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ArribaAbajo- XIV -

Conocimiento, aprecio y perfección del cuerpo


El hombre estima lo que conoce, no solamente por su valor, su significación y su uso, mas también por el provecho que puede sacar de ello con respecto al fin propuesto de su existencia.

No vaya a creerse que el hombre, sobre todo el hombre-niño, conozca su cuerpo por hallarse del mismo tan cercano, o que pueda usar de sus miembros, porque éstos forman uno con su cuerpo. Creemos útil recomendar, con frecuencia, a los jóvenes, que se mantengan con menos cortedad, en particular a los niños pertenecientes a condiciones en que toda la actividad no está puesta en uso. Gentes vemos muy apuradas de lo que deben hacer de su cuerpo y de sus miembros en ciertas circunstancias. Muchos hay para los cuales el cuerpo parece ser y es realmente una carga. La actividad de la vida doméstica puede singularmente cooperar a la formación perfecta del cuerpo, que en casi todos los estados parece no ser desgraciadamente sino una cosa secundaria. Precisa que el hombre no solamente conozca sus fuerzas, sino también el medio de emplearlas. La formación completa del cuerpo y de todas sus partes puede sola conducir al medio de formar completamente también el espíritu, porque la menor enseñanza reclama el uso del cuerpo y de los miembros, sea que se trate de la escritura, del dibujo o de la música instrumental. Como el alumno no haya previamente adquirido la formación completa del cuerpo y el uso de sus miembros, esas diferentes ramas de la enseñanza puedan serle muy perjudiciales, y la necesidad de repetirle a cada instante: «Manténte bien, ten derecho tu brazo», excluye o, por lo menos, amengua el provecho de la enseñanza. El vigor del cuerpo y su aptitud para todos los trabajos de la vida, en fin, el buen aspecto exterior, son los resultados de la formación completa del cuerpo, en tanto que envoltura del espíritu. Apartaríase de la edad del niño una porción de descortesías, de rudezas y de inconveniencias, si tuviésemos cuidado de desarrollar y formar su cuerpo en armonía con su espíritu, y con previsión del empleo que éste aguarda. Conviene que el cuerpo esté dispuesto, preparado a obedecer al espíritu; su oficio es el del instrumento musical puesto a la disposición del artista. La formación perfecta del cuerpo es, pues, una cosa perteneciente a la educación, cuyo fin es la perfección del hombre. El cuerpo, como el espíritu, debe recibir una enseñanza verdadera yendo de lo particular a lo general, y por la misma razón de que el uso del cuerpo es necesario al espíritu, conviene que los ejercicios físicos tengan su lugar en la escuela, pues contribuyen singularmente a la verdadera y completa educación.

La educación propónese conducir al niño a proceder en todas sus acciones según la dignidad que aquel ha reconocido por sí mismo en el hombre y según el aprecio que por aquella ha concebido, y a revelar en toda su conducta esta dignidad y este aprecio de sí mismo. He aquí lo positivo de la educación: cuanto más el presentimiento y el conocimiento del ser, de la dignidad del hombre, serán despertados en el joven, en el alumno de esta edad, tanto más se revelarán clara y simplemente las exigencias del ser colectivo del hombre, y tanto más la educación contribuirá a satisfacerlas. Cuando así convenga, el maestro recurrirá, para bien del alumno, a la reprimenda y a otros recursos. Esta edad es la de la disciplina, que no se obtiene realmente sino por la armonía perfecta establecida entre la formación del cuerpo y la del espíritu.

La actividad del cuerpo exige simultáneamente la actividad del espíritu, como ésta reclama no menos enérgicamente aquélla, puesto que la una influye eficazmente sobre la otra, y la vida verdadera, la vida digna de este nombre no existe sino allí en donde esas dos actividades se prestan mutuamente socorro.

Los ejercicios del cuerpo tienen asimismo por resultado importante el dar a conocer al niño la construcción de su cuerpo; sintiendo así el niño todos sus miembros en activo enlace: este conocimiento, unido a algunos buenos dibujos representando el interior del cuerpo humano, conducirá al niño a cuidar su cuerpo más y mejor.