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ArribaJornada III

 

Salen FEBO, SILVIO y ANTEO.

 
ANTEO
Eso habéis de hacer por mí,
pues ocasión no tenéis
de no ser amigos.
FEBO
Mal
sabes lo que es querer bien,
pues dices que no tenemos 5
ocasión para no ser
los dos amigos, amando
los dos un mismo desdén.
SILVIO
¿Cómo es posible que sea
un hombre amigo de quien 10
quiere lo que él quiere, siendo
ira los celos?
ANTEO
Aunque
entiendo poco del duelo
de amor; a mi parecer,
cuando igualmente los dos 15
aborrecidos os veis,
y ninguno es preferido,
podéis ser amigos, pues
lo que al sentimiento obliga
en cualquier amante es 20
que la esperanza o favor
que yo pierdo, gane aquel.
-39v-
Mas sin favor ni esperanza
el uno y otro es querer
estirar el duelo a más 25
de lo que manda la ley.
FEBO
Esa es bastante razón
para no reñir con él;
mas no para ser su amigo.
SILVIO
Febo ha respondido bien; 30
que una cosa es amistad
y otra es competencia.
ANTEO
Pues
en aquesa diferencia,
yo me contento con que
enemigos no seáis, 35
si amigos no queréis ser.
FEBO
De eso aun la palabra doy,
a mi pesar.
SILVIO
Yo también.
Pero advierte que se queda
el mayor disgusto en pie, 40
porque yo le doy a Anteo,
en cuanto a Febo, que es
igual conmigo en mis penas,
no en cuanto a Narciso, pues
si Eco le quiere, yo tengo 45
de vengarme della en él.
FEBO
Yo, no porque ella le adore,
que es dicha y no culpa es;
porque él la desdeña30, sí;
que yo no tengo de ver, 50
que ninguno trate mal
a lo que yo quiero bien.
ANTEO
Antes de hablar a los dos,
con ese zagal hablé,
y me ofreció de estorbar 55
las ocasiones en que
disgustar pueda a ninguno
ni en despreciar ni en querer.
Y puesto que en esta parte
estáis31 compuestos los tres, 60
ved que queda sobre mí
vuestra competencia, y ved
que el que la rompa, conmigo
habrá de reñir después.

 (Vase.)  

SILVIO
¿Quién llegó a mayor desdicha 65
que el galán que llegó a ver
cara a cara un desengaño...?
FEBO
¿Quién llega a más dicha, quién,
que el amante que llegó
un desengaño a tener...? 70
SILVIO
...Pues cuanto vivió engañado,
vivió contento, porque
una cosa es ignorar,
y otra cosa es padecer.
FEBO
...Pues cuanto engañado amó, 75
fue desdichado, porque
no hay mal como el que encubierto
mata, sin saberse dél.
SILVIO
¡Oh quién engañado amara
toda su vida...
FEBO
Y, ¡oh quién
80
hubiera este desengaño
tenido antes...
SILVIO
...para que
nunca sintiera el dolor!
FEBO
...para que siempre el crüel
dolor hubiera sentido! 85
SILVIO
¡Que en un amor...
FEBO
¡Una fe...
SILVIO
...no hay cosa como ignorar!
FEBO
...no hay cosa como saber!
 

(Sale ECO.)

 
[ECO]

  [Aparte.] 

Silvio y Febo están aquí.
¡Cuánto siento que otra vez 90
su cansada competencia
a escuchar he de volver!
FEBO

 [Aparte.] 

Eco es la que ven mis ojos.
SILVIO

 [Aparte.] 

Eco la que miro es.
FEBO

  [Aparte.] 

Dadme valor, sentimientos, 95
para dejarla de ver.
SILVIO

 [Aparte.] 

Para no llegar a hablarla,
quejas, esfuerzos haced.
FEBO
Eco, los dioses te guarden.

 (Vase.) 

SILVIO
Vida los cielos te den. 100

 (Vase.)  

ECO
¿Cómo los dos, sin hablarme,
se van desta suerte? ¿Quién
creerá que sentí al hallarlos
aquí, cuando aquí llegué,
porque temí que me hablaran 105
en su amor, y que después
-40r-
he sentido que se ausenten
los dos, sin hablarme en él?
Pero ¿qué mucho, qué mucho,
si en efecto a la mujer 110
que más ha olvidado, más
ha llegado a aborrecer,
aun de lo que quiere mal,
le suena la queja bien?
Que es una ceremoniosa 115
vanidad verle querer,
que se desestima antes,
y se echa menos después.
 

(Sale BATO y NARCISO.)

 
BATO
¿Dónde vas?
NARCISO
A caza al monte
voy, Bato, que quiero ver 120
si con la ausencia mejor
venzo esta pasión crüel,
porque a Eco en toda mi vida
tengo de escuchar ni ver;
que está en ella mi peligro. 125
ECO

 [Aparte.] 

Él viene aquí, ¿qué he de hacer?
NARCISO

 [Aparte.]  

Ella esta aquí, huyamos antes
que llegue a hablarme.
ECO

 [Aparte.]  

(Mas ¿qué
lo que he de hacer dudo yo?
¿Aquí a sentir no llegué 130
que se fuesen sin hablarme
los dos que aborrecí? Pues
lo que fue veneno en ellos
será medicina en él.
Esfuérzate, corazón, 135
vence siquiera una vez.)
Narciso.
NARCISO
¿Qué quieres, Eco?

 (Vase hacia el paño.) 

ECO
Que vida el cielo te dé.
NARCISO
¿Cómo sin decirme más
te vas?
BATO
Andando en los pies.
140
NARCISO
¿Luego ya no siente, Bato,
que desengaños la dé,
pues ella no me da quejas?
BATO
Paréceme que no.
NARCISO
¿Quién
habrá llegado a sentir 145
lo que llegó a pretender?
BATO
Quien pretendió lo que había
de sentir.
ECO

  [Aparte.]  

¿Esto es querer?
Sí. Mas por disimular,
y porque piense también 150
que nada siento, cantando
la deshecha quiero hacer.
Si espanta su mal quien canta,
¿cómo yo espanto mi bien?

 (Vase.)  

NARCISO
Mas ¿qué importa que se vaya? 155
BATO
Nada, si se mira bien.
NARCISO
Pues no importa sino mucho.
BATO
Importe..., y la mano ten.
ECO

 (Dentro canta.) 

    Si en los que bien quieren
    todo es padecer, 160
    y no hay dicha alguna
    en el bien querer,
    ¡fuego de Dios en el querer bien!
NARCISO
    Amén.
BATO
Amén.
Pero ¿de qué te amohínas? 165
NARCISO
De que cante.
BATO
Dices bien;
que es el cantar muy mal hecho,
despreciada una mujer.
NARCISO
Huyamos, Bato, de aquí;
que si la escucho otra vez, 170
tras sí me llevará.
BATO
Dices
lindamente; al monte ven.
ECO

  (Dentro.)  

¡Fuego de Dios en el querer bien!
NARCISO
    ¡Amén!
BATO
¡Amén!
NARCISO
Detente, que aquella voz 175
un clarín del amor es,
que a mis oídos deseos
ha tocado a recoger.
Dejarme sin hacer caso
de mí, tan fiera y crüel, 180
cantar tan alegre y libre,
fuerza es que lo sienta. Ven
conmigo, que de mis quejas
testigo te quiero hacer.
BATO
¿Pues dónde hemos de ir?
NARCISO
Tras ella.
185
  -40v-  
BATO
¿Qué te obliga ahora?
NARCISO
No sé,
pero estando triste yo,
al ver que ella alegre esté,
porque canta la siguiera,
cuando no cantara bien. 190
Eco hermosa, espera, escucha...
 

(Al entrarse, sale LIRÍOPE y le detiene.)

 
LIRÍOPE
La voz y el paso detén,
Narciso.
NARCISO
¿Cómo es posible,
cuando decir escuché...?
 

(ECO dentro, y NARCISO repiten la copla.)

 
LOS DOS
    Si en los que bien quieren 195
    todo es padecer,
    y no hay dicha alguna
    en el bien querer,
    ¡fuego de Dios en el querer bien!
    ¡Amén, amén! 200
LIRÍOPE
¿Es posible que, sabiendo
que está en ese azul dosel
escrito con plumas de oro
y letras de rosicler
el influjo de tus hados 205
que te amenaza crüel,
sus hojas quieras abrir,
y sus capítulos leer?
¿No sabes que esa hermosura
y esa voz alguna vez 210
a declararse empezaron
contra ti, cuando a los pies
de dos celosos amantes
te llegan a defender
del un peligro en el otro? 215
Pues allí el aviso cree,
agradeciendo a los cielos,
que tan de tu parte estén,
que escuches la voz del trueno
antes que el rayo te dé. 220
NARCISO
Yo te confieso que es justo
el recelar y el temer;
pero vencerse a sí mismo,
di, ¿quién ha podido?
LIRÍOPE
Quien,
antevisto el daño, huyó. 225
NARCISO
Pues si eso basta, yo huiré.
Al monte me voy a caza,
y al valle no he de volver
hasta que vuelva olvidado
desta tan dudosa fe, 230
que un día todo es amar,
y otro día aborrecer.
Y así, ya en otro sentido,
diciendo con ella iré...
    Si en los que bien [quieren 235
    todo es padecer,
    y no hay dicha alguna
    en el bien querer,
    ¡fuego de Dios en el querer bien!
    ¡Amén, amén!] 240

 (Vase.) 

LIRÍOPE
Aun hasta en eso hoy el cielo
te da el aviso más fiel,
pues aborrecer y amar
destino es tuyo también.
Ve con él, Bato.
BATO
Ya voy.
245
Mas mala comisión es
la de andarse tras su amo
que pesar da y quiere bien.

 (Vase.)  

LIRÍOPE
Cielos, ya está declarada
la suerte, y pues ya llegué 250
del peligro de Narciso
la causa a reconocer,
¿de qué, si no la remedio,
me habrá servido, de qué,
cuanto aprendí de Tiresias, 255
cuanto leí y estudié
en aquella soledad?
Aprovechémonos, pues,
del saber; que no aplicado,
de nada sirve el saber. 260
De Eco en la voz y hermosura
sus dos peligros se ve;
pues destruyamos el uno,
para que quede después
el otro imperfecto. Yo 265
entre las cosas que sé
de la gran naturaleza,
sé un veneno, el más crüel
que produjo la abundancia
de su infinito poder. 270
-41r-
Este entorpece la lengua
de tal manera, que aquel
a quien se le da, incapaz
queda del hablar, porque
de las razones no usa, 275
sin pronunciar ni aprender,
sino solo lo que oye,
y aun eso la última vez.
Ese, pues, tan poderoso,
torpe veneno; este, pues, 280
parto del opio y beleño,
letargo de Eco ha de ser.
Tan eficazmente hiere,
que no será menester
que la beba; que se pise 285
bastará, para correr
brevemente al corazón
por el contacto del pie.
Conficionado le tengo,
y al paso se le pondré 290
de aquella senda que pisa.
Muera de Eco la voz, pues
la voz de Eco es la que pudo
tanto a Narciso mover;
que, pues conseguir no pude 295
crïarle sin ver mujer,
de otra suerte he de guardarle.
Y si esto no basta hacer
el efecto que deseo,
de la tierra dejaré 300
los secretos producidos,
y hasta ese claro dosel
de los cielos mis portentos
subirán. Desclavaré32
de su epiciclo los astros, 305
y esta gran caterva fiel
de estrellas y de luceros
perderá su rosicler.
La faz mancharé a la luna,
turbarele al sol la tez, 310
y titubeando del cielo,
desde un ej hasta otro ej,
la gran república hermosa,
ruina amenazar la haré
sobre el globo de la tierra, 315
tanto, que temiendo esté,
si se cae o no se cae
a un vaivén y a otro vaivén.
 

(Vase, y sale NARCISO y BATO.)

 
BATO
Sigue aquel corzo que, herido
de una flecha, al viento iguala. 320
NARCISO
¿Cómo en ave convertido,
el volar con sola una ala
tan igualmente has podido,
oh corzo, y con tan mortal
herida vuelves la espalda, 325
cuando con presteza igual,
cuanto pisas esmeralda
lo vas dejando coral?
BATO
En la espesura se ha entrado,
para morir desangrado 330
en aquel arroyo.
NARCISO
Ve
tú, remátale, porque
yo, rendido y fatigado,
no puedo pasar de aquí.
BATO
Ni yo, y agora creí 335
que verdad debe de ser...
NARCISO
Di, ¿qué?
BATO
Que cansa el correr,
porque me ha cansado a mí.
NARCISO
Entre aquellas ramas bellas
un poco estemos, pues ellas 340
impiden el arrebol
del sol, en tanto que al sol
late el can del cielo estrellas.
BATO
Dices muy bien. Descansemos
aquí un poco, que el lugar 345
convida; y pues que nos vemos
sin otra cosa en que hablar,
¿de la caza no hablaremos?
¿Hay bobería mayor
que con este resistero 350
seguir un gamo, señor,
que a la sombra un despensero
-41v-
le caza mucho mejor,
y más descansado?
NARCISO
No,
porque el gusto de matalle, 355
es lo que aquí se estimó.
BATO
Que era el gusto, pensé yo,
el cocelle o empanalle.
NARCISO
Que es el escucharte, piensa,
de un noble ejercicio ofensa. 360
BATO
Tú, que no hay, imagina,
selva como una cocina,
bosque como una despensa.
NARCISO
De la caza la porfía
deja33.
BATO
¿En qué, si esto te pesa,
365
hablarás?
NARCISO
De Eco quería,
pues también es caza esa.
BATO
Y aun caza de montería.
NARCISO
¡Que siempre...! Pero ¿qué ruido
es este?
BATO
Que el corzo herido,
370
de espuma y sangre bañado,
por esta parte ha tornado.
NARCISO
Cóbrale tú, que rendido
yo no puedo.
BATO
Yo lo haré,
señor, y a cobrarle iré, 375
como él pagárseme quiera.
 

(Vase, y descúbrese la fuente.)34

 
NARCISO
Yo a la margen lisonjera
deste arroyo esperaré35,
¿atrevereme a beber
los cristales de su fuente, 380
sin recelar y temer,
que segunda vez intente
mis sentidos suspender
quizá a la ninfa que está
en ella? Pero no hará; 385
que ofensa no puede ser
llegar yo en ella a beber,
si ella brindándome está.
¡Oh, qué ignorante nací!
¡Oh, qué necio me crié!, 390
pues nunca de nadie oí
si ofensa o lisonja fue
de las ninfas el que así
se atrevan a su cristal.
Mas si es deidad lisonjera 395
para remediar mi mal,
forzoso es ser liberal.
¡Oh tú, que eres la primera
ninfa del agua, a quien yo
sediento a pedir llegué 400
alivio y consuelo, no
te ofendas ahora de que
a ti me atreva! ¿Quién vio
jamás igual hermosura
de la que aquí a mirar llego, 405
pues su ninfa (¡qué ventura!)
flechando está puro fuego
dentro de la nieve pura?
No sin espanto y recelo
a ver llegan mis temores 410
en otro mundo de yelo
otros árboles y flores,
otros montes y otro cielo.

  (Asómase a la fuente.)  

(Como mis voces oyó36,
a responderme salió.) 415
Bellísimo asombro, a quien
la vida y el alma es bien
que ya sacrifiqué yo,
dime si podré (¡ay de mí!)
con el cristal que tú estás 420
guardando, templar yo aquí
mi sed. Ya dice que sí,
aunque por señas no más;
bien que las entienden fío,
mi discurso y mi albedrío; 425
duda en ellas no se halla,
pues aunque al hablarla calla,
se ríe cuando me río.
No vi hermosura jamás
tan divina. Beberé, 430
pues tú licencia me das.
Cuanto al cristal me acerqué,
tanto ella se acercó más.
Vestida, ¡qué admiración!
-42r-
Como yo está su belleza. 435
Dos árboles, con razón,
se visten de una corteza,
si tienen corazón.
Beberé, pues..., pero enojos,
porque en sus claros despojos 440
hallo contrarios agravios.
¿Cómo lo que es en los labios
yelo, es incendio en los ojos?
¿Cómo cuando al agua llego,
en mí tal fuego se fragua? 445
¿Cómo (estoy mudo, estoy ciego)
si al fuego le mata el agua,
aquí el agua enciende al fuego?
Desde el punto que te vi,
¡oh beldad!, morirme siento; 450
solo viene bien aquí
aqueste encarecimiento
de «quiérote como a mí»,
puesto que a mí no me quiero
más que a ti, pues por ti muero. 455
¿Por qué no hablas ni respondes?
Pero de la voz que escondes
segunda ventura infiero,
porque si mi suerte dura,
en voz y hermosura atroz, 460
fin a mi vida procura,
el no tener tú una voz
es tener otra hermosura.
¿Quieres darme aquesa mano?
¡Vive amor, que la acercó! 465
Hoy altos favores gano.
Mas, ¡ay de mí!, que es en vano
que tal bien consiga yo,
porque al ir (¡hay pena igual!)
a asirla, de amores loco, 470
su luz turbó celestial;
y yo solo el cristal toco
y no el alma del cristal.
 

(Quédase divertido en la fuente, y sale ECO.)

 
ECO
De la compañía del valle
que más que divierte, cansa, 475
a la soledad del monte,
huyendo vienen mis ansias.
A llorar vengo a esta fuente,
en cuya apacible estancia,
suelen mis melancolías 480
divertirse, porque el agua
instrumento es de los tristes,
y esta en dulce consonancia
con cuerdas de vidro hiere
trastos de oro y lazos de ámbar. 485
Muchas veces vine aquí
a divertir mis desgracias;
pero de todas (¡ay cielo!)
ninguna con mayor causa;
que inquietamente confusa 490
no sé qué siento en el alma,
que a golpes dentro del pecho
el corazón se me arranca.
Pero...

 [Aparte.] 

¡Qué miro! Narciso
suspenso en ella con tanta 495
atención está, que creo
que es ya de la fuente estatua.
A que le he seguido yo
no quiero que le persuada;
y así, me he de recatar 500
entre aquestas verdes ramas.
NARCISO
Como tú, hermoso prodigio,
solo me miras y callas,
yo no hago más que mirarte,
y callar; pero esto basta, 505
porque como yo te vea,
¿qué más dicha?
ECO

  [Aparte.]  

¿Con quién habla
que la está diciendo amores?
¿Los desprecios no bastaban,
sino los celos también? 510
Mas celos, ¿a qué amor faltan?
Acercarme quiero más;
que puesto que está de espaldas,
no me verá; que no duda
mi necia desconfïanza 515
que de la otra parte esté
-42v-
alguna hermosa zagala,
con quien habla.
NARCISO
¡Qué divina
eres, deidad soberana!
Bella me pareció Eco 520
antes que a ti te mirara;
pero después que te vi,
aun no es tu sombra.
ECO

 [Aparte.] 

¿Qué aguarda
mi sufrimiento, que ya
a voces no se declara, 525
viendo cuán a costa mía
guarnece las alabanzas
de otra? Pero a nadie veo;
y pues mi vista no alcanza
desde aquí, por detrás dél 530
he de procurar mirarla,
si es que me deja valor,
quien lentamente me mata.
 

(Asómase ECO por detrás de NARCISO a la fuente.)

 
NARCISO
Bella es Eco, pero tú...
¡Ay de mí, triste! Al nombrarla, 535
al lado de la que adoro
se puso. ¿Dentro del agua
Eco está? ¿Cómo es posible?
Mas, ¡ay de mí!, mis desgracias
a sus palacios habrán 540
facilitado la entrada,
o sus celos. No la creas
lo que en mi ofensa te habla
al oído, porque en todo
cuanto te dice, te engaña. 545
ECO
No engaña, Narciso.
NARCISO
¡Cielos!
¿Quién se ha visto en dudas tantas?
¿Cómo, si el cuerpo está allí,
aquí suena la voz? Rara
confusión en este caso 550
es la que padece el alma.
¿Cómo estás aquí, si estás
en el cristalino alcázar
desta fuente? ¿A un mismo tiempo
dos cuerpos tienes? Turbada 555
mi vista verte en dos partes,
con admiración se espanta.
ECO
Escucha.
NARCISO
Déjame... Pero
en vano mi voz te agravia:
Eco, hermosura de mis ojos, 560
si me quieres, si me amas,
si a buscarme al monte vienes,
muestra tus finezas altas
en decirme cómo entraste
a ese palacio de plata, 565
y cómo tan presto dél
saliste, para que vaya
yo por donde tú saliste
a ver la soberana
deidad desta fuente.
ECO
Espera,
570
Narciso, detente, aguarda;
que con ser tanta mi pena,
aun es mayor tu ignorancia.
¿A quién ves en esa fuente?
¿Con quién a esa fuente hablas, 575
si cuanto está dentro della
solo es una sombra falsa,
que a nuestros ojos ofrece
la reflexión en el agua,
porque, como es un cristal 580
que nuestros cuerpos retrata,
finge ese objeto a la vista?
NARCISO
Ya sé, Eco, que me engañas,
porque disuadirme intentas
de mi amor y mi esperanza. 585
Yo he visto la ninfa hermosa
de esa fuente, a cuya rara
perfección dio el monte nieve,
el clavel púrpura, y nácar
la rosa, el jazmín candor, 590
hermoso arrebol del alba,
el sol mismo trenzas de oro,
y el cristal manos de plata.
No es sombra fingida, no;
que ella en su profunda estancia, 595
entre otras selvas y cielos,
otros montes y otras plantas
-43r-
se ha dejado ver de mí.
Llega tú, llega a mirarla,
que aún aquí está todavía. 600
ECO
¡Oh, si un dolor me dejara
aliento con que pudiera
desengañar tu ignorancia,
para tomar de una vez
de tu vanidad venganza! 605
Mas sí dejará37, que yo,
a despecho de su saña,
sabré vencerle. Narciso,
esa deidad que en el agua
viste... ¡qué deidad! No sé 610
lo que iba a decir, ¡extraña
pena! Para que prosiga,
acuérdame tú en qué hablaba.
NARCISO
En la deidad de esa fuente.
ECO
Ah sí. Esa sombra, que vana 615
tu fantasía presume
que es la ninfa que la guarda,
es..., ¿cómo lo diré yo?
Una explicación me falta...
Lo mismo en que estoy hablando, 620
dudo con presteza tanta...
Y no tan solo el concepto,
pero también las palabras.
¿Quién eres tú que aquí estás?
NARCISO
¿Qué preguntas si me hablas? 625
Yo soy Narciso.
ECO
Narciso.
NARCISO
Sí. ¿Qué te espantas?
ECO
¿Espantas?
NARCISO
Pues, ¿no he de espantarme yo,
al ver en ti tal mudanza?
¿Qué ibas diciendo?
ECO
¿Diciendo?
630
NARCISO
Sí, no calles nada.
ECO
Nada.

 [Aparte.] 

Pero miento, que mil cosas
voy a decir, y turbada
la lengua solo pronuncia
lo que oye.
NARCISO
¡Confusión rara!
635
Eco...
ECO
Eco.
NARCISO
¿Qué es esto?
ECO
Esto.
NARCISO
Sí, ¿qué sientes? Habla.
ECO
Habla.
NARCISO

 [Aparte.]  

(Sin duda que, como quiso
ofender la soberana
deidad de esa fuente, ella 640
ha tomado esta venganza,
embargándola la voz.
Ya me da asombro el mirarla.
De ella huiré. Ella me tiene,
y solo en señas declara 645
su dolor. El corazón
con su misma mano arranca.)
¿Qué es lo que quieres?
ECO
¿Qué quieres?
NARCISO
¿Tú me detienes y llamas?
Dímelo tú a mí.
ECO
Tú a mí.
650
NARCISO
Suelta.
ECO
Suelta.
NARCISO
Basta.
ECO
Basta.
 

(Sale BATO.)

 
BATO
No he podido volver antes,
porque... Mas no habré hecho falta,
si tan bien entretenido
estabas, señor.
NARCISO
No estaba
655
sino mal, porque no sé
qué es lo que a mi vida pasa.
Habla con Eco; quizá
podrá aquí menos turbada
que conmigo hablar contigo; 660
y estórbala que no vaya
tras mí, que voy a buscar
por todas esas montañas
músicos, que a cantar vengan
a la ninfa soberana 665
de esa fuente, a quien rendí
el ser, la vida y el alma.

 (Vase.)  

BATO
¿Ya tenemos otra historia?
¿Qué ninfa o qué calabaza,
señora, es aquesta?
ECO
¿Aquesta?
670
BATO
Sí.
ECO
Sí.
BATO
¡Linda flema gastas!
No le sigas.

 (Quiere irse ECO detrás de NARCISO y él la detiene.) 

ECO
No le sigas.
BATO
No le sigas tú y tu alma;
que yo harto quedo me estoy.
-43v-
Un instante aguarda.
ECO
Aguarda.
675
BATO
¿Qué es, di, señora?
ECO
Señora.
BATO

 [Aparte.]  

(¿Señora yo? Está borracha.)
Di lo que sientes.
ECO
¿Qué sientes?
BATO
Yo no siento nada.
ECO
Nada.
BATO
¿Lo que oyes dices? ¿De cuándo 680
acá tú eres papagaya?
Notables extremos hace.
Llena de mortales ansias
se hiere el pecho. El temor
della ya me aparta.
ECO
Aparta.
685

 [Aparte.]  

(Por de dentro, hacia mí misma,
sin articular palabra
hablar puedo, pues conozco,
que pronunciar bien le falta
al órgano de mi voz, 690
aunque no sé por qué38 causa.
En mi vida me verán
humanas gentes la cara.
Huyendo de los poblados
a las ásperas montañas. 695
iré, y escondida en ellas,
las más cóncavas estancias
viviré, triste y confusa,
repitiendo a cuantos pasan
últimos acentos solo. 700
Ásperos montes de Arcadia,
de Arcadia apacibles selvas,
nobles pastores, zagalas,
hermosos blancos rebaños,
verdes troncos, fuentes claras: 705
Eco, vuestra compañera
ya de entre vosotros falta.
No la busquéis, porque oculta
en las ásperas montañas
de los montes va a vivir 710
de Narciso enamorada.
Mas si queréis saber della,
desde los valles habladla;
que de responder a todos
desde aquí os doy la palabra, 715
llorando con los que lloran,
cantando con los que cantan.

 (Vase.)  

BATO
Señores, ¿qué ha sido esto
que a Eco ha dado, que no habla
sino solo lo que oye? 720
¡Oh, quién supiera la causa
para venderla, porque
cuántos hombres me pagaran
a peso de oro, si hay oro,
que sus mujeres y damas, 725
por mucho que ellos hablasen,
no hablasen una palabra,
solamente todo el día!
¡Y cuántas mujeres, cuántas
también pagaran39 la cura, 730
porque los hombres no hablaran
más de lo que ellas quisieran!
 

(Sale SIRENE.)

 
[SIRENE]
Aquí dijeron que estaba
Eco, y a buscarla vengo.
BATO

 [Aparte.]  

(¡Oh, si hubiera la desgracia 735
hoy tenido tan buen gusto,
que hubiera quitado el habla
también a Sirene!) ¿Qué hay,
Sirene?
SIRENE

 [Aparte.]  

¡Oh, cuánto me cansa
este necio! Hablar no quiero, 740
porque me deje y se vaya.
BATO
¿Pues no me respondes? ¿No?
¿Y por señas? ¿Qué?, ¿no hablas?
¡Linda cosa! ¡Albricias, hombres,
todas las mujeres callan 745
desde hoy! Peste general
ha venido por sus hablas.
SIRENE
¡Malos años para vós!
Que por tardes y mañanas,
ha de hablar.
BATO
Ya me espantaba
750
yo de que era tan dichoso.
 

(Sale FEBO.)

 
[FEBO]

 [Aparte.]  

(¿Dónde me llevan mis ansias
tras un divino imposible,
sin dicha y sin esperanza?)
¡Bato!
BATO
¿Qué hay, Febo?
  -44r-  
FEBO
Por dicha
755
entre aquestas intrincadas
espesuras que tejió
rústicamente la varia
naturaleza, que a veces
es sin el arte más sabida: 760
¿viste a la divina Eco?
BATO
No vi sino a la Eco humana,
porque si fuera divina,
no padeciera desgracias.
FEBO
¿Qué desgracias?
BATO
La más grande
765
que pudo, Febo, a zagala
ninguna suceder.
FEBO
¿Cómo?
¿Fue alguna fiera tirana
sangriento horror de su vida?
BATO
Mayor.
FEBO
¿De esas peñas altas
770
se ha despeñado?
BATO
Mayor.
FEBO
¿Fue monumento de plata
suyo el caudal de ese río?
BATO
Mayor.
FEBO
¿Mayor que anegada,
que despeñada y herida? 775
BATO
Sí.
FEBO
¿Qué fue?
BATO
Faltole el habla,
que en mujeres más que todo.
FEBO
¡Una y mil veces mal hayas!
Pues ¿ahora me hablas de burlas?
BATO
Muy de veras ahora hablaba, 780
porque sin poder decir
más que sola una palabra,
aquí la vi.
FEBO
Sus tristezas
de aqueso habrán sido causa.
BATO
Pero no te aflijas mucho, 785
también Sirene callaba
agora, y habló al instante
más que cuatro mil urracas;
y lo mismo será de Eco,
porque si el hablar es falta 790
en las hembras, no se pierde
tan presto una mala maña.
FEBO
Sin darte crédito, voy
por este monte a buscarla.
¿Pero qué es esto?
SIRENE
Notable
795
 

(Ruido dentro de música.)

 
ruido de músicas varias
hacia aquí viene.
FEBO
No quiero
tenerme a saber la causa;
porque, cuando lloro yo,
me afligen más los que cantan. 800
SIRENE
¿A qué propósito hoy
habrá, Bato, fiesta tanta?
BATO
En albricias de que calle
una mujer: ¿qué más causa?
 

(Sale NARCISO y MÚSICOS.)

 
NARCISO
Aquí, amigos, ha de ser 805
la música; que esta clara
fuente es la esfera de un sol
que a su luz de yelo abrasa.
No lleguéis hasta que yo
llegue a la fuente a llamarla; 810
porque hasta que ella esté allí,
no es bien que música haya.
BATO
Narciso, ¿qué es esto?
NARCISO
Ya,
cuando con Eco quedabas,
de paso, ¿no te lo dije? 815
BATO
Pues dímelo ahora de estancia.
NARCISO
A la ninfa desta fuente
rendido mi pecho ama.
Llegando a beber la vi,
diome licencia de amarla 820
por señas, porque la voz
no suena dentro del agua.
Una música la traigo,
Bato, para festejarla,
y voy a ver si está aquí. 825
BATO
¡Cuánto de verla me holgara!
Porque aunque he oído decir
que ninfas y duendes haya,
ni duende ni ninfa he visto40.
NARCISO
Tente, que podrá enojarla 830
el que tú llegues a verla,
y aun podrá ser que no salga.
-44v-
Déjame llegar a mí,
y si a mi voz que la llama
saliere, llegarás tú 835
secretamente a miralla.
Deidad cristalina, a quien
mi corazón idolatra,
sal a mis voces.
BATO
¿Salió?
NARCISO
Sí. No sabré decir cuánta 840
es mi alegría de ver
que tan presto a mi voz salgas.
Una música te traigo,
y a saber lo que te agrada,
te trujiera cuantos dones 845
producen en estas campañas.
¿No agradeces el deseo?
Di que sí... esa seña basta.
BATO
¿Podré llegar ya?
NARCISO
Entre tanto
que a decir que canten vaya 850
a los músicos, podrás
verla, Bato. Mas repara
que llegues tan quedo, que
no te sienta. Soberana
belleza, a decir que lleguen 855
los músicos voy. Aguarda.
Llega, que ahí queda.
BATO
Ya llego
con harto miedo y con harta
vergüenza; que es la primera
vez que a fuente llego. Tanta 860
ha sido la antipatilla
que he tenido con el agua,
y fe41 que he guardado al vino.

  (Mírase en la fuente.) 

¡Qué malditísima cara
de ninfa! La mía no puede 865
ser peor ni aun ser tan mala.
NARCISO
Llegad, desde aquí decid
de mi bien las alabanzas.
¿Hasla visto?
BATO
Ya la he visto.
NARCISO
¿No es su belleza extremada? 870
BATO
Mucho, señor, si tuviera...
NARCISO
Prosigue, ¿qué?
BATO
...hecha la barba,
porque tiene más que yo
debo de tener.
NARCISO
¡Qué extraña
es tu simpleza! Cantad. 875
Oye, mi bien, lo que cantan.
MÚSICOS
Las glorias de amor...
ECO

  [Dentro.] 

Amor.
MÚSICOS
...tienen en los celos...
ECO

 [Dentro.] 

Celos.
MÚSICOS
...libradas las penas...
ECO

 [Dentro.] 

Penas.
MÚSICOS
que en el alma siento.
ECO

 [Dentro.] 

Siento.
880
MÚSICOS
¡Ay, que me muero de celos
y amores! ¡Ay que me muero!
ECO

 [Dentro.] 

¡Ay que me muero!
NARCISO
Oíd, ¿qué segunda voz
repetida de los vientos, 885
duplica vuestros acentos,
rompiendo el aire veloz?
BATO
No sé, que admirado yo,
con harto miedo la oía.
NARCISO
¿Cómo la letra decía, 890
que vuestro tono canto?
MÚSICOS
Las glorias de amor...
ECO

 [Dentro.]  

Amor.
MÚSICOS
Tienen en los celos...
ECO

 [Dentro.] 

Celos.
MÚSICOS
Libradas las penas...
ECO

  [Dentro.]  

Penas.
MÚSICOS
Que en el alma siento.
ECO

 [Dentro.] 

Siento.
895
ECO y
MÚSICOS
¡Ay que me muero de celos
y amores, ay que me muero!
ECO
    ¡Ay que me muero!
NARCISO
De suerte que repetidos
esos versos los finales, 900
alguien lamenta sus males,
diciendo en otros sentidos:
«Amor, celos, penas siento.
    ¡Ay que me muero!»
BATO
¿Quién será?
SIRENE
Alguna deidad,
905
porque quien deidad no fuera,
no hablara sin que se viera.
NARCISO
Pues segunda vez cantad.
 

(Sale LIRÍOPE.)

 
Vamos...
LIRÍOPE
No cantéis más.
¿A quién, Narciso, en aquesta 910
siempre apacible floresta
aquesta música das?
  -45r-  
NARCISO
A la mayor hermosura
que jamás el cielo vio,
en quien de los hados yo 915
tengo mi vida segura;
porque si mi fin atroz,
en voz y hermosura están,
aquí los cielos me dan
la hermosura sin la voz. 920
LIRÍOPE
Sin duda que amar procura
a Eco, pues Eco, infelice,
ya solo lo que oye dice,
y está sin voz su hermosura.
NARCISO
La deidad de aquesta fuente 925
es, madre, la que yo adoro.
Dentro della está, y no ignoro
que agradezcas noblemente
tan alto empleo.
LIRÍOPE
Pues ¿cuándo
la deidad viste?
NARCISO
Al beber
930
su cristal la puede ver
dentro del agua abrasando,
y tanto me favorece,
conociendo el amor mío,
que se ríe si me río, 935
y si lloro se entristece.
LIRÍOPE
Tu ignorancia te ha tenido
por las señas que me has dado,
de ti mismo enamorado.
NARCISO
¿Cómo eso puede haber sido? 940
LIRÍOPE
Llega al cristal, lo verás,
para que desengañado
te burles de tu cuidado
y no te diviertas más.
NARCISO
Llega tú, que ella está aquí. 945

 (Llega a la fuente NARCISO.)  

LIRÍOPE
¿Estoy en el agua yo
ahora, Narciso?
NARCISO
No.
 

(Ahora llega LIRÍOPE.)

 
LIRÍOPE
Y ahora ¿estoy en ella?
NARCISO
Sí,
y equívoco mi deseo
extraños discursos fragua, 950
cuando en la tierra y el agua
a un mismo tiempo te veo.
LIRÍOPE
Pues desa misma manera
que a mí me miras, te ves.
La que juzgas deidad es 955
sombra tuya. Considera
si ha sido tu amor locura,
pues a sí mismo se amó.
NARCISO
¡Válgame el cielo!, ¿que yo
tengo tan rara hermosura, 960
y que no puedo, ¡ay de mí!,
siendo quien puede tenerla,
aspirar a merecerle?
¡Cielos!, ¿es aquesto así?
ECO

 [Dentro.]  

Sí.
NARCISO
¿Quién a mi voz respondió? 965
LIRÍOPE
Eco, a quien el monte esconde,
que a cuanto escucha responde.
NARCISO
¿Y a sí no perdonó?
ECO

  [Dentro.] 

No.
NARCISO
Pues, Eco, oye. Aunque tú mueras...
ECO

  [Dentro.] 

Mueras...
NARCISO
...celosa, yo enamorado...
970
ECO

 [Dentro.]  

Enamorado...
NARCISO
...no me he acordar de ti.
ECO

 [Dentro.]  

De ti...
NARCISO
Mas, ¡ay, cielos!, que si aquí
junto las voces que oí,
¡oh, madre!, y las consideras,
en tres voces dijo: «Mueras 975
enamorado de ti».
Y temo que la oiga el cielo.
ECO

  [Dentro.]  

El cielo...
NARCISO
Pues es fuerza que me dé...
ECO
...me dé...
NARCISO
De mí mismo a mí venganza.
ECO
...venganza.
NARCISO
Y más ahora que alcanza
980
a ver mi desconfïanza,
que lo último repitiendo
de mi acento, está diciendo:
«El cielo me dé venganza».
Esta imposible hermosura... 985
ECO

 [Dentro.]  

Hermosura...
NARCISO
Y aquella hermosura y voz...
  -45v-  
ECO

 [Dentro.]  

...y voz...
NARCISO
A un mismo tiempo me han muerto.
ECO

  [Dentro.]  

Muerto...
NARCISO
Pues tan claramente advierto
que oráculo del desierto,
cuando a mis penas compite, 990
Eco conmigo repite:
«Hermosura y voz me han muerto».
¡Ay de mí, infeliz, que muero!
ECO

 [Dentro.] 

Muero...
NARCISO
Y mi misma sombra amando...
ECO

 [Dentro.]  

...amando...
NARCISO
Una voz aborreciendo...
995
ECO

 [Dentro.] 

...aborreciendo...
NARCISO
...con que se está averiguando
que el hado va ejecutando
sus amenazas. Huir quiero
de mí mismo, pues ya «muero
aborreciendo y amando». 1000

 (Vase.)  

LIRÍOPE
Oye, Narciso, detente.
BATO
Al monte se ha entrado huyendo.
LIRÍOPE
¡Oh qué en vano los mortales
quieren entender al cielo!
Todos los medios que puse 1005
para estorbar los empeños
hoy de su destino, han sido
facilitarlos más presto;
pues la voz dello le aflige,
y por venir della huyendo, 1010
muerte le da su hermosura:
con que ya cumplido veo
que hermosura y voz le matan,
amando y aborreciendo.
 

(Sale FEBO y SILVIO.)

 
FEBO
Asombro de aquestos valles... 1015
SILVIO
De aquestos montes portento...
FEBO
...que habiendo fiera venido...
SILVIO
...alto príncipe te has vuelto...
FEBO
¿Qué hechizo es el que a Eco has dado...
SILVIO
¿Qué tósigo, qué veneno... 1020
FEBO
...que huyendo las gentes, muere...
SILVIO
...loca por esos desiertos...
LIRÍOPE
¡Qué tósigo ni qué hechizo,
ni qué veneno más fiero,
que su proprio amor! Él es, 1025
zagales, el que la ha muerto.
FEBO
Mientes, que tus magias ciencias...
SILVIO
Con sus nocivos alientos...
LOS DOS
...juicio y vida la han quitado.
LIRÍOPE
Si ellas bastaran a eso, 1030
bastaran a que Narciso
no le pasara lo mesmo42:
y pues él muere a otro amor
no menos extraño, es cierto
que no ha sido efecto mío. 1035
FEBO
Sí ha sido, pues ese efecto
es venganza de los dioses,
que en él tus atrevimientos
han castigado.
SILVIO
Y yo en ti
a ella he de vengar y a ellos. 1040
FEBO
Primera de mis razones
será despojo.
 

(Sale ANTEO.)43

 
ANTEO
Teneos,
que corre a cuenta esta vida
del que aquí la trajo.
FEBO
Anteo,
no la defiendas, pues ves 1045
las razones que tenemos.
SILVIO
Y porque mejor lo digas,
vuelve a ver furiosa a Eco,
cómo buscando las grutas,
va de los montes huyendo. 1050
LIRÍOPE
Vuelve también, para ver
la poca culpa que tengo,
no menos loco a Narciso.
 

(Sale ECO.)

 
[ECO]
¿Dónde ocultarme pretendo
de mí misma aborrecida, 1055
si a mí conmigo me llevo?
 

(Sale NARCISO.)

 
[NARCISO]
De mí mismo enamorado
a verme en la fuente vuelvo.
ANTEO
Si fueran suyos, no fueran
iguales los sentimientos. 1060
FEBO
Ya que defiendes su vida,
verás que yo otra defiendo;
pues lo noble de mi amor,
-46r-
a la salud acudiendo
de Eco, intentaré curarla. 1065
SILVIO
Lo altivo, sañudo y fiero
del mío, más que a su cura,
a su venganza resuelto,
la muerte dará a quien fue
la causa de sus despechos. 1070
LIRÍOPE

 [Aparte.] 

¿Para cuándo son, fortuna,
de mi magia los efectos?
Perturbe de sus acciones
el encanto los intentos.
FEBO
Bella Eco...
SILVIO
Infeliz joven...
1075
FEBO
...darte la vida pretendo.
SILVIO
...y darte la muerte yo.
ECO
¿Para qué, si la aborrezco?
NARCISO
Tarde llegas, puesto que
ya mis desdichas me han muerto. 1080
ECO
Y para que no lo logres,
desesperada a ese centro
me he de arrojar.
NARCISO
Y porque
nunca sea tu trofeo,
me despeñaré esas ondas. 1085
FEBO
Ven conmigo.
ECO
Es vano intento...
SILVIO
Muere a mi acero.
NARCISO
Es en vano...
LIRÍOPE
¿Qué aguardan los elementos?
ECO
Que yo, de mí aborrecida,
de mí en mí vengarme intento. 1090
NARCISO
Que yo, de mí enamorado,
moriré de mi amor mesmo.
FEBO
Detendrete yo.
SILVIO
Darete
yo la muerte44.
TODOS
Mas ¿qué es esto?
ANTEO
Que el sol empañando el día 1095
en pardas sombras se ha vuelto.
SILVIO
¡Qué asombro!
FEBO
¡Qué maravilla!
LIRÍOPE
¡Qué prodigio!
ANTEO
¡Qué portento!
TODOS
¿Qué ha sido esto?
FEBO
Que Eco en aire
entre mis brazos se ha vuelto. 1100
SILVIO
Y Narciso en sus cristales,
antes que a mi saña, ha muerto.
TODOS
En cuyas obsequias hacen
cielo y tierra sentimiento.
LIRÍOPE
Cumplió el hado su amenaza, 1105
valiéndose de los medios,
que para estorbarlo45 puse;
pues ruina de entrambos fueron
una voz y una hermosura,
aire y flor entrambos siendo. 1110
BATO
¡Y habrá bobos que lo crean!
Mas sea cierto o no cierto,
tal cual la fábula es
esta de Narciso y Eco.
Perdonad sus muchas faltas 1115
del que, a vuestras plantas puesto,
siempre acuerda la disculpa
del que yerra obedeciendo.



 
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