Escena
I
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LASO,
MENDOZA.
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MENDOZA |
Ya seguro
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puedes hablar; ninguno nos acecha; |
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lejos las guardias... |
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LASO |
¡Cual infames reos,
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a favor del horror de las tinieblas, |
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con recelo y pavor han de ocultarse |
5 |
los que a la patria libertar intentan! |
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¡Terrible situación! |
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MENDOZA |
¡Ah!
¡Libertarla!...
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Voló toda esperanza lisonjera, |
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voló ya de mi pecho... ¿No los
viste |
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encenderse en furor, rugir tremenda |
10 |
la plebe, amenazar, y el débil llanto |
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trocar en grito de implacable guerra?... |
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¿Qué valió la razón
contra el torrente |
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del conmovido pueblo? La prudencia |
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atribuyó a temor; en su delirio, |
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con desprecio escucharon tus postreras |
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voces de paz; corrieron a las armas; |
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y quizá en este instante, ya... |
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LASO |
Ya tiemblan.
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Mal conoces, amigo, la inconstancia |
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del alterado vulgo: teme, espera; |
20 |
ya insulta, ya suplica, ya amenaza; |
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un soplo enciende la terrible hoguera, |
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apágala otro soplo. ¡Cuántos,
cuántos, |
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que cual héroes gritaban, la secreta |
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voz del infame miedo obedecían! |
25 |
El puñal de la plebe los aterra |
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más que el hierro enemigo; y la
seducen, |
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y halagan sus pasiones... ¡Si los
vieras, |
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ha pocas horas, trémulos buscarme, |
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cercarme pavorosos, mil promesas |
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de seguir mis consejos repetirme, |
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de obedecer mi voz!... |
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MENDOZA |
En vano intentan
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las vidas libertar: arrebatados |
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del torbellino de la plebe ciega, |
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todos, todos corremos a la muerte... |
35 |
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LASO |
Esa plebe, que juzgas tan resuelta |
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a perecer, en el tremendo trance |
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la verás desmayar, y en la refriega |
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abandonar sus jefes... Ahora mismo, |
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arrepentidos ya de su fiereza, |
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cercados de sus hijos, entre el llanto |
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de madres y de esposas, con la horrenda |
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imagen de la muerte ante sus ojos... |
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Temen su ruina y el perdón anhelan. |
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MENDOZA |
Una voz, una voz bastó a inflamarlos; |
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una voz bastará para que vuelvan |
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al antiguo furor. El sólo nombre |
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del inmortal Padilla, la presencia |
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de su heroica viuda, al precipicio |
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los llevará frenéticos... |
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LASO |
¿Y anhelas
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50 |
estorbar tantas muertes? |
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LASO |
¿Consentirás que impedimento
sea |
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una mujer a la salud de un pueblo? |
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MENDOZA |
Yo... si acaso pudiere... |
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LASO |
Un medio queda
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seguro, necesario... ¿Estás
resuelto? |
55 |
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LASO |
Bien; la prueba, si, la
prueba
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al punto exijo. |
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LASO |
¿Dónde se
halla
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esa indócil mujer? |
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MENDOZA |
Detén la lengua;
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suspende, tente, Laso; no pronuncies |
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tu atroz designio... Tente, o la respuesta |
60 |
mi espada te dará... Ya en este
instante |
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mi juramento olvido y mis promesas, |
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y tu riesgo y el mío y el del
pueblo... |
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Sólo escucho a mi honor. |
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LASO |
¿Deliras?...
¿Sueñas?...
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¿O por lavar tu mancha de inconstante, |
65 |
me sonrojas con bárbaras sospechas? |
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¿Qué imaginaste?... ¿Acaso
que mi acero, |
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terrible solamente en la pelea, |
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el descuidado pecho traspasara |
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de una débil mujer?... Tan baja idea |
70 |
envileció tu mente al concebirla. |
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¡Yo asesino! |
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MENDOZA |
Perdona; tal ofensa
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No cupo en mi amistad: perdona, Laso; |
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mi turbación, los males que nos
cercan, |
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mi afecto a esa infeliz, a su hijo tierno... |
75 |
Disculpen, caro amigo, mi imprudencia. |
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LASO |
Yo te disculpo, sí; pero la patria |
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te acusa, te acrimina, te condena: |
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va a perecer, ¿y dudas?... Ya, ya cae; |
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¿y no tiendes el brazo a
sostenerla?... |
80 |
Ese mentido honor, esos afectos |
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de que tanto blasonas, hoy debieras |
|
sacrificar a la salud del pueblo... |
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Mas no; que el mismo afecto que profesas |
|
a esa infeliz familia, hoy te prescribe |
85 |
lo que la patria por mi voz te ordena. |
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Todos perecen, si la patria expira; |
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si ella se salva, sálvanse con ella |
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amigos, deudos, todos... ¡Ay! Terrible |
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urge el peligro; los instantes vuelan; |
90 |
¿y aun dudas indeciso? |
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MENDOZA |
Con tus voces
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siento ya renacer mi fortaleza: |
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a todo estoy dispuesto. |
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LASO |
En tal conflicto,
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un medio de salvarnos sólo queda... |
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LASO |
Impedir que esa mujer altiva
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95 |
al pueblo se presente; sorprenderla |
|
en su mismo aposento; amenazarla |
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si levanta la voz; guardar las puertas... |
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MENDOZA |
¡En mí se ha confiado, y yo la
vendo! |
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LASO |
No la vendes, la amparas, la preservas |
100 |
de inevitable ruina; breves horas |
|
de prisión, para siempre la libertan. |
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LASO |
Tu honor y fe te mandan
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que la salves: recuerda la promesa, |
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que en los brazos hiciste de Padilla, |
105 |
al ir a entrar en la fatal refriega. |
|
Salvar su esposa y su inocente hijo |
|
allí juraste; cúmplelo:
¿qué esperas? |
|
Padilla desde el lóbrego sepulcro |
|
te lo prescribe; él mismo, si viviera, |
110 |
No dudaría aprisionar su esposa, |
|
su único medio de salvarla fuera. |
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MENDOZA |
Sereno en el peligro, imperturbable |
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en el sangriento horror de la pelea, |
|
siempre me viste; mas ahora tiemblo... |
115 |
Y femenil pavor mis miembros hiela... |
|
Con la negra apariencia de alevoso, |
|
¿Cómo osaré mostrarme en la
presencia |
|
de esa engañada víctima?... La
muerte, |
|
la muerte más tranquilo recibiera. |
120 |
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LASO |
¿De una mujer ilusa y delirante |
|
la momentánea cólera te
arredra? |
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¿Al que anhela frenético su
ruina |
|
las armas prestarás? ¿O con
violencia |
|
le alejarás del hondo precipicio? |
125 |
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LASO |
Pues perezca;
|
|
su aplauso obtendrás. |
(En ademán de
irse.)
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MENDOZA |
(Deteniéndole.)
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¡No! ¡viva...
viva!
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|
LASO |
Cuando en el seno plácido se vea |
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de su ilustre familia, cuando mire |
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feliz al pueblo, y la horrorosa guerra |
130 |
trocada en paz dichosa, cuando abrace |
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al hijo de su amor... ¡Ah! ¡qué
sincera |
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será su gratitud! «A ti lo
debo, |
|
te dirá cariñosa: madre
tierna |
|
hoy vuelvo a ser por ti; por ti
respiro; |
135 |
paz y vida me diste, honor y
hacienda.» |
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LASO |
Sí, que es muerte
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la menor dilación; cerca me esperan |
|
mis leales amigos, que acaudilla |
|
el valiente Guzmán. A tu prudencia |
140 |
y a su fiel sumisión a tus mandatos |
|
el éxito confío de esta
empresa: |
|
aguárdalos aquí, mientras yo
vuelo |
|
adonde más importa mi presencia... |
|
Es necesario sorprender, a un tiempo, |
145 |
a Hernando y sus parciales, sin que puedan |
|
armarse, reunirse, ni oponerse... |
|
Caudillos y soldados sólo esperan |
|
que levante la voz para seguirme; |
|
darles yo la señal, abrir las puertas, |
150 |
y entrar las tropas reales, será un
punto... |
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Calles y plazas, pórticos y almenas, |
|
se verán de soldados guarnecidos... |
|
La oscuridad, el susto, la sorpresa |
|
el ánimo helarán de los
facciosos; |
155 |
sin acuerdo, sin guía, sin defensa, |
|
sin distinguir amigos ni contrarios, |
|
¿Cómo resistirán?... A Dios;
se acerca |
|
el término feliz de tantos males... |
|
Tardar es crimen; vacilar, flaqueza. |
160 |
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|
Escena
IV
|
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MENDOZA,
VIUDA.
|
VIUDA |
¡Feliz presagio! El cielo favorable |
|
te presenta a mi vista... Arde encubierta |
170 |
atroz conjuración; y ya amenaza |
|
próxima a reventar... Ve, corre,
vuela, |
|
alarma al pueblo, anima a los valientes... |
|
Si el débil sexo combatir me veda, |
|
yo alentaré a los míos; yo a tu
lado |
175 |
sabré triunfar o perecer...
¡Perezcan |
|
los pérfidos traidores! ¿Quieres
sangre? |
|
Su sangre correrá. Báñese en
ella |
|
el pueblo; y más feroz y más
terrible |
|
se arrojará a la lid... ¡Ni paz, ni
tregua, |
180 |
ni perdón, ni piedad: ¡o triunfo o
muerte! |
|
Mas ¿qué advierto?...
¿Vacilas? ¿Te amedrentas? |
|
¿Dudas?... ¡Ah! con razón: el
artificio |
|
desconociendo y la perfidia horrenda, |
|
imposible imaginas que cupiese |
185 |
en castellanos pechos tal bajeza. |
|
¡Cómo te engaña tu honradez!
No dudes; |
|
mil cobardes traidores nos rodean; |
|
en ti sólo confío... |
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MENDOZA |
(Con voz baja.)
|
¿Dónde,
dónde
|
|
me esconderé? |
|
|
VIUDA |
¿Qué dices?...
¿Débil tiemblas
|
190 |
cuando esgrimir debieras el acero? |
|
¿La amistad, el honor, tantas promesas |
|
olvidaste en un punto? ¡Ah! no es
posible... |
|
¡Amigo de Padilla!... hoy a tu diestra |
|
la venganza confío de su muerte; |
195 |
hiere, mata, destruye, arruina, incendia |
|
cuanto se oponga a tu furor...
¡Dichoso, |
|
si el pecho infame a traspasar aciertas |
|
del traidor Laso, que a los viles
guía!... |
|
¡Cómo envidio tu suerte! ¡Oh!
¡si pudiera |
200 |
blandir el hierro y derramar su sangre, |
|
y mi rabiosa sed saciar en ella! |
|
|
|
|
VIUDA |
¿No? Mi fiel
García
|
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seducir se dejó por sus promesas; |
|
pero ya arrepentido y pesaroso, |
205 |
de revelarme acaba su flaqueza. |
|
Mientras dudas, los pérfidos se arman; |
|
quizá el alcázar con furor ya
cercan; |
|
quizá ya rompen los robustos quicios; |
|
ya el puñal nos amaga... |
|
|
MENDOZA |
Nada temas;
|
210 |
yo... tu vida aseguro... |
|
|
|
|
VIUDA |
¡Es tarde! ¿Y clavas
en la tierra
|
|
los encendidos ojos, y enmudeces, |
|
y tu rostro me ocultas con vergüenza?... |
|
¡Me has vendido, cruel!... |
|
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MENDOZA |
¡Ah! por salvarte...
|
215 |
Mi excesiva amistad... |
|
|
VIUDA |
Aparta, deja...
|
|
¡Mal haya tu amistad! |
|
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MENDOZA |
El riesgo urgía;
|
|
dudoso el pueblo, inútil la defensa, |
|
sin valor los soldados, Laso instaba... |
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|
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VIUDA |
¿Le has ofrecido, aleve, mi cabeza? |
220 |
|
|
|
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MENDOZA |
Impedir que tu inútil resistencia |
|
Te llevase al patíbulo; estorbarte |
|
que animases al pueblo a la defensa, |
|
y al pueblo, a ti, y al hijo sepultaras... |
225 |
|
|
VIUDA |
Si cumplirlo creíste, tu flaqueza |
|
consultaste tan sólo, no mi aliento; |
|
guarda, guarda a los tuyos las cadenas: |
|
dignos sois del perdón. |
(En ademán de
irse.)
|
|
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MENDOZA |
(Deteniéndola.)
|
¿Adónde,
adónde
|
|
los pasos dirigís? |
|
|
VIUDA |
Adonde muera,
|
230 |
o satisfecha deje mi venganza. |
|
|
|
|
VIUDA |
¡Ah! cesa, cesa
|
|
de insultarme con voces engañosas: |
|
no he menester aleves que me vendan; |
|
valientes necesito, y vengadores |
235 |
del caro esposo y de la patria opresa. |
|
|
|
MENDOZA |
Si con toda mi sangre borrar puedo |
|
la falta de un momento de flaqueza... |
|
Si alcanza a disculpar la amistad pía |
|
el crimen que ella misma produjera... |
240 |
Si demasiado amor a vuestro hijo |
|
fuere delito que perdón merezca, |
|
¡Perdonadme, señora, perdonadme! |
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|
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VIUDA |
Quien mi perdón y amistad desea, |
|
no gime, no se abate, no suplica; |
245 |
si espada tiene y valerosa diestra, |
|
en el vil corazón de los traidores |
|
allí busca el perdón. |
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MENDOZA |
Si no expusiera
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|
más que mi vida, al punto le
alcanzara; |
|
pero un pueblo infeliz... |
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VIUDA |
Lava tu afrenta
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250 |
en la enemiga sangre. |
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|
|
VIUDA |
Decís bien, es en vano:
¿quién intenta |
|
infundirle valor a un alevoso?.... |
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¡Ay de vosotros, si por vez postrera |
|
oye el pueblo mi voz! En vuestros pechos |
255 |
afilará su espada; y más
tremenda |
|
será ruina y pavor a los contrarios. |
|
(En ademán de
irse.)
|
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MENDOZA |
Los pasos suspended... Mirad que os cercan |
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mil y mil riesgos; si movéis la
planta, |
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por doquiera un puñal, a cada huella |
260 |
hallaréis un sepulcro. |
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MENDOZA |
Su inútil amistad te es más
funesta |
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que el rencor enemigo: tus contrarios |
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quieren salvarte; y ellos te condenan... |
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VIUDA |
Su don les agradezco, si me vengan. |
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MENDOZA |
Perded toda esperanza: en este instante, |
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quizá ya las murallas y las puertas |
|
con sus armas guarnece el enemigo; |
|
hacia este alcázar presurosos vuelan |
270 |
los amigos de Laso... |
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VIUDA |
Antes el pueblo
|
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sabrá vuestra perfidia. |
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VIUDA |
¡Un momento, fortuna! |
(Sale
denodadamente.)
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MENDOZA |
A tus insultos
|
|
Responderé, muriendo en tu defensa. |
|
(Siguiéndola.)5
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