Escena
II
|
|
VIUDA,
MENDOZA.
|
|
MENDOZA |
Por mi mal; el hado adverso
|
|
me ha negado aplacarte con mi sangre. |
|
|
|
|
MENDOZA |
Bien merezco
|
50 |
tan grato nombre oír; tú, tú
me viste |
|
alzar la voz en el tumulto horrendo, |
|
arrollar el tropel de conjurados, |
|
y tus pasos guiar... ¡Cuál mi
tormento, |
|
cuál creció mi furor, cuando
impelido |
55 |
de tanta multitud, corro, y te pierdo, |
|
y grito, y no respondes; y me arrojo |
|
a la cerrada turba, la penetro, |
|
te busco por doquier y no te hallo!... |
|
Ciego, desesperado, apeteciendo |
60 |
hallar la muerte, ¡ah, pérfidos
traidores! |
|
Grito con ronca voz; y revolviendo |
|
acá y allá la centellante
espada, |
|
acometo a los viles, que dispersos |
|
sálvanse apenas con la presta fuga... |
65 |
Al confuso clamor, al ronco estruendo |
|
de las armas, acuden conjurados, |
|
crece su bando, dóblase su aliento, |
|
me cercan, me amenazan... los insulto, |
|
resisto... inútilmente: el fuerte
acero |
70 |
salta roto a los golpes, y no alcanza |
|
a sostenerme mi rendido esfuerzo. |
|
Desarmarme, caer, y abalanzarse |
|
la turba sobre mí, fue en un momento: |
|
¡Muera! Sonó en mil labios;
mil puñales |
75 |
vi amenazar mi inalterable pecho. |
|
Cierta era ya mi muerte, cuando llega |
|
el caudillo Guzmán, oye mi acento, |
|
reconoce a su amigo, habla, intercede, |
|
en sus brazos me ampara, y dividiendo |
80 |
el confuso tropel, me restituye |
|
la vida y libertad. ¡Oh! ¡cuán
funesto |
|
me pareció su don en aquel punto!... |
|
Aun mal seguro, de tu suerte incierto, |
|
ansioso de salvarte, horrorizado |
85 |
al contemplar el inminente riesgo |
|
de la patria, discurro por las calles, |
|
perdida la razón, con mil afectos |
|
el corazón turbado... Al tiempo mismo, |
|
los conjurados, cual torrente inmenso, |
90 |
la ciudad inundaban; a sus voces, |
|
con ronco estruendo retumbaba el viento, |
|
y un lúgubre, silencio sucedía, |
|
redoblando el horror. Yo los vi ciegos |
|
correr calles y plazas; y furiosos, |
95 |
las antorchas frenéticos blandiendo, |
|
amenazar incendio y muerte y ruina... |
|
Confuso, sorprendido el triste pueblo, |
|
¿qué pudo hacer en tan fatal
conflicto? |
|
Callar, temblar, ceder... |
|
|
VIUDA |
¿No queda medio
|
100 |
de salvarnos? |
|
|
|
|
MENDOZA |
Cercado está el alcázar; por
momentos |
|
llegarán los contrarios... Su venida |
|
en dura incertidumbre ansia Toledo, |
|
por evitar los bárbaros horrores |
105 |
del popular tumulto; entre ambos riesgos, |
|
el yugo elige por gozar reposo. |
|
|
|
|
MENDOZA |
A tan fatal extremo
|
|
la redujo el destino. |
|
|
VIUDA |
Yo, más fuerte,
|
|
de mi destino triunfaré. |
|
|
|
|
|
VIUDA |
¿Mis mandatos
|
|
juras obedecer? |
|
|
MENDOZA |
A tu precepto
|
|
sabré morir. |
|
|
VIUDA |
Más duro sacrificio
|
|
voy a exigir de tu amistad. |
|
|
|
VIUDA |
Quizá no baste a tan terrible
prueba... |
115 |
|
|
|
VIUDA |
Hiere, pues. Hiere mi pecho
|
|
líbrame del cadalso y de la infamia: |
|
¡Grata será la muerte, que
deseo, |
|
si de tu amiga mano la recibo!... |
|
Mas presenciar el bárbaro contento |
120 |
del vencedor, y ver a sus verdugos |
|
ligar mis brazos con pesados hierros, |
|
conducirme al suplicio entre los ayes |
|
del pueblo amedrentado... ¡Ah! los
perversos |
|
le vedarán hasta el llorar mi muerte; |
125 |
y a la crueldad uniendo el menosprecio, |
|
«¡Ved vuestro triunfo!»
gritarán feroces, |
|
al presentarle mi cadáver yerto... |
|
¡Ay, caro amigo!... A tan tremenda
imagen, |
|
la voz me falta, y ríndese mi
aliento... |
130 |
Si a compasión te mueven mis
desgracias, |
|
líbrame de tan bárbaros
tormentos. |
|
|
|
|
VIUDA |
Sé compasivo:
|
|
¡Hiéreme, por piedad! |
|
|
MENDOZA |
¡Hasta qué
exceso
|
|
Os lleva la pasión! Acostumbrada |
135 |
a sufrir el rigor del hado adverso, |
|
quizá juzgáis mayores vuestros
males |
|
cuando van a finar. |
|
|
VIUDA |
Sólo hay un medio
|
|
de que acaben... la muerte. |
|
|
MENDOZA |
Vos, vos misma
|
|
redobláis vuestro amargo sentimiento, |
140 |
imaginando riesgos que no existen: |
|
amigos y contrarios sus esfuerzos |
|
unen para salvaros; con clemencia |
|
os brinda el vencedor; y Laso mismo... |
|
|
|
VIUDA |
¡Confías en tíranos y
alevosos! |
145 |
|
|
MENDOZA |
En su interés, no en su virtud.
Completo |
|
ven ya su triunfo, y afianzando el trono |
|
que alzó en Castilla el despotismo
fiero... |
|
¿Qué les valiera derramar más
sangre? |
|
¿A qué un nuevo delito sin
provecho? |
150 |
Vivid, vivid segura... |
|
|
|
MENDOZA |
En dulce paz, que por tan largo tiempo |
|
huyó de vuestro seno. |
|
|
VIUDA |
¡Yo rendida
|
|
ante los pies del vencedor, pidiendo |
|
besar la torpe mano salpicada |
155 |
con sangre de mi esposo!... ¡Antes los
cielos |
|
castiguen mi perjurio con sus rayos! |
|
¡Antes morir mil veces! |
|
|
MENDOZA |
¡Tal acento
|
|
en boca de una madre! |
|
|
VIUDA |
De la esposa
|
|
del inmortal Padilla. |
|
|
MENDOZA |
Los afectos
|
160 |
que natura os inspira... |
|
|
|
MENDOZA |
Olvidad vuestro horrible juramento: |
|
recordad que sois madre... |
|
|
|
MENDOZA |
¡Sois madre!
|
|
Huérfano, solo, abandonado... |
|
|
|
MENDOZA |
Con vuestra muerte, el inocente hijo |
165 |
al insulto y furor quedará expuesto. |
|
|
|
|
MENDOZA |
Entre el común
conflicto,
|
|
sólo él disfruta de apacible
sueño: |
|
allá reposa, ajeno de sus males... |
|
¡Cuál fuera su dolor y
desaliento, |
170 |
si al despertar, buscando las caricias |
|
de tierna madre, hallara el triste lecho |
|
de sañudos semblantes rodeado! |
|
|
|
VIUDA |
¡Hijo de mis entrañas!...
Heredero |
|
de la funesta gloria de sus padres, |
175 |
¡sé más feliz que
entrambos!... ¡Ah! no puedo |
|
imitar la constante fortaleza |
|
del glorioso Padilla... Él,
resistiendo |
|
al paternal amor con alma heroica, |
|
por no abatir el indomable cuello, |
180 |
dejaba al hijo en luto y desamparo... |
|
|
|
MENDOZA |
¡No!... Le dejaba en el materno seno; |
|
le dejaba en tus brazos amorosos: |
|
tu pecho, escudo a su sencillo pecho |
|
era; tu vida, amparo de la suya... |
185 |
Pero sin ti... |
|
|
VIUDA |
¡Infeliz!... ¡Ni aun el
consuelo
|
|
de recibir mi postrimer abrazo!... |
|
|
|
MENDOZA |
¿Qué pronuncias?... Mas en tus ojos
veo |
|
brotar, a pesar tuyo, el tierno lloro: |
|
triunfa naturaleza... A sus preceptos |
190 |
¿cómo una madre resistir
pudiera? |
|
|
|
VIUDA |
Triunfa, sí, triunfa; y el fatal
secreto |
|
de mi flaqueza arranca ¡Ay! no
publiques |
|
de una mísera madre el desconsuelo; |
|
oculta mis temores, mis angustias; |
195 |
guarda ilesa mi fama... |
|
|
MENDOZA |
Te prometo
|
|
guardar tu honor y vida... |
|
|
VIUDA |
La de un hijo
|
|
encargo a tu cuidado... ¡Último
obsequio |
|
que puede hacerte mi amistad! Defiende |
|
su débil existir... graba en su pecho |
200 |
el amor a sus padres, la memoria |
|
de su gloriosa muerte, y odio eterno |
|
a los viles tiranos... ¡Teman, teman |
|
que preserve su vida el justo cielo, |
|
para vengar a la oprimida patria! |
205 |
|
|
MENDOZA |
¿Qué delirio os perturba? ¿Y
eran éstos |
|
los tiernos sentimientos que anunciaba |
|
vuestro lloro? ¡Insensato! ¿A
qué pretendo |
|
aconsejar a quien mi voz no escucha? |
|
Con dura voz e irresistible acento |
210 |
convencerá vuestra tenaz
porfía... |
|
|
|
|
MENDOZA |
La necesidad. El yugo es
cierto,
|
|
inútil el furor... Venganza, fuga, |
|
hasta la muerte es imposible. |
|
|
VIUDA |
¡El cielo
|
|
nunca niega ese arbitrio al desgraciado! |
215 |
|
|
MENDOZA |
Esta vez lo negó. Suena el estruendo; |
|
amigos y enemigos a porfía |
|
vuelan para salvaros... |
|
|
|
(Suena a lo lejos el estruendo de los
conjurados.)
|
VIUDA |
Ya te veo,
|
|
terrible sombra, alzarte amenazando, |
|
y señalarme el desangrado cuello |
220 |
y las hondas heridas... Ya te escucho |
|
recordarme el tremendo juramento... |
|
¡Antes muerta que esclava! Vuelve,
vuelve |
|
al sepulcro tranquila... Te obedezco. |
|
|
|
|
|
|
(Crece cada vez más el estruendo y la
confusión.)
|
PUEBLO y CONJURADOS |
(Desde
adentro.)
|
¡Perdón! ¡perdón! |
|
|
|
VIUDA |
Me apresuran la muerte... |
|
|
|
VIUDA |
(Dirigiéndose al tropel,
que se acerca.)
|
¡Esclavos, que abomino y que desprecio, |
|
gozad vosotros del perdón infame; |
|
mi libertad hasta el sepulcro llevo! |
230 |
|
|
|
(Saca prontamente un puñal, hiérese,
y al caer la sostiene MENDOZA; al mismo tiempo que salen
precipitadamente LASO y
LÓPEZ, seguidos de
soldados del ejército real y de un tropel de conjurados con
armas y hachas encendidas.)
|