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ArribaAbajoJornada II

 

Salen todos los del templo que acabaron la primera jornada.

 
LIRÍOPE
Mil veces infeliz fui.
FEBO
Oye.
SILENO
Aguarda.
ECO
Escucha.
SILENO
Espera.
NISE
Mira.
ANTEO
Advierte.
SIRENE
Considera.
LIRÍOPE
No hay consuelo para mí,
habiéndome sucedido 5
una desdicha tan nueva,
pues Narciso de la cueva
falta. Jamás ha salido
della, sino solo hoy,
y ya su muerte recelo. 10
¡Narciso! ¡Narciso! Al cielo
en vano estas voces doy.
Sin duda, el haber tardado
tanto el venir aquí yo,
de la cueva lo sacó. 15
¡Oh, máteme mi cuidado!
ANTEO
No te aflijas, que pues él
en este monte ha de estar,
yo te lo sabré buscar.
TODOS
Todos iremos.
LIRÍOPE
Crüel
20
fortuna ha sido la mía.
¡Narciso! Yo estoy mortal.
SILENO
¡Ay dioses!, ¿cuándo cabal
sucederá una alegría?
SILVIO
Discurriendo el monte vamos 25
llamándole, pues será
cierto el responder.
LIRÍOPE
No hará;
porque si así le buscamos,
él, que nunca gente vio,
más es fuerza que se esconda, 30
que no a las voces responda.
Mas oíd lo que pensó
mi ingenio: para que venga
buscándonos, ha de haber
una industria.
TODOS
¿Qué ha de ser?
35
LIRÍOPE
No hay cosa que con él tenga
más fuerza para atraelle,
que oír10 música; y siendo así
divididos desde aquí,
cantando para movelle 40
todos id.
FEBO
Con Laura esta
falda al monte correré.
SILVIO
Y yo con Sirene iré
penetrando esta floresta.
ANTEO
Yo con Silvia, hasta la cumbre 45
de ese monte he de subir.
SILENO
Yo con Eco he de medir
su más alta pesadumbre.
BATO
Y yo con Nise también,
he de entrar a ese jaral, 50
y si cantáremos mal,
por Eco aullaremos bien.
LIRÍOPE
Yo sin ley y sin aviso
por todas partes iré.
Cada uno cante lo que 55
sepa. ¡Narciso! ¡Narciso!
  -32v-  
LAURA

  (Canta.)  

Pues del monte la falda tocó a mis voces,
díganme de Narciso, fuentes y flores.
NISE

  (Canta.)  

Pues a mí de las selvas tocó lo alegre,
de Narciso me digan flores y fuentes. 60
SIRENE

  (Canta.)  

Pues tocó a mi acento medir la cumbre,
díganme de Narciso sombras y luces.
ECO

  (Canta.) 

Y pues a mi afecto los riscos tocan,
de Narciso me digan luces y sombras.
LAURA
¡A la falda!
NISE
¡A la selva!
65
SIRENE
¡A la cumbre!
ECO
¡Al risco!
LIRÍOPE
Oiga a todos y todas decir... ¡Narciso!11
MÚSICA
¡Narciso! ¡A la falda, a la selva, a
la cumbre, al risco!
 

(Vanse y sale NARCISO.)

 
NARCISO
Aunque la süave voz 70
de mi madre me parece
que oigo, sombra es que me ofrece
sin cuerpo el aire veloz;
pues hallarla no he podido,
por más que al monte he bajado. 75
Ya el aliento me ha faltado,
aquí moriré rendido
al cansancio, aunque no es
él el que más me fatiga,
sino la sed; y así diga 80
de aquella agua el ruido, pues
para darme alivio, diciendo corre...
LAURA

  (Canta.)  

Díganme de Narciso fuentes y flores.
NARCISO
Pero ¿qué voz es esta que me suspende?
NISE
Díganme de Narciso flores y fuentes. 85
NARCISO
Como ya en dos partes quiere que escuche...
SIRENE
De Narciso me digan sombras y luces.
NARCISO
Y aun en tres, supuesto que dice esotra...
ECO
Díganme de Narciso luces y sombras.
NARCISO
Por seguir a todas ninguna sigo. 90
TODOS
¡A la falda, a la selva, a la cumbre, al risco!
LIRÍOPE
Oiga a todos y todas decir: ¡Narciso!
NARCISO
¿Cómo, si a mí me llamáis,
sonoras hermosas voces,
volvéis huyendo veloces, 95
y no solo no le dais
un alivio a mi sentido,
mas trocándole en agravio,
me embarazáis el del labio,
por irme tras del oído? 100
Y pues de vosotras mal
puedo percibir las señas,
el ruido que entre estas peñas,
no menos dulce el cristal
hace, su aliento me dé, 105
siendo la primera vez12 esta
que afán el llegar me cuesta
al agua; pues no dejé
nunca la cueva hasta hoy,
donde un alcornoque era 110
taza menos lisonjera
de la que mirando estoy
guarnecida de yerbas y flores, donde...
LAURA
Díganme de Narciso fuentes y flores.
NARCISO
Mas la voz a pararme, diciendo vuelve... 115
NISE
De Narciso me digan flores y fuentes.
  -33r-  
NARCISO
Si es que a mí me buscas, ¿por qué me huyes?
SIRENE
Díganme de Narciso sombras y luces.
NARCISO
Pues que no me alivias, ¿por qué me estorbas?
ECO
Díganme de Narciso luces y sombras. 120
LIRÍOPE
Repitiendo a un tiempo tonos distintos,
oiga a todos y a todas decir: ¡Narciso!
NARCISO
Pues a todos escucho, y a nadie veo,
vuelvo al agua. Mas ¿cómo si oigo este acento?
LAURA

  (Canta.)  

Es el engaño traidor, 125
y el desengaño leal,
el uno dolor sin mal
y el otro mal sin dolor.
NARCISO
Solo aquella voz pudiera
ser rémora de un sediento. 130
Seguir quiero de su acento
la música lisonjera.
NISE

 (Canta.)  

Si acaso mis desvaríos
llegaren a tus umbrales,
la lástima de ser males 135
quite el horror de ser míos.
NARCISO
Pero más cerca desta suena,
aunque una y otra me encanta;
y aquella tan dulce canta,
mas esotra me enajena 140
de mí mismo, porque tiene
más agrado y más dulzura.
Por esta verde espesura
el buscarla me conviene.
SIRENE

 (Canta.)  

Ven, muerte, tan escondida 145
que no te sienta venir,
porque el placer del morir
no me vuelva a dar la vida.
NARCISO
En lo alto de aquellas peñas
otra dulce voz sonó, 150
que nuevamente borró
de las pasadas las señas.
ECO

  (Canta.)  

Solo el silencio testigo
ha de ser de mi tormento,
y aun no cabe lo que siento 155
en todo lo que no digo.
NARCISO
¡Válgame el cielo! Esta sí
que es reina de todas ellas,
que aunque por dulces y bellas
juzgué las que hasta ahora oí, 160
con más fuerza ha suspendido
esta con mayor empeño.
¡Qué hermoso será su dueño,
pues vence por el oído
dos afectos, que en rigor 165
son con fuerza desigual...!
LAURA

 (Canta.) 

El uno dolor sin [mal,
y el otro mal sin dolor.]
NARCISO
Voz que postrando mis bríos,
mis males creces mortales... 170
NISE

 (Canta.) 

La lástima de ser males,
[quite el horror de ser míos.]
NARCISO
No quisiera ver rendida
la vida a tanto sentir...
SIRENE

 (Canta.)  

Porque al placer [del morir 175
no me vuelva a dar la vida.]
NARCISO
Lo que siento, mal me obligo
a que lo diga mi aliento...
ECO

 (Canta.)  

Y aun no cabe [lo que siento
en todo lo que no digo.] 180
NARCISO
En mil partes divididos
mis cuidados, son despojos
del viento. Ved algo, ojos,
o no escuchéis tanto, oídos.
 

(Canta cada uno su copla, y sale ECO.)

 
ECO
Hacia aquesta parte yo 185
he de penetrar lo ameno
destas intrincadas breñas,
una y otra vez diciendo...

  (Canta.)  

Solo el silencio testigo
[ha de ser de mi tormento, 190
y aun no cabe lo que siento
en todo lo que no digo.]
NARCISO
Pájaro destas montañas,
que con süaves acentos
tan sonoramente eres 195
dulce confusión del viento;
si entre el oído y el labio,
dudoso, absorto y suspenso
-33v-
me vi, sin saber quién es
mi más poderoso afecto, 200
pues el oír el cristal
que me llamaba sediento,
sediento también me llama
el aire que a beber vuelvo.
¿Cómo de una sed y otra 205
tanto has trocado el afecto,
que en vez que labios y oídos
beban agua y aire, has hecho
que beban fuego los ojos,
y tan venenoso fuego, 210
que para explicarle es fuerza
pensar que en tu estilo mesmo...
ECO
Solo el silencio testigo
[ha de ser de mi tormento,
y aun no cabe lo que siento 215
en todo lo que no digo.]
Bruto diamante, que mal
pulido de ese grosero
tosco traje, brillar dejas
el alma que ocultas13 dentro; 220
no menos suspensa yo
quedé al mirarte, supuesto
que absorta, helada y confusa,
solo a responderte acierto
con lo mismo que cantaba. 225

  (Canta.) 

Y aun no cabe lo que siento
en todo lo que no digo.
NARCISO
Parecidas, según eso,
son nuestras dos suspensiones,
tanto, que los dos diremos, 230
tú, por si a mí me respondes,
yo, por si a ti me parezco...

  (Cantan los dos.)  

Solo el silencio [testigo
ha de ser de mi tormento,
y aun no cabe lo que siento 235
en todo lo que no digo.]
NARCISO
¿Quién eres?
ECO
Una mujer.
NARCISO
La segunda eres que veo,
y aun la primera pudiera
decir, pues a lo que entiendo 240
no era mujer para mí
la primera que vi, puesto
que en mi pecho no encendió
nunca tan activo fuego
como tu voz y tu vista 245
han encendido en mi pecho.
¿Adónde vas por aquí?
ECO
A solo buscarte vengo,
y con desear hallarte,
estimara, a lo que pienso, 250
no haberte hallado, porque
hoy en ti, más que hallo, pierdo.
NARCISO
¿Conocíasme?
ECO
Yo no.
NARCISO
Pues ¿cómo en este desierto
a quien no conoces buscas? 255
¿Úsase en el mundo eso
de que busquen las mujeres
a quien no conocen?
ECO
Presto
la causa que me ha traído14
sabrás.
NARCISO
Dila, pues.
ECO
¡Sileno!15
260
NARCISO
¿A quién llamas? ¿Qué pretendes?
ECO
¡Febo, Bato, Silvio, Anteo!
NARCISO
Tú quieres matarme, como
si ya no me hubieras muerto.
ECO
¡Sirene, Liríope, Nise! 265
Venid todos a este puesto,
que ya yo he hallado a Narciso.
 

(Salen todos.)

 
SILVIO
Llamado de tu voz vengo.
ANTEO
De tu voz vengo traído.
SILENO
Alas me ha dado tu acento. 270
FEBO
Aquí Eco hermosa llamaba.
SIRENE
Pues todos llegan, lleguemos.
NARCISO
¿Tanta gente hay en el mundo?
LIRÍOPE
¡Felice yo que te veo!
NARCISO
Pues ¿cómo, madre, a buscarme 275
vienes con todos aquestos?
SILENO
Pedazos del corazón,
dadme los brazos.
NARCISO
Teneos,
y si me ha de abrazar alguien,
sea aquella que estoy viendo, 280
quien es, me di, y lo que intentas,
madre, porque estoy suspenso,
tan notables diferencias
de rostros y trajes viendo.
LIRÍOPE
Despacio sabrás tu historia. 285
SILENO
Dices bien, que ahora no es tiempo
de detenernos16 aquí.
-34r-
Juntos al valle bajemos:
allá mudarás de traje
y oirás todos tus sucesos, 290
hermoso Narciso mío.
FEBO
Perdonadme mi atrevimiento,
Sileno, y dadme licencia
para dar al zagalejo,
mientras vós le hacéis vestido, 295
un pellico, que por nuevo
irá con mejor disculpa.
SILENO
La merced os agradezco.
FEBO
Yo me adelanto a envïarle,
y desocupado desto, 300
amor, intenta finezas
que hacer por su hermoso dueño.

 (Vase.)  

SILVIO
Dadme liciones de cómo
obligue un desdén, deseos.

 (Vase.) 

SILENO
¡Dichoso yo, que he vivido 305
hasta haber mirado esto!

 (Vase.) 

ANTEO
Dicha he tenido en ser yo
deste acaso el instrumento.

 (Vase.) 

LIRÍOPE
Sigue, Narciso, mis pasos,
que ya no es patria el desierto. 310
NARCISO
Muchas cosas he admirado,
pero una sola me he muerto.

 (Vase.)  

ECO
Mas, que según son las penas
que dentro del alma siento,
vienen a ser nueva historia 315
del mundo Narciso y Eco.

 (Vase.)  

BATO
¡Ah Sirene!
SIRENE
¿Qué me quieres?
BATO
Algo es lo que te quiero,
para que sepas en algo
el mal gusto que yo tengo. 320
SIRENE
Peor le tuviera yo,
si te quisiera a ti.
BATO
Niego
que, cada cosa en su tanto,
todo es malo y nada es bueno.
Pero esto aparte, entre tanto 325
que a nuestros amos siguiendo
vamos; ¿tú no me dirás
una verdad?
SIRENE
Yo la ofrezco.
BATO
No la cumplirás, que no
estás enseñada a hacerlo. 330
Pero vaya. Yo, Sirene,
soy muy grande majadero.
SIRENE
Grandísimo.
BATO
¡Voto al sol,
que ahora he caído en ello,
desde que estó viendo cosas, 335
que son cosas que estó viendo
sin entenderlas, Sirene!
SIRENE
¿Qué cosas?
BATO
Pues, ¿hay suceso
tan extraño, como haberse
hallado hoy mi amo Sileno 340
aquí una hija salvaje,
con un salvajito nieto,
y haberme de ir yo ahora
a casa a vivir con ellos?
SIRENE
Pues eso ¿qué importa?, di. 345
BATO
Tú no sabes, según eso,
lo que [es]17 tratar con salvajes.
SIRENE
Bato, no lo son aquestos,
sino una mujer y un hombre.
BATO
Esos, a lo que yo entiendo, 350
son los peores salvajes,
la vez que llegan a serlo.
SIRENE
Pues ¿has visto tú en tu vida
garzón más hermoso y bello
que Narciso?
BATO
Ya estarás
355
caprichosa; mas no es nuevo
agradarse de salvajes
las mujeres.
SIRENE
¡Oh mal fuego
en tu lengua! ¿Qué mujer
se ha llegado agradar dellos? 360
BATO
¿Qué mujer? Todas aquellas
que iré, Sirene, diciendo.
Mujer hay que se enamora
de un disciplinante, viendo
que es tan gran salvaje que 365
a sí mesmo se da recio.
Mujer hay que se enamora
de un volatín, no atendiendo
que es tan gran salvaje que
anda en aire habiendo suelo. 370
-34v-
Mujer hay [que] se enamora
de un toreador, advirtiendo
que es tan gran salvaje que
espera a otro cuerpo a cuerpo.
Mujer hay que se enamora 375
de un danzante, conociendo
que es tan gran salvaje que
se muele a compás los huesos.
Mujer hay que se enamora
de uno que esgrima, sabiendo 380
que es tan gran salvaje que
pone sus ojos a riesgo.
Mujer hay que se enamora...
SIRENE
Tente, que saber no quiero
más.
BATO
Pues ahora empezaba.
385
SIRENE
Divertidos, en efecto,
con tus locuras, al valle
hemos llegado.
BATO
Y habiendo
dejado en casa a los dos,
se va el acompañamiento. 390
SIRENE
Cada uno a su ganado
querrá acudir.
BATO
Si no es Febo,
que a la soledad se vuelve.
 

(Sale FEBO.)

 
[FEBO]
Sirene, a buscarte vengo.
SIRENE
¿En qué puedo yo servirte? 395
BATO
Yo por no estorbar me ausento,
y también por ir a ver
qué hacen los huéspedes nuevos.
FEBO
Pues nadie, Sirene, ignora
en el valle la firmeza, 400
con que la rara belleza
de Eco mi atención adora,
no habré menester ahora
repetirle, y pues aquí
estabas cuando (¡ay de mí!) 405
un favor depositó
para una fineza, yo
le pienso ganar por ti,
Sirene, supuesto que eres
hoy tú la zagala a quien 410
Eco ha querido más bien,
y en tu gracia te prefieres,
si dar vida a un muerto quieres,
procura saber en qué
más agradarte podré; 415
que las finezas no son
de mayor estimación,
por grandes, Sirene, que
por la ocasión en que llegan.
SIRENE
No tienes que decir más. 420
Cuanto yo sepa, verás
que mis labios no te niegan.
FEBO
Eso mis ansias te ruegan.
SIRENE
Ya te digo que lo haré,
y nada te callaré. 425

 (Vase.)  

FEBO
¿Quién mayor tormento alcanza,
que el que ama sin esperanza
a una hermosura sin fe?
Apenas el invierno helado y cano
este monte con nieves encanece, 430
cuando la primavera le florece,
y el que helado se vio, se mira ufano.
Pasa la primavera, y el verano
los rigores del sol sufre y padece.
Llega el fértil otoño, y enriquece 435
el monte de verdores, fruta el llano.
Todo vive sujeto a la mudanza.
De un día y otro día a los engaños
cumplen un año, y este al otro alcanza.
-35r-
Con esperanza sufre desengaños 440
un monte, que a faltarle la esperanza,
ya se rindiera al poso de los años.
 

(Sale LIRÍOPE y NARCISO.)

 
LIRÍOPE
¿Has estado atento?
NARCISO
Sí,
y todo cuanto me has dicho
en la memoria lo tengo 445
y en el corazón escrito.
Y para que lo conozcas,
el haber, madre, nacido
en los montes, y el haber
criádome en tal retiro, 450
todo para en que yo tengo
en las estrellas previsto
que una voz y una hermosura,
con efectos distintos,
amando y aborreciendo, 455
son mis mayores peligros.
LIRÍOPE
Pues haz por guardarte18 dellos,
considerando, Narciso...
NARCISO
¿Qué?
LIRÍOPE
Que tú solo no más
podrás guardarte a ti mismo. 460
NARCISO
De todo advertido ya,
licencia, madre, te pido
para ir a ver por el valle,
lo que otras veces he visto.
Sepa yo de los pastores 465
los diversos ejercicios,
el modo de apacentar
los ganados, el estilo
de las labranzas del campo;
y ya que libre me miro, 470
débales algo a los ojos
hoy mi natural instinto,
que no todas las noticias
deber tengo a los oídos.
LIRÍOPE
Aunque con algún temor 475
la licencia te permito;
mas porque no vayas solo,
quiero que vaya contigo
un crïado de mi padre,
que te informe y te dé aviso 480
de todo. ¡Bato!
 

(Sale BATO.)

 
[BATO]
Señora.
LIRÍOPE
Hoy de tu despejo fío
mi temor. Narciso quiere
ir a ver todo el ejido,
y conocer los pastores 485
de aqueste valle vecinos.
Llévale por ahí, y dél
no te apartes. Advertido
escucha, Bato, lo que
a solas aquí te digo. 490
No le dejes con ninguna
zagala hablar.
BATO
No me obligo
a esto solo, porque es
muy desapacible oficio
el estorbador, y yo 495
a lo contrario me inclino.
Mas en fin es hacer gusto,
y muero por ser bienquisto.
LIRÍOPE
Tú harás lo que yo te encargo.
¡Mejorad, dioses divinos, 500
del hado las amenazas!

 (Vase.) 

BATO
Buena comisión ha sido
la que tu madre me ha dado.
¿Quién en el mundo habrá visto
que los Batos ayos sean? 505
NARCISO
Ea, vamos, Bato amigo,
discurriendo todo el valle.
BATO
Discurramos.
NARCISO
¿Qué edificio
es aquel?19
BATO
¿Aquel? Un templo
de Apolo, eminente y rico. 510
NARCISO
Es muy justo que los dioses
tengan lugar más altivo,
que aun en lo material deben
ser al hombre preferidos.
El haber mirado estimo 515
el edificio dorado
entre los demás pajizos.
ANTEO

  (Dentro.) 

Yo os pondré en paz, voto [al sol]20
-35v-
si la honda me desciño.
NARCISO
¿Qué es aquello?
BATO
Están lidiando
520
allí dos fuertes novillos
de Anteo, y él los desparte
con la honda y con el silbo.
NARCISO
¿Quién es Anteo?
BATO
Un zagal
el más valiente que ha habido 525
en toda Arcadia.
NARCISO
¿Y qué es
ser valiente?21
BATO
Haberlo él dicho.
NARCISO
¿Cúyo ha sido aquel rebaño?
BATO
Si has de matarme, Narciso,
a pescudas, ¿no es mijor 530
tomar aqueste cochillo
y degollarme con él,
que con el de palo?
NARCISO
Digo
que no preguntaré más22.
¿Cúyo aquel rebaño ha sido, 535
que de ese monte a ese valle
desciende en tan excesivo
número, que tras sí trae
descabellados los riscos?
BATO
De Febo, que es el pastor 540
más discreto y entendido
que tiene toda la Arcadia.
NARCISO
¿Y en qué, dime, ha consistido
el ser entendido un hombre?
BATO
En dar otros en decirlo, 545
porque una misma razón
dicha de dos, ya se ha visto
ser en el uno agudeza
y en el otro desatino.
NARCISO
¿Y aquel ganado que llega, 550
amenazándole al río,
que ha de agotar su corriente?
BATO
¿Quién me ha encontrado contigo?
De Silvio, que es el pastor
más galán.
NARCISO
¿Y en qué ha caído
555
ser galán?
BATO
En parecerlo,
siendo al uso talle y brío.
NARCISO
Pues ¿hay usos en los talles?
BATO
Sí. Yo me acuerdo haber visto
usarse un año a los pechos 560
y otro año a los tobillos:
y esto no es mucho, que en fin
consistía en los vestidos.
Mas en las caras me acuerdo
el tener usos distintos 565
las mujeres.
NARCISO
¿En las caras,
qué naturaleza hizo
uso?
BATO
Un tiempo que se dieron
en usar ojos dormidos,
no había hermosura despierta, 570
y todo era mirar bizco.
Usáronse ojos rasgados
luego, y dieron en abrirlos
tanto, que de temerosos,
se hicieron espantadizos. 575
Las bocas chicas, entonces,
era de lo más valido,
y andaban por estas calles
todos los labios fruncidos.
Dieron en usarse grandes, 580
y en aquel instante mismo,
se desplegaron las bocas,
y dejando lo jarifo
de lo pequeño pusieron
su perfección en limpio 585
de lo grande, hasta enseñar
dientes, muelas y colmillos.
ECO

 (Canta.)  

    Pues el sol y el aire
    turban mi color,
    hécelo de envidia 590
    el aire o el sol.
NARCISO
¿Quién es esta, que un rebaño
trae de blancos corderillos,
dando a entender que se dejan
apacentar los armiños? 595
BATO
Esta es Eco, la más bella
zagala que el sol ha visto.
NARCISO
¿Qué será que al verla yo
pierdo todos mis sentidos,
y este pesar que me hace 600
-36r-
se le agradezco y estimo,
dejándome engañar dél,
creyendo que es regocijo?
BATO
A la fe, que esos extremos
de amor son. De resistirlos 605
trata al principio, porque
solo podrás al principio.
ECO

 (Canta.) 

    Pues el sol y el aire
    [turban mi color,
    hécelo de envidia 610
    el aire o el sol.]
NARCISO
Si una voz y una hermosura
me amenazan con castigo,
de su hermosura y su voz
huyamos, Bato.
 

(Sale ECO y SIRENE.)

 
ECO
Narciso...
615
NARCISO
Hermosa zagala.
ECO
Mucho
verte en este traje estimo.
¿Cómo te parece el valle?
¿No es más ameno este sitio
que el monte donde naciste? 620
NARCISO
Si en él tu belleza admiro,
no solo mejor que el monte,
mejor será que el Eliseo.
Mas quédate. Adiós.
ECO
¿Por qué
te vas tan presto?
NARCISO
Imagino
625
que me importa el ausentarme.
ECO
¿Cómo?
NARCISO
Como habiendo sido
una voz y una hermosura
mis dos mayores peligros,
y concurriendo en ti entrambos, 630
el huir de ti es preciso;
que es un encanto tu voz
y tu hermosura un hechizo.

 (Vase.)  

BATO
Criarse quiere este muchacho.
ECO
Sirene, ¿qué es lo que miro? 635
¿Zagal hay que, al darle yo
ocasión, tiemblo el decirlo,
de hablar conmigo, se ausenta,
huyendo de hablar conmigo?
Y aun no extraño tanto, no, 640
que él pueda, pierdo el sentido,
consigo acabarlo, como
que yo no pueda conmigo,
viéndole ausentar de mí,
acabar de no sentirlo. 645
Yo, que la más celebrada
pastora soy que ha tenido
la Arcadia; yo, que de tantos
idolatrada me he visto,
¿al desaire de un rapaz, 650
tan grosero como lindo,
tantas vanidades postro,
tantas altiveces rindo,
que confiese que lo siento?
Mas, ¡ay de mí!, ¿de qué me aflijo? 655
Que ninguna siente más
los desaires que la hizo
la libre condición de uno,
que quien ufana ha rendido
la esclava pasión de todos, 660
porque en efecto es preciso
que todo estilo se extrañe,
cuando es extraño el estilo.
SIRENE
No de esa manera sientas
un acaso sucedido 665
tan acaso.
ECO
Si supieses
lo que siente el pecho mío,
¡ay Sirene!, no culparas
estos extremos que has visto.
Desde el instante que vi 670
la hermosura de Narciso,
vivo pensando que muero,
muero pensando que vivo.
 

(Salen por los dos lados SILVIO y FEBO.)

 
FEBO
¡Qué escucho, cielos! ¿Tú quejas?
SILVIO
¿Tú extremos? Cielos, ¡qué miro! 675
FEBO
¿Tú llanto?
SILVIO
¿Tú sentimiento?
FEBO
¿Tú lagrimas?
SILVIO
¿Tú suspiros?
ECO
Esto solo me faltaba.
SILVIO
Mirando que sus divinos
ojos más perlas congelan, 680
que no del alba el rocío,
al cielo pediré albricias.
FEBO
Yo al ver que en dos bellos hilos
-36v-
de aljófar hoy se desata
todo el campo del Olimpo, 685
el pésame daré al cielo.
SILVIO
Alegre a su voz me rindo,
porque este apacible llanto
con sus ternezas me ha dicho
que sabe sentir su pecho. 690
FEBO
Triste hoy a sus pies me humillo,
porque me ha dicho este llanto
que hay algo que ella ha sentido.
ECO
¡Oh qué mal contento, amor,
eres, pues que no ha podido 695
despicarte de un amado,
tener dos aborrecidos!
SILVIO
Si en el desear, ¡oh Febo!
hacer finezas compito
con tu amor, en esta acción 700
más Eco23 a mí me ha debido.
FEBO
¿De qué suerte?
SILVIO
Desta suerte.
Oye, pues es tuyo el juicio.
ECO
Por disimular mis penas
habré por fuerza de oírlo. 705
SILVIO
Tan rara es, tan peregrina
de Eco la belleza ufana,
que no creyéndola humana,
la adoré como divina.
Hoy, pues, que al24 llanto se inclina, 710
mayor esperanza alcanza
mi amor; luego en confïanza
tal debe mi pensamiento
estimar su sentimiento,
pues dél nace mi esperanza. 715
FEBO
Yo desde el punto que vi
a Eco, siempre la adoré
como divina, y aunque
llorar ahora la vi,
humana no la creí, 720
con que persuadirme intento,
que siente mi atrevimiento,
porque a ser divina alcanza;
luego debe mi esperanza
morir de su sentimiento. 725
SILVIO
Suceder en el amor
lo que en un enfermo suele,
que ninguno dél se duele,
si no sabe qué es dolor.
Luego sentir fuera error 730
el verla sentir aquí;
pues viendo que siente así,
podrá más piadosamente
obligarla lo que siente
a que se duela de mí. 735
FEBO
Que solo se compadece
el que padece un dolor,
concedo; y así, mi amor
del suyo se compadece.
Si a ti su dolor te ofrece 740
alivio, porque de ti
se duela, yo al revés fui,
pues es más justo que yo
me duela della, que no
que ella se duela de mí. 745
SILVIO
Si yo remediar pudiera
con mi dolor su dolor,
el no hacerlo fuera error.
FEBO
Yo de cualquiera manera
sentir su dolor quisiera. 750
SILVIO
Hacer no es contra decoro
dél conveniencia.
FEBO
Ello ignoro,
¿qué mayor inadvertencia,
que el hacer yo conveniencia
del dolor de lo que adoro? 755
ECO
Atentamente he escuchado
de uno y otro la importuna
competencia, y que ninguna
se declara en mi cuidado.
En ti ni en ti he estimado 760
consuelo ni compasión,
y puesto que iguales son
del que estima y del que llora
los afectos, hasta ahora
no es de ninguno el listón. 765

 (Vase.)  

SILVIO
¡Plegue amor, pues ofendida
dél en mi agravio te empleas,
-37r-
que de quien amas te veas
quejosa y aborrecida!

 (Vase.) 

FEBO
Eso a los cielos no pida 770
mi voz; mejor es que así
aborrezcas, pues aquí
quieren más mis penas fieras,
a trueco que a nadie quieras,
que me aborrezcas a mí. 775
¡Ay, Sirene! ¿Qué haré yo,
me di, si es que algo has sabido,
que en el mar de mis desdichas
me pueda25 servir de alivio?
SIRENE
Sola una cosa.
FEBO
¿Cuál es?
780
SIRENE
Olvidar.
FEBO
Sin duda has visto
desahuciada mi esperanza,
pues la recetas olvido,
que es sepulcro del amor.
SIRENE
Mal haré si no te digo 785
lo que sé, ya que has fïado
tu dolor del pecho mío.
Eco no puede quererte,
y no tan común ha sido
su desdén, que no le haya 790
postrado...
FEBO
¿A quién?
SIRENE
...a Narciso.
FEBO
¡Ay, Sirene! Mal has hecho...
SIRENE
¿En qué?
FEBO
En habérmelo dicho.
SIRENE
Tú ¿no me has preguntado?
FEBO
Sí, mas por aqueso mismo 795
no decírmelo debieras;
pues cuando un celoso quiso
saber, quiso no saber;
y pues no estaba en mi arbitrio
no preguntarlo, estuviera 800
en el tuyo no decirlo.
SIRENE
Aunque tarde esa lición
me das, Febo, solicito
pagártela yo con otra.
Nunca lo que está escondido 805
de mujer, quieras saberlo,
si has de sentir el oírlo.

 (Vase.) 

FEBO
Flores deste ameno valle,
troncos destos altos riscos,
aves deste manso viento, 810
fieras deste monte altivo,
pastores destas riberas,
ganados destos apriscos,
hermosuras destos campos,
cristales de aquestos ríos, 815
pues todos testigos fuisteis
del venturoso amor mío,
de mis desdichados celos
sed ahora también testigos.
 

(Quédese suspenso sobre el cayado, y sale BATO y NARCISO.)

 
BATO
¿Dónde vuelves?
NARCISO
No lo sé;
820
que por más que me resisto,
no puedo más. A ver vuelvo
la beldad que en este sitio
dejé.
BATO
Pues ya no está aquí.
NARCISO
Dígasme, pastor amigo, 825
que sobre el cayado estribas
tan confuso y suspendido,
si a Eco, honor destas montañas,
por estos valles has visto.
FEBO
Respóndate aqueste acero 830

 (Vale a dar.)26 

en tu púrpura teñido.
Pero no, que no he de hacerte
yo infeliz, porque te hizo
feliz tu amor. Vive, joven,
ufano y desvanecido; 835
que yo no quiero tomar
más venganza que en mí mismo,
pues tú no tienes la culpa
de querer a quien te quiso,
y yo sí de haber amado 840
a la que me ha aborrecido.

  (Vase.)  

NARCISO
¿Qué es esto, Bato?
BATO
¿Qué quieres
que sea, si inadvertido27
preguntas por Eco a quien
a Eco adora?
NARCISO
¿Qué esquivo
845
veneno en esta palabra
me has dado por el oído,
que ha corrido al corazón
-37v-
tan vario, que a un tiempo mismo
me abraso y tiemblo, alternando28 850
yelo ardiente y fuego frío?
BATO
El que tú a Febo le diste.
NARCISO
Y Febo, di, Bato amigo,
¿es de Eco querido?
BATO
No,
antes siempre aborrecido 855
vivió.
NARCISO
La mitad del peso
has quitado a mis sentidos;
que aunque arde el yelo, es templado,
y aunque yela el fuego, es tibio.
 

(Sale ECO.)

 
[ECO]

 [Aparte.]  

(Mejor es que de una vez 860
se declare el dolor mío.)
Narciso, a buscarte vengo.
NARCISO

 [Aparte.]  

(Ya el ver que a buscarme vino,
me quitó la otra mitad;
pues si no hubiera venido 865
a buscarme, fuera yo
a buscarla.) ¿En qué te sirvo?
ECO
En escucharme.

 [Aparte.]  

(Cantando
lo diré, por si le obligo
más con mis voces.)
BATO
Yo quiero
870
dar a Liríope aviso
de aquestos extremos, pues
yo no basto a resistirlos.

 (Vase.) 

ECO

 (Canta.)  

    Bellísimo Narciso,
    que a estos amenos valles, 875
    del monte en que naciste,
    las asperezas traes.
    Mis pesares escucha,
    pues deben obligarte,
    cuando no por ser míos, 880
    solo por ser pesares.
    Amor, sabes con cuánta
    vergüenza llego a hablarte,
    y no dudo ni temo
    que tú también lo sabes. 885
    Si atiendes los colores
    que en el rostro me salen,
    la púrpura y la nieve
    variada por instantes;
    porque cada suspiro, 890
    que en efecto son aire,
    camaleón de amor
    se muda mi semblante.
    Desde el primero día
    que al monte fui a buscarte, 895
    y te hallé la primera
    entre sus soledades,
    mi vida a tu hermosura
    rindió sus libertades.
    Haciendo tu extrañeza, 900
    de mi altivez donaire,
    que aunque estaba tan bruto
    entonces el diamante
    de tu pecho, ya daba
    muestra de sus quilates. 905
    Eco soy, la más rica
    pastora destos valles;
    bella decir pudieran
    mis infelicidades;
    que de amor en el templo, 910
    por culto a sus altares,
    de felices bellezas
    pocas lámparas arden.
    Todo aquese océano
    de vellones, que hace 915
    con las ondas de lana
    crecientes y menguantes,
    desde aquella alta roca
    hasta esta verde margen,
    esmeraldas paciendo 920
    y bebiendo cristales,
    todo es mío; no hay
    pastores que la guarden,
    que a mi sueldo no vivan
    atentos y leales. 925
    Todo a tus pies ofrezco,
    y no porque a rogarte29
    lleguen hoy mis ternezas,
    imágines que nacen
    en la constancia mía 930
    de usadas liviandades,
    supuesto, bello joven,
-38r-
    que no puede obligarme,
    sino es de ser tu esposa,
    a que mi amor declare, 935
    porque tengas en mí
    siempre firme y constante
    un alma que te adore,
    un pecho que te ame,
    una fe que te estime, 940
    un nudo que te enlace,
    atención que te sirva,
    amor que te regale,
    deseo que te obligue,
    cuidado que te agrade. 945
    Y si estos rendimientos
    no pueden obligarte,
    triste, confusa, ciega,
    muda, absorta, cobarde,
    infelice, afligida, 950
    me verás entregarme
    tanto a mis sentimientos,
    que en quejas lamentables
    el aire, confundido
    de mis voces, se alabe 955
    porque Eco enamorada
    se ha convertido en aire.
NARCISO
Hecho había tu rigor
experiencias en tu pecho,
con que te iba mejor; 960
mal, Eco divina, has hecho
en declararme tu amor;
pues tan claramente arguyo,
que postrado mi albedrío,
yo ahora a despecho suyo 965
te dijera el amor mío,
si hubieras callado el tuyo.
Al buscarte a ti mi airada
pena, la tuya te tray,
con que ya, la acción mudada 970
ve las distancias que hay
de rogar a ser rogada,
sin reparar en el hado,
mi amor iba a ti rendido;
y en su riesgo he reparado, 975
que veo favorecido,
mas que vía despreciado.
Y así, no me digas, no,
tu amor, ni en tu vida esperes
ver que su luz me abrasó, 980
pues con saber que me quieres,
viviré contento yo.
ECO
Oye, aguarda, espera, ten
el paso.
NARCISO
Suelta la mano.
 

(Sale SILVIO.)

 
[SILVIO]

 [Aparte.] 

¿Qué es lo que mis ojos ven? 985
ECO
Escúchame.
NARCISO
Será en vano.
ECO
Narciso, mi amor, mi bien...
NARCISO
No he de oírte.
SILVIO
¿Cómo así
sufro mis ofensas yo?
NARCISO
Déjame.
ECO
¿De mí huyes?
NARCISO
Sí.
990
SILVIO

  [Aparte.] 

¿Quién mayor desdicha vio?
ECO
Véngueme el cielo de ti.
SILVIO
Si tú le pides al cielo
que dél te vengue (¡ah crüel!),
ya con mayor desconsuelo 995
pedir puede mi desvelo
que me vengue de ti y dél.
Y supuesto que él aquí
a ti, fiera, te ofendió,
y tú y él junto a mí, 1000
dél me vengaré, pues no
me puedo vengar de ti.
Advenedizo zagal,
que de ese monte eminente,
a solo aumentar mi llama, 1005
hijo del viento, desciendes.
Aunque no es tuya la culpa
de que Eco a amarte llegue,
sino suya, y aunque tengo
en parte que agradecerte, 1010
al ver cuán dueño de ti
tanta ventura desprecies,
tan fuera de la razón
las leyes los celos tienen,
que mandan que muera quien 1015
-38v-
es querido, y no quien quiere.
Sin duda que fue mujer
quien introdujo esas leyes,
pues condenó el instrumento
y no al que con él ofende. 1020
Y así, pues ya recibido
está en uso que se venguen
en los hombres los agravios
que nos hacen las mujeres,
fuerza es el vengarme en ti, 1025
aunque es fuerza que me pese
que seas tan tierno joven,
que no haga nada en vencerte.
ECO
Silvio, mira...

 [Aparte.]  

¡Muerta estoy!
NARCISO
¡Ay de mí, infeliz!
ECO
Advierte...
1030
SILVIO
Para matarle me irritas
más cuanto más le defiendes.
NARCISO
Pues no me defiendas más,
deja que a mis brazos llegue,
que valor hay en mis brazos 1035
que sabrán, Eco, vencerle.

 (Luchan.)  

SILVIO
¿Cómo, si a mis plantas ya
estás? Por dichoso muere;
que es delito ser dichoso
en los amantes.

 (Va a sacar la daga, y sale FEBO y le detiene.)  

FEBO
Detente,
1040
no le mates.
SILVIO
¿Tú lo estorbas?
FEBO
Sí.
SILVIO
Será porque no tienes
noticia de la ocasión,
Febo; que si la tuvieses,
me ayudaras a matarle. 1045
FEBO
No hiciera, que por saberle,
antes que por ignorarle,
le guardo; que no merece
morir por verse querido.
SILVIO
¡Oh qué infames celos tienes, 1050
pues mil muertes no deseas
a hombre que a tu dama quiere!
FEBO
Antes son mis celos nobles,
pues desengañar pretenden
hoy al mundo del error 1055
que en esa parte padece.
Querer lo que quiero yo,
casi lisonja a ser viene,
pues aprueba mi buen gusto;
ser más dichoso en que llegue 1060
a ser más querido, es
donativo de la suerte:
pues ¿por qué al que el cielo hizo
más venturoso, he de hacerle
yo más desdichado? Fuera 1065
de que es tan sagrado siempre
para mí (extráñelo el gusto,
yerre yo en esto o acierte)
cuanto es gusto de mi dama,
que tengo de defenderle, 1070
por no hacerle ese pesar
de ofender lo que ella quiere.
SILVIO
En amor, Febo, no hay
sofisterías..., y advierte
que en celos nunca hay nobleza: 1075
lo que se siente se siente.
Y así, tengo de matarle,
porque esa se favorece,
aunque tenga que estimarle
el ver que él a Eco desprecie. 1080
FEBO
¿Él despreciar a Eco?
SILVIO
Sí.
FEBO
Ahora le daré yo muerte,
porque a lo que quiero yo
no ha de haber quien lo desprecie.
SILVIO
Ahora lo defenderé 1085
yo, si advierto que le tiene
esa obligación mi amor.
FEBO
¡Oh qué villano amor tienes,
pues lo que Eco quiere matas,
y guardas lo que a Eco no quiere! 1090
Y a ti es fuerza que aquí
de ese desaire la vengue.
SILVIO
Yo por él he de guardarle.
FEBO
El que de los dos venciere,
siga después su opinión. 1095
-39r-

 (Luchan.)  

ECO
¿Quién vio confusión más cierta?
Pastores desta montaña,
venid a favorecerme,
estorbando una desdicha
que hoy a mis ojos sucede. 1100
 

(Salen todos.)

 
ANTEO
¿Qué es aquesto? Silvio, Febo,
teneos, que estoy presente.
SILENO
Narciso, ¿tan presto ya
pendencia en el valle tienes?
NARCISO
Y aun dos, pues dos enemigos 1105
aquí matarme pretenden.
LIRÍOPE
¡Qué presto empiezan los hados
a declararnos que tienes
tu riesgo en una hermosura!
BATO
Yo, sin que astrólogo fuese, 1110
lo dijera, porque ¿quién
no tuvo su riesgo siempre
en una hermosura, y aun
en una fealdad mil veces?
SILENO
¿Qué es esto, Eco hermosa?
ECO
Ser
1115
desdichada solamente.

 (Vase.) 

ANTEO
¿Qué es esto, Silvio?
SILVIO
Ser yo
infeliz: Febo os lo cuente.

 (Vase.)  

LIRÍOPE
¿Qué es esto, Febo?
FEBO
No sé;
Narciso decirlo puede. 1120

 (Vase.) 

SILENO
Narciso, ¿qué es esto?
NARCISO
Yo
no sé lo que me sucede.

 (Vase.)  

ANTEO
Bato, pues fuiste a llamarnos,
dinos tú más claramente,
¿qué es esto?
BATO
Ser desdichado.
1125
Ahí os lo dirá esa gente.

 (Vase.) 

SILENO
Sigámoslos, porque no
vuelvan otra vez a verse,
antes que amigos se hagan.

 (Vase.) 

ANTEO
Vamos, aunque me parece 1130
que el serlo será imposible
donde una dama interviene;
que amistades sobre celos
hanse visto pocas veces.

 (Vase.)  

LIRÍOPE
Cielos, pues ya me vais dando 1135
indicios tan evidentes,
en la hermosura de Eco
del peligro que previenen
vuestros astros a Narciso,
dadme valor con que enmiende 1140
los amagos, antes que
las ejecuciones lleguen.
Válgame lo que he aprendido,
para que el daño remedie,
pues primero que le vea 1145
sucedido, he de ponerle
mil embarazos al paso,
si sé altiva, osada y fuerte
transformar todos los globos
de esa máquina celeste, 1150
viéndola a prodigios míos
desplomada de los ejes.

 (Vase.) 


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