Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —177→  

ArribaAbajoCuaderno III. Marzo, 1889


ArribaAbajoInformes


ArribaAbajoI. Los manuscritos árabes de Aben Amira y Aben Bassam en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia

Francisco Codera


Entre las obras que para la biblioteca de nuestra Academia he podido adquirir á consecuencia de mi viaje á la Argelia y Túnez, se encuentran, una de Abu Almotharrif ben Amira y el segundo tomo de la Dzajira de Aben Bassam, cuyas obras tengo el gusto de presentar á la Academia, proponiéndome hacer lo mismo con las otras, que tengo ya en mi poder, ó vaya adquiriendo, á medida que las haya estudiado, y pueda, por tanto, redactar una noticia de las mismas, dando cuenta de su contenido.

La obra de Aben Amira, aunque por los títulos de los capítulos pudo en el primer momento parecerme muy importante, pronto comprendí por la forma poética y enrevesada con que está escrita, que para el estado actual de los estudios arábigos en España no sería de gran interés; pero como podía muy bien suceder que contuviese datos históricos nuevos é importantes, creí conveniente á los fines de nuestra Academia procurar adquirir una   —178→   copia de dicho libro, existente en la biblioteca de Çidi Hamuda, más bien que acentuar mis gestiones para que se me permitiera llevármelo á la fonda con objeto de estudiarlo durante tres ó cuatro días, como había hecho con el manuscrito de Aben Hayyan, que indudablemente tenía más importancia, y del cual quise copiar lo más importante, por si la copia que me habían de hacer no fuera esmerada ó no se llegaba á realizar por cualquier accidente imprevisto.

La obra de Aben Amira lleva por título imagen Vocalización de las riçalas (ó cartas literarias), aunque á decir verdad, en el original no se encuentra esto como título, sino solamente en el lomo ó canto del libro, en el cual, después de la fórmula imagen se lee en gruesos caractéres, como sirviendo de título, imagenimagen De las cartas del xeque, alfaquí, kadhi y cátib Abu Almotharrif ben Amira (Allah tenga misericordia de él).

De este autor se conservan abundantes noticias en Almakkari, que copia muchos extractos de sus obras, varias de las cuales cita, sin que entre ellas figure esta, la cual no cabe duda de que es del mismo autor; pues, como veremos, se encuentra en ella la carta en la que á nombre de la ciudad de Xátiva felicita á Almotawaquil ben Hud por los presentes y diploma de investidura que le había enviado el califa de Bagdad, cuya carta copia también Almakkari (t. I, pág. 204).

Nuestro autor nació en Alcira ó en Valencia, pues ambas cosas se leen en Almakkari (t. I, pág. 201; t. II, pág. 328) en el mes de ramadhan del año 580, habiendo muerto en la noche del viernes á 20 de dzulhicha del año 658; el mismo en que fué muerto en Túnez su paisano y amigo el historiador Aben Alabbar.

Aunque á nuestro autor se le cita ordinariamente con los nombres de Abu Almotharrif ben Amira, se llamaba Abu Almotharrif Ahmed ben Abdallah ben Amira, el Majzumí (Almakkari, t. II, páginas 100 y 128). El mismo Almakkari, copiando de la Historia de Mallorca una larga noticia de la toma de esta isla por los cristianos, le llama solamente Majzumí (pág. 765 del tomo II) cuyo extracto le daba derecho á figurar entre los Historiadores   —179→   árabes y sus obras, del Dr. Wütenfeld, á cuya diligencia pasó inadvertida esta cita.

Quizá no hubiera sido inoportuno poner aquí una nota de todos los epígrafes de la obra; pero como el libro no tiene gran interés para la historia general de España, aunque lo tendrá grande cuando la historia de Valencia y Murcia en el siglo VII de la hegira pueda ser estudiada por quien esté muy versado en las letras arábigas, me limitaré á indicar los capítulos que despiertan más curiosidad, ya que por la forma poética en que están escritas las cartas no tengan gran interés.

Carta de la ciudad de Xátiva reconociendo al Emir Abu Abdalla ben Hud: en ella le pide que declare Príncipe heredero á su hijo imagenimagen Alwatsec billah Almotasim bihi Abu Mohammad ben mochehid eddin waçeif amir almuminin, donde podemos notar los títulos ya conocidos del príncipe heredero Alwatsec y los de guerrero de la religión y espada del Emir de los creyentes, que se dan á su padre y no recuerdo haber visto (páginas 9 á 18).

Carta de los de Alcira reconociendo al príncipe heredero Abu Bequer Mohammad ben Hud (páginas 18 á 24).

Carta de los de Valencia reconociendo á Almamúm (príncipe almohade) (páginas 24 á 28).

Carta de la ciudad de Murcia reconociendo á Aben Aljathab (Abu Bequer ben Dzulwizaratein Abu Merwan ben Aljathab) en el mes de moharrem del año 636 (páginas 28 á 33).

Siguen cartas particulares al autor y de este, en su nombre ó en el de algún personaje importante, habiéndolas hasta de felicitación por el feliz regreso de una expedición militar; pero sin dar el nombre, de modo que hasta pudieran considerarse como ejercicios retóricos.

Carta escrita por el autor á nombre de la ciudad de Xátiva felicitando á Almotawaquil ala-llah Abu Abdallah ben Hud por los regalos y diplomas de honor enviados por el califa de Bagdad (páginas 61 á 63).

Carta felicitando á Albiha ben Hud imagen por haber salido del país de los cristianos y dándole el pésame por haber   —180→   sido, hecho prisionero un hijo de su hermano, llamado por sobrenombre imagen Aladhad (páginas 69 á 71).

Siguen varias cartas de, ó á particulares; entre ellas las hay de felicitación por la obtención de cargos públicos (páginas 71 á 143).

Carta á nombre de la ciudad de Bugía consolando al príncipe Abu Zacariya (páginas 143 á 146).

Carta dando cuenta de la toma de imagen Colbeira (Corbera en el partido judicial de Alcira) (pág. 150).

Carta al califa Almamúm de parte de Abu Zaid ben Abu Abdallah, señor (ó gobernador) de Valencia, dando cuenta de la toma de imagen Bixaich, en las fronteras de Valencia (páginas 151 á 159).

Carta dando cuenta de nuevo de la toma del castillo de Colbeira, de la jurisdicción de Alcira, y de haber sido combatido con máquinas de guerra: 12 de xaaban de 628 (15 de Junio de 1231) (páginas 155 á 157).

Carta á nombre de Abu Bequer Aziz ben Jatab dando cuenta de la victoria ó toma de imagen (páginas 157 á 158).

Siguen sermones de asuntos varios y fragmentos en prosa y en verso.

Riçala ó carta poética de Abu Abdallah ben Alchannan dirigida á Abu Abdallah ben Alábid, en la cual todas las palabras tienen la letra imagen ain (páginas 165 á 168).

Contestación del alfaquí y cátib Abu Alhaçan el Roaini, empleando también la letra imagen ain en todas las palabras (páginas 168 á 172).

Contestación á la anterior por el alfaquí y cátib Aben Abdallah ben Alchannan: la primera página de la contestación, además de tener la letra ain en todas las palabras, añade la particularidad de estar en verso (páginas 172 á 177).

Otra contestación del alfaquí y cátib Abu Alhaçan el Roainí: también tiene en verso más de una página y todas las palabras tienen la letra ain (páginas 177 á 185).

Sospecho que nunca estas cuatro cartas serán traducidas al castellano; pues aunque abundaran los arabistas y llegasen á agotar con sus versiones los asuntos más importantes y amenos,   —181→   dudo llegue el caso de que un español tenga calma suficiente para abordar la traducción de estas 20 páginas, en las cuales es posible estén incluídas todas las palabras de la lengua árabe, que tengan por una de sus radicales la letra ain.

Siguen hasta el fin (pág. 245) cartas siempre poéticas, que no merecen mención especial, unas de Aben Amira, otras dirigidas á él, y algunas en las que no aparece por el epígrafe qué relación tengan con nuestro autor.

Siendo tantas las cartas contenidas en este volumen y varios los hechos, algunos de importancia, que dan ocasión á las mismas, es de notar que solo se citan dos ó tres fechas: tampoco los nombres de poblaciones son muy abundantes, si bien se citan Murcia, Xátiva, Denia, Alcira, Sevilla, Ceuta, Rabat-al-fatah, Valencia, Bugía, ¿Colbeira de Alcira? imagen ¿Bixaich? Xérica, Alicante, ¿Alcantarilla?, Almuñécar, imagen, Burriana, Çalé, Jaén y Albacete.

Quizá algún arabista agradeciera que incluyese también aquí la lista de nombres propios de personas, lista que hube de hacer para mi uso particular, para añadir dichos nombres al cúmulo de mis papeletas; pero no la creo de bastante importancia para llenar cuatro páginas del Boletín de la Academia, si esta acordase la publicación de este desaliñado trabajo.

La Dzajira de Aben Bassam.- Esta obra, escrita en Sevilla en los primeros años del siglo VI de la hegira, poco después de la muerte del Cid, es muy conocida y apreciada de los eruditos, desde que M. Dozy la dió á conocer en el primer tomo de su obra Loci de Abbadidis, publicando numerosos é interesantes textos referentes á los reyes de Sevilla. Después, en las tres ediciones de su importante libro Recherches sur l'histoire et la littérature de l'Espagne pendant le moyen âge, aprovechó, tomándolas de la Dzajira de Aben Bassam, noticias muy interesantes y peregrinas referentes al Cid, á la toma de Barbastro por los normandos, su reconquista por Almoktadir de Zaragoza y otras, que sería prolijo enumerar.

Cuando M. Dozy comenzó sus estudios acerca de la dinastía de los Abbadies de Sevilla, no conocía de esta obra más que los   —182→   extractos del manuscrito de Oxford, que le había facilitado con su proverbial generosidad nuestro querido maestro el Sr. D. Pascual de Gayangos: después, el mismo M. Dozy descubrió en la biblioteca de Gotha otro tomo, catalogado como fragmento de Almakkari; el manuscrito de Oxford es el tomo segundo de la obra, el de Gotha el tercero y después el difunto Mr. Mohl adquirió el primer tomo, que fué aprovechado por M. Dozy en sus últimos años; este manuscrito fué adquirido en la venta de los libros de Mr. Mohl por la biblioteca de París en 1.500 francos, si no estamos equivocados; el Sr. D. Pascual de Gayangos adquirió hace bastantes años un ejemplar antiguo del tomo tercero y hasta ahora era lo que de esta obra se conocía en Europa.

M. Dozy encareció la importancia de la Dzajira de Aben Bassam, reconociendo las grandes imperfecciones de los códices conocidos y la gran dificultad de entender lo que el autor quiso decir, por haberlo hecho casi siempre en prosa rimada: como la obra no estaba completa, pues faltaba el tomo cuarto, y además, el texto resultaba muy difícil de publicar, parece que M. Dozy, nunca pensó en ello, aunque tenía el propósito de sacar de esta y de otras obras, todos los textos tomados de Aben Hayyan, propósito que no sé llegase á realizar.

Ya tuve ocasión de poner en conocimiento de la Academia que en la biblioteca de la Mezquita Azzeituna de Túnez, existe el tomo II de esta obra, el cual no me fué posible examinar, porque á la sazón estaba prestado fuera de la mezquita: habiéndome proporcionado noticias fidedignas acerca de dicho códice, por el ligero estudio que de él pudo hacer nuestro correspondiente en Túnez, el ilustrado arabista é intérprete judicial M. Goguyer, y convencido de que el códice contenía lo que se decía en el catálogo impreso, encargué que nos hiciesen una copia, que es la que tengo el honor de presentar á la Academia, y cuyo valor paso á indicar á la ligera.

Por los textos que de esta copia he cotejado con los publicados por M. Dozy, resulta que el manuscrito de Túnez es muy parecido al de la Universidad de Oxford, con el cual tiene de común hasta las mismas lagunas, que deben proceder de originales más antiguos: alguna variante he notado, que no parece que pueda   —183→   proceder de errata de copia; y esto podrá dar más valor al manuscrito de Túnez, al cual, si no está completo, debe faltar poco; y digo esto, porque en él no encuentro todo lo que parece debería contener, según el análisis que de la materia de los cuatro tomos hizo el barón de Slane en el Journal asiatique, quinta serie, t. XVII, pág. 262.

Difícil es dar idea exacta del contenido de esta obra, en la que el autor, procediendo por regiones, se propone dar noticia de los wazires y catibes españoles contemporáneos, dando muestras de sus obras; pues con motivo de las de un autor, intercala fragmentos de otras, cuyos autores estuvieron en relación con él; por esto, tanto el índice que publicó el barón de Slane, como el que añadimos á continuación, distan mucho de dar á conocer la importancia de la obra y los nombres de los autores de quienes se incluyen fragmentos de sus obras ó de los personajes de quienes da noticias más ó menos detalladas.

De este modo se comprende que al tratar en el tomo III de Aben Thahir, destronado rey de Murcia, haya podido dar noticias interesantísimas acerca del Cid, con quien tuvo relaciones; y para citar algún ejemplo de lo contenido en este tomo II, diré que en el capítulo en que trata de Aben Alkosaira, se hace mención de la muerte del joven Abbad, hijo de Almotamid, gobernador de Córdoba, sorprendido y muerto por Aben Ocaxa, á cuyo suceso se dedica una composición, citándose á las pocas páginas otra dedicada á la muerte del mismo Aben Ocaxa al ser recobrada Córdoba por Almotamid; en el capítulo dedicado á Aben Omar el Bechi se incluye una carta á nombre de Aben Hud (de Zaragoza) dirigida á Aben Dzunnun (de Toledo), dándole las gracias por haber puesto en libertad á imagen Aben Goson, á quien tenía encarcelado.

Ponemos á continuación los epígrafes tal como están en el manuscrito de la Academia, para que puedan compararse con los del manuscrito de la Universidad de Oxford, del cual existen varias copias en Europa á disposición de los dedicados á estos estudios.

  —184→  

imagen

  —185→  

imagen

  —186→  

Cotejados los epígrafes de nuestro índice con el publicado por el barón de Slane, resulta que no existen en el códice de Túnez los capítulos destinados á Abu Ayyub ben Abu Omawiyah ni á Abu Alwalid Haçan el Maçiçí, que en el códice de Oxford están inmediatamente antes y después del artículo destinado á Aben Ammar; también falta el que trata de Abu Bequer Çaid ben Alcobtorna que en el manuscrito de Oxford precede al capítulo de Aben Guzmán; en cambio en el índice publicado por el barón de Slane no constan los epígrafes que en el nuestro ocupan los lugares 18 á 24 inclusives, ni los números 27, 28, 31 y 33.

Como por desgracia en Europa no se conoce aún la obra completa de Aben Bassam, mientras haya esperanza fundada de encontrar el tomo IV, quizá no fuera ocasión oportuna de emprender su publicación y traducción, á pesar de su mucha importancia, aunque hubiera quien tuviese ánimo para acometer esta empresa, que dudo pudiera nadie llevar á buen término en menos de cuatro años de trabajo.

Quizá por si me animaba á emprender esta tarea, nuestro ilustrado correspondiente Mr. Hartwig Derenbourg, entre otras noticias referentes á estos estudios, ha tenido la bondad de indicarme que en la biblioteca de París está el tomo que perteneció á Mr. Mohl y copia moderna de los códices de Oxford y Gotha; aunque acostumbrado á emprender cosas superiores á mis fuerzas, no contando con las dificultades, estoy muy lejos de acometer la publicación de la Dzajira de Aben Bassam, cuya empresa exige conocimientos especiales de la lengua poética: me contentaría, si Dios me deja llegar á principios del siglo próximo, con que pudiera acometer esta empresa alguno de mis discípulos, que sueña en ello para esta fecha, si antes no la lleva á cabo alguno de los arabistas extranjeros, que cuentan con más medios y facilidades: de ello nos alegraríamos mucho, y más aún, si lo hiciera algún español.

Madrid 4 de Enero de 1889.

Francisco Codera