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Acto IV

 
Es de noche: habrá una lámpara en el fondo del teatro.

 

Escena I

 
LASO, MENDOZA.

 
LASO
¿Adónde me conduces?
MENDOZA
Ya seguro
puedes hablar; ninguno nos acecha;
lejos las guardias...
LASO
¡Cual infames reos,
a favor del horror de las tinieblas,
con recelo y pavor han de ocultarse 5
los que a la patria libertar intentan!
¡Terrible situación!
MENDOZA
¡Ah! ¡Libertarla!...
Voló toda esperanza lisonjera,
voló ya de mi pecho... ¿No los viste
encenderse en furor, rugir tremenda 10
la plebe, amenazar, y el débil llanto
trocar en grito de implacable guerra?...
¿Qué valió la razón contra el torrente
del conmovido pueblo? La prudencia
atribuyó a temor; en su delirio, 15
con desprecio escucharon tus postreras
voces de paz; corrieron a las armas;
y quizá en este instante, ya...
LASO
Ya tiemblan.
Mal conoces, amigo, la inconstancia
del alterado vulgo: teme, espera; 20
ya insulta, ya suplica, ya amenaza;
un soplo enciende la terrible hoguera,
apágala otro soplo. ¡Cuántos, cuántos,
que cual héroes gritaban, la secreta
voz del infame miedo obedecían! 25
El puñal de la plebe los aterra
más que el hierro enemigo; y la seducen,
y halagan sus pasiones... ¡Si los vieras,
ha pocas horas, trémulos buscarme,
cercarme pavorosos, mil promesas 30
de seguir mis consejos repetirme,
de obedecer mi voz!...
MENDOZA
En vano intentan
las vidas libertar: arrebatados
del torbellino de la plebe ciega,
todos, todos corremos a la muerte... 35
LASO
Esa plebe, que juzgas tan resuelta
a perecer, en el tremendo trance
la verás desmayar, y en la refriega
abandonar sus jefes... Ahora mismo,
arrepentidos ya de su fiereza, 40
cercados de sus hijos, entre el llanto
de madres y de esposas, con la horrenda
imagen de la muerte ante sus ojos...
Temen su ruina y el perdón anhelan.
MENDOZA
Una voz, una voz bastó a inflamarlos; 45
una voz bastará para que vuelvan
al antiguo furor. El sólo nombre
del inmortal Padilla, la presencia
de su heroica viuda, al precipicio
los llevará frenéticos...
LASO
¿Y anhelas
50
estorbar tantas muertes?
MENDOZA
Con mi vida...
LASO
¿Consentirás que impedimento sea
una mujer a la salud de un pueblo?
MENDOZA
Yo... si acaso pudiere...
LASO
Un medio queda
seguro, necesario... ¿Estás resuelto? 55
MENDOZA
A todo.
LASO
Bien; la prueba, si, la prueba
al punto exijo.
MENDOZA
¿Cuál?
LASO
¿Dónde se halla
esa indócil mujer?
MENDOZA
Detén la lengua;
suspende, tente, Laso; no pronuncies
tu atroz designio... Tente, o la respuesta 60
mi espada te dará... Ya en este instante
mi juramento olvido y mis promesas,
y tu riesgo y el mío y el del pueblo...
Sólo escucho a mi honor.
LASO
¿Deliras?... ¿Sueñas?...
¿O por lavar tu mancha de inconstante, 65
me sonrojas con bárbaras sospechas?
¿Qué imaginaste?... ¿Acaso que mi acero,
terrible solamente en la pelea,
el descuidado pecho traspasara
de una débil mujer?... Tan baja idea 70
envileció tu mente al concebirla.
¡Yo asesino!
MENDOZA
Perdona; tal ofensa
No cupo en mi amistad: perdona, Laso;
mi turbación, los males que nos cercan,
mi afecto a esa infeliz, a su hijo tierno... 75
Disculpen, caro amigo, mi imprudencia.
LASO
Yo te disculpo, sí; pero la patria
te acusa, te acrimina, te condena:
va a perecer, ¿y dudas?... Ya, ya cae;
¿y no tiendes el brazo a sostenerla?... 80
Ese mentido honor, esos afectos
de que tanto blasonas, hoy debieras
sacrificar a la salud del pueblo...
Mas no; que el mismo afecto que profesas
a esa infeliz familia, hoy te prescribe 85
lo que la patria por mi voz te ordena.
Todos perecen, si la patria expira;
si ella se salva, sálvanse con ella
amigos, deudos, todos... ¡Ay! Terrible
urge el peligro; los instantes vuelan; 90
¿y aun dudas indeciso?
MENDOZA
Con tus voces
siento ya renacer mi fortaleza:
a todo estoy dispuesto.
LASO
En tal conflicto,
un medio de salvarnos sólo queda...
MENDOZA
¿Y es?...
LASO
Impedir que esa mujer altiva
95
al pueblo se presente; sorprenderla
en su mismo aposento; amenazarla
si levanta la voz; guardar las puertas...
MENDOZA
¡En mí se ha confiado, y yo la vendo!
LASO
No la vendes, la amparas, la preservas 100
de inevitable ruina; breves horas
de prisión, para siempre la libertan.
MENDOZA
Mi honor... mi fe...
LASO
Tu honor y fe te mandan
que la salves: recuerda la promesa,
que en los brazos hiciste de Padilla, 105
al ir a entrar en la fatal refriega.
Salvar su esposa y su inocente hijo
allí juraste; cúmplelo: ¿qué esperas?
Padilla desde el lóbrego sepulcro
te lo prescribe; él mismo, si viviera, 110
No dudaría aprisionar su esposa,
su único medio de salvarla fuera.
MENDOZA
Sereno en el peligro, imperturbable
en el sangriento horror de la pelea,
siempre me viste; mas ahora tiemblo... 115
Y femenil pavor mis miembros hiela...
Con la negra apariencia de alevoso,
¿Cómo osaré mostrarme en la presencia
de esa engañada víctima?... La muerte,
la muerte más tranquilo recibiera. 120
LASO
¿De una mujer ilusa y delirante
la momentánea cólera te arredra?
¿Al que anhela frenético su ruina
las armas prestarás? ¿O con violencia
le alejarás del hondo precipicio? 125
MENDOZA
¿He de sufrir su enojo?
LASO
Pues perezca;
su aplauso obtendrás.

 (En ademán de irse.) 

MENDOZA

 (Deteniéndole.) 

¡No! ¡viva... viva!
LASO
Cuando en el seno plácido se vea
de su ilustre familia, cuando mire
feliz al pueblo, y la horrorosa guerra 130
trocada en paz dichosa, cuando abrace
al hijo de su amor... ¡Ah! ¡qué sincera
será su gratitud! «A ti lo debo,
te dirá cariñosa: madre tierna
hoy vuelvo a ser por ti; por ti respiro; 135
paz y vida me diste, honor y hacienda.»
MENDOZA
¡A salvarla, a salvarla!
LASO
Sí, que es muerte
la menor dilación; cerca me esperan
mis leales amigos, que acaudilla
el valiente Guzmán. A tu prudencia 140
y a su fiel sumisión a tus mandatos
el éxito confío de esta empresa:
aguárdalos aquí, mientras yo vuelo
adonde más importa mi presencia...
Es necesario sorprender, a un tiempo, 145
a Hernando y sus parciales, sin que puedan
armarse, reunirse, ni oponerse...
Caudillos y soldados sólo esperan
que levante la voz para seguirme;
darles yo la señal, abrir las puertas, 150
y entrar las tropas reales, será un punto...
Calles y plazas, pórticos y almenas,
se verán de soldados guarnecidos...
La oscuridad, el susto, la sorpresa
el ánimo helarán de los facciosos; 155
sin acuerdo, sin guía, sin defensa,
sin distinguir amigos ni contrarios,
¿Cómo resistirán?... A Dios; se acerca
el término feliz de tantos males...
Tardar es crimen; vacilar, flaqueza. 160


Escena II

 
MENDOZA solo.

 
MENDOZA
El éxito corone tu esperanza;
la fortuna te guíe... ¡Oh noche! Lleva
contigo el duelo y el horror y el llanto;
y el nuevo sol tranquilos ya nos vea.
¿Qué sordo ruido, el lúgubre silencio 165
interrumpe?... ¿Qué escucho?... Alguien se acerca.


Escena III

 
MENDOZA, VIUDA, un escudero siguiéndola.

 
VIUDA

 (Al escudero.) 

Premiaré tu favor, aunque tardío;
retírate; ¡secreto!... y nada temas.


Escena IV

 
MENDOZA, VIUDA.

 
VIUDA
¡Feliz presagio! El cielo favorable
te presenta a mi vista... Arde encubierta 170
atroz conjuración; y ya amenaza
próxima a reventar... Ve, corre, vuela,
alarma al pueblo, anima a los valientes...
Si el débil sexo combatir me veda,
yo alentaré a los míos; yo a tu lado 175
sabré triunfar o perecer... ¡Perezcan
los pérfidos traidores! ¿Quieres sangre?
Su sangre correrá. Báñese en ella
el pueblo; y más feroz y más terrible
se arrojará a la lid... ¡Ni paz, ni tregua, 180
ni perdón, ni piedad: ¡o triunfo o muerte!
Mas ¿qué advierto?... ¿Vacilas? ¿Te amedrentas?
¿Dudas?... ¡Ah! con razón: el artificio
desconociendo y la perfidia horrenda,
imposible imaginas que cupiese 185
en castellanos pechos tal bajeza.
¡Cómo te engaña tu honradez! No dudes;
mil cobardes traidores nos rodean;
en ti sólo confío...
MENDOZA

 (Con voz baja.) 

¿Dónde, dónde
me esconderé?
VIUDA
¿Qué dices?... ¿Débil tiemblas
190
cuando esgrimir debieras el acero?
¿La amistad, el honor, tantas promesas
olvidaste en un punto? ¡Ah! no es posible...
¡Amigo de Padilla!... hoy a tu diestra
la venganza confío de su muerte; 195
hiere, mata, destruye, arruina, incendia
cuanto se oponga a tu furor... ¡Dichoso,
si el pecho infame a traspasar aciertas
del traidor Laso, que a los viles guía!...
¡Cómo envidio tu suerte! ¡Oh! ¡si pudiera 200
blandir el hierro y derramar su sangre,
y mi rabiosa sed saciar en ella!
MENDOZA
No es traidor Laso...
VIUDA
¿No? Mi fiel García
seducir se dejó por sus promesas;
pero ya arrepentido y pesaroso, 205
de revelarme acaba su flaqueza.
Mientras dudas, los pérfidos se arman;
quizá el alcázar con furor ya cercan;
quizá ya rompen los robustos quicios;
ya el puñal nos amaga...
MENDOZA
Nada temas;
210
yo... tu vida aseguro...
VIUDA
¿Y mi venganza?
MENDOZA
Es tarde...
VIUDA
¡Es tarde! ¿Y clavas en la tierra
los encendidos ojos, y enmudeces,
y tu rostro me ocultas con vergüenza?...
¡Me has vendido, cruel!...
MENDOZA
¡Ah! por salvarte...
215
Mi excesiva amistad...
VIUDA
Aparta, deja...
¡Mal haya tu amistad!
MENDOZA
El riesgo urgía;
dudoso el pueblo, inútil la defensa,
sin valor los soldados, Laso instaba...
VIUDA
¿Le has ofrecido, aleve, mi cabeza? 220
MENDOZA
Le exigí tu perdón.
VIUDA
¿Qué prometiste?
MENDOZA
Impedir que tu inútil resistencia
Te llevase al patíbulo; estorbarte
que animases al pueblo a la defensa,
y al pueblo, a ti, y al hijo sepultaras... 225
VIUDA
Si cumplirlo creíste, tu flaqueza
consultaste tan sólo, no mi aliento;
guarda, guarda a los tuyos las cadenas:
dignos sois del perdón.

 (En ademán de irse.) 

MENDOZA

 (Deteniéndola.) 

¿Adónde, adónde
los pasos dirigís?
VIUDA
Adonde muera,
230
o satisfecha deje mi venganza.
MENDOZA
¡Piedad, piedad de vos!
VIUDA
¡Ah! cesa, cesa
de insultarme con voces engañosas:
no he menester aleves que me vendan;
valientes necesito, y vengadores 235
del caro esposo y de la patria opresa.
MENDOZA
Si con toda mi sangre borrar puedo
la falta de un momento de flaqueza...
Si alcanza a disculpar la amistad pía
el crimen que ella misma produjera... 240
Si demasiado amor a vuestro hijo
fuere delito que perdón merezca,
¡Perdonadme, señora, perdonadme!
VIUDA
Quien mi perdón y amistad desea,
no gime, no se abate, no suplica; 245
si espada tiene y valerosa diestra,
en el vil corazón de los traidores
allí busca el perdón.
MENDOZA
Si no expusiera
más que mi vida, al punto le alcanzara;
pero un pueblo infeliz...
VIUDA
Lava tu afrenta
250
en la enemiga sangre.
MENDOZA
En vano... en vano...
VIUDA
Decís bien, es en vano: ¿quién intenta
infundirle valor a un alevoso?....
¡Ay de vosotros, si por vez postrera
oye el pueblo mi voz! En vuestros pechos 255
afilará su espada; y más tremenda
será ruina y pavor a los contrarios.

 (En ademán de irse.) 

MENDOZA
Los pasos suspended... Mirad que os cercan
mil y mil riesgos; si movéis la planta,
por doquiera un puñal, a cada huella 260
hallaréis un sepulcro.
VIUDA
Mis leales...
MENDOZA
Su inútil amistad te es más funesta
que el rencor enemigo: tus contrarios
quieren salvarte; y ellos te condenan...
VIUDA
A la gloria me guían...
MENDOZA
A la muerte.
265
VIUDA
Su don les agradezco, si me vengan.
MENDOZA
Perded toda esperanza: en este instante,
quizá ya las murallas y las puertas
con sus armas guarnece el enemigo;
hacia este alcázar presurosos vuelan 270
los amigos de Laso...
VIUDA
Antes el pueblo
sabrá vuestra perfidia.
MENDOZA
Ya se acercan...
VIUDA
¡Un momento, fortuna!

 (Sale denodadamente.) 

MENDOZA
A tus insultos
Responderé, muriendo en tu defensa.

 (Siguiéndola.)5 



 
 
FIN DEL ACTO CUARTO
 
 


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