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ArribaAbajoLuz

2ª Semana de Octubre. Barcelona


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ArribaAbajoArte Joven por. A. L. de Baran.

Los que espontáneamente nos hallamos agrupados entorno de Luz somos jóvenes, y en ello ciframos tanta fuerza y esperanza, que todos nuestros deseos van encaminados á imprimir perpétua juventud á lo que podamos producir ahora, mañana, más tarde y siempre. -Somos jóvenes y por lo tanto desconocidos, pero somos los hombres de mañana y comprendemos que nada ó casi nada podemos aprender de cuanto han hecho ó mejor dicho, de cuanto han dejado de hacer los que nos han precedido en la vida, en nuestro país. -Estamos firmemente persuadidos, que para hacer cosas nuevas precisa gente nueva, y que los mismos materiales frescos se necesitan tanto para construir un buen edificio, como para sacar adelante un periódico nuevo entre la barahunda de laudables ensayos, que más se parecen á las transformaciones de Budab que á radicales cambios tan necesarios en este nuestro país, aplastado bajo la mole inmenso de las frases hechas con las cuales vivimos y que sin embargo nos matan.

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Cartel, por Theo van Rynnelbergue

No fiándonos aún en nuestras fuerzas, contamos con el apoyo decidido de los espíritus jóvenes; de todos aquellos que aspiran á la juventud del Arte hácia el ocaso de la vida, como sucede con Puvis de Chavannes, con Whisler, y con Degas, como sucedía con BurneJones, con William Morris, Wagner y los Goncourts. Estos y otros muchos, hallaron la verdadera fuente de Jouvence, rejuveneciéndose más y más por medio del Arte, á medida que los años les alejaban de los ardorosos tiempos juveniles. -Como se vé, en todo cuanto decimos y nos proponemos exponer, para nada nos referimos á cuestiones ajenas al Arte, ideal complexo que nosotros creemos bastante poderoso para hacer feliz al que le adora y aun para regenerar una raza indiferente á todo, como demuestra serlo la nuestra. -Por esto queremos dedicar todos nuestros esfuerzos á difundir entre la juventud española, las cosas de Arte que pueden imprimir un sello personal al país, sumerjido casi completamente en la espesa capa de cromos, aleluyas, escenas de costumbres, vistas de Venecia y Sevilla y demás cinematografías antiestéticas.

Hemos dudado un momento, si debíamos publicar Luz en Madrid ó en Barcelona; pero siendo esta última ciudad, la verdadera capital artística en el sentido moderno y universal de esta palabra, por esto reaparecemos en la capital de Cataluña, que consideramos artísticamente como la verdadera capital de España, ya que un miembro lozano en un cuerpo medio consumido representa lo mejor, así sea en un individuo como en una nación. Por esto y por creer que le conviene á la joven España apartarse de los amaneramientos que han derrumbado todas cuantas esperanzas se podían cifrar en un porvenir intelectual digno de los demás países; por esto, decimos, hemos procurado olvidar la Historia de España; porque creemos que con la experiencia, sólo pueden componerse músicas celestiales, y nuestro país lo que necesita es hacerse vida nueva sin directores viejos y por lo tanto ya gastados; además, como está en nuestra misma esencia, el simpatizar con todo cuanto nuevo se haga en Arte, nunca atacaremos despiadadamente á los que dentro ó fuera de España, nos hayan iluminado con algún nuevo destello, por ténue que sea; y como lo que antecede podría parecer oscuro, claramente añadimos que nos lo ha sujerido la lectura de unas palabras contra Mallarmé y Verlaine, precisamente salidas de plumas que pretenden vivir con las migajas importadas de lo que aquellos produjeron.

Conviene añadir nuestra poca fé en palabrerías hueras, siéndonos indiferente el lenguaje empleado, mientras los que profesen ideales análogos se comprendan suficientemente; por esto escribiremos generalmente en castellano, por mera galantería, como suele suceder en reuniones donde hay extranjeros, en las cuales si se puede, se habla la lengua de éstos, y de este modo todos podrán comprender de qué parte está la razón.



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ArribaAbajoSantiago Rusiñol en «Fulls de la vida»

No contento Rusiñol con habernos dado su Alma en Oracions, con habernos dado sus esperanzas en otras obras, hoy nos da sus recuerdos en las hojas de su vida. Nos ha dado lo que le ha hecho artista, porque el Alma, los recuerdos y las esperanzas hacen el artista.

La última obra de Rusiñol no se verá nunca en las manos del que ríe, sólo la leerán los que sientan, los que sufren y buscan en el remolino de la vida otra Alma que sufra. En el libro de Rusiñol vibra su Alma pensadora y estas vibraciones se comunican á todas las Almas que sufren como la de él, haciéndoles exclamar, cuando leen una página: -¡Si esto lo siento yo! ¡si esto lo he sentido! -como cuando se emite una nota que hace sonar la misma en otros instrumentos que estén en su círculo de vibración.

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Rusiñol, por R. Pichot.

Estas hojas, arrancadas de la vida de un artista, tienen doble atractivo para mí, porque me falta llenarlas aun, porque no las he arrancado de mi alma, porque aun las siento una encima de la otra, pegadas, blancas, esperando que el tiempo las bambolee por el aire hasta dejarlas caer en el camino que dejo atrás, entre mis pisadas húmedas aun.

Cuando uno sube una montaña y sabe que en su cumbre ha de admirar un pintoresco panorama, antes de llegar á ella cierra

los ojos, para abrirlos una vez pueda de un solo golpe admirar lo que tiemble á sus pies, á través del aire que le separa. Yo tengo el libro de Rusiñol en las manos, sé que he de gozar en su lectura y lo aprieto contra mí, como queriendo que pase todo á mi Alma para que la haga sentir, todas, no una á una, las páginas que contiene.

¿Que hay más páginas de invierno? ¿más melancolías del Alma?... al Alma que está acostumbrada al invierno eterno, le parece hielo el rocío, frías las brisas y hojas secas arrastradas por el viento, las mariposas.

La primera de las hojas que contiene el libro condensa á Rusiñol: A la ventura. Rusiñol ha ido siempre á la ventura! ha tenido «el sol per rellotge, l'indecisió per timó, la casualitat per bruixola, la paraula per telegraf, el carro per tren, els ulls per fotografia, per telefon el no dur pressa, i per calcol la meva curta memoria...» El progreso! ¿para qué necesita el progreso el Alma! si sus adelantos haciéndola vivir la matan, robándole el espacio para que lo llene el cuerpo? el progreso es para éste, para el cuerpo. El Espíritu no necesita para nada del adelanto.

«La terra no parla mes que en els moments que se l'escolta, i aquests moments sont curtíssims». Cortos sí, pero no para él, que hace de la tierra un libro y siempre lo lee, siempre estudia en él y siempre encuentra una página que arrancar de ella, bien sea en forma de canto que llena el Espíritu y llega al fondo del Alma ó en forma de conjunto de colores y aromas sin fondo ni figuras, pero lleno de una hermosura en la que se deleita el Alma.

Las calles por donde pasa Rusiñol se encuentran llenas de ventanas abiertas de «Llums fredas».

Rusiñol hace de los sentimientos notas y del conjunto de éstos un instrumento del que sabe arrancar melodiosas composiciones, desligadas de leyes, libres, libres como el vuelo de una golondrina.

Allí nos explica él en sus páginas de invierno su vida de París, su vida bohemia, esta vida que ha acabado ya, esta vida que ha matado el progreso, relegándola á la historia. Allí, en París, estaba él con Utrillo, Clarassó y Canudas... ¡Canudas! qué página más triste llenó en la vida de Rusiñol! Aquel grabador, aquel artista que en la flor de su juventud ambicionaba cien pesetas y la edad correspondiente para entrar en las Hermanitas! ¡Pobre Canudas! murió en Sitges, lo enterraron «vora'l mar,» «sota uns xiprés ufanosos i sota una creu de ferro que teníem al jardí d'aquell recó de Montmartre.»

«El Vei» es otra página de invierno; otra lágrima del sentimiento; otra nota de un laud que se rompe; ¿cuántas veces llaman á las paredes de nuestro corazón, sentimientos que nosotros no comprendemos y que si les diésemos abrigo harían nuestra felicidad, y les libraríamos de ser arrastrados por el suelo?

«Un somni negre» y «Un somni rosa» son las últimas páginas de invierno, y allí están condensadas las dos corrientes del arte actual: el naturalismo y el modernismo.

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Las últimos páginas del libro son los «Darrers fulls de la vida». Rusiñol en ellos nos pinta el cementerio de los muertos, como entes nos describía el cementerio de los vivos.

Y el libro acaba así:

«La darrera tomba:» «Cada any el die dels morts tiraria una corona al lluny del mar».

«Allí es on hi ha mes tombes.»

«De les planes de la vida aquella es la mes poblade, la mes gran i misteriosa.»

«Es el cementiri ont cauen menos corones.»

Una corona al mar, sí, y unas flores al aire, á este aire que recorren mil pensamientos de amor, mil esperanzas deshojadas buscando una tumba que no encuentran.

JOSÉ M.ª ROVIRALTA.




ArribaAbajoFulls de la vida

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Cartel, por Rusiñol




ArribaAbajoAgraiment

Anava en tranvia, i devant meu un senyor de certa edad estava llegint un diari.

Pel titol del periodic, pel cop d'ull am que's coneixen les ratlles que'ns han fet patir una estona, vareig veure que l'article que llegía era escrit meu.

El llegía am simpatía, somreía amb agrado, s'hi aturava, i am l'expressió de la cara coneixía les ratlles que seguía, fins que, arribant a la firma, el va donar a un seu amic, recomanant-li amb interés que no deixés de llegir-lo.

An aquell precís moment el revisor del tranvía li demanava'l paperet, i l'home... l'havía perdut.

-Ya veurá- va dir-li; -si no fos que... li tornaría a cobrar.

-Y per qué? -li vaig dir jo. -Que no ho veu que l'ha perdut? Que no ho veu que está dient una grossera insolencia? Que té cara de no pagar aquest senyor?

-Bé: però a vostè... qui li demana? -me va a dir el revisor.

Es clar qui ningú m'hi demanava.

¿Com li podía explicar que en aquell senyor simpatic li hauría abraçat la calva, li hauría deixat diners i donat aculliment sense mirarli la cedula? Cóm li podía explicar els pocs terrocets de sucre que cauen dintre la tinta? Qué saben els revisors de les menudencies d'ánima?

Quina cara més simpàtica que tenía aquell bon home!



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ArribaAbajoAnimes enamorades

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Dibujo de R. Pitch

Am l'indecissió nerviosa, emb els lleugers moviments d'anar i venir i apropar-se, de pujar i baixar de terra, de voltar-se i perseguir-se, d'acariciar-se am les ales que tenen les papallones, així, l'un vora de l'altre, vaig veure dos focs follets.

Era nit de lluna, corríen totes les tombes, flairaven totes les flors i tornaven a amagar-se.

No podien esser mes que ànimes que seguien estimantse i no miraven ont eren.

Els llumets de dugues ànimes que concertaven d'unirse per empendre la volada.




ArribaAbajoEls jocs florals de Consuegra

No eren tot picaportes lo que'ns enduiem de Consuegra.

L'Associació d'Amics dels Pobres ens havia fet l'encarrec que d'entre aquelles ruïnes recullissim tres orfens, els tres mes desgraciats, i que'ls portessim.

De desgraciats tots n'eren prou. De pares i mares les aigües n'havien segat arreu, deixant els orfens entre'l llot de les riberes, i d'infants sense llar les cases n'estaven plenes.

Com qui jutja les dolors i poemes d'uns jocs florals de la mort, van tenir de triar-ne tres, les tres poesies mes tristes, les tres obres mes dramatiques, premiant-les am les tres flors de caritat que oferia l'Associació d'Amics dels Pobres.

Varem donar l'englantina a un noiet de sis anys escassos, encara tot ple de fang d'aquella terrible nit; d'un fang roig que s'havia encarcarat sobre la roba, del mateix fang de ruïna que havia colgat els seus pares a l'enfonsar-se la casa.

Varem donar la viola a un altre noi d'uns sét anys, de tipo més distingit que'l primer, més magrinó, amb uns grans ulls oberts d'esparverament, el braç romput, i guardant un tremolor al recordar aquelles hores que anava sobre una fusta relliscant per les tenebres.

I, per ultim, vam dar la flor natural a un orfanet d'uns quatre anys, salvat també per miracle i quedant sol en la terra com els seus germans de premi.

De tots tres, aquest ultim, perquè era'l mes petitet, i el mes lleig i el més sorrut, era'l que més m'inspirava una fonda simpatía.

Al recullir-lo del fang, se pot dir que estava en estat selvatge: quasi no parlava, no plorava mai ni mai reia; peró'l seu modo de mirar temoròs i atrevit a la vegada, els seus ulls grossos i oberts mostrant una admiració de criatura que's desperta, li donaren un posat de cadellet bondados amb instints d'amanyagar-lo; la cara tendra i rosada, impossible de fer-li portar mai nèta, i un nasset pla, sempre brut del cap de munt, i uns cabells rossos esbarriats al front, pintaven un aire esquerp de criatura temorosa, que amb el tarannà pausat i el seu caminar gronxant-se, amb el dit dintre la boca, li daven un posat seriós que robava la voluntad i feia llastima i riure.

Com que anava poc menos que despullat, d'entre'ls caixons de regalos plena de coses destriades que arribaven el varem anar vestint; i res més graciós i trist que aquella criatura ferrenya vestida amb aquelles prendes soldades a sobre seu i vingudes a pilots dels quatre costats d'Espanya: uns pantalons de mariner sobres les mitjes morades, que sempre duia al garró; unes bòtes rosses am sola de cartipaç, una americana amplíssima que li venia baldera, uns elastics am mes màquina que goma, una gorreta de panyo amb unes lletres dourades dient Lepanto sobre la cinta de seda que devia anar al darrera, pero que no hi anava mai i li tapava la vista; i a sobre de   —006→   tot aixó la valona d'un carric com a capa madrilenya, arribant-li tan avall que feia que al caminar no's veiés més que la cinta a sobre la cara bruta i un bulto que caminava amb una serietat pasmosa.

Als primers dies, per més que'l mimaven, no hi havia modo de fer-lo seure a la taula. Mentres els altres dos nois enraonaven i menjaven, aixís quen's creia distrets s'apropava a poc a poc am la forquilla, plantava burxada, i se n'anava a un reco a menjar-se y la cacera. Per beure feia lo mateix, i sols quan venien les postres consentia seure amb els seus companys, acaparant les rosquilles i borregos d'una empenta, i omplint-sen bé les butxaques, aquelles amples butxaques que tant l'entusiasmaven.

I no és que no tingués gana el pobriço trapaçer. Tanta en tenia, que un dia que s'havia dinat de valent, un dinar que no cabia a sota de la valona, un dinar de cos enter, i am les postres a la boca varem pujar a una tartana, emportant-nos-en berenar.

-Quan tindreu gana ho direu -els vam dir abans d'empendre la marxa.

-Ahora- va dir el petit. I, com si no hagués dinat, se va menjar tot el berenar, barrejan-lo amb els borregos i els postres i el repuesto de rosquilles.

Pobriçons! De mica en mica s'havien fet am nosaltres; ja no'ls semblaven estranys, ja parlaven i cridaven, ja'ns demanaven carmetlos i ens venien a la falda; i lo que'ns dava mes pena era que la parlavem de marchar i que ells s'hi avenien, i fins somniaven paisos y joguines i coses desconegudes que tenien d'ensenyar-los aquella senyora d'allá lluny que'ls hi farien de pares.

A l'ultim va venir l'hora.

El poble s'havia anat assecant, i el temps era una hermosura.

S'havia cullit el safrá, a cada casa'n desfullaven; i com que llençaven les flors, d'una blavor sobirana, tots els patis, tot el llot, tot el poble, estava alfombrat de blau; i blau el cel i les parets, blaus els carrers i les cáses, res recordava la mort, que tant s'havia rabejat en aquella blavor esplendida, encara feia pocs dies.

Quan va esser el carro a la porta pujar-hi, i mig poble's venia a despedir dels tres orfens premiats, dels tres mes desgraciats, si es que és possible triar la mida de la miseria; i en la cara de tot hom se pintava com una mena de gelosía, com una amagada enveja, coro un vel d'antipatía als que havíem fet de jurat en aquells jocs de tenebres.

I, contrastos de la vida! Tot-hom semblava rialler entre mig de tantes flors, tot-hom, menos els sortosos, menos els tres ofanets, que, apilotats dintre'l carro, ben apropats uns d'altres en aquell niu de coixins, se van abraçar plorant al sentir que'ns els enduiem.

SANTIAGO RUSIÑOL.




ArribaAbajoCançons populars catalanes armonisades per Joan Gay

La filla del marxant


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   La filla del marxant - [d]iuen que és la més bella.
No és la més bella no - [que] altres n'hi ha sens ella.
lirondon!
La biron quina donzella!
lirondon!

   Quan ella va a sarau - [s]e posa boniqueta,
Lo faldellí vermell - [...] tat de negre.
La'n treuen a ballar - a [la] [d]ança primera,
El ballador li diu - «A[...] [...]sou pesanteta».
   -«Y en que m'ho con[eixeu] - «Bé és prou de bon coneixer
La cintureta hos creix - el devantal s'aixeca
Y el faldellí vermell - [...] pam no hos toca a terra.
¿Voleu venir l'amor? - [an]em a la font bella
Tota dòna que hi veu - [qu]eda deslliuradeta.
   Quan ne varen sè allà - [a l]a font torna aixuteta,
De sentiment que'n té - infant li'n cau en terra.
-«Culliu això don Joan - tireu.lo a la ribera.
-«Tireu.li vos amor, - això no és cosa meva.»
Lo pecat és tant gran - [l'ai]gua torna vermella.
Los pescadors del Re[y] - pesquen a la ribera,
Ni han pescat un infant - [b]onic com una estrella,
De tan bonic que n'es - [el] porten a la Reyna.
-«Calleu, calleu, amor, - que'n sereu presonera,
A la presó del Rey - voreu la més bella,
Hos hi estareu set anys - [n]o'n veureu cel ni terra.
   Al cap de los set any[s] - treu lo cap en reixeta,
La veu un passetjant - s'ha enamorat d'ella...
«Torneu demà al matí - vereu vestideta,
Vestideta de blanc - ab [...]utxí darrera,
Lo Sant-Crist a les man[s] - cantant lo miserere.
   Quan ella va passar - [da]vant de casa seva,
En va arrancà un gran c[...] - «¡Valga.m Déu, mare meva,
Si m'haguessiu casat - [...]p de la quinzena!»

Variant:



   Al cap de los set any[s]- treu cap a la finestra,
Ne veu pasà un bailet - [que] n'era de sa terra.
-«Bailet lo bon bailet -[qu]e hi fan a aquelles terres?»
-«De des'que vos no hi [sou] - hi ha hagudes moltes guerres,
Els barcos van per mar - [le]s galeres per terra.»



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ArribaAbajoEl origen del mal por Leon Tolstoi

Vivía un ermitaño en un bosque, sin temor ninguno á las fieras que lo poblaban. El ermitaño y las fieras conversaban juntos y se comprendían perfectamente.

Cierto día el ermitaño se había acostado debajo de un arbol y en aquel mismo sitio se reunieron para pasar la noche, un cuervo, un palomo, un ciervo y una serpiente. Estos animales entablaron una discusión acerca del origen del mal en el mundo.

Decía el cuervo:

-Es el hambre la causa del mal. Cuando comes según el apetito que tienes todo te parece sonriente, bueno y alegre; pero pasa siquiera un par de días en ayunas y ya ni te quedan ánimos para contemplar la naturaleza, te sientes agitado, no puedes quedarte quieto en sitio alguno, no alcanzas un momento de reposo. Si un trozo de carne se presenta á tu vista, peor aún; te lanzas á ella sin pensarlo y aunque te den garrotazos, aunque te apedreen, y te atormenten perros y te muerdan lobos, tú no la sueltas. ¡A cuántos de los nuestros mata el hambre de esta manera! Todo el mal, pues, viene del hambre.

El palomo decía:

-En mi concepto, no es del hambre de donde el mal viene; todo el mal viene del amor. Si viviésemos solitarios, no sufriríamos tanto ó al menos sufriríamos solos, mientras que ahora viviendo aparejados quiere uno tanto á su compañera, que no descansa ni piensa más que en ella. ¿Ha comido? ¿le faltará calor? Y, cuando se aleja de nuestro lado ¡cuánto sufrimos! Le aflije á uno el pensamiento de que un halcón haya hecho presa en ella ó de que la hayan cogido los hombres. Y atormentados por la incertidumbre salimos en su busca y muchas veces caemos nosotros también en las garras de un halcón ó en el trenzado de una red. Y, si no logras dar con ella, no comes, ni bebes, ni haces más que correr todo el día buscándolo, y llorar. ¡Cuántos entre nosotros mueren así! La causa del mal, no es el hambre; es el amor.

La serpiente decía:

-No, el mal no viene del hambre, ni del amor; viene de la maldad. Si viviésemos tranquilos, sin buscar querellas, todo andaría bien, pero si alguna cosa se hace que á ti no te guste, te encolerizas y sólo piensas en descargar tu ira sobre alguno y entonces como alocado no haces otra cosa que silbar y retorcerte y querer picar á álguien. Y, no sientes piedad hácia ninguno; morderias á tu padre y á tu madre, te comerías á ti misma y el furor acaba perdiéndote. Todo el mal viene pues de la maldad.

El ciervo decía:

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-No es de la maldad, ni del amor, ni del hambre de donde viene el mal: viene del miedo. Si no se conociera el miedo todo andaría bien. Nuestros piés son ligeros para correr y somos vigorosos. A cornadas podemos defendernos de un animal pequeño; de uno grande podemos huir; pero apesar de ello no podemos dejar de tener miedo. Cruje una rama en el bosque, susurra el viento entre las hojas y tiembla uno azorado, el corazón palpita con fuerza y escapamos más ligeros que una saeta. Otras veces es una liebre que pasa, un pájaro que mueve sus alas ó una ramita que cae. Imagínase perseguido por una fiera, y corre uno hácia el peligro. Tratamos de huir de un perro y damos con un cazador. Siempre vivimos con el miedo que nos atormenta, siempre espantados, nunca en paz. Todo el mal viene del miedo.

Entonces dijo el ermitaño:

-No es del hambre, ni del amor, ni de la maldad, ni del miedo de donde vienen nuestras desgracias; es de nuestra propia naturaleza de donde procede el mal, porque ella engendra el hombre, el amor, la maldad y el miedo.




ArribaAbajoMarta

Del italiano

Esta es la hora de los ensueños de oro, y la luz zodiacal cae pálida sobre la orilla del río esmaltado de lirios y rosas.

Marta, la Pura, la Bendita, contempla al adolescente que arranca de la mandolina labrada en oro, piadosos acentos.

Contempla, la Santa, y se inmerge en la plenitud del sueño santificador de la noche, y bajo la vibración del instrumento de oro siente que su Sér elegido se eleva al Infinito.

GUY ANATOLE CATREI.




ArribaAbajoFollas novas

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Dibujo, por E. Torent

(Ti onte mañanencu)

Del gallego


Caygui tan fondo, tan fondo
que la llum ja no'm ve pas,
los estels perdi de veure
y visch en la oscuritat.
   Mes atúrat: tu que't burlas
insensible al meu afany
encara visch... puch encara
pujá aquí dalt y venjám:
   Tireu podras al caygut
tireuni anch que siguin cent...
perqué si hi cayeu vosaltres
també os faran lo mateix.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
   Vosaltres que nasquereu vorera d'altres mars
qu'os calenteu en flamas de rojos luminars
y sols os plau lo viure devall d'un sol ardent...
calleu si no enteneu'ls cants de nostres llars;
quan no entenem los vostres, nosaltres be callem.

ROSALIA CASTRO DE MURGUIA.

Hemos aumentado nuestra lista de colaboración con la valiosa firma de D. Juan Maragall, el erudito literato catalán, uno de los mejores puntos de apoyo de la nueva regeneración artística de Cataluña. En el número próximo empezaremos á publicar trabajos de tan distinguido artista.

Fieles á nuestros propósitos de hacer arte, tenemos preparados una serie de números dedicados completamente á los que en el extranjero han sabido levantar el entusiasmo de los que sienten y llevar tras sí á todos los artistas imprimiendo a la época actual un sello que dificilmente borrarán los rutinarismos de escuela. Para esto estamos en tratos con conocidas casas editoriales extranjeras para dentro pocos números poder reproducir aquí, lo que fuera de esta España ha arrancado gritos de verdadero entusiasmo.



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ArribaAbajoLakmé. Opereta de Leo Delibes

Dibujo, por A. de Riquer.

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En la época actual que el teatro ofrece tan insulsas creaciones, sembrando el mal gusto en todos partes, sin señales de una regeneración futura; llénase el corazón de gozo, cuando por casualidad un día nos encontramos ente un espectáculo artístico, con tendencias de buen gusto, modesto y exento de rutinarios procedimientos, sin conatos de vulgaridad, ni de formas intrincadas por sistema; eso es, un arte ingenuo, hijo de un temperamento delicado.

Se le llena á uno el corazón de gozo cuando por casualidad (repito) uno de nuestros teatros presenta como novedad (que eso es perdonable en aquella ocasión) una obra que por sus cualidades verdaderamente salientes, se ha conquistado desde muchos años la simpatía de otros públicos más ilustrados que el nuestro.

Así nos ha pasado con Lakmé, de Leo Delibes á los que afortunadamente no nos dejamos arrastrar por las malas corrientes: del teatro. Hémonos hallado en el teatro de Novedades con la agradable sorpresa de una sencilla opereta, exuberante de buen gusto y dibujada con elegancia extrema.

No les cause extrañeza esta apreciación á los que asistiendo al estreno la encontraron sosa, de mal gusto y neula8. Ni deben admirarse tampoco de que la pongamos de compañera con otras como La Bohéme, Manon, Mignon y pocas más, peró de compañera respetable y á la cual deben admirar las demás, por reunir cualidades superiores que hay que reconocer. Por ejemplo: La Bohéme, que á pesar de separarse por completo del género italiano y de estar tratada con una habilidad excepcional, no responde todavía á un fin trascendental, puesto que es pura forma más ó menos elegante, no puede competir con Lakmé que, además posee un fondo melódico y armónico, común solamente en obras valiosísimas: una orquestación perfecta, hasta el punto de sorprender muy á menudo con timbres nuevos, que no han salido ni por casualidad, ni después de un grande esfuerzo por parte del autor: han salido sólo por la destreza y facilidad de un verdadero maestro.

La delicadeza de sentimiento de Leo Delibes es reconocida en Francia y estimada por todos los artistas compositores. Él ha sido uno de los discípulos de Gounod que más fielmente ha seguido sus teorías en el arte de la música.

En Lakmé como en otras obras suyas, hay escenas donde se inicia una divagación, ó mejor dicho, indecisión, muy en perjuicio de la unidad general de la obra, sobre todo donde el drama quiere tomar proporciones de grandiosidad; entonces realmente decae todo, puesto que se sale completamente del género en que vive la obra y el temperamento del autor no es para meterse en profundas concepciones. La obra característica de Delibes es siempre ligera y delicada, siendo pues muy evidente que él se propuso hacer la opereta, no la ópera y así debe apreciarse y bajo este punto la analizamos y la consideramos de grande valor.

En Barcelona Lakmé no ha sido un éxito ni mucho menos, sin duda por las cualidades que he señalado, y por haberse echado de menos las grandes escenas con el concertante, terceto y bailables de relumbrón (así como los hay muy característicos) ó tal vez porque los artistas encargados de la obra, no han dado con los secretos de dicción que necesariamente exige este género de música, resultando en conjunto una mezcla de estilos (entre el del autor y el que imprimen los ejecutantes), tan en perjuicio de la obra como del público. Y no me entretengo   —010→   analizándolo detalladamente, porque el trabajo sería inmenso y este artículo interminable. Sólo diré que ni el caracter de los personajes, ni la interpretación (á la italiana), han dado una idea cabal y justa del temperamento de Leo Delibes.

JUAN GAY.




ArribaAbajoAlucinacion por Fran.co de A. Soler

Ven, ven mortal, tú que estás alucinado con el mundo, que sus miserias no te impresionan porque no las conoces, que todo te parece oropel puesto que vives entre el oro; ven, ven conmigo y te mostraré este paraíso corrompido, este mundo que tanto te fascina y al que estás tan apegado.

Y, me cogió en sus brazos aquel ser invisible y me llevó lejos, muy lejos, á regiones hasta entonces desconocidas para mí.

Me llevó á lo alto de una inmensa montaña, desde donde se contemplaba el universo todo.

-Mira -me dijo- contempla al mundo que tanto te fascina; contémplalo con detención y verás sus miserias.

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Boj, por Bernard Sleig

Nada pude distinguir en un principio, tanta era la confusión que en el mundo reinaba; pero poco á poco mis ojos fueron acostumbrándose á aquel bullicio y ví... ¡Dios mío, lo que ví!

Ví á personas respetables á quien yo creía virtuosas, encenagadas en lodozal inmundo, dejándose arrastrar por la materia. Un esposo á quien yo creía enamorado de su mujer, entregado en brazos del vicio y de la concupiscencia más desenfrenada. Ví á la mujer adúltera esperar impaciente la salida del marido para abrir la puerta al amante. Ví también al ladron que roba á mano armada, y casi junto a él, al criminal de levita que roba a mansalva. Ví a uno que asesinaba por celos, á otro que mataba por odio, á otro que hiere por robar...

Ví mezclados pobres y ricos; distinguí miradas rencorosas, miradas de lujuria, muy pocas miradas de amor.

La cortesana codeándose con la gente honrada, provocando con su lujo extremado y con su belleza que se marchita.

El joven cándido la sigue, la sigue y se deja caer en las redes que ella le va tendiendo.

Vi á un hijo que mataba a su padre; ví á una madre que abandona en medio del arroyo, á su hijo casi recién nacido...

En fin, tanto ví y tanto me horroricé, que dije á mi desconocido:

-Huyamos. No quiero ver al mundo tal como es.

-No, -replicóme; -quiero que veas el paraíso y compares. Quiero que veas el mundo de los justos.

Dirigí la vista al cielo y un torrente de luz casi me cegó.

Aquello era hermoso, era sublime, me extasiaba contemplándolo. Mi espíritu se elevaba hasta el trono del Creador con santo recogimiento. El espacio estaba impregnado de gratos perfumes, una luz intensa iluminaba el firmamento, voces dulcísimas elevaban a Dios sus plegarias de agradecimiento.

-¡Oh! esto es hermoso, -dije,- es muy hermoso.

-¿Sí?.. ¿quieres venir conmigo al paraíso?

Has visto al mundo y sus miserias, y has visto el paraíso y su magnificencia. Ven pues conmigo, deja á la materia miserable y pecadora, y tu espíritu libre de trabas volará a estas regiones do no existe el engaño ni la maldad. Ven... pero ¿vacilas?

Sí, yo vacilaba, no quería desprenderme de la materia; el mundo ofrecía para mí muchos atractivos. El espíritu y la carne riñeron; ruda batalla y triunfó, como triunfa casi siempre, la carne, la maldad, la concupiscencia.

-No, no quiero venir, -dije con resolución.- No quiero desprenderme de la materia. El mundo con sus maldades me atrae. No quiero ser espíritu; quiero ser hombre.



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ArribaAbajoLirios

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Portada del art et decoration.

Lo tenía dentro un jarro, allí, sobre una mesa frente á mi alcoba; al despertarme lo veía destacarse sobre la media oscuridad de la sala; con los ojos aun entornados por el sueño, lo veía y me figuraba que se movía con movimientos tardíos, como las agujas de un reloj. El sintetizaba mi amor de hombre, mis ilusiones de artista, con sus hojas llenas de patina, que al tocar las me extremecía y me extasiaba de placer; con sus colores que al perderse y gastarse por el tiempo se cambiaban en otros tonos más delicados si cabe.

Pocos días duró. El tronco no se mantenía tan erguido; las hojas caían y perdían su aterciopelada finura. Parecía una mujer enferma, una idea raquítica. Pero yo le cuidaba; cada día cambiaba el agua tres veces y la flor me miraba como dándome las gracias. ¡Pobre lirio! Era el único que pude salvar. Una helada marchitó la planta.

Un día me olvidé de cambiar el agua; amaba ya, tenía que verte.

Al despertar el día siguiente el lirio estaba doblado, y sus hojas mustias tocaban á la mesa. ¡Había muerto!

Tú, tú la mujer que yo amo, le mataste. Nuestro amor le robó la vida. ¡Maldito sea!...

José M.ª Blanca.




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El día 10 del corriente se verificó la anunciada representación del drama de Goethe, traducido por D. Juan Maragall: Ifigenia a Taurida. En el número próximo dedicaremos una sección especial y publicaremos los retratos del autor y del traductor, junto con algunas fotografías tomadas en el laberinto, en el acto de la representación.

También reproduciremos el inspirado cartel que, para anunciar dicha representación, compuso el ya muy conocido artista Miguel Utrillo.

Hemos conseguido, en pro de la idea de arte que nos anima, que se encargue de la dirección musical de este periódico, el eminente compositor catalán D. Juan Gay. Contando con tan valiosísimo apoyo y el de otros muchos compositores, desde el presente número iremos dando á conocer las mejores canciones catalanas, bajo la dirección del citado maestro.

En el número próximo publicaremos una preciosísima portada, original del conocido artista D. Alejandro de Riquer.

Proximamente se pondrá á la venta una nueva obra de D. Alejandro de Riquer. Crisontemas es el título de esta producción y estamos persuadidos que será un éxito para su distinguido autor y contribuirá á aumentar la fama que como á literato alcanzó ya en su preciosa obra: Quan jo era noy.

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