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Ibérica por la libertad

Volumen 8, N.º 12, 15 de diciembre de 1960

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Ilustración

¿Caerá...?

IBÉRICA es un boletín de información dedicado a los asuntos españoles y patrocinado por un grupo de americanos que creen que la lucha de España por la libertad es una parte de la lucha universal por la libertad, y que hay que combatir sin descanso en cada frente y contra cada forma que el totalitarismo presente.

IBÉRICA se consagra a la España del futuro, a la España liberal que será una amiga y una aliada de los Estados Unidos en el sentido espiritual y no sólo en sentido material.

IBÉRICA ofrece a todos los españoles que mantienen sus esperanzas en una España libre y democrática, la oportunidad de expresar sus opiniones al pueblo americano y a los países de Hispano-América. Para aquellos que no son españoles, pero que simpatizan con estas aspiraciones, quedan abiertas así mismo las páginas de IBÉRICA.

Directora:

  • VICTORIA KENT

Presidentes de Honor:

  • SALVADOR DE MADARIAGA
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Consejeros:

  • ROBERT J. ALEXANDER
  • ROGER BALDWIN
  • CLAUDE G. BOWERS1
  • FRANCES R. GRANT
  • JOHN A. MACKAY
  • VICTOR REUTHER

IBÉRICA is published monthly on the fifteenth of the month, except July-August when bimonthly, in English and Spanish editions, by the Ibérica Publishing Co., 112 East 19 th St., New York 3, N. Y. All material contained in this publication is the property of the Ibérica Publishing Co., and may be quoted, but not reproduced in entirety. Copyright 1960, by Ibérica Publishing Co.

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ArribaAbajoEl milagro español (IV)

Panorama cultural


Miguel Sánchez-Mazas


Después de haber dilapidado a manos llenas la riqueza del país, emprendiendo proyectos tan grandiosos como anti-sociales y poco rentables, llevando hasta las nubes los gastos de «seguridad» y «prestigio» y retrasando o abandonando por completo la explotación racional de nuestros mejores recursos; después de haber provocado la desarticulación económica de España, con profundos desequilibrios, de difícil curación, entre los distintos sectores productivos -agricultura frente a industria; infraestructura e industria de base, frente a industria transformadora-, cuyos contrastes se han agudizado; después de haber ofrecido a los españoles, sucesivamente, un penoso período de escasez y mercado negro, un período de inflación, especulación y loca subida de precios y, finalmente, un período -el actual- de paralización económica o progreso de tortuga, con paro obrero y descenso de ingresos; después de haber mantenido en un estado infrahumano de miseria, ignorancia y abandono a un sector considerable de la población -especialmente en la zona rural o en los suburbios infectos de las capitales-; después de haber rebajado, en resumen, el nivel de vida, el poder adquisitivo y la capacidad de consumo de millones de trabajadores, haciendo descender sus índices por debajo de las cifras del tiempo de la República (que ya eran bien modestas) ; después de haber incrementado fabulosamente -en lugar de reducirlas- las diferencias, las desigualdades, las injusticias sociales de todo género; en una palabra, después de estos grandes «logros» económicos y sociales del Régimen- perfectamente comprobados y demostrados con rigor-, ¿de qué otros resultados puede aún vanagloriarse el Gobierno del Caudillo Franco, a los veinticuatro años de la «exaltación» del General a la jefatura del Estado?

¿Cuál es el panorama cultural, humano, religioso y político fraguado a lo largo de esta interminable etapa de Dictadura en que todos los resortes, todos los instrumentos, todas las palancas de la nación han estado en manos de un único equipo y, en último término, de un solo hombre? Vamos a examinar en este artículo el panorama cultural.

Más allá de los problemas de producción, comercio y consumo, de estructura económica y social, de ritmo de desarrollo y de nivel de vida, es legítimo, en efecto, dirigir a nuestro Régimen -después de casi cinco lustros de poder- otras preguntas fundamentales, no menos importantes que las primeras: ¿Qué se ha hecho de la cultura española, universitaria y popular -y de su prestigio real, basado en su nivel auténtico, entre los países civilizados-? ¿Qué representa en el mundo el hombre de la España oficial -no el de la España silenciosa, cautiva o peregrina- en el plano de la ciencia, de la técnica, del arte, de las actividades y movimientos libres de la juventud, del deporte puro, no espectacular y comercializado? ¿Dónde se halla y cómo se expresa la opinión pública de los españoles? ¿Cuál es el verdadero papel de los Sindicatos, de la Iglesia, de la prensa, bajo el Régimen actual? ¿Dónde se hallan, cómo se constituyen, con qué reglas se rigen y cómo se relacionan entre sí los poderes por los que se gobierna el país? ¿Cuáles son hoy las garantías del ciudadano frente al Estado y cómo queda asegurada la independencia de la administración de la justicia? ¿En qué consiste la política exterior de la España de Franco, y cuál es el sistema de amistades, enemistades y dependencias -económicas, políticas y militares- que éste impone a los españoles en la esfera internacional? ¿Cómo se ha previsto en realidad la sucesión al actual Régimen, el futuro político del país, y de qué modo y con qué garantías, podrán los españoles decidir de su destino? Estas son las cuestiones que los ciudadanos conscientes y mejor informados de nuestra Patria deben plantearse con rigor, con amplitud y sin sectarismo, y presentar el balance y las soluciones que resulten -incansablemente- ante la opinión interior y extranjera, para preparar el porvenir. Estos son los aspectos esenciales de la vida de un país que, completando el panorama de su estructura y de su situación económica y social (examinado en los artículos anteriores), permiten juzgar a un Régimen de casi veinticinco años y contestar de verdad al problema: ¿Qué ha pasado en España? ¿Qué pasa en España? ¿Qué debemos hacer en España?

Ilustración

Pasaremos brevemente revista a algunos de los aspectos apuntados.

Nuestra cultura, en todos sus planos y dimensiones -desde la más modesta escuela rural hasta la Universidad, la investigación científica y las Academias- está deformada, envilecida, escindida, forzada a dispersarse por el mundo en sus valores más puros, oprimida y asfixiada por una doble Inquisición permanente eclesiástica y civil-. No es un azar que los dos únicos premios Nobel concedidos a españoles en este período reciente de nuestra historia hayan venido a premiar, no a dos personalidades insertas en el mundo franquista y residentes en la Península, sino a dos grandes figuras de nuestra Cultura exilada o peregrina que en la España de Franco no habrían encontrado ni el clima espiritual propicio a una elevada inspiración poética, en la convivencia y en la libre expresión -en el caso de Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura-, ni los instrumentos, el apoyo económico oficial y la colaboración científica, abierta y sin discriminaciones, necesaria para una investigación eficaz y en equipo -en el caso del gran biólogo y Premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa. En éste último caso, el espíritu de discriminación fue tan sectario y ciego que, como experiencia personal de la que puedo dar fe, en el año 1955, el Director de la revista central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Arbor), de la que yo era redactor científico, me prohibió terminantemente glosar la obra inmensa de Ochoa sobre la síntesis de los virus, con el pretexto de que era un «antiespañol», amigo de los «rojos». Esto era, naturalmente, unos años antes de que se le concediera el Premio Nobel. Cuando esto ocurrió, toda la prensa española, los gacetilleros y «sabios» del Régimen -al unísono- se precipitaron, abochornados y claudicantes, a la difícil labor de «apropiarse» la gloria del genio al que no habían permitido, no ya formar escuela en España, sino tampoco -como lo prueba el caso que he relatado- ser conocido y celebrado de los universitarios y del gran público. Lo mismo han querido hacer con Juan Ramón Jiménez moribundo -pero ya premiado en Estocolmo-; con Antonio Machado cadáver, que no cabía en España vivo y fue a morir a un humilde pueblecito del sur de Francia, después de haber pasado, él y su madre de 85 años de edad, por un campo de concentración en Francia cuando las tropas «nacionales» aplastaban contra el Pirineo esa «anti-España» de la que fue representante insigne; con Duperier muerto de angustia y pobreza, mientras que -durante años- el laboratorio regalado por los ingleses, asombrados de su genio de físico atómico, para que regalara a España su ciencia, esperaba en la Aduana que el sabio rindiera pleitesía y doblara la rodilla ante el Dictador: cosa que no hizo. No es un azar que las grandes condecoraciones por servicios a la «cultura», entendida en el sentido de los intereses del Régimen, causen ya risa hasta a los niños y estén desprestigiadas y prostituidas, como la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, que los más prestigiosos sabios españoles ni solicitaron, ni obtuvieron jamás, y que seguramente no pueden apreciar desde que el Ministro de Educación Nacional, Rubio, se desplazó a Ciudad Trujillo personalmente para condecorar con ella a un individuo que no es español, y mucho menos sabio, pero que, en compensación, tiene el mérito de haber prestado grandes servicios a la «Hispanidad» de tipo franquista, no sólo por haber encarcelado, matado y torturado durante sus treinta años de poder absoluto a muchos compatriotas, sino por su asesinato de Jesús de Galíndez, conocido escritor español que se atrevió a escribir un libro sobre su «Era» gloriosa (y fue raptado en el metro de Nueva York por sus agentes) y, sobre todo, por su atentado a la dinamita, en el centro de Caracas, contra el Presidente de Venezuela Rómulo Betancourt.

No es un azar tampoco que ninguna de las grandes figuras del pensamiento español que hubieran podido formar escuela a lo largo de estos veinte años en la esfera científica, humanística, jurídica o sociológica haya encontrado en España -en la España de Franco- el terreno y el ambiente propicios para llevar a cabo la suprema tarea de construcción de la nación, de la sociedad y del progreso: la tarea del magisterio. Unos en un interminable exilio que hubiera acabado si el clima de libertad y de convivencia hubiera comenzado alguna vez, con permiso del Gobierno: basta pensar en el más famoso penalista español, autor, de hecho, de la Constitución de la República de 1931, Luis Jiménez de Asúa, exilado en Buenos Aires; en el ilustre historiador Salvador de Madariaga, espíritu abierto y liberal, exilado en Oxford; en el filósofo de mente y de cultura más enciclopédicas que poseemos -un verdadero Leibnitz español de nuestro tiempo-, Juan David García Bacca, cuyo saber iluminó primero a México y hoy a Venezuela, cuando tanto lo necesitaríamos en Madrid; y digamos lo mismo de biólogos de la talla de un Severo Ochoa o un Rodríguez Delgado, en los Estados Unidos, de psiquiatras como Ajuriaguerra, hoy en Ginebra, o de otros filósofos notables, como Gaos y Ferrater Mora... No hablemos de los novelistas y de los poetas, algunos de los cuales van tristemente muriendo -desde Machado a Juan Ramón- y están en el alma de todos, como los pintores -Pablo Picasso- o los músicos -ayer Falla, muerto en exilio, hoy y siempre Pablo Casals- que no han querido pisar tierra franquista. Y los médicos famosos, los juristas, los hombres que hacen la Historia de España -Américo Castro, Sánchez Albornoz- los físicos, los matemáticos... Cualquier país sería feliz de poder reunir sólo esos nombres de exilados de honor.

Los intentos aun parciales de dar una visión panorámica de esa cultura española amputada de la Patria por la intolerancia y la mezquindad causan asombro: basta leer Crónica de una emigración, editado en México, y otros estudios análogos, como el que viene preparando desde hace años un amigo nuestro, Julián Amo, ahora en Ginebra. Pero hay otros: hay los exilados del interior, los arrinconados, los postergados en nuestra propia Patria, por su escasa afinidad con un poder excluyente y no comprensivo. Algunos -para no privar a España de su preciosa enseñanza- han hecho ensayos generosos de colaboración en el terreno estrictamente científico, sin comprometer su adhesión política: todos han gustado, han saboreado hasta las heces el amargor del cáliz que los escribas y fariseos de la nueva España inquisitorial, en su voluntad de monopolio cerrado de la vida del pensamiento y de la cultura, hacen apurar a los «independientes». Ahí tenemos el ejemplo del físico, Miguel Ángel Catalán, bien conocido en los Estados Unidos y famoso en todo el mundo, colaborador de Bohr y Sommerfeld con sus trabajos sobre la teoría del átomo: ha muerto arrinconado, postergado en el Consejo de Investigaciones, sin medios y apoyo para investigar como exigía; ahí tenemos a nuestro más famoso matemático, julio Rey Pastor, que de su exilio de Argentina quiso volver a España para legar a su Patria su saber en tantos campos, desde el Análisis hasta la Cartografía e Historia de la Ciencia: pues bien, se le trató con una mezquindad y desconfianza innobles, por sus ideas liberales, por su espontaneidad de palabra y acción y por la sombra que podía hacer a las nulidades de la nueva Inquisición científica del «Opus Dei», verdaderos enanos a su lado: y hablo de este caso por experiencia directa y personal, como Secretario de un Departamento por él dirigido, el de Filosofía e Historia de la Ciencia; ahí tenemos a Arturo Duperier, el físico que mereció de Inglaterra -por su obra- el regalo de todo un Laboratorio de rayos cósmicos -que sólo él hubiera sabido dirigir en España- y que Franco, como ya hemos explicado, no dejó entrar en España: le recuerdo en su pobre casa del Barrio de la Concepción, en los suburbios de Madrid -vergüenza para el Régimen- el día que fui a llevarle un pliego de firmas con el que recorrí las casas de numerosos intelectuales en 1956 y en el que se solicitaba del Gobierno la libertad para varios compañeros detenidos por actividades políticas. Duperier firmó tristemente, hablamos unas palabras y no volví a verle más. Con él España perdió, al morir en la mayor angustia y abandono, uno de los hombres que hubiera envidiado, honrado y apoyado como merecía, cualquier Gobierno normal de cualquier país civilizado. Ahí está también nuestro amigo José Gallego Díaz, matemático genial, a quien hicieron imposible el acceso a la Cátedra universitaria, lo mismo que al gran Zubiri -cuya Cátedra de Metafísica se halla «extramuros» de la Universidad, en una aula improvisada por los amigos o en su propia casa -lo mismo que a Julián Marías, lo mismo que a Luis Martín Santos, psiquiatra y autor de obras filosóficas notables...

Pero de nada vale en esa España siquiera haber llegado a la Cátedra y haberse salvado del forzoso exilio, si no se coincide con Franco. Y, por eso, no es un azar tampoco que el ilustre Profesor de Derecho Político de la Universidad de Salamanca, Enrique Tierno Galván, intelectual muy conocido y director de una importante revista vinculada a su Cátedra, haya sido separado de la Universidad y sometido a un nuevo proceso por «divergencias con los principios del Movimiento nacional y con la religión oficial del Estado español».

Otros muchos fenómenos de nuestra vida «cultural» no son un azar en territorio franquista: No lo es, por ejemplo, el hecho de que el Poder Ejecutivo, en las manos de una única y absorbente voluntad, no contento con interferir en los otros poderes clásicos -el legislativo y el judicial-, pretenda imponerse hasta en los asuntos de carácter interior y meramente profesionales, intelectuales o espirituales -según los casos- de otras jurisdicciones o poderes morales, por ejemplo, del ámbito de la Iglesia o de la Cultura: un ejemplo claro son las Academias, y ante todo la Real Academia Española, cuya importancia desborda de nuestras fronteras, por la enorme extensión de la lengua española en América. El Régimen se atreve a vetar candidatos a los sillones vacantes de la Academia que no son de su agrado, pretendiendo imponer a sus corifeos y aduladores: el último caso escandaloso ha sido la comunicación del Ministro de Educación Nacional -el mismo que condecoró al Dictador Trujillo- a la Academia, exigiendo se retirase la candidatura del ilustre crítico e investigador Sr. Rodríguez-Moñino, propuesta por los académicos liberales para cubrir la vacante dejada por la muerte del Doctor Marañón. Tan torpe interferencia gubernativa en uno de los actos más importantes de nuestra vida cultural como es la elección de un académico por el voto de los otros académicos, provocó la ira y la indignación de todos, que escucharon en un impresionante silencio la declaración de los «apenados» miembros de la corporación, humillados por un poder que no respeta los derechos de la inteligencia y del espíritu. Con abusos gubernativos de este tipo, el ambiente del Régimen en las Academias y en el mundo intelectual español es cada vez peor, y Franco tiene que digerir el bofetón que le propinan hombres de posición y de prestigio inatacables como don Ramón Menéndez Pidal, Presidente de la Real Academia Española, cuando manifiesta públicamente su adhesión a los movimientos pro-amnistía de presos políticos. La lucha entre el Régimen y el mundo de la inteligencia, del diálogo, de la convivencia con todas las ideas y todos los países, por ejemplo el mundo de los movimientos europeístas, se extiende y se acentúa.

Ilustración

No es un azar, asimismo, la escasa atención prestada por el Gobierno de Franco al problema escolar, a la construcción de escuelas y a la dignificación de la existencia de los maestros. En un período de normalidad de 13 años -entre 1943 y 1956- el número de escuelas -o más exactamente de clases-, que ya arrastraba un déficit considerable (sin cesar creciente por el aumento de población) sólo se elevó de 51.676 a 60.714, registrando, pues, un aumento de 9.038 clases. En contraste, no debe olvidarse que la República construyó, sólo en el quinquenio 1931-1936, más de 20.000. En 1956, el Ministro de Educación Nacional declaró que cada año debían incorporarse a las escuelas, en media, unos 45 mil niños: ello implicaba que en un período de 17 años como el transcurrido entre 1939 y 1956 debían haberse construido como mínimo 22.000 clases. Puede así medirse el retraso, que aún se ha incrementado en la actualidad, a pesar de los planes -insuficientes y además incumplidos- abiertos con el proyecto de 29 de diciembre de 1955 de construcción de 30.000 escuelas con 1.500 millones de pesetas en 5 años. ¿Dónde están? Sólo sabemos de la huida en masa de los maestros -por imposibilidad material de vivir con el sueldo indigno que reciben-, de la progresiva sustitución por maestras, y ésta sólo parcial. Consideremos, para comprobarlo, una región concreta -Asturias-: en el curso 1946-1947 había, en total, 3.152 maestros, de ellos, 1.461 mujeres y 1.691 varones; a los nueve años, en 1955-56, el total había descendido a 2.910, reduciéndose, pues, en 242 (el 8%), pero el descenso de maestros varones fue aún muy superior, pues quedaron reducidos a 1.049 (642 menos), es decir, al 62% de los que eran 9 años antes. A su vez, las escuelas eran 102 menos, mientras que la población en edad escolar había aumentado2.

No hay que olvidar, por otra parte, que con nuestra media de 44 alumnos por maestro, tenemos unas condiciones de enseñanza mucho peores que ningún país de Europa: Francia y Bélgica tienen, en efecto, 24 alumnos por maestro; Italia, 26; Suiza, 25; Suecia, 23; Inglaterra, 30; Noruega y Finlandia, 28, etc3. Y, finalmente, el porcentaje de la población total, tanto en las escuelas primarias, como en el conjunto de escuelas primarias, secundarias y técnicas, ha venido descendiendo, como es fácil comprobar, a pesar de ser el más bajo de Europa, junto con Portugal, vecino inseparable de tantas bochornosas simas.

A su vez, en la Novena Conferencia Internacional de Estudiantes, celebrada en Klosters (Suiza), y a la que asistió, en calidad de observador, nuestra clandestina «Unión Democrática de Estudiantes» (que fundamos en los azarosos momentos de 1956, adoptando luego diversas formas), por considerarse nulo el carácter representativo del Sindicato Español Universitario, mero instrumento estatal, se registraron hechos escandalosos de nuestra vida universitaria, subyugada por un Régimen enemigo, como el de Fernando VII, de la «funesta manía de pensar»: por ejemplo, en el curso 1958/59, para un total de alumnos matriculados en las Universidades que se elevaba a 94.082, sólo se concedieron 905 becas, equivalentes al 1,3%, cantidad verdaderamente irrisoria en un país pobre como España donde la enseñanza es relativamente cara. Pero es que, además, las matrículas universitarias llegaron a triplicar su coste en 1959, pasando, por ejemplo, en Ciencias, de 901,35 ptas. a 3.000 ptas. y en Medicina de 788 ptas. a 2.105 ptas4. Todo ello sin la protesta del Sindicato Español Universitario, que aun tiene pretensiones de «representatividad».

«El estudiante español no tiene ningún medio de expresión suficiente» dicen en un manifiesto hasta los estudiantes tradicionalistas a la AET, como no sea la prensa clandestina que los demócratas fundamos un día -por ejemplo, Unión-. El pensamiento y la expresión están, en el ámbito cultural y universitario -como en todos los demás- plenamente monopolizados, doblemente monopolizados por una Inquisición que tiene -como el Dios Jano- dos caras: estatal y eclesiástica . En efecto, además del Ministerio y del pseudo-Sindicato de policías-estudiantes, las creaciones más turbias y equívocas de la Iglesia española, en este momento de corrupción del país en que se han «extirpado hasta las raíces mismas de la opinión pública», según claman los sacerdotes vascos5, intentan y logran, como el «Opus Dei», asfixiar la Universidad. Y ahora que el «Estudio General» de Navarra, situado en Pamplona y regido por esa secta absolutista, ha logrado el reconocimiento del Vaticano, en tanto que «Universidad Pontificia» -y, utilizando el Concordato, puede exigir una situación de privilegio, que bajo este Régimen jamás logrará un Centro superior privado de carácter liberal-, el monopolio de la Cultura comienza a cristalizar definitivamente.

Yo me di cuenta un día -hace ocho años- de la gravedad de esta situación y del triste futuro que, con ella, le esperaba al país. Era el verano de 1952 y yo me encontraba entre varios compañeros, Profesores y colaboradores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la Universidad de Verano de Santander, en el Palacio de la Magdalena. Yo era entonces director de una revista de Filosofía e Historia de la Ciencia -por mí fundada- que llamé Theoria y tuvo muy buena acogida en los medios universitarios, aunque el Gobierno la suprimió en 1956, por su clara orientación liberal. En el número 2 de la revista, que coincidió con el año de celebración de Jean le Rond d'Alembert y la obra de los enciclopedistas franceses, yo incluí una abierta defensa del espíritu enciclopedista. Pues bien, al ver mi revista en el quiosco de la Universidad de Verano y leer el aludido artículo, uno de los grandes inquisidores del mundo cultural español, actual Presidente de la junta de Energía Nuclear y alta personalidad de la Acción Católica -a quien, en gran parte, debió Duperier su postergación y desgracia, como otro día contaré- me increpó con violencia en estos términos: «Amigo: por bastante menos de lo que Vd. ha escrito se quemaba en España en el Siglo de Oro y se fusilaba en Pamplona en 1936. Cuidado, pues, con no defender esas posiciones». Dejo al lector el oportuno comentario de estas palabras fruto de un fanatismo y de un a soberbia que son el alma de la Cultura oficial. Reservo otras anécdotas para más adelante.

¿Qué diremos de nuestro deporte deshumanizado, deshispanizado, sin espontaneidad, comercializado, que nos otorga el lugar 43 -último lugar de un país de nuestra escala demográfica- en las últimas Olimpiadas, sin una sola medalla de oro ni de plata, mientras que Di Stefano cobra una prima anual de 1.800.000 ptas. además de su sueldo de 20.000 ptas. al mes y otras primas y «subsidios»? ¿Qué diremos de nuestra opinión pública inexistente, con una falta tal de expresión que hasta los Obispos -como recientemente Pedro Cantero, Obispo de Huelva- se escandalizan y piden mayor libertad? ¿Qué diremos de nuestros sindicatos falseados, de nuestras Cortes prefabricadas, de nuestro futuro prefigurado -con o sin Rey-, de nuestras relaciones internacionales envilecidas por la amistad con todos los tiranos -como Trujillo-, por la entrega de nuestro territorio, por la falta de realidad de los aspavientos franquistas de europeísmo, de occidentalismo, mientras se escarnece el alma de Europa, y se aplasta como asesinos a quienes defienden los principios occidentales de libertad? De ello seguiremos hablando en detalle en su día. Pero los hombres honestos del mundo van formulando ya su opinión. Lo que ahora importa es la acción coordinada para cambiar esta España.

MIGUEL SÁNCHEZ-MAZAS




ArribaAbajo El ateneo de Madrid en 1960

Salvador Rodrigo6


A los literatos republicanos exilados que fueron en otro tiempo miembros del Ateneo, les produciría pena contemplar su Ateneo Científico, Literario y Artístico hoy. El salón literario más importante de España en el pasado es hoy un vehículo sumiso de la «cultura dirigida» del Estado, misión facilitada por la extensión material del edificio. A pesar de la extensión que se le ha dado por la adquisición de una propiedad contigua, la estructura original no ha cambiado exteriormente; sigue, como siempre, emparedado en una fila de edificios en la calle del Prado 21, donde estuvo siempre, a dos bloques de distancia del Parlamento español. A pesar de esa modificación el nombre y el número de la calle continúan siendo los mismos y así sigue desde que el Ateneo fue construido allí en 1883 e inaugurado en enero de 1884. A la calle del Prado fue trasladado desde unos antiguos cuarteles de la calle de la Montera, pero originalmente aún se fundó en otro sitio en 1835 teniendo como primer presidente al Duque de Rivas.

Los pasos de generaciones de ateneístas han gastado los peldaños de la escalera de mármol que todavía conduce desde la entrada hasta los varios salones, auditorios y biblioteca. El Ateneo hoy es sólo una cáscara que cubre una vida interior seca, seca no a causa de sus años; está vacío, no hemos visto más que a unos porteros y mozos mal vestidos, y a algún que otro investigador, la mayoría no miembros -según nuestras informaciones- que realizan sus estudios en los pupitres de la biblioteca. La dirección de esta biblioteca, confiada en otros tiempos a escritores como Enrique Díez-Canedo, Ramón Pérez de Ayala, etc., ahora está desempeñada por un sacerdote. Hemos visto muebles baratos, contemporáneos de mal gusto, ocupando irreverentemente el salón de conversaciones, situado fuera del pasillo principal donde cuelgan retratos de ilustres ateneístas de otros tiempos. De manera significativa, ostensible, se nota la ausencia en esta colección de retratos de escritores, estadistas significados o personalidades que en el pasado desempeñaron el cargo de presidente de la entidad, cuya personalidad pudiera despertar ideas peligrosas entre los miembros que no están al corriente de la historia del Ateneo.

¿Quiénes son y dónde están los miembros actuales del Ateneo? Más de 20.000 hombres y mujeres han pertenecido al Ateneo desde que fue fundado en 1835 con 329 afiliados. En la actualidad, prácticamente todo el mundo puede afiliarse, siempre que sus ideas políticas no sean sospechosas de liberalismo, o si son sospechosas se les puede admitir si están consideradas como inocuas. En los finales del siglo XIX el Ateneo de Madrid fue una de las primeras sociedades que admitieron a las mujeres como miembros. Emilia Pardo Bazán y Blanca de los Ríos fueron admitidas; más tarde otras mujeres intelectuales, asociadas o no, participaron en las tertulias y discusiones del Ateneo.

Ahora la principal actividad del Ateneo parece que está concentrada en el bar instalado en el sótano recientemente. El bar tiene pocos clientes durante el día, pero al anochecer se oye el tonto cacareo de muchachas de aspecto ordinario que coquetean con jóvenes tan ligeros de cascos como ellas, los que acaban su tarde leyendo Arriba, justamente en el salón; otros bajan a tomar una Coca Cola, a buscar un limpiabotas o quizá a cortarse el pelo en la barbería que está contigua al bar. Duele esta sórdida historia del cambio operado en esta casa que en otro tiempo dio luz a tantos movimientos liberales, entre ellos la República de 1931. Si los hombres eminentes de aquellos tiempos pudieran ver aquel espectáculo es posible que se alegraran de no figurar entre los retratos colgados de aquellos muros.

Quedan algunas sombras del pasado que aún figuran en el equipo actual o van de vez en cuando al Ateneo para aliviar su nostalgia. Por una verdadera casualidad he podido hablar con una de esas sombras que consiguió alejar al vigilante mientras que los dos, en silencio reverente, contemplábamos desde la alta galería el exquisito salón del siglo XIX. No hay duda de que nada ha sido tocado en aquella aula de 532 asientos, salvo el irreverente retrato de Franco en el centro del salón.

Mi nuevo amigo y yo hemos podido hablar allí del pasado, de las ideas contrastadas allí en otros tiempos, de los escritores y artistas que han intervenido en aquellas sesiones de los años 1920 y 1930 y de aquellos oyentes que intervenían en los debates, así como el público que llenaba las galerías. Mientras evocábamos el pasado mi interlocutor, en otro tiempo escritor respetado, lloraba. Me duele no poder mencionar su nombre.

En cambio me puedo permitir contar una anécdota, versión moderna de la frase «Vuelva usted mañana». Desgraciadamente no llevaba aquel día ninguna lámpara de magnesio, pensé que sería muy difícil tomar fotografías en el Ateneo. Todo el mundo se da cuenta de que el Ateneo no tiene la menor importancia intelectual en estos días y como tampoco tiene color local, como las catedrales o las plazas de toros que interesan al turista medio, cuya felicidad es tomar fotografías de todo, en los únicos que puede despertar interés el Ateneo es en aquellos que se dan cuenta de la importancia de la institución en la vida cultural y política de España hasta antes de 1936.

Muchos años han pasado desde la guerra civil, sin embargo el régimen imperante está más inseguro que nunca, las ramas actuales de la cultura nacional son en extremo sensibles a cualquier evocación de los días de la «democracia inorgánica», como llaman despreciativamente a la era republicana. Antes de salir del Ateneo aquel día pregunté a uno de los vigilantes si me permitiría otro día tomar unas fotografías; él no estaba seguro, pero me propuso que preguntara al secretario del Ateneo, que solía ir cada día a eso de las seis de la tarde. Aunque tenía mis sospechas de que tal permiso no se me concedería y más habiéndome visto hablar con un viejo republicano, quise correr la suerte a ver que pasaba.

Dos días después volví a las seis y media de la tarde con mi aparato y máquina de magnesio encerrada en la funda donde se guarda siempre. Una vez que los vigilantes se aseguraron bien de que mi funda no contenía ninguna bomba, les recordé mi petición anterior y me acompañaron a la oficina de la secretaria del Secretario. Me encontré con una persona descarada y de una indudable experiencia en despidos de intrusos, claramente actuaba bajo instrucciones, me recibía con una mirada que estoy seguro reflejaba la mía; ambos entendimos perfectamente nuestros respectivos papeles. Me identifiqué como persona interesada en la cultura española y formulé mi petición. «Se tiene que tener la autorización del Secretario para tomar fotografías, pero no está», me repetía. Esta afirmación la hacía ignorando que el portero me había informado de la llegada del Secretario. Le indiqué que volvería dentro de quince minutos: «Y más», me dijo. Media hora más tarde me presenté otra vez y la señorita me afirmó que el Secretario no había llegado; entonces le manifesté que volvería al día siguiente para concertar una cita y tomando una decisión, evidentemente con idea de terminar la farsa, dijo: «No, quizá el Secretario ha llegado». Abrió una puerta, al parecer la del despacho del Secretario, y volvió unos minutos más tarde con este recado: «El Secretario acaba de irse y no volverá hasta después de una semana; Vd. puede volver pasada una semana, pero él está muy ocupado y no puede hacer citas». Jugué mi última carta y le dije: «Entonces puedo ver al Presidente». «No, murmuró, sólo el Secretario puede tratar de esos asuntos». El juego desigual se terminó, pero antes de irme tuve el gusto de decirle, tratando de ser ecuánime: «En la mayoría de los otros países ningún escritor, profesor o simplemente literato sería tratado de esta manera al visitar una sociedad distinguida y erudita (subrayé esa palabra casi sarcásticamente)».

Entonces ocurrió algo inesperado. Mi interlocutora, sin decir una palabra, bajó los ojos, su descaro había desaparecido; no era un gesto de desdén, era que había sido herida donde el español es más vulnerable: en el innato sentido español de orgullo y hospitalidad, que es el anverso de la moneda española, cuyo reverso representa fanatismo y violencia.

Abandoné el Ateneo, al día siguiente me echaron del Parlamento. Pero eso es otra historia.

SALVADOR RODRIGO




ArribaAbajoEl político y los pueblos menores de edad

Manuel M. Garavilla, sj.


ÁBSIDE, revista de los estudiantes jesuitas de la Facultad de Teología de Oña (Burgos), ha publicado en su No. 25 un artículo firmado por Manuel M. Garavilla sj., el que reproducimos a continuación.

Ilustración

Es muy posible que un pueblo joven, o un pueblo venido a menos, no haya dado aún con su actual temperatura política, ni con una digna estructura social. El político debe hacer filosofía sobre este pueblo, auscultando su historia, su geografía, su raza o razas y su cauce psicológico, hasta forjar el modelo ideal a que debe llegar un día. Este país, por otra parte, se encontrará dentro de la comunión internacional, con un fluir de vasos comunicantes. Sus estructuras, aunque lo intente, no podrán ser blancas si las del mundo son negras.

El político es, debe ser, un hombre que ha pensado mucho sobre las ideas-fuerza que dirigen la evolución mundial: la integración y el paso silencioso de «pueblo» a humanidad, el progreso y la democracia profunda; por otro lado las sombras geométricas del fichero y del hombre-standard. Y allá en el oriente la estrella roja del comunismo poniendo su condición para el futuro, y la mística de la colectividad.

En todas estas etapas de su pensamiento este político se debe dar cuenta de que es una conciencia; un hombre donde se ha remansado y adquirido hondura y significación las aguas y tendencias obscuras de la sociedad. De ahí que deba perder lo intransferible de su persona y convertirse en pura representación del pueblo; de ahí la comunicabilidad imprescindible entre los de arriba y los de abajo, el derecho de información política, las cámaras verdaderamente representativas.

Pero ese ideal que se ha forjado el político para su pueblo, sólo puede llegar por etapas; debe estudiar la circunstancia actual de su país y enfocarle -no imponerle- hacia la meta normativa final.

a) El político ha de imponer a su pueblo lo que necesita ahora, en esta primera etapa.

b) Por otra parte, le ha de imponer lo que puede tolerar ahora.

He aquí un punto angustioso; porque a veces sucede que un pueblo no tolera lo que necesita.

Al final de algunos períodos dictatoriales el pueblo desea más libertad, desea legítimamente más libertad.

Pero hay peligro de que en ese régimen dictatorial no se haya educado al pueblo para la libertad y respeto mutuo, para ese equilibrio de las naciones hechas, mayores de edad, que arreglan sus crisis sin convulsiones; (las naciones jóvenes las arreglan con puñetazos militares, no entienden la profundidad del derecho).

Ilustración

He aquí un pueblo que desea la libertad legítima, y no está preparado para ella. Necesita un corto interregno tutelar, donde reciba un «cursillo intensivo» de educación cívica; pero después del anterior período de tanta tutela no es claro que lo vaya a tolerar.

La historia nos dice que en estas situaciones en que el régimen político se ha ido hacia un extremo, la reacción suele ir al otro convulsivamente, dando lugar a unos años turbulentos, en que el péndulo danza siempre desde el exceso hasta el defecto político.

La función del gran político, en ese momento, será vencer la historia y hacer posible el cursillo intensivo. Creo que debe poner sus cartas boca arriba, con una propaganda intensa, prometiendo establecer a corto plazo todas esas libertades exigidas y exigibles y establecer un auto control eficaz muy visible que garantice ante el pueblo la veracidad de sus promesas. Y en este interregno convendría que prosiga un régimen de rienda corta, en que el prestigio del político -individuo o grupo- sea el centro espiritual de cohesión y estabilidad momentánea que impida los movimientos convulsivos.

Ilustración

Posiblemente las medidas durante el interregno deberían caracterizarse por ser represivas, no preventivas. Naturalmente, habría que promulgar las libertades que pide la ética cristiana, actuando rápidamente de menos a más, hasta que llegasen a sus conocidos niveles y límites éticos, en unas libertades más amplias, en otros menos. La libertad de prensa (con represiones más fuertes al principio a todo lo que fuese calumnia y mentería), la libertad de enseñanza, de sindicación, de zonas naturales, de huelgas, de partidos políticos. Al final del interregno se llevaría a ejecución la libertad de voto, debidamente consciente y tal vez estructurado, para elegir el nuevo régimen y las cámaras verdaderamente representativas.

Si el político, por el camino señalado o por otro, lograba llegar a este estado sin estridencias y con sensación de estabilidad, habría salvado a su pueblo de una coyuntura difícil, y lo habría adornado con un comienzo de madurez social.

Pero generalmente un pueblo sociológicamente subdesarrollado, como el modelo que comentamos, además del problema y minoridad política, tendrá sin duda un profundo problema social. El político, si no quiere sufrir en su camino colosales zancadillas, deberá traspasar la corteza política y hundirse en la médula social. Posiblemente se encontrará con una feroz mentalidad clasista, de compartimentos estancos, muy difícil de superar sin un «lavado de cerebro».

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Por otra parte, y debido a esta trasfusión ideológica del siglo XX, es muy probable que las clases bajas de ese pueblo hayan adquirido ya, gracias a Dios, conciencia de sus propios derechos y confianza en su propia fuerza; serán clases oprimidas que no están dispuestas a seguirlo siendo. El señuelo del comunismo y del socialismo cegará luminosamente sus ojos, haciéndoles creer en la posibilidad de una redención fulminante a corto plazo.

Luego el político, así como deberá resolver en un «cursillo» el problema político, debe resolver también el problema social a corto plazo.

No le conviene prescindir de las clases oprimidas si no quiere desperdiciar el elemento dinámico de la sociedad, esas clases a presión con anhelos de algo; no tiene sentido que un nuevo político se apoye sólo en las élites que ya llevan años arriba, remansadas en el reposo inerte del triunfo. No le conviene prescindir de las clases oprimidas, que en un país socialmente subdesarrollado serán poseedoras de la gran mayoría de los votos. No debe prescindir de las clases oprimidas por pura ética social.

Hasta ahora el pensamiento ético de las masas se había fundado en el YO, en el EGOÍSMO. Vino la ética comunista y adoró el NOSOTROS; fue una explosión formidable de la corriente oculta, represada, de la humanidad hacia el altruismo; como antes el protestantismo había querido traducir el anhelo de interioridad, hoy el comunismo ha querido apuntar hacia los prójimos.

Hemos de recoger con respeto estas ansias comunistas y situarlas en su verdadero pilar; se equivocó en cuanto adoró el nosotros colectivo, sin respeto al hombre individual, la pieza más entrañable del universo; se equivocó en cuanto hubo de escoger por método la FUERZA bruta.

Le ética del futuro será la ética del OTRO, en el pilar del AMOR. Una ética que no ponga en el centro la libertad individual y sus derechos, sino que tenga en cuenta que el hombre es administrador de sus bienes; más, que el hombre es administrador de sus cualidades; más, que es administrador de su libertad. Un hombre que Dios ha hecho esencialmente sociable y por tanto altruista y a quien debemos educar en el amor.

Ilustración

Tenga en cuenta el político que, aunque en su nación se prevea la prohibición del partido comunista, se encontrará con partidos socialistas o socializantes, a cuyo seno se abrazarán, desde el primer momento, todas las clases oprimidas. Al político le quedan dos soluciones: que su programa sea precisamente el socializante, y entonces lo tendrá que casar con las anteriores libertades y demás derechos del individuo, o que no lo sea. En este caso su programa social ha de ser tan a corto plazo, y tan en el cogollo de su ideología, que las clases oprimidas no le enfrenten el programa socialista en el problema de sus reivindicaciones.

Ilustración

Es muy posible que ese político no quiera prescindir de las estructuras capitalistas, con las que está funcionando la máquina económica occidental. Hay quienes dudan de que esa máquina capitalista esté capacitada para resolver a corto plazo el formidable problema social de la nación que hemos puesto por modelo. Prescindiendo de lo cual en este artículo nos preguntamos si estas escarmentadas clases oprimidas querrán creer en esa capacidad. Surgiría otra vez el problema angustioso: El político, por una parte, creería necesaria esa estructura más o menos capitalista y por otra parte sospechará que no la iban a tolerar las clases oprimidas. Pero aquí no nos atrevemos a mantener tan limpiamente como antes la dicotomía de necesidad y no tolerabilidad. ¿Hasta qué punto las estructuras capitalistas son necesarias? Pero esto exige comentario aparte.

MANUEL M. GARAVILLA S.J.




ArribaAbajo El Dr. Rodríguez-Moñino en España y en los Estados Unidos

En nuestro número del 15 de julio dábamos cuenta de algunos incidentes ocurridos en la Academia de la Lengua Española con motivo de haberse presentado la candidatura del Dr. Antonio Rodríguez-Moñino para cubrir la vacante producida por el fallecimiento del Dr. Marañón. Hoy debemos añadir otros detalles sobre el incidente y sobre la personalidad del Dr. Rodríguez-Moñino para que pueda estimarse en todo su valor la distinción de que ha sido objeto por parte de una de las más prestigiosas instituciones culturales norteamericanas.

Las elecciones para el sillón vacante de la Academia se anunciaron para el día 2 de junio de este año. Entre dos candidatos debían decidirse los académicos, uno el Dr. Antonio Rodríguez-Moñino y otro D. Manuel Halcón. La candidatura del primero estaba patrocinada por Dámaso Alonso, José María Cossío y Camilo José Cela que contaban con el apoyo de D. Ramón Menéndez Pidal y con casi la unanimidad de toda la Academia. El segundo candidato, D. Manuel Halcón, lo patrocinaban el obispo Eijo Garay, el general Martínez-Campos y el marqués de Luca de Tena.

¿Quienes eran estos dos candidatos? El Dr. Rodríguez-Moñino era catedrático, investigador a quien se debe el descubrimiento de manuscritos de alto valor, bibliógrafo, escritor, fino intelectual; no militó nunca en ningún partido político ni actuó en política. Nombrado por el gobierno de la República Vocal del Comité del Tesoro Artístico Nacional para salvar de los destrozos de la guerra el tesoro artístico español, al Dr. Rodríguez-Moñino se debe que se salvaran los manuscritos de la Biblioteca de Alcalá de Henares, que fue incendiada por los legionarios moros al servicio del general Franco; a él se debe que hoy pueda admirarse en el Museo del Prado la valiosísima colección de monedas españolas; que la Fuente de la Cibeles se haya conservado y que exista el Museo Lázaro Galdeano.

El gobierno franquista, al finalizar la guerra civil, le destituyó de su cátedra, le encarceló y fue sometido a un Consejo de Guerra por acusársele de haber «robado el Tesoro Artístico Nacional» -a cuyo Comité pertenecía, como hemos señalado- y de «haber robado la famosa colección de arte del Sr. Lázaro Galdeano». El Sr. Lázaro Galdeano estaba en la Argentina durante la guerra civil, terminada ésta volvió a Madrid y comprobó que de su valiosa colección no faltaba la más pequeña pieza. Quiso el Sr. Galdeano proteger al Dr. Rodríguez-Moñino de las injustas calumnias y acusaciones y le nombró director de sus colecciones y fue el hombre de su confianza. A su muerte le designó en testamento su albacea testamentario.

El Sr. Halcón, el otro candidato al sillón vacante, es un aristócrata sevillano franquista, que fue corresponsal de guerra en el frente de Extremadura y ha desempeñado por algún tiempo la subdirección de ABC; es escritor, pero sin el menor valor literario, como puede comprobarse leyendo la obra señalada por sus amigos como «obra cumbre» Los Dueñas; en la actualidad es el director de la revista Semana, de Madrid. Este candidato era el patrocinado por el obispo, el general y el marqués.

Pues bien, tres días antes del fijado para la elección, el Caudillo interviene y por medio de su ministro de Educación VETA al Dr. Rodríguez-Moñino y se ordena a los patrocinadores de esta candidatura que la retiren. La medida que se quería imponer era buena, retirado un candidato la situación quedaba simplificada: un candidato para una elección. Pero aunque la candidatura se retiró, diez miembros de la Academia se negaron a votar a ese candidato y votaron en blanco, lo que significa que esos diez votos fueron votos contra el mandato del ministro de Educación de Franco.

Ilustración

Al retirarse la candidatura del Dr. Rodríguez-Moñino se leyó este comunicado en medio de un silencio impresionante: «Profundamente apenados por las sugerencias que el Sr. Ministro de Educación Nacional ha hecho a algunos señores académicos sobre la provisión de la vacante producida por la muerte del Dr. Marañón, los académicos que tienen a honra haber presentado la candidatura del Sr. Rodríguez-Moñino, después de haberle expuesto las razones existentes, deciden retirarle. Quieren hacer constar su absoluto convencimiento de la honorabilidad de D. Antonio Rodríguez-Moñino. Firmado: Dámaso Alonso; José María Cossío, Camilo José Cela».

Como queda probado el gobierno franquista sigue persiguiendo al Dr. Rodríguez-Moñino, pero la justicia que se le niega le ha sido hecha aquí, en New York: El Consejo de la Sociedad Hispánica Americana (Hispanic Society of America), entidad de máximo prestigio, fundada por Archer Huntington, el ilustre hispanista americano, ha acordado en su última sesión nombrar al Dr. D. Antonio Rodríguez-Moñino Vicepresidente vitalicio de dicha institución.

Aunque figuran en dicho Comité tres españoles con el mismo cargo, entre ellos el Profesor D. Homero Serís, Director Emeritus del Centro de Estudios Hispánicos de Syracuse, New York, no por ello deja de ser significativo el nombramiento del Sr. Rodríguez-Moñino; es un honor para él y para la institución que acoge en su seno a un candidato a la Academia de la Lengua-Española a quien las autoridades franquistas han vetado la entrada.




ArribaAbajoLos intelectuales contra la censura

La presente carta, escrita desde distintas dedicaciones intelectuales -novela, poesía, teatro, ciencias, filosofía, ensayo, cinematografía, publicismo, etc.- y también desde distintas convicciones ideológicas, está motivada, sobre todo, por la zozobra, próxima a la exasperación, a que se ve sometida nuestra labor por un sistema de intolerancia, confusión e indeterminación. Nos referimos, de modo especial, al problema que nos plantea la existencia de la censura, problema muy agudo puesto que entorpece el desarrollo de nuestro trabajo. Esto nos decide a romper el paciente y prolongado silencio que, a dicho respecto, hemos venido observando en espera de que semejante situación fuera al fin remediada por quienes se hallan en condiciones de hacerlo.

Independientemente del problema, que cabría plantear, de ser lícita o no la existencia de una censura previa, planteamos ahora la grave inquietud que nos produce, concretamente, el hecho de que nunca sepamos a qué atenernos en cuando a lo que es posible expresar o no; por lo que parece cuando menos evidente la necesidad de una regulación explícita, única para las distintas formas de publicación de una obra; pues, en la situación actual, se da frecuentemente el caso de que un texto sea autorizado para un género de publicación en revistas, por ejemplo -y prohibido para otros- publicación en libro, representación teatral, proyección cinematográfica, etc. -hecho que consideramos injustificable, como lo es el otro, tan frecuente, de que lo autorizado hoy sea mañana prohibido, o viceversa. Y todos estos hechos se agrandan cuando se trata del caso particular de la cultura en lengua catalana.

Esta situación trae como consecuencia, entre otros efectos, que la cultura española ofrezca en el plano internacional un espectáculo de precariedad, propio de culturas poco evolucionadas (cosa en contradicción con nuestra rica tradición cultural), lo que pone al escritor y al hombre de ciencia español en el trance, parecido al exilio, de trabajar con destino a editoriales, compañías y centros de estudios extranjeros -fuga cultural que el país, en nuestra opinión, no está en condiciones de padecer o asumir-. De modo que todo ello configura un estado ingrato y esto en un momento en que parece deseable la superación de todo estancamiento o incomunicación. Por si fuera poco, podría también agregarse el deplorable efecto que origina en la formación e información del lector y el estudioso español la mutilación que padecen frecuentemente los textos, piezas dramáticas y películas extranjeros que se imprimen, representan o proyectan en España.

Examinado el problema en su forma actual, tal como se nos presenta en unas circunstancias en las que, con seguridad, sería ilusoria la petición que expresase nuestro mayor anhelo: que la censura previa fuese desterrada, los abajo firmantes consideran:

1.º La urgente necesidad de una regulación de la materia con las debidas garantías jurídicas, estableciendo claramente el derecho de recurso.

2.º La necesidad, en cualquier caso, de que los funcionarios encargados de aplicar dicha regulación posean una personalidad pública, ya que el anonimato desde el que vienen ejerciendo sus funciones los censores es motivo de las mayores arbitrariedades.

Esperamos que el presente escrito sea atendido por V.E. con el mayor espíritu, dado nuestro deseo de que la cultura española reivindique el puesto que naturalmente le corresponde.

El doble destino de nuestra carta, dirigida simultáneamente a V.E. y al Excmo. Sr. Ministro de Educación Nacional, se justifica por el hecho de la ambigüedad en que se desenvuelve nuestra actividad social, regulada por los Ministerios de Educación Nacional e Información y Turismo.

Con este motivo saludan a V.E. muy atentamente y en espera de sus, sin duda, favorables determinaciones. Esta carta lleva 242 firmas de los más destacados novelistas, filósofos, científicos, poetas, cineastas, directores de revistas y editores entre los que señalamos, ante la imposibilidad de insertarlos todos, los siguientes nombres: José María Pemán; Leopoldo Palacios; Vicente Aleixandre; Pedro Laín Entralgo; Carmen Conde; Joan Sales; José Luis Aranguren; Julián Marías; Antonio Bardem; Consuelo Berges; Julio Caro Baroja; Elena Soriano; Cayetano Luca de Tena; Alfonso Sastre; Leopoldo de Luis, Condesa de Campo Alange; Enrique Tierno Galván; Favián Estapé; Concha Castroviejo; José Luis Cano...




ArribaAbajoSin permiso de la censura

Información de nuestro corresponsal en España


Inseguridad política

Tras los discursos jactanciosos y las oriflamas de los desfiles, bajo la hojarasca de la prosa oficial que a nadie interesa, tras las declaraciones de diplomáticos que mienten una independencia inexistente, se oculta algo esencial: que el régimen de dictadura caudillesca se encuentra hoy menos seguro que nunca, con más fallas en su estructura interna y externa, con un encogimiento de sus bases de existencia que hace pensar en «la piel de zapa» de Honorato Balzac.

Si quisiéramos resumir en una sola palabra la vida política española del mes que expira, emplearíamos esta, a trueque de que muchos observadores superficiales nos tomasen por exagerados: inseguridad.

Empiécese por donde se quiera; la diplomacia, por ejemplo. Las zozobras han comenzado con las elecciones norteamericanas y, aunque en El Pardo se ha obrado con cautela para «no enseñar la antena», el resultado no ha sido precisamente el deseado. Varias personalidades del régimen, seguramente para consolarse, han hecho hincapié en el escaso margen de mayoría obtenido por el senador Kennedy, y una de ellas inspiró un editorial de ABC así encabezado: «Kennedy no cuenta con la mayoría absoluta». Ahora bien; aquí no se hace nada por altruismo ni por «idealismo»; lo que cuenta es que los «amigos» de la administración republicana tengan aún influencia para entenderse con ellos, que Estados Unidos sigan teniendo necesidad de las bases, que el embajador siga siendo el mismo... Pero la desazón subsiste; y los pesimistas tienen pesadillas con nuevas estrategias que se atribuyen al gran país norteamericano que harían mucho menos interesante el punto de apoyo peninsular para 1963, fecha de renovación de los tratados.

La importante manifestación de estudiantes barceloneses en acto de simpatía para el Sr. Kennedy y «con la esperanza de la libertad», los mensajes de felicitación al presidente electo en el mismo sentido, son interpretados como se merecen en las altas esferas y, por consiguiente, sigue habiendo zozobra. ¡Lástima que la mayoría de los actuales funcionarios norteamericanos en España (como ha sido el caso concreto del Director de la Casa de América de Barcelona) no hayan calado en la verdadera entraña del país y demuestren poca simpatía por tales manifestaciones!

La enredadera internacional

Pero si seguimos hablando de política exterior, habrá que decir igualmente que los diplomáticos se han metido en una enredadera con el país vecino, ya que mientras por un lado le manifiestan oficialmente toda simpatía, por otro lado, la actitud conspirativa del general Salan, que parece querer radicarse en San Sebastián, la del cafetero Ortiz instalado en Palma con varios de sus secuaces, etc., no sólo a ciencia y paciencia del Gobierno, sino con ciertos apoyos e incluso con una campaña de prensa llevada especialmente por ABC, están poniendo en un brete a los subordinados del Sr. Castiella que reciben las quejas naturales del caso, y sólo saben responder proponiendo «a cambio» medidas contra los exilados españoles en Francia. Por cierto que el Sr. Castiella está muy triste porque en Bélgica no tienen ninguna gana de que asista a la boda de la encantadora Fabiola, y el partido socialista de dicho país (que no es, por cierto, un grupito de demagogos) ha amenazado con hacer una sonada si persiste en ir a la ceremonia él o cualquiera de sus «camaradas» de la División Azul. Se cree que la cosa se arreglará enviando a Carmencita y a su esposo.

Y no digamos, como se están poniendo las cosas con Marruecos. Lo de Mauritania ha venido a echar leña al fuego, porque los de aquí ya se veían envueltos por el flanco en sus posiciones de Río de Oro. El peligro se ha descartado, pero no la tensión con Marruecos. El rey de este país, lanzó una andanada hace pocas semanas contra «la presencia de tropas españolas en territorio marroquí» invitándoles claramente a hacer el hatillo y largarse pronto. Las cosas se están poniendo de tal manera que no nos extrañará leer cualquier mañana de éstas que «Mohamed V es un agente camuflado del comunismo».

En resumen, y hablando de política internacional, los gobernantes españoles están a punto de repetir aquellas palabras de un personaje de «Fuenteovejuna»: «¡El mundo se acaba, Mengo!" El marqués de Montarco está furioso por los disgustos que le dan a los belgas en el Congo y en la ONU; y en ABC de hace muy pocos días se hacían severas críticas a la política exterior de los Estados Unidos, acusados de sufrir «un complejo democrático» y de no haber sostenido a Batista y a Trujillo.

De puertas adentro

Pero volvamos la vista a lo que pasa dentro de «los muros de la patria mía» como hubiera dicho don Francisco de Quevedo: inseguridad económica, inseguridad política.

Inseguridad económica por la sencilla razón de que la cacareada «reactivación» sigue haciéndose esperar y que industriales y comerciantes están poniéndose de mal humor. Los del textil no se deciden a emprender la renovación de la industria (¿Cómo van a aumentar el paro tecnológico si el gobierno no autoriza los despidos?), los terratenientes vinateros se quejan de que están perdiendo los mercados exteriores, los naranjeros de que el gobierno les crea dificultades por puntillos de amor propio en las negociaciones comerciales con Francia. La construcción sigue inmovilizada, con los consiguientes problemas para la industria del cemento. Hace muy pocos días, un importante grupo de exportadores ha hecho publicar un durísimo artículo en El Economista, donde podemos leer lo siguiente: «Si el Gobierno insiste en jugar su papel, que sea, aparte de la orientación económica, también en la liberación de los movimientos al industrial. El comercio exterior no puede organizarse si sobrevive toda la complicada arquitectura, barroca y además costosa, de la fronda burocrática oficial. Conviene considerar que el comerciante y el industrial, cuando exportan, son mayores de edad y juegan -a ganar o a perder- su propio dinero. No pueden, pues, esperar a que una oficina oficial, sin idea de que el tiempo es dinero, les de la orden de partida o de retirada, porque cuando tiene que darla casi siempre es a destiempo». ¿Qué dirá el Sr. Ullastres? ¿Y cómo explicará que desde hace un mes hayan subido una cantidad de precios industriales al por mayor, él que afirmaba lo contrario hace cinco semanas, en Zaragoza?

En fin, el Sr. Solís y su «brain-trust», quisieran sacar partido de esto, zancadilleando de paso al equipo «opusdeísta-conservador» y preparando el porvenir (el suyo). Por eso han convocado para los días 23 a 29 de enero, un Congreso Sindical, cuya «democrática» composición será la siguiente: 200 representantes patronales, 200 representantes obreros (no dice como serán designados) y 200 «árbitros» designados por el gobierno para servir de nexo de unión entre patronos y obreros (!) Este Congreso elaborará recomendaciones para ser transmitidas al Gobierno; en realidad, se trata de crear por Solís y los falangistas, un nuevo organismo para hacer su poquito de demagogia e intentar -seguramente en vano- recuperar los restos de su perdida clientela, después de haber comprobado, en las recientes elecciones sindicales, el desinterés creciente de los trabajadores por la Organización Sindical de los Solís, Sanz Orrio, Jiménez Torres y compañía.

La huelga de los obreros del Gasómetro de Barcelona (ganada al cuarto día), el malestar en muchas minas de carbón del Norte y también en el campo (que esperan contener momentáneamente con la recolección de la aceituna) son otras tantas razones para que los «sindicalistas» del gobierno intenten algo contra la austeridad de los Ullastres, Navarro Rubio y otros que, hasta ahora, sólo ha sido útil a la Hacienda pública y a algunos grandes bancos.

Inseguridad política

Ahora bien, la inseguridad política es todavía mayor: reflexiónese en esto: en un solo mes, en las condiciones de presión (por no emplear términos panfletarios) ejercidas por el poder dictatorial del Estado, ha habido en España todo esto: manifestaciones de estudiantes en Barcelona, elecciones sindicales de estudiantes poco gratas para el régimen en Madrid, escándalo mayúsculo en el Valle de los Caídos en que, por primera vez desde 1939, Franco ha sido apostrofado en público, manifiestos contra la destitución de Tierno Galván, sensacional manifiesto de 242 intelectuales contra la censura entregado en manos de Rubio y de Arias Salgado, manifestaciones de simpatía a la salida de un juicio en Barcelona donde las muchachas lanzaron profusión de flores a los procesados, escándalos ruidosos en Valencia, Zaragoza y San Sebastián con motivo de las «elecciones municipales»... y se me olvidan cosas.

El grito de «Franco, eres un traidor» lanzado por un joven maestro de 22 años, José Urdiales, bajo la bóveda insolente y solemne del Valle de los Caídos, en el preciso momento en que el Caudillo se postraba de hinojos durante la misa, en presencia de ministros, dignatarios y cuerpo diplomático, ha sido algo de lo más sensacional conocido en España estos últimos tiempos.

El manifiesto de los intelectuales

Menos espectacular, pero de mucho más alcance es el manifiesto de los intelectuales contra la censura (que reproducimos aparte). Con una unanimidad de la que sólo están excluidos los miembros del «Opus Dei» y algunos aventureros de las letras como Emilio Romero o Dámaso Santos, los firmantes hacen una crítica durísima de la arbitrariedad reinante, expresan que su mayor deseo, que consideran imposible en las circunstancias actuales, es la supresión de la censura, falto de lo cual piden que se regule su ejercicio con arreglo a normas conocidas y que se conozcan nominalmente los funcionarios responsables de ella.

Este problema de la libertad es tan esencial que el «Opus Dei», que apoya al gobierno y se beneficia como nadie del régimen, prepara sus peones sobre el tablero de la restauración monárquica, convencido de que sólo a él corresponde -aunque sea cubierto por el manto real borbónico- la sucesión de Franco para «salvar a España del caos». A los escritos de Pérez Embid ha sucedido un ensayo de Calvo Serer en la revista pamplonica del «Opus», Nuestro Tiempo, máxima expresión de su pensamiento, en cuanto que es órgano del Estudio General de Navarra, hoy Universidad con el espaldarazo de la Santa Sede. Calvo Serer denuncia por su nombre a los totalitarismos de signo anticomunista, fascismo y nacional-socialismo, y se muestra defensor de la democracia de Estados Unidos e Inglaterra. Dice sin rebozo que «los males de la democracia no se curan con la dictadura militar», que «el sistema dictatorial, (es) esencialmente pasajero si está unido exclusivamente a la personalidad excepcional que lo protagoniza» (ya está aquí la justificación) y afirma querer para España «una Monarquía tradicional, que será lo más similar posible a la estructura constitucional de la gran República norteamericana». Si lo tomáramos en serio, creeríamos que el Sr. Calvo Serer pretende que cada cuatro años se movilice el cuerpo electoral español para nombrar rey, que habría un Congreso elegido democráticamente con derecho de veto, libertad de prensa, sindical, etc. La verdad es muy otra y el personaje está ya tan conocido como el Instituto Secular que lo ha empinado desde su primitiva mediocridad. El «Opus Dei» prepara su equipo para el porvenir porque sabe, tal vez mejor que nadie, que la vida del actual régimen está mucho más amenazada de lo que algunos creen o pretenden creer.

La farsa de las elecciones y la respuesta de los electores

La farsa que encierra todo lo que pasa en este país, la contradicción flagrante entre la palabrería oficial y la verdad, se ha puesto de manifiesto con las elecciones para nombrar un tercio de concejales. Como se recordará votan los padres de familia y personas emancipadas, en todos los municipios salvo Madrid y Barcelona. Vale también la pena de recordar que los alcaldes no son de elección popular y que todo esto no cambia nada de la estructura del Régimen. Se encarga de confirmarlo la prensa: un editorial de ABC de la semana pasada recordaba que «El cuerpo electoral debe olvidar el matiz político de los hombres que aspiran a los cargos» y otro editorial redactado para la cadena de prensa del Movimiento dice así: «Pedirle al cabeza de familia una definición personal a través de un partido político, como sucedía en los fenecidos usos de antaño, era artificial, y, además, casi siempre, desproporcionado a la dimensión exacta de su interés.» Está bien claro que las elecciones no tienen nada que ver con la política ni con las «ideologías» (sic). Muy bien; pero que el lector americano tome buena nota de ello para cuando luego van por ahí los Srs. Lequerica, Castiella, Navarro Rubio, Aznar, etc., y dicen que España es una democracia a su manera, orgánica o así, y que la prueba está en las elecciones municipales, sindicales, etc., porque no debe olvidarse que las tales elecciones sirven de base aunque indirecta para de signar parte de Procuradores de Cortes (órgano legislativo «conjuntamente» con el Caudillo).

Pero no paran ahí las «garantías democráticas». Para presentar una candidatura es necesario que sea propuesta por cuatro ex-concejales o tres ex-diputados provinciales.

Pues, bien; con todo y con eso, el sector monárquico liberal intentó presentar candidatura frente a la lista oficial en una decena de capitales de provincia. Las presiones ejercidas sobre los candidatos y los encargados de presentar las candidaturas impidieron que se presentasen listas más que en Zaragoza, Valencia y San Sebastián. En Valencia, la candidatura monárquica de oposición estaba formada por los Srs. Tortosa, De Lamo, Belda, García Navarro y Aranda. Para invalidar esta candidatura el Gobernador civil atemorizó a los tres ex-diputados provinciales que la presentaban, diciéndoles que uno de los candidatos había pertenecido a la Masonería. Uno de ellos, el Sr. Bosca, anciano de 84 años flaqueó y retiró su propuesta; la candidatura fue invalidada después de haber sido aceptada, pese a la protesta de los candidatos.

En Zaragoza, la presión se ejerció sobre un ex-concejal, que es comerciante. Se le hizo saber que, de persistir en sus propósitos, tendría disgustos en sus actividades mercantiles. El hombre cedió y la junta del Censo invalidó la candidatura compuesta por los Srs. Cavero, García Oliveros y Madurga. Solamente San Sebastián, por rara excepción y hasta podría decirse privilegio, ha visto autorizada una candidatura de oposición monárquica compuesta por los Srs. Pidal, Echevarren, Muñoa y Santa Cruz. Aunque «las elecciones no son políticas», la prensa del Movimiento donostiarra ha estado toda la semana haciendo campaña en favor de los candidatos oficiales y ha puesto sus columnas a la disposición de estos.

En el momento de escribir estas líneas no se conocen aún los resultados de tan democráticas elecciones. Se sabe que en un pueblo de Badajoz se rompió una urna, pero debe haber sido a causa de una gresca pueblerina. La nota característica que por su volumen no han podido negar en el Ministerio de la Gobernación, es la abstención masiva de electores ante esta farsa. En Zaragoza provincia hubo 49% de abstenciones y, en la capital, más del 60%; en Valencia provincia 33% y en la capital 40%; en Álava, 44%, en la provincia de Lérida, 43% y en Toledo 46%. Los promedios conocidos dan un promedio de 40% de abstenciones. No hay datos -o no quieren darlos- de Bilbao, San Sebastián, Sevilla, Málaga, Granada y otras varias capitales.

Todo esto tiene lugar después que en empresas y administraciones públicas se ha hecho presión para ir a las urnas. ABC había dicho claramente en un editorial: «Todos tenemos la obligación de ejercitar el derecho a votar participando en la selección de los hombres que van a regir los pueblos. Es un derecho y es un deber cuyo incumplimiento sanciona la ley...»

He ahí la respuesta de la opinión a esas amenazas, a la censura, a la farsa del «Nuevo Estado» (¡tan viejo ya a los veintiún años!), a los procesos, a la «estabilización», a las mentiras, a la histeria oficial.

Todos los hechos acaecidos durante este mes confirman la repulsa de los más variados sectores del país al espíritu de odio, de guerra civil y de persecución del que los gobernantes han demostrado son incapaces de desprenderse. Y ahora, cada día más inseguros, se diría que no hace sino acrecentarse en ellos esa tendencia a considerarse en guerra con la mayoría del país..., como cuando se alzaron en armas contra la voluntad nacional.

TELMO LORENZO

Madrid, 29 de Noviembre de 1960






ArribaAbajoEditorial

Dentro de lo posible


La elección de un nuevo Presidente de los Estados Unidos provoca una actitud expectante en los demás países, no es en vano la potencia máxima de Occidente. Este movimiento se produce siempre en esa ocasión, pero las circunstancias que envuelven cada elección pueden hacer que esa expectación tome caracteres de interés apasionado: ese es el caso de las elecciones que acaban de celebrarse.

La lucha ha sido reñida. En esta ocasión las elecciones han sido una batalla entre las fuerzas que propugnaban la continuación de unos principios y una política y las que aspiraban a una renovación de directivas. Han vencido éstas y el Senador John F. Kennedy ha sido elegido para asumir la jefatura de la democracia más fuerte del mundo. Los países que disfrutan de un régimen democrático han aplaudido, los pueblos que están aún bajo el yugo de una dictadura han encendido la lámpara de la esperanza: tal España. Pero, entendámonos bien. Al decir «esperanza» no queremos decir esperanza en que el Presidente Kennedy vaya a resolver la situación de España. No. Ni demagogia ni vanas ilusiones. La situación de España la han de resolver los españoles, los que están allá, en España. Lo que llamamos «la esperanza de los españoles» tiene más cortos alcances; es una razonada actitud de espera. Espera de que cesen ciertas nocivas influencias de los Estados Unidos en aquel país, ciertas ayudas, ciertos aplausos de la diplomacia americana y que, por una vez, se obligue a un país, España, al cumplimiento de obligaciones contraídas en la esfera internacional. Esta es la razón fundamental de esperar, esta es «la esperanza del pueblo español», la que nos llega de los rincones de España, la que deseamos hacer llegar a la conciencia americana, la que tenemos el deber de señalar a todos.

Los españoles esperan:

1 -Un embajador que represente los intereses de la democracia americana e interprete los del pueblo español;

2 -Se condicione la ayuda americana a España en el sentido de que vaya a remediar las verdaderas necesidades del pueblo español.

3 -Se haga un abierto requerimiento al Gobierno del general Franco para que acate y cumpla lo establecido en la Carta de los Derechos Humanos.

Las actividades del último embajador de los Estados Unidos en España, lejos de estrechar las buenas relaciones entre ambos países, no han servido más que para robustecer el régimen dictatorial franquista. La ayuda americana no ha satisfecho ni puede satisfacer a 29 millones de españoles -dejamos un millón para los que están conformes- porque la mayor parte de esta ayuda ha ido a robustecer la dictadura.

Estas aspiraciones de los españoles puede decirse que quedan resumidas en la tercera de las que hemos señalado: el requerimiento al Gobierno del general Franco para que cumpla los preceptos establecidos en la Carta de los Derechos Humanos. Desde el mismo día de la entrada en las Naciones Unidas, España ha violado esos derechos.

En resumen, los españoles esperan razonadamente: que se ponga coto a los errores cometidos por los Estados Unidos en la política seguida con España. No piden que se abandonen las bases, ni que se marchen los americanos, ni que se envíe al general Franco a las islas Madera. No, nada de eso piden los españoles. Lo que piden, lo que esperan, es que los Estados Unidos se muestren al pueblo español como lo que son, como una democracia que desea el imperio de la democracia en todos los países; que están dispuestos a remediar, en la medida de lo posible, la miserable condición de la agricultura y prestar ayuda a la rudimentaria industria española.

Requiérase al Gobierno del general Franco para que cumpla esos principios esenciales contenidos en la Carta de los Derechos Humanos, principios que le obligan desde el momento que entró en el citado organismo y que está pisoteando desde ese mismo día. Ese cumplimiento llevaría consigo que no se pueda encarcelar meses y años a los españoles sin instruirles proceso; que puedan hablar; que tengan derecho a formar sus asociaciones libres; que se acabe con la censura y que no sea delito opinar.

Estas peticiones que formulamos en nombre de los españoles, no sólo entran dentro de lo posible sino que están en el terreno de las medidas indispensables que debiera adoptar la futura administración demócrata si está decidida a rectificar la pérdida de prestigio que han sufrido en España los Estados Unidos como consecuencia de los errores cometidos desde 1953 hasta hoy.




ArribaResumen de noticias

Manifestación pro Kennedy

BARCELONA, 20 Nov., Ibérica: -La elección del senador Kennedy para la Presidencia de los Estados Unidos, acogida con evidente frialdad por parte de la prensa y los círculos oficiales españoles, ha producido en Cataluña un sentimiento popular de simpatía y de esperanza.

Por primera vez después de 20 años, el día 11 de noviembre a las 7,30 de esa noche, se organizó en Barcelona una manifestación que salió de la Plaza de la Universidad e hizo su recorrido hasta la Casa Americana, interrumpiendo la circulación en varias calles céntricas. La manifestación reunía unos centenares de personas, en su mayoría estudiantes y gente joven.

Los manifestantes eran portadores de una pancarta que decía: Kennedy tú eres el líder de la libertad, ¿Verdad? ¡LIBERTAD!

Se lanzaron octavillas en catalán que decían: «Queremos justicia y libertad». Mr. Stephen M. Carney, uno de los cónsules americanos de Barcelona, recibió una representación de los manifestantes, que le hizo patente la adhesión de los catalanes a los principios de libertad expuestos en el programa del senador Kennedy y la esperanza de que estos principios inspiraran realmente la futura política exterior de los Estados Unidos respecto a España. El Cónsul manifestó su agradecimiento y prometió transmitir al Presidente electo el mensaje de los manifestantes.

La abundante policía que se encontraba en los alrededores de la Casa Americana no se atrevió a disolver la manifestación pero pidió la documentación de numerosas personas y practicó algunas detenciones, el nombre e identidad de las cuales se desconoce en el momento de enviar estas notas.


Apoyos al General Salan

MADRID, 22 Nov., Ibérica: -El general Salan, instalado en San Sebastián, hace declaración tras declaración contra la política del general de Gaulle, las que son completamente reproducidas en la prensa. ABC es el periódico que más se distingue en esta propaganda.

Pero la campanada ha sido dada por un artículo de Serrano Súñer publicado a plana entera en ABC del domingo pasado con el título «Claudicación de Europa». Es un ataque violentísimo contra el general de Gaulle y contra los Estados Unidos. He aquí un párrafo:

«En última instancia, el favor internacional, y particularmente americano, de que goza la causa de "Argelia argelina" está fundado sobre la idea de que para que una patria tenga realidad deben darse ciertas condiciones naturales como son la continuidad territorial, la unidad de razas, lenguas, etc. Con ese criterio absurdo habría que negar que las islas Hawai sean un Estado de la Unión Americana, Canarias una provincia española, Azores y Goa trozos del Estado portugués, etc., y lo mismo cabe decir de los Estados plurirraciales (Estados Unidos sin ir más lejos) o plurilingües que hay en el mundo».



Defensa del colonialismo portugués

La segunda parte de su artículo es una defensa del colonialismo portugués y al final este párrafo: «Si un día la codicia de alguien quisiera arrebatárselo (los territorios portugueses de la India) llevando allí la guerra, el deber de cada uno sería batirse contra diez o contra mil, más allá de lo imposible para cumplir un deber, no sólo con su patria, sino incluso con el mundo». No se olvide que Serrano Súñer fue sargento de reclutamiento de la «División Azul».

Debemos añadir que el artículo fue escrito después de una entrevista de cinco horas con el general Salan y de otros contactos con fascistas franceses y con el consentimiento de su cuñado, con el que está reconciliado desde hace más de un año y, desde entonces Súñer quiere intervenir de nuevo en la política.


¿Un gobierno argelino en España?

PARÍS, 6 Dic., Ibérica: -La radio y prensa francesa han dado noticias ayer y hoy sobre la huida a España de los cinco acusados que debían haber comparecido ante los tribunales franceses. El diario de la tarde Le Monde de hoy, refiriéndose al mismo asunto, dice que corren rumores de que Lagaillarde se encuentra efectivamente en España y que el general Salan dice que no sabe nada sobre este asunto. Según el corresponsal en Biarritz de dicho periódico, Lagaillarde ha sido visto en esa ciudad el domingo acompañado de otra persona. Se añade el detalle de que el Gobernador Civil de San Sebastián salió con toda urgencia para Madrid para entrevistarse con el general Franco.

Le Figaro de hoy publica una información de su corresponsal en Madrid en la que dice que se reciben noticias de San Sebastián de que ha sido reservada en el Hotel de Londres, en el que se aloja el general Salan, una habitación a nombre de Lagaillarde, pero el general Salan dice que no está enterado de nada. Lo cierto es que la prensa española, desde hace algunos días, hace campaña alrededor de Argelia. Después del artículo de Serrano Súñer, el ABC publica todos los días una sección consagrada a «los hombres claves de la crisis argelina». Así se ha visto desfilar sucesivamente por el periódico las biografías de Salan, Massu y Soustelle.

El diario de la tarde France-Soir, de hoy, dice «que corre el rumor de que estos refugiados, en compañía de otras personas, deseen terminar el proyecto de constituir un «gobierno de Argelia francesa». Otra noticia, que no se ha podido controlar, es que dos generales sancionados después del 24 de enero y que estaban en la metrópoli sin destino, el general Jacques Faure y el general Henri Mirabeau, estarían ya en San Sebastián. El Sr. Soustelle se encuentra en los Estados Unidos como corresponsal del periódico católico La Aurore cerca de las Naciones Unidas.


Tierno Galván y el Director General

MADRID, 1 Dic., Ibérica: -Por creer interesante que se conozca el procedimiento empleado para suspender de empleo y sueldo al profesor Enrique Tierno Galván, damos los siguientes detalles:

Iniciado ya el curso académico, y después de haber explicado normalmente algunas clases, el Sr. Tierno Galván, catedrático de Derecho Político de la Universidad de Salamanca, en ocasión en que se encontraba en Madrid, fue llamado a su despacho oficial por el Director General de Enseñanza Universitaria Don Torcuato Fernández de Miranda.

El Director General comunicó verbalmente al profesor Tierno Galván, en el curso de la entrevista, que había sido suspendido de empleo y sueldo, en virtud del decreto de la Presidencia del Gobierno de 23 de diciembre de 1957, que permite suspender de empleo a los funcionarios públicos que se encuentren sometidos a proceso. Tierno Galván se encuentra procesado por supuestos delitos políticos desde junio de 1957, es decir, está procesado con anterioridad a la publicación del decreto. Pero según ese decreto, además, a los funcionarios a quienes se les aplique como consecuencia de un proceso por delitos ajenos al desempeño de su función, se les retendrá la séptima parte del sueldo, aunque seguirán sujetos al deber de residencia.

El Prof. Tierno manifestó al Sr. Fernández de Miranda la nulidad jurídica de una orden verbal y solicitó que se le diera por escrito, ya que, en caso contrario continuaría profesando su cátedra. El Director General, en términos de extraordinaria violencia le conminó a que de ninguna manera se trasladara a Salamanca y de hacerlo se le haría responsable de la menor posible alteración de orden público en aquella ciudad y se le aplicaría el decreto de 26 de septiembre último y se le consideraría, por consecuencia, reo de delito de rebelión militar. Es necesario hacer notar que al ordenársele al Prof. Tierno que no se trasladara a Salamanca, quedaba incumplido el decreto de 23 de diciembre de 1957.

El Prof. Tierno Galván, antes de abandonar el despacho del Director General, reiteró la petición de la orden por escrito de su suspensión de empleo y sueldo.

Transcurridos algunos días sin haberla recibido, se dirigió por escrito al Director General, insistiendo una vez más en esa petición, y se dirigió también al Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca, D. Esteban Madruga. Ni el Director General de Enseñanza Universitaria ni el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca se han dignado contestar al Profesor Tierno Galván.


A oscuras

MADRID, 22 Nov., Ibérica: -El sábado de la semana anterior, por la tarde, después de las seis y media, Madrid quedó completamente a oscuras. Se paró el Metro donde estaba, los tranvías, los trolebuses, los cines... En los cafés se encendieron velas, quinqués como se pudo. Los trenes electrificados se paralizaron en su sitio... Aquello parecía «el principio del fin». La cosa duró unos veinte minutos y en algunos sectores algo más. Después se ha sabido que el apagón alcanzó desde Sevilla a Bilbao y Santander pasando por toda Castilla y por las tres provincias levantinas. Se ha dado como causa un cortocircuito en la línea de 220.000 voltios de interconexión con Francia en la misma salida de distribución del servicio, pero nadie sabe la razón de lo ocurrido. En los medios oficiales hay mucho recelo y en la calle muchas «comidillas» sobre lo ocurrido.


Globo sonda

MADRID, 21 Nov., Ibérica: -En su edición del sábado ha publicado el periódico ABC el siguiente despacho de la agencia Efe, procedente de Washington: «El embajador de los Estados Unidos en España, John D. Lodge, ha dicho que colaborará al máximo con el nuevo embajador que sea nombrado para aquel país por el futuro gobierno demócrata. Lodge se echó a reír cuando le preguntaron los periodistas si pensaba pedir su continuación en el cargo y se negó a manifestar si continuará, diciendo que es una cuestión que depende de varios factores».

Por lo visto al Sr. Lodge le ha ido muy bien en España, añora las fiestas populares y sus disfraces de torero, pero los tiempos cambian y los embajadores con ellos. Aquí el embajador Lodge no deja más que el recuerdo de un colaborador fiel del general Franco. (N. del C.)


«Franco es un traidor»

El periódico The New York Times del 23 de Nov. publica el siguiente despacho de la agencia Reuters: Una voz rompió el silencio de la ceremonia religiosa a la que asistía el general Franco en la basílica del monumento del Valle de los Caídos gritando «¡Franco es un traidor!» El general Franco asistía a la ceremonia religiosa que se celebraba en dicha basílica en memoria de la muerte del fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera. El grito fue lanzado en el momento en que se apagaron las luces para la consagración.

El joven que profirió el grito fue cogido por la policía y más tarde se ha identificado que el autor es un maestro de 22 años llamado Francisco Urdiales.


Aniversario de Miguel Hernández

MADRID, 20 Nov., Ibérica: -Se ha lanzado un llamamiento para conmemorar el 50 aniversario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, muerto en una cárcel de Franco (Alicante), en 1942.

Miguel Hernández se refugió, al acabar la guerra civil, en Portugal de donde fue expulsado. Detenido por la policía franquista, fue condenado a muerte por un consejo de guerra. En el penal de Ocaña, penal de hambre y miseria, contrajo la tuberculosis de la que no fue atendido a pesar de su reiterada petición de ser trasladado a un sanatorio penitenciario. Condenado todavía a muerte murió de una tuberculosis purulenta en la cárcel de Alicante.

La convocatoria está hecha por la revista literaria Insula.


Declaraciones oficiales frente a la realidad

LONDRES, 15 Nov., Ibérica: -Ayer 14 ha publicado el Times el siguiente telegrama de su corresponsal en Madrid: Cinco abogados extranjeros que visitan España para obtener información sobre el tratamiento que en la actualidad se da a los españoles detenidos por expresar opiniones opuestas al régimen de Franco han recibido en los medios oficiales y extraoficiales informes contradictorios.

En una declaración facilitada por los letrados llegados de Argentina, Chile, Gran Bretaña, Estados Unidos y Venezuela se ha manifestado que fueron recibidos en el ministerio de justicia por un alto funcionario, D. Marcelino Cabañes. Sus contestaciones a las preguntas formuladas fueron las siguientes:

1. -El gobierno español no ha recibido ninguna petición sobre amnistía política de notables personalidades. Las informaciones aparecidas en la prensa extranjera sobre la existencia de tales documentos son inexactas y las copias fotográficas aparecidas en el extranjero, falsas.

2. -No queda una sola persona en las prisiones por actos relacionados con la Guerra Civil. El último fue puesto en libertad en 1944.

3. -Aunque el 21 de septiembre de 1960, un decreto oficial renovó y amplió el alcance de la jurisdicción militar, se trata de una cuestión interna que no puede ser discutida con la comisión de abogados, aparte de indicarles que la ley militar está destinada a contrarrestar el terrorismo. Lo apuntado por la comisión de abogados visitantes de que el decreto va mucho más allá y que viola los derechos humanos establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, es una cuestión que sólo podría debatirse en las Naciones Unidas.

4. -Las condiciones de las prisiones españolas son tan buenas como las de cualquiera en el mundo y están abiertas para que cualquiera pueda visitarlas. Puede formularse una petición para que los abogados visiten Burgos y Carabanchel. (Los abogados declaran que tal permiso no les ha sido concedido).

Abierta inspección

5. -Cualquier miembro de la policía que sea considerado culpable de malos tratamientos a los presos será procesado.

6. -El ministro de Justicia no tiene jurisdicción en cuestiones de procedimiento judicial ni en lo que respecta al retraso en la celebración de la vista de las causas ni en lo concerniente a las restricciones sobre el derecho de defensa en casos llevados a los tribunales militares. Sin que no se consulte el expediente no puede darse información específica sobre el caso de Antonio Amat, que se encuentra en la prisión desde hace dos años sin haber sido juzgado.

Opiniones opuestas

El comunicado de la comisión de abogados extranjeros dice que se vieron con un grupo de abogados españoles, miembros del Colegio de Abogados de Madrid y de diferentes tendencias. Los abogados españoles les afirmaron que ninguna de las respuestas dadas por el representante oficial del Ministerio era exacta. Y presentaron documentos que probaban que a las personas acusadas en España les faltan los más elementales derechos de defensa.

Declaraciones de familiares

La comisión durante su estancia en Madrid conversó también con españoles de clases diferentes, entre ellos familiares (sobre todo mujeres) de hombres que cumplen cortas o largas condenas y de otros que han estado en la cárcel por algún tiempo esperando la vista de la causa o en libertad bajo fianza. Muchos de los familiares de presos presentaron hechos denunciando malos tratos a los mismos.

Los abogados han recogido abundante material para la preparación de informes que redactarán cuando vuelvan a sus respectivos países.


Españoles sentenciados

MADRID, 21 Nov., Ibérica: -El viernes 18 se ha dictado sentencia contre diez y ocho españoles, entre ellos una mujer, por un Tribunal Militar acusándoseles de haber asistido a un Congreso celebrado en Praga en diciembre de 1959 del partido Comunista español. Las sentencias van de 20 años a cuatro; dos hombres han sido sentenciados a 20 años de prisión, cinco a catorce años, nueve a 8 años, uno a 6 años y la mujer, Antonia Roca Yorca, a 4 años.

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Parodia de elecciones

PARÍS, 27 Nov., Ibérica: -Le Monde de hoy publica la siguiente información de su corresponsal particular en Madrid:

«Las elecciones municipales que se celebrarán en España el próximo domingo, se desarrollarán en medio de una indiferencia casi general. Madrid y Barcelona, en virtud de una carta especial, no participarán en estas elecciones.

»Las condiciones puestas para la proclamación de candidatos hacen prácticamente imposible la admisión de listas de oposición; los candidatos deben ser "propuestos" por tres o cuatro personas que hayan ocupado un puesto igual o superior al que los candidatos aspiran; y desde hace veinte años todos estos puestos han sido ocupados por personas fieles al régimen. Además, el gobierno considera que las cuestiones de carácter político no pueden ser planteadas en el curso de las elecciones. La única lista independiente, de tendencia monárquica, será la de los señores Pidal, Echevarren, Muñoa y Santa Cruz en San Sebastián».




Libro prohibido

MADRID, 20 Nov., Ibérica: -La censura ha prohibido el nuevo libro de Juan Goytisolo La Isla. Para conocer el motivo de la prohibición, el editor Sr. Barral, acompañado de dos amigos, pidió y obtuvo audiencia del Director General de Información Sr. Rodríguez Casado, opusdeísta de rango, y autoridad suprema en materia de ediciones. Las razones fueron categóricas: «Es un libro repugnante, que da náuseas... No queremos aquí esa clase de escritores. ¡Que se vaya fuera a publicar sus libros!». Y luego, lo más inaudito: «Vea usted... lea el libro... No hay ni un personaje positivo». El Sr. Rodríguez Casado estaba ese día inspirado.


Advertencia a los sacerdotes

MADRID, 21 Nov., Ibérica: -El obispo de San Sebastián, Monsr. Jaime Font y Andreu, ha amenazado a los sacerdotes de su diócesis con severos castigos si participan en el descontento social que circula por las provincias vascas.

Toda la prensa española recibió la orden de reproducir la amonestación y la han recogido todos los periódicos.

Al parecer, los sacerdotes vascos están recogiendo firmas para dirigir una petición en masa al obispo. Estos esfuerzos están dirigidos por los mismos sacerdotes que redactaron y presentaron al obispo el escrito de fecha 30 de mayo último, con 339 firmas, en el que denunciaban la violación de los derechos humanos por parte del Gobierno del general Franco, señalando los encarcelamientos sine die durante meses y años, la censura de prensa, la carencia de libertad en todos los órdenes de expresión, de asociación, etc.

El obispo de San Sebastián amenaza a los sacerdotes con privarles del derecho de pronunciar sermones y hasta pronunciar contra ellos una excomunión. El Gobierno vigila estrechamente la situación.


Huelga ganada

BARCELONA, 17 Nov., Ibérica: -Los trabajadores de Gas y Electricidad de la ciudad de Barcelona, han estado en huelga durante cuatro días, pidiendo un aumento de salarios de 125 ptas. por semana. El primer día se presentó la policía y detuvo a varios huelguistas tratados de «agitadores» entre los fogoneros, que era quienes pedían el aumento. Entonces, los demás obreros del Gasómetro se declararon a su vez en huelga. Ante esa situación no hubo nada que hacer. Durante tres días buena parte de Barcelona no tenía gas y en todos los barrios la presión era muy baja. Por fin, la empresa al cuarto día de huelga aceptó conceder un aumento de salarios, aunque algo menor que el solicitado.


Conversaciones hispano-germanas

MADRID, 21 Nov., Ibérica: -Se han celebrado con gran pompa unas conversaciones económicas hispanogermanas, en las que han participado hombres de negocios alemanes, miembros de grupos patronales, etc., bajo la dirección del Dr. Wilhem Beutler. En realidad se trata de una fase de la «operación Solís»; el Ministro-secretario general, que ha presidido la delegación española integrada por lugartenientes suyos, está dispuesto a tener su propia diplomacia y sus relaciones internacionales, más fuertes que las de Castiella y las de Ullastres. Varias veces hemos señalado sus actividades en este sentido y esto no es más que un nuevo ejemplo. La prueba es que de las reuniones, los pocos españoles que iban de buena fe, no han sacado nada en limpio.

He aquí lo que dijeron Beutler y sus colegas alemanes: «está muy interesante eso de las inversiones en España, pero necesitamos conocer antes las tendencias de la industrialización y cómo marchan los planes españoles en la práctica». En cuanto al envío de obreros españoles a Alemania (donde oficialmente hay 18.000) Beutler dijo: «es mucho mejor que en lugar de exportar mano de obra, se haga posible su empleo aquí, en España; lo importante es que ustedes creen o renueven industrias, con un clima de trabajo que ocupe a sus propios trabajadores con mejores índices de vida que los actuales».


El ICFTU y las ayudas a Franco

BRUSELAS, 3 Dic., Ibérica: -La Confederación Internacional de Sindicatos libres (ICFTU) reunida en Bruselas del 28 de noviembre al 2 de diciembre, renovó su determinación de patrocinar delegaciones de sus afiliadas en España para que visiten las regiones de la Europa libre y los Estados Unidos. También se acordó en la conferencia celebrada con los líderes de la organización y en la Asamblea pública, apoyar el movimiento de los sindicatos libres en su lucha contra el régimen de Franco, lucha que debe ser revitalizada.

El Comité decidió pedir a las organizaciones afiliadas en todos los países que suministran ayuda al gobierno de Franco, adopten una actitud decidida a fin de detener esas ayudas en las condiciones que hoy se efectúan; pidió asimismo se tomen todas las medidas que sean posibles para que se cumplan todas las decisiones del Comité Ejecutivo respecto a la no-cooperación con el dictador Franco.



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