tan largo en mí dolor tan fuerte, Con acorde concento, o con ruidos Con la sombra del jarro y de las nueces, Con la voz del enojo de Dios suena Con más vergüenza viven Euro y Noto, Con mudo incienso y grande ofrenda, ¡Oh, Licas!, Con sacrílega mano el insolente Con testa gacha toda charla escucho; Conozcan los monarcas a Velilla, Conso, el primer consejo que nos diste Contó tu reino Dios; hale cumplido; Convirtiose este moro, gran Sevilla, Cornudo eres, Fulano, hasta los codos, Coronado de lauro, yedra y box, Creces, y con desprecio, disfrazada, Crespas hebras, sin ley desenlazadas, ¡Cuán fuera voy, Señor, de tu rebaño, Cuando a más sueño el alba me convida, ¿Cuándo aquel fin a mí vendrá forzoso, Cuando con atención miro y contemplo Cuando escribiste en el sagrado cerro, Cuando esperando está la sepultura Cuando la Providencia es artillero, ¿Cuándo seré feliz con mi gemido? Cuando tu madre te parió cornudo, Cuando tuvo, Floralba, tu hermosura, ¿Cuando, Licino, di, contento viste ¡Cuántas manos se afanan en Oriente ¡Cuánto dejarás de vivir si hubieras Cuernos hay para todos, sor Corbera; Dar un real a una dama es menosprecio; De amenazas del Ponto rodeado De cierta dama que a un balcón estaba ¿De cuál feral, de cuál furiosa Enío De la Asia fue terror, de Europa espanto, De los misterios a los brindis llevas, De los misterios a los brindis llevas, De los tiranos hace jornaleros ¿De qué sirve, capón, enamoraros De quince a veinte es niña; buena moza De tantas bien nacidas esperanzas Decimotercio rey, esa eminencia Deja la veste blanca desceñida, Dejad que a voces diga el bien que pierdo, Dejadme resollar desconfianzas, Del sol huyendo, el mismo sol buscaba, Desabrigan en los altos monumentos Desacredita, Lelio, el sufrimiento Descansa en sueño, ¡oh tierno y dulce pecho!, Descansa, mal perdido en alta cumbre, Desconoces, Damocles, mi castigo, Descortésmente y cauteloso el hado, Desembaraza Júpiter la mano, Detén tu curso, Henares, tan crecido Dice que tiene sed, siendo bebida, Dícele a Judas el Pastor Cordero Díceme, don Jerónimo, que dices Dichoso puedes, Tántalo, llamarte, Dichoso tú, que naces sin testigo Dichoso tú, que, alegre en tu cabaña, Diez años de mi vida se ha llevado Diez galeras tomó, treinta bajeles, Dígote pretendiente y cortesano, Dime, Esguevilla, ¿cómo fuiste osado Diole el León de España su Cordero, Diome el cielo dolor y diome vida; Disparado esmeril, toro herido; Divina muestra del poder divino, Diviso el sole partoriva il giorno, Dove, Ruceli, andate col pie presto? Duro tirano de ambición armado, El amor conyugal de su marido El barro, que me sirve, me aconseja, El ciego lleva a cuestas al tullido: El que me niega lo que no merezco El que vivo enseñó, difunto mueve, El sacrílego Verres ha venido El ver correr de Dios la sangre clara El vulgo comúnmente se aficiona Embarazada el alma y el sentido Embravecí llorando la corriente En breve cárcel traigo aprisionado, En caña de pescar trocó Artabano En crespa tempestad del oro undoso, En cuévanos, sin cejas y pestañas, En dar al robador de Europa muerte, En el bruto, que fue bajel viviente En el mundo naciste, no a enmendarle, En el precio, el favor; y la ventura, En este incendio hermoso que, partido En este sitio donde mayo cierra En la heredad del pobre, las espigas En los claustros de l'alma la herida En tierra sí, no en fama, consumida, En una vida de tan larga pena, Enriquecerse quiso, no vengarse, Entre las coronadas sombras mías Entre unos centenales yo vi un día Envidia, Antandra, fue del sol y el día, Érase un hombre a una nariz pegado, Es hielo abrasador, es fuego helado, Es la soberbia artífice engañoso; Es la soberbia artífice engañoso; Es una dulce voz tan poderosa, Esa benigna llama y elegante, Esa frente, ¡oh Gïaro!, en remolinos Escondido debajo de tu armada Esforzaron mis ojos la corriente Espíritu gentil, rara belleza, Esta cantina revestida en faz; Esta color de rosa, y azucena, Esta concha que ves presuntuosa, Esta es la información, éste el proceso Esta fuente me habla, mas no entiendo Esta mañana, en Dios y enhorabuena, Esta miseria, gran señor, honrosa, Esta noche, Dorisa, yo soñaba Esta redoma, rebosando babas, Esta víbora ardiente, que, enlazada, Esta yedra anudada que camina Esta, por ser, ¡oh Lisi!, la primera Esta, que duramente enamorada, Estaba Lisis en campal batalla Estaba una fregona por enero Estábase la Efesia cazadora Estábase Teresa de Locía Estábasele Efesia cazadora Estábasele Efesia cazadora Estas son y serán ya las postreras Este cíclope, no siciliano, Este cordero, Lisis, que tus yerros Este letrado de resina y pez, Este metal que resplandece ardiente Este, en traje de túmulo, museo, Estos son los obreros de rapiña, Faltar pudo a Scipión Roma opulenta; Faltar pudo su patria al grande Osuna, Flota de cuantos rayos y centellas, Frena el corriente, ¡oh Tajo retorcido!, Fryne, si el esplendor de tu riqueza Fue más larga que paga de tramposo; Fuego a quien tanto mar ha respetado Fuente risueña y pura (que a ser río Hace tu rostro herejes mis despojos. Hago verdad la fénix en la ardiente Harta la toga del veneno tirio, Hay en Sicilia una famosa fuente Hermosísimo invierno de mi vida, Hijos que me heredáis: la calavera Hoy cumple amor en mis ardientes venas Hoy de los hondos senos del olvido Hoy no sabe de sí la astrología Hoy, por el mar Bermejo del pecado, Imperio tuve un tiempo, pasajero, Injurias dices, avariento, al cielo; La edad que es lavandera de bigotes La esfera, en que divide bien compuestas La losa en sortijón pronosticada La lumbre, que murió de convencida La mayor puta de las dos Castillas La mocedad del año, la ambiciosa La profecía en su verdad quejarse, La que de vuestros ojos lumbre ha sido La que me quiere y aborrezco quiero La vida empieza en lágrimas y caca, La voluntad de Dios por grillos tienes, La voluntad de Dios quiere eminente La voz del ojo, que llamamos pedo Lágrimas alquiladas del contento Las aves del Imperio, coronadas, Las fuerzas, Peregrino celebrado, Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!, Las luces sacras, el augusto día Las puertas del infierno siempre abiertas Las rosas que no cortas te dan quejas, Las selvas hizo navegar, y el viento Leí los rudimentos de la aurora, Lisi, en la sombra no hallarás frescura, Lisi, por duplicado ardiente Sirio Llámanle rey, y véndanle los ojos, Lleva Mario el ejército, y a Mario Llevó tras sí los pámpanos Octubre, Lloro mientras el sol alumbra, y cuando «Llueve, oh Dios, sobre mí persecuciones», Llueven calladas aguas en vellones Lo menos bello y más apetecido, ¿Lo que al ratón tocaba, si te viera, Lo que en Troya pudieron las traiciones, Lo que me quita en fuego, me da en nieve «Los ingleses, Señor, y los persianos Los ojos, Hieremías, con que leo Los que ciego me ven de haber llorado Mal oficio es mentir, pero abrigado: Mandome, ¡ay Fabio!, que la amase Flora Más de bronce será que tu figura Más escarmientos dan al Ponto fiero Más fertilizan mi heredad mis ojos Más solitario pájaro ¿en cuál techo Más vale una benigna hora del Hado Mejor me sabe en un cantón la sopa, Mejor vida es vivir que vivir muerto, Memoria soy del más glorioso pecho Meona Venus, madre del mocoso Mereciste reinar y mereciste Mi madre tuve en ásperas montañas, Mi pobreza me sirve de Galeno, Miedo de la virtud llamó algún día Mientras que fui tabiques y desvanes, Mientras que, tinto en mugre, sorbí brodio, Ministril de las ronchas y picadas, ¿Miras este gigante corpulento ¿Miras la faz que al orbe fue segunda Miro este monte que envejece enero, Molesta el Ponto Bóreas con tumultos ¡Mucho del valeroso y esforzado, Muda y tierna elocuencia derramada, Mujer llama a su madre cuando expira, Músico llanto, en lágrimas sonoras, Músico rey y médica armonía, No admiten, no, Floralba, compañía No agradan a Polycles los pecados No digas, cuando vieres alto el vuelo No es artífice, no, la simetría No es falta de poder que yo no pueda No llegó a tanta envidia de los hados, No lo entendéis, mis ojos, que ese cebo No me aflige morir; no he rehusado No pudo haber estrella que infamase ¡No si no fuera yo quien solamente No siempre tienen paz las siempre hermosas No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado ¿No ves a Behemoth, cuyas costillas ¿No ves, piramidal y sin sosiego, No, alma, no, ni la conciencia fíes O dulces, frescas aguas, transparentes, O el viento, sabedor de lo futuro, O ya descansas, Guadiana, ociosas ¡Oh cuánta majestad! ¡Oh cuánto numen, ¡Oh doctor yerba, docto sin Galeno, ¡Oh Jano, cuya espalda la cigüeña ¡Oh vista de ladrón bien desvelado, ¡Oh, tú, que me comes con ajenas muelas, Oír, ver y callad remedio fuera Ojos, guardad al corazón secreto, Ondea el oro en hebras proceloso; Osar, temer, amar y aborrecerse, Ostentas, de prodigios coronado, Ostentas, ¡oh felice!, en tus cenizas, Padre, yo quiero al prójimo, y me muero Para agotar sus luces la hermosura Para comprar los hados más propicios, Para entrar en palacio las afrentas, ¿Para qué nos persuades eres niña? Para, si subes; si has llegado, baja; Paréceme que van las Cardenillas Paréceme, señora Catalina, Pecosa en las costumbres y en la cara, Pelo fue aquí, en donde calavero; Pequeños jornaleros de la tierra, «Perrazo, ¿a un español noble y cristiano, Petrarca celebró su Laura bella Piedra soy en sufrir pena y cuidado, Piedras apaño cuando veis que callo; Pierdes el tiempo, Muerte, en mi herida, ¿Podrá el vidrio llorar partos de Oriente Por la cumbre de un monte levantado, Por más graciosa que mi tronga sea, Por más que el Tiempo en mí se ha paseado, Por no comer la carne sodomita Por ser mayor el cerco de oro ardiente Por yerta frente de alto escollo, osado, Porque el azufre sacro no te queme, ¿Porqué el sol se arreboza con la luna Preso por desvalido y delincuente, Primero es el besalla y abrazalla Primero va seguida de los perros, Próvida dio Campania al gran Pompeo ¿Puedes tú ser mayor? ¿Puede tu vuelo Puedo estar apartado, mas no ausente; Pues eres sol, aprende a ser ausente Pues hoy derrama noche el sentimiento Pues hoy pretendo ser tu monumento, Pues que vuela la edad, ande la loza; Pues te nombra Marcial, Félix y Lope, Pues ya tiene la encina en los tizones Pura, sedienta y mal alimentada, Puto es el hombre que de putas fía, ¡Qué amigo son de barba los Digestos, ¿Qué buscas, porfiado pensamiento, ¿Qué captas, noturnal, en tus canciones, ¿Qué captas, noturnal, en tus canciones, ¿Qué imagen de la muerte rigurosa, ¿Qué importa blasonar del albedrío, Que los años por ti vuelen tan leves, Que no me quieren bien todas, confieso; ¡Qué perezosos pies, qué entretenidos ¿Qué te ríes, filósofo cornudo? Que tiene ojo de culo es evidente, Que vos me permitáis sólo pretendo, Quédate a Dios, Amor, pues no lo eres; Quéjaste, Sara, de dolor de muelas, ¿Quién alimentará de luz al día? Quien bien supo una vez, Lisi, miraros ¿Quién es el de las botas, que, colgado, Quien no teme alcanzar lo que desea Quien quisiere ser culto en sólo un día Quiero dar un vecino a la Sibila Quiero gozar, Gutiérrez; que no quiero Quitar codicia, no añadir dinero, Quitemos al Romano este cuidado, Raer tiernas orejas con verdades Rayo ardiente del mar helado y frío, Religiosa piedad ofrezca llanto Resístete a la rueda que procura Retirado en la paz de estos desiertos, Rey que desencarcelas los gaznates, Ribera, hoy paraíso; Afán, hoy gloria; Rizas en ondas ricas del rey Midas, Rogarla, desdeñarme; amarla, hundirme; Rostro de blanca nieve, fondo en grajo; Sabe, ¡oh rey tres cristiano!, la festiva Salamandra frondosa y bien poblada Se casto ao bom Joseph nomea a fama, Sea que, descansando, la corriente Séneca, el responder hoy de repente ¡Señor don Juan, quedito, que me enfado! Señor, si es el reinar se escupido, Si a Dios me debo todo, porque he sido Si a los que me merecen me entregara Si a una parte miraran solamente Si alumbro yo porque a matar aprenda, Si caístes, don Blas, los serafines Si cuna y no sepulcro pareciere, Si dávidas quebrantan peñas duras, Si de cosas diversas la memoria Si de un delito propio es precio Lido Si de Vos pasa el cáliz de amargura, Si dios eres, Amor, ¿cuál es tu cielo? Si el abismo, en diluvios desatado, Si el cuerpo reluciente que en Oeta Si el mundo amaneciera cuerdo un día, Si el sol, por tu recato diligente, Si en el loco jamás hubo esperanza, Si en Francia, tan preciada de sus Pares, Si en no salir jamás de un agujero, Si enriquecer pretendes con la usura, Si eres campana, ¿dónde está el badajo?; Si fuere que, después, al postrer día Si gobernar provincias y legiones Si hermoso el lazo fue, si dulce el cebo, Si hija de mi amor mi muerte fuese, Si la ballena vomitó a Jonás, Si las mentiras de fortuna, Licas, Si lo que ofrece el pobre al poderoso, Si mereciendo sillas Juan y Diego, Si mis párpados, Lisi, labios fueran, Si no duerme su cara con Filena, Si nunca descortés preguntó, vano, Si pretender gozarte sin bolsón Si quien ha de pintaros ha de veros, Si son nuestros corsarios nuestros puertos; Si tu país y patria son los cielos, Si un Eneíllas viera, si un pimpollo, Si Venus hizo de oro a Fryne bella, Si vieras que con yeso blanqueaban Si vistes a las piedras quebrantarse Si vivas estas carnes y estas pieles Si, con los mismos ojos que leyeres Siempre, Melchor, fue bienaventurada Siete años de pastor Jacob servía Silvia ¿por qué os da gusto que padezca, Sin venero serrano, en pobre lana, ¿Socio otra vez? ¡Oh tú, que desbudelas Sol os llamó mi lengua pecadora, Sola en ti, Lesbia, vemos ha perdido Solar y ejecutoria de tu abuelo Sólo en ti se mintió justo el pecado, Solo sin vos, y mi dolor presente Son los vizcondes unos condes bizcos, Soñé que el brazo de rigor armado, Su colerilla tiene cualquier mosca; Su mano coronó su cuello ardiente Suelta mi Manso, pastorcillo extraño, Sulquivagante, pretensor de Estolo, Tal vez se ve la nave negra y corva También tiene el Amor su astrología, ¿Tan grande precio pones a la escama? Tan vivo está el retrato y la belleza Tantos años y tantos todo el día; ¿Temes, ¡oh Lisi!, a Júpiter Tonante, Ten vergüenza purpúrate don Luis, «Tened a Cristo» son palabras vivas, Tentación, no limosna, ha parecido Tirano de Adria el Euro, acompañada Todo lo puede despreciar cualquiera; Torcido, desigual, blando y sonoro, Tras arder siempre, nunca consumirme; «Tras vos, un alquimista va corriendo, Trataron de casar a Dorotea Tu alta virtud, contar los tiempos fuerte, Tú que, hasta en las desgracias envidiado, Tu vida fue envidiada de los ruines; ¿Tú, dios, tirano y ciego Amor? Primero Tú, en cuyas venas caben cinco grandes, Tú, princesa bellísima del día, Tú, que la paz del mar, ¡oh navegante!, Tú, rey de ríos, Tajo generoso, Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado Tudescos moscos de los sorbos finos, Tus decretos, Señor, altos y eternos, Tuya es, Demetrio, voz tan animosa: Un godo, que una cueva en la montaña Un nuevo corazón, un hombre nuevo Un nuevo corazón, un hombre nuevo Un tenedor con medias y zapatos; Ver relucir, en llamas encendido, Verdugo fue el temor, en cuyas manos Verendo padre, a lástima movido ¿Ves con el polvo de la lid sangrienta ¿Ves esa choza pobre que, en la orilla, ¿Ves gemir tus afrentas al vencido ¿Ves la greña que viste, por muceta, ¿Ves que se precia Dios de juez severo, ¿Ves, con el oro, áspero y pesado Vida fiambre, cuerpo de anascote, Viendo el martirologio de la vida Viéndote sobre el cerco de la luna Vinagre y hiel para sus labios pide, Vino el francés con botas de camino Volver quiero a vivir a trochimoche, Vuestros coplones, cordobés sonado, Vulcano las forjó, tocolas Midas, Ya la insana Canícula, ladrando Ya llena de sí solo la litera Ya los pícaros saben en Castilla Ya que huyes de mí, Lísida hermosa, Ya que no puedo l'alma, los dos ojos Ya que pasó mi verde primavera, Ya salió, Lamia, del jardín tu rostro; Ya te miro caer precipitado, Ya tituló al verano ronca seña; Ya viste que acusaban los sembrados Ya, Laura, que descansa tu ventana Yace debajo de esta piedra fría Yacen en esta rica sepultura Yo me voy a nadar con un morcón, Yo te untaré mis obras con tocino, Yo vi la grande y alta jerarquía Yo, que en este lugar haciendo Hurtados, «¡Bizarra estaba ayer doña María!» «¡Oh fallezcan los blancos, los postreros «¿Es más cornudo el Rastro que mi abuelo, «¿Queréis que suelte a Barrabás o a Cristo?»,
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