Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

—119→



ArribaAbajoCanto décimo


En este canto se cuenta cómo, vuelto el Adelantado de Ibiaza, fue al Río de la Plata, y de la venida del capitán Rui Díaz en su demanda


    ¡Oh, mísero contento de esta vida,
aguado con sobrados descontentos!  3250
Tras el deleite siempre viene asida
la pena, los disgustos y tormentos,
que no hace en un ser jamás manida
Fortuna sin tener mil mudamientos.
Mas, qué digo fortuna, la miseria  3255
del hombre está sujeta a tal laceria.
-71r-

    En tanto que uno es hombre, está obligado
a dos mil infortunios y flaquezas,
que del primero padre se ha heredado
dolor, pena, congojas y tristezas,  3260
que todas son reliquias del pecado
con otros mil defectos y vilezas,
que juntos en Adán93 los recibimos
cuando por el pecado en él morimos.
—120→

    En el Ibiaza, pues, se ha recogido,  3265
como dijimos, maíz y frijoles,
y habiendo los huidos convencido,
apresta Juan Ortiz sus españoles
para salir de allí; y no ha partido
cuando un gran temporal veréis, y dioles  3270
en medio una laguna que pasaban,
a donde seis soldados se ahogaban.

    Embárcanse en canoas los soldados,
y al tiempo del pasar andaba brava
la mar, que allí desagua do los hados  3275
y el crudo vendaval que resoplaba
se juntan, y al pasar son anegados
delante Juan Ortiz, que los miraba,
seis hombres; y más que éstos se ahogaran
si los indios socorro no prestaran.  3280
-71v-

    Pasada la laguna, se metieron
los soldados, y gente que venía,
por la montaña adentro, y padecieron
trabajo caminando en demasía.
Al fin al puerto, pues, todos vinieron,  3285
pasado en caminar el cuarto día;
Juan Ortiz por la mar viene, y navega
dos días, y también al puerto allega.

Llegado, con placer es recibido,
y luego determina de partirse;  3290
y a aquellos que dijimos pretendido
habían en la barca escabullirse,
en más grave prisión los ha metido
porque jamás intenten de huirse.
Con un Sotomayor fenece presto,  3295
dejándole en un palo y horca puesto.
—121→

    Al tiempo que el verdugo ya quería
quitarle la escalera, así hablaba:
«Oíd un poco ahora. Yo solía
una oración rezar, y acostumbraba  3300
aquesto mucho tiempo cada día.
Y hoy, por mi desdicha, la olvidaba.
Dejádmela decir». Mas no ha acabado
cuando el sayón la escala le ha quitado.
-72r-

    El armada salió de aqueste puerto  3305
en demanda del Río de la Plata.
Ningún piloto lleva que esté cierto
a dónde seguirá; mas ya desata
a los vientos Eolo, y bien abierto
habiendo sus cavernas, disparata  3310
con ellos por el aire de tal modo
que parece acabarlo quiere todo.

    La mar sube por cima las estrellas,
los cielos hacia abajo se bajaban,
las olas parecía que centellas  3315
por cima de las aguas arrojaban.
Lloraban las mujeres y doncellas,
los hombres grande grita levantaban;
de sola contrición ya se procura,
que al mar tienen por cierta sepultura.  3320

    Anduvo algunos días el armada
fortuna acá y allá yendo y viniendo;
después, la mar estando sosegada,
navega, en breve tiempo descubriendo
la tierra tan de todos deseada.  3325
Y sin saber dó están, yendo diciendo
¿qué tierra puede ser la que se vía?,
paró el armada allí, que anochecía.
—122→
-72v-

    Al tiempo, pues, que Febo matizando
venía de colores la mañana,  3330
entraron por el río, costeando
la banda del Brasil, que es más cercana.
La vía a San Gabriel enderezando,
llevando de llegar crecida gana,
a cabo de tres días, medio a tiento,  3335
tomó puerto el armada con contento.

    Surgiendo en San Gabriel, que así se llama
el puerto a donde surge aquesta armada,
los indios acudieron a la fama.
Mas, ¡ay dolor!, la noche ya cerrada,  3340
el viento sur sacude, y hiere y brama,
y tanto se embravece, que en nonada
la capitana corta árbol y antena,
y el almiranta asienta en el arena.

    Al día de contento y alegría,  3345
el triste corresponde y es vecino;
la gente sin ventura, pues tenía
contento, más tristeza sobrevino.
Dolor, angustia, aprieto y agonía,
aguas y huracán, mar, torbellino,  3350
las naves traen en torno condenadas,
al fondo y en las costas desrumbadas.
-73r-

    Pilotos y maestros, marineros,
grumetes, pajes, frailes y soldados,
mujeres y muchachos, pasajeros,  3355
andaban dando voces muy turbados.
Los gritos y alaridos mensajeros
allí son de una nave a otra enviados,
y cada cual socorro demandaba,
que igual era el dolor que se pasaba.  3360
—123→

    Libronos nuestro Dios de aquel tormento,
de aquel trance y dolor tan doloroso,
desistiendo el feroz y crudo viento,
y viendo bonanza con reposo.
Mas, ¡ay!, que en acordarme del tal cuento,  3365
temblando estoy, confuso y temeroso94,
que tales cosas vi, que parecía
que el juicio final llegado había.

    ¿Quién duda que el demonio no procure
impedir cuanto puede a los cristianos  3370
a que la fe no crezca, porque dure
el reino que él obtiene en los paganos?
¿Pues no está claro ya, sin que se jure,
cuán extendida está entre los indianos,
y con cuánto fervor se han bautizado,  3375
y sus malditos ritos renunciado?
-73v-

    Pues esta causa tengo yo por clara,
por donde Satanás tanto procura,
con su mala intención inicua avara,
que nuestra armada nunca esté segura.  3380
Que en su tanto le quita el cetro y vara,
y viendo su reinado poco dura,
movido de rencor y crudo duelo,
con las ondas del mar enturbia el cielo.

    ¡Gran Dios, Señor inmenso y soberano,  3385
que permitís azote, como vemos,
aqueste Satanás con cruda mano!
El secreto tan alto no entendemos;
sabemos pero bien, que nos es sano
el mal que muchas veces padecemos,  3390
que son por los pecados cometidos
los males muchas veces infligidos.
—124→

    El freno que le pone Dios eterno
le hace estar a raya; que si fuera
en manos del demonio, en el infierno  3395
al humano linaje ya tuviera.
Es tan malo de aquéste su gobierno,
que en sus penas a todos ver quisiera,
con saber que de aquesto la ganancia
que le viene es tormento en abundancia.  3400
-74r-

    Y así dice San Pedro que rodea,
buscando a quien tragar muy presuroso,
el adversario diablo, y que pelea
contra el linaje humano riguroso.
Incita, mueve al hombre y le granjea  3405
con sus mañas y artes (que es mañoso),
y cuando más no puede con sus tretas,
conténtase en hacerle mil burletas.

    ¿Qué diremos de aquel gran marinero
Carreño, que en tres días vino a España  3410
de las Indias, trayendo mal tempero,
huracanes, tormenta muy extraña?
Ni gente de la mar ni pasajero
en pie estaba, y andaba gran compaña
de diablos, que las velas marinaban  3415
y la nave con fuerza se llevaban.

    Larga escota, el piloto les decía,
y cavan el trinquete y la mesana;
y si les dice aiza, con porfía
amainan los traidores con gran gana.  3420
Y viendo que al contrario se hacía,
al contrario mandó, y así fue sana
su nave por los diablos marinada.
¡Y quién duda que fue de Dios guardada!
—125→
-74v-

    Mil cuentos semejantes yo pudiera  3425
decir aquí, mas sólo por aviso
a todos doy por cosa verdadera
que si quieren gozar del Paraíso
no traten con Satán. Uno dijera,
descálzame aquí, diablo. De improviso  3430
un diablo de la bota le tiraba
y la pierna a las vueltas le arrancaba.

    Al armada volviendo, había quedado
la capitana en seco, y sin entena,
sin árbol, que ya dije fue cortado.  3435
Un día de bonanza con mar llena,
por el consejo y orden y mandado
de Juan Ortiz, zaborda en el arena;
y así, quedando hecha fortaleza,
la gente sale a tierra sin pereza.  3440

    El almiranta en flote estuvo días,
mas torna a dar en seco, y desrumbada
ha sido, entrándole agua por mil vías.
Procúrase que luego sea varada,
sus fuerzas conociendo ya ser frías,  3445
la gente fuera apenas de ella echada,
cuando yendo la mar y menguando,
la nave cae, el un lado recostando.
-75r-

    Estando capitana y almiranta
entrambas al través, sale la gente  3450
a tierra, do se aloja alegre y planta
haciendo sus chozuelas prestamente.
El zapicano ejército se espanta
de ver tantos cristianos de presente,
y acuden con gran copia de venados,  3455
avestruces y sábalos, dorados.
—126→

    La gente que aquí habita en esta parte
Charruahas se dicen, de gran brío,
a quien ha repartido el fiero Marte
su fuerza, su valor y poderío.  3460
Lleva entre esta gente el estandarte,
delante del Cacique, que es su tío,
Abayubá, mancebo muy lozano,
y el Cacique se nombra Zapicano.

    Es gente muy crecida y animosa,  3465
empero sin labranza y sementera.
En tierras y batallas, belicosa,
osada y atrevida en gran manera.
En siéndoles la parte ya enfadosa
do viven, la desechan, que de estera  3470
la casa solamente es fabricada,
y así presto do quieren es mudada.
-75v-

    Tan sueltos y ligeros son, que alcanzan
corriendo por los campos los venados,
tras fuertes avestruces se abalanzan  3475
hasta dellos se ver apoderados;
con unas bolas que usan los alcanzan
si ven que están a lejos apartados,
y tienen en la mano tal destreza
que aciertan con la bola en la cabeza.  3480

    A cien pasos (que es cosa monstruosa)
apunta el Charruaha a donde quiere,
y no yerra ni un punto aquella cosa
que tira, que do apunta allí la hiere.
Entre ellos aquél es de fama honrosa  3485
a cuyas manos gente mucha muere,
y tantas, cuantos mata, cuchilladas
en su cuerpo se deja señaladas,
—127→

    Mas no por eso deja de quitarle
al cuerpo del que mata algún despojo.  3490
No sólo se contenta con llevarle
las armas o vestidos a que echa el ojo,
que el pellejo acostumbra desollarle
del rostro. ¡Qué maldito y crudo antojo!
Que en muestra de que sale con victoria  3495
la piel lleva, y la guarda por memoria.
-76r-

    Otra costumbre tienen aún más mala
aquestos Charruahaes, que en muriendo
algún pariente hacen luego cala
en sí propios, su carne dividiendo,  3500
que de manos y pies se corta y tala
el número de dedos, que perdiendo
de propincuos parientes va en su vida,
el Charruaha por orden y medida.

    Paréceme que ya me he detenido  3505
con esta gente tanto, que olvidado
dirán que tengo al campo que tendido
pinté en el arenal desabrigado.
Con su memoria estoy tan afligido,
que temo de me ver en tal estado.  3510
Espérenme a otro canto de amargura,
y ayuden a llorar tal desventura.

    Agora a Melgarejo con su gente
volvamos. Como supo que pasado
había Juan Ortiz, muy prestamente  3515
la vuelta el Argentino se ha tornado.
El caso se le cuenta en San Vicente
por los que del patax han arribado;
con él vienen algunos de su hecho
pretendiendo sacar algún provecho.  3520
—128→
-76v-

    Saliendo, pues, en nuestro seguimiento,
la isla do estuvimos han tomado;
en los sepulcros vieron el descuento
de la terrible ruina y triste hado;
la horca dio también su documento  3525
y muestra de temor y mal sobrado.
Con todo al Ibiaza pasan derechos,
a donde son de todo satisfechos.

    Mas quiero yo contar aquí primero
de monos una cosa muy galana,  3530
que cierto me contó este caballero,
diciendo que él lo vido una mañana,
estando en esta isla muy entero
su juicio, y razón muy libre y sana.
De monos vio juntarse gran canalla,  3535
y él púsose a escondidas a miralla.

    Un mono grande, viejo como alano,
estaba a la cuadrilla predicando,
hería y apuntaba con la mano,
mudando el tono a veces, y gritando.  3540
El auditorio estaba por el llano,
atento a maravilla y escuchando,
y él subido en un alto y seco tronco,
de dar gritos y voces está ronco.
-77r-

    A su lado en el tronco dos estaban,  3545
a la banda siniestra y la derecha.
Aquéstos la saliva le quitaban
que gritando el monazo vierte y echa.
Concluso su sermón, todos gritaban,
y la cuadrilla y junta ya deshecha,  3550
aprieta cada cual dando mil gritos,
y despacio va el mono y pajecitos.
—129→

    Rui Díaz muy confuso contemplaba
el bruto razonar de aquel monazo.
Y como el arcabuz presto llevaba,  3555
tirando le mató de un pelotazo.
Los dos monillos pajes que llevaba,
oyendo aquel terrible arcabuzazo,
aprietan por el monte, dando gritos,
mas en breve acudieron infinitos.  3560

    Fue tanta multitud la que venía
de monos a la muerte de aquel viejo,
que la tierra do estaba se cubría,
y huye de temor el Melgarejo.
Un indio del Brasil que allí venía,  3565
con sobrado dolor y sobrecejo
le dice, y embebido en cruda saña:
«¿Por qué has muerto al Señor de la montaña?».
-77v-

    Entre los indios era conocido
aquel monazo viejo y respetado,  3570
y por señor y rey era tenido
de aquel áspero monte y despoblado.
Rui Díaz de esta isla fue partido,
el rumbo al Argentino enderezado,
la costa y tierra firme van bojando  3575
y con los Guaraníes rescatando.

    En tanto que camina lo que queda
al Río de la Plata, quiero agora
volver a mi real. ¡Quiera Dios pueda
según el corazón lo siente y llora!  3580
Quien quisiere saber cual dio a la rueda
su vuelta la fortuna burladora,
comience con requiescant en la gloria
el infelice canto de esta historia.
—[130]→
—131→
-78r-



ArribaAbajoCanto undécimo


Estando en tierra firme poblada la gente, son muertos y cautivos de indios cien hombres. Retráense los que quedan a la isla de San Gabriel, donde mueren muchos de hambre


    Al enhornar, decimos, que se entuertan  3585
los panes; y así vemos que parece
que cuando en el principio no conciertan
las cosas con prudencia, que acontece
que al fin de todo punto desconciertan,
y el caso mal guiado en mal fenece;  3590
lo cual se muestra claro en este canto,
que bien podría mejor llamarle llanto.

    Estaba, como dije, rancheada
la gente sin ventura en aquel llano,
de paja cada cual hecha morada.  3595
La inexorable Parca, con tirano,
desapiadado curso desfrenada,
con las tijeras crudas en su mano
comienza de cortar las tristes vidas
que estaban a la vista más floridas.  3600
—132→
-78v-

    Dijimos que el Cacique de esta gente,
llamada Charruaha, es Zapicano,
y que tiene un sobrino muy valiente,
Abayubá, mancebo muy galano,
de gran disposición y diligente,  3605
discreto al parecer y muy lozano;
valor en su persona bien mostraba,
por donde Zapicán mucho le amaba.

    Al real en mal punto fue traído
por ciertos capitanes, y llegado  3610
el Juan Ortiz le prende, que ha sabido
que entre los indios era respetado.
En su busca veinte indios han venido;
un Guaraní, que entre ellos se ha criado
y de lengua servía, ha sido preso,  3615
y oíd de estas prisiones el suceso.

    El un preso del otro no sabía,
que así se diera la orden y la traza.
Mas presto Zapicán triste venía,
que miedo ni temor no le embaraza.  3620
El preso a Juan Ortiz pide, y envía
a su gente que traiga mucha caza,
y él queda con el preso; y más valiera,
que vivo del real jamás saliera.
-79r-

    Consulta Juan Ortiz como le pide  3625
el Cacique al sobrino; aconsejaba
Vergara no se dé, y aun que lo impide
por causas muy urgentes que mostraba.
Por sola voluntad suya se mide
el Juan Ortiz, que a pocos escuchaba.  3630
Una canoa pide a Zapicano
le traiga por rescate y un cristiano.
—133→

    Había a un marinero maltratado,
por donde entre los indios se ha huido.
Aquél y la canoa presto ha dado  3635
en trueco de Abayubá su querido.
La caza que los indios han sacado,
por precios y rescates la han vendido.
El tío y el sobrino van ufanos,
jurando de vengarse por sus manos.  3640

    Los nuestros, por la falta de comida,
a yerbas como suelen van un95 día.
Los indios al encuentro de corrida
les salen, y mataron a porfía
cuarenta, y el que escapa con la vida  3645
es porque al enemigo se rendía.
A pura pata dos se escabulleron,
y el caso de esta forma refirieron.
-79v-

    Así como llegaron, los paganos
en dos alas en torno se pusieron,  3650
desmayaron de miedo los cristianos
cuando en medio los indios los cogieron.
Con los indios vinieron a las manos,
que de los arcabuces no pudieron
aprovecharse, cosa que la mecha  3655
y pólvora que llevan no aprovecha.

    La pólvora mojada, los cañones
tenía Juan Ortiz enmohecidos;
vencido de sus vanas pretensiones,
no tiene los soldados guarnecidos;  3660
las armas les quitó, y en ocasiones
las vuelve, que no son favorecidos
con ellas, que no son ya de provecho,
que el moho y el orín las ha deshecho.
—134→

    La más gente que a yerbas ha salido,  3665
sin armas y sin fuerzas y sin brío,
con solos los costales han partido,
los más casi desnudos y con frío.
Pues llega el Abayuba encrudecido,
a su lado con él viene su tío,  3670
y entrambos tal estrago van haciendo
que las yerbas del campo van tiñendo.
-80r-

    La grita y alarido levantaban,
diciendo el Capitán echa prisiones.
Los nuestros defenderse procuraban.  3675
Los indios vuelan más que unos halcones;
y a cuantos con las bolas alcanzaban,
no basta a defenderles morriones.
Al fin muertos y presos todos fueron,
si no fueron los dos que se huyeron.  3680

    Venidos al real estos huidos,
despacha Juan Ortiz a priesa gentes;
con Pablo Santiago son partidos
diez o doce soldados diligentes.
Aquéstos en un cerro están subidos  3685
a vista del real, a do valientes
y astutos en la guerra, y muy cursados,
están con el temor acobardados.

    El sargento mayor Martín Pinedo,
con cincuenta soldados ha partido;  3690
el Pablo Santiago estaba quedo
con sus doce, y los más que han acudido.
El Sargento Mayor no tiene miedo,
según dice, a Roldán que haya venido.
Con su gente camina, y llegado  3695
do estaba Santiago, así le ha hablado.
—135→
-80v-

    «Conviene que marchemos todos luego,
ninguno de seguirme tenga excusa».
El Pablo Santiago como fuego
camina, mas de a poco lo rehúsa,  3700
diciendo: «alto hagamos aquí ruego».
Pinedo de cobarde allí le acusa,
con estos pareceres discordados
bastó para que fuesen desolados.

    El Sargento Mayor dice «marchemos»,  3705
el otro, del peligro se temiendo,
«hagamos alto», dice, «pues que vemos
que indios se vienen descubriendo».
El sargento replica: «caminemos,
que el indio viene apriesa acometiendo».  3710
«Volvamos las espaldas». «Santiago,
no es tiempo ya, haced como yo hago».

    Embraza su rodela, y con la espada
resiste a los cristianos que querían
volver atrás; mas viendo que de nada  3715
les sirve, y que los indios le herían,
con solos cinco o seis de camarada
espera; que los otros que huían96,
tras el sargento iban tan ligeros
cual suelen ir tras uno mil carneros.  3720
-81r-

    El zapicano ejército venía
con trompas y bocinas resonando;
al sol la polvareda97 obscurecía,
la tierra del tropel está temblando;
de sangre el suelo todo se cubría,  3725
y el zapicano ejército gritando
cantaba la victoria lastimosa
contra la gente triste y dolorosa.
—136→

    Los enemigos, viendo el campo roto,
siguieron la victoria tan gozosos  3730
cual suele el cazador ir por el coto
matando los conejos temerosos.
Cual indio espada, alfanje lleva boto
de herir y matar, cual los mohosos
cañones de arcabuz lleva bañados  3735
de sangre con los sesos mixturados.

    Cual toma el alabarda muy lucida
y comienza a jugar con ambas manos,
quitando al que la tiene allí la vida,
después a los demás pobres cristianos.  3740
El Sargento Mayor va de corrida,
echando la rodela por los llanos,
Caytúa le siguió, indio de brío,
y alcánzale a matar dentro del río.
-81v-

    El viejo Zapicán con grande maña  3745
el escuadrón y gente bien regía,
Abayuba el sobrino con gran saña
en seguimiento va del que huía.
Su grande ligereza es tan extraña,
que nadie por los pies le escabullía;  3750
Cheliplo y Melihón, que son hermanos,
pretenden hoy dar fin de los cristianos.

    A Tabobá le cabe aquella parte,
a do está con los cinco Santiago;
aquéste es en la guerra un fiero Marte,  3755
y así hizo este día crudo estrago.
A Carrillo por medio el cuerpo parte,
un brazo derrocó a Pedro Gago;
Buenrostro el Cordobés, y un Arellano,
fenecen a los pies de este pagano.  3760
—137→

    El Capitán y el otro compañero
habían grande rato peleado,
y el Tabobá, muy crudo carnicero,
estaba muy sangriento y muy llagado.
Y así vino a su lado muy ligero,  3765
y en esto ha disparado un mal soldado,
y al Capitán la espalda98 atravesaba,
aunque su muerte presto él esperaba.
-82r-

    El Capitán cayó muerto en la tierra,
Benito, según dice, lo matara.  3770
Moviole a lo matar la pasión perra
que con el Capitán éste tomara.
Jurado lo tenía que en la guerra
se había de vengar que le injuriara,
y así le dio el castigo de este hecho,  3775
metiéndole una flecha por el pecho.

    Aquí Domingo Lárez, valeroso
en sangre y en valor y valentía,
anduvo con esfuerzo y animoso,
reprimiendo del indio la osadía;  3780
y viéndole ya andar tan orgulloso,
los indios acudieron a porfía,
y a puja, a cual más puede, le hirieron,
y quebrándole un brazo le prendieron.

    Cansados los contrarios de la guerra,  3785
o por mejor decir de la matanza,
y viendo que la noche ya se cierra,
no curan de llegar a nuestra estanza.
Del fuerte se les tira, mas dio en tierra
un tiro culebrina, que no alcanza.  3790
Por eso, y por la noche a los cristianos
dejaron de seguir los Zapicanos.
—138→
-82v-

    El despojo que llevan son espadas,
alfanjes, alabardas, morriones,
rodelas, salmantinas99 muy doradas,  3795
sombreros, capas, sayos y jubones.
Las cajas de arcabuces, ya quebradas,
llevaban solamente los cañones,
con que, dando la vuelta, van matando
aquellos que hallaban boqueando.  3800

    Y al que hallan en pie ya levantado
del sueño de la muerte que ha dormido,
del peligro librarse confiado,
por ver como ya ha vuelto en su sentido,
en un punto le tienen amarrado,  3805
quitándole primero su vestido.
Con armas y cautivos van triunfando,
y la gente en el fuerte lamentando.

    Cual dice: «¡Oh desventura, oh caso extraño,
oh mísero suceso de esta armada!».  3810
Cual dice: «no viniera tanto daño
si fuera aquesta cosa bien pensada».
Cual dice que la causa de este engaño
procede de la hambre acobardada.
Cual dice que la suerte de esta vida  3815
está a aquestas caídas sometida.
-83r-

    Pues quien perdió el amigo y el hermano
levanta hasta el cielo los gemidos,
y dice con dolor: «¡Pueblo cristiano
en manos de los lobos deshambridos!  3820
Volved con piedad, Señor, la mano,
doleos de los tristes afligidos,
doleos de los niños inocentes
que gritan con sus ojos hechos fuentes.
—139→

    »Doleos de las tristes afligidas  3825
que quedan sin abrigo y compañía;
también de las doncellas doloridas
que pierden a sus padres y alegría;
de las madres, Señor, enternecidas,
que pierden a quien sombra les hacía;  3830
de todos os doled, Dios poderoso,
y socorred al pueblo doloroso».

    Mas quiero las dejar, que bien les queda
para poder llorar el tiempo largo,
mas no al que salir del fuerte veda,  3835
que aquesto tomó entonces a su cargo,
y quiera Dios consuelo tomar pueda,
(que tiene el corazón triste y amargo)
el buen capitán Pueyo, que al hermano
tendido vido muerto en aquel llano.  3840
-83v-

    Aqueste Capitán, aunque miraba
de lejos al hermano que ve muerto,
al fuerte a grande priesa procuraba
que todos se recojan, que es lo cierto.
El Juan Ortiz a priesa caminaba  3845
a donde están los indios sin concierto,
y si el desventurado allá llegara,
el resto del armada se acabara.

    Pues ido el enemigo ya, y venida
la triste de la noche temerosa,  3850
la miserable hacienda ya metida
en el fuerte con priesa presurosa,
nuestra gente, sin fuerzas y rendida
a la tirana muerte dolorosa,
por la frígida arena está tendida  3855
y de puro desmayo amortecida.
—140→

    El Juan Ortiz su ropa con presteza
embarca aquella noche, que temía
no diese Zapicán con ligereza
sobre el fuerte y real antes del día;  3860
y no tardó, que vino sin pereza
al punto que la aurora descubría,
y piedras a menudo al fuerte tira,
mas en tocando al arma se retira.
-84r-

    Pues viendo cómo al fuerte hubo venido  3865
el enemigo al ver lo que pasaba,
en la capitana todos se han metido,
que cerca de la tierra en seco estaba.
Allí con gran dolor se ha recogido
el resto sin ventura que quedaba.  3870
La noche tristemente se ha pasado,
y el último remate se ha esperado.

    Cuando el Sol aún apenas descubría,
un indio por la playa caminando
bajaba, y el semblante que traía  3875
parece de español; de cuando en cuando
paraba; con la priesa que traía
a do estamos se viene ya acercando;
de su traje y manera bien parece
que alguna cosa nueva nos ofrece.  3880

    Llegando donde estaba el despoblado,
sin tener a las chozas advertencia,
contra el navío el paso enderezado,
desde la playa hizo reverencia;
con un sombrero señas ha formado  3885
con gran placer y grande continencia.
Saliendo pues por él, viene contento,
y dice de su caso el fundamento.
—141→
-84v-

    Yamandú dice el perro que se llama,
que arriba ya tratamos su manera,  3890
y que Juan de Garay le quiere y ama,
por donde le encargó aquesta ligera.
Que de nuestra venida tiene fama,
y que con la respuesta allá le espera
para venir con balsas y comida,  3895
sabiendo que el armada ya es venida.

    Por señal el vestido representa
un sayo de algodón con un sombrero,
y a muchos españoles nombra y menta,
por do su embuste pinta verdadero.  3900
Aquel que se ve puesto en una afrenta,
bien vemos que se cree muy de ligero;
con la primera nueva que ha venido
el ánimo dudoso es compelido.

    Con este Yamandú se escribe luego,  3905
y a Garay Juan Ortiz da cuenta larga
de la pérdida grande y sin sosiego
en que la gente queda, y cuán amarga;
y que venga volando como fuego
le manda, y de comida traiga carga.  3910
Mas Yamandú malvado no saliera,
cuando Zapicán viene a la ribera.
-85r-

    Sus indios piedras tiran, aun allegan
con ellas a la nave, do temblando
la gente está. En la pólvora no pegan  3915
las mechas, aunque están más refregando.
Los indios por las yerbas se refriegan,
motín, perneta hacen muy gritando;
al fin dejan el campo ya venida
la noche horrible, triste, obscurecida.  3920
—142→

    Apenas amanece, cuando viene
un indio de endiablada catadura,
y muy poco en la playa se detiene.
Hasta que el agua llega a su cintura,
de allí dice que gana grande tiene  3925
de probar en el campo su ventura,
que salga aquel cristiano del navío
que quisiere aceptar el desafío.

    «De parte de la Luna a quien adoro»,
está diciendo el indio, «yo prometo  3930
guardar la fe que diere; que el tesoro
que estimare mayor de aqueste rieto,
será que en estas tierras donde moro
de Zapicán un indio su subjeto,
sin otra ayuda alguno en este llano,  3935
se atreva a combatir con un cristiano».
-85v-

    Estando aqueste indio razonando
con superbas palabras y blasones,
en breve de mi lado retumbando
un tiro le ha acortado sus razones.  3940
De entre las yerbas salen bojeando
del indio Zapicán dos escuadrones,
que estaban a la mira en emboscada
por dar fin y remate del armada.

    Comienzan a hacer gran alboroto  3945
en luengo de la playa ya corriendo,
ya al fuerte, que tenía todo roto,
las paredes y chozas abatiendo;
y viendo a los cristianos cómo en coto
están, aunque gran pena padeciendo,  3950
y no pueden hacerles mal alguno,
comienzan a acogerse de consuno.
—143→

    Con todo aquesto viene cada día
a vista el enemigo Zapicano,
por ver en el estado que estaría  3955
el encogido ejército cristiano.
En tanto Juan Ortiz a tierra envía
por una media barca que en el llano
estaba, con la cual presto es mudada
al isla San Gabriel la triste armada.  3960
-86r-

    Después que aquesta isla se tomaba,
un día noticia cierta se ha tenido
que Zapicán su ejército mudaba
al Uruguay, que es río muy crecido.
Al tiempo que el cristiano reposaba,  3965
con su gente y canoas ha subido;
de aquesto dan noticia los cristianos
que se escapan huyendo de sus manos.

    Vinieron seis soldados fugitivos,
y no pudieron más porque los atan  3970
de noche, y dicen quedan treinta vivos,
que después que una vez prenden, no matan.
Con ellos no se muestran muy esquivos,
y si les sirven bien, no los maltratan;
pero si sirven mal, a rempujones  3975
les fuerzan a que salgan de harones.

    Aunque esto se le puso por delante
a Alonso Ontiveros, no aprovecha
a que deje de obrar cosa que espante,
pues no puede tenerse por bien hecha.  3980
Aquéste en el hablar era elegante,
mas no lo fue en hacer esta deshecha,
pues bien claro descubre en el remate
el ser cualquiera cosa y su quilate.
—144→
-86v-

Estaba en un navío aprisionado,  3985
que en parte del delito se hallara
por do Sotomayor fuera ahorcado,
cuando huirse con él se concertara.
Habíanle los grillos ya quitado,
y créese también que se librara;  3990
mas él al enemigo va huyendo
por más seguro medio le escogiendo100.

    Del Zapicano fue bien recibido,
y luego se mudó el nombre cristiano;
de las costumbres de indio se ha vestido,  3995
usando de los ritos de pagano.
En confusión aquéste me ha metido,
que por amigo túvele101 y hermano;
huyendo de la muerte ha apostatado,
después se arrepintió de su pecado.  4000

    No quiero más decir, que estoy cansado,
y temo de cansar a quien me oyere,
mayormente que el canto desastrado
ha sido, y de llorar; mas quien quisiere
saber de Juan Ortiz Adelantado  4005
su suerte, si leerla le pluguiere,
espéreme a otro canto, que ya siento
que da Rodrigo Díaz vela al viento.
—145→
-87r-



ArribaAbajoCanto duodécimo


Viene Rui Díaz Melgarejo; múdase el armada a la isla de Martín García; baja Garay con socorro; sucede la muerte de los dos firmes amantes Yanduballo y Liropeya


    Fortuna, por hablar de esta manera,
oh hado, bien tomándolo sin dolo,  4010
favorece a Rodrigo, porque espera
la sin ventura gente en ése sólo.
Ayúdale con próspera carrera,
y con tus largos vientos, gran Eolo,
que el zaratino ejército penando  4015
está, y a Dios suspiros enviando.

    Y tú sosiega al mar, viejo Neptuno,
y haz que su carrera llana sea,
que toda aquesta armada de consuno
a brazos con la muerte ya pelea,  4020
y dudo ya que escape ni sólo uno,
de hambre no se halla ya quien vea.
Remédielo, pues, Dios, que él sólo puede,
y aquel a quien él sólo lo concede.
—146→
-87v-

    El capitán Rui Díaz aprestado  4025
salió de San Vicente y tomó puerto
en Yumirí, que habemos ya tratado,
do vido del armada el desconcierto.
Al Río de la Plata enderezado,
el rumbo lleva a prisa, que está cierto  4030
que Juan Ortiz padece; con su gente
allega, pues, un día prestamente.

    El triste lamentar que allí hicieron,
des que en tanta miseria nos hallaron,
aquel dolor y pena que sintieron,  4035
las lágrimas que todos derramaron,
no quiero referir, mas que vinieron
a tiempo que a llorar nos ayudaron;
también con sus regalos ayudaban
a muchos que la vida ya dejaban.  4040

    Con su venida todos resucitan,
que viendo la miseria tan crecida,
a dar de lo que tienen bien se incitan
por volver de la muerte a alguno a vida.
Con esto ya las fuerzas se habilitan  4045
de aquellos que la muerte de vencida
llevaba, y si Rodrigo no viniera,
sin duda todo el resto pereciera.
-88r-

    Del isla San Gabriel sale el armada
con nuestro buen Rodrigo en la demanda  4050
de la Martín García, así nombrada,
que está por cima de ésta y a su banda.
En breve y poco espacio fue tomada,
a do el Adelantado luego manda
salir a tierra a todos, porque quiere  4055
poblar en esta isla si pudiere.
—147→

    El capitán Rui Díaz Melgarejo,
porque de la rabiosa se recela,
a nuestro Adelantado por consejo
que le despache da en la carabela.  4060
Con ella y con un mal bergantinejo
se hace el buen Rui Díaz a la vela;
al preso Abarorí lleva consigo,
que promete guiarle como amigo.

    A mí me cupo en suerte esta jornada,  4065
que de saber y ver muy deseoso,
jamás dejé de entrar cualquiera entrada,
aunque fuese el peligro temeroso.
En una isla muy fértil y poblada
Abarorí nos mete muy gozoso.  4070
Entramos por un brazo, no calando
los remos, que las yerbas van tocando.
-88v-

    Salieron a nosotros embijados
catorce o quince indios diligentes,
con arcos y con flechas denodados,  4075
mostrándose gallardos y valientes.
Por tierra entre las yerbas emboscadas,
pintados de colores diferentes
andaban levantando vocería,
cubiertos de muy rica plumería.  4080

    Por este brazo estrecho y chico río
llegamos con favor de la marea
a la primera casa, y al bahío
que es dicho Tabobá, de paja y nea.
Los indios luego salen con gran brío,  4085
con arcos y con flechas de pelea,
y viendo los rescates acudieron,
y mucho bastimento nos vendieron.
—148→

    De a poco dicen, vamos adelante,
que todo lo de aquí ya está gastado.  4090
Diciendo aquesto muestran tal semblante
que encubren lo que tienen ordenado.
Estaba el enemigo tan pujante,
que dudo del cristiano acobardado,
por su fuerza tener tan consumida,  4095
que pueda escabullir libre con vida.
-89r-

    En esto de la casa hubo salido,
desnudo macilento por el llano,
un mozo del armada conocido
que Vargas se llamaba, trujillano.  4100
Salió a la barahúnda y al ruido,
trajéronle al navío por la mano,
a do le confesé, y en aquel día
entró al universal camino y vía.

    Cristóval, indio amigo, que viniera  4105
de allá del Yumirí en nuestra armada,
cautivo estaba aquí, y cuenta diera
de la traición que entre éstos está armada,
de seis cautivos que hay, éste dijera;
y siéndoles la paga ya entregada,  4110
trajéronlos, y fueles prometido
que el precio a más traer será subido.

    Entre ellos fue este día rescatado
el buen Domingo Lárez, muy prudente,
hombre de gran juicio y recatado,  4115
de Huete natural, de noble gente.
Dionos aviso él que está ordenado
de hacernos la guerra el día siguiente.
Nosotros estuvimos contratando
con los indios, y en vela siempre estando.  4120
—149→
-89v-

    Salímonos de aquí, que se temía
que el indio se pusiese en emboscada,
diciendo que a las bocas estaría.
Y cierto fue la cosa bien pensada,
que a no salir muy mal sucedería,  4125
pues siendo la mañana ya llegada,
los indios a do estábamos vinieron,
y a Mora y a Loria nos trajeron.

    En el barco pequeño se ha metido
el maíz y captivos referidos;  4130
en breve a nuestra armada se ha venido,
a do de hambre están desflaquecidos;
y a haberse esta comida detenido,
de hambre fueran todos perecidos.
Mas Dios remedia el tiempo peligroso  4135
con mano de Señor tan poderoso.

    Pues llega la comida y los cautivos,
y salen al encuentro luego todos;
estaban ya diez menos de los vivos,
y aquéstos de dos mil suertes y modos.  4140
Los padres con los hijos son esquivos,
los unos y los otros como lodos
los rostros; manos, pies, todos temblando,
los ojos hacia el cielo levantando.
-90r-

    Algún vigor cobraron desque vieron  4145
el socorro que viene de comida;
con lágrimas los presos recibieron
que su vida juzgaban por perdida.
En el pequeño barco se volvieron,
y dice Juan Ortiz que por la vida  4150
conviene aventurar vida de suerte,
que no ponga temor la misma muerte.
—150→

    Mas visto no conviene se acometa
aquello que hacerse es imposible,
a que el lugar y tiempo nos aprieta  4155
a tomar el consejo convenible.
El buen Rodrigo a todos se sujeta,
y dice: «Juan de Ortiz cosa terrible
nos manda, mas yo cierto aquí prometo
de estar a vuestro gusto muy sujeto».  4160

    Unánime y conforme es la sentencia
de todos, que no se entre al riachuelo,
que bien se tiene cierta y firme ciencia
que todo ha de acabar con crudo duelo.
Esto nos enseñó ya la experiencia,  4165
por do se determina que de vuelo
a los Timbús se vaya; con contento,
de aquí tendimos vela presto al viento.
-90v-

    Trabajo no pequeño se pasaba,
que la gente sin fuerzas no podía  4170
tomar remo, que el viento nos faltaba,
y a veces por la proa sacudía.
El temor de la hambre apresuraba,
esfuérzase quien fuerzas no tenía.
Navegando una noche a la mañana  4175
llegamos a una gente Cherandiana.

    Salieron a nosotros prestamente,
que en esto del rescate están cursados.
Delante de nosotros diligente
pescaba cada cual muchos pescados.  4180
Ninguno en los vender era inocente,
que son en el vender muy porfiados.
Después mucho maíz en abundancia
trajeron por gozar de la ganancia.
—151→

    Beguas de la otra banda conocieron  4185
la cosa del rescate que pasaba,
a gran priesa a nosotros acudieron
temiendo que el rescate se acababa.
Rescatan todo aquello que trajeron,
y más, dicen, en casa les quedaba.  4190
A Gaboto de aquí presto se llegue
por do el Carcarañá se extiende y riega.
-91r-

    Pasando de Gaboto, a poco trecho
el río Juan de Oyolas se ha tomado;
por él se entró, que es río muy estrecho,  4195
de vientos y tormentas resguardado.
Atraviesa este río bien derecho
al Paraná; y las islas que ha formado
habitan los Timbás, gente amorosa,
sagaz, astuta, fuerte y belicosa.  4200

    Al Paraná saliendo caudaloso,
tres leguas se camina bien cabales.
El Paraná venía muy furioso,
los tristes navegantes muy mortales
del soldado pequeño y del grandioso  4205
las fuerzas eran todas casi iguales,
y aun cierto que a la clara bien se vía
que el pequeño más ánimo tenía.

    Del capitán Garay certificaron
los indios que aquí vino con su gente,  4210
las huellas de caballos nos mostraron
por do dimos la vuelta prestamente;
y en tierra los soldados que saltaron
cogieron102 la comida que al presente
hallaron, que aún no estaba sazonada,  4215
y apenas con la espiga bien formada.
—152→
-91v-

    Volver quiero a tratar un poco agora
del falso Yamandú, nuestro cartero.
Salió de San Gabriel con la traidora
y mala condición de carnicero.  4220
Adonde el Zapicano está de mora
se va, por ser con él particionero,
aunque no se halló en la triste guerra,
que al venir se ha tardado de su tierra.

    Este indio ya hemos dicho que es sabido,  4225
astuto, muy sagaz y hechicero;
en todas las naciones es tenido
por lumbre, por espejo y por lucero.
A mis propios oídos yo le he oído
decir a este lenguaz y gran parlero:  4230
«El sol alumbra a oriente y occidente,
así yo Yamandú a toda la gente».

    Pues siendo con las cartas despachado,
trató con Zapicán, que las tenía
guardadas, hasta ver en qué ha parado  4235
un negocio que arriba pretendía,
el cual era que tiene concertado
con un indio Terú, el cual vendría
a dar en Santa Fe con otras manos,
queriéndose vengar de los cristianos.  4240
-92r-

    E hízolo el Terú, que con su gente,
haciendo para aquesto llamamiento,
se fue a Santa Fe; mas de repente
volvió huyendo en busca de su asiento.
Los mancebos pelean fuertemente,  4245
los indios llevan de ello el escarmiento,
y viendo Yamandú que nada ha hecho,
con las cartas se va a Garay derecho.
—153→

    Del capitán Garay fue recibido
mejor el mensajero que lo fuera  4250
si hubiera sin las cartas parecido,
aunque él por no culpado se fingiera.
Mas viendo el Capitán cómo ha venido,
y que puede volver a do saliera,
tratole bien e hízole gran fiesta,  4255
y tórnale a enviar con la respuesta.

    Ya vuelve Yamandú con más cuidado
que tuvo con las cartas, pues pensaba
guardarlas para sí; mas ha acordado
urdir otra, pues ésta no cuajaba.  4260
En tanto que la urde este malvado,
tratemos de Garay, que procuraba
bajar con muchas balsas y comida,
dejando a Santa Fe bien guarnecida.
-92v-

    Partió con treinta mozos valerosos  4265
y veinte y un caballos, y servicio
en balsas; y los mozos deseosos
de guerra, que la tienen por oficio,
procuran que en los indios enojosos
se ofrezca al crudo Marte sacrificio,  4270
de aquel Terú vengando la osadía
con triste y carnicera anatomía.

    Son islas, por aquí en este paraje,
de grandes bastimentos abastadas,
de muy hermosas tierras y boscaje,  4275
y de indios Guaraníes bien pobladas
el falso Yamandú de mal coraje
aquí tienen sus gentes rancheadas,
Terú, Añanguazú, Maracopá,
y en otras más abajo, Tabobá.  4280
—154→

    Entraron por las islas; entendiendo
poder hacer la guerra, los caballos
metieron; mas los indios van huyendo,
que no pueden los mozos alcanzallos.
Entre los verdes bosques se ascondiendo  4285
se meten, que imposible es el hallallos,
si no es al sin ventura, que guardada
la suerte le está ahora desdichada.
-93r-

    Con gran solicitud en su caballo
entre aquestos mancebos se señala  4290
en andar por las islas Caraballo,
y así por la espesura hiende y tala
en medio de una selva, y Yanduballo
halló con Liropeya, su zagala.
La bella Liropeya reposaba  4295
y el bravo Yanduballo la guardaba.

    El mozo, que no vio a la doncella,
en el indio enristró su fuerte lanza,
el cual se levantó como centella,
un salto da y el golpe no le alcanza.  4300
Afierra con el mozo, y aun perdella
la lanza piensa el mozo, que abalanza
el indio sobre él, por do al ruido
la moza despertó, y pone partido.

    Al punto que a la lanza mano echaba  4305
el indio, Liropeya ha recordado,
mirando a Yanduballo así hablaba:
«Deja, por Dios amigo, ese soldado,
un solo vencimiento te quedaba,
mas ha de ser de un indio señalado,  4310
que muy diferente es aquesta empresa,
para cumplir conmigo la promesa».
—155→
-93v-

    Diciendo Liropeya estas razones,
el bravo Yanduballo muy modesto
soltó la lanza, y hace las acciones,  4315
y a Caraballo ruega baje presto.
El mozo conoció las ocasiones,
y muévelo también el bello gesto
de Liropeya, y baja del caballo
y siéntase a la par de Yanduballo.  4320

    El indio le contó que un año había
que andaba a Liropeya tan rendido
que libertad ni seso no tenía,
y que le ha la doncella prometido
que si cinco caciques le vencía,  4325
que al punto será luego su marido.
El tener de español una centella
no quiere, por quedar con la doncella.

    Mas viendo el firme amor de estos amantes,
licencia les pidió para irse luego,  4330
dejándoles muy firmes y constantes103
en las brasas de amor y vivo fuego.
Dos tiros de herrón no fue distantes,
con furia revolvió, de amores ciego;
pensando de llevar por dama esclava,  4335
al indio con la lanza cruda clava.
-94r-

    Yanduballo cayera en tierra frío,
la triste Liropeya desmayada;
el mozo con crecido desvarío
a la moza habló, que está turbada:  4340
«Volved en vos», le dice, «ya amor mío,
que esta ventura estaba a mí guardada,
que ser tan lindo, bello y soberano,
no había de gozarlo aquel pagano».
—156→

    La moza, con ardid y fingimiento,  4345
al cristiano rogó no se apartase
de allí, si la quería dar contento,
sin que primero al muerto sepultase;
y que concluso ya el enterramiento
con él en el caballo la llevase.  4350
Procurando el mancebo placer darle,
al muerto determina de enterrarle.

    El hoyo no tenía medio hecho,
cuando la Liropeya con la espada
del mozo se ha herido por el pecho,  4355
de suerte que la media atravesada
quedó diciendo: «Haz también el lecho
en que esté juntamente sepultada
con Yanduballo aquesta sin ventura
en una misma huesa y sepultura».  4360
-94v-

    Lo que el triste mancebo sentiría
contemple cada cual de amor herido.
Estaba muy suspenso qué haría,
y cien veces matarse allí ha querido.
En esto oyó sonar gran gritería;  4365
dejando al uno y otro allí tendido,
a la grita acudió con grande priesa,
y sale de la selva verde espesa.

    Aquesta Liropeya en hermosura
en toda aquesta tierra era extremada;  4370
al vivo retratada su figura
de pluma vide yo muy apropiada;
y vide lamentar su desventura,
conclusa Caraballo su jornada,
diciendo que aunque muerta estaba bella,  4375
y tal como un lucero y clara estrella.
—157→

    Mil veces se maldijo el desdichado
por ver que fue la causa de la muerte
de Liropeya, andando tan penado
que mal siempre decía de su suerte.  4380
«¡Ay triste!, por saber que fui culpado
de un caso tan extraño, triste y fuerte,
tendré, hasta morir, pavor y espanto,
y siempre viviré en amargo llanto».
-95r-

    Salió pues de la selva Caraballo  4385
a la grita y estruendo que sonaba,
y vido que la gente de a caballo
a gran priesa en las balsas se embarcaba.
No curan ya más tiempo de esperallo,
que de su vida ya no se esperaba,  4390
teniendo por muy cierto que había sido
cautivo de los indios y comido.

    Mas viéndole venir, alegremente
el Capitán y gente le esperaron;
allega, y embarcose con la gente,  4395
y apriesa de aquel sitio se levaron.
Entrose por un río que de frente
está, y a tierra firme atravesaron,
a do está de Gaboto la gran torre,
por do el Carcarañá se extiende y corre.  4400

    En tanto que Garay aquí esperaba,
y en tierra sus caballos saca y gente,
el capitán Rui Díaz se levaba
de donde le dejamos prestamente.
Volviendo hacia abajo, atravesaba  4405
acaso Yamandú, que está de frente.
Allí nos dieron nueva muy entera,
que en el Carcarañá Garay espera.
—158→
-95v-

    Con esta nueva cierta, a grande priesa
bajamos hacia el río Juan de Oyolas.  4410
No se tiene temor de la traviesa
del gran río Paraná, ni de sus olas,
que el bien que en la tornada se interesa
lo facilita todo; mas no a solas
nos vemos cuando viene anocheciendo,  4415
que los Timbúes vienen muy corriendo.

    Después, cuando ya Febo caminando
volvía con sus carros presuroso,
los campos con sus rayos matizando
de rojo, verde y blanco luminoso,  4420
llegan los Timbúes pregonando:
«Comprad de mí, que vendo más gracioso».
Y tanto regatean, que en Sevilla
podrían imprimir nueva cartilla.

    En tanto que la cosa así pasaba,  4425
desde el Carcarañá nos ha enviado
una carta Garay, en que avisaba
que estaba en Sancti Spiritus parado.
Al viento vela en popa se entregaba,
y no se ha a Sancti Spiritus llegado,  4430
cuando Garay por tierra y a caballo
asoma, y aquí un poco he de dejallo.
—159→
-96r-



ArribaAbajoCanto decimotercio


Entra Rui Díaz en el Carcarañá; baja Martín García; pretende Yamandú dar en la isla; padece Garay naufragio en el Uruguay


    Jamás fortuna dio contentamiento
que no fuese mezclado con dolores,
de a donde el disfavor es fundamento  4435
de todo buen suceso de favores.
También el favorido pensamiento
por fin muy cierto tiene disfavores,
por lo cual Salomón, sigue, decía,
el día de tristeza al de alegría.  4440

    ¡Cuánto dolor, tristeza y amargura,
y cuánto sobresalto ha pasado
la gente zaratina sin ventura!
Pues quien con atención bien lo ha notado,
verá que al mayor mal en coyuntura  4445
un buen suceso o gusto ha acompañado,
que no haber de esta suerte sucedido,
hubiera el resto Zárate perdido.
—160→
-96v-

    ¡Qué pena, qué dolor no mitigara
el ver al buen Garay por aquel llano!  4450
La bárbara nación que se juntara104,
no pudiera escaparse de su mano.
Si el bravo y crudo Marte se hallara
con tal gente de guerra, tan ufano
y altivo se sintiera, que en la tierra  4455
a todos los mortales diera guerra.

    La trompa y atambor les ayudaba,
los caballos calor iban tomando;
contento grande, cierto, que causaba
aquesta gente allí escaramuzando.  4460
Rui Díaz con los suyos lo miraba,
viniendo su viaje navegando;
y llegando do aquesto se hacía,
mandó soltar la flaca artillería.

    Al fin tomaron puerto, y recontada  4465
la cosa de una parte a otra pedida,
la carga de las balas descargada,
Garay parte en demanda de comida.
El Melgarejo sale desplegada
con gran placer su vela y descogida.  4470
En tanto que uno baja y otro queda,
me fuerza Yamandú vuelva la rueda.
-97r-

    Llegado este tacaño con las cartas
al isla, con placer fue recibido;
el Juan Ortiz le dio cuchillos, sartas,  4475
y de paño de grana un buen vestido.
De dádivas y dones fueron hartas
sus manos, por pensar lo ha merecido,
y él pretende entregarse a suelta rienda
en vida del cristiano y de hacienda.  4480
—161→

    Pues tiene la traición así ordenada,
que dadas estas cartas, vuelva luego
al río Igapopé, que es la morada
de un indio que se dice Grande Fuego,
y de otros que allí viven de coplada  4485
con Aguazó, que es guía de este juego.
Allí tiene la cosa de ordenarse
por do el cartero da priesa a tornarse.

    Y dice: «Volveré yo con comida,
que así con mis amigos lo he ordenado,  4490
aquesta cosa quiero sea sabida,
porque en vernos ninguno sea alterado.
Que aquesta tierra toda está rendida
a mi dicción, y105 yo la he sujetado».
Con esto Yamandú se suelta en breve,  4495
y con más brevedad volver se atreve.
-97v-

    Con diez u once canoas esquifadas
la vuelta da el malvado, procurando
que no estén las personas recatadas,
mas antes las ocupa rescatando.  4500
No quiero referir, pues, cuán turbadas
lo estaban, según supe, y cuán temblando.
Mas con todo se dieron tanta maña,
que no cuajó el cartero su maraña.

    En un fuerte la gente recogida,  4505
porque de esta traición tienen aviso,
de todo lo posible guarnecida,
salió el indio que estaba ya arrepiso.
De humos gran señal ha parecido
el río arriba, y luego de improviso  4510
los indios, que en la gente dar pensaban,
con gran priesa a su isla se tornaban.
—162→

    Quedaron los cristianos como cuando
levanta un huracán muy espantoso
las olas en la mar, y va bufando  4515
el viento con un ímpetu furioso.
El piloto sagaz está temblando,
vencido del trabajo y temeroso;
mas viendo que el peligro está pasado,
vereisle presumir del esforzado.  4520
-98r-

    O como aquel mancebo que ha cogido
el toro furibundo entre sus manos,
que siendo de la muerte escabullido,
huyendo a pura pata por los llanos,
blasona de la maña que ha tenido,  4525
y hace en talanquera fieros vanos.
No menos nuestras gentes aquí estaban,
y al moro muerto gran lanzada daban.

    Rui Díaz, como dije, navegando
salió de Sancti Spiritus, y viene  4530
en breve do le estaban esperando.
A mí me ha parecido me conviene
quedarme con Garay, que va triunfando,
y Zárate, que hambre siempre tiene.
Rui Díaz Melgarejo, pues, allega  4535
al isla, y la comida les entrega.

    Garay de a do dijimos sale a priesa
con su gente, y las balsas que llevaba;
lo que en esta salida le interesa
es el buscar comida que faltaba.  4540
También se procuraba hacer presa
en el falso Terú que allí moraba.
Y oíd lo que sucede un día de Ramos,
que de vista es el cuento que contamos.
—163→
-98v-

    Por un pequeño río de boscaje  4545
las balsas y la barca caminaban,
cuando vimos venir un gran salvaje.
La canoa en que viene gobernaban,
al parecer, dos ninfas de buen traje.
En viéndonos a priesa se tornaba,  4550
y desque al Paraná grande llegaron,
en medio de un remanso se pararon.

    Allí nos esperaron grande pieza,
y así como la barca hubo llegado,
el salvaje se estira y endereza  4555
y un escudo grandísimo ha embrazado.
Por yelmo un cuero de anta en la cabeza,
el escudo era concha de pescado,
y el bastón que este bárbaro tenía
servir de antena en nave bien podía.  4560

    Hablando con soberbia encrudecida,
pregunta por aquel que tiene cargo
del armada, que dice que la vida
le tiene de quitar con fin amargo.
Y dice: «No penséis que fue huida  4565
la mía, por salir aquí a lo largo,
que quise aquí sacaros al anchura
por dar a todos ancha sepultura».
-99r-

    Quería arremeter el can rabioso,
y en esto dos pelotas le tiraron;  4570
la popa nos volvieron sin reposo
las faunas, y espantados nos dejaron,
que con un dulce canto armonioso
a priesa de nosotros se apartaron,
y a muchos el sentido enternecieron,  4575
y en un punto de vista se perdieron.
—164→

    En esto un bergantín vimos venía,
el cual a Santa Fe ha descendido,
y viendo que Garay bajado había,
en seguimiento suyo había venido,  4580
con socorro el Teniente se le envía
de la Asumpción, que aquesto hubo subido.
Juntose con nosotros el navío
y dimos en un hondo y chico río.

    El navío a la boca se ha quedado  4585
con toda la más gente del armada;
el Capitán con veinte dentro ha entrado
en la barca de todo pertrechada;
por tierra los caballos hubo echado,
del gran Terú se busca la morada;  4590
hallose, mas sus indios al estruendo
con mujeres e hijos van huyendo.
-99v-

    Las balsas aquí cargan de comida;
la gente de a caballo va por tierra
siguiendo la victoria conocida  4595
con ánimo y codicia de la guerra.
Abscóndese la gente dolorida,
que el temor del caballo la destierra;
saquea el español allí las casas,
y en un punto vereislas hechas brasas.  4600

    El Capitán de aquí presto saliendo
penoso, por no haberle indio parado,
sus balsas y su gente recogiendo,
a Añanguazú acomete, indio afamado.
Los indios son valientes, y al estruendo  4605
salieron con esfuerzo denodado,
y siendo preguntados ¿por qué huyen?,
con la razón del uno así concluyen.
—165→

    «Dejadnos ya, que estamos temerosos,
y contra vuestras fuerzas no podemos.  4610
Y vosotros, sobrinos animosos»,
a los mancebos dicen, «¿qué os hacemos?
Mirad que a nuestros hijos amorosos
criar ni sustentar ya no podemos,
pues carga de mujeres tan penosa  4615
no espera a vuestra diestra poderosa».
-100r-

    Diciendo aquesto, estaban muy metidos
en un atolladar y gran pantano.
Garay no permitió fuesen heridos,
que más de uno probar quiso la mano.  4620
Causaban gran dolor los doloridos,
que mujeres e hijos por el llano
sin orden, a gran priesa, iban huyendo,
so tierra lo que tienen abscondiendo.

    De aquí el río abajo navegando,  4625
el armada se sale a remo y vela.
Un temporal se viene levantando
que las yerbas del campo arranca y vuela.
Del isla grande priesa me están dando,
que parece la gente se recela.  4630
Pues vamos allá agora, que esta armada
aquí queda segura rancheada.

    El isla parecía que se hundía,
y el Cielo que venía de caída;
el sudoeste106, viento que corría  4635
con una fuerza grande desmedida,
los árboles y piedras conmovía
por do la gente andaba dolorida,
porque tanto ruido levantaba
el viento, que al infierno figuraba.  4640
—166→
-100v-

    De dos naves que había del armada,
no quiere perdonar esta tormenta
a alguna; que a la zabra que cargada
está de la comida, la revienta
y la abre por cien partes, mas varada  4645
aquésta fue en el isla; la otra avienta
a tierra firme, y tan metida queda,
que dudo en algún tiempo salir pueda.

    Pues dime, Juan Ortiz: ¡No te conmueve
el ver aquestos trances peligrosos!  4650
¡Oh duro corazón!, a quien no mueve,
el temor de los fines sospechosos.
No vemos ser prudente el que se atreve
a perder lo ganado en los dudosos
y peligrosos casos; lo más cierto  4655
es ir siempre a buscar seguro puerto.

    A nuestra armada vuelvo, que metida
quedaba en un juncal y una ensenada,
la cual halló segura su guarida.
Y el bergantín, tomando una enconada,  4660
del otra banda está, que de caída
allí por se abrigar hizo parada,
a do con Cherandíes ha tratado,
y el tiempo que allí estuvo, rescatado.
-101r-

    Garay con los Beguaes107 de otra banda  4665
muy gran trato y rescates ha tenido.
A Caytuá, Cacique, dice y manda
(pues para aqueste fin ha descendido)
que diga a los Beguaes, como él anda
en busca de cristianos, que ha sabido  4670
que tienen muchos ellos en su tierra,
ávidos108 de rescate, y no de guerra.
—167→

    Aqueste Caytuá es comarcano
al pueblo Santa Fe, y muy vecino.
Garay le trata bien como a su hermano,  4675
y así con gran contento con él vino.
El Cacique no anduvo paso en vano,
que yendo a los Beguaes de camino,
cuatro cristianos trajo rescatados
por anzuelos y espejos muy quebrados.  4680

    De aquí salió Garay; con el navío,
que está de la otra banda, se ha juntado.
Despáchale a la isla por el río
que dicen de las Palmas afamado.
No va de bastimentos tan vacío,  4685
que al fin le han de decir: «Bien seáis venido»,
que están como los pollos ya piando,
y sólo por comida suspirando.
-101v-

    El armada se va por un estero
que llaman de Beguaes, que no lleva  4690
la fuerza y la corriente del primero,
a quien él va a buscar a que le beba;
y tanto va sin él a cual postrero,
que en más de veinte leguas no le prueba;
al cabo, porque en breve yo me sume,  4695
aquéste el Paraná se le consume.

    Yendo por este estero navegando
diez días, que los tiempos no ayudaban,
por tierra los soldados van cazando,
que muy poco las balsas caminaban.  4700
De noche están con liñas esperando,
pescando de los peces que picaban;
aquí pica el patí, allí el armado,
aquí también el blanco y el dorado.
—168→

    En una bella noche muy serena,  4705
habiendo el sueño dado ya sus puertas
a los que nuestra cama era el arena,
estando centinelas muy alertas,
con grande dulcedumbre una sirena
comenzó de cantar; y cierto, ciertas  4710
y humanas parecían sus canciones,
bastantes a mover mil corazones.
-102r-

    Es tan ameno y bello este paraje,
que las hijas de Pierio bien podrían
dejar de Tracia el monte y su boscaje,  4715
que aquí más soledad cierto tendrían.
Y aquellos que siguiesen su lenguaje
en breve de sus ciencias más sabrían,
y en metro y dulce verso el casto coro
al mundo descubriera su tesoro.  4720

    Aquí la gran maldad la Filomena
lamenta de Teseo, su cuñado,
con su lengua arpada bien resuena,
y con canto suave y agraciado
publica a todo el mundo su gran pena,  4725
y dice: «Pues la lengua me has cortado,
aquesta gran maldad, cruda tirana,
labrando contaré toda a mi hermana».

    Aquí la sacra fuente cabalina
sus cristalinas aguas vierte y riega.  4730
Aquí la gran Minerva a la contina
sus tesoros reparte y los entrega
a todos con largueza muy benina.
Y aquí muy de ordinario en esta vega
la bella y casta diosa se pasea,  4735
y con sus compañeras se recrea.
—169→
-102v-

    Mas al isla conviene dar la vuelta
dejando aquesta armada en este punto.
Pasada la tormenta y revuelta,
según dijimos ya en breve trasunto,  4740
el bergantín que fuera a vela suelta,
llegando toma puerto luego junto,
y dando de nosotros nueva cierta,
la cosa de esta suerte se concierta.

    En busca de Garay luego volvieron  4745
aqueste bergantín y Melgarejo,
y aquellos que al presente adolecieron
llevaron, y mujeres, y es consejo
que allá en el Uruguay (adonde fueron)
se pueble, donde hubiere el aparejo,  4750
que para los navíos está cierto
que muy cerca hallará seguro puerto.

    Llegados a la punta de este río,
quedose el bergantín grande esperando;
el otro atravesó, que va vacío.  4755
Garay en esto viene navegando.
En breve se encontró con el navío,
que estaba en una vuelta ya esperando;
la noche se apresura, el viejo Apolo
nos huye, y viene airado el grande Eolo.  4760
-103r-

    En un punto veréis que se levanta
un ser tan riguroso, que atormenta
con su grave furor cualquiera planta,
y fuera del lugar propio la ablenta109.
El armada se afierra bien y planta,  4765
el bergantín del lado no se absenta,
con cabos, guindaletas amarrados,
están todos del viento contrastados.
—170→

    El otro que esperando había quedado
cargado de mujeres, como vido  4770
el cielo todo andar alborotado,
camina el río arriba, y ha tenido
ventura en se mudar, que haber tardado
la carga hubiera toda sumergido.
Mas no pudiera ser, que en el armada  4775
jamás vide mujer ser mal parada.

    En tanto que venía el sur bravoso,
huyendo con presteza su fiereza,
el capitán Rui Díaz valeroso
caminaba el río arriba sin pereza.  4780
Lloraban las mujeres sin reposo,
pensando ya fenece su belleza,
y que ha de ser a peces entregada,
y en vida so las aguas sepultada.
-103v-

    Garay en una isla empantanada,  4785
que dicen por renombre de la Espera,
tenía ya su gente rancheada;
del bergantín no sale gente fuera.
La enojosa tormenta, pues, pasada,
al punto que la noche se viniera,  4790
las balsas desamparan este puesto,
y oíd lo que sucede, pues, de aquesto.

    Desta isla do digo que salieron
las balsas, se atraviesa la corriente
del río que Uruguay indios pusieron  4795
por nombre; tierra firme está de frente,
las balsas allá van, mas no pudieron
las olas contrastar, que no consiente
la fuerza del canal remo ni pala,
que todo lo abandona y lo desvala.  4800
—171→

    El sur se ha levantado en este punto,
y hace que el canal ande alterado,
el corriente con fuerza viene junto,
y el sur lo que corre en contra ha hinchado,
¡ay Dios!, que en este punto yo barrunto  4805
que el día de mi fin es ya llegado.
La barca se nos iba trastornando,
las balsas todas siete trabucando.
-104r-

    Al día del postrer juicio figuraba
aquel naufragio nuestro doloroso.  4810
Cual indio de la balsa se arrojaba
por ir nadando a tierra codicioso;
cual vuelve do la balsa se anegaba
en busca del Señor que está lloroso.
Las indias dicen todas que llamemos  4815
a nuestro Dios, pues todos perecemos.

    Los caballos ya sueltos van nadando,
y no tienen peligro, si no afierra
el cabo en parte alguna, que colgando
le llevan por el agua hasta tierra.  4820
La barca sale en salvo, y descargando
la ropa y adherentes110 de la guerra,
en busca de las balsas torna a prisa
a donde todos andan sin camisa.

    El que es buen nadador, aunque con miedo,  4825
al agua desnudándose se arroja;
quien no sabe nadar estase quedo,
y en la balsa metido bien se moja.
Mas ya yo de nadar hablar no puedo;
la gente sale a tierra do se aloja,  4830
tendida por la fría y dura arena.
Dejémoslos que entiendan en su cena.
—[172]→
—173→
-104v-



ArribaAbajoCanto decimocuarto


En este canto se cuenta la batalla que hubo entre los de Garay y los Charrúas, y cómo fue herido Garay en los pechos y su caballo muerto, y muchos indios muertos y heridos


    ¿A quién he de llamar que me dé aliento?
O ¿quién podrá acertar que estoy enseñado
a tratar de tristezas y lamento,  4835
y poco de placeres he gustado?
Pues esto de la guerra hago a tiento,
que menos de las armas he probado.
A vos, Señor, favor pido y demando
que vuestra ayuda sola voy buscando.  4840

    Dejé, si os acordáis, en la marina,
pasado ya el naufragio, a nuestra gente;
el aurora nos viene ya vecina,
Apolo muestra ya su roja frente;
el bergantín navega a la bolina,  4845
subiendo el río arriba diligente;
el Zapicán ejército marchando
en siete escuadras, viene ya gritando.
—174→
-105r-

    El bergantín le vido, mas primero
le habían descubierto tres soldados,  4850
aquéstos dieron arma muy ligero,
los arcabuces fueron bien cargados.
No vide que quería ser postrero
alguno, porque todos aprestados
en un punto salieron muy gozosos  4855
por dar fin al Charrúa codiciosos.

    Doce caballos solos se ensillaron,
el Capitán con once compañeros
(que muchas de las sillas se mojaron),
salieron veintidós arcabuceros.  4860
Los bárbaros a vista se llegaron
con orden y aparato de guerreros,
con trompas y bocinas y atambores,
hundiendo todo el campo y rededores.

    El Capitán mandó que se emboscasen  4865
los once de a caballo, hasta tanto
que los alegres bárbaros llegasen
a tiro de arcabuz, porque de espanto
de ver a los caballos no tornasen.
Y el Capitán se puso al otro canto  4870
con sus arcabuceros, atendiendo
se fuese el enemigo introduciendo.
-105v-

    Llegado a poco trecho, hacen alto,
el Capitán procura de cebarles
un poco retirándose en un alto  4875
por más a su placer escopetarles.
El bárbaro de seso no está falto,
que entiende ser aquesto asegurarles,
por do hace parar sus escuadrones
y dice con gran grita estas razones.  4880
—175→

    «Estamos de esperaros ya cansados,
que ha días que tenemos entendido
que sois hombres valientes y esforzados,
agora será el caso conocido.
Salid los más valientes y alentados  4885
riñendo uno con otro este partido.
Salid, que tardar tanto es cobardía,
veremos vuestro esfuerzo y valentía.

    »Con sólo matar veinte de vosotros,
pues sois de tanta fama y nombradía,  4890
la vida por bien dada de nosotros
tenemos todos juntos este día.
¿Podéis ser más valientes que los otros,
cuyo valor poco ha que fenecía?
Salid a los vengar, acobardados,  4895
cornudos, mujeriles y apocados».
-106r-

    Más cosas les oí por mis oídos,
que un poco de su lengua ya entendía.
Gritaban, daban voces, alaridos,
con su grita la tierra estremecía.  4900
Cual indio la perneta, cual fingidos
motines y ademanes, cual hacía
que cae en tierra triste y desmayado
y en un punto vereisle levantado.

    Llamaban con las mantas que traían  4905
ceñidas a los cuerpos, no cesando
de dar voces, diciendo que querían
ponerse nuevos nombres peleando.
Mas viendo que los nuestros ya salían,
al alto se volvían retirando,  4910
juzgando por mejor un alto cerro,
y el sueño, como dicen, fue del perro.
—176→

    Saliendo al alto, y siendo traspasado
un poco de pantano que allí estaba,
el Capitán a priesa ha caminado;  4915
los once de a caballo que llevaba
siguieron con esfuerzo denodado;
la trompa con presteza resonaba
en ellos, Santiago, Santiago,
y oíd un bello lance y gran estrago.  4920
-106v-

    Seguíanle los once de tal suerte
que juntos se metieron y mezclaron
en medio el enemigo, dando muerte
a todos cuantos indios encontraron.
Rompieron una escuadra grande y fuerte  4925
en que de setecientos se pasaron;
salieron de otra banda cien flecheros
con ánimo gallardo muy ligeros111.

    Sobre éstos nuestra gente revolviendo
pelea, y ellos rostro y cara hacen;  4930
los otros al socorro muy corriendo
acuden, mas los nuestros los deshacen.
Volvieron a romperlos, y rompiendo
los mozos sus deseos satisfacen,
que tantos por el suelo van rodando,  4935
cuantos caballo y lanza van tocando.

    Aquí veréis el indio atravesado
por medio la garganta, y allí junto
el otro todo el casco barrenado,
saliéndole los sesos luego al punto.  4940
Por medio de los pechos traspasado
estaba Tabobá, y casi difunto,
y tanto de la lanza se aferraba,
que ya perderla Leiva imaginaba.
—177→
-107r-

    Allega Menialvo con su espada  4945
y dale un golpe tal que desafierra
la lanza el enemigo, y aun pegada
la lanza con la mano deja en tierra.
El indio ve su mano destroncada
y quiere escabullirse de la guerra,  4950
mas no le dan lugar, que tras su mano
tendido le deja Leiva en el llano.

    Y como recobró Leiva su lanza,
habiendo a Tabobá muerto, con priesa
revuelve Abayubá sobre él, y lanza  4955
el mozo un bote tal que le atraviesa
el ombligo, y el indio se abalanza
por la lanza adelante, y hace presa
con el diente en la rienda, de tal suerte
que la corta, y fenece con la muerte.  4960

    El viejo Zapicán, que ve tendido
a su sobrino en tierra, bien quisiera
en Leiva se vengar, mas ha acudido
el bravo Menialvo, que le diera
un golpe tan terrible que partido  4965
por medio, por encima la cadera,
en dos partes quedó; fue cuchillada
de brazo poderoso y fuerte espada.
-107v-

    Añagualpo, que estaba muy pujante,
en suerte le ha cabido a Vizcaíno.  4970
El bravo indio se puso de delante
con pica que parece un grande pino.
El mozo le encontró luego al instante
con su lanza, y aun hizo tal camino
por medio de los pechos de aquel perro,  4975
que la espalda pasó su fino hierro.
—178→

    Su lanza sacó tal y tan bermeja,
que el hierro pura sangre parecía.
Dos pasos de este puesto no se aleja,
cuando un indio de fama le seguía.  4980
A esperarle el mancebo se apareja,
que es indio muy gallardo y de valía,
al mozo ha acometido Yandinoca,
y él métele su lanza por la boca.

    Arévalo gallardo va hiriendo  4985
la gente que jamás fue conquistada,
el hierro de su lanza va tiñendo
en sangre con los sesos misturada.
Con fuerza va Aguilera descubriendo
aquí, y acá y allá de una lanzada;  4990
al indio deja tal, que parecía
que el indio so la tierra se hundía.
-108r-

    El buen Mateo Gil, soldado viejo,
con esfuerzo y valor de Trujillano,
nacido en el lugar de Jaraicejo112,  4995
andaba por el campo muy lozano.
Parécele que mata algún conejo,
matando algún soldado zapicano,
y así tan gran estrago va haciendo
que las yerbas del campo va tiñendo.  5000

    Hernán Ruiz pelea sin pereza,
de Córdoba heredando la osadía,
acá y allá acude con destreza,
con ánimo y esfuerzo y valentía.
Un indio le encontró con gran fiereza,  5005
y quitarle la lanza pretendía;
Camelo le ayudó, perdió la vida
el indio, con la mano bien asida.
—179→

    Con gran fuerza por medio Magaluna
de cinco o seis soldados se metía;  5010
al encuentro le sale Juan de Osuna
con su espada, que lanza no traía.
Al mozo favorece la fortuna,
que el indio con su pica tal venía,
que si el caballo un brinco no pegara,  5015
por medio de los pechos le pasara.
-108v-

    La pica suelta el indio muy corrido,
y al pecho del caballo se ase y garra.
El mozo, que lo vido tan asido,
la daga de la cinta desamarra,  5020
con ella fuertemente le ha herido,
y tanto las entrañas le desgarra
que Magaluna altivo, bravo y fuerte,
cayó en tierra herido de la muerte113.

    Tiene el campo Juan Sánchez ya poblado  5025
de zapicanos muertos con su espada.
Un indio le acomete señalado
con una espada inserta y enastada114.
Un bote le tiró por un costado,
y el mozo le responde de estocada,  5030
y aciértale por medio de la frente,
y da con él en tierra de repente.

    Rasquín piensa ya hoy hacer remate
del ejército todo zapicano.
Mas veis otro que viene en el combate  5035
que quiere en general probar la mano,
de encuentro, de revés, da jaque y mate
al indio sin dejarle un hueso sano,
con la fuerza que pone en su caballo
el fuerte y animoso Caraballo.  5040
—180→
-109r-

    Fortuna, si quisieres estar queda,
cuán presto el Charruaha se acabaría.
Si el capitán Garay viera tu rueda,
bien con su lanza audaz la clavaría.
En un cerro una escuadra estaba queda  5045
de indios, a la mira qué haría.
El Capitán por ellos va rompiendo,
y en él todos a puja rebatiendo.

    Rompiolos, y al romperlos fue herido.
Miráronle los indios si caía,  5050
y viendo como en tierra no ha caído,
sin orden cada cual allí huía.
El Capitán tras ellos ha corrido,
en esto su caballo se tendía
y muerto feneciose la pelea,  5055
de que el indio no poco se recrea.

    Acuden los soldados como vieron
caer su Capitán con el caballo;
de presto en otro al punto lo pusieron,
procuran al real luego llevallo.  5060
Los bárbaros al punto se huyeron,
la tropa a recoger toca, dejallo
conviene al enemigo. En estos cuentos
murieron, según vi, más de doscientos.
-109v-

    Recógese la gente muy gozosa  5065
de ver quedar el campo muy poblado
de la soberbia sangre belicosa
del indio, en estas partes señalado.
Era cierto esta gente muy famosa,
su fuerza y su valor tan estimado,  5070
que toda la provincia la temía
y muy grande respeto le tenía.
—181→

    El Capitán, que a todos gobernaba,
fortísimo y valiente era en la guerra;
por aquesta razón le respetaba  5075
sin su gente gran parte de la tierra.
Y aunque él en estos llanos habitaba,
tenía alguna gente allí en la sierra,
los cuales a su tiempo le servían
y a su mano y dicción siempre acudían.  5080

    Con ésta estaba el perro tan pujante,
que a todo el mundo junto no temía,
juzgándose a sí solo por bastante
contra la tierra toda y monarquía.
El nombre de cristiano y lo restante  5085
pensaba de acabar sólo en un día,
y no le faltaba ayuda de paganos
que vienen de los pueblos más cercanos.
-110r-

    En tanto que nosotros celebramos
el triunfo de victoria muy gozosos,  5090
y aquel siguiente día reposamos,
los indios despoblando temerosos
la tierra adentro huyen. Después vamos
en busca de Rui Díaz muy gozosos,
que huyendo del tiempo adverso y duro,  5095
tomó en San Salvador puerto seguro.

    Adonde en su ribera deleitosa,
de todos los desastres olvidados,
nos tuvimos por gente muy dichosa
en vernos ya de asiento allí poblados,  5100
con gozo celebrando la famosa
victoria de mancebos esforzados
contra el soberbio indio belicoso,
y en todo el Argentino más famoso.
—182→

    A priesa cada cual hace morada,  5105
que de maderos hay gran aparejo,
y teniendo su carga descargada,
por Juan Ortiz se parte Melgarejo.
No siento le da pena la tornada,
que aunque es el capitán ya cano y viejo,  5110
a trabajos está tan avezado
que no se halla bien si está parado.
-110v-

    Aquí, pues, los dejemos, descansando
los unos y los otros muy gozosos,
El tiempo en regocijos empleando  5115
por los campos y prados deleitosos.
A Juan Ortiz volvamos, que penando
está con sus soldados lastimosos.
Al que quisiere ser bien informado,
serale en otro canto relatado.  5120