Abre el cáliz hermoso
A compasión mueve a todos
Acuérdate del diablo y de sus cuernos
A disputar su valía
A Francia dos granaderos
Agólpanse otra vez al pensamiento
¡Ah! doquiera que voy, triste y sombrío
¡Ah, señora Fortuna! inútilmente
A la lumbre del sol abrasadora
A la luz de la luna, en selva umbría
Al corazón que amo tanto
Alí Bey, el más heroico
Al jardín todas las tardes
Allá, en el monte, el castillo
-«A los serenos fulgores
Al pronto, desesperado
Ambos se amaban, y ninguno quiso
Amo a una hermosa flor; no sé a cuál de ellas
¡Anda que andarás! Corría
Anochece; las pálidas neblinas
Aproxímase ya la media noche
Aquel poderoso hechizo
Arde la luna, lámpara bendita
¡Arrancado a tus labios de ambrosía!
A San Pedro o San Pablo rezan unos
A solas voy pensativo
¡Atlante soy, cansado y dolorido!
A un maravilloso alcázar
Aunque me lo diga el cura
A veces, una imagen ilusoria
«¡Ay! amigo, nuevamente
¡Ay! de mis penas más graves
¡Bien estáis en el abismo
¡Bien hayas, oh bulliciosa
Blanco está el árbol que asiento
Brilla el ardoroso estío
Brilla la menguante luna
Cada cual con su pareja
Caiga la nieve a montones
¡Cantares! ¡Cantares míos!
Cobrada tienes la paga
Comienza el mar a gemir
Como al nacer del mar Venus gloriosa
Como en el negro cielo encapotado
Como en fértil campiña mies lozana
¡Cómo los frescos alelís trascienden!
Con cariñosa afición
Con placer que el baile excita
Con sus piececitos de oro
Con tus azules pupilas
Corazón, corazón, calla y espera
Crece el afán, estallan los enojos
Crece la borrasca: brilla
Cual ataúd que mano lastimera
Cual fantásticas figuras
Cual nube confusa y vaga
Cuando aviva la alegre primavera
Cuando con hondos lamentos
Cuando dulces y tranquilas
Cuando en la tumba yazgas, dueño mío
Cuando escucho la canción
Cuando se dan la mano dos amantes
¡Cuánta nieve! ¡Cuánto frío!
¡Cuánta nube! En sus mullidos
¡Cuántas canciones dediqué a los rojos
¡Cuánto se alarmaron, cuánto
¡Cuán tristes, oh Primavera
Cuna de mi pena ansiosa
De bruces sobre la banda
De la casa yo volvía
De mis ansías, tormentos y querellas
Depositar quisiera el alma mía
Desdichada eres tú, querida mía
¡Despertad, antiguos sueños!
Dicen que amor inclemente
Diéronme con insistencia
Dime, dime ¿qué fue de aquella hermosa
Dime, dime, ¿quién era
Dímelo tú, dueño mío
¡Dios sabe dónde esa loca
-«¡Doña Clara! ¡Doña Clara!
Dos hombres hay ante la iglesia, y visten
Dulce y tranquilo dormía
Dura jornada es la vida
El cielo azul tiene estrellas
El cierzo silba en las ramas
Elegancia, distinción
El esquife detén, rudo barquero
El gallardo caballero
El hijo en el lecho está
El mar brillaba con la luz extraña
El mundo, el alma, la vida
El mundo está ciego y loco
El piélago sin ribera
El que ama por vez primera
El Rhin sagrado desata
El ruiseñor cantaba; florecía
« El ruiseñor dio comienzo
El sol radiante y purpúreo
En Agosto os dejé, señora mía
En brazos de fada hermosa
Encadéname en tus brazos
En cualquier encrucijada
En el inquieto mástil apoyado
En el jardín, al declinar la tarde
En el vergel paterno
En la choza del barquero
En la lejana cúspide el sol brilla
En la quietud de la noche
En los palacios y los museos
En Mayo, cuando las flores
-« En noche de primavera
En noche muda y sombría
Entré en la estancia de la hermosa mía
Entre las flores voy, hermoso dueño
Entre las verdes hojas indiscretas
Envuelto en frío sudario
Era hermosa y brillante la mañana
Era noche bien obscura
Era un astro, y tan fúlgido brillaba
Era un hidalgo sombrío
Era un rey triste y anciano
Es hoy tan bello el mundo; la alta esfera
Esos son, esos son los claros ojos
¡Esperanza y amor! ¡Todo perdido
Espléndidos zafiros
Está la mar encalmada
Esta mañana, lóbrega envolvía
¡Están emponzoñadas mis canciones!...
Están en el firmamento
Está toda la casa iluminada
Este es el viejo bosque aún hechizado
Este gentil mozalbete
Estoy triste, muy triste, sin que entienda
Eterna y dulce memoria
¡Feliz quien al puerto llega
Florece ilusión temprana
Fue crudo y mucho duró
Fulgura mi loco amor
Fulguró en mi vida obscura
Galopa Ulrico en la selva
Graciosa pescadorcilla
Hablaron mucho de mí
Hallé en sueños a mi amada
Hay en Halle, en la plaza del Mercado
Hay en las cumbres aquellas
Hay mil trescientas columnas
Hay una choza en el monte
Hermosa, sencilla y pura
¡Horrible noche! Un torrente
Horteras endomingados
Huyó la risa de mis labios tristes
Inocentes niños éramos
Inunda bosque y pradera
La bella mariposa ama a la rosa
La corriente resbala brilladora
La frente inclina tú sobre mi frente
La hermosa duerme en su cuarto
La hermosa noche del Abril florido
La imagen de la luna se estremece
La luna, colosal manzana de oro
La luz del sol resplandeciente brilla
La naciente luz del día
La noche cubre campos y senderos
La noche es negra y fría
La noche está borrascosa
La paloma y la rosa, el sol y el lirio
La primavera está pálida y fría
Las azules violetas ruborosas
La sien ardorosa inclino
Las redes evitad, buenos cristianos
Llamé al diablo, y vino al punto
Llegó el alegre Mayo
Llena la mente de dudas
Lloraba en sueños con horrible espanto
Los años vienen y van
Los montes y castillos de su orilla
Los rumores de Abril en pleno día
Luna, tu luz brillante
Mayo llegó, con sus doradas lumbres
Me han atormentado el alma
Me oprime anhelo profundo
Mi corazón anhelante
Mi corazón ansía
Mi corazón está triste
Mientras yo en tierras extrañas
Mis ojos todo eran sombra
Muchas historias he oído
¡Mucho, en verdad, los dos hemos sentido
Muchos cadáveres yertos
¡Niña de las pupilas brilladoras
Niña, por tu salvación
Ni pudisteis comprenderme
¿No he soñado ya estos sueños?
No me quieres, no me quieres
-No quiero volver solo, amada mía
Nos vimos, y en tus ojos al instante
No te acuso, al perderte, dueño mío
¿No te basta que pálido el semblante
No te enojes, querida
No te impacientes, cariñoso amigo
No temas que ante la gente
Obscura y fría es la noche
¡Oh castillo de Bley! Tus aposentos
¡Oh dulce ensueño! Brilla desmayada
¡Oh dulces besos en la sombra hurtados
Oh solitaria lágrima ¿qué quieres?
Oí elogiar por igual
¿Olvidar pudiste así
-Paje, ensilla tu alazán
Para dárselas al viento
Pardas brumas otoñales
Paréceme hoy el cielo
Pasaba, pálido y triste
Paso por tu casa y miro
Pasó un ave, volando del ocaso
¿Percibe la hermosa flor
¿Por qué jurar y ofrecer?
¿Por qué tan duro rigor?
¿Por qué veo tan pálidas las rosas?
Preguntan los magos venidos de Oriente
Preludia el violín sonoro
¡Pudiera yo tu mano de azucena
Puras, doradas, fúlgidas estrellas
Quebréme la cabeza noche y día
¿Qué inesperada fiebre me devora?
¿Qué te has hecho, mi tesoro
Quiero enterrar mis cantares
Resuena en el alma mía
Reverdece la pradera
Rey es el zagal errante
Reza, suspira, ayuna y se flagela
Ruge la negra borrasca
Salamanca, en tus afueras
Santa alianza celebraron
Se amaban con frenética pasión
Sé que a los jardines regios
Siempre que en la noche obscura
¿Siempre repetirás, oh caro amigo
Si encuentro en mis excursiones
¡Si fuera yo el escabel
Sigo la antigua senda acostumbrada
Si pasas cerca de mí
Si supieran las pobres florecillas
Si tienes ojo avizor
Sobre la mar tenebrosa
Sobre mi pecho pon tu manecita
Soñé con una princesa
Soñé: ¡mi sueño de siempre!
Soñé que era el señor Dios
Soñé un tiempo feliz mirtos y rosas
Soy Ilsa, la princesa que hechizada
Subí a la cumbre altanera
Suena el huracán la trompa
Suena trompeta cercana
También en mis dulces años
Te amé, y mi pobre corazón aun te ama
Te llevaré en las alas de mi canto
Tétrico y meditabundo
Te vi hermosa, purísima, radiante
¡Thalatta, sí, thalatta!
Tibia noche de Abril en dulce calma
Tienes perlas, diamantes, todo cuanto
Todas las noches, en feliz ensueño
Todo canta en la floresta
Todos los días digo al levantarme
Tomaban té y platicaban
Tranquila está la noche; silenciosa
Tu carta cruel de recibir acabo
Tu corazón perseguí
Tuve un sueño -¡extraño sueño!-
Una estrella pura y bella
Un añejo y dulce cuento
Un cielo gris, triste, soso
Un doncel ama a una bella
Vi en sueños un hombrecillo
Vierto una lágrima, y miro
Vime en sueños a mí mismo
Voy al campo, y violetas ruborosas
Voy por la selva, y lloro sin sentirlo
Ya es hora, sí, ya es sazón
Ya está otra vez mi corazón vencido
Y cuando seas mi feliz esposa
Yo contemplaba su retrato en sueños
¿Y puedes dormir en calma
-«¿Y tu amorosa dolencia