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ArribaAbajoUNO QUE oye
llega a ser el que eres
y se aplica, se aplica

Uno que oye estremecido
Yo Soy El Que Soy
y se aterra, se aterra

Uno que decide
intentar sólo
estar donde uno está




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ArribaAbajoUNO QUE sabe que es lícito
esperar y practicar milagros
pero no persistir en la arbitrariedad




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ArribaAbajoA QUIEN tempranamente enferma de escritura
una inmunidad difícil le protege
contra las orgías de la certidumbre




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ArribaAbajoEL JARDÍN de lo inesperado
la alcoba de lo inesperado
el laberinto de lo inesperado
la alopecia de lo inesperado
la retorta de lo inesperado
la discreción de lo inesperado
la mazmorra de lo inesperado
los zancajos de lo inesperado
las lágrimas de lo inesperado
la tahona de lo inesperado

Uno que se levanta
bien entrada la noche
a zahorar de lo inesperado




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ArribaAbajoUNO QUE sabe que la palabra azar
viene del árabe flor
vía el golpe de dados




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ArribaAbajoUNO QUE si algo sabe
es que nada puede darse
por sabido




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ArribaAbajoE IGUALMENTE sabe que un verso un solo verso soleado es un estribo
que para sí quisiera el más mondo cráneo zen de California
dispuesto a convertir el revés de su sexo en planisferio




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ArribaAbajoY SABE que viven
Walt Whitman de Manhattan
y Heráclito de Éfeso
en la misma escalera




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ArribaAbajoINCREÍBLE
realmente increíble
que uno que sabe tantísimas cosas
pueda ser tan tonto

o más bien
precisamente
lo esperable




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ArribaAbajoUNO QUE querría sólo oler
sobre la delicada nuca
de todas las mujeres
el cabello fragante




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ArribaAbajoUNO QUE sabe del esplendor extraño
residente en las cosas más sencillas,
beber agua, ser madre, recoger
el perro perdido, cocinar potaje.
Como una larva que fuese ya crisálida y al mismo tiempo
mariposa, todo al mismo tiempo




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ArribaAbajoBAJO LA leche amable de la luna
son diez años más jóvenes

Uno que desprende con extremo cuidado
de las ramas del árbol del cosmos
los senos de ella
su vientre delicado
su sexo estremecido de delicia

Ella que envuelve
la vara hincada en el centro de su ser
con las palpitaciones de un ascenso furioso
a la rama más alta del árbol
riente

(De un coito nacemos;
en cada coito
nacemos)

Bajo la leche dulce de la luna
dos cuerpos nuevos
recién nacidos




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ArribaAbajoUNO QUE pasa como el tiempo pasa, regalándonos
tesoros con los que no se sabe bien qué hacer

Uno que excava, que se excava
buscando los huecos que faltan
a lo completo

Uno que come sardinas con deleite




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ArribaAbajoUNO QUE espera
con enorme confianza
las posibilidades improbables




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ArribaAbajoUNO QUE en el umbral se encuentra
con los animales
el abejorro la ardilla el gorrión el erizo
la urraca el perro el tiburón el mono
allí en el umbral donde ellos acuden
a abrevarse de sueño y de luz




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ArribaAbajoUNO QUE va buscando palabras
como pasta el buey, esta hierba,
lamer una piedra salada, aquellos tallos azules




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ArribaAbajoUNO QUE encuentra
—como en los yacimientos de la fábula—
reservas nunca menguantes
de un alimento dulcísimo
y no perecedero




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ArribaAbajoCOMO SI el tiempo
plegado sobre sí mismo
formase una especie de nido o de marsupio
donde morar, morar en un secreto
de trinos y de lumbre:
los días colmados
de la vida frutal ahí, tan cerca




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ArribaAbajoCOMO UN espacio
junto a cada espacio
un lago junto a cada yermo
pan junto a cada duelo inconsolable

la palabra que acuna
acoge
sustenta

Uno podría llamarlo
lo abierto
inmediato




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ArribaAbajoAH DENGUES y remilgos ante la página blanca
Ah virtuoso manierismo arterial del angustiado

pero la página nunca está tan vacía
como el lienzo del pintor
el silencio del místico
o el cielo del murciélago

entre lo dicho y lo no dicho trenzan
una corona para descansar

todo el lenguaje nos acompaña siempre




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ArribaAbajoUNA SOLA palabra espaciosa
basta para abrigarlo todo

Una palabra nutricia
puede alimentarlo todo

Con una sola palabra dulce
viene todo el amor

y uno deletrea
esa palabra
abierta en lo más abierto de lo abierto




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ArribaAbajoUNO QUE no ignora el embeleso
del despedazado




ArribaAbajo


ArribaAbajoUNO A quien no erotiza
la pasión de excluir




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ArribaAbajoUNO QUE sobre la melodía arcillosa del crepúsculo
traza el mapa
de las desapariciones




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ArribaAbajoUNO QUE apenas soporta su dolor de muelas
¿se atreverá a hablar de los presos políticos,
ijares desgarrados por la tortura?
¿Se acostará cerca del trabajador bananero
a quien han destrozado la rodilla de un tiro
por querer organizar el sindicato agrario?
¿Le lamerá las manos destrozadas al joven ladrón de coches
crucificado contra aquella valla
en la periferia protestante de Belfast?




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ArribaAbajoUNO QUE se repite:
evitar el daño
no desconocer el mal
acariciar el lomo
del animal preñado de palabras

Uno que entonces se apresta




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ArribaAbajoCADA MINUTO del siglo
aterido de su propia sangre
deslumbrado por su propio aliento
entre el sí
y el no




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ArribaAbajoENTRE EL sí y el no
se ha detenido el runrún de las galaxias
han parado sus juegos los cachorros
la mano ha quedado suspendida sobre el seno
el invierno ha aplazado su inventario
la mariposa no acaba de desenrollar su larga trompa

pendientes todos
de esa decisión




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ArribaAbajoUN ESPECIALISTA
en las tormentas en vasos de agua
mientras más allá de la mesa
el horrible huracán devasta el mundo
hasta las últimas lindes y temblores




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ArribaAbajoSER CAPAZ de ver un ser
al menos una vez un solo ser
ser capaz de detenerse y ver
al menos una vez




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ArribaAbajoLLEGAR A ver
lo que nos destruye
Comprender el contorno
de lo que nos destruye
Oír sonar las vísceras
de lo que nos destruye
Pero poder decir
eso que nos destruye




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ArribaAbajoSI CADA instante es absoluto
cuando uno se hunde en él
como la mano en la fresca fuerza del manantial

¿a qué soñar
con la sarna de la inmortalidad o con arcos
bajo los que no podría pasar
ningún animal de respiración dulce?




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ArribaAbajoEL SILENCIO entre las palabras,
el silencio entre las letras,
entre las imágenes el silencio

Y en tales intersticios se puede
preguntar por lo humano
y escuchar la canción del silencio




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ArribaAbajo¿QUIÉN HA puesto esta lumbre en cada cosa,
de manera que en cada recodo del camino
de nuevo cabe izarse al silencio más fértil,
al comienzo otra vez, de mano a mano?
¿Quién puso tanta lumbre en toda cosa?




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ArribaAbajoUNO QUE escribe como si le diera
miedo la oscuridad

mas en realidad le ampara su esplendor,
es su secreto, se sube los calcetines
y sabe que no hay manera de probar

la inexistencia del Diablo




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ArribaAbajoINGENUIDAD DE ese que se cree sacrílego:
un misterio no puede profanarse,
sólo ser olvidado




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ArribaAbajoUNO QUE cavila
sobre la etimología del relámpago:
lámpara del instante,
sierpe golosa de luz, instantánea rúbrica en el cielo
de alguno de los nombres más secretos del Mundo,
rabo del ser que no somos, puerta
abierta y cerrada al laberinto
(todo tiene puertas sin puertas),
punzada de acidez sobre la lengua del cosmos,
inteligencia de lo común, respiración
como una especie —qué especie— de raíz
(todas las cosas las gobierna el rayo),
relámpago, amo.

Cuando esa cuchillada
se ramifica desde el corazón
ha llegado el momento de la luz sin retorno




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ArribaAbajoAMOR MUEVE amor
poesía engendra poesía
lo humano crea lo humano
y todo se decide

en este instante

que uno podría llamar: la majada
de las probabilidades improbables




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ArribaAbajoEN CADA instante
bascula el cosmos entre el sí y el no

El punto de desequilibrio es uno
mismo




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ArribaAbajoEL TIEMPO se está moviendo —lentamente—
hacia el fin del cinabrio y de la fe.
Efectos que obran, lentamente obran
sobre sus causas




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ArribaAbajoUNO QUE barrunta que los días
están esperando la yema
de la metamorfosis




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ArribaAbajoUNO QUE come azar, come manzana,
reverbera heliotropos por si los girasoles,
se gasta magia pobre
pero honrada,
uno que apacienta milagros minusválidos,
describe una cereza, deletrea un poco de yogur,
y con todo lo anterior
traza las lindes de un jardín fresquísimo
donde pasar la tarde




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ArribaAbajoUNO QUE admira a la pálida Delmira
Agustini, los pies pequeños, uñas recortaditas
que un siglo después se hubiera pintado de verde

uno que sobre ella se inclina como al milagro
de una ventana abierta al más allá, el milagro
de esa voz deseante inventando nuevas formas
de ser hombre y mujer

uno que liba leve nieve como en las mejores
playas del modernismo, ay Delmira, ruinas de nuestra vida,
veintiocho años y dos disparos




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ArribaAbajoUNO QUE a todas horas oye: este remedio
pudiera ser peor
que la enfermedad;

mas no por eso se incrementa
su disposición a morirse




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ArribaAbajoUNO QUE ve a otros
leyendo manuales de autoayuda,
El Tao de la sanación, El hombre
autorrealizado, y sabe:
lo que tú no sepas
nadie puede enseñártelo.
Tu palabra del dorso
has de decirla tú




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ArribaAbajoSE LE ocurre entonces que hay que llamarlo
Rimbaldo, el rápido Rimbaldo, y quizá entonces
algún adolescente no menos rápido pensará cómo
un futbolista tan rápido puede haber escrito
tan raras prosas, Una temporada
en el infierno, quizá la amenaza del descenso
a la segunda división, y la mano
quede prendida del papel y el ojo conectado
con la mano, y el veneno verde
penetre lenta pero implacablemente con la noche y se haya ganado
un muchacho insomne y azorado, un despojo
con el que juega carnicera la belleza, un lector




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ArribaAbajoUNO PARA quien el yo debería ser
como una moneda gastada:

ahora en mi mano
ahora en la tuya

ahora cae al suelo

y se perdió




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ArribaAbajoUNO QUE antes de acabar relee
la luz de Whitman:
estos son en verdad los pensamientos de los hombres de todas las épocas y de todos los países; no son originales,
y si no fuesen tan tuyos como míos, no valdrían nada, o casi nada,
si no son el enigma y la solución del enigma, no valen nada,
si no son cercanos y remotos al mismo tiempo, no valen nada,
ésta es la hierba que brota dondequiera que hay tierra y agua,
éste es el aire común que baña al globo

Uno que se repite:
inteligencia
de lo común




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ArribaAbajoUNO QUE a sus 39 años
deja de tener prisa,
la flor lejana no aroma más que la adyacente,
es el libro releído el que libra su secreto,
las tardes son dulces si las subraya el sueño,
en medio de los estrépitos peores
el lecho de silencio
siempre está ahí




ArribaAbajo


ArribaAbajoY BAJO la superficie de los párpados
un planeta no cesa de girar.



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