Acto IV |
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Salen
SOLAYA,
CASALIA y acompañamiento de circasianas.
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CASALIA | La noche va llegando en que tu amante | | infeliz o feliz, falso o constante, | | con tu mano o sin ella marchar debe. | | Todo está pronto; nada lo conmueve. | | El viaje se dispone: sus soldados | 5 | a la inmediata marcha preparados | | anuncian su presteza y sus contentos | | al son de los marciales instrumentos. | | Estas mujeres, que la suerte impía | | esclaviza a tan dura tiranía, | 10 | con los últimos ayes se despiden | | de sus parientes; estos no lo impiden, | | antes, afeminados, al perderlas | | las lloran en lugar de defenderlas. | | Tan fuerte es el terror que les imprimen | 15 | las armas que los tártaros obliguen. | |
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SOLAYA | Tristes mujeres, cuyas hermosuras | | os causan tan injustas aventuras, | | no envidiéis mi fortuna; si perdisteis | | vuestros parientes, nada les debisteis. | 20 | Al tártaro os dejaron entregadas, | | y vuestras almas, nunca acostumbradas | | al halago de Amor ni a sus rigores, | | a la suerte podrán ser superiores, | | mas hoy siento en mi pecho vacilante | 25 | de mi Patria el amor y el de mi amante. | | A la tártara corte conducidas | | pasaréis tibiamente vuestras vidas. | | La que agradare al Kan será dichosa; | | la turba de las otras, poco ansiosa | 30 | por un bien que jamás han conocido, | | sin pena vivirá, dando al olvido | | su ingrata patria, que conoce apenas. | | Nunca serán mis dichas tan serenas: | | que me quede o me vaya, mi fortuna | 35 | siempre triste será, siempre importuna. | | ¿Qué dijiste a mi Padre? |
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CASALIA | Yo le dije | | que la memoria de su amor te aflige. | |
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SOLAYA | Amiga, ¿le explicaste con viveza | | mi llanto, mi rubor y mi terneza? | 40 | ¿Dijiste que mi llanto ya he apagado, | | con el duro dolor que me ha costado? | | ¿Contástele el estado de mi pecho? | |
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CASALIA | Sí, señora; al oírme, satisfecho, | | a sus hijos llamó; en su compañía | 45 | venir a resolverte pretendía, | | a que tomases el mejor partido. | | Ya sabe que si amor te ha seducido, | | la reflexión te muestra tu injusticia | | y te vuelve el honor a su caricia. | 50 | No tardará en llegar, haz que te vea | | tu anciano Padre, como lo desea. | |
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(Sale
KAULIN.)
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KAULIN | Al Príncipe, al amante que te adora, | | en fuerza de tus órdenes, señora, | | cómo quedabas, dije; y recelando | 55 | que de tu Patria el atractivo blando | | acabase, contra él, a resolverte, | | sabiendo que tu Padre viene a verte, | | también llega con tropa dividida. | | Aquí está ya, señora. |
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(Sale
SELIN, con
GUARDIA DE TÁRTAROS.)
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SELIN | Perdonarás, Solaya, la osadía | | de interrumpir funesto la alegría | | con que publicas tu filial afecto. | | Yo no quiero oponerme; mi proyecto | | no es de turbar tu corazón, señora. | 65 | Sólo he venido a despedirme ahora | | de ti, para mi patria. Mi partida | | sobrado tiempo ha sido diferida. | | Tus ojos y mi pecho me engañaron, | | de mi deber preciso me apartaron. | 70 | Ya que no puedo más lisonjearme, | | marcho y te olvido; acaba de olvidarme. | |
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SOLAYA | Casalia, di, ¿qué es esto que me pasa? | | Esta tibieza de Selin me abrasa. | |
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SELIN | ¿Ni respuesta merezco? En vano ha sido | 75 | haber en otro tiempo merecido | | todo tu amor, que referir no quiero, | | si a lo amante sucede lo grosero. | |
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SOLAYA | ¿Qué respuesta hallaré, Selin, que baste?
| | Tú mismo mi silencio ocasionaste. | 80 | Bien sabes, y no creo que lo olvides, | | aunque borrarlo de tu pecho cuides, | | bien sabes (ah, Solaya desgraciada) | | que mi voz, a tu voz esclavizada, | | eco fue de la tuya, con qué anhelos | 85 | respondía a tus quejas y tus celos. | | Pero el estilo que usas al presente | | es ingrato, Selin; tan diferente | | que no lo entiendo. Me hablas con tibieza. | | Si acaso es amorosa sutileza | 90 | por probar el estado de mi pecho, | | me agravias si no vives satisfecho. | |
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SELIN | No, señora; no es arte, ni he creído | | que pueda en el amor ser permitido. | | Es sólo haber sabido que a tu amante | 95 | ya te has cansado de vivir constante. | | Tu Patria más te mueve; en ella queda, | | deja que yo a la mía volver pueda. | | También tengo yo Patria y Padre; es justo | | que no me prives de este mismo gusto. | 100 | Kaulin, mi tropa marche, adelantado | | de dos horas el plazo señalado. | | Adiós, señora, adiós. |
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SOLAYA | ¿Adónde, aleve, | | marchas tan presto? ¿Así tu amor se atreve | | a dar a las tinieblas del olvido | 105 | las voces que en mi pecho has esculpido? | | ¿Por sola una sospecha no aclarada | | rompes la fe, con tanto amor jurada? | |
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SELIN | Tu queja sí que es arte; pero en vano. | | Yo marcho. |
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SOLAYA | ¿Marchas? ¿Dónde vas, tirano? | 110 | ¿Qué buscas? ¿De quién huyes,
fementido? | | ¿Buscas la dura tierra en que has nacido, | | en medio de unos bárbaros soldados, | | al robo, rapto y muerte acostumbrado? | | ¿Huyes de una mujer, cuya terneza | 115 | domesticó tu bárbara fiereza? | | Si tal haces, si dejas a esta triste, | | de la sangre real tú no naciste, | | ni humana fue tu cuna; en un collado | | del Cáucaso, por fieras habitado, | 120 | alguna te abortó; sobre una roca | | mamó la leche tu inhumana boca | | de la loba o leona más furiosa, | | tigre sangrienta, o áspid engañosa, | | o bien del mar en la desierta arena | 125 | (donde aprendiste el arte de sirena) | | las olas te arrojaron espantadas | | de ver tantas maldades congregadas, | | pues juntabas, aleve, en tu persona | | ardides del áspid, furias de leona, | 130 | inconstancias del mar, pues con dureza, | | cual sirena engañosa, tu fiereza, | | sordo al clamor y a mi fatal quebranto, | | insensible te muestras a mi llanto. | | Anda, bárbaro infiel, que mi amor puro | 135 | nunca podrá enlazarse a un pecho duro. | |
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SELIN | Si merezco, Solaya, tales quejas, | | por dejarte, las mismas, pues me dejas, | | mereces y mayores, porque has dado | | motivo a la tibieza que he mostrado. | 140 | Ufano de mi suerte me aplaudía, | | dichoso con tu mano me creía; | | y dejando a elección de tu albedrío | | lo que pude deber sólo a mi brío, | | mi bien y mal, mi lauro y mis agravios | 145 | fío mi pecho de tus falsos labios; | | y mientras mi sentencia pronunciaran, | | mandé que mis soldados se juntaran | | por si tu gente arrebatar quería | | tu mano, que ligabas a la mía. | 150 | En vano tu familia preparaba | | sus furias contra mí. Yo me alentaba | | contra tanto rigor, con tu memoria. | | Guiábame el camino de la gloria | | que ganara mi pecho en la pelea, | 155 | Solaya ingrata, tu amorosa idea. | | En medio de la acción ya me veía | | (mira con qué arrogante fantasía) | | por polvo, sangre, fuego, horror y muerte, | | yo ciego, y más de amor, pensaba verte. | 160 | Tu imagen los rigores suavizaba; | | en tanto susto sin temor estaba, | | esperando del día el fin ufano, | | para lograr que mi dichosa mano | | deudora tuya de victorias tantas, | 165 | pusiese mis laureles a tus plantas. | | En pago de un amor tan elevado, | | con Casalia a tu gente has avisado | | que abandonarme intentas. Complacidos | | estaban juntos, cuando a mis oídos | 170 | el júbilo llegó, con que aplaudía | | tu alegre Casa la desgracia mía. | | Llegué; los vi; tu Padre en medio estaba | | que a los dos hijos suyos lo contaba, | | juntando tropas para detenerme, | 175 | por si acaso quisiese yo oponerme. | | ¡Y te quejas de mí!¡Quién lo creyera!
| | Yo sí, quejarme de tu fe debiera; | | Yo sí, pudiera en tierno sentimiento | | entregado al dolor de mi tormento, | 180 | a tus plantas pedirte por los cielos | | que respondieses a mis justos celos. | | Mas no, Solaya. Mi alma considera | | que tanta sumisión bajeza fuera; | | un hombre puede en lágrimas pueriles | 185 | dar tales quejas, pero fueran viles | | en Príncipes. Los pechos elevados, | | por su cuna o empleos ensalzados, | | deidades son que avergonzarse deben | | de los afectos que a los hombres mueven. | 190 | Para descanso de mayor fatiga, | | el amor muchas veces nos obliga; | | pero si llega amor a ser empleo, | | lo miro como indigno a mi deseo. | |
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SOLAYA | Pues qué, ¿el amor tan bajo te parece? | 195 | ¿Pretendes que el amor nunca merece | | llenar el corazón de un Soberano? | | ¿Qué? ¿Se desnuda, acaso, de lo humano | | el que la regia púrpura se viste? | | Lo feroz con lo regio confundiste. | 200 | Si el hombre es insensible, es de otra esfera, | | es menos que hombre y se convierte en fiera. | |
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SELIN | Un sí o un no te pido. Ceder puedo; | | pero si ves que a los amores cedo, | | no creas que me rindo a tu hermosura, | 205 | tus suspiros, tu llanto y tu ternura, | | sino a mi honor, que equívoco quedara | | si de tu amor ahora me apartara, | | cuando el peligro turba los placeres. | | No digo más; resuelve lo que quieres. | 210 |
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SOLAYA | ¿Cuándo he de resolverme? |
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SOLAYA | ¿No ves, Selin, el horroroso abismo | | de dudas en que me hallo? ¿No reparas | | (y bien lo repararas si me amaras) | | que mi pecho, entre un Padre y un amante... | 215 |
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SELIN | Has de determinarte en este instante, | | o en él me ausentaré de tu presencia. | |
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SOLAYA | Con qué rigor pronuncias esa ausencia; | | poco te cuesta, ingrato, el proferirla, | | y me cuesta mil vidas el oírla. | 220 | Tu labio está sereno al pronunciarla, | | y mi pecho se parte al escucharla. | | Un plazo corto si... mi Padre atento... | | Yo no sé qué pronuncio ni qué siento, | | y más me ahogo mientras más suspiro; | 225 | sólo sé que te adoro, y que deliro. | | Ceda el patricio al amoroso exceso. | | Selin, esta es mi mano. |
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SELIN | Y yo la beso, | | jurándote por ella ser constante | | esposo tuyo, como fui tu amante. | 230 | Llegad, soldados míos, saludadla; | | Princesa vuestra y mía proclamadla. | |
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KAULIN | En su nombre, señora, en tan dichoso | | día, para Tartaria el más glorioso, | | me ofrezco, dando gracias a mi suerte | 235 | de que ya sin recelo llego a verte | | esposa de Selin. Nuestra ventura, | | cuantas gracias admira en tu hermosura, | | tantos años felices te mantenga | | que la fortuna, sin variar, se tenga | 240 | esclavizada al brazo de tu esposo | | y que de ambos el nombre venturoso | | por infinitos dignos sucesores | | se lleve a las edades posteriores. | |
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(Salen
HADRIO,
HERACLIO y
CASIRO.)
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HADRIO | ¿Qué miro? ¿Se engañaron mis
sentidos? | 245 | Estarnos, hijos míos ya perdidos. | | Cayó de mi Solaya la firmeza. | |
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CASIRO | Pues caiga a nuestras plantas su cabeza. | |
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SELIN | La razón temple vuestro enojo ciego. | | Ilustre y sabio anciano, yo no niego | 250 | que con sobradas causas hoy te aflija | | la pérdida sensible de tu hija; | | pero pactamos que ella decidiese | | de su destino, y nadie se opusiese. | | Ya decidió, soldados, rodeadla; | 255 | de todos sus parientes apartadla | | Y marche en medio de mi comitiva | | a nuestra Patria, en que Princesa viva. | |
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HERACLIO | ¡Príncipe, su hermano!... | |
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CASIRO | ¡Tártaro usurpador, monstruo inhumano, | 260 | mi hermana vuelve, que si no mi brío...! | |
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SOLAYA | Casiro, Padre, Heraclio, amante mío... | |
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SELIN | ¡Guardias, el que la toque, al punto muera! | | Di, Solaya, a tu Padre, la postrera | | palabra de cariño. |
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HERACLIO | ¡Ay!, ¿cómo el cielo a tu delito, airado,
| | no truena, y con el rayo más severo | | tu pecho, este palacio, el orbe entero, | | no aterra, rompe y hunde? ¿Cómo aguanta | | delito tan atroz, infamia tanta? | 270 |
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SOLAYA | Padre, ¡ay Dios!, no dudo | | que mi cariño ser delito pudo, | | pero ya que a Selin juré firmeza, | | fuera crimen mayor mi ligereza.
(Vase.) | |
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HADRIO | Heraclio, ya marchó Solaya ingrata, | 275 | no es el fiero Selin quien la arrebata, | | sino su mismo gusto, y yo no admiro | | que no la detuvimos. ¡Ah, Casiro! | |
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HERACLIO | Dejamos su destino a su albedrío. | | ¡Quién creyera jamás tal desvarío!
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CASIRO | No nos obliga el pacto, si advertimos | | que cuando de ella convocados fuimos | | hallamos a Selin, que anteriormente | | estaba en su presencia; delincuente, | | el tártaro ha faltado a lo pactado, | 285 | pues la ocasión sin duda ha aprovechado | | para rendirla con amantes voces; | | la femenil flaqueza bien conoces... | |
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HADRIO | Bien dices; no perdamos un instante; | | arranquémosla del brazo de su amante. | 290 | Vuela, joven Casiro, hacia la puerta | | del camino que llevan. Encubierta | | en los vecinos pórticos hay gente | | que vengará la injuria diligente. | | Heraclio, tú congrega más soldados. | 295 | Mientras los dos estáis así empleados | | yo busco por los cuartos y escaleras | | de este palacio esas humanas fieras. | | Los dos han de morir, si yo no muero; | | dejadme solo, que vengarme quiero.
(Vase.) | 300 |
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HERACLIO | No le dejemos solo, antes sigamos | | sus lentas huellas, porque así podamos | | apartarle del riesgo a que se expone, | | con tantos años. |
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CASIRO | Y lo que él propone, | | nosotros, con más fuerza, ejecutemos. | 305 |
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HERACLIO | A los tártaros fieros ataquemos, | | aunque tal vez sabiendo nuestro enojo | | estén dispuestos a cualquier arrojo. | |
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CASIRO | Pero antes jura, sin compadecerte, | | al uno y otro amante, dar la muerte. | 310 |
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(Sale
CASALIA.)
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CASALIA | Señor, huyendo. | | El palacio en horrores está ardiendo; | | todo es estrago, incendio, sangre y muerte. | | Tal es, Heraclio, la infelice suerte | | de este palacio un tiempo respetado. | 315 | El desorden por puntos aumentado, | | circasianos y tártaros perdidos, | | por las oscuras salas confundidos, | | son heridos y hieren mutuamente; | | se oye de las mujeres el doliente | 320 | innumerable llanto en su retiro... | | Heraclio, corre; vuela tú, Casiro. | |
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HERACLIO | Vamos, a nuestro padre libertemos | | de riesgo tanto; el golpe descarguemos | | que él quiere dar. En lances semejantes, | 325 | en que importan por siglos los instantes, | | y se requiere ardor, fuerza y audacia, | | la anciana edad carece de eficacia. | | Pero es la juventud rayo que aterra | | y abraza desde el cielo hasta la tierra | 330 | cuanto encuentra el torrente de su fuego. | | Jóvenes somos, ataquemos luego; | | vamos a castigar delito tanto; | | nuestra furia añadamos al espanto | | que a Circasia han causado los amores. | 335 | Muertos han de quedar, o vencedores, | | los que a su cuenta toman tal venganza. | |
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CASIRO | Y en el rigor fundemos la esperanza. | |
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FIN DEL ACTO IV.
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Escena I
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HADRIO,
CASIRO y
HERACLIO, por distintos parajes, cada uno con una
antorcha en una mano, y la espada en la otra; oscurecido el teatro, aunque no
del todo.
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HERACLIO | Pues, ¿quién pudiera | | sino tus hijos, cuya saña fiera | | ningún miedo conoce, de este modo | | ir registrando este palacio todo? | | En busca de tu vida, que apreciamos | 5 | más que el aliento con que respiramos. | |
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CASIRO | Los tártaros huyeron. Uno, herido, | | que a mis pies, de mis manos ha caído, | | me ha dicho que Selin se ha refugiado, | | de su tártara tropa abandonado, | 10 | al templo que está incluso en las paredes | | de este palacio. |
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HERACLIO | Retirarte puedes, | | y sosegarte un poco. Está seguro | | que escaparse no puede; y yo te juro | | en breve presentarte su cabeza. | 15 |
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CASIRO | Y la de la infelice vil belleza... | |
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HADRIO | Mi mismo acero ha de vengar mi injuria. | | Ya siento renacer mi antigua furia. | | Los tártaros verán que aún no he perdido
| | las fuerzas que en mi brazo han conocido | 20 | en otros tiempos, cuando, en noble guerra, | | azote fue mi brazo de su tierra; | | y si muero en el lance, bien pagada | | será mi vida, cuando esté empleada | | buscando el fin de su carrera honrosa, | 25 | por no continuarla ignominiosa. | |
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HERACLIO | Si a batalla campal, oh Padre amado, | | se hubiese toda la Asia convocado, | | osadía sería no ofrecerte | | el mando de las tropas; de otra suerte | 30 | es esta corta acción. |
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CASIRO | Al punto huyeron | | las tropas, que cobardes combatieron. | | Sólo Selin, con número pequeño, | | sostiene, osado, el temerario empeño. | | Ya tengo, con las tropas, circundado | 35 | el paraje en que se halla refugiado; | | y no merece que tu brazo ostente | | su gran valor, en la acción presente. | | Yo basto, que soy joven, poco experto, | | contra otro joven: prisionero o muerto, | 40 | verás cómo lo traigo. |
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HADRIO | Son tan raros | | los lances de un combate, que a dejaros | | en él, sin mi presencia, ejemplo y mando, | | no me resuelvo; os voy acompañando, | | guiándoos al ataque de este templo. | 45 | Imitadme y seguid. |
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HERACLIO | Señor, tu ejemplo | | no es menester para tan corta empresa; | | y tu salud a todos interesa. | |
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HADRIO | Ya cedo a vuestro ruego, y me retiro. | 50 | Oíd. Traedme al ofensor y a mi hija: | | él muerto y ella viva. Que la aflija | | del cadáver la vista, y se arrepienta. | | Donde miró su amor, mire su afrenta. | | Cuidad que, en lo confuso del combate, | 55 | algún errado tiro no la mate. | | Perdonad a Solaya, os lo encomiendo. | | ¡Ay! No quiero morir, sino teniendo | | el gusto de mirarla arrepentida; | | entonces, con placer, daré la vida. | 60 |
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Escena V
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Los de la anterior, y
SELIN, entre una tropa de circasianos.
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SELIN | Viene cual debe. | | Mientras más desgraciado, más tranquilo. | | ¿Extrañas este aliento y este estilo? | 150 | ¿No sabes lo que debe un alma fuerte? | | Apréndelo, Casiro, con mi muerte. | | La miro ya; no me parece horrible; | | la espero con espíritu apacible. | |
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CASIRO | Y osadía, | 155 | que incita a más rigor la furia mía. | |
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SELIN | Esto no es osadía, ni arrogancia. | | Esto es mirar mi suerte con constancia. | | Esto es saber hacer lo que hacer debo. | | A confirmaros otra vez me atrevo | 160 | en que tranquilo estoy. No lo estuviera | | si culpa mía, y no desgracia, fuera. | | Si peleando, hubiera yo rendido | | mi acero a vuestros pies, y hubiera sido | | vencido por la plebe, temeraria, | 165 | el egregio heredero de Tartaria, | | mi ignominia a mi suerte se igualara; | | pero no siendo así, debe mi cara | | deciros de mi pecho lo sereno. | |
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HERACLIO | Ese vigor, Selin, sería bueno | 170 | si en estado estuvieras de apoyarlo. | |
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SELIN | Entonces no debiera yo ostentarlo. | | Mi espada, no mi lengua os hablaría, | | si tanta fuese la fortuna mía. | | Pero, privado de esgrimir mi espada, | 175 | (a más nobles empresas destinada, | | que la de castigar unos traidores) | | se exhalan por el labio los ardores | | que en mi pecho produce mi nobleza. | | Aprenderéis así, de la firmeza | 180 | que os muestro, de qué modo os castigara | | si mis armas el cielo me dejara. | | Rigor fue de los cielos no dejarme | | armas con que pudiera señalarme. | | ¿Pero qué digo yo? Favor ha sido | 185 | a que debo mostrarme agradecido, | | pues me ofrece ocasión de presentaros | | rara firmeza, entre infortunios raros. | | Nadar en sangre, Heraclio, y en horrores, | | y matar o morir entre furores, | 190 | hazañas son, si bien las consideras, | | comunes a los hombres y a las fieras: | | se ejercen en el bosque y la campaña; | | sólo será del hombre digna hazaña | | superar los acasos de la suerte, | 195 | y en todo estado ser constante y fuerte. | |
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SELIN | ¡Noticia grata! | | ¡Cuánto rubor me quita el que me mata! | | ¡La persona de un Príncipe ultrajada, | | entre tan viles manos profanada! | 200 | Cualquiera muerte, por atroz que sea, | | muestra menos horrores a mi idea. | |
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HERACLIO | ¡Qué majestad! Su voz y su firmeza | | detienen mi rencor. |
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CASIRO | Es sutileza | | para ablandaros. Di, ¿no presenciamos | 205 | la ofensa que nos hizo? ¿Qué aguardamos | | para vengarla? |
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HERACLIO | No, detente, hermano; | | y si tu corazón no es inhumano, | | espera un poco. |
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CASIRO | Heraclio, considera | | que el detenernos imprudencia fuera. | 210 | Tal vez su tropa, al verse ya privada | | de su persona, que es tan estimada, | | por ella volverá, y sus soldados, | | de su afrentosa fuga avergonzados... | |
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SELIN | Sí, circasianos, sí. Tened por cierto | 215 | que si mi gente sabe que no he muerto, | | formada volverá por rescatarme. | | Si prudencia tenéis, debéis matarme. | |
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OFICIAL 1.º | Señor, aquí Solaya llega. |
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SELIN | ¡Oh, cielos! | | ¿Qué? ¿En la muerte me dais tanto consuelo
| 220 | como dejarme ver su rostro hermoso? | |
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SELIN | ¡Acento delicioso! | | Aquí está tu Selin, siempre constante, | | infeliz o feliz, siempre tu amante. | | ¡Ay! Si muero al rigor de tus hermanos, | 225 | sabe que tuyo muero. De sus manos | | si acaso me liberto |
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HERACLIO | No lo creas.
(Matando a
SELIN.) | | Llega, llega, Solaya, porque veas | | tu ignominia y locura castigada. | |
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Escena VI
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Los de la anterior, y
SOLAYA aprisionada.
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SOLAYA | ¡Ay! ¡Qué miras, Solaya desgraciada! | 230 |
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HERACLIO | ¡Muere, Selin!
(Prosigue en herirlo.) |
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SELIN | Sí, mátame... Casiro, | | no sabes el contento con que espiro | | a vista de Solaya... Solamente | | os pido, circasianos, que, indulgente, | | a vuestra triste hermana..., vuestro brío | 235 | no toque... Caiga sobre el pecho mío | | todo vuestro rencor... Mi sangre altiva | | sacie vuestro rigor..., pero ella viva. | |
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SOLAYA | ¿Para qué ha de vivir, si Selin muere? | | Con el mismo puñal, Heraclio, hiere | 240 | mi pecho; con el mismo con que heriste | | el noble seno de mi amante triste. | | Matadme presto. No tardéis, os pido, | | un instante de tiempo, este perdido, | | otro no logrará el rigor severo: | 245 | ver a Selin me matará primero. | |
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CASIRO | Detén, Solaya, tu infelice boca. | | Tu infame acento a más rigor provoca. | | Me avergüenzo, al mirar que no te cubres | | del debido rubor, antes descubres | 250 | más desenfreno, mientras más tu afrenta | | la muerte de Selin te representa. | |
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SOLAYA | Haz lo que quieras; deja que un instante | | al cadáver helado de mi amante, | | si acaso muerto está, mi llanto bañe, | 255 | y al túmulo Solaya le acompañe. | | ¿Selin? ¿Vives, Selin? Príncipe amado,
| | ¿desde que me quisiste, desgraciado, | | vives? ¿Aún no espiraste? ¿Quiere el
cielo, | | como se lo pidió nuestro desvelo | 260 | tan repetidas veces, que enlazados | | tus brazos con los míos, y mezclados | | los últimos alientos, espiremos? | | ¿En unión tan dichosa moriremos? | |
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SELIN | Ya muero... Adiós... Imítame..., constante.
(Muere.) | 265 |
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SOLAYA | Matadme luego, pues murió mi amante. | | ¡Oh, cielos! Pues tan tardos mis hermanos | | están para matarme con sus manos, | | el firmamento, en horroroso estruendo, | | fulmine un rayo, cuyo ardor horrendo | 270 | aniquile mi pecho, ya abrasado | | del amor y la pena que he pasado. | |
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SOLAYA | Aunque fuera | | tal vuestra condición, y tan severa | | que atropellaseis la pasión amante | 275 | con tan áspera fuerza, lo importante | | de mi unión con Selin, que era heredero | | de un Príncipe, tratado lisonjero | | pareceros debía, y decoroso. | | Dejad, viles hermanos, que a mi esposo | 280 | vuelva a bañar mi llanto. |
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SOLAYA | ¡Ay, no! Cerca de mí, guardias, dejadlo. | | Si pretendéis romper tan justos lazos, | | esgriman las cuchillas vuestros brazos | | contra mi pecho, que su amor no olvida. | 285 | Segunda vez le quitaréis la vida, | | matando a su Solaya ¡toda suya! | | ¡Ah! No temáis que su Solaya huya. | |
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CASIRO | Demasiado te abates, y contigo | | a tu familia. No he de ser testigo | 290 | de tal vileza. Muere a mis rigores. | | (Hiriendo a
SOLAYA.) | Éste el fruto será de tus amores. | |
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SOLAYA | Duplica tu rigor, Casiro, hiere. | | Tu hermana, Heraclio, con dulzura muere. | |
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HERACLIO | Casiro, es nuestra hermana; cruel has sido. | 295 |
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SOLAYA | Si por ser fina amante he merecido | | la muerte, que ya veo tan cercana, | | mil muertes mereciera vuestra hermana, | | pues daría mil vidas por su amante. | | ¡Selin, oh, mi Selin!..., muero constante; | 300 | y tu cadáver, que ya veo frío, | | junta el amor con el cadáver mío. | | En breve nuestras almas reunidas, | | serán lo que ya fueron en sus vidas... | | Hermanos, yo os perdono, pues no ignoro | 305 | la fuerza del honor... Vuestro desdoro, | | si acaso resultó de mi ternura, | | con mi muerte lo paga mi hermosura. | | Perdono a vuestro honor... Duros hermanos... | | A mi amor perdonad... Por vuestras manos | 310 | efectos de mi suerte experimento... | | Están escritos en el firmamento... | | En vano lo resisten los mortales | | Sus fuerzas, al destino desiguales, | | son corto obstáculo a tan gran torrente... | 315 | Si no es delito amor, muero inocente... | | Y si es delito..¡oh, cielo soberano! | | ¿por qué hiciste sensible al pecho humano? | | ¡Ay! ¡Quién puede vencer su fortaleza!...
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HERACLIO | La virtud, el honor y la firmeza. | 320 |
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SOLAYA | ¡Firmeza!... ¡Honor!... ¡Virtud!... Ya
considero... | | ¿Pero, qué digo?... Con mi amante muero. | |
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(Cae muerta en brazos de
CASALIA, junto al cadáver de
SELIN.)
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