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ArribaAbajo- XVII -

Conversaciones sacadas de la observación de la naturaleza y del mundo exterior


La observación de la naturaleza y la del mundo exterior refiérense sólo a la impresión general de los objetos y de las cosas consideradas en sus condiciones locales; la observación del lenguaje, como medio de manifestación, es secundario, pues el hombre observa los objetos únicamente para él, y se apropia su ser sin que por ello deba usar del lenguaje; pero desde que se trate de la enseñanza, el lenguaje debe intervenir como medio de auxilio, a fin de asegurarse, en cuanto posible sea, de que el alumno ha observado, examinado y penetrado realmente el objeto de la enseñanza. Esos ejercicios del lenguaje despréndense, en verdad, de los objetos mismos; resultan de sus manifestaciones exteriores y de las impresiones que hacen sobre los hombres, sobre la inteligencia del hombre; tienen en cuenta, sobre todo, la designación de los objetos por el lenguaje. La observación de la naturaleza y la del mundo exterior no se aplican sino al objeto mismo; los ejercicios del lenguaje, representaciones de esos objetos en sus fenómenos individuales y en las impresiones que hacen sobre el hombre mediante la sustancia tónica, mediante la palabra, se encuentran en cierto modo en una unión más íntima con el objeto, por la apropiación y el ejercicio del lenguaje como medio de manifestación y de representación.

La observación de la naturaleza y del mundo exterior conduce el hombre a preguntarse: ¿Qué es esto? El ejercicio de la palabra que interroga, diciendo: ¿Qué significa esto? ejercita el lenguaje. Mientras que la observación de la naturaleza y la del mundo exterior no consideran sino el objeto, el ejercicio por el lenguaje considera el efecto que hace el objeto sobre el hombre y sobre su inteligencia, así como la manera más o menos justa de designar sus impresiones y sus presentimientos por medio del lenguaje. Surge aquí una tercera observación; es la del lenguaje propio, la del lenguaje en sí mismo, sin consideración al objeto del lenguaje como manifestación interior del hombre en una palabra, del uso del instrumento del lenguaje. Estos ejercicios son ejercicios de la palabra, que se enlazan inevitablemente con los ejercicios del lenguaje, de donde emanan.

Son, pues, necesarias tres condiciones, para llegar a un perfecto y profundo conocimiento del lenguaje y de su uso; desde luego, la observación de los objetos solos, definidos por el lenguaje, observación del mundo exterior; después, la observación del lenguaje representando el objeto, que va del mundo exterior al mundo interior; por último, la observación del lenguaje solo, sin consideración a los objetos del lenguaje, como sustancia; ejercicios del lenguaje en sí mismo.

Como la enseñanza del mundo exterior ha servido ya de tema a nuestras reflexiones, abordaremos desde luego los ejercicios del lenguaje. Ya lo hemos dicho; el lenguaje es parte de la intuición, de la inteligencia del mundo exterior y elévase hasta la intuición de lo interior.

El maestro comienza así:

«Amigos míos, estamos en una habitación; muchos objetos nos rodean; nombrad algunos de los objetos de que nos hallamos rodeados.

»El espejo, el armario, la estufa, etc., etc.

»¿Podrían encontrase en este cuarto más objetos de los que contiene en este momento?

»Sí.

»¿Sería posible traer a esta habitación cuantas cosas y objetos pudiese concebir la fantasía?

»¡No!

»¿Por qué no?

»Porque el espacio y el lugar faltarán para ello.

»¿De donde viene que el espacio y el lugar faltarán para ello?

»Porque cada cosa ocupa el lugar, el espacio, el sitio que le es propio.

»Dadme un ejemplo de lo que acabáis de decir.

»Allí en donde se encuentra mi mano, no se puede encontrar mi pizarra, y mi vecino no puede estar en el lugar en que yo estoy; yo, por mi parte, no puedo tampoco estar con él, en el sitio que él ocupa; y el armario no puede hallarse en el sitio mismo en que se halla la estufa.

»¿Qué significa esto? Que toda cosa ocupa el lugar, el espacio y el sitio que le es propio?

»Que en el lugar o en el sitio en que se encuentra una cosa, otra no pude ser existir u obrar.

»¿Cómo, de qué manera y por qué medio os aseguráis de la acción, de la actividad de las cosas y de los objetos en su espacio?

»Por mis manos, por mis ojos, por mis oídos, etc.

»Nos aseguramos de las cosas y de los objetos que están fuera de nosotros, por lo que nosotros nos apropiamos; referimos a nuestro interior las cosas exteriores; y los instrumentos de que a este fin nos servimos son los ojos, las orejas, las manos, y las facultades activas son el oído, la vista, etc.; los sentidos, en una palabra.

»Comprendemos, pues, y reconocemos los objetos exteriores por los sentidos.

»Nombradme los sentidos por los cuales comprendemos y recocemos que el objeto hace u opera alguna cosa.

»¿Puede decirse de cada cosa que ella haga u opere algo?

»Sí. - No.

»¿Por qué sí? - ¿Por qué no?

»Decidme en qué posición se encuentra cada uno de los objetos que nos rodean; qué es lo que hacen; qué notáis en ellos.

»El tintero está colocado, la pluma acostada, el espejo suspendido, la tela tendida, el bastón apoyado, el sol luce, el alumno está sentado.

»El jilguero canta, la péndula del reloj oscila, el joven habla, el cuchillo corta, el compás traza.

»¿Reconócense todos esos objetos de la misma manera y se les percibe por los mismos sentidos?

»No; yo veo muchos, oigo otros, los hay que tan sólo los siento, etc.

»Por la vista, pues, percibimos la acción y el aspecto de algunos de esos objetos, mientras que reconocemos los otros, sobre todo al tocar, por el tacto.

»¿Puedo sentir la acción y las actividades de muchas cosas por el tacto solamente, sin el auxilio de la vista?

»Sí.

»Nombradme los objetos y sus actividades, que podemos reconocer sobre todo por el tacto, sin percibirlos por ninguna otra facultad ni por ninguna otra acción.

»El tintero que está situado, la pizarra que está acostada, el bastón que está apoyado, la tela que está tendida.

»¿Podemos percibir esos objetos por otra facultad, por otro sentido que no sea el del tacto?

»Sí; por el de la vista, por los ojos.

»Buscad, entre los objetos que conocéis, aquellos que realmente se mantienen en pie.

»Buscad los objetos de los cuales se dice que están en pie.

»El árbol está en pie, el molino está en pie, el poste indicador está en pie.

»Buscad, entre los objetos que conocéis, los que están acostados, apoyados, suspendidos, sentados, etc.

»Nombradme los objetos de los cuales se dice: están acostados, sentados, etc.

»¿Tienen esos objetos en sus actividades y sus acciones algo de común, o algo que los una?

»Tienen la actividad interior y el movimiento exterior, o bien se encuentran en un reposo exterior.

»¿Notáis en vosotros mismos, o en el hombre, actividades internas, a pesar de un estado de reposo exterior?

»Sí. El hombre reposa; duerme, vela, sueña, medita, piensa, siente, etc.

»Nombradme objetos que realmente descansan, duermen y velan.

»Hay objetos que tienen el movimiento exterior progresivo; por ejemplo, marchan, corren, avanzan, nadan, vuelan, saltan, galopan, huyen, caen, etc.

»Hay muchos otros objetos aún que poseen un movimiento exterior y progresivo, cuyo efecto es comunicar con otros objetos: tiran, levantan, llevan, empujan.

»Hay también objetos cuya actividad tiene por efecto dividir y separar: cortan, agujerean, perforan, rompen, sierran, hienden, etc.

»Hay objetos cuya actividad tiene por efecto unir los objetos entre sí: tejen, enlazan, cosen, etc.

»Hay objetos cuya actividad tienen por efecto representar los otros objetos: pintan, esculpen, dibujan, escriben, forjan, etc.

»Hay objetos cuyas facultades no son perceptibles sino por la vista: brillan, aparecen, lucen, alumbran, obscurecen, etc.

»Hay objetos cuyas facultades no hablan sino al sentido del tacto: calientan, enfrían, son agradables o desagradables.

»Otros, cuyas facultades no son perceptibles sino por el oído: cantan, hablan, razonan, ríen, lloran, aúllan, gimen, suspiran, suenan, rugen, murmuran, etc.

»Hay actividades generales de la naturaleza, por ejemplo: el viento, la tempestad, la lluvia, el granizo, la nieve, el trueno, el hielo, etc.

»Hay también objetos provistos de actividad interior; estos aman, odian, elogian, etc.

»Hay objetos cuya actividad obra en retroceso sobre los objetos mismos: por ejemplo, se lavan, se peinan, se visten, se alegran, se temen, se estiman, etc.

»¿Cuáles son, entre estas actividades, las más poderosas? ¿Cuáles son aquellas que no pertenecen sino al hombre, y qué tienen las mismas de particular?

»El tintero está derecho, el espejo cuelga, la pluma yace, hemos dicho, cuando se trataba de objetos con relación al espacio; ¿pero cómo y por qué reconocéis su existencia?

»Por su género de actividad, por el efecto que sobre nosotros producen.

»El tintero está derecho ante nosotros, ¿pero no hace a vuestros sentidos otra impresión que la de la actividad exterior?

»Sí; es redondo y es de plomo, etc.

»La pluma que ante vosotros yace, ¿no ofrece algo de particular, además de su reposo exterior?

»Sí; es larga y negra.

»Buscad objetos que notéis hacer las mismas impresiones sobre vosotros.

»El lápiz es largo, la tecla es corta, la silla es oscura, la estufa es grande, el vaso es pequeño, el cuadro es espeso, el banco es de madera, la mesa es redonda.

»La mesa es redonda, muy bien; pero buscad aún objetos redondos.

»El tintero es redondo, el lápiz es redondo, el aro es redondo, la bola es redonda, el agujero es redondo.

»Buscad aún objetos de los cuales se dice ser redondos.

»Dícese también de un número redondo, de una vuelta redonda, etc.

»El lápiz, el aro, la bala ¿son redondos de la propia manera?

»Buscad aún objetos que son circularmente redondos; ¿qué quiere decir ser cilíndricamente redondo, u ovalmente redondo? ¿Qué quiere decir oblongo, largo, recto, triangular, cuadrado, angular, crudo, puntiagudo, bello, horrible?

»¿Qué calificación general puede aplicarse a todas las impresiones de estos últimos objetos?

»El nombre de impresiones de la forma o de la figura.»

Así es que ancho y angosto, delgado y grueso, largo y corto, alto y bajo, grande y pequeño, son impresiones producidas por la magnitud.

Asimismo: sencillo, doble, triple, cuádruple, son las impresiones del número.

Luego: llano, unido, rudo, escabroso, granuloso, arenoso, fracturado, son las impresiones de la superficie.

Asimismo: duro, blando, seco, firme, liquido, aireo, terrestre, extensible, flexible, son las impresiones del estado del objeto y de su enlace con otros objetos; como también rojo, verde, amarillo, azul, violáceo, colorado, negro, blanco, gris, manchado, brillante, luminoso, son las impresiones producidas por la luz y los colores. Así: corrompido, apestoso, pestilente, aromático, oloroso, son las impresiones de la evaporación.

Hermoso, feo, agradable, cortés, alegre, triste, juguetón, contento, paciente, económico, instruido, hablador, tolerante, infantil, amable, bromista, son las impresiones de la conducta y de la inclinación peculiar del hombre.

La observación del mundo exterior ha demostrado ya la necesidad de servirse de los objetos mismos como de puntos de partida, como de retoños de la enseñanza de las ciencias naturales, físicas y químicas; el ejercicio del lenguaje, como procedente de la observación de la naturaleza, pertenece a la inteligencia y a la intuición de las actividades, de los efectos, de las manifestaciones exteriores y de las impresiones de los objetos y de su condición por la palabra: la manera de proceder será tanto más clara y más determinada cuanto que el examen y la inteligencia de las condiciones y de las causas de cada objeto, resaltando de los efectos de la fuerza y de la sustancia, sean más claramente designados por la palabra, y se funden sobre el ser, sobre las actividades condicionales y sobre las impresiones producidas por los objetos. El lado físico y químico de la observación de la naturaleza, que tan importante es para cada hombre, excita tanto más el interés del alumno y echa en él mismo raíces tanto más profundas, cuanto más sustancial y más viva sea la enseñanza que se le dé. Es absolutamente necesario desarrollar, más de lo que hoy se hace, los diferentes lados del mundo exterior y del lenguaje, en el interés de las ciencias naturales, de la física y de la química; de otra suerte, toda enseñanza posterior a éstas corre riesgo de quedar sin provecho; la menor rama, la más ínfima hoja del árbol de los conocimientos humanos no puede desarrollarse, sino ha sido precedido del retoño. Con harta frecuencia notamos que muchos hombres, cuyo ojo e inteligencia no han sido ejercitados durante su juventud, se esfuerzan más tarde, pero en vano, por iniciarse en el conocimiento de las ciencias naturales. El hombre, colocado en el centro de todas las cosas, debe instruirse acerca de su esencia, de sus propiedades, y de las relaciones que aquellas guardan con él. He ahí por qué es de suprema importancia en la enseñanza, estudiar la cosa en su individualidad; el conocimiento del número, de la forma, de la magnitud, y el del espacio en general se refieren a ella, y creemos, en lo que precede, haber suficientemente designado sus gérmenes y sus retoños. Esos conocimientos y hechos serán más tarde el fundamento de una enseñanza superior y serán así realmente eficaces, pues la observación de las propiedades de un objeto es la que guía hacia el conocimiento de su acción.

Continuemos la lección:

«Habéis dicho que el árbol era frondoso, la zarza espinosa, que el techo estaba cuarteado y la tela agujereada: ¿podríais designarme de otra manera esos atributos del árbol, del zarzal y de la tela?

»El árbol tiene hojas, el zarzal espinas y la tela agujeros.

»Buscad objetos que tengan en sí mismos otros objetos.

»El hombre tiene manos, las manos tienen dedos, los dedos falanges. El pescado tiene escamas, el ganso tiene plumas, el erizo tiene púas, el león y el tigre tienen garras, el árbol tiene hojas.

»Nombrad todo lo que tiene piel, escamas, plumas, púas, hojas.

»El árbol tiene hojas, el libro tiene hojas, las flores tienen hojas.»

Para llegar a la inteligencia y a la intuición de los objetos y de sus condiciones locales, se preguntará: «El árbol tiene hojas ¿dónde tiene las hojas?

»En sus ramas.

»¿En dónde tienen las flores sus hojas?

»Sobre el cáliz y en el cáliz.

»Buscad objetos pegados a otros.

»Las orejas están pegadas a la cabeza.

»Buscad objetos que obren, mientras que se encuentran en estado de reposo con relación a otros objetos.

»El cuadro pende de la pared.

»El alumno está sentado a la mesa.

»La llave está colocada en la cerradura.»

Se hará así notar los objetos en sus condiciones locales con respecto a otros objetos, presentándolos desde luego en su actividad de reposo.

«El libro se encuentra colocado en el armario.

»Los cuadernos de música están puestos sobre el piano.

»El pájaro vuela sobre la casa.

»El gato maúlla sobre la mesa.

»El alumno está sentado junto al maestro.»

Se hará, en cuanto sea posible, hallar por los alumnos ejemplos para todas las cosas.

Se buscarán también objetos que se encuentran en actividad progresiva, bajo el punto de vista del espacio con respecto a otros objetos.

«El joven se aproxima a la mesa.

»El maestro entra en la escuela.

»El pájaro vuela sobre las flores.

»La alondra canta en el trigo.

»La joven marcha al lado de su madre.»

Comparando luego esas dos proposiciones, se dirá:

«El traje pende de la pared, el traje está colgado de la pared, etc.»

El método empleado para dar a conocer las diferentes condiciones del espacio, se empleará igualmente para aprender la significación de las voces: encima, debajo, interior, exterior, alto, bajo, acá y allá, por aquí, por allá, de aquí, de allá, en alto, en bajo, etc.

Oblíganos el espacio a cerrar aquí esta serie de ejemplos para la enseñanza del objeto. Nos contentaremos con añadir que este método, según una ley que en sí propio lleva, abarca todas las condiciones y todas las relaciones por el lenguaje designadas, y concluye por una manifestación general, sea escrita, sea hablada, de los fenómenos de la naturaleza.