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Iván Rodríguez Chávez

Semblanza crítica de Iván Rodríguez Chávez

Por Elena Zurrón Rodríguez

Iván Rodríguez Chávez, rector de la Universidad Ricardo Palma (Fuente: Imagen cortesía de Iván Rodríguez Chávez)

Iván Rodríguez Chávez ha desarrollado todos sus estudios universitarios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde obtuvo el grado de Bachiller en Educación con la investigación El concurso de ortografía y composición en el aprendizaje del idioma (1966). Ha sido alumno de profesores e intelectuales de prestigio como Augusto Salazar Bondy, Luis Alberto Sánchez, José Jiménez Borja, Alberto Tauro del Pino y Manuel Pantigoso Pecero, entre otros. Además de su formación en Letras y Humanidades, debemos destacar su labor como rector de la Universidad Ricardo Palma, y como él mismo afirma en el suplemento El Dominical de El Comercio, el estudio de las ciencias no debe descartar el de las humanidades [...], la identidad peruana debe atravesar la educación en el país, por eso resalta la enseñanza del quechua como una manera de no olvidar de dónde venimos (Gonzales, 2019). En 1976 se tituló como abogado y en 1987 se doctoró en Educación en la misma Universidad con la tesis titulada Planteamiento sobre el concepto de Literatura Peruana, su periodización y su consideración pedagógica en el diseño de los programas de educación primaria y secundaria. Profesor de Literatura Peruana y Teoría del Derecho, ha realizado también labores de docente de Posgrado en Legislación Universitaria y ha sido, además, conferenciante en el Perú y en el extranjero (Chile, Argentina, España, Brasil, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, Japón, Ecuador). En 2010, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos le otorgó el doctorado honoris causa por su trayectoria en el quehacer académico en el Perú. Ha ocupado los cargos de Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores del Perú (2004-2011), Presidente del Consejo Universitario Iberoamericano (2009-2010), Presidente del Consejo Universitario Andino (2009-2010) y Vocal en el Consejo Ejecutivo de la Unión de las Universidades de América Latina y el Caribe. Asimismo, en 2011 fue condecorado con las Palmas Magistrales con el grado de Amauta por el Ministerio de Educación del Perú.

Nacido en Cajamarca (1941), comienza a escribir a temprana edad, pero no publica hasta mucho más tarde, como le pasa a algunos de sus compañeros de la Generación del 60. En 1999 el poeta Manuel Pantigoso le preparó una edición de poemas que estaban traspapelados y diseminados, y que recopiló en Melodía de la nostalgia (Lima, Anunciación), poemario que le entregó como regalo de cumpleaños, y sobre el que años más tarde hizo este comentario: Un susurro o canto en sordina pone su dulzura melancólica en cada verso, aún en los momentos en que estos atemperados textos pretenden ser reflexivos o, por el contrario, exaltados. A la postre siempre estará vagando un tono y un ritmo parecidos a un "hechizo / un arrullo, un ensueño, dentro de los cuales el poeta estará escondido en el ramaje de su corazón / como un ruiseñor que canta" (15/11/2013).

A partir de esta publicación el poeta se anima a recoger su obra poética, que estaba desperdigada, y reúne sus poemas en Amortropía (Lima, Edición del autor, 2005), Vidamar, con pétalos de estrella en primavera (Lima, Arte/Reda, 2009), Cardiomiel (Lima, Edición del autor, 2013), Jardín de cosas y de circunstancias (Lima, Edición del autor, 2017), agregando una incursión en la Historia del Perú como tema poético en Cusco, sinfonía pétrea en seis canciones y una melodía (Lima, Edición del autor, 2005). En Amortropía, poemario publicado en Lima en 2005, el poeta agradece al amor, enfermedad natural del corazón, salud del cuerpo, felicidad del alma (Rodríguez Chávez, 2005: 1), el tener la capacidad para poder expresar con sinceridad y sencillez sentimientos humanos que a veces olvidamos como la sensibilidad, la espiritualidad y las emociones. Continúa a lo largo de su vida en la búsqueda del equilibrio y de la belleza, como se puede apreciar en los títulos de sus poemas: «Punto de unión», «Fuego de amor», «Poder de amor», «Reencuentro» y «Compañía a la distancia», entre otros. En realidad, lo que quiere es llegar a una comunión espiritual entre dos personas, al mismo tiempo que lo esencial en este poemario es transmitir alegría.

Sus poemas son como una declaración de principios en la que el autor quiere compartir el reencuentro consigo mismo, e igualmente se hace cómplice de los lectores en cuanto a valorar más las emociones frente a la supervivencia del día a día, que nos lleva a «existir» solo para cumplir con nuestras múltiples obligaciones, y esta situación hace que olvidemos los afectos. Igualmente, constata con tristeza que en ningún momento de nuestro día a día podemos reconciliarnos con nuestra capacidad de sentir y de expresarnos, es decir, de humanizarnos emocionándonos, vibrando con el amor y la belleza (Rodríguez Chávez, 2005: 1).

Portada de «Cusco, sinfonía pétrea en seis compases y una melodía», Lima, Edición del autor, 2005 (Fuente: Imagen cortesía de Iván Rodríguez Chávez)

Cusco, sinfonía pétrea en seis compases y una melodía es un poemario dedicado al CCCXIII aniversario de la Universidad San Antonio Abad del Cusco. Cuzco o Cusco (en quechua sureño Qusqu o Qosco) fue capital del Imperio Inca y una de las ciudades más importantes del Virreinato del Perú. Durante la época colonial, bajo la soberanía de la corona española se construyeron iglesias, palacios, plazas barrocas y neoclásicas. Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1972 y Patrimonio de la Humanidad en 1983 por la UNESCO, e igualmente se le ha denominado la Roma de América. La temática introducida en este poemario de Iván Rodríguez Chávez es el transcurso del tiempo, o podríamos decir que es el tiempo histórico el que permanece a través del paso de los siglos en las «piedras», que nos muestran las civilizaciones que se han sucedido en ese mágico lugar. La poesía indígena en general y quechua en particular incluye aspectos religiosos, míticos, rituales, afectivos y amatorios. Los cinco elementos esenciales de la literatura andina que el poeta refleja en su poemario en cuanto a los referentes de la naturaleza son: viaje, agua, fuego, tierra y aire.

La mujer y el amor siguen siendo un punto de inspiración en el poemario Vidamar, ya que para el poeta la mujer da vida y hace vivir emociones, alegrías e ilusiones. E igualmente afirma en sus versos que solo una mujer sabe despertar el amor.

Con un lenguaje accesible y coloquial busca reflejar la experiencia cotidiana y trasladarla al lector. Consolida un lenguaje más simbólico, con una utilización audaz de las metáforas que nos muestra a un poeta maduro que conecta profundamente con sus vivencias, hasta llegar a una poesía más personal con expresiones y experiencias propias, como señala el poeta Manuel Pantigoso: Con su palabra Iván Rodríguez canta al amor en una época difícil que nos cuadrícula, substrae y enajena […] la vida en esencia es el propio amor, y el tiempo es no solo un “continuo” que se prolonga al infinito sino -según Kant y otros filósofos Kantianos- una sucesión frente al espacio […] el amor es una expresión de continuidad, una celebración que une fuego y viento (Pantigoso, 2013).

El amor es también un tema trascendente y recurrente en el poemario Cardiomiel, que derrocha ternura e ilusión. En sus versos se reflejan con intensidad sentimientos, deseos, acción, pensamientos y la fantasía que también es una forma de comunicación. En definitiva, el amor es una necesidad del ser humano que transmite serenidad y espíritu contemplativo, y que se contradice con este tiempo en el que vivimos con prisas y con ansiedad. Esta desazón se enfrenta a la poesía, que es en realidad una reflexión sumida en un silencio donde se puede escuchar el sonido del mundo exterior y el propio ruido interior.

En este poemario el autor se expresa con una inmensa ternura en el diálogo y sencillez en sus palabras, que alcanzan un alto valor emotivo cuando hablan de amor y, como afirma el poeta Manuel Pantigoso, el eterno caminar en pos de los ideales y de las ilusiones se concentran en la vibración del amor como profesión de fe permitiendo que en "corazón de miel" la palabra tartamudee en silencio (Pantigoso, 2013).

Portada de «Jardín de cosas y de circunstancias», Lima, Edición del autor, 2017 (Fuente: Imagen cortesía de Iván Rodríguez Chávez)

Jardín de cosas y de circunstancias (2017), poemario donde el poeta nos muestra objetos cotidianos descritos con humor que nos sumergen en un mundo real del que puede surgir la verdadera poesía. En una bella edición ilustrada por Víctor Escalante y retrato al óleo obra de Bruno Portuguez, este libro está dedicado a Manuel Pantigoso, poeta de la amistad, palabra de la sangre, arte de la hermandad. Los objetos cotidianos como la computadora, la agenda, el dinero, el lápiz, la casa, la llave, el celular... que se llevan como algo natural de un sitio a otro, de repente adquieren un sentido transcendente ya que el poeta los convierte en tema poético y se transforman en el lado visible del espíritu. El poeta chileno Pablo Neruda en el poema «Oda a los calcetines» a partir de un tema tan trivial nos habla del tiempo y del amor. También el poeta Jorge Luis Borges escribió sobre los objetos que se quedan en el mundo cuando nosotros nos hemos ido: Cuantas cosas / limas, umbrales, atlas, copas, clavos / […] durarán más allá de nuestro olvido; / no sabrán nunca que nos hemos ido (Borges, 1969). Antonio Machado al hablar de «las moscas» nos recuerda lo que ha tenido lugar y nos lleva a la recuperación del olvido: Vosotras, amigas viejas / me evocáis todas las cosas (Machado, 1907). Igualmente, Octavio Paz escribe en el poema «Objetos y apariciones» sobre Canicas, botones, dedales, dados, / alfileres, timbres, cuentas de vidrio: / cuentos del tiempo (Paz, 1994). Iván Rodríguez le da nombres a las cosas, les da una vida y les hace un homenaje como afirma el pintor, editor y poeta Víctor Escalante: Ha elegido el camino del alma para brindarles su poesía y se ha esforzado por enaltecerlos, ya que casi siempre son marginados al uso de la rutina y después de utilizarlos, al olvido. Entre los muchos poemas de este libro podemos destacar los dedicados a la silla, al pantalón, la corbata o la máquina de escribir.

Referencias bibliográficas

  • BORGES, Jorge Luis, «Las cosas», en Elogio de la sombra, Buenos Aires, Emecé, 1969.
  • ESCALANTE, Víctor, «Jardín de cosas y de circunstancias», Expreso (25/1/2018).
  • GONZALES OBANDO, Diana, «Iván Rodríguez Chávez: "En arquitectura, ahora prima el criterio antropológico"», El Comercio, Supl. El Dominical (7/7/2019).
  • MACHADO, Antonio, «Las moscas», en Soledades. Galerías. Otros poemas, Madrid, Librería de Pueyo, 1907.
  • PANTIGOSO, Manuel, «Prólogo», en Iván Rodríguez Chávez, Cardiomiel, Lima, Edición del autor, 2013.
  • PAZ, Octavio, «Objetos y apariciones», en Los privilegios de la vista I, México, Fondo de Cultura Económica, 1994.
  • RODRÍGUEZ CHÁVEZ, Iván, Amortropía, Lima, Edición del autor, 2005.
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