111
Originalísimo final el de esta carta: un tramo de la sucesión de estos «vaya» está escrito en diagonal, formando un curioso renglón quebrado. Véase la reproducción.
112
Forner había sido nombrado segundo fiscal de la Audiencia de Sevilla en 1790.
113
El hecho de que cuando se escribe esta carta el impresor don Antonio de Sancha hubiera ya fallecido (30 de noviembre de 1790) no impide que Coetanfao se refiera aquí a él (no lo estorba el tiempo verbal, «dixo»). Desde luego, podría tratarse del hijo, Gabriel de Sancha.
114
Se trata de la
carta que se incluye, a modo de prefacio, al frente de las
Poesías de don Alfonso de Solís y
Wiñacowrt, duque de Montellano, Madrid, 1790. Coetanfao
alude, sin duda, al comienzo de la carta, en el que Forner se
muestra tan autocomplaciente como suele: «V. E.
ha querido tener el mal gusto de remitir sus versos a mi
curiosidad, para que con la franqueza que me es como
ingénita le diga libremente mi dictamen acerca de su
mérito o demérito. Permítame V. E., en esta acción no ha
procedido ni como Literato ni como Prócer. Remitir obras de
ingenio a la censura de un hombre famoso en algún modo por
la severidad de sus críticas, a un hombre de quien se quejan
pública y privadamente casi todos los Autores que hoy
inmortalizan nuestra Nación con sus estupendos escritos, de
un hombre de quien se cree que le es ignorado el lenguage de la
alabanza, de un hombre en fin que ha arrostrado contingencias muy
peligrosas por el placer (así le murmuran) de no dexar
crédito literario con vida; remitir, digo, las obras propias
a un hombre creído tal con un encargo terminante de que diga
malo o bueno con su acostumbrado desembarazo, es
acción que se habrá visto pocas veces en un poderoso
y en un hombre de letras»
. (Transcribe la carta
íntegra, y de ahí tomo la cita, François
Lopez, Juan Pablo
Forner et la crise de la conscience espagnole au XVIIIe
siècle, Burdeos, 1976, p. 639.) Nótese que Forner emplea
hasta cinco veces, referido a sí mismo, «un
hombre...», y de ahí lo de «aquel hombre, aquel
hombre...».
115
Como indica el propio Coetanfao, la cita es de una fábula de Fedro. Se trata de la n.º 24 del lib. I: una rana quería emular en tamaño a un buey, y para ello rugosam inflauit pellem (v. 4), «infló su piel arrugada»; enfurecida por no lograrlo en dos intentos sucesivos, prueba una tercera vez con más fuerza y rupto iacuit corpore (v. 10) «quedó tendida con el cuerpo reventado». El dein no está en el texto de Fedro.
116
Se referirá a la Pascua de Pentecostés (aquel año, el domingo 12 de junio).
117
Debía de
ser tópica la referencia a Zaragoza como lugar dotado de
manicomio u hospital para locos; así lo atestigua el
conocidísimo epitafio jocoso de Iriarte a la muerte de
García de la Huerta: «De juicio
sí, mas no de ingenio escaso, / aquí Huerta el audaz
descanso goza; / deja un puesto vacante en el Parnaso / y una jaula
vacía en Zaragoza»
(en Cotarelo, Iriarte y su
época, Madrid, 1897, p. 344). Según Luis S. Granjel, en el
XVIII «tienen fama los [manicomios] de
Toledo, Sevilla y Valladolid, y las salas para enfermos mentales de
que estaban dotados los hospitales generales de Barcelona y
Zaragoza, Valencia, Granada y Cádiz»
(La
medicina española del siglo XVIII, Salamanca,
Universidad de Salamanca, 1979, p. 194); a continuación cita un
escrito fechado en 1784 que describe el tratamiento que
recibían los dementes recogidos en el hospital de
Zaragoza.
118
La cita correcta es: Nescit vox missa reverti (Horacio, Arte poét., 390); «la palabra, una vez lanzada, no puede ser recogida».
119
En el texto, iodem; «se regocijan a un tiempo con las preguntas y las respuestas».
120
Véase supra, carta 1, nota 6.